Bueno, primero quiero agradecer a las personas que me pusieron rewies que me hicieron mucha ilusión
-oOaiNyOo-Me alegro mucho de que te gustara el comienzo porque sólo es una breve introducción a la verdadera historia, espero que te guste el siguiente
-CocoRunbi- También me alegro mucho de que te gustara, y que dijeras que la idea era interesante ya que bueno, no se podían sacar muchas conclusiones del principio, espero que os siga gustando la historia a las dos
Y sin más dilación aquí traigo la conti!
1º CAPITULO: EL MEDALLÓN DEL CAPITÁN SPARROW
Una muchacha duerme plácidamente, soñando con el mar, con duelos de espadas, con tesoros, con un temido capitán inmortal, con un valeroso herrero y con un intrépido pirata estrafalario…
Abre sus ojos ante la repentina luz que inunda la habitación.
Lo primero que ve es a otra muchacha delante de ella, ataviada con el uniforme de doncella, sonriéndole.
xxx-¿Quieres despertar de una vez Elizabeth?
Elizabeth- No entiendo cómo puedes tener tanta energía por las mañanas Keira.
La muchacha llamada Keira acentúa su sonrisa y deja sobre una pequeña mesa una bandeja con el desayuno. Luego se sienta al borde de la cama de Elizabeth quién la mira bostezando.
Keira- Eso te pasa por escaparte por las noches…Sino llega a ser por mí…
Elizabeth-Lo siento, lo siento. Menos mal que eres mi amiga, sino mi padre ya habría puesto barrotes en las ventanas.
Keira sonríe con orgullo.
Keira- Lo sé, soy imprescindible.
Es una muchacha hermosa al igual que Elizabeth. Delgada, con la piel algo bronceada por sus interminables paseos por las playas de Port-Royal, sus largos y ondulados cabellos castaños oscuros, ahora recogidos y ocultos por su gorro (disculpen pero no sé como se llaman) de doncella, y sus ojos azules brillantes, curiosos y vivaces.
Keira- ¿Qué tal anoche con Will?
Elizabeth suspiró. Keira comprendió a qué se debía aquel suspiro. Su amiga solía escaparse por las noches por su ventana, ayudada y respaldada por ella misma, para encontrarse con el herrero William Turner. Su padre ya sabía y estaba de acuerdo con su relación pero pocas veces se podían ver a la luz del día, por los compromisos de la chica y el trabajo de él, así que aprovechaban las noches para verse.
Keira- Por tu expresión apostaría que muy bien. Hace tiempo que no veo a Will, ¿sigue practicando con la espada?
Rió ante aquello. Había conocido a Will hacía ahora unos dos meses, desde que había empezado a trabajar en casa del Gobernador Swann. Desde el principio se había echo muy amiga de Elizabeth, hasta el punto en que a veces iban juntas a algunos eventos importantes. Ella le había contado con detalle lo ocurrido hacía ya dos meses y medio, su aventura pirata. La Perla Negra, el capitán Barbosa, el Comodoro Norrington, la maldición…en fin, todo. Le había presentado a su novio, Will Turner, pronto los tres formaban un trío de amigos inseparable.
Elizabeth- Pues sí, muy bien. Pero harta de que mi padre aún no nos de permiso para casarnos.
Keira- Ya, ya. Lo de siempre, te dirá que aún lleváis poco tiempo juntos, que Will necesita otro trabajo…lo de siempre.
Elizabeth- Exacto.
Keira- Bueno, olvídate de eso y vístete. Tu padre te espera para que asistas con él a un acto conmemorativo de no sé qué…
Elizabeth- Qué remedio.
Mientras otras doncellas ayudaban a vestirse a Elizabeth, Keira fue a una habitación que compartía con otras dos doncellas, era contigua a la de Elizabeth.
Entró cerrando la puerta tras de sí. No había nadie excepto ella.
Fue hacia el balcón abierto y se asomó apoyándose en la barandilla de hierro. El cielo estaba cubierto de nubes grises aunque el mar lucía en calma. Sin embargo, había algo en el aire, en los sonidos…algo que causaba en Keira un mal presentimiento…cómo si algo malo fuera a ocurrir. Al posar sus ojos en el mar que se extendía más allá de dónde alcanzan los ojos humanos, se llevó una mano al pecho. Sacó algo bajo su ropa y lo miró.
Era un medallón de plata
La noche caía en Port-Royal, pero un sonido fuerte y claro rompía el silencio de una manera aterrorizada.
Era una campana. La campana de la torre de los vigías sonaba despertando a todo el pueblo.
Pronto un grupo de soldados salieron a las calles alertados por aquella señal de peligro. Uno de los soldados que momentos antes había estado en la torre de vigía llegó corriendo sudoroso.
Se dirigió rápidamente al general.
Soldado- Señor, un barco acaba de anclar en el puerto, no lleva bandera.
El general apartó la vista del soldado, consciente del peligro que corría la ciudad.
General-Piratas…
En la casa del Gobernador Swann, había poco movimiento. Habían sido alertados por el sonido de la campana pero, minutos después, el general había mandado un mensaje diciéndole al Gobernador que no se preocupase, ya que aquellos piratas no pasarían del puerto. Así que la servidumbre y los demás se habían calmado y habían vuelto a sus habitciones más tranquilos.
Salvo dos mujeres.
Keira estaba en la habitación de Elizabeth. Las dos sentadas en la cama, Keira vestida con su uniforme pero con el pelo libre y suelto y Elizabeth con un simple camisón blanco, sin decir nada. Profundamente nerviosas y con un mal presentimiento.
Aunque Elizabeth tenía un motivo por el que estar más preocupada que no tenía su amiga.
Keira puso su mano sobre la mano de Elizabeth.
Keira- tranquila…Will estará bien.
Sin embargo, un repentino ruido de gritos desoladores y explosiones hizo que las dos se levantaran y corrieran hacia la ventana.
Desde allí comprobaron que los piratas, no sólo habían pasado el puerto, sino que prácticamente estaban apunto de llegar hasta allí.
La reacción no se hizo esperar, y cientos de voces asustadas y miles de ruidos de pasos acelerados se empezaron a oír por toda la casa.
Fueron hacia la puerta pero una explosión muy cercana hizo que volvieran a la ventana a tiempo de ver cómo varios piratas avanzaban por el jardín a punto de entrar a la casa.
Keira- ¡¡Ven, rápido!
Elizabeth siguió a Keira hasta su habitación, las otras doncellas habían desaparecido, seguramente asustadas. Keira cerró la puerta atrancándola con una silla y corrió hacia el balcón abriéndolo.
En el piso de abajo se oían gritos, carcajadas y mucho ruido.
Keira- ¡Bajemos por aquí!
Justo al lado del balcón había un gran y frondoso árbol. Una rama quedaba cerca de la ventana. Las dos consiguieron descender por él y salir de la casa.
Las calles estaban llenas de gente asustada, algunos cadáveres , escombros…y piratas.
Elizabeth y keira corrieron raudas y veloces hasta el único lugar en el que podían sentirse mínimamente seguras. La herrería de Will.
Entraron corriendo y cerraron la puerta atrancándola con una viga. Will llegó del piso de arriba y abrazó a Elizabeth aliviado.
Will-Iba ahora mismo hacia tu casa. Gracias a dios que estáis bien.
Keira- Tenemos que hacer algo, pronto esos piratas nos encontrarán.
Will se quedó un momento pensativo.
Will-debemos marcharnos de aquí. Iremos al puerto, los piratas ya han pasado por allí. Cogeremos un barco.
Los tres corrieron por las calles, Will lanzaba estocadas a cualquiera que se acercase a las muchachas.Mientras escapaban pasaron al lado de un pirata que amenazaba a un ensangrentado soldado tirado en el suelo. El pirata le apuntaba al corazón con una pistola.
Pirata-¡Dímelo, dime lo que quiero saber!
El soldado consiguió decir algo a pesar de sus heridas.
Soldado- No lo sé…
Pirata-¡¡Dime dónde está el medallón del Capitán Sparrow!
Los tres lo oyeron perfectamente pero no se detuvieron. Keira se llevó instintivamente una mano al pecho, notando el bulto del medallón. Llegaron al desolado y arrasado puerto. No había ni un alma. Los piratas estarían ocupados en las partes de la ciudad que aún no habían destruído.
Will- Vayamos a aquel barco.
Era un barco bastante grande, pro parecía que no necesitaba demasiadas manos para ser manejado.
Subieron y, silenciosamente, se fueron alejando del puerto, dejando atrás cada vez más lejos la desolación y los gritos de la gente de una ciudad, que en una noche, había quedado prácticamente destruída.
Will estaba al timón y keira y Elizabeth detrás de él, agotadas y desoladas.
Keira- Malditos piratas…
Elizabeth- Esos no eran piratas…eran demonios asesinos…
Estuvieron mucho tiempo en silencio. Cómo si una mínima palabra o incluso suspiro pudiera hacer que volvieran los piratas, aunque sabían que en mar abierto, no los encontrarían por ahora. Keira no decía nada, estaba sumida en sus pensamientos, notando el medallón sobre su piel, bajo la ropa. Consciente de lo que significaba.
Keira- Will…
Él movió la cabeza mostrándole que la escuchaba pero sin despegar los ojos del horizonte.
Keira- ¿Qué rumbo seguimos?
Will- vamos a Tortuga.
Las dos mujeres se miraron confundidas.
Will notó su confusión.
Will- ¿No oísteis a aquel pirata? ¿Lo que andaban buscando? Sé de alguien que nos sacará de dudas muy pronto.
Elizabeth comprendió todo pero keira aún seguía algo perdida.
Elizabeth- vamos a buscarlo.
Keira- ¿A quién?
La pareja no pudo evitar sonreír recordando a su, peculiar amigo.
Will- Al Capitán Jack Sparrow.
