Hola a todos! Gracias por seguir leyendo estas historias dedicadas al mes, oh cielos estoy tan emocionada con los spoilers y ¿ya vieron a la abuela de Marinette? Si no es así quedarán tan emocionados como yo, que buena genética ganó Marinette XD Y bueno antes de empezar debo decir lo siguiente: Esta historia está basada en hechos reales, por ello pido discreción y de favor solo aviso que la clasificación es T por algo. Y bueno, ya sin nada más qué decir… COMENZAMOS!

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Capítulo 16.

Libro de piel.

Porque hay libros que es mejor no tener. Y Félix Agreste aprendió esta lección a la mala…

Uno de los pasatiempos de Félix en su tiempo libre era ampliar su biblioteca, por eso no era extraño que deambulara por las librerías de Paris por algo que captase su interés. Saludó al viejo encargado ya entrado en años y de curioso bigote. Este revisó los estantes llenos de montones de libros viejos y amontonados. Podía oler la antigüedad de cada uno y se encontraba con alguna que otra persona buscando lo mismo que él. Se fue hacia una mesa llena de libros e enciclopedias antiguas. Revisaba cada uno con cuidado de no dañarlos o amontonarlos entre sí. Y justo entre el montón, al final, encontró un viejo libro de cuero corrugado. Lo tomó y lo abrió con cautela, las paginas estaban pegadas ante la presión de los libros encima pero al verlo vio que era un diario, escrito en puño y letra por alguien, una escritura pulcra y ordenada, escrito en italiano. Torció la boca, apenas y sabía algo de italiano, su padre había preferido que aprendiese chino que el idioma del país vecino, no lo entendía pero quería saber qué decía ese diario, así que guiado por la curiosidad felina, lo compró.

-No entiendo por qué compraste un libro que ni siquiera puedes leer.- le dijo Allan al otro día en la escuela, era justo lo mismo que Plagg había dicho.

-Sentí curiosidad. Es un diario antiguo, mira, data del año de 1888, tal vez tenga algo interesante.

-¿Y vas a traducirlo?

-Pediré que alguien lo haga por mí.

-¿A quién vas a pedirle ayuda? No me digas que a Lila.- Félix gruñó.

-Ni loco. Debe haber alguien más que sepa hablar italiano.

-Pues Aly sabe un poco pero dice que la mejor de la clase de italiano es Bridgette.- Félix sintió un escalofrío.

-No.

-Oh, vamos, ¿qué es lo peor que puede pasar?

-Que su nivel de acosadora llegue a un nivel de por demás alto y algún día termine en el sótano de su casa atado de pies y manos.- Allan se rió.

-Ella no tiene sótano.- Félix le fulminó con la mirada.- Bien, como quieras. Pero al menos deberías intentarlo, ella es excelente en italiano, o aprende el idioma por tu cuenta, con todas las clases y actividades que tienes...- Félix soltó un bufido, miró a Bridgette hablar con Aly y Allegra, las tres chicas rieron de algo que dijo la pequeña chica de coletas. Suspiró y miró a Allan.

-No sabes cuánto te odio.

-Me amas, admítelo.- Félix solo afiló su mirada y se levantó de su lugar para ir donde las chicas. Estaba a espaldas de Bridgette y tosió para llamar su atención. Cuando volteó Bridgette sonrió ampliamente y su mechón de cabello parecía un corazón.

-¡Félix! Hola.

-Hola... Me dijeron que eres muy buena con el italiano, y... necesito un favor.- dijo con esfuerzo notando las sonrisas burlonas de las amigas de Bridgette.

-¡Claro! Lo que quieras.

-Bien, necesito que me leas o traduzcas este libro. ¿Podemos vernos después de clases en la biblioteca?- dijo apretando los dientes y Bridgette casi parecía a punto de gritar.

-¡Sí! Por supuesto. Sí.

-Bien. Adiós.- dijo yéndose donde Allan y todo su ser se erizó ante el grito de loca que soltó.

-Bien hecho viejo.

-Te detesto.

Bridgette vio a su amado Félix irse con Allan, sonrió.

Bridgette llegó a la biblioteca corriendo, la encargada le dio una mirada de advertencia y en silencio la chica de coletas avanzó hacia la parte de atrás donde había una mesa muy escondida y Félix le esperaba.

-Hola, siento la demora pero tuve que ayudar a Claude y me tomó más tiempo de lo normal.

-No importa, toma.- le tendió el libro y Bridgette al observarlo una extraña sensación la invadió, tomó el libro que Félix le tendía y el cuero le pareció áspero y corrugado.

-Oh, vaya.- abrió a la primera página, permaneció viendo esta por un rato y Félix suspiró con cierto fastidio.

-Si no puedes entenderlo puedo buscar a alguien más.

-Oh, no eso lo que me molesta, lo siento es que su tacto es... raro.

-Lo había notado. Pero puedes leer ¿sí o no?

-Sí puedo.

Noviembre de 1888

Nuestro navío está cargado de nuevos tesoros listos para febrero, hemos tenido un viaje cansado y la tripulación quiere descansar y tocar tierra. Hombres pobres que no están acostumbrados al mar pero se embarcan por algún dinero o botín compartido. Espero dentro de un par de semanas llegar a Verona, donde se nos será recompensada nuestra proeza con un buen festín.

Félix miró a Bridgette con grandes ojos, no podía creer que de verdad supiera italiano, ¿o es que se lo inventaba?

-Lee más por favor.

-Claro.- por la siguiente hora Félix escuchó la voz de Bridgette, imaginándose al autor del barco que se había dado a conocer como el Capitán. Y este relataba como habían viajado por todo el océano Índico en busca de tesoros que nunca detallaba, pero que llevaría a Italia. Cuando Bridgette terminó la nota correspondiente ella cerró el libro y bostezó.

-¿Qué pasa?

-Debo regresar. Prometí ayudar en la cafetería.- Félix no se había dado cuenta de la hora, y recordó que no podía retrasarse demasiado para poder estar fresco en la sesión de fotos de mañana.

-Es verdad...- dijo con un gruñido y Bridgette volvió a bostezar, la verdad era que estaba exhausta desde la noche anterior, había hecho la patrulla con Chat Noir hace unos días pero el felino por error le tiró encima agua de una canaleta al apoyarse en esta, estaba helada, sucia y ¿ya había dicho sucia? Regresó a casa para darse un baño y evitar un virus pero al parecer el virus empezaba desde anoche a emerger haciéndola sentir somnolienta, para ella era mala señal, ya que después tendría fiebre, temblores, tos o mocos al último en ese orden. Al parecer no podría trabajar esa noche en el vestido que quería terminar para Allegra. Si no quería enfermarse entonces tendría que dormir extra temprano.

-Lo siento. Pero si gustas podemos seguir leyendo el libro mañana, digo, solo si tú gustas.- corrigió de inmediato y Félix asintió.

-Está bien.- Bridgette estaba que tocaba la estratosfera, le había dicho que sí a volver a quedar, se mordió la lengua y sonrió.

-Entonces hasta mañana, Félix.- cuando se fue, Félix se dio cuenta que eran los únicos en la biblioteca. Y Plagg se asomó de su chaleco.

-Vaya, vaya, ¿acabas de citar a la chica a una segunda cita?

-No es una cita. Solo va a leer lo demás del libro.

-Igual suena cita, tú y ella, lo único malo es que será con este extraño y viejo libro.

-Puede tener cosas interesantes. Y no es una cita.- recalcó cada palabra y Plagg solo se rió de su portador.

La tarde y noche fue la rutina de siempre, hacer los deberes, leer, revisar la computadora por si había algo nuevo acerca de Ladybug o cualquier otro villano. Y por fin cansado se preparó para ir a la cama. Su sueño era profundo, tranquilo, estaba acostumbrado al tic tac del reloj del pasillo fuera de su cuarto. Todo estaba bien hasta que algo lo despierta, una respiración, una fuerte respiración que debe reconocer no son los molestos ronquidos de Plagg, y al abrir los ojos ve a lado de su cama la figura imponente de un hombre, quiso gritar pero una gran y callosa mano le tapó la boca y como si fuese un animal salvaje, rápidamente se inclinó y Félix gritó de dolor al sentir los dientes clavarse en su hombro izquierdo sintiendo la sangre salir ante la fuerza que ejercía y gritó más, más fuerte al sentir algo ser arrancado de su hombro y... despertó. Félix estaba bañado en sudor, se levantó corriendo al baño y al revisar su hombro estaba intacto. Tardó en calmarse, sentía la boca seca, bebió un poco del grifo y se dio otra ducha, una de agua caliente para calmarse. Al salir Plagg estaba flotando justo enfrente de él.

-¿Paso algo chico?

-Nada, solo una pesadilla. Vuelve a dormir.

-Muy bien... aunque te ves pálido. Nada que un buen queso no alivie.

-Paso.- dicho aquello se puso un pijama limpio y se acostó nuevamente, solo durmió un par de horas hasta que el despertador sonó. Al llegar a la escuela Allan fue el primero en saludarlo.

-¡Félix! Wow, ¿mala noche?

-Algo así.

-Y bien, ¿cómo te fue con Bridgette?

-No estuvo tan loca si eso quieres saber.

-O sea que estuvieron tranquilos.

-Algo así. Quedamos en otra reunión para seguir leyendo el libro.

-Oh vaya...- le miró con ojos pícaros y Félix rodó los ojos.

-No es una cita. Así que deja de verme así.

-Claro, claro.- fueron al salón de clases donde Allegra tenía la mano sobre una Bridgette que estaba dormida en su lugar con su rostro apoyado en sus brazos.- Parece ser que no eres el único en dormir mal.

-Shhh, chicos por favor.- les dice Allegra en voz baja.- La pobre no se siente bien. Al parecer le va a dar un resfriado.

-Auch. Que mala pata.- dijo Allan y Félix observó a Bridgette dormir hasta que Claudia llega.

-¡Felichoo!- le da un efusivo abrazo y ante sus gritos Bridgette despierta algo perezosa. En poco la maestra llega y las clases comenzaron. Al avanzar las clases Bridgette estaba como si nada, la chica alegre estaba contenta de que volvería a pasar un rato con Félix, en cuanto Félix necesitó un café extra cargado para poder seguir con las clases. Bridgette había vuelto a leer otro extracto del libro, eran solo notas de la obtención de unos valiosos cuadros y un descanso en puerto. El hombre del diario se mostraba como un hombre culto y experimentado y Félix se sintió en cierta forma identificado con aquel hombre. Al terminar esa hora en la biblioteca Bridgette sintió un escalofrió y casi maldijo a lo bajo, pensó que se había librado del resfriado pero al parecer el virus seguía en su cuerpo.

-Hasta aquí.- dijo Bridgette ocultando su malestar. Félix la miró molesto.

-¿Por qué te detienes?- dijo ya que el capitán estaba a punto de llegar al puerto de Italia.

-Estoy cansada y necesito avanzar a las tareas. Lo siento Félix.- pero la falta de sueño puso de mal humor al rubio.

-Como sea.- le arrebató el libro sin ninguna delicadeza y se fue dejándola sola y dolida por su actitud. Al salir caminó molesto hacia el parque para ir a casa cuando Plagg se asoma.

-¿Pero qué te pasa?

-No me pasa nada.

-Te has enojado con esa chiquilla por no querer seguir leyendo tu tonto libro. Aparte que te hace el favor de hacerlo haces un berrinche de un niño mimado.- Félix se detuvo y pasó su mano por su rostro. Plagg tenía razón, esa rabieta no era algo que normalmente haría, ni como Chat Noir haría algo así.

-Me disculparé mañana.

-Bien dicho, ahora a casa que me muero de hambre.- Félix decidió quitarle importancia, ya se disculparía mañana con Bridgette. Llegada la noche se alegró de no tener patrulla, sentía no ver a su lady pero necesitaba recuperar las horas de sueño perdidas, así que ni dieron las diez ya estaba en la cama ante las burlas de Plagg. Volvió a tener un sueño tranquilo, todo iba bien hasta que despertó con la garganta seca, se olvidó de llenar un vaso de agua así que somnoliento se levantó pero al dar el primer paso cayó al suelo, maldijo a lo bajo y a mirar sus piernas sus ojos se abrieron de golpe al ver un rastro de sangre de donde había estado antes su pierna derecha, gritó tan fuerte que en poco la luz se encendió en poco.

-¡Félix!- al voltear vio a su padre también en pijama y al ver su pierna estaba allí y no había sangre.- ¿Qué ocurre aquí?- Félix se levantó y miró a su padre.

-Y-Yo... nada padre. Solo una pesadilla. Una muy real.- su padre suspiró, Félix le pareció escuchar algo de alivio en ello pero su padre puso su típica expresión estoica.

-Vuelve a dormir Félix, es tarde.

-Lo siento padre.- se levantó del suelo y su padre se marchó. Plagg salió y miró preocupado a su portador flotando enfrente de él.

-Chico ¿qué paso? Ese grito despertó a media ciudad.- dijo ya que la habitación del padre de Félix estaba en la otra punta de la mansión y con lo gruesas que son las puertas ese grito fue algo explosivo.

-No pasa nada. Vamos a dormir...- pero no durmió en lo que restó de la noche.

Al otro día Bridgette no se sentía bien, cancelaria la patrulla con Chat esa noche alegando que estaba enferma, daba gracias que mañana seria sábado. Tenía las mejillas sonrojadas y aunque Aly y Allegra le preguntaban si se sentía bien ella sonreía para quitarle peso a su estado. Y cuando creyó que al fin podría irse a casa el grueso libro cayó frente a ella asustándola a ella y Aly.

-¿Vas a la biblioteca?- Bridgette miró a Félix con ojos cansados. No le interesaba mucho la vida de un viejo marinero que buscaba obras de arte. Y además seguía algo dolida por su actitud de ayer de la que no se disculpó.

-Yo... prometí ayudar a mi tío en la cafetería, no me puedo quedar.- el ceño de Félix se profundizó.- Lo siento mucho...

-Si ibas a hacerme perder el tiempo no hubieras aceptado desde el principio. Voy a pedirle a Lila que me ayude.

-¡No! Yo... puedo traducirte el libro por escrito. Déjamelo y te enviaré notas a tu correo.

-Me parece bien.- dijo resignado pero en un tono de fastidio que le dolió y tomó el libro.

-Adiós...- salió del salón con prisa sin importar la voz de Aly. Cuando se fue la morena volteó para ver al Agreste con una ira centellante en sus ojos que le hizo estremecer.

-¿Eres idiota? ¿Es que no viste que Bridgette estaba mal?

-¿Enferma?

-¡Sí! Ha tenido fiebre todo el día y tú te pones a dejarle una tarea estúpida.

-Ella pudo haberse negado.

-Ay por favor... ese ruin chantaje que usaste fue suficiente para convencerla. Me das asco.- Aly se fue sin importarle que Allan estaba tras de ella. Félix se sintió culpable. Regresó a casa de mala gana, tuvo sus clases de chino y piano sin problemas pero no podía alejar ese sentimiento de culpa y después pidió que lo llevaran a una librería de Paris que tenía montones de libros viejos y de colección, ni Plagg le había dirigido la palabra enfurruñado.

-Vas a tener que hablarme tarde o temprano.

-No siempre seré la voz de tu consciencia. Pero volviste a hacer mal. ¿Por qué estás tan obsesionado con ese libro?

-No lo sé, supongo que me obsesiona el capitán del diario. Siento que me identifico con él. Habla que desea ser libre del yugo de la sociedad y es como me siento como con mi padre.

-Pero esa no es razón para comportarte como un patán.- Félix suspiró, tenía que admitir que se estaba pasado.

-Tienes razón. Voy a ir a su casa a pedirle el libro y darle una disculpa.- había tomado un par de libros y fue a con el encargado cuando algo llamó su atención. Dentro de una repisa de vidrio que no había visto antes había un libro casi idéntico al suyo y se acercó como hipnotizado a este.

-¿Bonita reliquia no?- presumió un varón de veintitantos, sabía que era el hijo del dueño y le recordaba algo al hermano de su compañera Alyx.

-Sí. Se parece a un libro que tengo. El cuero se parece bastante.

-¿Un libro igual? ¿Dónde?

-En una antigua libreria. ¿Este libro también es un diario?

-¡Por supuesto! Este es un diario de un soldado nazi. Y debo decirte que tienes una pieza única e invaluable.

-Ya veo...

-¿Y ya lo has leído?

-No todo, solo el principio.

-Bueno. Puedes venderlo, los coleccionistas te darían muy buen dinero por el dependiendo de qué tan viejo sea. Yo tengo este en subasta.

-Mmm, ¿Por qué el cuero es tan correoso? Pensé que mi libro estaba así por la antigüedad pero...

-¿No lo sabes?

-¿Qué cosa?- el joven sonrió de lado.

-Supongo que no has llegado a esas partes. Pero bueno... estos libros son especiales porque no son diarios cualquiera, son diarios de caníbales reales.- Félix abrió grande los ojos y perdió más color de su usual palidez.

-¿Qué?

-Sí, inició por los años de 1700, los asesinos caníbales relataban en estos diarios sus viajes y actos de canibalismo. Eran muy detallistas en cada uno de sus relatos.- el tipo parecía extasiado de relatar aquello como lo más interesante del mundo pero Félix sentía que su estómago se revolvía, el sueño, la visión de su pierna cortada, no lo podía creer... estaba a punto de vomitar- Y lo más interesante es que esto no es cuero, es auténtica piel humana.- Félix tiró los libros, ¿piel humana? Sus manos temblaron al recordar esa textura en el lomo, salió corriendo a como sus piernas le daban, el chofer le miró extrañado pero no le dio tiempo a siquiera preguntar o gruñir cuando Félix le cortó.

-A la cafetería Dupain -Cheng, ¡AHORA!- el hombre obedeció, no por la orden en sí sino por el tono en que lo había dicho, como si temiera que algo horrible fuese a ocurrir.

Bridgette estaba cabeceando y una tos interrumpió su trabajo.

-Bridgette ya basta, no puedes seguir así, necesitas descanso.

-Estoy bien Tikki, solo término este capítulo y me voy a la cama.

-¡No! Te vas ahorra mismo. Y vas a llamar a Chat Noir para decir que no vas a ir. O yo iré personalmente.

-Lo siento Tikki. Te estoy preocupando. Pera deja termino esto y me voy a la cama, lo prometo.

-Félix solo se está aprovechando de ti.

-Tikki...

-Sabes que digo la verdad.

-Sabes Tikki... me dolió mucho su actitud. Pensé que sería feliz pero... no lo sé.

-Bridgette...- Tikki miró a su portadora preocupada, sabía que le había dolido la actitud del rubio, tal vez demasiado y estando enferma se sentía más sensible. Leyó hasta donde tenía escrito.

... Para nosotros fue un honor que el mismo Savoranola nos diese las gracias por los tesoros que trajimos, cuando nos ofreció quedarnos aceptamos, el Carnaval sería un acontecimiento único, ya quería ver la gran pira encendida, aunque tal vez estuviese ocupado cuando pasase.

-Oh... vaya, creo que a Félix no le gustará esto.

-¿Qué cosa?- preguntó Tikki.

-Veras Tikki hace muchos en Italia hubo un hombre llamado Savoranola que decía que el arte, la literatura y demás eran malas, por eso usaba el Carnaval de Verona para que la gente recolectara todas esas cosas y las tiraran hasta formar una enorme montaña de objetos de arte y las quemaban. Cuando Félix se entere que su capitán era uno de los seguidores de Savoranola no creo que guste que le siga leyendo sobre él.

-Pues sería lo mejor.- Bridgette se rió de la actitud de Tikki, obviamente estaba molesta con Félix en cambio ella... bien, no sabía si sentirse algo decepcionada. -¡Achoo!- Bridgette comienza a estornudar una y otra vez, cuatro estornudos seguidos, definitivamente no estaba bien.- Rayos… se me está tapando la nariz. Se acabó. Hora de dormir.- tomó el libro para dejarlo en otra parte fuera de su vista.- ¡Achoo!- un fuerte estornudo hace que lo suelte y este se abre casi a la mitad. Bridgette suspira y al agacharse y tomarlo ella queda pasmada al ver entre líneas lo que dice.- Pero qué es esto...- sus ojos viajaron renglón a renglón del diario y cada palabra la aterraba más.

... Hemos vuelto de la gran cacería con éxito. Pude encontrarme a una jovencita de no más de quince, tal vez menos y los demás mujeres u hombres dependiendo gustos. El carnaval se creó para el deleite de la carne, pues bien puedo decir que me deleité con aquella jovencita en más de una vez, y gracias a los gritos y música de fuera nadie supo cómo una y otra vez poseí a esa joven de todas las maneras posibles. Pero la posesión final fue la culminación de todos mis placeres. Puedo decir que es sorprendente la forma en la que una niña puede gritar sin cansarse, pero aquello solo fue un estimulante para inspirarme a cumplir con mi mayor deseo. Primero fueron sus labios, carnosos, suaves, chilló cuando sintió mis dientes en esa suave carne mientras seguía moviéndome cada vez más excitado, bajé a su cuello, mordiendo, marcando los lugares donde después mis dientes volverían a encajarse sin contemplaciones. Y al llegar a sus montes, aun sin desarrollar, pero redondos como dos turgentes melocotones los saboree antes de...

Tiró el libro horrorizada. No quería seguir leyendo tales atrocidades, sintió sus lágrimas caer de su rostro ante tal horror. Y al retroceder no deseando estar cerca del libro su espalda chocó contra algo y al voltear hacia arriba ve una figura oscura, era como si estuviese cubierta de arriba a abajo de una sombra que impedía verlo pero lo que pudo ver claramente fueron unos chuecos y grandes dientes. El señor Dupain ya estaba por cerrar, ya iba a cambiar el letrero de cerrado a abierto cuando vio la limosina detenerse enfrente y bajó un joven que conocía muy bien como el chico que gustaba su dulce sobrina. Abrió la puerta pero se antepuso a la puerta no dejándolo pasar.

-Buenas noches. Lo siento pero ya cerramos y Bridgette no se siente bien.

-Es urgente por favor, necesito verla.- hubo algo en la expresión de Félix que le pareció hablaba en serio y de repente el grito de Bridgette rompe con aquella extraña atmosfera que empezaba a formarse. Félix aprovechó el espacio que hizo el señor Dupain al girarse al escuchar el grito y subió los escalones de tres en tres con una agilidad digna de Chat Noir sin importarle que detrás de él estuviesen los tíos subiendo y su chofer. Al llegar al cuarto que estaba en penumbras encontró a Bridgette que estaba en el suelo, la tomó en brazos y cuando se encendió la luz, gracias a la tía de la chica, vio una fea cortada en su frente.

Bridgette despertó al otro día, al ver alrededor se encontraba en un cuarto de hospital, blanco y sobrio. Sus tíos que estaban a su lado la abrazaron aliviados. Al parecer su resfriado empeoró y se golpeó la cabeza con su escritorio, los médicos dijeron que le darían en alta apenas y el doctor lo autorizara. Aly y Allegra la visitaron y la morena le echó la bronca de su vida al descuidar así su salud; Claude, Allan y hasta Sam la fueron a visitar poco después con un pequeño arreglo floral, Bridgette se sintió apenada ante tales atenciones como si hubiese salido de una operación. Solo tenía unas suturas en su frente y un parche cubriéndola. Pero ella sabía que no se había hecho esa herida cayendo. Tikki la había salvado cuando fuese lo que fuese que la atacó la hirió apenas. Tikki por suerte había permanecido oculta y ahora en la soledad del cuarto, porque casi obligó a sus tíos a irse para no descuidar el local, Tikki aparecía.

-Entonces fue el libro...

-Efectivamente, por eso te sentiste incomoda la primera vez que lo tomaste, las o los portadores del miraculous desarrollan un sexto sentido en cuando a ciertos peligros.

-Entiendo... Tikki, ¿e-es verdad que Félix me trajo aquí?

-Ajá. Llegó de repente y gracias a él y a su chofer fue que te trajeron al hospital.- Bridgette no pudo evitar un sonrisa algo boba de solo imaginarse que Félix la tomó en sus brazos para traerla, se sumió en sus pensamientos ignorando a Tikki hasta que tocan a la puerta.

-Escóndete Tikki.- susurró la joven y Tikki obedeció.- Adelante.- la puerta se abrió y Bridgette se sorprendió de ver a Félix, parecía dudar en entrar y traía su mochila.- Félix...

-¿Puedo pasar?

-A-Adelante.- Félix pasó y se sentó en la silla a un lado de la cama que horas antes había ocupado su tía Sabine.

-Quería pedirte perdón. Por todo.

-No tienes que disculparte.- dijo aunque el que Félix le pidiera perdón a ella era algo que calentaba su pecho como un dulce bálsamo.

-No. Tengo qué. Fui un estúpido estos días y no me preocupé por ti. Y estoy muy arrepentido por ello.- de haber podido Bridgette se hubiera acercado y tocado su hombro, lo intentó pero el vial de su mano le hacía imposible acercarse y Félix notó aquello y como resignada bajó la mano.

-Está bien. Ya no importa.

-Sí importa, porque todo esto es mi culpa.

-¿D-De qué hablas?

-Sobre el libro.- los ruidos del hospital y el ir y venir de pacientes y personal quedaron en el olvido ante lo que ambos se contaron. Félix casi parecía querer golpearse cuando Bridgette le comentó lo que descubrió y estuvo a punto de abrazarla cuando la vio temblar con cierto miedo y asco en su rostro. Al terminar Félix abrió su mochila mostrando aquel libro que los había atormentado.- Voy a deshacerme de él. Hay alguien que parece más que interesado en él.

-No.- le dijo Bridgette con expresión seria y resoluta.- No sería justo pasarle esto a alguien... sería algo cruel y horrible.- Félix la miró y asintió. Tenía razón, no podía dárselo a alguien más para que sufriera.

-Entonces tengo una idea.- Félix había ayudado a Bridgette a salir del cuarto. Subieron a la azotea donde con un cubo de basura y un encendedor que después regresaría a su dueño, Félix encendió el libro. Ambos vieron ese libro arder, las páginas se retorcían de forma extraña y la piel se oscurecía más y se rompía. Bridgette estaba envuelta en una sábana del hospital y su cabello suelto ondeaba un poco por el aire de la azotea. Félix pasó su brazo alrededor de ella, Bridgette se sorprendió pero no dijo nada, solo se quedaron allí hasta que el libro se transformó en cenizas que volaban con el viento. Bridgette se sintió mejor pero Félix no, recordó al joven de la librería, con una gran sonrisa ante la mención del otro libro, otro diario que encarnaba la maldad y degeneración humana de la forma más pura y retorcida posible. El olor amargo y dulce de la piel quemada fue amortiguado por el dulce aroma a vainilla de Bridgette, y esperaba, que quien sea que tenga o encuentre otro diario de piel... lo destruya, antes que el libro a él.

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Uff, espero que les haya gustado, gracias a todos por leer y por favor nada de tomatazos. Dejen review y sin nada más qué decir aparte de que una disculpa si algo los perturbó. UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!