Disclaimer: Tengo que aclarar que los personajes no son míos, como todos saben, pertenecen a la mente prodigiosa de la Sra. Meyer. Yo solo juego con ellos, intentando que ese juego los entretenga a ustedes.
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Para Recordar: Si estoy publicando esta historia y tú leyéndola, es porque hemos sobrevivido a "TODO", en el 2020, el Año de la Rata. A la Pandemia más grande conocida hasta ahora, y lo digo así, porque el resto de las Pandemias que han atacado a la Humanidad solo pudimos conocerlas por las referencias históricas y el COVID-19 ha llegado a nosotros mientras transitábamos esta aventura llamada "Vida". Si has perdido a alguien, realmente lo lamento. Si fuiste de los que se contagió y sobrevivió, o de los que hemos sobrevivido ilesos, entonces "Celebra la Vida".
Dedicatoria: Durante mi viaje y mi periodo de cuarentena que duro varios meses, estuve en Colombia. Barranquilla y Bogotá.
Esta historia se la dedico a dos personas, Andrea (te quiero mi muchachita) y Nestor (para ti, aunque nunca la leas), quienes me vieron aquellos días frente al computador y de una forma u otra me incentivaron para seguir, mientras me "refugiaron" en su casa. Gracias.
Capítulo 39
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Se Nos Rompió El Amor
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Mira corazón cuánto te extraño
Pasan días, pasan años
Y mi vida se revienta
Como pompas de jabón
Cómo pude haberte yo herido
Engañarte y ofendido
Alma gemela no te olvido
Aunque me arranque el corazón
Ay el rencor, que nos envenena
Nos hace daño
Aunque no regreses corazón
Has de perdonarme
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El verdadero amor perdona
No abandona
No se quiebra no aprisiona
No revienta como pompas de jabón
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Maná ft Prince Royce – El Verdadero Amor Perdona
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Cuando Edward salió de la cama a media mañana de aquel día, hizo todo lo posible por no despertar a Bella.
Se ducho, se cambió y bajo las escaleras de la casa para descubrir que se encontraba más vacía que nunca.
La Señora Cope lo vio entrar en la cocina y le hizo un saludo amistoso mientras rápidamente le sirvió el desayuno. Al estar servido, el cobrizo se disculpó con la Señora Cope y con el plato y la taza de café en la mano se dirigió a su Estudio, sabía que con los asuntos policiales aún pendientes debía comunicarse con Jasper lo antes posible. Cuando entró al Estudio comiendo descuidadamente de una de las tostadas de su plato, vio sobre su escritorio un grueso sobre.
Su nombre estaba pulcramente colocado en el centro de aquel sobre, las letras claras, fuertes y cursivas, no podían pertenecer a nadie más que a su hermana Alice.
Algo en el estómago de Edward se hundió.
Conociendo a Alice, si ella tenía algo que decir lo decía de frente y no necesitaba de una nota o una carta para expresarlo, así que si ese sobre estaba allí, significaba que algo importante había ocurrido.
Edward dejo la tostada a medio comer y el café se enfrió encima de su escritorio mientras leía aquella larga misiva.
Minutos después, salió del Estudio sin que nadie supiera a donde dirigía.
…
~0~
…
Bella se levantó aturdida, su primer pensamiento fue preguntarse exactamente dónde se encontraba y el segundo, ese que fue casi instintivo, fue buscar a su lado, a Edward, a quien ahora recordaba acostado a su lado antes de cerrar sus ojos la noche anterior.
No estaba allí y la almohada que supuso había utilizado la noche anterior no estaba ni tibia, así que el cobrizo debió haber dejado la cama muchos minutos antes de que ella despertara.
Con todos los pensamientos volviendo a la mente de Bella, también llegaron todos los miedos que se había planteado solo días u horas antes de que Alec la hubiera sacado de aquel Prado.
¿Qué iba a hacer ahora con Edward?
¿Cómo reaccionaría él con todo lo que había pasado?
Y tal vez la pregunta más importante, ¿qué significaba realmente ella para él? Y por consiguiente, ¿cuál era el lugar de Bella ahora en aquella casa?
Mientras no tuviera una conversación bastante seria con Edward a este respecto, ninguna de las interrogantes de Bella serían respondidas. Pero con todas las dudas en su mente, lo que Bella tenía más claro es que Edward sabía que ella no era quien decía ser, todo lo que había pasado se lo decía y a pesar de que Edward no había dicho nada, no era un tonto, ¡por favorrrr! ¡el hombre se graduó con honores en la Universidad!
Así que lo más claro que Bella tenía hasta ese momento es que ya no podía presentarse ante Edward o ante nadie como la Esposa se Edward Cullen, ella no era esa mujer, entre Edward y ella no había nada legal que así lo sostuviera, por más que Jasper le hubiera dicho una y mil veces que todos los documentos legales la dieran a ella como la legítima Esposa de Edward.
Así que, como único acto de rebeldía ante el viejo estatus de Bella como Esposa de Edward, recogió los pocos artículos personales que había trasladado en los últimos días al cuarto de Edward y comenzó a pensar en cuanto tiempo le tomaría alquilar algún lugar fuera del Rancho Cullen.
En ningún momento paso por la cabeza de Bella regresar a Montana. Para bien o para mal, aquel ya no era su hogar, tampoco lo era la Casa Cullen, pero si Bella tuviera que olvidarse de alguna manera del amor que sentía por Edward, ya sea por su desprecio o porque no era ella a la que sus sentimientos realmente favorecían, Bella no podía, no quería y no olvidaría el amor inmenso que sentía por su hija, porque si, sin ninguna duda en la mente y el corazón de Bella, Lizzy era su hija. Y como se llamaba Bella Swan, protegería con todas las armas a su disposición a su hija y estaría allí, cerca de ella.
Bella sabía que alejarse de Lizzy le causaría un daño irreversible, el abandono de Annie no sería nada, un juego de niños, frente al abandono que su Lizzy podía sentir si ella se apartaba de su vida. Tanya y Ángela se lo habían planteado alguna vez y en esos momentos Bella no había querido ni pensar en ello, pero ahora que se veía frente a ese dilema, solo había una opción que tomar y era permanecer lo más cerca posible de Lizzy.
Con ese pensamiento, Bella dejo sus cosas en su antigua habitación y abrió con cuidado la puerta del cuarto de Lizzy para saber si ella aún estaba allí. La niña, acurrucada bajo las sábanas, dormía plácidamente aún a aquellas horas, Bella sabía que la noche anterior había sido difícil para ella y que se había resistido al sueño todo lo que pudo, así que, con cuidado, volvió sobre sus pasos y abandono la habitación de la niña.
Cuando bajaba el último escalón de las escaleras, vio a Ángela que salía del Salón y esbozo una pequeña sonrisa hacía su amiga.
—Te ves destruida, amiga —le dijo Bella a Ángela cuando la vio bien, las ojeras debajo de sus ojos le dijeron a Bella que su amiga no había dormido lo suficiente o no lo había hecho en lo absoluto.
—Gracias Bella, yo también te quiero —dijo Ángela de manera irónica.
—No has dormido, te pones cascarrabias cuando eso pasa —le dijo su amiga.
—No, no he dormido, cuando llegué aquí me acorraló Esme. Ella, Carlisle y Alice tenían una conversación bastante sería y me pidieron que estuviera allí para ellos.
—Algo que no le gusto a Alice supongo —dijo Bella, colocando una mueca en sus labios.
—No, Wesnesday no es agradable a ninguna hora del día, pero había cosas en las que, si pude ayudar, por lo menos —buscando en sus bolsillos, extrajo un sobre y lo tendió frente a Bella para que ella lo tomara—. Tengo algo para ti —dijo Ángela, mientras le entregaba a Bella un sobre blanco sellado.
—¿Qué es?
—No sé lo que dice, ni siquiera sé si será agradable, pero tengo la misión de entregártela.
Con la curiosidad que le brindaron las palabras de su amiga, Bella desgarro la lengüeta del sobre y extrajo las hojas que estaban contenidas dentro.
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Supongo que si estas recibiendo esta carta la "Loquera" ha realizado su trabajo.
He dejado con ella un grupo de cartas para mi familia, según ella, sirve como parte de mi terapia. Dice ella que sirve, quien sabe si es verdad. Dijo que debía escribir, escribir a los que amo, para sacar de alguna forma lo que llevo dentro, aunque no creo que lo mío sean flores y arcoíris.
Si la Loquera creía que estas cartas serian de llanto y perdón, pues no, no está en mi naturaleza, no sería yo misma. Puede que muchos digan que es culpa de Rowan, pero quien vive esta vida y quien ha tomado las decisiones en ella he sido yo, yo cargo con las bendiciones y culpas, o algo así me ha dicho la Loquera…
Lo único cierto es que he comprendido que alejarme será lo mejor. Hay demasiada rabia en mí, demasiada culpa, demasiadas dudas y si me quedo seguiré volcando en los demás mi propio desagrado y creo que al final eso no será bueno para nadie.
Tengo un problema y debo resolverlo… bueno la Loquera dirá que son varios problemas, igual debo resolverlos.
Y cuando todo esté detrás de mí, y lo estará, "porque soy una Cullen", allí sí, regresare.
Te preguntaras, ¿si la tarea era escribir a los que amo, porque te escribo a ti? Ya que ambas sabemos que no somos ni amigas.
Y es que…
Mientras todos descubríamos que no eras la persona que fingías ser, mientras todos comenzamos a comprender el por qué algo no estaba bien desde que regresaste. Yo me di cuenta que odiaba profundamente a alguien que ya estaba lejos de sentir cualquier cosa y que tú, tu rostro, tu cuerpo, aún seguían causando en mí la rabia y el rencor que no han podido ser desarraigados.
No sé cómo les fue a los demás con tu hermana, no sé si el resto puede perdonar u olvidarla. No se los demás… pero ella tuvo la capacidad de tocar una fibra en mí, una que pensé que no tenía, una que Rowan se encargó de retorcer, de pisotear, de mutilar. Pero si, aún estaba allí, ella la descubrió y para mi mal, la utilizó contra mí.
Llegue a creer que ella era diferente y eso hizo que llegara a enfrentarme con mis propios deseos, de hacerme sentir más allá de cualquiera de mis juegos –esos que llegue a jugar con Irina y Jasper, sin poder decidir por cualquiera de ellos, por quien sentía más, deseaba más, disfrutaba más–, ella tuvo la capacidad de hacerme creer… para después hundirme y humillarme ante todos.
Si Rowan cambio mi espíritu, ella no lo hizo diferente con mi alma.
Supongo que mi capacidad de perdón no es extensible a ella, así como tampoco lo es para Rowan. Supongo que no puedo dejar de odiar a una Swan… y la que queda eres tú.
Se lo que mi hermano siente por ti y se lo que todos a mi alrededor también sienten por ti, no soy estúpida, y sabiendo esto, sé que para mi bien o para mi mal, seguirás formando parte de nuestras vidas, pero como dije antes, no somos amigas, y no sé cómo llegue a pensar en el futuro, pero ahora, hoy, no quiero ni siquiera intentar serlo. No soy tan buena.
No lo intentes Swan, no intentes ser mi amiga cuando regrese, no te quiero en mi vida más de lo que fuera necesario, "duele" solo verte, más de lo que nunca podre explicar. Sé que no eres tú, me lo dice mi mente, pero algo dentro de mí aun no quiere comprender.
Como ves, esta no es una carta de disculpas, de corazones rotos y sangrantes.
A pesar de todo esto, sin merecerlo tal vez y después de mis palabras tan cordiales –nótese mi ironía–, tengo un favor que pedir:
Mi hermano es un ser humano con un montón de defectos, con sus buenos y malos momentos, a pesar de eso, te pido que no le falles. Si comete un error contigo –y lo hará, fuimos programados para meter la pata–, intenta perdonarlo.
Si alguien merece ser feliz, ese es mi chico. Él ha intentado protegerme toda mi vida y yo alguna vez me juré a mí misma hacer lo mismo por él si me necesitaba, te toca a ti hacer lo que yo no pude.
Alice Cullen.
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—¿Se ha ido? ¿A dónde?
—Después de una larga conversación con ella, de ella con sus Padres, Wednesday acepto ingresar en un Centro de Rehabilitación. Y después de consultar con mis Colegas, he logrado que la acepten en el Willow Springs Recovery.
—¿Dónde está eso?
—En las afueras de Austin —contesto su amiga.
—¡En Austin! Estará lejos de sus Padres, de Edward y rehabilitándose, será un infierno.
—Cálmate Swan, Willow tiene piscina, Chef Privado, es casi un Spa de esos que usan las Kardashian, Wednesday recibirá la mejor atención del Estado de Texas y sus Padres y hermanos podrán visitarla a medida que ella vaya avanzando en el programa de rehabilitación.
—¿En serio? —dijo Bella, aun incrédula.
—La rehabilitación no tiene que hacerse en un ambiente gris, solo en un lugar que te brinde tranquilidad y te aleje del vicio o lejos del problema que te aqueje, lo demás serán las herramientas que le brinden los Especialistas.
—¿De verdad crees que estará bien?
—La verdad —dijo Ángela tras un suspiro—. Esto es lo mejor para ella, hay mucho dolor, rabia y miedo dentro de ella. No solo es el alcoholismo Bella, ella tiene que aceptar sus sentimientos e identificarse con su propia sexualidad, definirse ella misma.
Bella frunció el rostro, recordando parte de las palabras de Alice en su carta.
—Annie… ella utilizo la sexualidad de Alice… creo que le hizo creer que estaba enamorada de ella… le hizo daño.
—Sí, y el viejo Rowan también lo hizo, era un misógino y cuando vio que Wednesday era diferente… Es en parte por eso que ella ha reprimido quien es realmente, tanto Rowan como Annie debieron de meter el dedo en la llaga cuando lo descubrieron. Por lo que he podido saber, Rowan trato por todos los medios de hacerle ver que era una aberración su comportamiento.
—Dios… en serio que odio a este tipo.
—No te sientas mal, no eres la única —le dijo Ángela para hacerla sentir mejor.
—Entonces… ¿estará bien? —Bella quiso verificar.
—Sí, realmente creo que lo mejor que le pudo haber pasado es esto. Necesita ayuda y en el Centro también tendrá una terapia que la ayudará con todas sus dudas. Lo último que supe de ella fue cuando se fue llamándome Loquera, diciendo que renacería de las cenizas porque los Cullen son así y su despedida cariñosa haciéndome un dedito.
—Y te parece gracioso —se asombró Bella.
—Ella nunca será una perita en dulce Swan, creo que en eso no necesito demasiada de la influencia de Rowan, ella ya era así.
Bella volvió a fruncir el ceño. No es que Alice le agradara especialmente, pero definitivamente no quería que fuera infeliz.
—Parece que todo está tomando su cauce —dijo Bella.
—¿A qué te refieres? —pregunto Ángela mirando fijamente a su amiga.
—A todo, ha llegado el momento de tomar decisiones.
—¿Cómo cuáles? —preguntó Ángela ya preocupada.
—Como cuánto tiempo me tomara irme de esta casa y de este Rancho.
…
~0~
…
Cuando termino de leer aquella carta, el corazón Edward estaba roto y su mente era un caos. Tomo su Jeep y comenzó a manejar para dirigirse a sus labores de todos los días, pero en algún momento mientras conducía, su camino se desvió y comenzó a recorrer kilómetros y kilómetros sin dejar de pensar en todo cuanto había pasado.
A medida que el día iba pasando, la carta de Alice se reproducía en su mente, una y otra vez, haciendo retorcer su corazón, su dolor por su hermana era inmenso, más de lo que nunca podría explicar.
Después de contarle sus razones para irse, después de todas sus palabras, que en ciertas partes eran un reflejo de su propio ser. Edward se vio a si mismo con más dudas e incertidumbres de las que pudiera haber recordado en toda su vida.
Edward no sabía si los recuerdos de todo el mundo eran iguales.
Es más, jamás le había preguntado a nadie sobre sus primeros recuerdos, ni siquiera a Alice.
Lo cierto, es que sus primeros recuerdos deambulaban en su mente entre borrones y certezas.
Borrones, porque mucho de lo que creía recordar estaba muy ligado a aquello que otros le habían contado, así que no sabía si su "recuerdo" era un mecanismo de su mente para perpetuar un evento y no un hecho en sí, no algo que realmente hubiera vivido.
Pero había recuerdos en la mente de Edward que sabía perfectamente que eran un hecho.
La primera vez que monto a caballo, cuando debía tener uno años, quedo en su mente como el recuerdo más lejano. La mano de su Padre en la suya, el ser elevado en el aire, la sensación de la silla entre sus piernitas y la forma en que se veía el mundo desde las alturas. La risa de su Madre al señalárselo a la bebé Alice mientras esta era sostenida en sus brazos. Y su Padre con una gran sonrisa en su rostro.
Su primer recuerdo… su mejor recuerdo de infancia.
Tenía otros.
Su primer día en la Escuela, una vez más de la mano de su Padre y su Madre.
Navidades entre un montón de regalos.
Su Abuelita Elizabeth siempre amorosa con él. Y su Abuelo en el fondo, siempre borroso y distante en esos recuerdos.
Su Madre haciendo galletas en la cocina y Alice y él comiéndolas junto a un gran vaso de leche.
Sus Primos Denali en una gran piscina en el Centro Comunitario de Abilene.
Todos esos recuerdos llenos de risas, complicidad, amistad, compañerismo.
Todos sus recuerdos se hundieron en el fondo de su memoria cuando su Abuelo irrumpió un día en su cuarto y le dijo que "era el momento de que creciera", que "ya no era un niño y era hora de asumir responsabilidades".
¿Ya no era un niño?
¡Tenía 7 años!
Edward no entendía la actitud de su Abuelo, su dureza, su acritud y todo eso dirigido a él y Alice.
En retrospectiva, Edward no recordaba haber escuchado alguna vez a su Abuelo elogiar alguna actitud, un hecho, un Evento en que Alice o él hubieran participado.
Desde ese día que pareció irrumpir en su vida lo único que escucho fueron exigencias y recriminaciones.
Lo peor de todo…
Ni Edward ni Alice tuvieron a nadie a quien acudir. De un día para otro y sin explicación alguna sus Padres habían desaparecido, nadie en aquella casa fue lo suficientemente valiente para explicar a dos pequeños niños la razón por la cual sus Padres, que hasta hace unas horas estaban en casa, habían desaparecido. Hasta su Abuela Elizabeth había guardado silencio, nunca había dicho nada, hoy después de adulto, sabía que todos habían tenido miedo, su Abuela incluida.
Miedo a los multiplex arrebatos de rabia, que según el mismo pudo constatar, se volvieron comunes en la convivencia con Rowan.
Lo único que Edward supo de todo esto fue que se vio solo y con todos los argumentos que Rowan lanzo sobre él desde ese día en adelante.
Edward suponía, porque nunca pudo comprender a su Abuelo por completo, que el objetivo de Rowan era formar un par de chiquillos a su medida. Que pensaran como él, que actuaran como él, pero que fueran dos sumisos seres que siguieran sus órdenes y deseos.
Para ser sinceros, después de analizarlo todo, ninguno de los planes de Rowan habían funcionado.
Empezando por aquel plan para unir los Ranchos con los jóvenes Carlisle y Caitlín y terminando con Alice y Edward, que sí, le temían, que sí, habían recibido y tal vez aprendido muchas cosas de Rowan, para que al fin y al cabo fueron traicionados por su propia naturaleza, porque sus propias rebeldías los hicieron enfrentarse una y otra y otra vez a quien pensó alguna vez que los haría "manejables".
Edward no recordaba cuando esta "rebeldía" comenzó, solo sabía que muchas veces, una y otra vez, no estaba dispuesto a cumplir los deseos de su Abuelo, no quería, no podía, no debía.
Rowan atribuyo la rebeldía al Internado, a las "malas amistades", luego a la Universidad, sin olvidar aquel "eres igual a tu Padre" que salía de la boca de Rowan con desprecio. Aunque la frase "eres igual a tu Madre", también surgió muchísimas veces.
Lo cierto, es que aquella sensación de felicidad y satisfacción que Edward había sentido de niño, paso a ser miedo en la adolescencia y culminó con frustración y rabia a medida que comenzaba a madurar.
La frustración era por todo aquello que no había vivido, aquello de unión familiar, comprensión parental, apoyo intrafamiliar, no, Edward no había disfrutado de aquello, pensándolo bien ¿porque era medianamente normal, cuando debía rayar en la psicopatía?
Y la rabia, ahora lo sabía bien, siempre había estado mal dirigida.
A pesar de que Rowan imprimió una y otra vez aquel veneno hacia su propio hijo, no pudo lograr, por lo menos en el caso de Edward, que se inoculara en él. No. Cada vez que Edward quiso hacer surgir algo dañino en él para con sus Padres, era el sentimiento de culpa lo que prevalecía.
¿Porque Rowan no lo había logrado?
Había respuesta para eso.
¿Un corazón que aún mantenía algo de pureza dentro de él? ¿El verdadero amor de sus Padres que jamás pudo olvidar? ¿La aversión que en realidad siempre había sentido por Rowan? ¿El verdadero amor que veía en los ojos de su hija? ¿El amor verdadero que nunca pensó encontrar?
Edward nunca lo sabría.
Para bien o para mal esta es la vida que le había tocado, esta es la vida que estaba viviendo, esta es la vida que trataba de mejorar para que valiera la pena, ese era su pensamiento más positivo y uno de sus deseos era que Alice hubiera pasado por el mismo fango en que ambos estuvieron sumergidos y hubiera emergido con menos suciedad de las que él aun cargaba.
Después de todo lo que había pasado, después de haber visto con sus propios ojos y sentido en propia carne como, los celos y el egoísmo podían deformar hasta las más bellas imágenes. Como la rabia, el odio y el resentimiento podían corromper el alma hasta producir los peores deseos y las peores acciones. Como la envidia y la avaricia causaban daño y muerte… Edward había decidido que su vida debía tener nuevos objetivos. Y sabía que para llevar a cabo esos objetivos había cosas que él y solo él debía hacer.
Ese primer objetivo es el que lo llevo un ocaso a mediados de semana a colocar su Jeep delante de una casa de ladrillo.
Grandes ventanales, un gran porche con mecedoras y elegantes columnas de piedra, casi una réplica exacta pero más pequeña de la Casa Cullen.
Edward suponía que el cariño por la casa y por la tierra nunca habían sido olvidados y nunca habían sido manchados por quienes habían habitado la casa que había inspirado esta.
En todos los años que sabía que esta casa estaba aquí, cercana, él nunca había venido hasta aquí. En su deseo por aplacar sus sentimientos, mientras más lejano físicamente estuviera, también sus sentimientos lo estarían. Es por eso que esta casa no significaba nada para él, no, porque la niña que había habitado esta casa, la que había pasado la infancia y adolescencia, la que seguramente había reído y llorado y quién sabe si temido –por esas cosas de la adolescencia– era Rosalie. Esta era la casa que su hermana amaba, la casa donde sus Padres, ahora lo sabía, habían reorganizado sus vidas, habían tratado de reparar su corazón roto y habían llorado la lejanía de sus otros dos hijos.
Edward no dudaba de que esta casa fuera más cálida de lo que él había recordado que fuera la Casa Cullen. Y pensar que él pudo haber vivido algo de aquella calidez, si solo se hubiera tomado la molestia de dudar años atrás…
Pero… el pasado era solo pasado.
Edward comenzó a darse palabras de ánimo, porque a pesar de toda su resolución por cambiar las cosas en su vida, un temor frio recorría su espalda y no le permitía soltar el volante de su Jeep y salir de aquel auto.
Era miedo al rechazo.
Él era consciente de eso. Y a pesar de haber escuchado a sus Padres con anterioridad decir que los rencores serian olvidados y a pesar de saber que habían sido imbuidos en un mundo de mentiras en donde la verdad de sus Padres siempre había querido surgir a pesar de todo. El miedo al rechazo estaba vivo dentro de Edward, junto al recuerdo de aquel niño de 7 años que de un día para otro lo había perdido todo…
Su mente parecía bloqueada, al igual que su cuerpo que no tomaba la decisión de salir del auto o de ponerlo en funcionamiento para alejarse de allí.
Treinta segundos después el destino tomo la decisión por él.
La puerta de la casa se abrió con lentitud como si quien la abría tuviera tanto temor como el hombre dentro del Jeep.
Esme Cullen estaba en la puerta observando como su hijo mayor estaba tomando, tal vez, una de las mayores y más difíciles decisiones de su vida.
Puede que para Esme, Carlisle y ella hubieran sido víctimas de los malos tratos y del gran poder que ejerció o quiso ejercer Rowan sobre todos a su alrededor, pero sus hijos mayores, ellos se habían llevado la peor carga, porque Rowan, ella lo sabía bien, podía destruir el alma de cualquiera, socavo la de su Suegra Elizabeth e intento también destruir la de Carlisle y la de ella misma.
¿Qué esperaba entonces del alma maltrecha de sus propios hijos?
Es por eso que no se daban por vencidos, es por eso que no habían importado los rechazos o los desplantes, jamás dejaría de intentar llegar al corazón de sus hijos, su amor no daba lugar a la rendición.
Edward vio cómo su Madre ladeaba la cabeza, como si pensara en su próximo movimiento. ¿Y cuál era ese? Edward supuso que ella no lo forzaría a hacer lo que su corazón no quisiera, nunca había sido así, Edward lo sabía. Así que, tomando toda su fuerza de voluntad, su mano abrió la puerta de su Jeep y sus pies tocaron suelo mirando a su Madre en aquel porche.
Esme bajo los tres peldaños de escalera y muy lentamente se fue acercando a aquel hombre en el cual se había convertido su hijo. Por su cabeza rondaban mil palabras, explicaciones, disculpas, perdones… Pero nada salió de su boca. Lentamente, como si Edward fuera un animal herido del cual tener cuidado, pues atacaría al primero que se acercara, Esme dio el último paso y abrazo fuertemente el cuerpo de uno de los hombres que había robado su corazón.
El abrazo de Edward fue automático, en el momento en que comenzó a escuchar el sollozo de su Madre. En el porche vio a su Padre, llorando, mientras observaba la escena en la distancia. Edward había dejado de llorar hacía muchos años, las lágrimas no servían para nada, la noche en que su Mujer lo había acogido, la noche en que descubrió la verdad sobre sus Padres, la noche en la que la culpabilidad cayó sobre él como si fuera una losa de hormigón, lloro sin poder evitarlo, fue la primera vez en años que lo hacía, pero hoy, mientras su Madre lloraba en sus brazos y su Padre lo hacía en el porche, el también sintió las lágrimas que corrían por sus mejillas.
Así como el llanto, Edward Cullen había dejado de creer, el Dios de su niñez no lo escuchaba, así que, ¿porque acudir a él? Pero allí, en ese instante, y sin saber porque, Edward lanzo una oración al Universo, un deseo, "capacidad de perdonar", para sus Padres, para Rosalie, para Alice, para él mismo… y con todo su corazón deseo que su oración fuera escuchada.
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…
Cuando Edward volvió a casa sentía como si su cuerpo hubiera sido apaleado. Su alma se había vaciado en casa de sus Padres, se había derramado como se habían derramado sus lágrimas. Los perdones, las disculpas, los arrepentimientos... Todos ellos sabían que las heridas causadas por las mentiras o por ellos mismo, no sanarían con rapidez, pero sanarían.
Edward no podría olvidar jamás todo lo que había hablado con sus Padres en ese día, todo lo cálido que se había sentido arropado por sus Progenitores.
Edward también pensó que nunca olvidaría la expresión en el rostro de Rosalie cuando la vio entrar en aquella casa. Rosalie jamás lo había visto allí y de alguna manera supo que, si él estaba en aquel momento en el Salón de su casa, es que había decidido por fin "sacar el palo que Rowan había metido por su culo" y "abrir los ojos". Su hermana no repitió ningunas de esas palabras. Al igual que su Madre, Rosalie solo abrió los brazos y ambos hermanos se fundieron en un abrazo que entre ellos si pareció cerrar todas y cada una de las heridas.
Demasiadas cosas habían pasado ese día y Edward sintió el cansancio en su alma más que en su cuerpo.
Su único deseo era darse un buen baño, pasar algún rato con su hija y descansar en su cama, junto a su Mujer.
Al igual que temprano en la mañana, su casa pareció igual de vacía, no tenía idea de donde estaban todos los que ocupaban aquella casa, pero no le preocupo demasiado, después de baño podría ubicarlos a todos.
Y precisamente después de ese baño y mientras sacudía una toalla sobre su cabeza, hurgando en el armario en busca de la muda de ropa que utilizaría para bajar a cenar. Fue cuanto se dio cuenta que algo no estaba bien.
Miro el armario de nuevo, recorrió con su mano la ropa que estaba allí y en ese instante fue que se dio cuenta que todo lo que estaba allí dentro le pertenecía y nada de la ropa que Bella había trasladado estaba allí. Tomando una muda de ropa se vistió con rapidez y luego, para verificar que no estaba equivocado, volvió al baño y se fijó en que las cosas de aseo de Bella tampoco estaban allí.
Algo muy dentro de Edward estaba en alerta.
No podía ser una buena señal el hecho de que las cosas de su Mujer no estuvieran donde habían estado solo esta mañana.
Salió apresuradamente de su cuarto y se dirigió al cuarto de su hija, nadie tampoco estaba allí y con un miedo inmenso Edward verifico el armario de su hija.
Las ropas de la niña estaban allí, nada había sido removido. Pero de la niña no había ni señales.
Con el ceño fruncido, Edward salió del cuarto de Lizzy y se dirigió a la planta baja en busca de una explicación de lo ocurrido ese día.
Cuando bajaba las escaleras frenético vio a Ángela.
—Al fin llegas Bombón, he estado esperando por ti todo el día.
—Donde está mi hija y más importante, donde está mi Mujer.
—Si preguntas por tu Mujer está en Montana.
—¿Bella se fue a Montana? ¿Con Lizzy? —pregunto Edward horrorizado.
—No, no, preguntaste por tu Mujer y ella está en Montana, en el Sunset Hills Cemetery, tres metros bajo tierra.
Edward se quedó viendo a Ángela con asombro y luego froto su cara con sus manos mientras contaba hasta diez en números romanos. Luego suspiro y se dirigió a Ángela de nuevo.
—Sabes perfectamente que no era de ella de quien estaba hablando.
—¿No hablabas de Annie?
—Ella no es mi Mujer, nunca lo fue, una sola noche basto para crear a Lizzy, no pase ninguna otra noche con ella y no puedo decir que me gustara pasar con ella las horas del día.
—¿En serio? ¿Y eso porque era? —pregunto Ángela, con curiosidad de saber por dónde iban los pensamientos del cobrizo.
—¿Me estas psicoanalizando, Ángela? —pregunto el cobrizo, ya conocía las estrategias de esta chica.
—Un poco sí, pero como diría uno de mis Sobrinos ¿"si uno no pregunta, como aprende"? Entonces, ¿a qué mujer te referías entonces?
—No te hagas la graciosa Ángela —bufo Edward—. Sabes a quien me refería —volviendo al punto que le interesaba—, tal vez puedo sonar horrible pero no me interesaba ella antes de que se fuera de mi vida, no me interesa lo más mínimo ella ahora. La única que me interesa es la que volvió después de ese accidente, nadie más, Bella o como quiera que se llame.
—Pues Bella, ella es Bella. Annie es la que está enterrada en Montana. ¿Desde cuándo lo sabes? ¿Desde cuándo sabes que ella no es la que se fue?
—Ángela, una vez más, ¿Dónde está ella?
—Sabes mejor que yo que no puedo decírtelo Bombón —le dijo Ángela—. Después de todo este tiempo, tienes que saber que yo estoy aquí para apoyarla, no para embarrarla con ella.
—Al final no sé si estabas aquí para apoyarla a ella, para ver por la salud de Lizzy o por el chisme Ángela.
—Eee que el chisme me gusta, pero no juego con la salud mental de Pumkin ni la de Bella. Estoy aquí también preguntándome si Pumkin puede soportar una posible separación si ustedes dos no llegan a un buen acuerdo.
—¿Qué separación? —preguntó Edward preocupado—. Aquí no hay separación, mi hija y mi Mujer estarán conmigo, quiéralo ella o no, porque si ella cree que alguno de nosotros se separara está muy equivocada.
—Tranquilo Bombón, yo estoy de tu lado en eso, te entiendo. Se lo dije a Bella y estamos de acuerdo que alguna separación sería un golpe para Pumkin. Pero tienes que ponerte en los zapatos de Bella, todo lo que ha pasado… ella ha sido arrastrada por todo este torbellino Bombón, necesita un poco de tiempo.
—No —dijo Edward, con decisión—. Si ella necesita pensar, pues que piense aquí, con su hija, conmigo, somos su familia.
—A estas alturas Bombón si no sabes quién es Bella...
—Se quién es Bella, Ángela. Y puede que un grupo de papeles legales digan lo contrario, pero esta es su familia y si ella no está aquí te aseguro que no descansaré hasta encontrarla, se lo prometí a mi hija hace días, eso no ha cambiado.
—Pero hay muchas preguntas que tienes que responder Bombón, lo sabes —insistió la Psicóloga.
—Ángela, no crees que esas preguntas debe hacerlas y esas respuestas debo dárselas, a Bella. Si tengo que responder a alguien, es a Bella —insistió Edward.
—Pues, tienes razón, puedo aceptar todo lo que dices, pero quieres matar mi curiosidad, por favorrr —dijo la Psicóloga con ojos de corderito—, si matas mi curiosidad te puedo decir a donde fue, será un toma y dame —negocio Ángela.
Edward se le quedo mirando y luego soltó una carcajada.
—Te ríes —se extrañó Ángela.
—Me rio porque nunca se puede mantener la seriedad cerca de ti, no puedo ni imaginar cómo será la vida de Jasper, mi amigo tan serio, de ahora en adelante teniéndote a ti.
—Yo he llegado para llenar su vida de risas Bombón, no dudes eso —dijo mientras sonreía—. Entonces, suelta la sopa, vamos, vamos —insistió.
Edward la miro de nuevo y esbozo una sonrisa.
—El día del incendio, cuando echo a Reynolds de aquí. Ella sabe demasiado de caballos, tratamientos médicos de animales, eso era demasiado para alguien que no soportaba tener cerca ni una mascota, nadie cambia así.
—Eeee la gente cambia.
—Si —la cortó Edward—. La gente cambia, cuando quiere, pero tú lo dijiste.
—¿Qué dije? —pregunto intrigada.
—Lo dijiste una vez, cuando estábamos reunidos y hablaste de tu Mentor, dijiste: "las personas no pueden realmente cambiar tanto". Y para las actitudes que tenía antes, los cambios eran demasiados.
—Y yo que creí que este era un tonto despistado —susurro Ángela.
—¿Qué? —pregunto Edward que no pudo escuchar su comentario.
—Nada, nada Bombón.
—Te toca pagar Ángela, ¿dónde está mi Mujer?
Finalmente, Ángela suspiro y dijo:
—En Abilene. Tuvo que llevarse a Pumkin porque la nena esta sensible a sus separaciones después de lo que paso, Bella… Bella está evaluando donde se puede mudar.
—¿Mudar?
—Sí, tiene la loca idea de que no está bien que viva aquí.
—¡Es nuestra casa! —dijo Edward exaltado.
—Pues Bombón eso es algo que vas tener que explicar a mi amiga, a esa que llamábamos en la Escuela "la terca Swan".
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Wenday 14: Seguimos con estos dos capis finales. Gracias por tu comentario sobre la historia que estoy desarrollando.
Katie D. B: No, no una semana, estoy aquí y esto está terminando. Gracias por escribir.
Lilia: Me di cuenta que mi viernes estaba lleno de compromisos y si quería cumplir con mi publicación debía hacerlo en jueves en la noche, Jessica es mi Grisson en esa historia y me encanta. ¿Tengo que contratarte? Puede que necesite tus amigos jajajaja. Hoy lo veras todo, espero te guste hasta el final. Besos.
Adriu: Jessica es lo máximo jajaja y Carlisle tenía que demostrar que estaba listo para derrotar a estos idiotas. Amo a Lizzy por eso la coloque como mi angelito guardián.
Sobre la nueva historia, como has visto, la esencia es algo parecido al Melange de la historia de Dune. Pero la esencia en mi historia no produce ninguna adicción y es algo que se encuentra libremente en gran parte del Universo, está en el aire, está en la tierra, está en la sangre, los hace naturalmente más fuertes, más agiles o capaces, pero hace más… porque es como si la esencia fuera una energía con conciencia en sí misma, la esencia "elige" a ciertos seres, los "marca" y los hace "más" de tal forma que sean capaces de Guiar y Liderar. Gracias por escribir y por comentar sobre la historia.
Eneyda Perez: Jessica esta para CSI jajaja, yo también tengo nostalgia por terminar esta historia. Gracias por estas por aquí.
Twilight all my love 4 ever: Muchas Gracias por escribir.
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SE LO QUE QUIEREN, LO SE, LO SE, ESTA TARDE ALREDEDOR DE LA 1 PM (HORA DE CARACAS).
EL CAPITULO FINAL.
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