Hola a todos! He aquí los sustos siguen y esta vez toca a dos de nuestros queridos amigos tecno. Así que si quieren un buen susto adelante, pasen y lean en la oscuridad pero si no es el caso, bien, lean en la luz del día y sin más qué decir… COMENZAMOS!

….

Capítulo 35.

Lavadora.

PAM

PAM

PAM

Max dejó de lado sus estudios y Markov interrumpió su actualización al escuchar esos golpes. Salieron al pasillo y se acercaron a la cocina hasta la habitación que estaba conectada, mirando a su madre golpear con fuerza otra vez el objeto de su frustración.

-¿Se descompuso de nuevo la lavadora?- preguntó Max viendo a su madre patear la lavadora.

-¡Ya estoy harta! No quería hacerlo pero no me deja otra opción.- salió de la lavandería y tomó un catálogo de compras.- Vamos a comprar una lavadora.- Markov miró el aparato con cierta tristeza y se volvió a Max.

-¿De vras van a comprar una nueva? ¿No la pueden arreglar?

-Ya lo hemos mandado arreglar varias veces y las piezas ya no se consiguen. Es una lavadora muy vieja.

-Tu abuela me la dio cuando me casé con tu padre. Pero desde el primero día he tenido problemas con ese cacharro. Y eso se acaba ahora.

-No te pongas triste Markov, si podemos comprar una lavadora inteligente podrás hablar con ella.

-Mmmm, configurarla a mi antojo. Me complace la idea.

-Con que no haga lo mismo que con la cafetera me da igual.- declaró la señora Kanté y siguió revisando los anuncios.- ¡Eureka! Esta es la lavadora de nuestros sueños.

Al otro día recibieron una lavadora nueva, Max llegó de la escuela viendo a su madre comenzar a desempacar la lavadora.

-¿Quieres que te ayudemos mamá?

-No se preocupen. Y casi la tengo… ¡Listo!- la caja de cartón se abrió por los lados, desplegándose para mostrar el aparato de su interior, sin embargo, no era lo que pidieron. Esta era una lavadora normal, similar a las que tenían las lavanderías.

-Esto tiene que ser una broma…- gruñó la señor Kanté que llamó de inmediato a la tienda, mientras que Markov verificó el aparato que no tenía ningún tipo de inteligencia artificial.

-Disculpe, pagué por un modelo más moderno. ¿Por qué me dejan esta lavadora?- mientras discutía Max revisaba el aparato. No era de última generación, aunque no estaba tan mal.- ¡¿Qué?! ¿Cómo que llega hasta la próxima semana?... ¿Y cómo quiere que lave?... Voy a levantar una queja con su supervisor.- colgó y suspiró molesta.- ¿Se lo pueden creer? En una semana tendremos la lavadora nueva porque no está en stock.

-¿Y qué vamos a hacer hasta entonces?- preguntó Max.

-Pues la persona de la línea dijo que bien podíamos usarla mientras tanto o que podemos ir a una lavandería. Obviamente la segunda opción es por subsecuente descartada.- señaló la ventana donde el cielo plomizo amenazaba con llover, ya estaban en época de lluvias.

-Bueno, pues no queda de otra. Además, si te dijo eso, entonces no deberías tener problemas. Ya la instalamos en un momento.

-Gracias, hijo, y tú también Markov

Max era un manitas en todo tipo de aparatos, y con ayuda de Markov instalaron la lavadora temporal en un abrir y cerrar de ojos, aunque había algo que molestó a Max cuando ponía la manguera.

-¡Mamá!

-¿Qué ocurre?

-¿Segura que es una lavadora nueva? Esta parece ya usada, mira, el color del conector es de color rosado en algunas partes.

-Lo que me faltaba. Me quejaré cuando vengan a por ella, por ahora vamos a lavar ropa que bien me hace falta porque debo ir al campo de entrenamiento mañana.

-Seguro lo harás genial.

-No quisiera dejarte solo estos dos días. Pero regresaré pronto, te lo prometo.

-Tú ocúpate de ser la mejor y yo me ocuparé de la casa.- su madre besó su mejilla y después de eso comenzaron a lavar la ropa.

Para ser una lavadora usada esta trabajaba muy bien. La cena fue exquisita y tras unos momentos en trabajar en su video juego, Max se fue a dormir. Una noche tranquila para reponer batería… o al menos así lo creyó al despertar.

-¡Max!- el chico se levantó con el grito y tomó sus gafas saliendo corriendo al pasillo.

-¡Mamá! ¡Aaah!- se resbaló y cayó de espaldas. Su madre apareció y vio a su hijo en el suelo.

-¡Max! ¿Te has hecho mucho daño?

-No lo creo… ¿Pero qué es esto?- dijo viendo rastros del pasillo mojado.

-No lo sé, ¿serán goteras?- Max tocó el suelo que si bien estaba húmedo no había charcos.

-Es como si hubiesen pasado el trapeador por el suelo.

-¿No sería la aspiradora automática?

-Puede ser, ya la revisaré.

-Menudo susto. Pensé por un momento que las goteras habían ingresado a nuestra casa. Pasa el trapeador seco por el suelo y yo me arreglaré para preparar el desayuno.- estando solos, Max miró a Markov mientras terminaba de arreglarse.

-¿Podrías echarle una mano a la aspiradora?

-Claro, debe estar recargándose en su estación de…- Markov al asomarse al lugar donde la aspiradora debía recargarse automáticamente se echó para atrás.- No está.

-¿Cómo?- Max se acercó y comprobó lo dicho.- Mmm, seguro que en su mal funcionamiento debe de haberse quedado en algún lugar de la casa y sin batería.

-No lo sé, esto no es un comportamiento normal.

-Ya lo inspeccionaremos de regreso, vamos que hay que desayunar o se nos hará tarde para ir a clases.

Las clases eran lo habitual y algo fáciles para él, pero igualmente le gustaba ir a la escuela para pasarla con sus amigos. Kim se estiró en su asiento después de las clases.

-Hombre, cuando es temporada de exámenes siento que mi cerebro se entumece.

-Eso es porque no te estudias nada y te quieres meter todo lo del periodo en una semana.

-Hey, ayúdame a estudiar, por favor.

-Vale, vale, pero no te será barato.

-Te compro todas las galletas de chocolate que quieras.

-Hecho.- salieron del aula y vieron a las chicas rodeando a Alya que tenía un periódico en manos.

-Qué horror.

-Mira nada más.

-Queda justo con las fechas, ¿no lo crees?

-Brrr, odio esas cosas, no me creo que de verdad pasen en la vida real.

-A veces la realidad es más temible que la ficción, Marinette.

-Hey, chicas, ¿qué ven?- preguntó Kim que pasó a lado suyo.

-Estamos viendo sobre el caso de la tintorería. Ya va un año de eso.

-Anda, ¿ese caso tan escabroso?- exclamó Kim con cierto escalofrío, cosa que Max no comprendió el por qué.

-¿De qué va eso?- preguntó Max y Alya respondió.

-No me puedo creer que no lo sepas. Verás, hace un año el dueño de una tintorería fue encontrado dentro de una lavadora del lugar junto con el cuerpo de su hijo pequeño. Al parecer la mujer de este, muerta de celos porque creía que le engañaba, asesinó a su hijo y después asesinó a su marido. Metiéndolos en la lavadora y haciéndola funcionar con ellos dentro. Fue todo un caso de lo más escabroso, y más porque el cuerpo del infante estaba debajo y ambos cuerpos en ángulos horribles. Todavía recuerdo la fotografía filtrada.- se quejó temerosa.- Todo el piso del lugar estaba lleno de sangre por el agua que salía de la manguera de la lavandería. Me alegro mucho que hayan arrestado a esa loca.

-Por suerte tenemos ahora a Ladybug y Chat Noir para protegernos.- dijo Rose dando un salto.

-Pero ellos no son omnipresentes.- musitó Juleka.- Hay que estarse con cuidado.

-Eso es cierto.- asintió Mylene y Marinette se abrazó de Alya.

-Ya ves, ahora tengo miedo. Acompáñame a casa cuando salgamos de aquí.

-¡Pero si vives cruzando la calle!- se rio Alya a pesar de las quejas de Marinette. Al alejarse, Max negó con la cabeza.

-Cosas así deberían dejarlas.

-Viejo, escuché que el local fue vaciado y que vendieron las lavadoras del sitio a las tiendas de segunda. Y entre ellas ESA lavadora.

-Eso es imposible, Kim. La policía debió haber confiscado el aparato.

-Ya, quién sabe, qué suerte tienes de tener ese cerebro, nada te asusta.

-Es cuestión de lógica amigo. Y ahora vamos a por mis galletas de chocolate.

Max estaba estudiando en la sala de su casa, le parecía el mejor lugar para repasar ya que su computador era una gran tentación. Markov estaba en una conferencia con otras inteligencias artificiales cuando escucharon la lavadora sacudirse.

-Rayos, debe estar mal puesta la ropa.

Max fue a revisar la lavadora, la desconectó y entonces la abrió para acomodar la ropa y que esta no se moviera, pero para su sorpresa esta se movió en el proceso y le lastimó una mano.

-¡Auch!

-¿Qué ocurrió?

-Esta cosa debe estar descompuesta.- cerró la tapa y la desconectó molesto. Markov le siguió a la sala.

-¿Te has hecho mucho daño?

-No, ya se me pasará.- dijo para tranquilizarlo y entonces escucharon la lavadora trabajar a pesar que de estar desconectada.

-M-M-Max…- pronunció el pequeño robot nervioso.

El chico se asomó con cuidado al cuarto de lavado y tal como comprobó la lavadora estaba desconectada, el enchufe estaba sobre la tapa pero estaba haciendo ruidos muy raros. Se asomó abriendo la tapa y entonces la ropa salió disparada hacia su cara. Agua y jabón se esparcieron por el piso y después dejó de funcionar.

Max intentaba encontrar una respuesta lógica a lo ocurrido. Todas las respuestas que el manual de funcionamiento e internet le daban eran apenas y aceptables, un corto circuito, programación fallida, entre otras cosas. Markov estaba entre las almohadas de su cama no queriendo salir después de semejante susto. Un electrodoméstico atacando a su amigo era algo que no le gustaba. Al ver la hora Max apagó la computadora.

-Vamos a dormir.

-¿No vas a cerrar la puerta?

-¿Tienes miedo de que la lavadora venga a aquí?- se burló un poco Max y Markov abrió grande sus ojos electrónicos.

-Bien podría porque su anchura cabe perfectamente en tu puerta e intentar lanzarte algo.- Max se rio, fue a su puerta cerrándola de un portazo pero sin siquiera puso seguro, no es como si a la lavadora le salieran manos y abriera su puerta.

-Anda, desconéctate y relaja tus circuitos. Mañana será otro día.

Marvov miro hacia la puerta con clara desconfianza, su lógica le decía que estaban seguros en un 100%, pero otra parte de él, la analítica, le decía que algo extraño estaba pasando. Rayos y truenos se dejaron escuchar pero eso no asustaba a los dos amigos, Markov era el que temía por los dos. Pero al ver a Max notó algunos signos de nerviosismo dignos de él, como que apretara las sabanas con un poco de fuerza o que mirara a la puerta de reojo. Entonces Markov voló a la puerta y le puso seguro y una silla para atrancar.

-Listo, ahora sí puedo dormir. Buenas noches Max.

-Buenas noches Markov.- dijo un poco más tranquilo pero no lo suficiente. Lo admitía, no estaba para dormir en esos momentos de sólo recordar la noticia de Alya y los problemas de su lavadora.

el dueño de una tintorería fue encontrado dentro de una lavadora del lugar junto con el cuerpo de su hijo pequeño. Alparecer la mujer de este, muerta de celos porque creía que le engañaba, asesinó a su hijo y después asesinó a su marido. Metiéndolos en la lavadora y haciéndola funcionar con ellos dentro.

Se sacudió los pensamientos de su cabeza. Necesitaba un vaso de leche para poder dormir y olvidar todo el tema. Pero no quería salir. De sólo pensar que tendría que pasar a la cocina y cerca del cuarto del lavado… ¡Menuda tontería! No existían los fantasmas o almas en pena. Esos eran cuentos. Salió de la habitación y caminó por el pasillo encendiendo la luz. Fue a la cocina y abrió el refrigerador sacando la botella de leche, pero cuando se dio la vuelta su pie resbaló y cayó pesado sobre el suelo, soltando la botella que se rompió y esparció el líquido blanco por todo el suelo.

-Auch… ¿qué…?- sus ojos se abrieron como platos y de repente se quedó sin aliento. Un rastro rojo estaba en el suelo y la leche comenzó a ponerse rosa ante ese líquido. Max puso su mano en su boca para evitar gritar, ¿qué era eso? Un aroma entremezclado llegó a su nariz. Aromatizante, cloro, y algo tenue detrás de estos olores que no supo definir. Se levantó mirando el rastro que estaba seguro no había estado segundos antes de entrar a la cocina. Siguió el rastro que daba la vuelta por la isla y entonces notó uno de los estantes de abajo algo que sobresalía. Era un cable. Y cuando lo abrió ahogó un grito al ver a la aspiradora automática hecha pedazos. Miró alrededor, notando con horror que ese rastro comenzaba del cuarto de lavado y seguía por toda su sala, una línea gruesa y otra delgada. Quiso gritar, pero lo más sabio sería salir del lugar importándole poco la tormenta.

Se acercó al pasillo y fue que notó como ese rastro seguía hacia su cuarto. No cerró cuando salió a pesar que Markov se empeñó en hacerlo. ¡No podía dejarlo allí! Se acercó temeroso y abrió la puerta con lentitud para toparse con una visión horrible. Los rastros estaban por todos lados, incluyendo sus paredes y su cama. Se acercó para tomar a Markov y salir de allí. Desconectó al robot que de inmediato abrió los ojos.

-¿Max?

-Shhh, salgamos de aquí. No estamos seguros.

-¿De qué hablas Max? Max… ¡Max!- señaló el robot detrás de él. El sonido de grandes gotas caer sobre la cama llamó su atención. Max se giró comprobando que estas caían del techo, y al alzar la mirada se su boca se abrió en un grito mudo atorado en su garganta al ver dos figuras mutiladas mirarlos con los ojos inyectados en sangre.

-¡AAAAAAAAAH!- el grito de Max se escuchó por todo el vecindario…

Golpes insistentes sonaron en la puerta de su departamento. Kim se levantó no sabiendo quién rayos estaría golpeando frenético su puerta a punto de despertar a su familia, si era un ladrón iba a darle una tunda con su bate, si era un vecino igual. Pero al ver por la mirilla, se sorprendió y abrió la puerta, mirando a Max mojado de pies a cabeza con Markov en manos y temblando de frío y sin una pantufla.

-Max, ¿qué rayos te paso?

-¿P-Podemos dormir e-esta noche en tu casa?

-Pasa, pasa, te pasaré algo de ropa, pero me tienes que contar qué te pasó.- Max parecía tener la mirada perdida.- ¿Max?

-Probabilidad de uno sobre 1, 387,000.

-¿Qué?

-Nada, sí… nos gustaría secarnos.- caminó a la sala y se sentó esperando a Kim. Markov temblaba entre sus manos con los ojos tan abiertos como él ante lo que sus ojos habían captado.

-Max… quisiera formatear mi disco duro.- dijo muerto de miedo.

-Yo también… yo también quisiera esa opción.- a punto de llorar quería olvidar esos rostros deformes e hinchados. Un niño y un hombre, sus cuerpos contorsionados en posiciones imposibles y la cabeza del niño estaba aplastada de un lado, tal vez por el peso extra que le pusieron en su muerte pero… estaban tan hinchados.

Cuando su madre regresó a la casa no encontró rastro de lo que su hijo le relataba, sin embargo le creyó, ya que su hijo no era alguien que se dejase llevar por sus imaginaciones. Levantaron una demanda sobre el origen del aparato pero los de la tienda no dieron respuesta e incluso les mandaron su lavadora al día siguiente. Max al fin sintió que podía regresar a casa y Markov podría hacer un amigo. Sin embargo el aroma del aromatizante de ropa le sería nauseabundo por mucho tiempo.

…..

Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer! Dejen review, nada de tomatazos, acepto bebidas de temporadas y postres y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!