El tostador
Sniper era una persona madrugadora. Todas las mañanas se levantaba el primero para tomarse su primer café en calma y poder leer el periódico sin interrupciones, antes de que se levantaran sus compañeros y empezaran a discutir. Como todos los días, el australiano salió de su caravana, recogió el periódico y se dirigió a la cocina. Pero esta vez, al entrar en ella, descubrió que no estaba solo.
-¿Soldier?- le preguntó a su compañero.
El americano, quien se encontraba mirando fijamente al tostador, le mandó a callar. Sniper se quedó mirándole unos momentos más. Su compañero no apartaba la mirada del electrodoméstico.
-¿Qué estás haciendo?-preguntó con curiosidad.
-Algo muy importante- se limitó a responder Soldier sin apartar la mirada del electrodoméstico.
Sniper se encogió de hombros acostumbrado a las locuras del americano y se dispuso a hacerse un café, aunque no podía evitar mirar a Soldier de vez en cuando. Este seguía con su mirada clavada en el tostador. Una vez hecho su café se sentó y comenzó a leer el diario.
"Las manifestaciones para echar a RED y BLU de Teufort siguen sin dar resultado" rezaba uno de los titulares. Sniper contuvo una risa. Claro que no sirven de nada las manifestaciones. Si sirvieran de algo las prohibirían.
A Soldier le había molestado la risa de Sniper, a quien miró con rabia.
-¿Qué? ¿No me puedo ni reír?- preguntó el australiano a su compañero cuando lo oyó gruñir.- Solo estás mirando al tostador.
-¡No es sólo eso, gusano!- le gritó Sodlier.- ¡Estoy haciendo una investigación muy importante!
Sniper le miró extrañado.
-¿Qué clase de investigación se puede hacer mirando a un maldito tostador?- le preguntó molesto.
Soldier miró hacia los lados, como comprobando que no hubiera nadie espiando, y susurró a su compañero.
-¿Puedes guardarme un secreto?
Sniper puso los ojos en blanco, suspiró y respondió.
-Sí.
-Creo que están planeando una invasión- le contó Soldier.
-¿Quiénes? ¿Los soviéticos?- Soldier negó con la cabeza.- ¿Los japoneses?- de nuevo el americano negó.-¿Los extraterrestres que mandaron armas una vez?- preguntó con tono de burla.
-No, esos se dedican sola y exclusivamente a la ciencia- respondió el americano con total seriedad.
-¿Entonces?
-Robots. Los robots planean conquistarnos a todos.
Sniper se palmeó la cara. Claro, ¿qué otra cosa se podía esperar de los desvaríos de su compañero?
-Sí hombre, un ejército de robots viene a por nosotros y luego Heavy se disfraza de bailarina por Halloween- le dijo con ironía el australiano.
-¡Hablo en serio, gusano!- le gritó Soldier enfadado.
-Y en ese caso ¿qué tiene que ver el tostador?
-Tengo sospechas de que ese tostador es un espía enviado por los robots- respondió el americano de nuevo con total seriedad.
Esta vez Sniper no pudo evitar comenzar a reír.
-Venga va, voy a llevarte con Engineer, a ver si hablando con él sobre cómo va la robótica se te quitan las tonterías, lunático paranoico- le decía mientras lo sacaba de la cocina arrastrándole.
-¡Qué no estoy loco! ¡Lo digo de verdad!-se quejaba el americano.
Cuando ambos se fueron, una neblina gris envolvió al tostador. Cuando se disipó una versión robotizada del Spy estaba en su lugar.
-Merde, han descubierto mi tapadera
