2º CAPITULO: RESCATADA SIN NECESITARLO
Ya estaba entrada la tarde cuando se comenzó a distinguir la costa de la isla Tortuga desde el barco.
Will conducía el timón desde la noche anterior, parecía que la perspectiva de volver a ver a su amigo le quitaba el cansancio y la fatiga. Keira despertó de su sueño. Había permanecido despierta hasta altas horas de la madrugada, sentada en el suelo detrás de Will. Los primeros rayos del sol asomaban por el horizonte cuando no pudo vencer el sueño.
Se levantó restregándose los ojos, mirando en dirección a Tortuga.
Keira- Así que ésta es la famosa Isla Tortuga.
Will- Así es. En poco llegaremos pero no saldremos del barco hasta la noche.
Keira- ¿Y eso por qué?
Will- Por la noche será más fácil de encontrar a Jack.
Will sonrió divertido al imaginarse a su amigo en una taberna bebiendo ron hasta reventar.
Keira no dijo nada más, volvió a fijar su vista en la costa, cada vez más cercana.
El sol comenzaba a anunciar su despedida para dar paso a la noche. El cielo era de color rojizo y el mar reflejaba la luz del ocaso.
Keira se paró ante un pequeño acantilado, no muy alto, cerca del puerto. Haciendo caso omiso de la orden de Will de no salir hasta la noche, había sucumbido a la curiosidad y había salido del barco para observarlo todo. Intentaba no llamar mucho la atención, aunque siempre había alguien que se la quedaba mirando a causa de su uniforme de doncella que todavía llevaba.
Oyó voces a sus espaldas, se giró y vio a dos hombres que, por su olor, su entonación y su aspecto, estaban borrachos hasta no poder más.
Hombre 1- Qué tenemos aquí. Una linda doncella para atender nuestros deseos.
Se estaban acercando demasiado pero ella no podía retroceder, a no ser que quisiera caer por el acantilado.
El otro hombre le puso una mano detrás de la nuca, Keira se resistió pero el hombre se apartó enseguida.
Keira lo miró, él tenía una sonrisa extraña en la cara y en sus manos portaba el medallón de plata.
Keira-¡Devuélvemelo!
Hombre 2- Encima de doncella la muchacha es rica, esto es plata de la buena. ¿Dónde lo conseguiste preciosa?
Keira le lanzó una mirada desafiante. El otro hombre perdió la paciencia y la agarró del pelo lastimándola.
Keira dio un tirón soltándose, el otro hombre la cogió de los brazos. Hubo un forcejeo en el que, el hombre soltó el medallón que cayó por el acantilado.
Keira se asomó a tiempo de ver como el medallón caía al mar, hundiéndose.
Se puso en pie, no estaba dispuesta a perderlo.
En ese momento, un hombre, bastante extravagante en su manera de vestir, salió de la taberna que había enfrente de ese acantilado. Salió en busca de los dos borrachos con los que había estado jugando a los dados, a los dos hombres que se habían marchado sin pagarle su apuesta, cuatro doblones. Los vio allí de pie, dándole la espalda, mirando a una chica que…
¿Qué se supone que hace?
Vio desaparecer a la muchacha. O una de dos, o se había tirado o se había caído asustada por aquellos borrachos.
Se asomó al acantilado y vio la muchacha zambullirse en las aguas. Después miró a los borrachos.
-Recordad que me debéis cuatro doblones. Y yo siempre me cobro mis apuestas.
Sin más dilación, el pirata corrió hacia el borde y se lanzó hacia el mar con la majestuosidad de un delfín.
Mientras, keira buceaba hasta el fondo buscando su medallón. Aunque tenía los ojos abiertos, veía todo borroso. En un momento dado, cuando ya apenas tenía aire, vio un resplandor y, palpando, encontró lo que buscaba. Entonces sintió unas manos rodeando su cintura que la empujaban hacia arriba.
Al salir a la superficie, tomó aire aliviada y miró a la persona que la mantenía agarrada. Era un hombre que tenía una expresión…extraña en la cara. Se separó de él con brusquedad.
-Al parecer era la primera opción- dijo el hombre recordando el pensamiento que había cruzado su mente cuando vio a la chica tirándose desde el acantilado.
Keira-¿Por qué me agarraste? ¿Quién demonios eres tú?
El hombre pareció divertido.
-En primer lugar, te agarré creyéndote en situación precaria. Es decir, pensando que te estabas ahogando al verte tirándote desde aquel acantilado. Y en segundo lugar, no me puedo presentar cómo es debido mientras floto en el mar. ¿Comprendéis preciosa? Si nadamos hasta allí (señaló el puerto) te contestaré a tus preguntas encantado.
Keira comenzó a nadar sintiendo al hombre detrás de ella. Pronto llegaron al puerto y subieron al suelo de tablones. El hombre subió antes que ella y le tendió una mano.
Keira se la estrechó con desconfianza y pudo subir, entonces se soltó. El hombre la repasó con la mirada deteniéndose en su delantal.
Keira- ¿Ahora me vas a contestar?
-Lo normal es decir gracias cuando alguien te ayuda y, o como yo, te salvan la vida.
Keira- ¿Salvarme la vida? ¡No estaba en peligro! Simplemente me había tirado porque…
-Y desde una buena altura ciertamente- la interrumpió el hombre mirando el acantilado.
Ella se ató de nuevo el medallón a su cuello, ocultándolo bajo su ropa. Miró al hombre que seguía mirando el acantilado con una mano en el mentón. Keira observó que en la muñeca tenía unas marcas.
Keira (pensando)- Es un pirata…
-Sino me necesita para nada más, cosa de la que estoy seguro, me retiro a cobrar una…transacción antes de que mis benefactores se hayan largado. Hasta pronto querida.
El hombre se despidió con un gesto cortés de mano y se alejó por el puerto. Keira se quedó un rato más observando su extraña indumentaria y luego volvió al barco donde una preocupada Elizabeth y un nervioso Will la esperaban.
Will- ¿Dónde demonios estabas? Te dije que no salieras del barco hasta la noche ¡y menos sola! ¿Y qué haces empapada?
Keira- Una larga historia. Voy a cambiarme o intentar secarme por lo menos.
Keira se metió a un camarote seguida de Elizabeth quién tenía puesto un sencillo vestido blanco.
Elizabeth- Supongo que a mí sí me contarás esa larga historia ¿no?
Keira- ¿De dónde sacaste ese vestido?
Elizabeth- Es mi camisón, sólo que le corté un poco de largo y le quité las mangas.
Kira- realmente parece uno nuevo.
Ella se quitó el delantal. Sin él parecía llevar un vestido normal de color rojo oscuro, de mangas largas. Mojado como estaba se pegaba a su piel incomodándola. Además su, ya de por sí ondulado cabello, se había rizado al mojarse. Encontró unas mantas y se envolvió en ellas y le relató a Elizabeth todo lo que había pasado, cambiando su motivo para tirarse al acantilado, diciéndole que se había tirado para escapar de aquellos borrachos con no muy buenas intenciones.
Ya había pasado bastante tiempo y el sol ya se había ocultado dejando paso a la oscura noche que enseguida se hizo presente.
Will fue a buscarlas al camarote diciéndoles que ya era la hora de dejar el barco y emprender la búsqueda.
Los tres bajaron del barco y avanzaron por las calles llenas de borrachos, mujeres dispuestas a todo por unos chelines de más y peleas entre otros. Entraron en una taberna, bastante conocida para Elizabeth y para Will. Allí el ambiente no era distinto. Fiesta permanente, peleas y el olor a ron circulando por las venas de los borrachos que allí se juntaban.
Will- No os separéis.
Keira y Elizabeth seguían a Will. Los dos últimos miraban por toda la taberna buscando alguna señal de aquel Capitán.
Will- Allí está.
Avanzaron hacia una esquina, donde una mesa estaba llena de botellas de ron vacías o semivacías.
Keira abrió los ojos sorprendidas al ver al hombre que allí sentado estaba. Aquellas extrañas vestimentas y su peinado eran inconfundibles.
Él, sonrió satisfactoriamente a sus dos amigos y después paró una mirada curiosa en ella.
-Vaya. Veo que habéis cambiado de indumentaria para venir a la fiesta.
Keira se miró su, uniforme convertido en vestido, y después volvió a observar al hombre que se había levantado y quitándose el sombrero con un gesto exagerado y poniéndolo sobre su pecho a modo triunfal se presentó.
-Capitán Jack Sparrow para servirles.
