Aparca como puedas
Cambiar de base no siempre era fácil. Y no era porque al equipo no le gustara abandonar la base en la que se encontraran porque le habían cogido cariño, si no por el trayecto en si. A veces tenían la suerte de realizar el traslado a la otra base en tren si esta se encontraba situada bastante lejos de la actual.
Esta vez no tuvieron tanta suerte.
De los nueve mercenarios solo tres tenían licencia para conducir, pero uno de ellos, Spy, no tenía coche disponible (en realidad no quería que alguno de sus guarros compañeros ensuciaran su coche de lujo). Aún así, había tres vehículos en la base con los que contaban en los desplazamientos: la caravana de Sniper, el monovolumen de Engineer y la furgoneta (robada) de Medic. Y pobre del que le tocará ir con este último...
Medic había perdido su licencia de conducir tiempo atrás, pero eso no le impedía ponerse al volante, para desgracia de sus compañeros. Porque llamar temeraria a la conducción de Medic era quedarse corto.
Así pues, los cinco miembros del equipo sin vehículo propio (tiempo atrás, se había pactado que Pyro siempre viajara con Engineer dado que era el único que sabía controlarle), se rifaban en que coche tendría que ir cada uno.
-Bueno ya sabéis: el que gane elije en que vehículo quiere ir- anunció Medic.
El coche de Engineer tenía cinco plazas, por lo que en la rifa entraban los tres asientos traseros, ya que Pyro viajaba con Engineer en la parte delantera. Medic y Sniper podían meter a uno más cada uno en sus respectivos vehículos. Normalmente, el perdedor era el que viajaba con Medic.
Las plazas solían jugárselas al clásico "piedra, papel o tijera". En la primera ronda, Spy resultó ganador y su elección fue viajar con Engineer, al igual que decidieron Soldier y Heavy (que aunque apreciara mucho a su "doktor", no quería ni pasar dos segundos junto a él si este conducía). Demoman fue el que se quedó con Sniper, para alivio del australiano, quien no soportaba cargar con Scout durante los viajes. Eso hacía que el bostoniano se quedará con Medic.
-Joooooder- murmuró el joven, viendo la que se le venía encima.
No tardaron en arrancar sus vehículos y emprender el viaje hacia la nueva base.
A los pocos segundos de empezar el viaje, Medic acercó su pie lentamente al acelerador. En su cara podía notarse que estaba ansioso.
-No lo hagas, Doc...- pidió Scout, mirándole suplicante.
El alemán le devolvió la mirada, que estaba llena de malicia.
-¿Que no haga esto?
Y tras pronunciar esas palabras, Medic apretó el acelerador. El vehículo iba cada vez más y más rápido, dejando muy muy atrás a sus compañeros.
-¡PARA, COÑO!- gritaba Scout aterrado. Medic adelantaba a otros vehículos por la carretera y de milagro no había atropellado a tres motoristas, le había faltado un centímetro para chocarse contra un camión y casi se estampan contra una farola. Aunque el colmo fue cuando encontraron una carretera cortada
-No, no vayas por ahí- rogó el bostoniano, atemorizado.
Medic le ignoró y siguió conduciendo a toda velocidad, con una sonrisa maníatica. La carretera, cuesta arriba, llevaba a un puente que estaba sin acabar, bajo el cual se veía un profundo precipicio.
-¡DOC, NO! ¡AÚN ESTAMOS FUERA DEL ALCANCE DEL RESPAWN !
Pese a todo, Medic no frenó, es más, aumentó más la velocidad y el puente inacabado se veía más y más cerca. Scout, pese a nunca haber sido muy religioso, comenzó a rezar, convencido de que no iba a sobrevivir a esto.
La furgoneta sobrevoló el barranco y se poso en el otro lado del puente, dando una gran sacudida, que hizo que Scout se golpeara la cabeza con el techo, al caer al suelo. El bostoniano suspiró aliviado una vez vio que la carretera secundaria volvía a unirse con la carretera principal. Una horrible sensación de fatiga y mareo le inundaba el cuerpo, pese a que el conductor del vehículo parecía estar en éxtasis.
Cinco minutos después, llegaban a la nueva base, mucho antes que el resto de sus compañeros. Scout abrió la puerta con las pocas fuerzas que le restaban y vomitó en el suelo toda la comida de la semana.
-Llorica debilucho- se burló Medic al verle de rodillas en el suelo, mientras se disponía a abajar las maletas y las cajas.
-Tendrías que estar en la cárcel- replicó el joven con voz débil, pero muy enfadado
El alemán soltó una fuerte carcajada antes de decir.
-No lo sabes tú bien.
Y recordad niños: si tenéis un amigo que es un doctor con tendencias homicidas, nunca debéis dejarle conducir.
Por ahora estoy pudiendo llevar al día mis dos fics de TF2. De hecho el tercer capítulo de "OFF the Fortress" debería estar listo para el fin de esta semana/ principio de la siguiente.
