Cielos! Estoy desatada. He aquí otro capítulo que me ha encantado escribir, y que por cierto, algunos de los fans de los especiales de Esperanza en Paris podrían reconocer. Y bueno, ya sin más preámbulos y agradecimiento a Thomas Astruc por tan genial serie… COMENZAMOS!

Capítulo 21.

El fantasma del baño.

La música no paraba de sonar, la gente bailaba, reía o estaba sobre la mesa de bocadillos, y Félix… ya deseaba irse a casa. Sin embargo, una parte de él no quería. Y esa maldita parte de su sistema no lo hacía por culpa de Bridgette Dupain-Cheng.

La vio en una esquina hablando con Luka Couffaine, era extraño el sentimiento que tenía por este, le agradaba y respetaba en cierta forma, pero sentía algo retorcerse cuando le veía tan cerca de Bridgette y esta se sonrojaba o tartamudeaba como si solo le funcionase media neurona. Y ahora verla con ese disfraz lo desquiciaba.

Félix iba vestido del fantasma de la ópera, con un regio traje con una combinación entre negro y verde, hubiese desechado el disfraz que le recordaba un poco a Chat Noir si no hubiese sido por la máscara que cubría la mitad su rostro. Luka tenía un disfraz de hombre lobo que le quedaba muy bien debía admitir, pero Bridgette... ¡Maldición! Estaba tentado en estrangularla con sus propias manos. Bridgette vestía con un corsé negro y naranja y una falda hecha de pedazos de telas color naranja y tul negro pero tan corta que dejaba al descubierto sus largas y torneadas piernas que llevaban unas medias de telarañas y botines cortos negros con un dije rojo; sus manos estaban cubiertas con guantes de encaje negro en forma de telarañas transparentes, sus uñas estaban puntadas de naranja, llevaba una pequeña capa traslucida que dejaba ver sus hombros llenos de pecas y más porque llevaba el cabello recogido en un elegante moño alto con un broche sombrerito naranja con una pluma negra y descaradamente tenía puesto un collar negro con un gato negro, mismo que le había regalado como su alter ego felino.

¡Ella es mía!

Gritaba Chat Noir pero Félix acallaba esa voz. ¿Por qué debería molestarle? Bridgette era solo una compañera como Félix y amiga de Chat Noir. Y salía ganando si lograba que se enamorara de Luka, así ya no la tendría detrás de él todo el tiempo.

Pero no quieres eso, ¿verdad?

Su consciencia tenía el deje burlón de Chat Noir que le molestó. Sin entender de todo lo que pasaba por su cabeza.

-¿Que tanto ves?- a su lado estaba su acompañante. Kagami, le miraba como si lo estudiase. Ella había optado ir a la fiesta con su traje de esgrima, nada diferente a como la veía la mayoría del tiempo, pero al menos iba "disfrazada". Y se le veía que no disfrutaba mucho de la fiesta como él.

-Solo estoy viendo algunos disfraces.

-La mayoría son tan infantiles, sin ofender.- Félix movió los hombros como señal que el comentario no le afectaba. Sin embargo había buenos disfraces, si descartaba a la mitad de chicos que iban como los héroes de Paris.- Deberíamos irnos. Esto es una pérdida de tiempo si no la pasamos al menos bien.

-Le prometí a mi amigo quedarme hasta tarde. No voy a faltar a mi palabra pero si deseas irte esperaré contigo a que vengan a recogerte.- ahora fue Kagami quien movió los hombros de forma desinteresada.

-Entonces me quedo. Seria descortés de mi parte irme antes que tú.

-Gracias.

-¡Hey, Félix!- el joven vio a Claude que iba disfrazado como un zombie.- Oye, Allan te está buscando para el reto del fantasmaaaaa...- pronunció lo último con voz tétrica y Félix rodó los ojos.

-Ya veo porque me dijo que me quedara.

-Vamos amargado, será divertido.

-Menuda tonterías se les ocurre a tus amigos.- dijo Kagami con cierto fastidio y Félix estaba listo para darle la razon cuando vio por el rabillo del ojo a Allegra, que vestida como un fantasma, se llevaba a Bridgette y Luka.

Tú sabes que quieres ir, no te hagas del rogar.

Apretó los labios formando una línea recta.

-Sería interesante ver que se tiene entre manos.- tanto Kagami como Claude se sorprendieron por la respuesta pero Claude sonrió y sin más lo tomó de las solapas y lo llevó a donde estaban los demás.

Se dirigían ido a los baños que estaban en el fondo cerca de la biblioteca, al irse acercando solo había un puñado de alumnos y al avanzar apenas las luces del instituto concentradas en el centro iluminaban el oscuro pasillo. Pudo distinguir a Allan que iba como vampiro y a Aly como una bruja. Allan parecía muy metido en su papel.

-¡Bienvenidos valientes! He aquí estamos frente a uno de los lugares más tenebrosos de la escuela. Donde hace muchos años ocurrió el más horrible evento documentado en la escuela.- dijo señalando el baño de niñas. Félix se puso a lado de Bridgette que no lo notó, porque estaba más concentrada en Allan. Así que "sin querer" le dio un leve toque con su brazo y cuando ella volteó a verle ahora era él quien ponía atención a Allan.- Hace muchos años había una chica que asistía a esta escuela y era atormentada por sus compañeras y un día en su crueldad la encerraron en el cubículo del baño. Lo que no sabían, era que ella era claustrofóbica. Ella gritó, lloró, pero nadie podía escucharla y en su miedo sentía las paredes más y más pequeñas a su alrededor. Tomando ante su desesperación una medida drástica y fatal. Cuando un profesor la encontró debido a su ausencia, vio una visión que lo dejó loco de por vida. Las paredes estaban cubiertas de sangre y la chica yacía sentada en una esquina del baño, cubierta de su propia sangre… con sus ojos en las manos. Se dice que un año después, en el aniversario de la muerte, las chicas responsables de atormentarla, fueron descubiertas en sus casas, muertas... y sin ojos. Se cuenta que en la noche, puedes ver por el reflejo del espejo a la chica sin ojos que busca unos nuevos para símisma.

Los pocos que estaban eran una mezcla de fascinación, incredulidad y temor. Felix estaba entre los segundos pero al girarse vio a Bridgette que pertenecía al tercer grupo.

-¡Y ahora! ¿Quiénes se atreven a entrar en el baño y esperar al espectro? Vamos, una pareja.

-Menuda tontería.- se escuchó murmurar a Kagami y Aly que la había escuchado frunció el ceño claramente molesta. Por lo que cuando sonrió ampliamente Allan que la miraba ya suponía lo peor.

-¡Tengo a los voluntarios!

Bridgette y Félix fueron empujados al frente y Allan sonrió ampliamente.

-Bien chicos, solo deben estar adentro unos diez minutos, y cuidado con el fantasma.

Ambos gritaron cuando los empujaron desde atrás y fueron encerrados. Bridgette se abrazó a si misma mirando a todas partes y Félix suspiró con claro fastidio.

-O-Oh cielos, espero que al fantasma no le dé por aparecer.- Félix rodó los ojos.

-No vas a creer eso, ¿o sí? Obviamente fue un invento de Allan y Aly.

-¿En serio? ¿Crees eso?

-Sí.- caminó y se miró en el espejo para luego darle la espalda apoyándose en uno de los lavabos.- Solo debemos esperar a que pasen los diez minutos y saldremos como si nada.

-V-Vale.- ella se quedó a lado de un cubículo cerrado, quedando mirando al espejo no deseando estar de cerca de este por si "algo" decidía salir de él.

Por alguna razón la siempre parlanchina Bridgette ahora estaba callada. Parecía como si lo más interesante del mundo fueran sus pies. Y eso le molestó. Hace unos minutos no paraba de hablar y reír con Luka. ¿Por qué ahora lo ignoraba?

Entonces la vio pasar sus dedos por el borde de la falda. ¿Qué estaba haciendo? Su otra mano pareció masajear lentamente su hombro y cuello de una forma que le parecía… le parecía tan... sacudió la cabeza. No, no podía pensar así de ella, era Bridgette, solo Bridgette.

-Mmmm...- sintió su cuerpo estremecerse de pies a cabeza, ¿aquello había sido un gemido? Vio su mano izquierda masajear su cuello y hombro, pasando por su clavícula por el dije de gato, y su otra mano acomodaba su media pasando por su pierna casi levantando la falda y...

-¡¿Podrías dejar de hacer eso?!

-¿Qué? ¿Qué cosa?

-¡Eso!- la señaló y Bridgette se sonrojó al darse cuenta de que quizás se malinterpretara lo que hacía.

-Ah, lo siento. Es que estoy algo cansada, terminé el disfraz a último minuto y a veces la media se baja y... ¿cuánto tiempo crees que haya pasado?

-Unos cinco minutos, creo. ¿Por qué? ¿Te aburres?

-Eh, no. Claro que no.

-Pues no lo parece.- se quiso morder la lengua, ¿le había dicho un reclamo? Bridgette lo miró sorprendida y bajó la mirada.

-Bueno, no quiero que se preocupen. Kagami te está esperando afuera.

-Y a ti Luka.

-¿Tiene eso algo de malo? Es un buen amigo, como Claude.

-Efectivamente.- soltó gruñendo y Bridgette lo miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué estas molesto? Luka es tu amigo también.

-Pues parece que busca algo más.- Bridgette se sonrojó pero esta vez no apartó la vista, sino que se enfrentó a su mirada.

-¿Y qué? ¿Tiene algo de malo?- una tensa cuerda se rompió en su interior y de dos zancadas Félix azotó su mano en la puerta del cubículo, encima de la cabeza de Bridgette que lo miró sorprendida. Hasta su mechón se puso tieso.

-Lo tiene... porque Kagami no me importa, ella no es tú. Y tú Bridgette eres...

Sus dedos apenas rozaron el dije de gato, mirándola con unos ojos más oscuros y profundos que parecían decir mil cosas, no, gritar. Bridgette se había sonrojado hasta los orejas, el aire se volvió escaso en sus pulmones, escuchando esas palabras y guardándolas en su memoria. Sus labios a solo un palmo de distancia pero pudiendo sentir el aliento del otro, menta, fresas, y un toque de café y chocolate entre ambos, como una suave caricia intima.

-Eres

Mía... Mi Bridgette... Mi princesa...

Tan cerca y tan lejos, cuando el sonido de un seguro al abrirse rompe su burbuja que tenían.

-¿Qué rayos?- Félix se enderezó y vio que las puertas de los cubículos seguían cerradas.

Chasqueó los dientes y Bridgette de repente lo tomó de la camisa con fuerza. Ahora su rostro estaba pálido, casi azul, y su dedo tembloroso apuntó al espejo donde Félix al voltear abrió grande los ojos no creyendo lo que veía. La puerta del cubículo vecino estaba ligeramente abierta en el espejo. Se giró para verlo, cerrado, estaba cerrado. Pero en el espejo no lo estaba. De repente algo blanquecino empezó a verse en el interior. Unos dedos blancos, con manchas oscuras aparecieron sosteniendo la puerta.

Felix veía entre el reflejo y la puerta, aquello tenía que ser un truco, uno muy elaborado. Las luces encima de su cabeza comenzaron a fallar, parpadeando hasta que se apagaron y Bridgette emitió un grito corto y agudo pero rebuscó algo en el bolso de su traje hasta que sacó su llavero y encendió la lámpara integrada.

-Qué bueno que mi tío me regaló esto por si acaso.- Félix igualmente lo agradeció, pero el rechinido de la puerta les hizo iluminar la puerta a su lado. Cerrada, pero Félix al voltear al espejo lo vio, la lámpara iluminaba la puerta, era imposible verlo así, era como si fuese otro plano. La puerta en el reflejo se abrió más y una figura con la cabeza abajo empezó a revelarse, una chica de vestido azul y de largo cabello oscuro y opaco que poco a poco empezó alzar su cabeza. Pudieron ver en sus mejillas gruesas manchas oscuras que en algún momento húmedas cayeron como si fuesen lágrimas, una extraña y amplia sonrisa se mostró ante ellos y cuando al fin esa figura los vio... solo había dos cuencas oscuras donde debía tener ojos.

-Me gustan sus ojos… Son bonitos.

Desde afuera, Allan intentaba escuchar algo pero no habían hecho ruido desde hacía rato. Miró a Aly y esta solo lo miró resignada.

-Bien, se acabó el tiempo. Hora de sacarlos.- declaró para desilusión de todos que esperaban escuchar gritos o chillidos. Pero apenas y se acercó la puerta se abrió de golpe y Allan fue prácticamente atropellado por ambos chicos, o mejor dicho, Félix que llevaba a Bridgette en brazos corriendo como si su vida dependiera de ello.

-¿Alguien vio la matricula?...- preguntó Allan adolorido.

Si bien Luka se quedó con la boca abierta, casi quiso reír al ver que quizás Félix no era tan indiferente con respecto a Bridgette. Y Kagami frunció el ceño molesta pero guardó silencio mirando con ceño fruncido el interior del baño que estaba completamente iluminado...

Ya fuera de la escuela Félix podía volver a respirar. Vio a Bridgette encogida en sus brazos. No lo había pensado, quizás hubiese sido más fácil tomar su mano pero su cuerpo reaccionó y así la sacó de aquel baño. Los dos al fin calmados se miraron y se sonrojaron. Félix desvió la mirada.

-Esto que pasó... mejor olvidémoslo.

-Sí. Opino lo mismo.- pasaron unos segundos sin decirse nada.- Ammm, Félix, ¿podrías bajarme?

No.

-¿Puedes caminar?

-Eso creo... aun me tiemblan las piernas.- él asintió.

-Entonces te llevaré a casa.

-¡¿Eh?! P-Pero...

-No digas nada. Solo... déjalo así por esta noche.- Bridgette sonrió y dejó que la llevara a su casa aunque fuese en la esquina.

-Félix, gracias por salvarme.

-Mmm.

-Esta noche fuiste tan valiente como Chat Noir.- este evitó dar un respingo y ronronear por el halago.

-Eh, gracias...

Mi Princesa...

Félix suspiró a lo bajo. Estaba seguro que esa noche sería inolvidable para los dos. Y no solo por el fantasma que bien tendría que contar a Allan y que le daría un ataque para después que Bridgette les cantara las cuarenta. Sino porque esa noche se dio cuenta que quizás, solo quizás, Bridgette era más importante para él de lo que quisiera admitir. Y eso ella se lo recordaría años después, en cada ocasión especial, aniversario, o simplemente de forma ocasional, cada vez que gustaba tomarla en brazos y llevarla a su habitación. Olvidando al fantasma que alguna vez los atemorizó y que tal vez siguiera en ese mismo lugar.

Me gustan tus ojos…

…..

Y… espero que les haya gustado! Vale, que apenas tuvo terror pero quise enfocarme más en estos dos, ¿a qué son tan lindos? Y bueno, gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos por piedad. Y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!