Hola a todos! He aquí traigo otra pequeña historia para ustedes, recuerden bien cuidarse, y por cierto… ¿han cerrado bien esta noche su casa? Hora de la historia, y estrenamos una nueva pareja. Así que sin más qué decir además de gracias a Thomas Astruc y a ustedes por hacer esta serie posible… COMENZAMOS!
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Capítulo 42.
Transmisión en vivo.
Desde que viajó a Nueva York, Sabrina se había hecho de novio, o al menos eso quería creer. Delmar era un chico amable, dulce y a pesar de la diferencia de horario, ambos buscaban hablar en algún momento del día.
Tenían una diferencia horaria de seis horas. Mientras que en Paris era de noche, en Nueva York aún era de tarde. Tenían muchas cosas en común, opiniones distintas, y puntos de vista de la vida que complementaba la del otro. Quizás fuera mucho pedir, pero al ver a sus compañeras felices con sus parejas ella quería algo similar.
Sabrina preparó todo para pasar un rato con su amigo, al que desearía que se le confesase, pero no podía imaginar una relación a distancia.
-¡Sabrina!- escuchó a su padre llamarla y ella bajó.
-¿Qué ocurre, papá?
-Cariño, voy a salir a comprar la cena. Es sábado y hoy nadie cocina. ¿Qué quieres de cena?
-¡Oh! Lo que tú quieras papá.
-¿Te parece bien pizza y pollo frito?
-¡Me encantaría! ¿Puede ser del pollo especiado y con esas salsas especiales?
-Por supuesto, cariño.- dijo su padre dándole un beso en la cabeza antes de tomar sus llaves.- Cierra bien la puerta con llave. Y no dejes que nadie entre.
-No te preocupes, papá. Nada más que no se te olvide la salsa de queso.
-Nunca en la vida.- su padre se fue y Sabrina hizo lo que le pidió. Cerró la puerta y le puso el seguro. Si Chloe supiera que le gustaba zamparse con comida grasosa los fines de semana le daría un ataque, pero Sabrina prefería algo de grasa al sushi.
Subió a su habitación, justo a tiempo para conectarse con Delmar que le regaló una sonrisa cautivadora.
-Hola, bonita. Me alegra verte.- cada vez que le daba un halago ella se sonrojaba.
-Hola, Delmar. ¿Dónde estás?- preguntó ante el espacio abierto a sus espaldas.
-Estoy ahora en el Central Park, se me antojó un hot dog pero no he podido encontrar a Hot Dog Dan así que me he tenido que conformar con uno simple.- dijo mostrando el hot dog repleto de chili, queso y jalapeños.- ¿Y qué hay de ti? ¿Vas a cenar una elegante cena francesa?- a veces se picaban un poco sobre las costumbres de Francia y eso hacía reír a Sabrina.
-No por hoy. Hoy me he inclinado a la gastronomía americana con pizza y pollo frito.- este rio con ganas, ya esperaba algo así de ella, más de repente frunció el ceño y se movió a un lado.
-Sabrina, ¿hay alguien contigo?
-No, papá salió a por la comida.
-Me pareció ver a alguien pasar por la puerta.
-Ja, ja. Delmar, no me vas a asustar, ya me hiciste ese truco antes, ¿recuerdas?
-Sí, lo siento. Tal vez vi mal. Y qué tiene la chica más divertida del mundo que contarme de su día.
Sabrina comenzó a hablar, relató su día con Chloe de compras, también sobre el nuevo akuma, y cómo sacó excelente en el examen de inglés en el que él le ayudó a estudiar. Ella estaba feliz de que alguien la escuchase atento, y que a él le gustaba escuchar su voz. Más había algo extraño, y es que él no dejaba de ver detrás de su hombro.
-Y mañana voy a salir en un paseo de la escuela para… Delmar, ¿te duele el cuello?- este se enderezó y sonrió algo tenso.
-No, no pero… sabes algo. ¿Podrías hacerme un favor?
-Claro.
-¿Y podrías cerrar tu puerta?
-Oh, ok.- ella se levantó y cerró su puerta, no entendía la petición pero igual lo hizo.
-Y también ponle seguro.
-Ok…- lo hizo y regresó a la silla. Este ahora parecía teclear algo en su teléfono.- Delmar, ¿qué ocurre?
-Nada, sólo que pensé que la puerta te daba mucha luz y no podía ver bien tu cara.
-Aww, que tierno.
-Sabrina, necesito que me hagas un favor…
De repente le pareció que escuchó pasos. Estaba segura que su padre aun no llegaba, ¿o estuvo hablando demasiado que no se dio cuenta de la hora?
-Creo que papá ya llegó. Supongo que no había demasiado tráfico.
-No, no, no vayas. Mira, quiero enseñarte algo. Espera a que te él llame, ¿vale?
-Bien, cuéntame tu día.- habló interesada en él.
-Uff, ¿qué te digo?
Mientras Delmar hablaba, Sabrina estaba segura que alguien estaba en su casa. Quizás fuera por esos sonidos habituales que uno sabía que tenían que ser provocados por alguien en la casa. La madera crujir, el sonido amortiguado de pisadas en la alfombra, hasta el sonido de las puertas al abrirse. Esos pequeños detalles que no pasaban desapercibidos, ¿acaso su papá estaba buscando algo? Tampoco la había llamado, pero Delmar la entretenía cada vez que se distraía. Era todo un amor. De repente escuchó unos fuertes golpes en la puerta.
-¿Papá?- Sabrina se levantó de su asiento.
-Sabrina, aguarda.- habló el joven con un tono de voz que ella nunca le había escuchado, sonaba asustado y los golpes volvieron a repetirse, esta vez con más fuerza.
-¿P-Papá?- esta vez la puerta tembló. Sabrina estaba segura que eso fue una patada.
-Sabrina, escucha.- le habló el joven.- Pon un mueble, el que sea en la puerta. Y escóndete. ¡Ya Sabrina!- gritó para que reaccionara y así lo hizo.
Sabrina puso su buró en la puerta, apagó el computador y tomó su celular para crear una nueva transmisión con él. Se escondió bajo su cama, esperando que los ruidos parasen pero cada nuevo golpe la asustaba.
-Shh, no hagas ruido, respira con tranquilidad.- habló intentando frenar los leves sollozos que salían de ella.
-D-Debo llamar a la policía, debo… ¡ah!
-No te preocupes, la ayuda está en camino. Sólo no hagas ruido.
Sabrina cubrió su boca con sus manos. Los golpes siguieron y de la nada voces gritaron algo incomprensible. ¿Esa era la voz de un hombre?
-¡Sabrina!
-¡¿Papá?!- la puerta fue empujada con todo y mueble, nada pudo detener al capitán de la policía que quería ver a su hija sana y salva. Ambos se abrazaron con fuerza y Sabrina lloró.- Papá, ¿qué fue eso? ¿Quién pateaba mi puerta?- este tras revisarla, la hizo sentar en su cama, aliviado de que estuviera bien.
-Un tipo entró a la casa, no sé por dónde entró pero vamos a investigar. Recibí la llamada apenas y regresaba a casa. Los oficiales tienen al sujeto fuera de nuestra casa.
-¿Q-Quién llamó? Yo no llamé a la policía.
-Me avisaron que alguien envío un mensaje a los héroes de América y estos se comunicaron con nosotros.- Sabrina vio su teléfono, Delmar guiñó un ojo. Sabrina no tenía idea de qué pasaría entre ellos pero sí que sabía que él cruzaría el océano para ayudarla. Aun de un psicópata que de alguna manera se las arregló para entrar por la pequeña ventana del ático con un cuchillo en mano sin que fuera visto por alguno de los vecinos.
-Delmar…- habló la joven distraída, sintiéndose exhausta.- Por favor, no quiero que nuestra casa tenga un ático.- el moreno se sonrojó pero sonrió asintiendo.
-Opino lo mismo.
….
Y… espero que les haya gustado! Quería aprovechar esta bonita parejita, no me juzguen. Así pues el momento llega, las últimas historias deben ser contadas en los últimos días que hay hasta el 2 de noviembre, pero no desesperen, que todas llegarán. Así pues sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
