Hola a todos! He aquí traemos una nueva historia de miedo. Las que se vienen serán para correr MUAJAJAJAJAJA! ¿Listos para lo que se viene? Veamos quienes son las víctimas de hoy. Saludos donde sea que estén leyendo esto, gracias por los reviews, los leo todos sin falta, así que sin más qué decir… COMENZAMOS!
…
Capítulo 53.
Hilos.
El señor Raincomprix se encontraba en su día de descanso, había pasado un día más que agradable. Lo único que hubiese hecho perfecto todo sería que hubiese un lago cerca para ir a pescar. Hacía años que no pescaba, por lo que pensó que sería bueno sacar su equipo de pesca. Cuando Sabrina llegó, su padre estaba sacando una caja larga y otra más pequeña y ancha.
-Hola papi, ¿qué es eso?
-Es mi viejo equipo de pesca.
-Oh, ¿qué vas a hacer con él?
-Pienso sacarlo y ver cómo está. Quizás la próxima semana podamos salir tú y yo de la ciudad a un lago de las afueras. Ya sabes, pasar un rato en la naturaleza, descansar, hacer una barbacoa.
-¡Me encantaría! Voy a separar ese día en mi agenda sólo para nosotros.
-Bien, estate preparada.- puso sobre la mesa la larga caja donde estaba su vieja caña de pescar. La abrió y el tenue brillo del hilo contra el sol llamó su atención dándole un escalofrío involuntario…
«Oh cielos… pensé que ya lo había olvidado»
-¿Papá?- Sabrina se acercó a su padre y este le sonrió intentando verse natural.
-No pasa nada. Parece que mi caña está bien. Voy a revisar lo demás.
-Vale, en un momento bajo a hacer la cena.
Cuando Sabrina subió este suspiró y sus dedos pasaron por el viejo hilo de la caña. Pensó que ya lo había superado, tenía que hacerlo, no podía ponerse así cada vez que recordaba aquello…
Después de la cena y de revisar que todo estuviera en orden fue a su habitación para al fin dormir. Se sentó en su cama y abrió el cajón de su cómoda. Allí sacó un viejo álbum de fotos que siempre habría antes de ir a trabajar como un incentivo. En una de las fotografías estaba él con su hija, en ese entonces de cinco años, de acampada en un bosque y ella llevaba su sombrero de pescador mientras que él presumía lo pescado ese día. Dio vuelta a la página y en la fotografía estaba él de más joven, sin demasiada panza y más cabello, y con su uniforme de novato. Y al lado suyo estaba su instructor, un hombre de bigote bien recortado que miraba a la cámara orgulloso a su mejor cadete. Y entonces recordó esa noche…
…
Estaba lloviendo a cántaros en esa noche de patrulla. Suspiró cansado, deseoso que el turno acabase para volver a casa.
-¿Qué ocurre? ¿Te aburro?
-Para nada señor, es sólo que con este clima no pasa nada. La gente no sale de sus casas, así que no entiendo por qué estamos haciendo patrulla nocturna.
-Hijo, en este trabajo JAMÁS te debes de confiar.- recalcó.- Todo puede pasar, no importa la hora, el clima o la circunstancia. He visto tanto en este trabajo que te sorprenderías.
-Vale, entiendo…
Se detuvieron en una luz roja y de repente frente a ellos un auto pasó a toda velocidad, tirándoles agua y aprovechándose de las solitarias calles.
-¿Qué te dije?- encendieron la sirena y fueron tras el sospechoso. Este pareció darse cuenta que no iba a ir muy lejos así que hizo una señal con las luces y empezó a bajar la velocidad.- De seguro es un crío idiota al que le acaban de dar la licencia de conducir. Todo tuyo chico.
-Muy bien señor. Le pido su licencia y registro. Y si se pone pesado o veo algo extraño…
-Hazme una señal si algo pasa, ¿vale? Recuerda que eres un novato.
-Sí, señor.
Bajó del auto con su impermeable y su sombrero cubierto por el protector plástico de la comisaría. Se acercó al auto e hizo una seña al conductor.
-Baje la ventana.- este así lo hizo, apenas le iluminó con la linterna.- ¿Sabe por qué se le detuvo?
-Lo sé, lo siento. No era mi intención ir tan rápido.
-Licencia y registro, por favor.- de nuevo obedeció. En la licencia aparecía un hombre de cabello oscuro, ojos azules y piel blanca. Miró al conductor y lo iluminó mejor. Cabello negro, ojos azules, y piel… por un segundo su cerebro se detuvo y pensó que estaba viendo mal. Aquel hombre tenía la piel blanca, pero blanca y brillante no eran una combinación normal. Era como ver un maniquí. Movió sus ojos y fue que notó la falta de vida en estos.
-¿Algún problema oficial?
Tragó, pero no de forma ruidosa. Se mantuvo en calma a pesar de que todo eso no parecía real.
-Un momento por favor.
Miró el interior del auto, notando de repente en la parte de atrás decenas de hilos casi invisibles, todos iluminados con su linterna, todos conectados a una parte de ese ser, todos salían del asiento trasero donde pudo ver un pequeño agujero entre los asientos… bajó la linterna y la prendió y encendió. Esa era la señal de auxilio. Su superior bajó de la patrulla con el arma lista para desenfundar.
-Le suplico que baje del vehículo señor, ahora.
-¿Qué pasa? No he bebido.
-Dije, baje del auto.- para sorpresa suya, el muñeco abrió la puerta y sacó sus dos piernas. Su superior se quedó impactado cuando vio a aquel ser bajar del auto.
-Manos donde podamos verlas.- ordenó sacando el arma de la funda y el muñeco giró sus ojos a él.
-Tú no estás invitado a la fiesta…- fue que notaron en su mano un cuchillo y se lanzó contra el oficial veterano pero el joven pelirrojo se interpuso y se llevó una cortada profunda en su brazo. Cayó al suelo herido pero levantó su arma y disparó contra esa cosa en el pecho. Una risa salió de este y se acercó alzando su cuchillo.
-¡Suelta el arma o disparo!- amenazó su superior, pero no al muñeco, sino hacia el punto de donde los hilos salían originalmente, el maletero.
KYAJAJAJAJA!
Rio esa cosa de forma desquiciada y antes de abalanzarse sobre el joven…
BAM, BAM, BAM, BAM, BAM.
Disparó al maletero y el muñeco cayó desmadejado en el suelo.
Se levantó sujetando su brazo y caminando hacia el maletero que su instructor había abierto al no estar cerrada apropiadamente… allí había un hombre, el original, es decir, el conductor original. Y sus dedos y brazos tenían hilos enredados en sus dedos y sus brazos. Incluso en sus piernas había tablas pegadas con más hilos en estas…
-Llama a la central. Y que traigan una bolsa negra.
-Sí señor…
Logró decir sin tartamudear. El joven fue a la patrulla mientras su superior seguía observando aquel aberrante pero fascinante artefacto. Se quedó en la patrulla cuando escuchó las sirenas acercarse. La herida de su brazo seguía sangrando pero no le importaba… sólo seguir con su trabajo.
…
Tomó su teléfono y buscó el contacto de su antiguo superior.
-¿Diga?
-Buenas noches señor. No sé si me recuerda todavía, soy el cabo Raincomprix.
-¿Cómo voy a olvidarte? Je, no soy tan viejo como crees, fuiste el más terco de los cadetes que tuve que entrenar. ¿Y qué cuentas?
-No mucho… ¿Tiene libre el próximo fin de semana?
Había aprendido en ese trabajo a dejar atrás las cosas malas y siempre ver hacia el futuro en un nuevo día. Ya podía sentirlo, la suave brisa, una buena barbacoa, y la tranquilidad del lago a la espera de que su caña se mueva con el más mínimo movimiento. Eso era vida.
….
Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, aceptamos dulces y bebidas de temporada y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
