Recuerda que a un escritor le encanta que comenten su trabajo, y yo soy uno de ellos.
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¡Ayúdame!
por JD Wordenwood
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Capítulo 20¿Te vas?
Hermione comenzó a caminar desesperada, se podían oír risas, conversaciones, roces de copas en señal de felicidad, y sus refinados tacos sonando en el precioso parqué del "Manor House Hall", al ver que ella y Mariza estaban abriendo la puerta, un botones les preguntó sus nombres y les entregó sus abrigos, Hermione se puso su abrigo rápidamente y salió.
Buscó de manera rápida un Taxi, o por lo menos un lugar donde poder transportarse al ministerio de Magia, o a sus afueras, cuando vio un camino hacia el pequeño bosquecillo, un lugar perfecto para poder tratar de aparecerse, si es que podía.
- Mariza, tu quédate aquí y ve lo que sucede, además, si yo vuelvo es que la aparición no funcionó o no se me permite entrar al ministerio, encárgate de buscar a alguien que nos pueda llevar ahí!
- Claro Hermione ¡apúrate! – le dijo la chica cuando comenzó a escuchar una risa histérica y los pasos de unos tacos.
La castaña comenzó a adentrarse en el bosquecillo, cuando se sorprendió de ver a la japonesa, estaba agarrando por el cuello a su multifacética amiga, llevaba el vestido recogido, arrugado y roto por algunas partes, además que su peinado estaba completamente desecho.
Gritaba y gemía como una loca, tenía la copa en la mano, afilada, brillando, apuntando a Mariza, amenazadoramente.
- ¿Para donde se fue? – Gritaba - ¿para donde?
La chica llena de terror, por lo que le podía hacer su media hermana, comenzó a tartamudear, hasta quedarse callada, desesperada y con lágrimas en los ojos.
Ahí fue cuando la japonesa, escuchó el común sonido de una aparición o mejor dicho, una desaparición en el bosquecillo, gritó fuera de sí, llena de furia, de rencor, y comenzó a bajar su brazo, con la copa en mano, hacia el rostro de su media hermana.
Mariza sintió un estruendoso ¡NO! mientras veía a un hombre abalanzándose sobre Cho, la multifacética chica sintió que el peso de Cho ejercía sobre ella disminuía considerablemente hasta que la vio tirada en el suelo, con su filuda copa a varios metros de ella.
La japonesa iba a comenzar a golpear al fuerte hombre que la detenía, tenía que vengarze de Mariza, y después buscar a Hermione, para destruirla, o retrasarla más, así el ojiverde firmara ese contrato y se quedaría en Suiza, y así poder hacerle cumplir una de las cláusulas, que ella, como buena chismosa, se había enterado conversando con su íntima y patética amiga, la hija de uno de los funcionarios del Ministerio Suizo.
De pronto, un cansancio la hizo desfallecer en la grava de piedras especialmente encajadas.
Al mismo momento, que Matthew la soltaba para ir consolar a una desesperada Mariza.
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Hermione sintió un repentino empujón, cuando estaba trasportándose, era algo parecido a un rebote, se vió de pronto en una plaza, muy importante, con una iglesia templaria gigante al frente de ella, y atrás otros edificios gubernamentales que pudo reconocer gracias a los diferentes tours que había hecho.
A esa hora de la noche, seguro que el ministerio, o por lo menos las oficinas, ya debían de haber puesto el sistema de anti aparición, y este sistema, te rebotaba y enviaba al lugar más cercano, por lo tanto el ministerio de Magia, se hallaba debajo de los grandes y magníficos edificios principales y gubernamentales de toda Suiza.
La castaña se sintió internamente desesperada¿qué podía hacer, estaba parada, sola , medio de una plaza enorme, apoyada en la fuente de agua que barboteaba agua y cuyo sonido, comúnmente tranquilizador, la estaba desesperando poco a poco.
"Sigue tu corazón" – recordó que Harry le había dicho en varias oportunidades.
Ella quería seguir su corazón, se desplomó, ahí apoyada en la fuente de agua llorando, de rabia, de impotencia, de pena.
Por qué una persona con tanto resentimiento y odio tenía que venir a arruinarle la vida. Por qué ella que había sufrido tanto, y por su culpa, por su culpa había sufrido de esa manera. Por que la gente tenía que tener esos sentimientos tan desagradables, resentimiento, odio, ira, maldad¿por qué cada uno no se ocupaba de que su vida fuera feliz?
Se sintió mal por no haberle creído a tiempo. Por ser ahora ella la que cometía tan solo ese error, después de todo, lo único que le quedaba era la esperanza, que Harry no la rechazara, que Harry no firmara ese contrato.
Las lágrimas caían en el rostro de Hermione Granger como nunca antes habían caído. Ya había sufrido mucho en su vida, y cuando ella creía que todo estaba bien, siempre tenía que pasar algo, algo desagradable por lo general.
Vio que un guardia de seguridad se le acercaba y le preguntaba algo, sobre que hacía ahí una dama tan elegante a esas horas, le podría pasar cualquier cosa.
- Estoy buscando el ministerio de ma… - se quedó pasmada, estaba a punto de decirle a un muggle, una de las verdades del mundo ¡estar triste la iba a hacer quedar horriblemente loca! Y ella, sin duda, no podía quedar loca, tenía demasiados conocimientos almacenados y varias investigaciones sobre sus culturas favoritas y su relación con la magia que no podía, sin duda, desperdiciar.
- Es por aquí, señorita – le dijo amablemente el guardia, que no se vió sorprendido ni mucho menos exaltado por tal disparate, para unos, y realidad para otros. Hermione lo siguió por unas largas catacumbas, al comenzar a bajar por estas, notó como comenzaba a llover, hasta que se internó en la oscuridad.
Las calaveras formaban círculos, cruces, entre otras formas, algunas tenían detalles paganos, inscripciones en los cráneos, le hubieran interesado, de no ser por esa crítica situación. La castaña comenzó a caminar guiada por el guardia hasta una puerta, curiosamente hecha de calaveras, el guardia sacó su varita, de alguna parte de su vestimenta, y la colocó en el ojo de una de las calaveras.
Todos los ojos de estas brillaron y la puerta se abrió, dejándose ver una gran luz blanca, que daba la bienvenida al Hall del Ministerio de Magia, al entrar se podía apreciar que las luces estaban tenuemente y sin embargo extendían un gran resplandor.
Una secretaria, del turno nocturno, que tenía unas greñas blancas, voz nasal y finalmente unas ojeras terribles, les sonreía desde la mesada.
Hermione preguntó lo más serena que pudo:
- ¿Se encuentra aquí el Señor Harry Potter?
- Está reunido con los ministros, en el ala 7, pero no deben de ser molestados.
Hermione comenzó a caminar por donde veía los cartelitos flotantes que la guiaban al ala 7, "Reuniones Importantes", tras una larga caminata, o mejor dicho, trote, llegó a un pequeño Hall, adornado únicamente por un jarrón con flores. Detrás de este se hallaban 3 puertas.
Pudo sentir el aroma varonil de Harry desde ahí, ese aroma que siempre reconocería, el aroma de su amigo, y amor verdadero.
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Detrás de la puerta del medio, Harry estaba sentado, con un semblante dudoso, y con su traje impecable, azul marino y con trazado con unas diminutas rayas de un azul un poco más claro que hacían una combinación perfecta.
Los aburridos temas que se hablaban en esa reunión, ya los había oído innumerables veces en las diferentes reuniones que él mismo había presidido, pero se había encargado de hacerlas más didácticas, en especial cuando Hermione lo ayudaba.
Ahora tenía una nueva perspectiva de la vida, si se reconciliaba con Hermione, le pediría matrimonio inmediatamente, después se tomarían unas largas vacaciones por los lugares donde ella quisiera, finalmente reduciría sus horas de trabajo, siguiendo el consejo de varios amigos, por eso, delegaría más trabajos, en vez de cargarse con ellos.
Pero ahora, eso era imposible, estaba a punto de firmar un contrato mágico e irrompible además, si trataba el hecho que la mujer de su vida estaba a kilómetros de distancia, seguía aclarando su mente, y para colmo en una recepción lujosísima.
Le parecía poder percibir su femenino aroma a vainilla, ese aroma que lo volvía loco, lo hacía pensar en el mejor futuro que alguien podría tener, junto a ella y muchos hijos, cómo quisiera él que ella, estuviera detrás de esa puerta, para hacerle comprender que el ya no había cometido ese error de nuevo.
- Señor Potter – le dijo uno de los altos funcionarios pasándole un folio – Aquí está el contrato final, consta de cinco páginas, las primeras dos son sus funciones, pagos, la tercera las cláusulas y finalmente la quinta, donde le damos los beneficios de transporte, departamento, compras gratis, en Suiza.
- Muchas gracias – dijo serenamente Harry, comenzó a leer y se enteró de que el trabajo era de ocho años sin vacaciones intermediarias, con el mismo sueldo que le pagaba la MMU, no podía vivir relaciones amorosas duraderas por seguridad, el trabajo era de ocho de la mañana a ocho de la noche, tendría once asistentes y cinco delegados, además de un asistente personal que viviría en el piso de debajo de su departamento para poder servirlo y asistirlo en todo lo que necesite.
Entonces eso era, cero vidas sociales, cero vacaciones en Inglaterra, cero diversiones y por supuesto, cero posibilidades de estar de nuevo con Hermione.
Pero ella ya no estaba ahí, se había negado a "perdonarlo", entre comillas, debido a que él no había hecho nada malo por ese tiempo. Simplemente se había negado a aceptar que Harry nunca haría algo así, como lo hizo cuando fue un adolescente hormonalmente revuelto.
Pero ahora era un hombre de veintidós años, que había terminado sus estudios en Hogwarts, posteriormente en la Academia Británica de Aurores, y fácilmente había ascendido a un gran puesto en la Ministerio Mágico Universal.
Era un hombre muy maduro para su edad, con demasiadas responsabilidades, y con un problema en especial, hacer que su novia (por que no quería llamarla ex) se diera cuenta de la semejante mentira que le había tendido su peor enemiga.
- ¿Tiene alguna pregunta? – le dijo el obeso funcionario
- Sí – contestó educadamente Harry – ¿Qué tiene que ver el Ministerio, con mi vida personal?
- Oh, Señor Potter, como comprenderá, aunque las fuerzas oscuras estén casi reducidas al completo, cualquier relación extra laboral que usted pueda tener durante estos años de trabajo aquí. Además gracias al Profeta, nos hemos enterado de ciertos problemas con su novia, podría tener estos años para pensárselo.
- ¿Qué¿Insinúa usted que debo pasarme ocho años de mi vida, los más joviales, trabajando sin cesar en problemas que ya están casi erradicados del medio? Sin contar que no puedo viajar a mi país natal, ni mucho menos seguir con mis relaciones amorosas privadas…
- Señor Potter – intervino otro funcionario mucho más delgado – Creo que eso se puede remediar inmediatamente, quitando las ultimas tres cláusulas y aumentándole dos meses de vacaciones al año y por supuesto reduciendo las horas de trabajo de ocho a cinco de la tarde.
Harry se sintió mareado, en esa habitación, con las paredes forradas en una lámina de metal, que hacía que esas luces blancas que salían de quien sabe donde, se reflejaran en ellas.
Había tenido mucho tiempo para decirse sobre el puesto, pero lamentablemente no lo había hecho todavía, tenía dos opciones, aceptar y dar por hecho que Hermione no abriría los ojos, o aceptar el trabajo en Suiza, trabajar sin fin y olvidarse de ella.
- Aquí tiene – le dijo el funcionario más delgado – El nuevo contrato original, con las cláusulas y sus pedidos cambiados, reléalo si desea y después podemos pasar a las firmas.
- Está bien – dijo el ojiverde, murmurando un hechizo para que su vaso de agua se llene de nuevo.
"Si tan solo Hermione… estaría detrás de esa puerta"
Los funcionarios pasaron al cuarto contiguo, cuando de pronto Harry sintió el toque firme de la puerta.
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La japonesa había entrado a esa dimensión, que muy pocos conocen, donde nos encontramos con ese ser querido, que ya no está más con nosotros.
Se vio a si misma, joven, angelical y pura, es decir, se vio reflejada en ese inmenso piso con su forma física de cuando tuvo dieciséis años, la forma en que entregó su cuerpo y alma al joven que más quería por miles de razones.
Al ver su lacio y sedoso cabello negro recordó como Cedric se lo acariciaba siempre, y los planes que tenían juntos, estudiarían una carrera mágica y posteriormente se casarían y vivirían juntos, tendrían una familia, serían una familia.
Sintió lágrimas en sus ojos al recordar eso, él ya no estaba más ahí ni nunca estaría ahí, su muerte cambió su vida y sus sueños, cambió absolutamente todo el universo. Por eso se volvió ambiciosa, quiso remplazarlo, con la persona con que se ayudó mutuamente, y con la persona que su verdadero amor tuvo al costado al morir.
Sintió pena por Harry, por todo lo que le había hecho pasar, se dio cuenta que su mente había querido cerrarle las puertas de la felicidad también a los demás, y el más vulnerable había sido el, y por ende Hermione.
Se sintió interiormente asquerosa y mala, como pudo haberles hecho eso a dos personas que ya habían sufrido mucho, y que, cuando se dieron cuenta de lo que sentían ella siempre estuvo ahí haciéndoles presión para molestarlos.
Sintió el ruido del crepitar de unas hojas, se volteó y casi se cae de la impresión, Cedric estaba detrás, con una rosa en sus manos, vestido con la túnica de Hogwarts, impecable, joven, feliz.
Extendió la mano y le dio la rosa, ella la aceptó gustosa, con una sonrisa, inconscientemente se abalanzó sobre el en un largo y tierno abrazo.
- Te extrañé Cho – le dijo Cedric al mismo tiempo en que la luz de ese bello bosque se aclaraba.
- Yo también Ced – le dijo ella en un susurro, besándolo en los labios – Pero tu no estás…
- Sí, Cho, yo estoy muerto, pero desde ahora me verás aquí, porque has abierto tu ser hacia mi verdadero recuerdo, ya te has dejado de encaprichar con Harry, y Hermione, tú sabias que ellos eran el uno para el otro, lo conversamos muchas veces, tu sabías como Hermione sufría, cariño.
- Y aún así la hice sufrir aún más – le dijo ella con un aire de arrepentimiento y resignación
- Exacto, la llevaste lejos de la persona que ella amaba, la amarraste con Krum, y sin que ella supiera, él se daba la buena vida, todos sabían que Víktor le era infiel, demasiado infiel… y lo peor, Cho, contigo.
La japonesa se avergonzó terriblemente, ella se había resignado a no verlo nunca más y a disfrutar los placeres de la vida, hasta que entendió que ya no habían placeres sin Cedric, el dinero y la lujuria no eran más que hacerle pasar los días, más rápido.
- Perdóname Cedric! – le suplicó la oriental cayendo al suelo lleno de hojas que crepitaban al tacto – ¡Perdóname por la vida que he llevado después de tu muerte¡Perdóname por haberte sido descaradamente infiel tantas veces¡Por haber quebrantado nuestro juramento de amor eterno!
El chico se arrodillo y la besó en los labios, y le susurró:
- Eres joven, tienes toda una vida por delante, te puedes enmendar, y ahora que ya lo sabes, siempre estaré contigo aquí – le dijo tocándole su vientre.
Ella le sonrió y lo besó, sus actos se intensificaron esa noche, donde Cho Chang pudo por fín dormir en paz, soñando con su amado, y sintiendo el verdadero placer de estar con él…
Aunque sea solo en sueños…
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Hermione sintió un nerviosismo y poca determinación, algo completamente anormal en ella, como era posible que Hermione Granger estuviera tan, pero tan nerviosa de tocar una simple puerta…
"Hermione lo tocas ahora o lo tocas ahora" – "¿Y si ya firmó?" – "¿Si no me quiere ver nunca más"
La brillante mente de la castaña sufría un terrible bombardeo de ideas, y sin pensarlo más tocó la puerta con una determinación, que, obviamente salió de su más profundo lado Gryffindor.
Escuchó unos pasos, que los reconoció inmediatamente, Harry estaba a punto de abrirle la puerta, y ella ¿qué le iba a decir? Que se había equivocado terriblemente todo ese tiempo, que la perdonara, que ella tenía la culpa de los últimos terribles meses llenos de soledad que pasaron los dos.
¿Qué le podía decir? – pensaba la castaña, cuando, de pronto, no se dio cuenta y la puerta se abrió.
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El ojiverde siguió percibiendo ese olor tan a ella mientras se paraba a abrir la puerta, estaba, sin duda, cansado y agotado por ese día de revisar papeles, pensar y todo lo demás, esperaba que no sean más funcionarios que querían presentarse y tratar de conocerlo.
Definitivamente ya no quería conocer a nadie más, después de abrir la puerta, pediría una reunión para el día siguiente en la mañana y pensaría en la noche si aceptar o no, necesitaría consejos de Ron y por supuesto la atinada Luna.
Respiró hondo, se levantó de la silla, haciendo el menor ruido posible, cruzó la mesa y la pizarra de exposiciones y se paró delante la puerta… ¿Quién en su sano juicio estaría en la ala 7, una de las más protegidas del ministerio, es día, en vez de estar divirtiéndose o durmiendo cálidamente?
Abrió la puerta y la vio.
Ella lucía ese hermoso vestido que él le había regalado en una oportunidad, llevaba su castaño cabello algo alborotado, tenía los ojos cristalinos, se veía cansada, tímida, y nerviosa, llevaba un chal del mismo color que su vestido, completamente arrugado y lo estrujaba cada vez más.
- Hermione – pronunció el chico claramente y con un destello de alivio.
Al sentir, la charla que intentaba comenzar su próximo colega de trabajo, los robustos funcionarios salieron de su privada conversación en la salita contigua y hicieron un sonido gutural algo extraño.
- L-Lo siento – dijo Hermione de lo nerviosa que estaba, miró a Harry, los verdes ojos de este se juntaron con los suyos.
De nuevo.
La conexión se perdió, cuando el chico la vio voltearse y comenzar a correr como loca, pudo oír un terrible sollozo, sin pensarlo dos veces comenzó a correr detrás de ella, sin importarle es reunión tan importante que podría decidir su futuro.
Los funcionarios comenzaron a gritarle y a perseguirlo, hasta que su capacidad física los hizo rendirse fácilmente. Harry, por su lado siguió corriendo, hasta que ella se perdió de vista, no estaba ni el la recepción, ni escondida en las catacumbas. Salió lo más rápido que pudo hacia la plaza, la poca iluminación que se presentaba a esa hora de la noche era una gran dificultad para el chico, hasta que sintió un gritito y vió en la acera del frente que Hermione caía gracias al taco que se le había roto de tanto correr.
Su estado era deplorable, temblaba de frío, estaba desconsolada, su chal estaba perdido en alguna parte, que no interesa saber, y todos esos factores hicieron que Harry se acercara corriendo lo más rápido que pudo.
El moreno se agachó, quedó más o menos a su altura, y con el pulgar le limpió algunas lágrimas. Se quitó el saco azul marino y se lo puso, ella sonrió débilmente. El cielo, para variar, no los quiso ayudar y comenzó a llover, al igual que Hermione.
EL azabache cabello del chico y su camisa comenzaron a empaparse de pronto, no le importó.
- Hermione ¿qué ha pasado?
- Ya nada importa – le respondió ella tratando de alejarse – Nos pasó de nuevo, Harry, de nuevo
- ¿Qué cosa Hermione¿Qué cosa nos ha pasado de nuevo?
- Soy una tonta, no te merezco, tú eres demasiado bueno y noble para mí, una simple ratona de biblioteca, neurótica y desconfiada, soy una desgracia Harry
- No digas eso - le dijo él abrazándola lo más fuerte que pudo, atrayéndola hacia sí, hacia su calor, ella lo sintió inmediatamente y comenzó a aspirar todo lo que podía:
- Toda mi vida, desde mis 17, ha sido una trampa, de ella – le susurró – Ella le pagó a Víctor para que me casara con él ¡Y para colmo él se revolcaba con ella todos los días! Ella se encargó se separarnos, de sembrarme esa duda que me carcomía, ahora ya nada importa. Tu continuarás tu vida sin una neurótica como yo, aquí, en este frío país, y yo me tendré que ir y alejarme de lo mejor que me pasó en mi vida por mi estúpida culpa!
- Hermione, estás muy equivocada, el que no te merece soy yo, por ser tan buena, por ser mi amiga, mi novia, mi universo entero, por ayudarme siempre, por no mirarme con el Gran Potter, si no como tu simple y sencillo Harry, y no me importa lo que haya hecho Cho, porque no nos va a poder separar ¡jamas! - le dijo
- Perdóname Harry… pero, ya lo sé, ahora es muy tarde – su cara era arrasada por las lágrimas, la castaña hipaba y sollozaba - Cuando pases por Inglaterra, podríamos hablar y tratar de recuperar nuestra añorada amistad – se trató de parar en vano, él le puso sus manos sobre sus hombros.
- Hermione, yo no firmé el contrato – le dijo sonriendo- Y si es que tuviera que perdonarte algo, te lo perdonaría, porque sencillamente lo eres todo para mí, y sin ti, como en estos meses, no podría vivir un día más. Ha sido de lo más doloroso no encontrarte a mi lado todas estas mañanas.
La castaña se sorprendió al oír esas palabras, sonrió y lo siguió escuchando:
- Sé, Hermione, que hace años actué muy mal, y después de eso cuando viniste a vivir conmigo y te hice fingir, te debí haber aclarado todo desde ese momento, pedirte ser mi novia, que te casaras conmigo. Y ahora que tengo esa oportunidad, te lo quiero pedir, quiero Hermione que seas mi esposa, que vivamos juntos, compremos una casa para los dos, en un lugar tranquilo y alejado. Te amo, y te amaré y por eso Hermione, me preguntaba si quieres ser mi esposa.
- ¡Claro Harry! – le respondió ella feliz y empapada – se abrazó a él y este la levantó y la comenzó a besar tiernamente, hasta pasar a intensificar esos añorados besos que tanto habían extrañado en su separación – Pero… tengo algo que decirte Harry – decía mientras besaba su cuello con cortos pero tiernos besillos – Estoy embarazada hace un tiempo
Ella no sabía que reacción tomaría Harry con esa noticia, tal vez diría que eran muy jóvenes, tal vez se lamentaría, o tal vez…
- ¿En serio! – dijo el chico con un brillo muy especial en los ojos, en especial cuando ella asintió - ¡Te amo Hermione! – le susurró para posteriormente bajar su mano al vientre algo abultado, pero no tan notorio, de la feliz castaña – Y ahora quisiera que nos vallamos a mi cabaña… para aprovechar el tiempo que nos queda antes que tengamos que hacer un pare en ciertas actividades – mencionó el ojiverde pícaramente mientras besaba su cuello.
Harry y Hermione se reconciliaron, esa noche, ayudados por una de las herramientas que la humanidad siempre debería usar: la comunicación, por ende, el lenguaje. Al comunicarse de manera clara y directa, y ayudados por ciertas revelaciones, ellos pudieron ver de nuevo ese horizonte, juntos, sin que nada los detenga, por que ahora, ellos ya habían solucionado y conversado todos los problemas del pasado, que antes no habían hablado, y por eso mismo volvieron a caer en ellos.
"Comunícate, y solucionarás tus problemas"
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Nunca pudieron saber como llegaron a la cabaña del moreno, la cosa es que llegaron, y comenzaron a besarse con real y pura desesperación, conversaron un rato entre besos, él prendió la chimenea, y ella lo rodeó con sus brazos.
Disfrutaron de unos momentos así, abrazados, sintiéndose el uno al otro, sintiendo su calor, su aroma, su respiración, el retomó los apasionados besos y la llevó al cuarto, ella comenzó a quitarle la ya no tan empapada camisa, hasta que se deshicieron de todas sus prendas y se fundieron el uno con el otro.
Para ellos fue una de esas noches maravillosas, donde lo único en que podían pensar era en el otro, en el otro y en el otro. Ni siquiera en ellos mismos.
En la mañana siguiente, el se despertó, no se movió mucho, puesto que mitad del cuerpo de Hermione estaba encima de él, abrazándolo justo como a él le gustaba, comenzó a acariciar inconscientemente los rizos castaños de su prometida, y se dio cuenta que no le había puesto el anillo.
Agarró la varita que estaba en su mesa de noche y pronunció "Accio Caja de Terciopelo", la pequeña cajita de terciopelo llegó a sus manos levitando llena de gracia, la puso en la mesa de noche y se volteó para mirar a Hermione.
Mirarla era todo para él, ni que decir sentirla o escucharla, Hermione era su todo, se sentía profundamente enamorado de ella como el primer día, más que el primer día, tenía miedo de lastimarla, de herirla, cómo esa mujer tan hermosa y perfecta se podría fijar en alguien como él, no era perfecto y aunque le hayan dicho que era guapo tantas veces el lo tomaba con tanta modestia que ni siquiera lo notaba.
En medio de sus pensamientos sintió la suave mano de Hermione comenzar a acariciar su cabello y la otra fue directamente hacia su mejilla donde comenzó a frotar su mano con la creciente barba del chico.
- Hey – susurró el ojiverde besándola en la frente – ¿Cómo dormiste?
- Hola – le dijo dándole un prolongado beso en los labios mientras agarraba sus mejillas y seguía pasando su mano por la creciente barba de su prometido – Como solo se puede dormir teniéndote al costado – sonrió
- ¿Y como es eso?
- Creía que ya lo sabías, eso es dormir de una manera deliciosa e inigualable.
Sonrieron de manera cómplice, como en tantas veces.
- Creo que todavía no vamos a poder casarnos – le dijo el en el tono más serio que pudo, al ver que la castaña lo miro inquieta y escuchó un "¡Ah?" salir de sus labios – Todavía no te he puesto el anillo, cariño.
Ella sonrió, no podía creer que fuera a comprometerse ahí con él, en medio de la destartalada cama, nunca lo había pensado así, pero sintió que ese era uno de los momentos más especiales de su vida cuando Harry se irguió y ella también hizo lo mismo, él agarro la cajita de su mesita de noche y la abrió.
El diamante verde esmeralda brillaba con impaciencia.
- Hermione Granger¿quieres ser mi esposa lo más pronto posible?
Lo que oyó después de eso fue un gemido apagado que trataba de parecerse a un rotundo sí afrentando los labios del chico… y después no pudieron recordar más.
Ellos no regresaron a Inglaterra precisamente esa semana, por que se quedaron ayudándose mutuamente a ser felices.
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Así es amigos míos, este es el final de esta aventura que ha sido para mí escribir mi primer fic "¡Ayúdame!". Espero sinceramente que todos y cada uno de ustedes hayan entendido el verdadero significado del fic. Si creen que aquí queda y se van a librar de este fic tan pronto, pues les informo que están muy equivocados ¡si falta que diga "Y vivieron felices para siempre" xD! No se desesperen, si eso viene en el epílogo… lo tendré listo más o menos dentro de una semana, así que no se impacienten por favor y por mientras háganme un largo review para este capítulo, o bueno cortito pero déjenlo… casi no publico el cap por el tremendo déficit de reviews del cap 19… ¿tan feo estuvo? (
Confío en que solo fue uno de esos capítulos transitorios sin mucho éxito, bueno, ahora les informo que cada review que me dejen en este capítulo será contestado en el siguiente, así que aprovechen a dejar todos y cada uno de sus comentarios .
También coméntenme si quieren que escriba la pre- "Ayúdame", que sería la historia cuando Harry y Hermione estaban en Hogwarts y la Cho repitió de año y todo lo que le paso a Harry y a Hermione cuando estuvieron esos años separados, sería un fic corto, tal vez P. Coméntenlo en su review, para ver si me motivan a escribirlo .
Hablando de su odiada Cho… ustedes creen que se va del fic durmiendo ¡WHAT¿Ella? La gran Cho Chana Chang irse así como así, JAMÁS… ella tendrá su partecita en el Epílogo… tal vez algunos la han perdonado (como en parte yo ¬¬) y tal vez otros la quiere ver muerta, degollada, etc etc… Ya verán su ambivalente final…
Bueno les publicare el epílogo el Viernes o el Sábado… ya que el domingo es mi cumpleaños (¡Alégrenme el día con un review! xD!)
¿Harry y Hermione contraerán matrimonio o una oriental seguirá oportunando?
¿Harry, aceptará su cargo de la realeza, aunque esto le implique separarse más tiempo de su familia?
MUCHISIMAS GRACIAS A:
Juan Pablo, Caroline Potter Evans, Cristina Moreno, Jessica, Brenda, Rocío, Vale Chan, Tonks Granger, Claudia Granger, Francis, Harryteamo, Hermione de Potter Granger, Laura
¡MUCHAS GRACIAS POR AYUDARME A LLEGAR A LOS 194 RR!
READ & REVIEW
¡GRACIAS!
