Hola a todos! No saben lo feliz que estoy, porque esta pequeña historia cada día le gusta a más gente y me dejan review. No deseo traumar a nadie y aún quedan muchas historias que involucraran también a otros personajes XD Y bueno, agradecimientos a Thomas Astruc por tan genial serie y sin nada más qué decir… COMENZAMOS!

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Capítulo 9

Muñeca.

Se creía antiguamente que las muñecas guardaban un alma y ese espíritu se enlazaba más con la muñeca o recipiente que tuviese algún objeto personal de la persona que hacia semejanza...

Félix se negó a seguir leyendo y Plagg no hizo ninguna broma a su portador.

-Deberías ya dormir. Es tarde y un Chat Noir cansado no sirve de nada.- por primera vez Félix tuvo que darle razón pero sentía que no podría dormir recordando lo que pasó dos días atrás...

La maestra les había pedido de tarea buscar un objeto antiguo que ya no se utilizara en la época actual y lo expusieran en clase. Para su suerte Allan y Allegra serían sus compañeros, dejando a una Bridgette algo desilusionada. Mejor así. No creía poder aguantarla. Pero no tenían idea que clase de objeto exponer por lo que Allegra había sugerido ir a una tienda de antigüedades. Y después de media hora ya se estaba arrepintiendo.

-¿Podemos elegir algo rápido? Estoy exhausto.- Allan se ríe al encontrar unas mascaras de carnaval llenas de plumas.

-Vamos viejo, no seas agua fiestas, al menos di que te has zafado de las clase de chino por este día.- Félix suspiro, tenía que darle la razón. Tomó un viejo teléfono de una rueda integrada y Allan revisaba una caja llenos de casetes.- Anda pero que viejo.

-No es viejo, solo la tecnología avanza demasiado rápido en ciertas cosas. ¿Dónde está Allegra?

-¡Chicos vengan!- los chicos fueron a buscar a su amiga entre el laberinto de cosas y al encontrarla estaba dándoles la espalda.

-¿Que encontraste Allegra?- preguntó Allan y la chica giró con cierta gracia.

-¡Ta-da!- ambos jóvenes vieron en las manos de su amiga una vieja muñeca de porcelana, blanca, de caireles rubios como el trigo, de grandes ojos azules y un vestidito azul de holanes blancos con zapatitos negros de charol y calceta blanca.- ¿A que es mona?

-¿Nos llamaste por una muñeca?- se quejó Allan y Allegra le miró molesta.

-No es una muñeca cualquiera, es una muñeca antigua, en vez de coleccionarlas las niñas jugaban con ellas y los padres mandaban a hacerlas a la semejanza de sus hijas y se las regalaban.

-¿Cómo sabes que es tan antigua?- preguntó Félix cruzándose de brazos.

-Porque tiene el sello de una antigua casa de muñecas, lo sé porque mamá me contó que mi bisabuela tenía una muñeca así con el mismo sello, miren, justo en la suela del zapatito.- ambos lo vieron aunque la suela parecía un tanto gastada.- Vamos a llevarla con nosotros. Seguro sacamos un diez.- Félix torció la boca al ver la muñeca.

-Pienso que podríamos buscar algo más estilizado que eso.- dijo señalando con claro desprecio a la muñeca.

-¿Pero qué dices? Si estas muñecas tienen una gran historia.

-Es horrenda.- dijo sin importarle el ceño fruncido de la rubia.

-Pues seguro Allan tiene mejores gustos que tú. ¿Verdad Allan?

-Y-Yo... sin ofender Allegra pero si llegase a tener niñas seguro no les compraba algo así.

-¡Hombres! No entienden el buen gusto.- de repente el viejo dueño aparece en una esquina.

-Ah, vaya los encontré. Perdonen pero voy a cerrar temprano, ¿Ya encontraron algo de su interés?

-Esta muñeca señor.- comentó muy contenta apenas vio que los chicos iban a abrir la boca, el dueño miro la muñeca curioso y la tomó buscando una etiqueta de precio.

-Qué raro, no recuerdo tener a esta. ¿Seguros que se la quieren llevar?- Félix se dio cuenta que hasta el dueño pensaba que era fea.

-¡Sí señor!- contestó Allegra.

-Bueno, pasemos a caja. Se las daré muy barata para que se la lleven.- Allegra siguió al hombre y Allan suspiró.

-Ni modo. Vamos viejo.- Félix gruñó a lo bajo. Pero al ver hacia el dueño estaba seguro que los ojos de esa muñeca estaban clavados en él.

-Genial, es de esas muñecas que te siguen con la mirada.- al salir de allí Allegra le tiende la muñeca.

-Toma Félix. Cuídala.

-¿Disculpa? Tú la quisiste, tú te la quedas.

-No puedo. Es que la gata de mi madre si la ve seguro la rompe y eres el único que no tiene mascotas.

-Allan tampoco.

-Recuerda que me adopte a un perrito hace poco.- le dijo Allan y Félix recordó a su perro salchicha manco.- Si lo ve dile adiós.- Félix lanzó un suspiro y tomó la muñeca.

-Está bien. Pero me cobraré esta.- dijo comenzando a irse escuchando atrás a Allegra.

-¡Cuidado que es delicada!- caminó por el parque para cortar camino. Y en el trayecto se encontró con Claude que al parecer había tenido la misma idea.

-Hola Félix. ¿Cómo van con el trabajo?

-Fatal. Allegra nos hizo comprar una horrorosa muñeca antigua y ahora yo soy quien debe guardarla.

-Auch. Eso duele. ¿Es esa? Lo siento, pregunta tonta.- la inspecciono y arqueo una ceja.- Creo que es de esas muñecas con cabello real.

-¿Cómo?

-Es que antes usaban el pelo de las niñas para hacerle sus muñecas. Eso fue hace muuuuuchos años.

-¿Y ustedes que encontraron?

-Mi novia tiene un montón de cosas viejas en su casa y otras muy interesantes, Bridgette encontró un tocadiscos que funciona.- Félix torció la boca, aquello sonaba mucho mejor que la muñeca.- Bueno, te dejo. Suerte Félix.- se despidió y Félix suspiró para ver a la horrenda muñeca un momento. Al llegar a la mansión puso la muñeca en el librero de su cuarto de pie y Plagg que salió de la mochila sintió un escalofrío al verla.

-Esa cosa me da mala Félix. ¿No puedes ponerla en otra parte?- Félix tenía que admitir que la muñeca era inquietante.

-Primero vamos a cenar. Estoy exhausto.

-¡Ya hablas mi idioma!- voló ocultándose en el chaleco de su portador y Félix apagó las luces cerrando la puerta antes de salir. La cena fue de lo más normal, solo con Natalie. La asistente de su padre se le acercó a punto de terminar su cena.

-Tu padre me acaba de avisar que hay una tormenta y su vuelo se retrasó. Por lo que llegará mañana en la tarde.

-Entendido. Gracias por la cena.- se levantó de la mesa con desgana.

-Por esta noche me quedaré en la mansión para hacerte compañía.

-Gracias.- aunque lo hizo sentir como un crio se alegró un poco de no estar solo con Plagg en la mansión. Fue a su cuarto, abrió la puerta y al encender las luces se paralizó de ver la muñeca ligeramente volteada hacia él, mirándole fijamente, Plagg al sentir esa leve tensión en su portador se asomó y al verla gritó.

-¡Mejor quémala! ¡Deshazte de ella!

-T-Tranquilo, seguro la acomodé mal y por eso se giró.- dijo manteniendo la compostura. Fue hacia ella, tomó la muñeca para llevarla al escritorio y ponerla en un cajón.- Listo.

-Félix te lo digo, no me gusta, tiene algo...

-Plagg te lo estás imaginando. Mejor come algo de queso y a dormir. Necesito una ducha.

-¿Me vas a dejar solo con eso? Mejor me baño también.

-No es sábado.

-Me importa poco. Prefiero no quedarme solo en el mismo cuarto que eso.- Félix lo miro sorprendido aunque sinceramente lo entendía. Después del baño Félix salió secándose el cabello con una toalla y con el pantalón azul del pijama, no pudo evitar mirar de reojo hacia su escritorio. Se puso la parte de arriba del pijama y antes de apagar la luz vio a Plagg esconderse bajo la bandeja donde estaba su queso.

-Vaya, ¿quién diría que eres un gatito asustadizo?- Plagg apenas asomó su cabeza y siseó antes de volver a ocultarse, Félix sonrió al ver a Plagg así, era gracioso. Al final apagó las luces y al fin su cabeza tocó su almohada permitiendo que el sueño llegara a él.

Estaba en una casa, no su casa, pero era un poco grande grande, de madera, estaba en un pequeño recibidor donde había una mesita con un bonito jarrón con claveles frente a una bonita y pequeña escalera. Escuchó un ruido arriba, parecía una especie de quejido. Subió con cierta cautela pero consciente que alguien podrí estar en peligro. Al subir vio cuatro puertas, dos en cada lado, la de su izquierda estaba entre abierta y al abrirla abre grande los ojos al ver a una chica con la cabeza colgando de la cama, amordazada con un pañuelo y con los ojos abiertos, estuvo a punto de maldecir retrocediendo y abriendo otra puerta donde vio a un hombre en la cama con sangre en las sabanas y una mujer en el suelo boca abajo en un charco de sangre, casi cae pero escuchó otra vez el quejido. Corrió hacia otra de las puertas, esta vez la última a su derecha y vio una escena horrible. Allí una niña pequeña de no más de seis años, de largos caireles rubios y con un pijama rosa, estaba encima de otro niño de cabello oscuro que estaba atado y amordazado, y una de las pequeñas manos de la niña estaban sobre su cuello en la otra sostenía unas tijeras .

-¡Detente!- gritó pero estaba seguro que esa no era su voz. La niña le vio y sonrió de una manera nada infantil tomando un objeto que él no había divisado, una muñeca de blanca piel, con caereles y un vestido azul.

-¿Vienes a jugar conmigo?- su tono de voz le heló por completo la sangre y justo vio como la mocosa saltaba del borde de la cama hacia él con las tijeras en su mano y sin soltar a la muñeca.

Félix de repente sintió una fuerte presión en su cuello, como si algo duro estuviese apretando su tráquea. Pero fuese lo que fuese desapareció cuando escuchó a Plagg gritar.

-¡Félix! ¡Félix!- respiró y tosió para al abrir los ojos ver los ojos verdes del kwami.

-¿Plagg? ¿Qué rayos?

-¡Fue la muñeca! ¡Te estabas quejando y al asomarme esa cosa estaba sobre ti!- Félix tosió por última vez antes de girar y ver a la muñeca tirada a un costado de su cama.

-Plagg, si esta es una de tus bromas…

-¡No es una broma!- Félix chasqueó los dientes.

-Se acabó, voy a deshacerme de esa...- pero al voltear para recoger a la muñeca ya no estaba en su sitio, Félix se levantó sobre su cama pero no podía ver nada ante tantas sombras que había en su cuarto. En una esquina se escucharon unos piececitos correr y una risa de niña, Félix sintió su cuerpo helado.- ¡Plagg Transfórmame!- al fin transformado sus ojos podían ver perfectamente en la oscuridad y en el segundo piso vio algo pasar con velocidad. De un salto llegó al segundo piso a su biblioteca personal.- ¡Sal donde quiera que estés engendro enano!- la risa vuelve a escucharse muy cerca de él y entonces observa los libros del segundo estante caer, se quita y salta hacia la parte más arriba del librero cuando siente algo punzante pincharle la mano que lo obligó a bajar de nuevo. Agradecía que su traje fuera ultra resistente porque seguro su mano estaría sangrando. Un montón de libros cayeron en hileras, Chat dio un salto hacia atrás en una ágil maroma y bajó a la planta baja para no recibir daño alguno. Los libros dejaron de caer casi de inmediato.- ¡No te tengo miedo enana! Adelante, lanza tu mejor golpe.- y apenas la vio venir, una figura que no supo definir apareció a su lado derecho casi encima de su cabeza, apenas se pudo mover y sintió un corte en su frente. Vio aquella figura moverse ahora ocultándose tras su cama. Chat tenía su bastón listo. Esperó hasta que la vio surgir, apenas y le divisó los caireles su bastón le golpeó y mandándola hasta el otro lado de su habitación cerca del escritorio. Se acercó con cuidado, seguro de haberla al menos roto la cabeza cuando de repente la vio surgir tras de su silla lanzándose hacia su cara lanzando un chillido agudo, Chat vio esos ojos azules, grandes, de vidrio y sin pensarlo extendió su mano.- ¡Cataclysm!- la atrapó de la cabeza y una especie de grito gutural salió de esa cosa que quedó reducida a nada. Chat Noir suspiró aliviado. De repente escucha pasos en el pasillo y la puerta se abre encendiendo la luz.

-¡Félix! ¿Estás bien?- Natalie vio al joven en el centro de la desordenada habitación, se acercó a él sin importarle el desorden al ver un hilo de sangre en un costado de su frente.- Por Dios, ¿qué te paso?- Félix sonrió levemente ante la preocupación de la mujer que seguro no se había dado cuenta vestía con un pijama pantalón rosa de ositos y el cabello suelto echo un desastre. La abrazó y suspiró. Volvía a sentir que tenía a su madre.

-Todo está bien. Ya está bien.- Natalie no supo cómo reaccionar ante un Félix con las defensas bajas, pero sonrió y le correspondió el abrazo antes de separarse y llevarlo a curar.

Félix estaba en su cama leyendo y con un parche en el lado de la herida. Todo había quedado en un allanamiento, al parecer el sistema de seguridad falló por completo y alguna loca fanática se había introducido y escapado por la ventana. Agradecía a Plagg que abriese la ventana para hacerlo más real. Félix se disculpó con Natalie y su padre por no pedir ayuda, pero había sido un momento de pensar rápido y defenderse. Su padre al escuchar la noticia no importándole la tormenta que había en donde estaba, condujo hasta llegar a un helipuerto donde pagó para que lo transportaran lo más rápido posible, quizás no lo pareciera, pero su padre de verdad se había asustado. Su padre mandó a cambiar el sistema de seguridad por completo y cuando Félix dio una descripción de su atacante casi pudo escuchar a su padre decir una amenaza silenciosa contra esa persona, de largos caireles rubios, vestido como de muñeca, y unos grandes y saltones ojos azules. Pero ante todo no había podido dormir bien y su padre le había ordenado guardar cama tres días. Ya se cumplía su tercer día, mañana volvería a la escuela, pero aunque pareciera que leyera la realidad era que tenía a Plagg en su regazo.

-Me estás diciendo que uno de mis antecesores, peleó contra una mocosa.

-No fue una pelea, veras, Miss Ladybug y Black Cat fueron héroes de hace tiempo en Londres, habían detenido a un tal Jack The Ripper y después enfrentaron una serie de asesinatos a niños.

-¿Jack The Ripper?

-Historia muy larga que no voy a contar chico. Pero volviendo, Black Cat sospechaba que el asesino de niños podría tratarse de una mujer al encontrarse un mechón de cabello rubio, y gracias a Miss Ladybug pensaron que la culpable era una mujer que trabajaba en una tienda de dulces de la zona, pero la realidad fue diferente. Black Cat llegó primero, salvó al niño y esquivó a la mocosa pero cuando esta quiso atacarle nuevamente resbaló y cayó por la ventana. La verdadera asesina había sido la hija de la mujer. Se armó mucho revuelo pero todo se resolvió y Miss Ladybug y Black Cat adoptaron al niño y comenzaron una familia.

-¿Qué edad tenía mi antecesor de esa época?

-Un poco mayor, igual de cabezota que tú al principio.- Plagg mueve las orejitas y vuela a esconderse, Félix escucha los pasos de Natalie acercarse.

-Félix una compañera de la escuela viene a dejarte unas notas.- dijo Natalie desde la puerta y Félix asintió.

-Gracias Natalie.- ya sabía de quien se trataba.

-Hola Félix.- dijo Bridgette algo cohibida, para asombro de Félix parecía... tranquila y temerosa.

-Pasa.- ella asintió y le tendió una libreta.

-¿Cómo te sientes?- Félix tomó la libreta y revisó la impecable caligrafía en que estaba escrita.

-Mejor.- dijo cortante y Bridgette bajó los hombros y sonrió un poco dolida por como dijo la respuesta.

-Me alegra mucho. Habrá examen de química la próxima semana y también hay que hacer un ensayo de literatura de un libro de cualquiera que viene en la lista que está escrita allí.

-Mmm...- Bridgette suspiró a lo bajo, cuando se enteró se aterró por él, y en el camino tenía el corazón en mano pensando seriamente en bajar un 80% sus acosos, y aunque se sentía aliviada no pudo evitar sentirse mal tal vez creyendo que Félix no quería tratar con otra acosadora.

-Y...- Félix notó la indecisión de Bridgette, de verdad le parecía extraño verla así.- Todos te mandan esto, es una cartulina con todos los mejores deseos para que te recuperes. I-Iba a ser una carta pero Claudia usó casi toda la hoja para escribir, puedes ver su mensaje completo en un cuarto de esta.- Félix tomó la cartulina viendo lo que escribieron o dibujaron sus compañeros.- Y también vine porque Allegra me pidió que viniera por una muñeca para su presentación.- Félix se tensó.

-Ah... se rompió. Dile que tras lo ocurrido la muñeca se rompió.

-Oh, bien...- Félix la vio morder el labio antes de que se atreviera a volver a hablar.- Félix, ¿es cierto que era tan terrorífica como dice Allan?- Félix pareció pensarse la respuesta.

-Peor.- Bridgette rió a lo bajo.

-Vaya, pues Allan se pondrá contento. Y me alegro no haberla visto. Detesto las muñecas.- Félix arqueó una ceja.

-¿En serio?

-Sí. Me creerás loca pero de niña tuve una mala experiencia con una vieja muñeca de mis abuelos, juro que la muñeca se movía por las noches. Pero debes creer que son tonterías. Pero juro que cuando tenga niñas nunca le compraré una muñeca.- al terminar de hablar vio que Félix la miraba con grades ojos sorprendido.- Ammm, lo siento. Dije algo tonto. Será mejor que me vaya para que descanses.

-Van a servir la merienda, si quieres puedes quedarte.- Bridgette al escuchar aquello casi quiso gritar pero se contuvo y asintió.

-Me encantaría.- ni siquiera Félix supo porque lo hizo, tal vez por la empatía de haber compartido una experiencia parecida, o tal vez porque no quería estar solo. Sea como sea en esos momentos la presencia de Bridgette le hacía sentir bien. Y además... mejor mandarla contenta para que enfrente a una furiosa Allegra en su nombre.

Y… espero les haya gustado! Gracias a todos por sus reviews XD No saben lo feliz que me hacen. Y gracias, en serio, gracias de todo corazón por su apoyo. Y quién será el próximo en contar una historia? Alya? Chloe? Alguien más? Adivinen! Y bueno, ya sin nada más qué decir aparte de que dejen review y nada de tomatazos… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!