Hola a todos! Ha llegado! Un nuevo año de historias de terror para todos ustedes. Acomodense bien, atento a lo que viene, porque la oscuridad y el miedo irán de la mano este año y nuestros protagonistas sufrirán por ello. Llego tarde este año pero espero no decepcionarles, y sin más qué decir… COMENZAMOS!
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Capítulo 58.
Sacrificio.
Adrien acomodó la almohada de Natalie por cuarta vez hasta que consiguió el mullido perfecto. Ella sonrió cansada y algo adormilada ante los medicamentos, y para qué mentir, el pequeño vaso de bourbon que tomó antes de que el joven viniera a ver si ya había tomado sus medicamentos.
-Descansa Natalie, muchas gracias por todo.- dijo dejando de lado sus gafas junto con una carpeta de papeles que había revisado antes de "relajarse" un poco.
-Descansa tú también, Adrien.
-¿Estás segura? Puedo quedarme hasta que te quedes dormida.
-Ve a dormir, estaré bien y tú eres quien tiene escuela mañana.
-Vale, pero si necesitas algo, llámame y vendré.
El joven sonrió con aquella sincera candidez que le recordaba a su madre y luego se retiró. Suspiró cerrando los ojos, aunque un pensamiento le molestó.
Desde que estaba en la mansión, Gabriel no había ido a verla más que para relatarle vanamente sus planes o incluso para dejarle trabajo. Por supuesto, ahora que ya no le era tan útil como antes y después de sus reclamos por haber dejado ir una oportunidad de cambiarlo todo, evitaba pasar más tiempo de lo estimado con ella.
«Y quién sabe qué maquinaciones tenga en mente»
Ya no le contaba nada concreto y sus planes eran cada vez más y más peligrosos. No era que temiera por él, ya había dejado de ser ante sus ojos el hombre herido y desesperado que apoyaba sin dudar, sino que temía por Adrien y lo que aquello podría afectarle, porque era consciente que Gabriel no dudaría en utilizar a su propio hijo en sus planes…
En algún momento de sus pensamientos quedó profundamente dormida, pero un sonido la despertó o al menos creyó que así fue. De repente se sintió sedienta, pero al mirar su jarra de agua la encontró vacía, cosa rara puesto que Adrien la llenaba todos los días sin falta. Bueno, por una vez que se le olvidase no pasaba nada. Miró el aparato con el que caminaba, no quería hacer ruido usando ese odioso aparato que comenzaba a odiar, así que tomó el bastón y con cierta dificultad se levantó, notando que al menos podía apoyar un poco mejor que la última vez. Caminó fuera de su cuarto hasta las escaleras donde tuvo que sostenerse con fuerza del barandal para bajar. Fue que notó la puerta entreabierta del estudio de Gabriel. No le sorprendía, de seguro debía de estar de nuevo con sus planes.
-Por favor, piense en las consecuencias…
Escuchó la voz de un kwami y se acercó curiosa ya que no podía creer lo descuidado que estaba siendo al invocarlos fuera de su guarida, pero allí estaba Gabriel y los kwamis estaban sobre el pedestal que usaba para dibujar mirándole muy asustados.
-Si usa ese deseo no sólo la historia entera deberá reescribirse, sino que también deberá pagar por un precio equivalente a lo que está pidiendo.
-¿Y eso a mí qué me importa estúpidas criaturas?- espetó Gabriel con crueldad.- Por mi todo el mundo se puede ir al demonio si con ello puedo cambiarlo todo y tener de vuelta a Emilie. No importa nadie ni nadie, no me importa a quién deba sacrificar.
-¿Incluso a su propio hijo?- la pregunta hizo que Natalie sintiera su corazón detenerse.
-Si usa el deseo para traer de vuelta a alguien amado usted puede perder a su hijo.
-¿Cree de verdad que el sacrificio lo vale?
«No… él sería incapaz…»
Pensaba Natalie incapaz de imaginarse a Gabriel sacrificar a su hijo con tal de tener a Emilie, aquello sería una locura.
-¿Y qué si es así?- espetó arrogante.- No me importa lo que deba sacrificar con tal de tener a mi esposa de vuelta. Aún si es mi propio hijo, nadie lo recordará si así fuese el caso.
-¿Cómo dice?- siseó Natalie que empujó la puerta y la cerró detrás de ella.- ¿Sacrificaría a Adrien sin dudarlo?- sus palabras fueron pesadas y lentas. Los kwamis se asustaron y regresaron a sus miraculous escondidos en una caja que Gabriel cerró.
-No deberías estar levantada.- dijo acercándose para ayudarla a regresar a su habitación, pero ella retrocedió.
-Dime una cosa Gabriel, a pesar de todo este tiempo, de todo lo que ha pasado, ¿eres capaz de usar a tu propio hijo como un peón que puedes sacrificar en este ya enfermizo juego?
-No lo quise decir de esta forma. Yo… simplemente cuando pida el deseo todo lo que suceda no será recordado por nadie. Hawk Moth, Ladybug, Chat Noir, nadie los recordará.
-¿Y Adrien?- preguntó apretando el bastón.- ¿Qué pasará con Adrien?- miró bien sus expresiones, las conocía todas y no podía mentirle, por eso cuando sus labios se apretaron en una línea recta supo que le estaba mintiendo.
-Haré todo lo que esté en mis manos para evitar cualquier cosa que pueda pasarle a mi hijo. Sabes que él es todo para mí.
Su descaro la dejó en shock. Iba a sacrificar a su hijo, sin importarle nada de lo vivido con él. Se deshizo de su agarre cuando la tocó, le pareció nauseabundo.
-¿Lo supiste desde el principio?- le acusó a sabiendas que debió haberse documentado bien.- ¿Entonces para qué ha servido esto si significa perder a Adrien?- Gabriel gruñó a lo bajo.
-Basta ya, Natalie. Te dije que haré lo que sea para evitar que algo le pase. Además, no importará. Puedo tener otro hijo, después de todo, Adrien no es más que un…
-¡NO!
El bastón le golpeó con fuerza en la cabeza y trastabilló sintiendo la cálida sangre comenzar a emanar de la herida.
No le dio tiempo a que se recuperara y alzó el bastón sobre su cabeza, apenas sosteniéndose de sus piernas.
-¡No lo permitiré!
El bastón volvió a caer con fuerza, una y otra y otra vez. Las impolutas paredes comenzaron a ser salpicadas de rojo.
-¡No permitiré que le toques siquiera un cabello! ¡NO TE DEJARÉ!
Arremetió con una fuerza incluso desconocida para ella mientras lágrimas caían de sus ojos inyectados de sangre por culpa de la rabia que sentía. Porque la había utilizado, la había hecho creer que todo estaría bien, que todo se arreglaría en un perfecto cuadro de cuentos de hadas, pero si eso significaba sacrificar a Adrien, al niño que vio crecer, al niño que quería con todo su corazón al igual que Emilie alguna vez amo, el niño de corazón puro que todavía albergaba esperanzas de que aquel podrido hombre le amase con la misma intensidad sin saber que era un caso perdido, entonces él podía ser el sacrificio.
Y una última vez le golpeó, a pesar de que sólo quedaba una masa sanguinolenta de lo que antes fue la cabeza de la persona que también amó…
-¿Natalie?
Abrió los ojos y se encontró apretando las sábanas de su cama con fuerza. Adrien, que estaba en pijama, le miraba preocupado.
-¿Estás bien? ¿Tenías una pesadilla?
¿Todo fue un sueño?
-Yo… sí, gracias por despertarme.- él sonrió y cuando ella se sentó, este le dio un vaso de agua para así humedecer su garganta seca.
-Vine a ver cómo estabas, si el trabajo es demasiado le diré a padre que te deje despertar hasta tarde.- ella le miró con ternura y puso su mano sobre su mejilla.
-Gracias Adrien, pero no es necesario molestar a tu padre. ¿Sí?
-¿Estás segura? Para mi tú eres muy importante, Natalie.- ella sonrió asintiendo.
-Muy segura.
-Vale… pero si necesitas algo, avísame.
-Así lo haré. Ahora ve a dormir.
Adrien obedeció y salió de su habitación. Natalie suspiró y pasó su mano por su frente cubierta de sudor frío, jurando nunca volver a mezclar sus medicamentos con alcohol. Sin embargo, al ver su mano empapada de su sudor, por un momento le pareció verla teñida de carmín, pero de un carmín cálido y pegajoso.
No iba a dudar. De ser necesario… ensuciaría sus manos si Gabriel se atrevía a hacerle daño a Adrien. Porque si eso ocurría, Ladybug y Chat Noir no sería de quienes debiera preocuparse.
…
Y… espero que les haya gustado! ¿Cuánto hará Natalie por Adrien? ¿Hasta donde podría llegar por protegerlo? Bueno, espero verlo en esta nueva temporada. Así pues sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE HISTORIA!
