Capítulo 7

¿Creía en el destino? Durante tanto tiempo pensó que no había sido más que caprichoso con él. Como si se burlara una y otra vez. Cada vez que creía que estaba asegurado, algo ocurría que lo destruía todo. Y está bien, la última vez no tenía a nadie a quien culpar más que a sí mismo. Y a ese maldito, claro. Pero Ross no podía terminar de creer que ahora ella estuviera allí de nuevo. Como si alguien hubiera dejado caer una nueva oportunidad a sus pies cuando menos se lo esperaba.

Al subir a la parte trasera y extremadamente estrecha del mini, Ross captó el aroma familiar de su perfume. Cerró los ojos por un instante y su mente viajó a aquellos días en donde ese era el aroma que perfumaba su vida. Desde antes de despertarse, cuando dormía en sus brazos, impregnado en las sábanas; en su casa, en el sillón donde solía sentarse a ver la tele o a leer, en el escritorio adonde trabajaba. Ese perfume que estaba en el ambiente y que se fue perdiendo día tras días después de su partida, hasta que el departamento que habían compartido pareció quedar vacío, así como su vida.

Ross. Ross… Eres un desastre. Cada vez que miraba a Demelza algo saltaba dentro de él como un delfín. Y uno pensaría que después de veinticinco meses no dolería así, pero dolía. Dolía. El tipo de dolor que hace que uno quiera ponerse a llorar.

"Muévete un poco, ¿quieres?" — exclamó George, empujando contra el hombro del chico sentado en el medio, que a su vez lo empujó a él también.

"Lo siento" – dijeron él y el joven simultáneamente cuando sus hombros se apretaron contra el del otro. Como si de verdad ellos estuvieran aplastando a George, quien se había quedado con la peor ubicación detrás de Caroline que tenía el asiento todo corrido hacia atrás.

Las palmas de sus manos estaban sudorosas. Demelza no había dicho una palabra desde que se habían puesto en marcha. Sólo sus miradas se cruzaron un par de veces en el espejo retrovisor, pero ella volvía sus ojos rápidamente de vuelta al camino.

Ross tragó saliva, como si eso ayudara a mantener todos sus sentimientos bajo control. Sentado detrás de ella podía mirarla por los espejos del auto, estudiarla con más detenimiento sin que ella pudiera ocultarse. Se veía diferente: su cabello estaba más largo pues el rodete se había desprendido en una coleta y el pelo le llegaba casi a mitad de la espalda, y sus gafas - que milagrosamente no habían salido volando en el choque - eran circulares y más grandes y resaltaban sus profundos ojos verdes. Era muy posible que estuviera más hermosa que nunca. Como si estuviera mirando a su gemela idéntica: la misma pero diferente.

Debería decir algo, claramente, pero no podía pensar qué. Ross solía ser bueno en este tipo de cosas, al menos con ella. La primera vez que habían hablado había sido tan natural, dos extraños en ese boliche hablando de nada. Y había seguido así mientras se conocían, cuando nació su amistad. Cuanto desearía poder recuperar algo de la despreocupación que tenía cuando la conoció aquella noche y no tenía la más vaga idea de cuán absolutamente cambiaría su vida.

"¿Y tú quién eres exactamente?" – la pregunta de George interrumpió sus pensamientos. Vio los ojos de Demelza en él antes de desviarse de nuevo adelante.

"Soy Hugh Armitage. Soy músico, tocaré con mi banda en la boda de la señora Blamey."

"¡Poldark!"– Demelza, Caroline y George lo corrigieron al unísono.

"Ross, se suponía que tu traerías a Hugh. ¿Acaso no había lugar en ese enorme Mercedes tuyo?" – ahora era Caroline quien lo miraba por el espejo.

"Habiendo visto como conduce, menos mal que canceló. Sin ofender." – Hugh dijo antes de que él pudiera abrir la boca.

George añadió: "Es que iba a venir con su novia. No iba a viajar con su novia y un tipo a quien no conoce todo el camino hasta Aberdeen ¿no es así?" – Gracias, George – pensó Ross.

Demelza sujetó con fuerza el volante.

"No es mi novia. No tengo novia." – aclaró, como si a alguien en ese auto le importara su situación sentimental.

"Estás saliendo con ella. Es muy atractiva."

Iba a estrangularlo.

"No… solo la vi dos veces, nada más."

"Es muy pronto para presentársela a tu familia, pero de seguro les encantará."

"Gracias, George. Creo que puedo hablar por mí mismo. Ella no es mi novia, ni estoy saliendo con ella, ni con nadie. Es una colega… solo cenamos un par de veces…"

"Mejor que Hugh haya venido con nosotras igual, es divertido y talentoso. Tiene una voz divina." – lo interrumpió Demelza, que habló por primera vez desde que se habían subido al auto. – "Lastima que tu guitarra haya quedado en el techo. Tal vez después podríamos bajarla y subir el regalo de George en su lugar."

"Yo no me separaré de mi obsequio."

"Los pondremos a los dos en el techo entonces." – Judas. Demelza vio como su amiga la miraba de reojo. Parecería una histérica. Debía tranquilizarse. No quería preocupar a Caroline, ya suficientemente accidentado había sido el inicio del viaje. Contó hasta diez… recuerda que prometiste que te comportarías Demelza.

Ross no quería tener que explicarse frente a un extraño, a su viejo amigo, y a Caroline, que por más embarazada que estuviera no quitaba que la última vez que se vieron le había cantado las cuarenta. Era cierto, era una colega y sí, habían sido citas. Un café y dos cenas, pero nada había ocurrido. Había sido un estúpido intento por retomar las riendas de su vida y no sentirse tan patético y tan solo. Y cuando le había mencionado que iría a la boda de su prima – sin acompañante – ella prácticamente se había invitado sola. Y él pensó ¡Bien! Así no tendría que preocupar a Verity que siempre le estaba encima con ese tema y fue entonces que la llamó y le dijo que no podría llevar a su cantante. Porque está bien, lo reconocía. Nueve horas de viaje con una cita a la que estaba intentando conocer y un completo desconocido no le parecía una buena idea. Pero después tampoco le pareció una buena idea llevar una cita. Y, a decir verdad, su colega lo fastidiaba un poco, así que decidió no llevarla. Y para cuando Ross le quiso avisar a Verity que tenía lugar en el auto, ella le ganó de mano y le dijo que Demelza iría también y entonces se olvidó de todo. Mea culpa.

"¿Por qué saliste tan temprano de todos modos?" – preguntó Demelza. La primera pregunta directa dirigida hacia él. "Odias conducir tan temprano por la mañana."

Sorprendido por el comentario, mientras Caroline sacaba de su bolso una botella de jugo de arándanos, apenas llegó a abrir la boca antes de que George se metiera de nuevo.

"Esa afirmación es un poco anticuada." - Dijo aun tratando de ponerse cómodo en su asiento. "Estos días Ross tieneopiniones firmes acerca de comenzar los viajes a las siete de la mañana." Ross miró sus rodillas, avergonzado. Fue Demelza quien le enseñó cuanto mejora un viaje por carretera cuando sales en la espesa tranquilidad antes del amanecer, con el día todavía lleno de esperanza. Aunque tenía razón, cuando estaban juntos él siempre se quejaba de lo temprano que ella les hacía empezar un viaje. Y George sólo lo sabía porque habían discutido sobre la hora de salida hasta que él se puso firme. Él saldría a las siete, si no estaba en su departamento para esa hora se iría sin él.

"¡Bueno, menos mal que salimos temprano!" – Dijo Hugh revisando su teléfono. Con los codos pegados a los costados tanto como era posible. Demelza lo observó a través del espejo. Dios lo bendiga. Parecía una persona positiva. George, en cambio, seguía intentando acomodarse atrás de Caroline, abriendo los brazos y piernas y empujando a Hugh en el proceso con su rodilla que a su vez lo empujaba a Ross aunque no quisiera y este se apretaba cada vez más contra la puerta. Ross suspiró.

"Estaremos justos de tiempo si tienen que llegar para la fiesta de la tarde." – continuó Hugh, al parecer chequeando la ruta en su teléfono. – "Quedan más de ocho horas de camino, pero a un ritmo constante deberíamos lograrlo."

"¿Vas tocar en la despedida de soltero de Andrew también?" – Él chico sacudió la cabeza. La pregunta era un obvio intento por averiguar algo más de Hugh, pero esperaba haber sonado amistoso. Por un horrible momento cuando lo vio en el auto por primera vez, pensó que iba a la boda como el acompañante de Demelza. Y si bien ahora sabía que era el cantante de la banda, sentía una cierta conexión entre ellos. Parecía caerle bien.

"Aunque si ya estamos allí, no me molestaría tocar algo."

"¡Que bien! Puedes venir a la fiesta de Verity." – Exclamó Caroline, entusiasmada con la idea.

Un rato después y todos se habían quedado en silencio de nuevo. Después de esos primeros momentos de contacto visual que le sacudieron el corazón y le desgarraron las tripas, Demelza había evitado su mirada que estaba fija en ella. Mientras tanto, George tamborileaba con los dedos un ritmo fuerte y estúpido en la ventana del automóvil que obviamente la estaba irritando mientras trataba de concentrarse en tomar el desvío por la M40 y evitar entrar a Birmingham.

"¿Podemos hacer que suene algo de música o algo?" – Preguntó George impaciente. Y él supo lo que venía antes de que Demelza presionara play.

Tan pronto como escuchó las primeras notas tuvo que tragarse una sonrisa. Robbie Williams. Demelza amaba a Robbie Williams desde que era una niña. Cuando era su novia solía molestarla al respecto. Diciéndole que sería capaz de dejarlo si tenía la más mínima oportunidad con Robbie, y ella nunca lo había negado. Cada vez que escuchaba alguna de sus canciones no podía evitar pensar en Demelza moviéndose al ritmo de Rock DJ la primera vez que había bailado juntos, o con una de sus remeras viejas en el living de su departamento. Demelza cantando 'Feel' con las ventanillas del coche bajas, Demelza desvistiéndose lentamente con la melodía de 'The Road to Mandalay'...

"Tal vez no esta." - Demelza estiró el brazo para pasar a la siguiente canción.

"¡Me gusta! Déjala." — dijo Caroline subiendo el volumen.

"¿Qué diablos es eso?" - exclamó George arrugando la nariz.

Era 'Something Stupid'. La solían cantar a coro, bueno, él la tarareaba con cierta timidez. Él la parte de Robbie y ella la de Nicole Kidman... 'Y luego voy y lo arruino todo diciendo algo estúpido como: Te Amo.'

"Es horrible."

Ross notó los hombros de Demelza cuadrarse ante su tono voz.

"Es Robbie Williams y Nicole Kidman." – la escuchó decir.

"Me estremezco. ¿A quién diablos le puede gustar esto?" - George resopló una risa burlona.

La vio sonrojarse, un rubor rosa pálido naciendo en la piel de su cuello, y que subió a sus mejillas.

"Esto es lo que vamos a escuchar durante las próximas ocho horas. Así que será mejor que te acostumbres." – Le dijo.

"Ay, por Dios. Es una tortura. ¡Apágalo! Prefiero ir caminando."

"Demelza..."

Ross lo miró fijamente intentando hacerlo callar. Pero él continuaba riéndose con sarcasmo.

"Yo lo preferiría también." – Sus miradas volvieron a hacer contacto en el espejo. Ross sabía que George no le caía bien, ¿Por qué demonios lo había traído?

"Uhmm… ¿Demelza?" – Caroline cortó el tenso aire del ambiente con su dulce voz. – "Cariño, ¿No se suponía que debíamos doblar en esa desviación?" Preguntó señalando la bifurcación que acababan de dejar atrás. En la discusión con George, Demelza se había perdido la salida. Ahora iban directo hacia el tráfico matutino de Birmingham.

"¿Qué?"

Demelza pausó la canción.

"Oh, no. ¡Judas! ¡Me hiciste perder la salida!"

"¿Yo te hice perder la salida? Fuiste y tu estúpido Robbie Williams…" – George se rio, mofándose de nuevo y Ross sintió el repentino deseo de golpearlo en la nariz.

"¡George! ¿Cuál es tu maldito problema?" – Ross siseó entre dientes. La vio a Demelza darse vuelta por un instante para mirarlo, sorprendida tal vez, pero se volvió enseguida hacia el camino antes de que él dijera algo más.

George lo miró de reojo, y dejó de reírse. Dándose cuenta de que había ido demasiado lejos.

"Mmm… no hay otra salida hasta después de Birmingham. Hay que rodearla. Eso nos retrasará… uhm… casi una hora, con suerte." – Dijo Hugh todavía mirando su teléfono.

Silencio.

Después de un momento George soltó una risa de nuevo.

"¡Queremos música de viaje por carretera!" – dijo riendo. "Pon algo de Springsteen, ¿quieres?"

Durante un largo momento, nadie dijo nada.

"Dem…" – la dulce voz de Caroline resonó en el silencio de nuevo. – "Detente en los próximos servicios, ¿?"

"¿Estás bien?"

"Sí, solo necesito usar el baño."

"Sí. Buena idea. Y así podremos dejarlo a George para que haga dedo al costado de la carretera." – lo decía en serio. Y volvió a presionar play. Robbie y Nicole siguieron cantando.


NA: ¡Gracias por leer! Acá les dejo la canción: watch?v=f43nR8Wu_1Y&ab_channel=robbiewilliamsvevo