Hazme un muñeco de nieve

Un hermoso paisaje blanco fue lo que recibió a Pyro aquella mañana. Cosa lógica y normal, dado que los mercenarios solían pasar el invierno en las zonas más frías que controlaban Redmond y Blutarch. Aquella semana las batallas se habían celebrado en Coldfront, y ni un sólo día el Sol se había dejado ver, oculto bajo un manto de grisáceas nubes. Por eso, cuando al asomarse a la ventana Pyro contempló como el cielo se había despejado justo el día que tenían libre, no pudo evitar esbozar una enorme sonrisa bajo su máscara.

Con la energía de un niño pequeño, Pyro bajó las escaleras rápidamente, deseando desayunar rápido y hacer un muñeco de nieve con Engi...

Su sonrisa se esfumó al recordar que Engineer había recibido la tarde anterior una llamada de emergencia del cuartel general, diciendo que se había estropeado no sé que cosa (el texano no había querido dar detalles) y que tenía que ir a repararla urgentemente debido a que los ingenieros que allí trabajaban estaban teniendo graves dificultades. Incluso un helicóptero había venido a buscarle (aunque a los ojos de Pyro, Engineer fue recogido por un pájaro bastante gordo que piaba demasiado). Probablemente el texano regresaría por la noche.

Pero la falta de su mejor amigo no le iba a hacer renunciar a sus ganas de hacer un muñeco de nieve, así que Pyro acudió a su segundo mejor amigo: Scout.

Aunque ya había pasado la hora del desayuno, Scout seguía dormido (y de ser por él, lo habría estado hasta pasado el medio día). El bostoniano soñaba que Miss Pauling le rogaba que saliera con ella, porque él era tan guapo, perfecto y fuerte, cuando todo su sueño se desvaneció por el molesto sonido de alguien llamando a la puerta.

-¿Scoutmhp?- oyó la ahogada voz de Pyro tras la puerta.

Scout, aturdido, miró la hora en el reloj de su mesita de noche: no eran ni las diez de la mañana. ¿qué podría querer Pyro a esas horas?

-Hamphe pum mupheco de niemphe- oyó canturrear a su compañero.

¿Qué le hiciera un muñeco de nieve? ¿Para eso le había despertado? ¡Ni de coña iba a salir con el frío que hacía y lo calentito que estaba en la cama!

- Vempha vaphos pha jumpha- siguió Pyro.

-Déjame, Pyro- gruño Scout medio dormido.

-Vaphe, adioph- respondió este triste.

Scout oyó los pasos de Pyro alejarse y suspiró: dudaba que volviera a poder a dormirse con el ruido que hacían sus compañeros. Sus sospechas se confirmaron cuando oyó a Soldier comenzar a voz en grito su discurso a las cabezas del otro equipo.

El bostoniano se levantó de la cama a regañadientes, se vistió rápidamente y bajó a la cocina a desayunar. Se estaba sirviendo un vaso de leche cuando de pronto...

-¡Hamphe pum mupheco de niemphe!

La súbita aparición de Pyro asustó a Scout, a quien se le escapó el vaso de leche, derramando su contenido por la encimera.

-¡No pienso hacer un puto muñeco de nieve contigo, déjame ya!- le gritó Scout enfadado.

Como respuesta, Pyro ladeó la cabeza y el bostoniano no sabía si le estaba rogando o estaba conteniendo las ganas de lanzarse a por él con su lanzallamas. Con prudencia y paso lento, Scout abandonó la cocina mientras la mirada de Pyro le seguía, pero su cuerpo no se movía del sitio.

Scout suspiró de alivio al salir de la cocina y se dirigió al salón a ver que estaban haciendo sus compañeros, pero sólo encontró a Sniper y a Spy jugando al ajedrez.

-No sé cómo me has convencido para que juegue a esto- le decía un visiblemente aburrido Sniper al francés.

-Lo necesitas: este juego de estrategia es gimnasia mental, y tu sentido para la estrategia está un poco atrofiado- expuso este. En realidad Spy no estaba ayudando a Sniper: sólo quería darle una paliza jugando al ajedrez.

Ante las palabras de Spy, el australiano rió por lo bajo antes de responder:

- En realidad no: yo siempre tengo un plan...

-...para matar a todo dios- completó Spy por él, poniendo los ojos en blanco.- Ya lo sé. Pero recuerda que accediste a esto a cambio de que no dijera nada de tu grave metedura de pata en la batalla de ayer.

-¿Qué metedura de mata?- preguntó Scout de pronto, sobresaltando a ambos mercenarios.

-¡Ninguna que te interese!- exclamó Sniper enojado.-¡Lárgate de aquí antes de que te convierta en diana para practicar lanzamiento de fraskungfú!

Al ver la expresión de Sniper, Scout supo que debía salir de allí cagando leches, así que regresó al pasillo y cerró la puerta del salón. Al darse la vuelta Pyro estaba detrás de él. Scout soltó un grito y dio un bote del susto que le dió encontrarle ahí sin esperárselo.

-¡Hamphe pum mupheco de niemphe!- volvió a caturrear Pyro.

-¿Si lo hago me dejarás en paz por el resto de día?- preguntó Scout con resignación. Pyro asintió enérgicamente.- Venga, vamos allá- añadió sin ganas mientras era arrastrado por Pyro al exterior de la base.

Después de un trabajo que les llevo más de media mañana, Scout y Pyro contemplaron su muñeco de nieve. No era el mejor muñeco de nieve del mundo ni de lejos: la cabeza era demasiado pequeña en comparación con el cuerpo, la zanahoria que hacía las veces de nariz estaba mordida y el sombrero que coronaba la cabeza del muñeco era una Chistera Chunga, pero al menos Pyro estaba feliz y eso dejaría a Scout el resto del día sin ser molestado.

-¡BOMBA VA!

Demoman saltó desde lo alto del techo de la base, cayendo de plancha sobre el muñeco de nieve el cual quedó aplastado. Pyro agachó la cabeza, dando a entender que estaba triste.

- Te parecerá bonito, ¿verdad?- le preguntó Scout malhumorado al escocés, quien estaba haciendo un ángel de nieve tumbado sobre los restos del muñeco

- Es que era un muñeco de nieve muy feo. Ahora podréis hacer otro mejor- replicó Demoman.

-¿Pues sabes qué? Lo vas a hacer tú: a ver si eres capaz de hacerlo mejor, aunque lo dudo con ese cerebro tuyo atrofiado por el alcohol- le dijo Scout en tono hiriente mientras se daba la vuelta y volvía a meterse en la base, dejando a Demoman y a Pyro a solas.

-Bueno dime...¿te enseño a hacer un muñeco de nieve de verdad?-le preguntó el escocés a Pyro, quien asintió jovialmente, abandonando su postura triste.

Dos horas después el exterior de la base estaba decorado por un castillo de nieve, con un muñeco de nieve perfectamente proporcionado haciendo las veces de vigía en una de las torres. Pyro aplaudía con alegría mientras jugueteaba alrededor del castillo. Asomado por la ventana de su habitación, Scout contemplaba boquiabierto la creación de sus dos compañeros. Demoman le miró con aire de vencedor, a lo que el bostoniano replicó con un corte de manga y un fuerte ventanazo. El escocés se limitó a reírse del enfado de Scout antes de dar un sorbo a su botella.

Y eso que el joven ni si quiera sabía que el gorro que le había puesto al muñeco de nieve era el único inusual que tenía.


Siento mucho haber tardado tanto en publicar otro capítulo, pero en unos días tengo los exámenes de la facultad y he estado ocupada estudiando, aparte de una grave sequía de ideas. Al final, tras barajar unas posibilidades con un amigo, me decanté por este tema.

Creo que no hace falta decir de que película saque la frase que canta Pyro, pero por si acaso daré una pista: empieza por "Fro" y acaba en "zen"