Hola a todos, he aquí una pequeña historia que espero les guste. A veces los vivos pueden dar más miedo y ellos deberán algún día enfrentarlos en su momento. Y sin más qué decir… COMENZAMOS!
…..
Capítulo 51.
Invitada inesperada.
-¿Una boda?- preguntó Kim sorprendido y Ondine le miró casi suplicante.
-Sí, mi prima se va a casar este fin de semana y necesito llevar a un acompañante.
-Vale, no le veo ningún problema. Te prometo ser el perfecto acompañante.
Ondine casi grita de la felicidad.
-¡Gracias! ¡Gracias! Eres el mejor novio del mundo.- le dio un beso en la mejilla y entró a su salón. Kim se quedó con una sonrisa de bobo hasta que Max carraspea llamando su atención.
-¿Sabes lo que esto significa?
-Claro. Que soy un súper novio que apoya a su novia.
-No, que ustedes dos ya irían a algo más formal.
-¿Qué quieres decir?- fue entonces que Markov tomó la palabra.
-Está comprobado que en un 87% que cuando una chica lleva a su novio a un evento familiar quiere decir que desea ir más en serio en su relación, ya que toda su familia te conocería y esperarían que fueses más asiduo en ese tipo de eventos.
-¿Eso es malo?- preguntó confundido y Max negó con la cabeza.
-No, por supuesto que no. Depende de cómo lo mires.
Kim ahora parecía un poco confundido así que decidió hablar con los chicos sobre ello en el descanso.
-¡Tío! Por supuesto que tienes que ir.- exclamó Nino.- Sino fueras por una excusa válida sería como si no la tomaras en serio.
-Es cuestión de principios.- dijo Nathaniel.- Tienes que asistir a un evento con tu pareja si de verdad te gusta, pero si algo urgente surge y no puedes ir se te perdona pero debes cumplir en el siguiente evento.
-Ah, vale.- asintió Kim tomando nota.
-Lo malo de ir a esos eventos es que todos te hacen preguntas.- se quejó Iván.- A veces preguntas demasiado íntimas y debes aprender a zafarte.
-Yo sé lo que es eso.- rio Adrien.- Pero si estás con tu acompañante o cerca de la mesa de comida te puedes salvar de largas conversaciones incómodas.
-Será la primera vez que conozca a su familia, es decir, yo ya le presenté a la mía.
-¡Wow! Entonces no vas tan retrasados como nosotros creíamos.- se burló Nino y Kim le miró ofendido.
-¿Por qué rayos es que todos se creen que soy un desastre en mis relaciones?
-Porque te llegó a gustar Chloe.- le recordó Max y todos asintieron. Hasta Kim sabía que aquel había sido su lapsus de estupidez máxima.
-Vale, admito que no fue mi mayor momento, pero ahora tengo los pies bien puestos en la tierra y… quiero ir más en serio con Ondine.- admitió con un leve sonrojo que hizo que sus amigos le lanzaran algunas bullas y risas.
-¿Y qué vas a llevar en la boda? La primera impresión siempre es la más importante.- preguntó Adrien.
-Fácil, un pantalón formal y mi camisa favorita.- Max parpadeó un par de veces antes de golpear su frente.
-Por favor, dime que no es la camisa amarilla con monitos.
-¿Qué? Es divertida y es tema de conversación.- nadie dijo nada, hasta Adrien lo miró preocupado y volteó apenas y se percató a lo lejos de la presencia de su compañera.
-¡Marinette! ¡Necesitamos un consejo de moda!- pidió como un náufrago que rogaba por un salvavidas. Kim no entendía por qué de su reacción.
-Pero si es la favorita de Ondine…
-Es por tu bien, confía en nosotros.- le dijo Max mientras todos asentían, salvándolo de quizás la vergüenza de su vida.
…
Esa noche Kim fue a la casa de Ondine, por suerte no tenía que vestir formal para conocer a sus futuros sue… digo, padres de su novia. Sus padres eran buenas personas, cándidas, amables, y deportistas. Vio algunos trofeos que estaban esparcidos por el lugar.
-Mi hija nos ha dicho que te interesa una carrera deportiva.- dijo el padre de su novia que le miraba con disimulado ojos crítico.- ¿A qué deporte te dedicas?
-Bueno, me gustan las carreras, mi mejor tiempo hasta ahora ha sido el de 4.9 en las 40 yardas, pero espero romperlo a futuro y me encanta la natación también como a Ondine. Me gustaría a futuro calificar para los juegos olímpicos en alguna de esas dos disciplinas.
-Eso es espléndido.- dijo la madre de Ondine encantada.- Nuestra hija también quiere ir a las Olimpiadas, esperamos con ansias que pueda cumplir su sueño.- el padre de su novia asintió.
-Yo fui a las olimpiadas en clavados hace muchos años, me quedé a nada de la medalla de bronce por una lesión en la rodilla. Mi esposa estuvo en las nacionales en el equipo de voleibol, así que cuidado porque su saque es mortal.- se rio el hombre haciendo reír a Kim.
Hasta ahora todo bien y le encantaban los padres de su novia, eran impresionantes. Charlaron, comieron pastel y galletas, hasta que de repente alguien tocó a la puerta y cuando fueron a abrir apareció una pareja joven, aunque la mujer parecía haberse puesto a llorar ya que tenía el rímel corrido por completo.
-Lidia, ¿qué ocurre?
-Yo… lo siento pero necesito de su ayuda.- la situación de repente se había puesto incómoda. Hubo una breve presentación para con Kim que se dio cuenta estaba frente a la pareja de novios que se iban a casar y se sintió de pronto fuera de lugar, y no era el único que se sentía incómodo, Ondine no tenía buena cara así que tomó la mano de Kim.
-¿Me acompañas a la cocina a traer té y café?
-¿Eh? Ah, claro. No hay problema.- fueron a la cocina donde Ondine sacó una caja de galletas y comenzó a calentar agua.
-Lo siento tanto. No esperaba que mi prima apareciera de repente.
-Amm, de seguro son nervios por la boda. No pasa nada, igualmente la hubiese terminado por conocer en el gran día.- Ondine sonrió y se acercó a su novio.
-En serio tengo mucha suerte de tenerte mi príncipe.
-Te equivocas, yo soy mucho más afortunado…- estaban a punto de besarse cuando escucharon un fuerte golpe y una conmoción en la sala. La voz de otra mujer se escuchó.
-¡¿CÓMO PUEDES SER TAN MALDITAMENTE EGOÍSTA?!- gritó una mujer rechoncha, cuando Kim y Ondine se asomaron la vieron amenazante frente a la pobre futura novia que la veía temblando de miedo.- ¡Eres una perra sin corazón! Voy a hacer que nadie de nuestra familia vaya a tu boda si no quitas ese estúpido requerimiento.
-¡Ya basta!- habló el padre de Ondine golpeando la mesa y poniéndose entre ambas, el hombre era fuerte, de eso no había duda pero más que todo intimidante. Kim agradeció no ser él quien lo hiciese enojar y tomaría una nota mental de no hacerlo a futuro.- No quiero un espectáculo en mi casa. Así que te daré tres opciones Nadia por respeto a tu familia: Una, te vas sin hacer ningún escándalo y todos podemos seguir con la velada en paz. Dos, sigues gritando y tendré que llamar a la policía.- dio un pequeño paso al frente, su estatura de más de 1.80 y sus brazos tensos a los lados le hicieron ver en serio amenazante.- O tres, no llamo a la policía y seré yo mismo quien te saque de aquí.
La mujer le miró ofuscada pero también temerosa. Se dio la vuelta y salió de allí no sin antes lanzar varias palabras mal sonantes que harían sonrojar a un párroco.
-¿Quién era esa?- preguntó Kim a lo bajo.
-Mi otra prima, su hermana.- señaló a la novia que estaba llorando.- Se llama Nadia, y está como una cabra.
-¿Qué? ¿Celos porque su hermana se casa y ella no?- Ondine esta vez no sonrió, se veía pálida y no sabía qué decir.- Hey, Ondine, ¿qué pasa?
-Es algo difícil de contar, es que está molesta porque mi prima prohibió que niños pequeños fuesen a la boda y…- se mordió los labios un poco y luego sonrió apenada.- Siento mucho que esto terminase así.
-Nah, todavía hay galletas y café. La velada no ha terminado.- ella sonrió a medias aunque el ambiente ya estaba demasiado enrarecido en las nuevas presentaciones, ya que Kim sentía que Ondine no quería decirle algo.
…
El día de la boda llegó. Kim vestía con un pantalón oscuro a su medida y una camisa azul cielo. Cuando vio a Ondine salir de su casa se quedó prendado de ella. Vestía un hermoso vestido color coral que dejaba al descubierto sus hombros y zapatillas de un tono dorado tenue. Se veía hermosa y tuvo que controlar el deseo de arrodillarse frente a ella para que tomara su mano. Ella le sonrió desde su sitio y él se dio cuenta que se le había caído la mandíbula. Tardó en recobrar sus sentidos.
-Yo… mmm, te ves hermosa, muy, muy hermosa.
-Muchas gracias. Ven, mis padres nos están esperando.
-¿Puedo preguntar una cosa?
-Claro.
-¿Sabes de qué sabor será el pastel?
-Creo que vainilla con trozos de chocolate y frutillas.
-¡Oh cielos! ¡Esta será la mejor boda!- su novia rio fuerte al escucharlo, y eso que no sabía lo que habría de menú para el banquete.
Cuando llegaron todos a la iglesia se acomodaron en sus sitios. La misa comenzó minutos después y Kim ya se estaba preocupando que fuese de ese tipo de casamientos largos y pesados, cosa que Ondine le negó ya que los novios querían ir a la recepción pronto para después irse a la luna de miel viajando a por Machu Pichu.
La ceremonia iba a la mitad, la gente lloraba en silencio, todos sonreían ante la unión de la dulce pareja, cuando el sonido de las puertas abriéndose llamó la atención de algunos, incluyendo a la novia que palideció en el acto. Kim se volvió ya que estaba en el pasillo y lo que vio le dejó más que confundido. Allí estaba la segunda hermana, la gritona, elegantemente vestida con un vestido color vino y perfectamente maquillada, pudo haber sido la mejor vestida del lugar, sin embargo entre sus brazos llevaba nada más y nada menos que un pequeño infante… no, era una muñeca de trapo.
-¿Qué mier…?- Kim musitó a lo bajo pero se dio cuenta que no era el único que estaba sorprendido por lo que veía.
El muñeco en las manos de la mujer estaba bien vestido con una camisa blanca, pantalones cortos y hasta una pequeña corbata de moño roja. La mujer entonces se sentó en la banca de enfrente de Kim. Este no sabía cómo reaccionar, es decir, las sonrisas y pequeños sollozos desaparecieron y el silencio era tan profundo que si alguien se echaba un gas sabrían de quién fue. Esa mujer sonreía mientras acunaba al muñeco como un niño. El sacerdote entonces siguió con la ceremonia como si nada, aunque este también se le veía incómodo. Kim quiso decir algo a Ondine pero ella tenía la mirada abajo y apretaba la falda de su vestido en impotencia, en realidad todos los familiares de la novia estaban casi igual.
-Y aceptas a esta mujer en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los sepa…
-¡Wuah! ¡Wuah!- el sonido de un llanto infantil vino de enfrente, cosa que no era posible puesto que no había niños, y Kim sintió un leve escalofrío en la espina al darse cuenta que quien producía ese sonido era esa mujer.
-Lo siento mucho, a veces no sé qué le pasa.- musitó a lo bajo en disculpa y arrulló al muñeco al mismo tiempo que hacía esos sonidos. La novia se veía más tensa que cualquiera, pero logró decir el tan añorado Acepto y terminando todos se dirigieron al fin a la recepción.
El ambiente se sentía pesado… Kim se había sentado con la familia de su novia y no parecían cómodos. Escuchó algunos cuchicheos a lo bajo y decidió que lo mejor era preguntarle a Ondine sobre eso.
-Oye, ¿qué pasó hace un momento con tu prima? Ese muñeco…
-Es un poco complicado de explicar… en realidad es incluso penoso.
-¿Más que cuando tuve que correr con el pantalón roto en una competencia? Prometo no desmayarme.- ella sonrió y tomó su mano.
-Verás, lo que pasa es que hace unos meses…
Ondine calló de repente, fue que Kim notó a la prima con su muñeco acercarse a la mesa de los novios, con una sonrisa llena de prepotencia y arrogancia.
-¿Ves? Vinimos a pesar de tu estúpida regla de que no vinieran niños.
-Eso no es…- musitó la novia a lo bajo, parecía que en cualquier momento explotaría o se desmayaría.
-¿Qué dijiste perra insensible? Habla si tienes alguna queja.
-¡Ya está bien!- se levantó un hombre furioso y fue a por ella antes de que el novio lo hiciera.- Estás arruinando la boda de tu hermana. ¿Es que no te das cuenta de lo que haces?
-¡Papá! ¿Cómo puedes ponerte de su lado cuando ella no quiso que tu nieto viniera? Siempre has estado de parte de esa estúpida. ¡Si no me quieres a mí al menos piensa en tu nieto!
La novia se levantó de la mesa y le arrebató el muñeco de sus brazos.
-¡Este no es tu bebé! ¡Esto es un muñeco!- lo lanzó al suelo con rabia y la mujer gritó como si esta hubiese cometido un asesinato frente a todos. Esta se lanzó contra la novia.
-¡MALDITA! ¡MATASTE A MI HIJO! ¡MATASTE A MI HIJOOOO!- por suerte el novio la detuvo antes de que pudiese tocarla y con la ayuda de otros familiares la sacaron fuera de la fiesta. La novia lloró amarga en su sitio y ni siquiera Kim se atrevió a preguntar a qué hora servían el pastel…
La recepción terminó al fin. Después de angustiosos momentos en que calmaron a la novia al fin sirvieron la comida y partieron el pastel, aunque el júbilo anterior a la boda casi se había desvanecido por culpa de esa mujer, lograron recuperar algo de este y Kim disfrutó el momento al final.
Cuando llegaron a casa de Ondine estos fueron a pasear y fue que ella le contó al fin lo sucedido.
-Mi prima Nadia siempre le tuvo envidia a Lidia. Es decir, Lidia siempre fue la deportista, la linda, la amable, en cambio a Nadia nunca le gustaron los deportes, siempre fue egoísta y muy mala, sin embargo a pesar de eso logró casarse.
-¡Wow! ¿Quién fue el valiente?
-Un buen hombre. Sin embargo, a pesar de haberse casado con él, ella siempre le montaba escenas de celos, gritaba siempre, tergiversaba sus conversaciones e incluso llegamos a sospechar de agresión por su parte. Pero eso no era lo peor, cuando mi prima resultó embarazada, ella siguió con sus vicios de fumar y beber como si el bebé no existiera.
-¡¿Qué?! ¿Pero a quién en su sano juicio se le ocurre hacer eso?- expresó furioso, es decir, quizás él no fuese el más listo, aunque le ganaba a Iván, pero hasta él sabía lo perjudicial que eso era para un infante no nacido.
-Lo mismo le dijimos.- dijo con pesar.- Pero ella siguió emborrachándose y fumando. Y si alguien le decía algo ella actuaba en su papel de víctima quejándose de cómo podíamos ser tan crueles con una mujer embarazada. Pasados los meses, en su séptimo mes sufrió un aborto.- Ondine bajó la mirada, pero Kim pudo ver que además de triste se veía molesta.- El bebé no estaba en condiciones debido al abuso del alcohol y el cigarro, el feto no se desarrolló bien e incluso llevaba muerto un tiempo antes de que ella sintiera los dolores por el aborto. A mis tíos les afectó mucho, también a Lidia, sin embargo, Nadia culpó a todo el mundo por haberla estresado y así que perdiera a su bebé.
-Oh, claro. No es como si los litros de alcohol y el tabaco no fuesen los causantes.- masticó Kim sus palabras con rabia.
-Su esposo la dejó después de eso y de un día para otro ella comenzó a tratar a esa muñeca como si fuese su hijo, aunque sólo cuando le convenía.
-¿Qué quieres decir?
-Algunos piensan que está loca pero yo no pienso así. Ya que varios la han visto dejar la muñeca tirada en su casa como si no fuese nada. Y cuando mi prima Lidia puso esa prohibición de su boda, ya sabrás…
-Una perfecta excusa para intentar arruinar la boda de su hermana.
Ondine suspiró con pesar.
-Espero que esto no te de una mala imagen de mi familia. Es horrible, lo sé, pero…
-¿De qué hablas? Ondine, tu familia puede estar compuesta de locos o criminales, aunque preferiría que no, pero eres tú, contigo es con quien quiero estar todos los días. Te amo mi sirena.
-Oh, Kim…- ella le abrazó feliz de tener un novio como él, cualquier otro hubiese salido corriendo.
Después de ir a por un helado y charlar un poco más, Kim regresó a Ondine a su casa y se fue para después enterarse de una noticia más adelante… La prima Nadia se había suicidado tomando un montón de pastillas y alcohol, y dejando una nota en la que culpaba a su hermana de su suicidio por haber matado a su hijo en plena boda. Un último acto desesperado por intentar culpar a alguien de sus propios errores. ¿Locura? Tal vez, pero Kim tenía algo muy presente ahora, los vivos podían ser tan atemorizantes que los muertos.
…
Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, acepto bebidas de temporada y dulces, y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
