Hola a todos! Dejemos de lado un poco a los vivos y concentrémonos en los muertos, fantasmas, sonidos extraños y hasta en las voces del más allá. Así pues veamos a una de las personas más valientes sentir miedo, y sin más qué decir… COMENZAMOS!

Capítulo 38.

Golpes.

Uno, dos, tres golpes y una patada. Nora se estaba entrenando para el siguiente campeonato fuera de la ciudad. Podía sentir sus músculos arder, el dolor de cada golpe, y el sudor resbalar por su cuerpo. ¡Le encantaba!

Uno, dos, patada.

-¡Hey, Nora!- le gritó una compañera desde la salida, la joven se parecía a Nora, a excepción que su cabello rojo era muy corto de puntas rubias y su ropa era de color azul que combinaba con sus ojos.- Llevas golpeando ese saco de arena un buen rato. Ve a casa.

-En unos momentos. ¿Y tú ya te vas? ¿El Fénix prende vuelo tan temprano?

-¿Temprano? Pasan de la media noche, loca.

-¿Qué?- miró el reloj que estaba sobre la puerta, apenas visible con la poca luz que había.

12:43

-¡Rayos! Le dije a Alya que la ayudaría a cuidar a las gemelas hoy.

-Y eso fue hace ¿qué? ¿Cinco horas?

-No te rías… Fueron seis.

-Mejor vete, Anansi. Ya sabes que no es bueno quedarse aquí mucho tiempo.- dijo acomodando el bolso en su hombro.

-Oh, vamos.- rio Nora.- ¿No me digas que crees esa leyenda que cuentan?

-No es una leyenda, en realidad pasó. Hace veinte años hubo una pelea en el ring, pero uno de los contendientes se estaba poniendo hasta arriba en esteroides. Nadie lo sabía, pero el campeón de aquí peleó con ese tramposo pero estaba en clara desventaja. Y cuando lo acorraló en el ring, ¡POW! Un golpe en la cabeza que le sacó los ojos. Y dicen que a veces se escuchan golpes provenientes del ring a cualquier hora, mayormente en la noche. Y que sientes algo que presiona tus ojos como si quisiera sacártelos.

Nora se rio a carcajadas.

-Ya, gracias por recordarme ese cuento. Pero yo no creo en fantasmas. Pero si estás tan asustada te veré mañana en la luz del día.- la pelirroja rodó los ojos.

-Haz lo que quieras.

-Adiós, y que no te asuste la oscuridad.

Al estar sola, Nora fue a los casilleros para darse una ducha. Suspiró sintiendo el agua relajar sus músculos después de un duro entrenamiento.

POW

Miró a su derecha en la entrada de las duchas, estaba segura de haber escuchado un golpe. Negó con la cabeza. Imposible, era la única allí. Terminó de ducharse y salió para cambiarse de ropa y meter su conjunto sudorosa en una bolsa. Miró su celular y revisó la más de una docena de mensajes de Alya.

-Rayos, ella va a matarme.

Comenzó a cruzar entre los aparatos para poder salir, sólo tenía que apagar las luces y el interruptor estaba a unos pasos de la salida.

PAM

POW

Se detuvo mirando hacia el ring.

Observó alrededor pero no veía a nadie. Lanzó un bufido despectivo.

-Muy bien, muy bien. Muy graciosos. Voy a descubrir quién es el responsable y cuando lo encuentre deseará que los golpes sean de mentira.

Se acercó al ring y miró por debajo de la carpeta. Nada. A pesar que su llavero tenía una lámpara, no había nada. Miró alrededor, luego por los aparatos pero era imposible para alguien esconderse ente ellos.

POW

POW

Se detuvo y su vista se posó encima del ring. Lo había sentido. Nadie que no haya estado sobre un ring podía sentir el movimiento casi imperceptible del ring en cada pelea. Uno podía sentirlo, irse adelante, prever el ataque del contrincante, en cada golpe. Todo eso con el ring. Se posó sobre la esquina y no vio ni escuchó nada más.

-Agh, debe de haber seguro alguna especie de micrófono o grabadora qué…

CRUSH

Fue un sonido de rotura casi húmedo y algo salpicó su rostro.

-¡Ugh! ¿Qué rayos?

Al pasar su mano por su rostro palideció. Un líquido rojo y de olor a hierro llenaba su rostro. Miró hacia la esquina y vio a un hombre en el suelo, con la espalda apoyada, y algo que colgaba de su rostro estaba balanceándose de un lado a otro… redondo y rosado.

Por un segundo le pareció ver una mano intentar alcanzar su rostro. Gritó. Salió corriendo del lugar sin apagar las luces y llegando a casa cuando todos estaban durmiendo.

Alya se levantó somnolienta, tenía sed y quería ir al baño, vaya combinación. Caminó hacia el baño y para su sorpresa se encontró a su hermana lavándose la cara.

-¿Nora? ¿Acabas de llegar?- la mayor se pasó una toalla en la cara.

-Sí, acabo de llegar.- respondió con seriedad y al volverse sonrió a su hermana, pero la sonrisa no le llegaba a los ojos.

-Dame un minuto y el baño será todo tuyo, ¿vale?

-Vale… como quiera no tengo muchas ganas.

-Hey, siento mucho no haber llegado.

-Nah, está bien. Marinette vino a verme y estuvo bien, no salimos mucho últimamente porque no le cae bien Lila.

-Vale, vale, hablamos en un momento.- cerró la puerta.

-Mejor mañana. No tardes Nora.- le pidió intentando aguantar, Nora asintió y cerró la puerta. Tomando del gabinete de abajo el limpiador de cloro que su madre usaba y comenzó a limpiar con un trapo el lavabo que aun tenía el rastro rosa de la sangre diluida con el agua.

…..

Y… espero que les haya gustado! A veces no hay que tenerle miedo a los vivos, ya que a esos no podemos golpearlos. Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, y sin mis más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!