Capítulo 23

Ross conducía, los Beatles sonaban por el auto parlante y George tenía hambre. Seguramente el resultado de la combinación de esas tres cosas iba a ser malo, pero al menos ella se podía relajar un momento en el asiento del acompañante. O mejor dicho, lo que se podía 'relajar' sentada en un auto junto a Ross.

"Tendrás que esperar" - Ross le respondió a George , elevando la voz por encima de Paul McCartney.

Con Demelza sentada a su lado, todavía lo distraía tanto que tenía que cerrar los ojos cada vez que se movía. Lo que era peligroso, así que intentaba concentrarse en el camino, si no fuera por que George que no paraba de hablar a pesar que sabía que nadie quería escucharlo.

Gracias a Dios por Hugh, aplastado en el medio del asiento trasero, tarareando intermitentemente "Here Comes The Sun" con una dulce melodía que la ayudaba a relajarse.

"¡Ahí!" - gritó George de repente y todos se sobresaltaron. "¡Food-truck! ¡Detente!"

"¡Judas!"

"¡Mierda, George! Ya deja de molestar..." – Exclamó Ross, que desde que habían vuelto a la ruta después de que se les pinchara la goma parecía tener muy poca paciencia con él.

"¡Entra, entonces!" - respondió George con urgencia. A quien al parecer nadie le había convidado nada en su improvisado picnic un rato atrás. - "Necesito comida."

Demelza se giró para mirarlo, hasta ese momento no había dicho nada. "Tal vez sea menos insoportable cuando esté alimentado." - le susurró a Ross, y él no pudo evitar sonreírle.

"En realidad, yo tengo algo de hambre también." – Caroline se sumó desde el asiento trasero.

Ross hizo un gruñido y se detuvo justo a tiempo, frenando de golpe para poder tomar la salida hacia adonde estaban estacionado los camioncitos. Demelza se frotó la parte posterior de su cuello, haciendo una mueca.

"¿Estás bien?" - le pregunto él, mientras buscaba donde estacionarse. Por un segundo quiso que Demelza dijera que no para que él pudiera hacer algo. Revisar su hombro, su cuello, simplemente tocarla. Era una cosa tan extraña y tan tortuosa estar tan cerca de alguien cuyo cuerpo conocía tan bien como el suyo propio, tener su pierna tan cerca de la suya, y ni siquiera ser capaz de poner su mano en su brazo.

"Bien, sí, solo el latigazo de antes creo." - dijo ella. Apartando su rostro, examinando los árboles bañados por el sol a través de la ventana mientras sus dedos apretaban los músculos de su cuello. Las manos de Ross temblaban con la necesidad de cubrir sus dedos con los suyos. Ayudarla a alivianar la tensión. Y todo le traía recuerdos, memorias de ellos, solos, acurrucados en la cama. Él masajeando su espalda para relajar sus músculos tensionados. - "Trata de no ser tan brusco con mi auto ¿si?"

"¡Mira! Hay comida india también..." - exclamó George.

"¿Adonde? Se me hace agua la boca..." - acotó Caroline, que abrió la puerta y se bajó del auto lo más rápido que pudo. Seguida prontamente por Hugh y George, que cerró la puerta al salir, dejándolos a Ross y Demelza solos en el auto por un momento.

"Yo también tengo algo de hambre." - le confesó él.

"Algunas cosas nunca cambian." - Demelza sonrió y abrió la puerta. Ross salió también. Sus piernas estaban algo rígidas cuando se puso de pie. Llevaba manejando menos de una hora, pero el auto era pequeño y lo obligaba a doblar las rodillas más que su Mercedes.

Demelza lo miró cuando se estiró e hizo un sonido como el que hacen los hombres entrados en años luego de estar mucho tiempo sentados, pero desvió rápido la mirada de la piel de su abdomen que quedó al descubierto cuando levantó la brazos y se puso a contemplar el lugar. Estaba en un claro al costado de la ruta rodeado por árboles. Muy parecido a donde se habían quedado por accidente la vez anterior. Solo que esta vez había tres camioncitos estacionados uno junto a otro. Uno vendía hamburguesas, otro comida india y el tercero era italiano y ofrecía pizzas, cannolis y tiramisú. Había algunas mesas canadienses dispuestas en el césped, y unos banderines colgaban de un poste a otro brindando un ambiente de feria. Había un par de tipos con camisetas empapadas en sudor que comían sándwiches de bacon en sus coches, entrecerrando los ojos para protegerse del sol, y una familia estaba sentada en una de las mesas, pero no había fila, y George casi corre hacia uno de los Food-trucks. Caroline lo siguió, pero luego se acordó de su amiga y se acercó a Demelza tomándola del brazo y llevándola hacia la comida.

"Nada de grasas."

"Pero Demelza..."

"Estoy segura de que alguno debe tener una rica ensalada." - Ross caminó tras ellas.

Hugh fue derecho al camión de hamburguesas, y ellos tres se colocaron unos pasos detrás de George a leer el menú.

"¿Cómo te encuentras, cariño? ¿George no te ha vuelto a sacar de las casillas? Sabes que si quieres dejarlo aquí, yo no me voy a oponer." - Caroline habló tan abiertamente, que Ross pensó que se había olvidado que él estaba allí también.

"Me gustaría, de verdad. Pero creo que será mejor que todos lleguemos sanos y salvos a Aberdeen. Después ya no tendré porque volver a verlo. Además, es un invitado de Verity. Y no quiero que nada salga mal el día de su boda. Quiero decir, para ella." - Demelza se dio vuelta, y aparento hacer una seña en su dirección. Y algo pareció encogerse dentro. Pensó que estaba haciendo avances con Demelza. Que ella no lo aborrecía tanto como, bueno, como hace algunas horas.

"Ross, ¿sabes si Verity invitó a Elizabeth a la ceremonia?" - George preguntó, uniéndose al grupo. Ya había hecho su orden y ahora debía aguardar a que su pedido estuviera listo.

El corazón de Demelza dio un vuelco. Solo escuchar el nombre de esa mujer le ponía los pelos de punta. ¿Acaso Ross seguía en contacto con ella?

Las miradas de las dos amigas se volvieron hacia él, y la verdad era que eran algo aterradoras.

"No lo sé, George. Hace tiempo que no hablo con ella." - Respondió él, con ganas de dar una respuesta mas precisa. Hace dos años que no hablo con ella.

"Oh, lástima. Hubiera sido agradable que todos nos juntáramos de nuevo. ¿Quién sabe? Quizás si vaya."

"Elizabeth no está invitada a la boda." - Dijo Demelza. Verity se lo había dicho, para evitar cualquier aprensión de su parte. - "Ya no es su cuñada, así que Verity no tenía porque invitarla. Además, Francis llevará a su nueva pareja, sería algo incómodo tener a su ex allí ¿no lo crees?"

"Ella todavía es la madre de su hijo. De seguro Geoffrey Charles estará allí. No me extrañaría que ella vaya también."

"Pues si tu eres tan amigo de Elizabeth ¿Por qué no sabes si ella va a ir o no?" - preguntó Caroline. Sí que era lista. - "Seguro ella fue la primera en hacerte a un lado al separarse de Francis."

Demelza no sabía adonde mirar. Y mas que nada no quería mirar a Ross, pero sentía sus ojos clavados en ella. Parecían quemarla.

"Yo solo decía." - concluyó George. George siempre la había preferido a Elizabeth por sobre ella. Tal vez porque ella no lo toleraba y no sabía disimular muy bien.

"La próxima será mejor que te lo calles." - lo escuchó decir a Ross. Y por primera vez George pareció echarse atrás y bajar la cabeza.

Fue una coincidencia que justo en ese momento el chico del Food-truck llamara al número cuarenta y siete, que al parecer era el número que tenía George. Demelza respiró profundamente. Parecía que ese viaje consistía de un momento de paz, seguido por uno completamente desquiciado. Pero para su sorpresa, el nombre de Elizabeth dicho frente a ella ya no tenía el mismo efecto que antes. Ya no se sentía cohibida por ella, por que ella ya no tenía ninguna importancia. No le podía importar menos. Tal vez era porque Ross le había confirmado lo que su prima ya le había dicho, que ellos no tenían ningún contacto. Eso era el pasado, al menos el de ella.

"¿Por que no me dicen lo que quieren ordenar y se van a sentar?" - Dijo Ross, y recién entonces Demelza lo miró.

"Si, es una buena idea. Ya he estado de pie lo suficiente." - aceptó Caroline y se alejó lentamente rumbo a las mesas adonde Hugh ya estaba sentado con una gran hamburguesa frente a él.

"Uhm..."

"Demelza..."

"Ensalada para Caroline, o uno de esos sándwiches de vegetales pero sin nada picante. Para mi unos nuggets con papas."

"Di..."

"Ya te dije que no me llames así."

"No te vuelvas a enojar conmigo, por favor."

"¡No estoy enojada!... no lo estoy. Tú estás en todo tu derecho a seguir viéndola."

"No lo hago, ese es el punto. Hace dos años que no hemos vuelto a hablar. No después de..."

"Ross... está bien. Te creo. Te creo. Solo no quiero volver a revolver todo eso."

Él apenas movió la cabeza asintiendo. Él no quería volver a pensar en aquello tampoco.

"George solo está siendo un idiota, como siempre. Eso es todo."

"Eres muy amable al no dejarlo tirado aquí. Yo ya lo habría hecho."

Ella suspiró. "Soy misericordiosa, ¿no es así?"

"Eres una buena persona. La mejor persona que jamás conocí."

Demelza sintió sus mejillas sonrojarse bajo su mirada. Judas. ¿Cómo podía ser que después de todo ese tiempo, después de todo lo que había pasado, él siguiera teniendo ese efecto en ella?

"Bueno. Como la buena persona que soy, iré a quitar los sobres de ketchup de la mesa."

Dios. Era tan hermosa en verdad. Por dentro y por fuera.

"Oh, toma." – Dijo y amagó a sacar dinero de su billetera.

"No, yo invito."

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"Ross invita." - dijo al sentarse junto a su amiga y Hugh. George también estaba allí, pero ella evitó mirarlo.

"Que lindo de su parte. Creo que sería capaz de hacer cualquier cosa." - Añadió en voz baja solo para que ella escuchara.

No, solo estaba siendo amable. Siempre había sido así. Nunca habían tenido riñas por dinero. Él era caballero, pero también se adaptaba a los tiempos en que vivían. Sí, él pagaba cuando salían a cenar, pero ella lo hacía también. Nunca dejó de aceptar el alquiler por su habitación, aún después de que se pusieran de novios, aunque después se lo gastara en mercadería para los dos. Había sido fácil con él, simple en ese sentido. Ella sabía que no era sencillo para todas las parejas. Sin ir más lejos, Caroline tenía mucho más dinero que Dwight, y a él a veces no le resultaba sencillo lidiar con ello. Y eso que era un cirujano. Quien pagaba por la boda había sido toda una disputa.

Un momento después, Ross caminó hacia ellos con una bandeja repleta en sus manos y se sentó junto a Hugh y frente a ellas y repartió la comida.

"Aquí tienes, Caroline. Demelza te ordenó el sándwich vegetariano pero además te traje un pastel de manzana."

Caroline sonrió de oreja a oreja. Demelza puso los ojos en blanco. Y se le hizo agua la boca al sentir el aroma a canela.

"Oh, cariño. Eres muy considerado."

"Tu niña se lo merece después de todo lo que ha pasado hoy."

Que cursi, le daba nauseas.

"También te traje uno para ti, Demelza."

¡Siii!

"Gra-gracias."

Todos empezaron a comer. Era increíble como la tensión puede generar hambre, aunque cabía decir que los snacks no reemplazan a un buen almuerzo. Así que supuso que estaba bien, y ya habían perdido tanto tiempo que detenerse por media hora no haría mucha diferencia. Caroline estaba comiendo como si alguien fuera a robarse su comida. Estaba casi segura de que ni siquiera estaba masticando.

"¿Qué?" - Le preguntó con la boca llena al notar que la estaba mirando. - "¡Estoy embarazada!"

"Esa es tu excusa para todo." - Demelza sacudió la cabeza, mirando a Hugh y Ross frente a ella que también reían. Su ex luciendo dolorosamente sexy, incluso mientras comía tocino y huevo, lo cual es muy difícil de hacer de manera atractiva.

"No lo es. Cuando nazca la niña mi excusa será que tengo una hija. Todas las madres son distraídas. Es cierto, lo leí en algún lado. Algo pasa adentro de la cabeza de la mujer durante el parto... ¿Demelza? ¿Estás bien?"

Demelza se había puesto blanca. Había algo en su garganta.

Demelza tosió pero seguía ahí, y era difícil respirar. Podía sentirlo justo en la parte superior de su garganta. Fuera lo que fuera, se sentía enorme, como una pelota de golf, y su respiración se aceleró demasiado. Estaba empezando a entrar en pánico. Alguien le golpeó en la espalda, justo entre los omoplatos. Fuerte. Un pequeño bulto salió volando de su boca y pudo respirar de nuevo. Demelza se puso de pie y se dobló, jadeando por aire. Tenía arcadas y un sabor ácido en su garganta. Le dolió el cuello de nuevo, un dolor desagradable y caliente como cuando lo giras demasiado rápido.

"¿Estás bien ahora?"

Se enderezó lentamente y se dio vuelta. Era George. La estaba mirando con preocupación, fue él quien le dio la palmada en la espalda. Era el que estaba sentado más lejos, pero fue el más rápido en llegar junto a ella. Ross y Hugh se habían puesto de pie también, alarmados, pero George fue el primero en reaccionar.

"Estoy bien." - dijo con algo de dificultad. Ahora Ross estaba a su lado ofreciéndole un vaso con jugo. Sus ojos recorrieron su rostro, fruncía el ceño. La sensación de su mirada en ella de repente era tan familiar que se sonrojó a pesar de la aspereza en su garganta, recordando cómo solía mirarla, antes.

"¿Segura que estás bien?" - le preguntó.

Ella asintió bebiendo del vaso. Cuando terminó, tragó saliva y se secó los ojos. Todavía podía sentir dónde estaba, ese nudo en su garganta.

"Todo esta bien, Creo que había un hueso de pollo en los nuggets."

George empezó a retroceder de vuelta a su lugar.

"George… Gracias." - George la miró, pero no dijo nada, solo movió ligeramente la cabeza.

Miró a Ross, estaba mirando a George también, pero se volvió cuando sintió su mirada. Y cuando la miró a los ojos… su expresión era tan tierna. Hacía que le duela el corazón. No debería estar mirándola así, no en ese momento y frente a todos. Y fue entonces que se dio cuenta de que Ross estaba acariciando su espalda y ella se había recostado contra él. Se enderezó de inmediato.

El sol pegaba fuerte. Ross la seguía mirando, acariciándola de forma ausente. Caroline tenía una mano sobre su pecho, se había asustado también. Hubo un plop, y de repente la mirada de todos bajó, siguiendo el sonido. A Hugh se le acababa de caer el huevo frito entero por detrás de la hamburguesa. Está allí, flácido y pálido y lleno de aceite, justo al lado del trozo de pollo que ella acaba de escupir.

Demelza se apartó de Ross y sin decirle nada volvió a su lugar al lado de Caroline que tocó su espalda también apenas se sentó.

"Me imaginaba que este viaje por carretera sería un poco más glamoroso de lo que resultó ser." - dijo Caroline después de asegurarse que su amiga estaba bien. "¿No es así?"

"Cuidado, Armitage." - dijo George, señalando la hamburguesa de Hugh. - " Estás a punto de perder el tocino también."