Venganza servida bien ¿explosiva?
Era una soleada tarde de otoño en Harvest. La batalla del día había acabado pronto tras una victoria aplastante. Parte del equipo había decidido ir a recoger calabazas para preparar un banquete como celebración de su victoria, mientras que otros prefirieron relajarse tras dar lo mejor de sí en el campo de batalla. Uno de esos otros era Soldier, quien se encontraba dando otro de sus discursos a su colección de cabezas, a la cual había añadido una más.
-...¡ A no ser que sea una granja!- le gritó a una cabeza que se había caído al suelo, agachándose a su altura.
-¿Interrumpo algo?- preguntó Demoman a su amigo.
-Nah- respondió Soldier poniéndose de pie y recogiendo la cabeza.- Ya he acabado de ensayar mi nuevo discurso moralizador. Es tan bueno que una de las cabezas se ha desmayado de la impresión- dijo con un sonrisa señalando a la cabeza.
-Estupendo, porque se me acaba de ocurrir un nuevo pasatiempo- dijo el escoces antes de darle un sorbo a su scrumpy.
-Supongo que incluye explosiones- dijo el americano entusiasmado.
-Exactamente. Si no ni siquiera me hubiera molestado en llamarte- respondió su compañero guiñándole el ojo (aunque era difícil saber si estaba guiñando o simplemente parpadeando).- Toma esto- dijo antes de lanzarle un palo de golf, que Soldier agarró en el aire sin problemas.
-¿Vamos a jugar al golf?- preguntó Soldier extrañado.
-Sí, pero a mi estilo- respondió Demoman sacando una bomba lapa y otro palo, que había llevado colgado en su espalda. Soldier sonrió al atar cabos.
Demoman puso la bomba lapa en el suelo.
-Espera, ¿dónde está el hoyo?- quiso saber Soldier.
-¿Recuerdas que el Spy del otro equipo se ha dedicado hoy a tocarme las narices?- respondió el otro con una sonrisa de maldad antes de señalar un poste en el que estaba atado el Spy enemigo, con una cuerda a la altura de la cintura y otra atándole las manos por detrás del poste.
-¡Esto no quedará así, maldito monstruo cíclope escocés lunático borracho!- gritaba el francés enfurecido mientras trataba de zafarse de las cuerdas.
-Cállate- le replicó Demoman golpeando la bomba lapa, que fue a dar de lleno en la boca del Spy.
-Bonito disparo- le felicitó Soldier dándole una palmada en el hombro.- ¿Puedo probar?
El escocés puso otra bomba lapa y dejó espacio a su amigo, cuya "bola" salió disparada directa a la entrepierna del francés.
-Muy buena esa- rió Demoman.
-Apuntaba a la frente, pero supongo que ahí queda mejor- se unió a las risas el americano. El Spy los miraba con odio y desprecio.
Ambos mercenarios continuaron lanzando bombas a su enemigo hasta que el cargador se quedó vacío.
-Bueno, catorce de veinticuatro. No está mal- dijo Demoman contemplando al Spy, cuyo cuerpo ahora estaba lleno de bombas lapa: boca, entrepierna, hombros, oreja izquierda, rodillas, tobillo derecho, ojo izquierdo, frente, dos en la barriga, muslo derecho y pecho izquierdo.
-Supongo que ahora llega lo mejor- dijo Soldier. Si conocía su compañero tan bien cómo creía, estaba claro lo que iba a venir a continuación.
El escocés sonrió a su amigo mientras sacaba el detonador. El Spy contemplaba a ambos con cierto pavor, mientras movía su cuerpo en un desesperado intento por sacudirse las bombas de encima.
-La próxima vez ve a tocarle las narices a Sniper, al menos el te matará rápido- le recomendó Demoman.
-Eh, a mi que me deje en paz. Ya tengo bastante con tener que soportarlo todos los putos días- se quejó el australiano asomándose desde una ventana cercana. Había contemplado el espectáculo en silencio pero habiéndolo disfrutado.-¿A qué esperáis para el gran final?- añadió.
Demoman y Soldier dieron al Spy un último saludo militar antes de pulsar el detonador. El cuerpo del francés explotó en mil pedazos, llenando de sangre a sus asesinos. La fuerza de la explosión fue tal que arrojó a ambos mercenarios varios metros atrás y tiró a Sniper por la ventana, quien cayó detrás de sus compañeros con un sonoro golpe.
-Estoy bien. Es solo un primero- dijo el australiano dolorido mientras trataba de levantarse.
Unos segundos después, el Spy enemigo aparecía en la sala de respawn de su base como nuevo, pero con una terrible jaqueca y agujetas por todo el cuerpo.
-Esto lo pagaréis caro- gruñó pensando en aquellos que habían osado matarle de manera tan humillante.
-Parece que esos dos han hecho unos bonitos fuegos artificiales contigo- se burló el Sniper de su equipo, quien había ido a recibirle a la sala tras haber contemplado la escena desde lejos con el zoom de su rifle.
-Cállate, parece que me va a explotar la cabeza... otra vez- se quejó el Spy enemigo. Desde luego esa iba a ser la última vez que escondiera las botellas del Demoman del otro equipo.
¿Qué hemos aprendido de este capítulo? Que nunca debéis de esconder las bebidas del alcohólico del grupo, sobre todo si este es un experto en explosivos.
