Hola a todos! He aquí la última historia del año. Fueron cortas pero estoy satisfecha con estas, veamos si habrá próximo año muajajaja. Pero sea como sea espero que hayan pasado un mes espeluznante. Dado el caso cuídense mucho que el Covid sigue, y sin más qué decir además que espero más cosas miraculous el próximo año… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
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Capítulo 57.
Cena sangrienta.
No podía esperar, ¡no podía esperar! Quería llegar a su casa para poder degustar aquel dulce postre que su esposa había preparado. Marinette le dijo que sería una sorpresa y que invitase a Félix si quería. Por supuesto, su primo al principio negó la invitación, pero tras mucho insistir al final aceptó.
-No entiendo por qué tu esposa dijo que me invitaras.
-Vamos Félix, sabes que te gustan los postres que hace mi esposa.
-Prefiero los que hace la mía.
-Pero Bridgette está en Londres.- le recordó a su primo. Ambos eran muy parecidos fisicamente, aunque claro, Adrien prefería un estilo más casual y elegante gracias a su trabajo como actor y no vestir un elegante traje Armani como Félix.
Tras un viaje que le pareció eterno llegaron a su hogar y subieron las escaleras de la entrada.
-Emma y Hugo estarán felices de verte.
-Mmm, ya veremos.- Adrien abrió la puerta con una amplia sonrisa.
-Cariño, ya llegamos.- el lugar estaba curiosamente oscuro y apenas iluminado con velas.- ¿Pasó algo?
-Bienvenidos.- dijo Marinette apareciendo con un delantal que tenía un líquido oscuro en él.- Los estábamos esperando. La luz se fue hace rato así que encendimos algunas velas, pero pasen. ¿Tienen hambre?
-Gracias mi amor. Hoy fue un día de lo más pesado.- entraron a la sala comedor donde Félix vio que sobre la mesa había un par de bandejas de plata.- No te lo vas a creer, Bob Roth apareció en plena filmación. Incluso Xavier tuvo que sacarlo del set. No paraba de decir que su hijo le debe su carrera.
-Ese hombre es una sanguijuela que exprimirá a quien tenga a su alcance, o bueno… al menos a partir de hoy ya no tendrán que preocuparse de él nunca más.- dijo con una sonrisa enigmática.- Hoy hice tu favorito.
-¿En serio? ¡Por eso te amo!
Félix inspeccionó el lugar, los muebles modernos, las fotografías sobre la cómoda sobre la chimenea, los pequeños manteles, tenía ese característico calor hogareño que extrañaba desde hacía un mes y contando.
Las pisadas de los niños se hicieron presente pronto.
-¡Papi!
-¡Tío!
Los pequeños de siete y cuatro años aparecieron abrazando a ambos, Félix sonrió con cierta añoranza, también extrañaba a sus hijos a morir.
-Vengan acá mis pequeños.- Adrien los cargó y los llevó a la mesa.- Ven Félix, es hora de comer.
-Ya voy…
No se sentía del todo animado, pero estaba seguro que algo de azúcar podría ponerlo de mejor humor antes de ir a la cama. Marinette tomó la tapa de la primera bandeja.
-Espero que les guste a todos. Ta-da~
Fuera de las expresiones de asombro de los Agreste, lo que Félix vio bajo la bandeja lo dejó frío. Era un pastel, pero sobre ese pastel no había fresas, chocolate o betún escarchado, la luz de las velas iluminaron una grotesca y abominable visión que hizo que su cuerpo temblara. Un par de ojos humanos todavía cubiertos de su viscosa masa ocular lo observaban fijamente. Pedazos de intestino decoraban alrededor, gruesos dedos humanos, un hígado, la mitad de lo que estaba seguro era un riñón, órganos variados que no podía reconocer y restos de cerebro y masa sanguinolenta esparcida como glaciado decoraban cuidadosamente el abominable postre.
-Oh Marinette, no debiste molestarte.- dijo Adrien como si nada dejando a Félix más frío en su sitio.- De verdad te luciste. ¿Te dio problemas hacer todo esto?- dijo dejando a sus hijos en las sillas.
-Bueno, ya sabes cómo puede ser a veces. Pero como dije, Bob Roth ya no te molestará ni a ti ni a Xavier.
-Eres maravillosa. Por algo te amo.
Félix sintió que la garganta al fin se desbloqueaba un poco.
-E-Eso es…
-¿Por qué tienes esa cara? Come un poco. Vamos niños, no se queden atrás.
-Gracias papi.- dijo Felicia que fue la primera en enterrar el tenedor sobre un ojo y metérselo en la boca.- ¡Mmmm! Jugoso y chicloso.
-Aquí tienes Hugo.- dijo Marinette sirviendo a su hijo un pedazo de intestino sanguinolento.- Te aseguro que te gustará.- El pequeño sonrió y clavó su tenedor en la carne suave antes de metérsela en la boca y un líquido rojo comenzó a asomar de sus labios.
Félix retrocedió queriendo vomitar.
-¿Qué rayos es todo esto?- preguntó a punto de echarse a correr y Adrien que había tomado en su mano algo de carne lo miró confundido.
-¿Pero qué dices? Es una cena especial.- comió el pedazo y lamió sus dedos como si la sangre fuese una exquisitez.- Pareces algo pálido, primo, ¿por qué no te sientas?
-Oh, Félix. ¿Qué tal si pruebas el segundo postre?- sugirió Marinette.- Te aseguro que te gustará.- destapó la segunda bandeja y Félix vio con horror que se trataba de la cabeza del malvado representante.
-N-No puede ser… ¿Qué hicieron?
-Vamos Félix, te vas a perder lo bueno. Además, ¿no dices siempre que buscas cortarle la cabeza a tus oponentes?- el matrimonio rio de forma diabólica. Los niños siguieron con su degustación sangrienta y Félix quería salir de allí por su salud mental, deseando no formar parte de aquella cena sangrienta o ser la próxima víctima.
-Están locos… todos ustedes.
-¿Qué pasa Félix? Parece ser que no tienes corazón para esto. ¿Quieres un poco de este?- señaló en su plato lo que quedaba del órgano y de repente se escuchó una risa baja y ronca. Félix miró la cabeza por instinto y en ese momento esta se volvió a él con una sonrisa macabra.
-¡Eso es cierto! ¡Y soy delicioso!
-¡AAAAAAAAAAHHH!- gritó Félix trastabillando al retroceder.
Las luces se encendieron y Marinette miró con algo de pena a Félix aunque seguía sonriendo.
-Ya está bien, Adrien. La broma ya ha terminado.
-¿Broma?- preguntó Félix y Adrien le ayudó a levantarse.- ¿Me quieres decir que esto es una broma?
-Feliz noche de brujas primo.
Félix se quedó boquiabierto, y más cuando la cabeza desapareció bajo el mantel y alguien salió por debajo de la mesa.
-Sorpresa.- dijo Bridgette que se quitó la máscara.
-¿Bridgette?
-Lo siento darling, pero no pude evitarlo.- Adrien acercó a su primo hacia la mesa.
-Tu esposa nos propuso hacerte esta pequeña broma. Y para qué negarlo, estuvimos encantados de cooperar.
Fue que Félix vio con atención el pastel. Se veía grotesco, pero de este no salía ningún olor desagradable, al contrario, olía a chocolate, fresa y vainilla. Vio con atención el pedazo de Hugo y vio que sólo se trataba de pedazos de pastel y chocolate con salsa de fresa.
-Pero… ¿por qué?- preguntó a su esposa y de repente vio a sus pequeños gemelos a su lado, sonriendo traviesos.
-Fue una venganza de parte de nosotros tres por lo del año pasado.- confesó Bridgette el ejecutivo lo pensó un poco y luego asintió lentamente.
-Ah… sí. El castillo embrujado. Pero admite que fue una buena broma.
-Así como esta.- Félix terminó por reírse y abrazó a su esposa para besarla.
-Te pediría el divorcio si no fueras tan encantadora.
-Come un poco Félix. Te aseguro que a pesar de su apariencia está bueno. Brid y yo trabajamos en él todo el día.
Félix tomó una rebanada de pastel con el segundo ojo, todos se sentaron en la mesa a disfrutar de una agradable reunión familiar en la que dentro de poco se unirían sus padres, pero ellos disfrutarían de un postre más normal, ya que todos degustaron aquel pastel de lo que fue su cena sangrienta.
