Recuerda
que a un escritor le encanta que comenten su trabajo, y yo soy uno de
ellos.
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¡Ayúdame!
por
JD Wordenwood
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Capítulo 18: En tus Brazos
La antigua carta, por fin se había abierto, después de una extensa investigación, los abogados de la Casa Potter, por fin habían acertado, que el único heredero, de el título y la fortuna, podría poseerla justo cuando se casara, que ya estaba en preparativos, debido a que lo habían visto saliendo y viviendo con una castaña, y además comprando un anillo de compromiso en el lugar más caro y refinado de todo el Reino Unido.
Sir Osborne, por fin podría ver el sueño de su colega Lord James Potter X, al ver que un desentiende directo suyo, su nieto, podría asumir las responsabilidades de la Casa, la fortuna y el título.
Su abogado y amigo de confianza, siempre mantuvo vigilado al joven Potter desde sus dieciocho años, para ver cuando sentaba cabeza, descubriendo, que solo tuvo una relación amorosa, y que después se fue a vivir con una japonesa, con la cual nunca tuvo nada.
El joven Potter no salía con ninguna chica, solo a algunas citas, pero nada duradero. Eso le preocupaba, la carta numero uno, dejada por el fallecido Lord, decía claro que su descendiente más próximo tenía que estar casado, y en la carta numero dos, dejo escrito que no podía saber nada acerca de su titulo ni posición económica, además de que la mansión debería de ser cerrada.
Hasta ese día, donde se abrió la tercera y penúltima carta, donde decía, que al tener noticias de la boda, podían reabrir la casa, y convocar a los antiguos trabajadores de la aldea continua a seguir trabajando como lo hacían antes, además de informar a la corona británica su reinstitución a la nobleza activa.
Corría sangre azul por las venas de algunas personas que, simplemente lo ignoraban.
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El ojiverde se apoyó con dificultad en el marco de la puerta de la cabaña de los Granger.
Definitivamente estaba alucinando, tenía a una castaña en bata, manchada con chocolate, y su vientre; su vientre estaba abultado.
¿Podía ser? ¿Ella estaría embarazada?
La condiciones climáticas, el cansancio, estado de ánimo, tristezas y preocupaciones del chico, además de la tremenda impresión al ver el abultado vientre de la chica, lo debilitaron, llegado a su punto de culminación.
Y así, el ojiverde calló completamente inconsciente sobre el descanso de las escaleras de piedra.
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Al verlo, la castaña le sorprendió y inconscientemente se llevó la mano al vientre.
Se quedó muda.
Se quedaron mudos, mirándose el uno al otro.
Hasta que anonadada vio como el ojiverde se desplomaba al suelo.
Rápidamente, la preocupación la embargó, como cuando eran los mejores amigos, en esos antiguos tiempos de escuela, donde eran adolescentes que no tenían idea de sus verdaderos sentimientos.
Cuando ella lo sobreprotegía.
Cuando él la cuidaba.
La castaña se dejó vencer por la preocupación y sobreprotección al ojiverde que yacía inconciente en el nevado piso de piedra. Sin pensarlo dos veces conjuró un simple hechizo haciendo que el cuerpo de Harry levitara lentamente hasta llegar a un sillón muy bajo y sin respaldar que se encontraba a unos pocos metros de la ardiente chimenea.
Cerró rápidamente la puerta y se dirigió hacia donde estaba el inconsciente cuerpo del chico, notó que estaba pálido, con una débil capa de hielo cubriéndole las cejas, tenía ojeras, y su melena azabache estaba completamente mojada, tenía el inicio de la barba del día siguiente, recordó como le encantaba acariciar su mejilla con ese inicio de barba cada mañana.
Se denotaba su tristeza y resignación, la castaña se detuvo una fracción de segundo, pensando si debería de ayudarlo, estaban peleados, pero por otro lado su sentimiento de protección y amor hacia él eran mucho mayores, así que con gran velocidad comenzó a quitarle la ropa empapada y mandándola con rápidos encantamientos hacia la la pequeña cocina – lavandería que había en la cabaña.
Empujó el sillón sin respaldar más al fuego, y se dirigió a los compartimientos de toallas donde saco varias y las dejó al costado del cuerpo de Harry, fue a la cocina y trajo dos teteras con agua hirviendo.
La castaña, recordó sus clases de primeros auxilios que tomó en Bulgaria, y los libros que había leído sobre eso.
Así que comenzó a verter algunos chorros de agua caliente sobre las toallas.
Hermione, sabía muy bien lo que tenía que hacer, le sacó las prendas de la parte superior del cuerpo, y después el pantalón y las medias, dejándole puesta la ropa interior.
Lo abrazó.
Harry estaba helado, a ella le dio una pena y preocupación terrible, quería pensar muchas cosas, pero no se lo permitió.
Después de calentar algo el cuerpo del chico agarró una toalla caliente y la extendió comenzándola a frotarla por todo el cuerpo del chico, realizó el procedimiento de nuevo con otra toalla, y cuando ya estaba más caliente comenzó a secar su torso y piernas.
Con otro hechizo lo colocó en un mullido sillón cercano a la chimenea, trajo unas mantas y frazadas.
Hermione comenzó a llorar.
¿Por qué a ella le tocaba estar en esa situación? ¿Por qué había conocido al mejor hombre del mundo, al más respetable, siempre atento, protector, valiente, y como un "plus" guapo? ¿Por qué ella creía que era su verdadero amor, pero, todo lo que estaba pasando actualmente era una clara evidencia de que no? ¿Por qué su corazón le decía que lo besase en ese instante? ¿Por qué lo amaba tanto?
La tensión que había sentido verlo inconsciente en la puerta, y ver que no tomaba calor, la preocupó tanto, así como la informó de que no lo había olvidado, no lo había dejado de querer, ni si quiera un poquito.
- No – escuchó la castaña y volteó – ..,No Herms, no llores, no… - el ojiverde estaba pronunciando palabra, la castaña sonrió de alivio, se acercó a él y lo abrazó.
- Por fín en tus bra – brazos – susurró el ojiverde antes de caer en un profundo y delicioso sueño.
La castaña prefirió no pensar, prefirió ignorar todo lo sucedido, prefirió dormir con él esa noche, prefirió dormirse en el pecho de él, acariciarlo y jugar con su melena azabache.
Prefirió Olvidar y seguir a su corazón.
Se subió a cómodo sillón y se acomodó entre el respaldar y el bien formado cuerpo del ojiverde, levantó las frazadas para meterse en ellas, cuando vió el torso desnudo del chico haciéndola sonrojarse recordando buenos tiempos.
Fueron dos las personas que durmieron deliciosamente bien esa noche.
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La tormenta aumentó en la noche, y bajó considerablemente en las primeras horas de la madrugada, el frío se sentía por todas partes, la blanca nieve estaba escarchando todos los lugares donde era gustosamente aceptada. Las chimeneas de las cabañas seguían prendidas, y la gente dormía cálidamente en su cama.
Jake y Jane Granger, se habían tenido que quedaron a dormir en la casa de sus detestables colegas: Los Harrigan. Y todo esto gracias a una enorme nevada que había caído en las las partes anexadas a los Alpes.
El ojiverde abrió lentamente los ojos, no recordaba mucho de lo que pasó en la noche anterior, recordó a Hermione, chocolate y lágrimas. Estaba muy confuso, pero después de unos segundos se dio cuenta que una persona lo estaba abrazando brindándole su calor, y él la estaba abrazando.
Se le iluminó la cara.
El ojiverde sonrió de verdad después de mucho tiempo, provocando que el sol por fín se decidiera a salir por completo.
Hermione.
Ese nombre, que con solo pronunciarlo hacía que cada parte de su cuerpo quisiera hacer una fiesta, una fiesta en honor a ella, una fiesta de culto, un culto hacia ella.
Su castaña estaba sonrosada y muy gustosa abrazando su desnudo torso.
Harry no sabía que hacer, si la despertaba seguro que lo echaría, si se quedaba ahí… se quedaba ahí… con ella, así de simple. Pero las reuniones de la MMU ¡al diablo con la MMU!
Sin duda, el ojiverde escogió la segunda opción, se acomodó un poco, junto a la castaña más cerca de su desnudo pecho, bajó la cabeza hasta chocar con los enmarañados cabellos de ella y cerró los ojos.
El mundo así, era definitiva e irremediablemente perfecto.
Él y ella. Solos. Recostados. Durmiendo.
Mientras pensaba todas estas cosas sus dedos comenzaron a jugar, como siempre, con los castaños cabellos de la chica, sacándole una sonrisa inconsciente.
La tensión de la noche anterior dejó pasar a su prima, la tranquilidad a reinar en ese ambiente.
La castaña por su parte, no quería afrontar la realidad, estaba acucurrucándose cada vez más al ojiverde, no quería separarse, no quería enfrentarlo.
Hasta que de pronto esa vocecita que tenemos todos llamada Razón se presentó en la mente de la castaña y le dijo:
"Como se te ocurre estar recostada con el hombre que te traiciono, además de que lo salvaste, duermes con él ¡semidesnudo, seguro que cree que quieres volver a tener algo más que indiferencia con él. Pues no Hermione Granger. Ponlo en su lugar ¡Ahora!"
Y el corazón respondió:
"Él me ama, y yo lo amo, eso es algo que nunca podré negar, y estoy dispuesta a perdonar que sea tan bueno, porque no creo que me haya hecho lo que me han demostrado que me ha hecho"
¿Qué hacer?
Dormir más tiempo plácidamente o enfrentarse definitivamente a él.
La respuesta, la tuvo: él teléfono.
Harry y Hermione interiormente maldicieron al artefacto muggle de primordial comunicación.
Sí que tenían mala suerte.
La castaña ignorando completamente a Harry, se levantó como pudo del sillón haciendo que el mar de mantas y frazadas se cayera al piso, dejando a Harry en ropa interior, y comenzando a tener un horrible frío.
Se sonrojaron.
Ya se conocían, pero muchos meses de no estar juntos, algunas cosas habían cambiado, la castaña, a pesar de su estado, sentía algún tipo de calentura y ganas de hacer algo con Harry.
La castaña dirigió su mirada al teléfono, levantó el auricular y escuchó:
- Hello my darling ¿How are you to day? – decía en un chillido la detestable japonesa
- Cho – dijo Hermione con un gruñido
- Te llamaba, honey, para invitarte a tomar un chocolate caliente, y por su puesto ¡a esquiar!
- Lamentablemente Cho, no puedo hoy, tengo cosas que hacer; si me disculpas, me debo de ir ahora
Le colgó.
Lo único que les faltaba pensó Harry sentándose en el sillón y tapándose con las frazadas, de nuevo, ese lindo momento era arruinado por Cho, por esa endiablada japonesa.
La castaña, con miedo a lo que fuera a suceder, fue a sentarse al mismo sillón, se tapó con otras partes de la frazada y se quedó mirando al piso.
Momentos de tensión y silencio reinaron, ahora en la cabaña.
Hasta que Harry dijo:
- Muchas Gracias Hermione.
- No hay de que, no podía dejar que te murieras congelado.
- Lo hiciste por, digamos, una ¿acción cívica? o por que sigue habiendo algo más.
- Una acción cívica, para mí eres solo un ciudadano más – susurró la castaña con los ojos brillosos.
- E- está bien – dijo el chico – si tienes mi ropa, estaría muy bien.
- Sí aquí está – dijo la castaña trayéndola doblada y planchada y lo primordial: seca.
- Gracias
- Harry, ¿Se puede saber que estás haciendo aquí?
- Estoy en una conferencia de Aurores Hermione, y no es ninguna escapada, con ninguna amante y menos con Cho, que ¿está aquí?
- Si Harry, que coincidencia – dijo la chica arrastrando las palabras mientras preparaba un chocolate caliente.
- Maldita japonesa – gruñó el chico – vil mentirosa y manipuladora
- Di lo que quieras de ella
- ¿Hermione? ¿Qué tengo que hacer para que te des cuenta que yo nunca te he sido infiel?
- Harry – dijo ella finalmente – yo, he estado muy cerrada últimamente, y me he dado cuenta que, bueno, mi corazón me dice que tu me dices la verdad y la razón me dice que eres un infiel mentiroso – las lágrimas salieron de ella, de nuevo.
- Sigue tu corazón, te dirían varias personas, pero tu razón es tu otra mitad Hermione, tienes que equilibrarlas, y yo te estoy dispuesto a esperar. Si te vas sin estar equilibrada, puedes buscarme aquí, en Suiza, que es donde me quedaré si no me quieres.
El ojiverde dirigió sus pulgares a los ojos de la castaña y le limpió las lágrimas.
Ella junto dulcemente sus labios con los de él, besándolo lentamente y abrazándolo acariciando su amplia espalda, el la tomo por la cintura recostándola en el sillón.
Estuvieron varios minutos así hasta que el ojiverde se separó de ella.
- Ya me voy, tengo miles de conferencias hoy día – le dijo poniéndose la camisa y los pantalones
- Está bien Harry – dijo ella abrochándose la bata y acomodándose el pijama que traía debajo de la bata.
Llamaron a la recepción pidiendo ayuda para el auto del chico, y así abrieron la puerta.
- Gracias por ayudarme Hermione – le dijo con una sonrisa
- Piénsalo Herms
Cerró la puerta y caminó hasta encontrar su auto rodeado de mecánicos agregándolo.
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La semana pasó para Hermione, lenta y comprometida, había asistido con sus padres a las confederaciones y había ido con los tours a los grandes museos de Ginebra, así como visitó casas antiguas. También aprendió algo del esquí y se veía algunos días con Matthew y un solo día con Cho.
Siempre mantuvo presente lo que le dijo Harry, que equilibre su corazón con la razón, por que para ella que la razón era muy importante, tenía que estar de acuerdo con su corazón para no dudar de él, para quererlo plenamente.
Para Harry la semana se le pasó rapidísimo, todas las conferencias que tuvo a las afueras y dentro de Ginebra, no le dieron tiempo para recrearse, pero estaba tranquilo por un lado por que ya vendría la semana de tours y recreación.
Por otro lado el ojiverde no dejaba de pensar en que Hermione tenía un bulto en su vientre, razón obvia de un embarazo. Pero él sabía, o creía, que Hermione si tendría un hijo de él, dejaría todas sus peleas a un lado, para informarle que estaba embarazada, ella tenía el suficiente sentido común para hacerlo.
Y de ahí podían partir para la reconciliación.
Evidentemente, Harry, pensó mal, la castaña no se había trazado decirle nada al chico, hasta dentro de mucho, cuando ya puedan hablarse sin tener una discusión. Algo que ya había pasado, así que estaba pensando en mencionar algo.
Sobre la japonesa, no se puede decir mucho, estuvo algún tiempo en la cabaña, planificando sus malévolos cometidos con Matthew, y la otra parte del tiempo, estuvo con otro personal trainer haciendo ejercicios en los Alpes y también haciendo algo más. En las noches, como no podía salir con Matthew por si se encontraban a la castaña salía con su personal trainer a las mejores y más alocadas discotecas de Suiza, donde se gastaba miles de euros en tragos.
¿Por qué los malos siempre la pasan bien?
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Buenos días a todos mis lectores, ¿Cómo están, yo muy bien por la sencilla y simple razón que tengo muchos días para dedicarme a la lectura y escritura. Cada vez nos acercamos más al final. ¿No fue lindo lo que pasó con Harry y Hernione? Pudieron hablar tranquilamente, sin discutir, sin irse rápidamente. Solo hablaron y del corazón. Bueno aparecieron los extraños abogados O.o, jajajajaja, es solo un anexo que irá en el capítulo final. Sobre Cho, sabrán más el próximo capítulo que es donde lleva a cabo… ¡ups! Ya les dije mucho. Bueno espero que les haya gustado y me dejen mi lindo review . Por cierto, a los que estan tan desesperados por que HHr se besen etc etc etc. Pronto tendrán su recompensa!
Actualizaré pronto, pero mucho más pronto de lo que ustedes creen si me dejan reviews -
Un búho parlante narniano viene y les cuenta:
"Es el sueño de su escritor JD, llegar a los 200 reviews con su fic ¡Ayúdame! ¿lo ayudas? ;)"
¿Cho
llevará a cabo su maléfico plan?
¿Cómo
terminará el viaje a Suiza?
¿Harry se quedará
en Suiza o volverá a Inglaterra?
MUCHISIMAS
GRACIAS A:
Lilian Granger, Francis, yuli35, Jim, Eldanar,
Hermione de Potter Granger, Carolina, Juan Pablo, Vale Chan, Brenda
Potter Granger, Arissita, Jessica, Daphne Potter, Harry's Young
Daughter, Azamy – Delacour, Tereza de Potter, KritoLo.
¡MUCHAS GRACIAS POR AYUDARME A LLEGAR A LOS 155 RR!
READ & REVIEW
¡GRACIAS!
