HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING
Harry Potter, los personajes y todo lo de negrita le pertenecen a
J. K. ROWLING.
Hola, lamento mucho la demora, pero la semana pasada tuve trabajos y esta semana tuve exámenes parciales, y apenas he tenido tiempo libre, de hecho el capitulo anterior iba a ser mucho mas largo, pero estaba con la hora y si no lo publicaba cuando lo hice, no habria podido hacerlo y no quería que esperaran tanto por un descanso.
Pensé mucho a quien traer en este capitulo, finalmente opte por la idea que tenia la mayoría, se que a muchos les va a encantar, a otros tal vez no les guste, pero espero que aun así, disfruten del capitulo.
Espero que les guste el capítulo, por favor voten y comenten que les parece. R ecuerden que a los que escriben como invitados les contesto en la misma sección de comentarios.
A la mañana siguiente todos se dirigieron al gran comedor para poder empezar con el quinto libro, no podían creer que ya estaban a la mitad de camino para saber cómo derrotar a Voldemort.
Muy bien mientras desayunamos, quien se ofrece a leer_ preguntó el director, pero antes de que alguien se ofreciera, se abrieron las puertas y entro…...
CEDRIC_ Harry fue el primero en reaccionar y corrió hacia su amigo mientras los demás solo podían verlo con distintos grados de conmoción.
Eh… Harry, no hay necesidad que…_ Cedric no entendía por qué Harry se aferraba con tanta fuerza a él_ estuvimos juntos hace solo unos segundos, literal.
qué_ preguntó Harry separándose, pero antes que pudieran entender lo que pasaba, Cho se levantó.
Cedric_ gritó Cho lanzándose a sus brazos antes de besarlo, Cedric le devolvió el beso hasta que notó que su novia lloraba_ qué les pasa_ preguntó al ver que Harry también lloraba y cuando Cho lo soltó volvió a abrazarlo, en ese momento todos reaccionaron y se acercaron a Cedric, abrazándolo y tocándolo como si intentaran comprobar que era real.
Por qué parece que hubieran visto un fantasma_ preguntó Cedric intentando calmar el ambiente, pero solo logró que todos estallaran en lágrimas_ qué está pasando_ volvió a preguntar Cedric.
Qué es lo último que recuerdas, querido_ preguntó la profesora Sproud, a quien le estaba resultando difícil mantener la calma.
Harry y yo estábamos a punto de coger la copa_ respondió Cedric_ entonces, e envolvió una luz y aparecimos aquí, se supone que eso debía pasar_ cuestionó.
Creo que lo mejor es que vayamos a mi oficina_ dijo Albus, la profesora Sproud tomó el brazo de Cedric y lo llevó a la oficina.
Yo también voy_ dijeron Harry y Cho de inmediato.
No tienen nada que hacer ahí_ dijo Umbridge_ ahora vamos dijo, haciendo que los chicos la miren con ira, pero antes que hicieran algo que el sapo lamentaría Amelia se acercó.
Creo que a Cedric le hará bien tenerlos ahí_ dijo Amelia_ adelántense mientras me comunico con Amos.
Puede usar mi chimenea_ ofreció Minerva antes de salir del comedor.
Cuando todas las autoridades salieron, los alumnos se quedaron viendo durante bastante rato, sin que nadie hablara.
Qué magia es esta_ preguntó Ernie, todavía sin creer que pudo volver a ver a Cedric.
Realmente importa_ preguntó un séptimo año que había sido amigo de Cedric_ tenemos a Cedric otra vez.
Si importa_ dijo Hermione, antes de hacer la pregunta que muchos se hacían_ como sabemos que no se o llevaran cuando acabe la lectura.
Los que trajeron los libros no pueden ser tan crueles_ dijo Hanna_ no nos darían a Cedric solo para quitárnoslo_ añadió_ o si_ preguntó algo insegura.
Creo que lo mejor es esperar a ver que dice el director_ dijo Molly todos asintieron.
En la oficina del director:
Amelia para que me hiciste venir a Hogwarts_ preguntó Amos.
Veras amos, hace unos días nos llegaron unos libros sobre Harry Potter_ empezó Amelia.
Ya he leído esos libros_ dijo Amos_ no sé por qué eso sería importante.
Son libros enviados del futuro que narran los años de Harry en Hogwarts, incluyendo los que aún no han llegado.
Libros del futuro_ repitió Amos lentamente_ y esperas que te crea eso_ preguntó, tratando de entender.
Estamos hablando de mí, Amos_ le recordó Amelia_ me crees capaz de traerte hasta a aquí solo para jugarte una broma_ preguntó, Amos negó, ella no sería capaz.
Entonces así es como supieron que Black era inocente_ preguntó Amos.
Exactamente_ respondió Amelia_ estábamos por empezar el quinto libro cuando recibimos una visita inesperada.
Quién_ preguntó Amos.
Entra para que veas_ dijo Amelia, haciéndolo entrar a la oficina_ solo recuerda que esto no es un tipo de juego_ Amos estaba más que confundido, pero asintió y fue hasta donde estaban los profesores, viendo a madame Pomfrey revisar a alguien, cuando ella se apartó, Amos quedó petrificado.
Ced….Cedric_ tartamudeó, antes de mirar hacia Amelia que asintió para hacerle saber que eso realmente estaba pasando_ Ced_ gritó y corrió para envolver a su hijo en un abrazo, sin importarle las lagrimas que se le escapaban.
Ya qué estamos todos, mejor empiezo a explicar_ dijo el director.
Sería bueno_ respondió Cedric, mientras su padre se sentaba a su lado, sin dejar de abrazarlo.
Dice que estaba a punto de tomar la copa con Harry_ empezó Albus, Cedric asintió_ eso fue hace varios meses señor Diggory.
Como_ interrumpió Cedric.
Cuando ustedes tomaron la copa en lugar de llevarlos hasta donde estaban los jueces, los llevó a un cementerio_ explicó el director, Cedric asintió para mostrar que entendía hasta el momento_ en ese cementerio, estaba Peter Pettigrew cargando lo que parecía un bebé.
Ese no era el nombre del hombre que persiguió a Sirius Black por traicionar a los Potter y fue asesinado_ preguntó Cedric, frunciendo el ceño.
Resulta que Peter era el verdadero traidor y yo fui incriminado_ explicó Sirius, haciendo que Cedric palideciera al darse cuenta que el infame asesino estaba ahí y estaba abrazando tanto a Harry como a Cho, aunque más que nada parecía estar conteniéndolos.
Podemos explicarte eso después_ dijo Harry, Cedric asintió muy lentamente.
Eso que Peter cargaba era a lo que se había reducido Voldemort_ continuó Albus, Cedric abrió los ojos más de lo que debería ser posible_ y…
Creo que es mejor que le mostremos el libro_ sugirió Sproud_ así comprenderá mejor_ Albus asintió y sacó el libro para proceder a leer los últimos capítulos, a medida que avanzaba Amos se aferró con fuerza a su hijo que le devolvió el abrazo sin decir nada, incapaz de creer lo que estaban diciendo cuando el profesor cerró el libro todos miraron al chico que no podía estar más pálido.
Así que… Voldemort volvió_ fue lo único que logró preguntar Cedric.
Cedric yo…_ Harry fue interrumpido.
No es tu culpa_ dijo Cedric con firmeza_ yo no te culpo_ aseguró, eso hizo que Harry sintiera como si un peso se le quitara de los hombros y se permitió una sonrisa.
Ciertamente no tienes la culpa de lo que pasó_ dijo Amos.
Ahora háblenme de este libro_ dijo Cedric, señalando el libro que le habían leído.
Hay siete, uno por cada año escolar_ dijo Harry_ parece que nos darán la clave para derrotar a Voldemort_ explicó.
Muy bien_ dijo Cedric_ hay que ir al comedor.
No necesita unos minutos o tal vez no quiera estar en la lectura_ dijo Fudge amablemente_ nadie lo culparía.
Quiero estar_ dijo Cedric_ quiero hacer todo lo posible para que Voldemort se vaya, esta vez para siempre.
No sabes lo orgulloso que estoy de ti_ dijo Amos_ odia no poder decírtelo.
Yo lo sé_ aseguró Cedric.
Puedo quedarme a la lectura_ preguntó Amos, todos asintieron.
Muy bien vamos_ dijo Cedric, estirando una mano hacia Cho.
Eres bienvenido a sentarte en Gryffindor_ dijo Harry_ si los Hufflepuff te sueltan_ añadió.
Tal vez iré después de un rato_ dijo Cedric.
Hazlo, así Harry te presenta a su novia_ dijo Cho con una sonrisita, haciendo que Cedric levantara una ceja.
Es Daphne Greengrass de Slytherin_ informó Sirius, mirando con burla a su ahijado.
Te felicito, Harry_ dijo Cedric sinceramente, Harry le sonrió_ me alegra que ya no te guste mi novia_ añadió Cedric, antes de salir de la oficina haciendo que Sirius estalle en carcajadas mientras Harry se ponía muy rojo.
Genial_ suspiró Harry_ otro más para el club "meterse con Harry" _ bufó, aumentando las risas de su padrino.
De regreso en el comedor:
Cedric saludó a todos sus compañeros, dándoles un saludo especial a sus compañeros campeones, que estaba muy felices de volver a verlo, antes de ir con sus antiguos amigos.
Director, entiende lo que acaba de pasar_ preguntó Remus.
En este punto solo puedo hacer conjeturas_ dijo Albus.
Director_ dijo Cedric_ estaba en mi túnica_ informó pasándole una nota.
"Hola, suponemos que están sorprendido de ver a Cedric, lo que sucede es que originalmente planeamos mandarlos al cuarto año del trio, pero por alguna razón solo podíamos llegar hasta el quinto año, sin embargo, Cedric Diggory merecía otra oportunidad, así que concertamos nuestras ultimas fuerzan en ver la manera de adelantarlo, no se preocupen por las consecuencias de esta acción, pues esa línea de tiempo ya no existe y en las que ustedes leen los libros es la única que hay.
Hacemos todo esto porque los amamos, por favor cuídense y cambien el futuro "_ finalizó el
director.
Entonces sacaron a Cedric antes de que la línea de tiempo desapareciera_ preguntó Padma rompiendo el silencio.
Intuía que algo así podía pasar_ dijo el director_ es por eso que hay que tener mucho cuidado de no entrometerse con el tiempo.
Que quisieron decir con sus últimas fuerzas_ preguntó Ron, pero nadie supo que contestarle, salvo cierto director que pareció apenado, pues tenía una idea de lo que pasaba.
La última parte parecía como si se estuvieran despidiendo_ dijo Hermione, todos asintieron pareciendo preocupados.
Creo que es mejor que sigamos con la lectura_ dijo Albus, tomando el libro_ quien quiere leer ahora_ preguntó.
Lo haré_ dijo Neville, recibiendo el libro.
Dudley, dementado_ leyó, haciendo una mueca.
Ahora sabremos lo que le hiciste a mi hijo_ dijo Vernon_ no entiendo como no lo expulsaron_ añadió, haciendo que todos lo miraran.
Harry no me hizo nada_ dijo Dudley, aunque realmente no entendía mucho d elo que había pasado.
Lo salve de un destino horrible_ dijo Harry, pero no miraba a su tío sino al ministro, que fruncia el ceño ante el título.
El día más caluroso en lo que iba de verano llegaba a su fin, y un silencio amodorrante se extendía sobre las grandes y cuadradas casas de Privet Drive. Los coches, normalmente relucientes, que había aparcados en las entradas de las casas estaban cubiertos de polvo, y las extensiones de césped, que solían ser de un verde esmeralda, estaban resecas y amarillentas porque se había prohibido el uso de mangueras debido a la sequía. Privados de los habituales pasatiempos de lavar el coche y de cortar el césped, los habitantes de Privet Drive se habían refugiado en el fresco interior de las casas, con las ventanas abiertas de par en par, en el vano intento de atraer una inexistente brisa. El único que se había quedado fuera era un muchacho que estaba tumbado boca arriba en un parterre de flores, frente al número 4. Era un chico delgado, con el pelo negro y con gafas, que tenía el aspecto enclenque y ligeramente enfermizo de quien ha crecido mucho en poco tiempo.
Eso hizo que todos miraran a Harry por la descripción, Harry se sonrojó y se encogió de hombros.
Ahí fue cuando por fin diste tu estirón_ dijo Sirius con una sonrisa.
Ya era hora_ dijo Ron_ me empezaba a preocupar que solo Hermione y yo crecíamos_ Hermione asintió.
También había crecido los veranos anteriores_ dijo Harry mirándolos mal, aunque intentaba no sonreír.
Por supuesto que si_ dijo Daphne, haciéndolo sonreír_ nadie lo notó, pero lo hizo_ informó, haciendo que Harry la mirara sin saber si reír u ofenderse.
Llevaba unos vaqueros rotos y sucios, una camiseta ancha y desteñida, y las suelas de sus zapatillas de deporte estaban desprendiéndose por la parte superior. El aspecto de Harry Potter no le granjeaba el cariño de sus vecinos, quienes eran de esa clase de gente que cree que el desaliño debería estar castigado por la ley;
Mejor que no te quieran_ dijo Charlie_ así será más fácil evitarlos_ todos asintieron, nadie quería lidiar con ese tipo de gente.
Supongo_ murmuró Harry encogiéndose de hombros.
pero como el chico se había escondido detrás de una enorme mata de hortensias, esa noche los transeúntes no podían verlo. De hecho, sólo habrían podido descubrirlo su tío Vernon o su tía Petunia, si hubieran asomado la cabeza por la ventana del salón y hubieran mirado hacia el parterre que había debajo. En general, Harry creía que debía felicitarse por haber tenido la idea de esconderse allí.
Harry se sonrojó cuando todos le aplaudieron fingiendo estar orgullosos de su idea.
Ya van a ver cuando ustedes aparezcan_ dijo Harry, borrando la diversión de sus amigos.
Es muy malo_ preguntó Cedric.
La forma en que Harry nos describe es única_ dijo Ron, todos asintieron.
Quizá no estuviera muy cómodo tumbado sobre la dura y recalentada tierra, pero al menos en aquel lugar nadie le lanzaba miradas desafiantes ni hacía rechinar los dientes hasta tal punto que no podía oír las noticias, ni lo acribillaba a desagradables preguntas, como había ocurrido cada vez que había intentado sentarse en el salón para ver la televisión con sus tíos.
No tenía nada que le interesara en las noticias_ dijo Petunia.
Solo quería ver si revelaban algo_ dijo Harry_ a menos que quisieran tener lechuzas entregándome el diario mágico_ se encogió de hombros ante las miradas horrorizadas de sus tíos.
De pronto, como si aquel pensamiento hubiera entrado revoloteando por la ventana abierta, se oyó la voz de Vernon Dursley, el tío de Harry. —Me alegro de comprobar que el chico ha dejado de intentar meterse donde no lo llaman. Pero ¿dónde andará? —No lo sé —contestó tía Petunia con indiferencia—. En casa no está. Tío Vernon soltó un gruñido. —«Ver las noticias»… —dijo en tono mordaz—.
Como te atreves a intentar ver las noticias, Harry_ lo regañó Luna con fingido horror.
No se en que estaba pensando_ se lamentó Harry_ no volverá a pasar.
Por qué no tenemos de esas cajitas_ dijo Sirius.
No tienen televisión_ preguntó Dudley.
Nada eléctrico_ respondió Harry, rendo ante la expresión de su primo, sabiendo que este no sobreviviría sin tele.
Me gustaría saber qué es lo que se trae entre manos. Como si a los chicos normales les importara lo que dicen en el telediario. Dudley no tiene ni idea de lo que pasa en el mundo, ¡dudo que sepa siquiera cómo se llama el Primer Ministro!
Claro que se cómo se llama_ dijo Dudley_ no hay necesidad de hacerme sonar tan ignorante_ añadió sonrojado.
Eso no es lo que hice_ dijo Vernon.
Si lo es_ dijeron todos.
Además, ni que fueran a decir algo sobre su gente en nuestras noticias…
Lo que va a pasar e nuestro mundo, se reflejara en el suyo_ explicó Minerva_ aunque le darán una explicación no mágica, todos asintieron.
—¡Vernon! ¡Chissst! —le advirtió tía Petunia—. ¡La ventana está abierta! —¡Ah, sí!… Lo siento, querida.
Saben que la gente tiene mejores cosas que hacer que escucharlos_ preguntó Daphne rodando los ojos, recibiendo malas miradas de ellos.
Los Dursley se quedaron callados. Harry oyó la cancioncilla publicitaria que anunciaba los cereales Fruit'n'Bran mientras observaba a la señora Figg, una anciana chiflada amante de los gatos que vivía en el cercano paseo Glicinia y que en ese momento caminaba sin ninguna prisa por la acera. Iba con el entrecejo fruncido y refunfuñaba, y Harry se alegró de estar escondido detrás de las hortensias, pues últimamente a la señora Figg le había dado por invitarlo a tomar el té cada vez que se lo encontraba en la calle.
Ahora sé por qué_ dijo Harry.
Fuiste_ preguntó Astoria.
Algunas veces_ respondió Harry logrando no hacer una mueca, ella no era muy divertida.
Ya había doblado la esquina y se había perdido de vista cuando la voz de tío Vernon volvió a salir flotando por la ventana. —¿Y Dudders? ¿Ha ido a tomar el té? —Sí, a casa de los Polkiss —respondió tía Petunia con ingenuidad—.
A tomar el té_ repitieron varios ahogando sus risas
Y le creyeron_ preguntó Cedric_ no necesito conocerlo para saber que mentía_ todos asintieron.
Mi hijo no mentía_ dijo Petunia, mientras que Dudley mantuvo s vista en el libro.
Tiene tantos amiguitos, es tan popular… Harry hizo un esfuerzo y contuvo un bufido. Los Dursley estaban en la inopia respecto a su hijo Dudley.
No es así_ dijo Vernon, Harry simplemente señaló el libro.
Se habían tragado todas esas absurdas mentiras de que durante las vacaciones de verano cada tarde iba a tomar el té con diferentes miembros de su pandilla. Harry sabía muy bien que Dudley no había ido a tomar el té a ninguna parte: todas las noches él y sus amigos se dedicaban a destrozar el parque, fumaban en las esquinas y lanzaban piedras a los coches en marcha y a los niños que pasaban por la calle.
Eso no es cierto_ dijo Vernon mientras petunia miraba a su hijo, que no le devolvía la mirada_ retráctate_ ordenó.
No tiene por qué hacerlo_ dijo Sirius_ allá ustedes si no quieren ver la verdad.
Era de esperarse_ dijo Molly_ eso pasa cuando no les ponen limites a un niño_ continuó_ lo bueno es que aún es joven_ añadió con un suspiro.
Cono se…_ Petunia fue interrumpida.
Harry no está mintiendo_ dijo Dudley, haciendo que sus padres abran mucho los ojos, pero Neville siguió leyendo antes de que dijeran algo.
Harry los había visto en acción durante sus paseos nocturnos por Little Whinging, pues había pasado la mayor parte de las vacaciones deambulando por las calles y hurgando en los cubos de basura en busca de periódicos.
Oh Harry_ dijo Hermione dándole una mirada apenada.
Necesitaba saber_ suspiró Harry.
Las primeras notas de la sintonía que anunciaba el telediario de las siete llegaron a los oídos de Harry, y se le contrajo el estómago. Quizá esa noche, por fin, tras un mes de espera…
No ibas a oír nada_ dijo Cho_ entre el ministerio negándolo y Voldemort teniendo cuidado mientras recupera sus fuerzas, nadie sabía nada.
Realmente no puedo creer que negaran la vuelta de Voldemort_ dijo Cedric luciendo muy indignado.
—Un número récord de turistas en apuros llena los aeropuertos, ya que la huelga de los empleados españoles del servicio de equipajes alcanza su segunda semana… —Ponerlos a dormir la siesta el resto de su vida, eso es lo que haría yo con ellos —gruñó tío Vernon
Si fuera por él, en el mundo solo quedaría su familia_ murmuró Tonks, siendo escuchada por Remus que asintió.
cuando el locutor todavía no había terminado la frase, pero daba igual lo que dijera: fuera, en el parterre, Harry se relajó. Si hubiera pasado algo, era evidente que lo habrían contado al inicio del telediario; la muerte y la destrucción son más importantes que los turistas en apuros.
Se supone_ dijo Amos_ pero ya vemos que no.
No había nada que reportar_ dijo Umbridge con voz dulce, mientras el ministro se veía muy incómodo.
Harry suspiró lenta y profundamente y miró hacia el cielo, de un azul intenso. Aquel verano había experimentado lo mismo todos los días: la tensión, las expectativas, el alivio pasajero, y luego otra vez la tensión… Y siempre, cada vez más insistente, la pregunta de por qué no había pasado nada todavía. Siguió escuchando por si descubría alguna pequeña pista que pudiera haber pasado desapercibida a los muggles: una desaparición sin resolver, quizá, o algún extraño accidente… Pero después de la noticia de la huelga de empleados del servicio de equipajes, dieron otra sobre la sequía que asolaba el sudeste del país («¡Espero que el vecino de al lado esté escuchando! —bramó tío Vernon—. ¡Ya sé que pone los aspersores en marcha a las tres de la madrugada!»);
Y por qué no va y se lo dice_ dijo Padma_ nadie tiene interés en escuchar sus gruñidos- murmuró, todos asintieron.
Su valor se limita a gritarle al televisor_ dijo alguien que no identificaron.
Y a Harry_ añadió Collin, haciendo sonreír a Harry mientras todos veían como Vernon se ponía morado, aunque no sabían de vergüenza o ira.
luego, otra de un helicóptero que había estado a punto de estrellarse en un campo de Surrey; y, a continuación, la del divorcio de una actriz famosa de su famoso marido («Como si nos interesaran sus sórdidos asuntos privados», comentó con desdén tía Petunia, que había seguido el caso obsesivamente en todas las revistas del corazón a las que había podido echar mano).
Se nota que no le importa_ dijo Ginny entre risas, todos asintieron mientras Petunia se sonrojaba y miraba mal a Harry.
Harry cerró los ojos al intenso y resplandeciente azul del anochecer y oyó que el locutor decía: —Y por último, el periquito Bungy ha descubierto una novedosa manera de refrescarse este verano. Bungy, que vive en el Cinco Plumas de Barnsley, ha aprendido a hacer esquí acuático!
Awww_ arrullaron varios, mientras otros intentaban entender como eso era posible.
Recuerdo haberlo visto_ dijo Justin con una sonrisa.
Mary Dorkins se ha desplazado hasta allí para darnos más detalles… Harry abrió los ojos. Si habían llegado a la noticia de los periquitos que practicaban esquí acuático, no podía haber nada más que valiera la pena escuchar. Rodó con cuidado hasta quedar boca abajo y se puso a cuatro patas, preparado para salir gateando de su refugio bajo la ventana. Se había movido unos cuantos centímetros cuando varias cosas sucedieron en un abrir y cerrar de ojos. Una fuerte detonación, parecida al ruido de un disparo, rompió el perezoso silencio;
Ven como no fui yo_ dijo Harry levantando una ceja.
Parece que dijiste la verdad_ dijo Petunia, intercambiando una mirada con su esposo, sabiendo lo que venía a continuación, Harry también lo recordaba y sabía que a su familia, especialmente a Sirius no le haría gracia.
un gato salió disparado de debajo de un coche aparcado y desapareció; del salón de los Dursley llegaron un chillido, un juramento y el ruido de porcelana rota, y como si ésa fuera la señal que Harry hubiera estado esperando, se puso en pie de un brinco al mismo tiempo que sacaba de la cintura de sus vaqueros una delgada varita mágica de madera, como si desenvainara una espada;
oh Harry_ dijeron todos, tenían un mal presentimiento.
Que se suponía que pensara si sacaste la varita_ preguntó Vernon, Harry simplemente se encogió de hombros.
pero antes de que pudiera enderezarse del todo, su coronilla chocó contra la ventana abierta de los Dursley. El ruido de la colisión hizo que tía Petunia gritara aún más fuerte. Harry tuvo la impresión de que su cabeza se había partido por la mitad. Se tambaleó, con los ojos bañados en lágrimas, e intentó enfocar la calle para localizar el origen de la detonación, pero cuando apenas había conseguido recobrar el equilibrio, dos grandes manos moradas salieron por la ventana abierta y se cerraron con fuerza alrededor de su cuello.
Eso hizo que todos miraran a Vernon que palideció.
Como se atreve_ dijo Sirius_ será mejor que lo suelte_ dijo siendo sujetado por Amelia y Remus cuando intentó levantarse.
Pensé que él lo había causado_ empezó Vernon rápidamente.
Eso no lo justifica_ dijo Remus rechinando los dientes.
—¡Guarda eso! —le gruñó tío Vernon al oído—. ¡Inmediatamente! ¡Antes de que alguien lo vea! —¡Suél-ta-me! —exclamó Harry con voz entrecortada.
Suéltelo ya_ dijo Molly levantando su varita.
No le hizo daño_ dijo Petunia.
Forcejearon durante unos segundos; Harry tiraba de los dedos como salchichas de su tío con la mano izquierda, mientras con la derecha mantenía con firmeza su varita mágica en alto; entonces, al mismo tiempo que el dolor que Harry notaba en la coronilla le producía una punzada muy desagradable, tío Vernon dio un grito y lo soltó, como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
Bien_ dijeron todos.
No le pasó nada_ dijo Harry_ ahora verán_ añadió mientras varios ponían expresiones decepcionadas.
Al parecer una fuerza invisible había invadido a su sobrino y le había impedido sujetarlo. Jadeando, Harry cayó hacia delante sobre la mata de hortensias, se enderezó y miró alrededor. No había ni rastro de lo que había causado la detonación, pero en cambio unas cuantas caras miraban desde varias ventanas cercanas.
Y ninguno pensó en intervenir_ murmuró Arthur.
No era asunto de ellos_ dijo Vernon.
No, pero es mío_ dijo Amelia_ porque si no lo sabían, el abuso infantil es un delito_ informó dándole una mirada que intimidaría hasta a sus aurores.
O no pertenezco a su mundo_ dijo Vernon, seguro que no le podían hacer nada.
Ella puede mandarte a la cárcel muggle_ explicó Tonks, mientras todos veían con satisfacción el miedo en las expresiones de Vernon y Petunia.
Harry se guardó apresuradamente la varita en los vaqueros e intentó adoptar una expresión inocente. —¡Qué noche tan agradable! —gritó tío Vernon, saludando con la mano a la señora del número siete, la vecina de enfrente, que lo fulminaba con la mirada desde detrás de sus visillos—. ¿Ha oído cómo ha petardeado ese coche? ¡Petunia y yo nos hemos dado un susto de muerte! Siguió manteniendo su espantosa sonrisa de maníaco hasta que los vecinos curiosos hubieron desaparecido de sus respectivas ventanas; entonces la sonrisa de tío Vernon se convirtió en una mueca de ira y le hizo señas a Harry para que se acercara.
Tenga mucho cuidado con lo que hace_ advirtió Charlie_ si llegara a lastimarlo…
No lo hice_ dijo Vernon, cada vez más nervioso, esperaba que todo acabara rápido.
no físicamente_ murmuró Harry, pero todos lo escucharon y fruncieron el ceño.
Harry dio unos pasos hacia donde estaba su tío, procurando detenerse fuera del alcance de sus manos para que no pudiera seguir estrangulándolo. —Pero ¿qué demonios te propones con eso, chico? —preguntó tío Vernon con una voz ronca que temblaba de rabia.—¿Qué me propongo con qué? —replicó fríamente Harry,
Muy bien, Harry_ dijo Fred.
No te dejes_ asintió George.
Aunque no sé que tan bueno sea que lo desafié_ dijo Fleur.
Será castigado sin importarlo que haga_ dijo Bill_ al menos que se defienda_ varios asintieron.
que no paraba de mirar a uno y otro lado de la calle con la esperanza de descubrir a la persona que había producido aquel estruendo. —Haciendo ese ruido; parecía el pistoletazo de salida de una carrera debajo de nuestra… —No he sido yo —dijo Harry con firmeza. El delgado y caballuno rostro de tía Petunia
Petunia se indigno ante esa parte, pero sintió que no le convenia decir nada.
Entiendo por qué tienen miedo de salir_ dijo Cedric_ como me describió a mí_ preguntó.
Dijo que eras muy guapo_ informo Cho mientras Harry se sonrojaba ante la ceja levantada de Cedric.
apareció junto a la cara, redonda y morada, de tío Vernon. Tía Petunia estaba pálida. —¿Qué hacías acechando debajo de nuestra ventana? —Sí, eso es… ¡Bien dicho, Petunia! ¿Qué hacías debajo de nuestra ventana, chico? —Escuchar las noticias —contestó Harry con tono resignado. Su tío y su tía se miraron indignados. —¡Escuchar las noticias! ¿Otra vez? —Bueno, es que cada día son diferentes, ¿sabes? —dijo Harry. —
probablemente no_ dijo Angelina_ no me parece que tu tío sea muy listo.
Como te atreves niña…_ Vernon fue interrumpido.
Es señorita Johnson para usted_ dijeron George y Angelina al mismo tiempo, antes de sonreírse.
¡No te hagas el listo conmigo, chico! ¡Quiero saber qué es lo que tramas en realidad, y no vuelvas a venirme con el cuento ése de que estabas «escuchando las noticias»! Sabes perfectamente que tu gente… —¡Cuidado, Vernon! —susurró tía Petunia, y el hombre bajó la voz hasta que Harry apenas pudo oírlo. —¡… que tu gente no sale en nuestras noticias! —Eso es lo que tú te crees —repuso Harry. Los Dursley lo miraron con los ojos desorbitados unos segundos; entonces tía Petunia dijo: —Eres un pequeño embustero. ¿Qué hacen todas esas… —ella también bajó la voz, de modo que Harry tuvo que leerle los labios para entender la siguiente palabra — lechuzas, sino traerte noticias?
No eran noticias_ dijo Harry_ no querían contarme lo que pasaba.
No quería preocuparte_ dijo Albus_ ahora veo que solo empeore las cosas.
Solo un poco_ dijo Harry secamente.
Teníamos ordenes_ dijeron Ron y Hermione.
Lo sé_ suspiró Harry.
—¡Aja! —exclamó tío Vernon con un susurro triunfante—. ¿Nos tomas por tontos, chico? ¡Como si no supiéramos que son esos pestilentes pajarracos los que te traen las noticias! Harry vaciló un instante. Esa vez le costaba trabajo decir la verdad, aunque era imposible que sus tíos supieran lo mucho que le dolía admitirlo. —Las lechuzas… no me traen noticias —dijo con voz monótona. —No te creo —le espetó tía Petunia al instante. —Yo tampoco —agregó tío Vernon con ímpetu. —Sabemos que estás tramando algo raro —continuó tía Petunia. —No somos idiotas —dijo tío Vernon. —Bueno, eso sí que es una noticia para mí —afirmó Harry,
Para mí también_ dijeron todos.
En cinco libros no han dado mucha muestra de cerebro_ dijo Theo.
Malditos mocosos_ murmuró Vernon, se aprovechaban por qué podían hacer magia, sabiamente no expresó ese pensamiento en voz alta.
cada vez más enojado, y antes de que los Dursley pudieran ordenarle que regresara, había girado sobre sus talones, cruzado el jardín delantero, saltado la valla y empezado a alejarse por la calle dando grandes zancadas. Había metido la pata, y lo sabía. Más tarde tendría que enfrentarse a sus tíos y pagar por su grosería,
espero que no_ dijo Sirius_ ellos se lo merecían_ añadió.
Somos sus tíos_ dijo Petunia_ no debería hablarnos así.
Quieren que hablemos sobre lo que no deberíamos hacer_ preguntó Kingsley_ porque ustedes saldrían perdiendo, sabemos todos lo que ha pasado Harry en esa casa.
Todo_ preguntó Vernon, Harry asintió.
pero en ese momento eso no le importaba demasiado: tenía asuntos mucho más urgentes en la cabeza. Harry estaba convencido de que aquella detonación la había causado alguien al aparecerse o desaparecerse.
Quién era_ preguntó Blaise.
Tal vez eran los dementores llegando_ dijo Dean.
No había dementores en ese lugar_ espetó Umbridge.
Era el mismo ruido que Dobby, el elfo doméstico, hacía cuando se esfumaba. ¿Y si Dobby estuviera allí, en Privet Drive? ¿Y si Dobby lo estuviera siguiendo en ese mismo instante? En cuanto se le ocurrió esa idea, Harry se dio la vuelta y se quedó mirando la calle, pero ésta parecía completamente desierta, y Harry estaba seguro de que Dobby no sabía cómo hacerse invisible.
Yo no lo descartaría_ dijo Draco.
Los elfos pueden hacerse invisibles_ preguntó Seamus, pero nadie supo que contestar y lo que sabían simplemente sonrieron enigmáticamente.
Siguió andando, sin fijarse apenas por dónde iba, porque paseaba tan a menudo por aquellas calles que sus pies lo llevaban automáticamente a sus sitios preferidos. Miraba hacia atrás con frecuencia. Algún ser mágico había estado cerca de él mientras se encontraba tumbado entre las marchitas begonias del parterre de tía Petunia, de eso no tenía ninguna duda, pero ¿por qué no le había hablado, por qué no se había manifestado, por qué se escondía?
Si lo pones así, suena preocupante_ dijo Alicia, frunciendo el ceño.
Si fuera un amigo, no se escondería_ asintió Katie.
Si resulta ser importante saldrá en el libro_ dijo Katie, todos asintieron y volvieron a escuchar la lectura.
Y entonces, cuando su sentimiento de frustración alcanzó el punto máximo, su certeza se difuminó. Al fin y al cabo, quizá no hubiera sido un ruido mágico. Quizá estuviera tan ansioso por detectar la más mínima señal de contacto con el mundo al que él pertenecía que reaccionaba de forma exagerada ante ruidos normales.
Eso debe ser_ dijo Umbridge_ está viendo cosas donde no las hay.
Solo vamos a seguir_ dijo Fudge.
¿Estaba seguro de que no se trataba del ruido de algo que se había roto en la casa de algún vecino? Harry notó un vacío en el estómago, y casi sin darse cuenta volvió a invadirlo la sensación de desesperanza que lo había atormentado todo el verano. Al día siguiente por la mañana el despertador sonaría a las cinco en punto para que Harry pudiera pagar a la lechuza que le entregaba El Profeta;
Te suscribiste al profeta_ preguntó Lavender.
No quería perderme nada de lo que pasara_ dijo Harry_ pero realmente no había nada relevante.
Es mejor el quisquilloso_ le dijo Luna.
Claro que si_ asintió Harry, haciéndola sonreír.
pero ¿tenía sentido que siguiera recibiéndolo? Últimamente Harry se limitaba a echarle un vistazo a la primera plana antes de dejarlo tirado en cualquier sitio;
debiste haber leído más que la primera página_ dijo Terry con una mueca, recordando lo que había salido.
Ahora lo sé_ dijo Harry_ en ese momento no creí que fuera necesario.
No que no recibías noticia_ preguntó Petunia.
Estas escuchando que no lo hacía_ dijo Harry, encogiéndose de hombros.
cuando los idiotas que dirigían el periódico se dieran cuenta por fin de que Voldemort había regresado, ésa sería la noticia de la portada en grandes titulares, y ésa era la única que a Harry le importaba.
Un verano no es suficiente para que los idiotas reaccionen_ dijo Susan, dándole una mirada rápida al ministro, todos asintieron.
Si tenía suerte, a la mañana siguiente también llegarían lechuzas con cartas de sus mejores amigos, Ron y Hermione, aunque ya se habían agotado sus esperanzas de que sus cartas le llevaran noticias. «Como comprenderás, no podemos hablar mucho de ya-sabes-qué… Nos han pedido que no digamos nada importante por si nuestras cartas se pierden… Estamos muy ocupados, pero ahora no puedo darte detalles…
Qué estaban haciendo_ preguntó Tracy.
Limpiando la casa de Sirius_ respondieron, todos los hermanos con muecas, recibiendo miradas de simpatía, no era una linda forma de pasar el verano.
Estaba muy sucia_ dijo Molly.
Un verano de limpieza no lo iba a cambiar_ dijo Fred, todos asintieron, sabiendo que lo que querían era mantenerlos ignorantes de lo que pasaba.
Están pasando muchas cosas, ya te lo contaremos todo cuando te veamos…» Pero ¿cuándo irían a verlo? A nadie parecía importarle que no hubiera una fecha exacta.
Nos importaba_ dijo Hermione_ pero era lo único que nos permitían decirte.
O podrían haber quitado el correo del todo_ añadió Ron, Harry asintió resignado.
Hermione había escrito en su tarjeta de felicitación de cumpleaños: «Creo que te veremos pronto», pero ¿qué quería decir «pronto»? Por lo que Harry había podido deducir de las vagas pistas que contenían sus cartas, Hermione y Ron estaban en el mismo sitio, seguramente en casa de los padres de Ron. Harry no soportaba imaginárselos divirtiéndose en La Madriguera cuando él estaba atrapado en Privet Drive.
No nos estábamos divirtiendo_ dijeron Hermione y Ron.
La casa no había que limpiarla, sino quemarla_ dijo Ginny, todos asintieron.
En serio_ preguntó Amelia mirando a Sirius, que asintió_ podemos contratar gente que se encargue_ preguntó.
No podemos quemar la casa_ dijo Sirius pareciendo realmente apenado, haciendo reír a todos.
Me refiero a alguien que la limpie_ dijo Amelia con una sonrisita.
Demasiado riesgoso_ dijo Sirius_ pero con magia será fácil, ellos tenían que hacerlo a lo muggle_ Amelia asintió resignada.
De hecho, estaba tan enfadado con ellos que había tirado, sin abrirlas, las dos cajas de chocolatinas de Honeydukes que le habían enviado por su cumpleaños.
Eso solo te perjudica a ti_ le dijo Cedric, negando con la cabeza.
Me di cuenta_ asintió Harry, dándoles una pequeña sonrisa a sus amigos.
Después, cuando vio la mustia ensalada que tía Petunia puso en la mesa a la hora de cenar, se arrepintió de haberlo hecho.
Era de esperarse_ dijo Parvati mirando a Harry con simpatía.
¿Y qué era eso que tenía tan ocupados a Ron y a Hermione? ¿Por qué no estaba él ocupado? ¿Acaso no había demostrado que era capaz de llevar a cabo cosas mucho más importantes que las que hacían ellos? ¿Había olvidado todo el mundo su proeza? ¿Acaso no había sido él quien había entrado en aquel cementerio y había visto cómo asesinaban a Cedric, y al que habían atado a aquella lápida y casi habían matado?
Harry_ empezó Ron.
No era nuestra intención…_ dijo Hermione abrazándolo.
Estaba molesto y me sentía muy solo_ dijo Harry_ sé que no había nada que pudieran hacer_ suspiró.
«No pienses en eso», se dijo Harry, severo, por enésima vez a lo largo del verano. Ya era bastante desagradable que el cementerio apareciera continuamente en sus pesadillas para que también pensara en él durante el día. Dobló una esquina y continuó andando por la calle Magnolia; un poco más allá, pasó por delante del estrecho callejón que discurría junto a la pared de un garaje donde había visto por primera vez a su padrino. Al menos Sirius parecía entender cómo se sentía Harry. Había que reconocer que sus cartas contenían tan pocas noticias de verdad como las de Ron y Hermione, pero por lo menos incluían palabras de precaución y de consuelo en lugar de tentadoras insinuaciones: «Ya sé que esto debe de ser frustrante para ti… No te metas en líos y todo saldrá bien… Ten cuidado y no hagas nada precipitadamente…»
Si fuera por mí, ya habrías estad en casa_ dijo Sirius_ pero Dumbledore dijo que debías quedarte con ellos.
Era por su seguridad_ dijo Albus.
Será la seguridad de los Dursley_ dijo Sirius_ porque a mi ahijado no le hace ningún bien estar ahí.
Y por qué no lo pediste_ preguntó Amelia_ podrías haber echo que alguien lo llevara_ cuestionó, cuando nadie los escuchaba.
Claro que lo hice_ dijo Sirius_ pero en esa casa con respecto a Harry, yo tengo menos derechos que mi elfo_ le contó, sin poder alejar la molestia en su voz, haciéndola fruncir el ceño, esperaba que Sirius exagerara.
Bueno, pensó Harry mientras cruzaba la calle Magnolia, torcía por la avenida Magnolia y se dirigía hacia el parque, él había seguido, en general, los consejos de Sirius.
No me gusta como suena "en general" _ dijo Daphne mirando a su novio que le dio una sonrisa inocente.
Al menos había dominado el impulso de atar su baúl al palo de su escoba e ir por su cuenta a La Madriguera.
Ahora desearía haberlo hecho_ dijo Harry.
Te habrías encontrado en una casa vacía_ dijo Arthur.
De hecho, Harry creía que su comportamiento había sido muy bueno, teniendo en cuenta lo decepcionado y enfadado que estaba por llevar tanto tiempo confinado en Privet Drive, sin poder hacer otra cosa que esconderse en los parterres con la esperanza de oír algo que indicara qué estaba haciendo lord Voldemort. Con todo, era muy mortificante que el que te aconsejaba que no hicieras nada precipitadamente fuera un hombre que había cumplido doce años de condena en Azkaban, la prisión de magos, que se había fugado de ella, había intentado cometer el asesinato por el que lo habían condenado y luego había desaparecido con un hipogrifo robado.
No había necesidad de decirlo así_ dijo Sirius sonrojado, frotándose la nuca, mientras todos estallaban en carcajadas.
Lo siento_ dijo Harry entre risas.
Tienes que admitir que tiene un punto_ dijo Amelia agitando la cabeza.
Teniendo en cuenta que fuiste tú, quien robó el hipogrifo, creo que deberías escucharme_ dijo Sirius levantando una ceja, sonrojando a Harry.
Harry saltó la verja del parque, que estaba cerrado, y echó a andar por la reseca hierba. El parque estaba tan vacío como las calles de los alrededores. Cuando llegó a los columpios se sentó en el único que Dudley y sus amigos todavía no habían conseguido romper, pasó un brazo alrededor de la cadena y se quedó mirando el suelo con aire taciturno. Ya no podría volver a esconderse en el parterre de los Dursley. Tendría que pensar otra manera de escuchar las noticias del día siguiente. Entre tanto no tenía más perspectiva que la de pasar otra noche de impaciencia y agitación, porque incluso cuando se salvaba de las pesadillas sobre Cedric,
Tenías pesadillas sobre mi_ preguntó Cedric, lo había esperado, pero eso no significaba que lo hiciera.
Verte morir fue la peor parte de toda la experiencia_ dijo Harry.
Quieres hablar de eso_ preguntó Cedric.
Tal vez después_ respondió Harry dándole una pequeña sonrisa, no sabía cómo describir lo que sentía al poder hablar con Cedric otra vez.
tenía sueños inquietantes en los que aparecían largos y oscuros pasillos que terminaban en muros y puertas cerradas con llave, y que él suponía que tenían algo que ver con la sensación de estar prisionero que lo acosaba cuando estaba despierto.
Y es por eso que alejarlo de su familia fue un error_ dijo Narcissa.
Nada puede ser mas importante que su estabilidad Albus_ dijo Amelia.
Ahora me doy cuenta de eso_ suspiró el director.
Notaba a menudo unos desagradables pinchazos en la vieja cicatriz de la frente, pero sabía que eso ya no les interesaría mucho ni a Ron, ni a Hermione, ni a Sirius. En el pasado, el dolor en su cicatriz era una señal de que Voldemort estaba volviendo a cobrar fuerza, aunque, ahora que Voldemort había regresado, seguramente sus amigos le recordarían que aquella sensación crónica era de esperar…, pero no significaba nada por lo que tuviera que preocuparse… Nada nuevo. La injusticia de aquella situación iba minándolo poco a poco y le daban ganas de gritar de rabia.
Hazlo_ dijo Luna_ necesitas sacar todas tus emociones.
Al final grité_ dijo Harry_ pero tardara un rato en salir_ añadió, sonriendo ante las malas miradas de Ron y Hermione.
¡De no haber sido por él, nadie sabría siquiera que Voldemort había regresado! ¡Y su recompensa era quedarse atrapado en Little Whinging durante cuatro semanas enteras,
No era tu recompensa_ dijo Neville_ es tu castigo por decir la verdad_ varios asintieron, sabiendo que es lo que trataban de ocultarle a Harry.
incomunicado con el mundo mágico, sin poder hacer otra cosa que agazaparse en medio de las marchitas begonias para poder oír la noticia de que un periquito practicaba esquí acuático! ¿Cómo podía ser que Dumbledore se hubiera olvidado de él con tanta facilidad?
No me había olvidado de ti_ aseguró Albus.
Pues casi me engaña_ murmuró Harry.
¿Y por qué Ron y Hermione no lo habían invitado a reunirse con ellos?
Solo estábamos esperando que nos dijeran que ya podías ir_ dijeron Ron y Hermione.
¿Durante cuánto tiempo tendría que seguir soportando que Sirius le dijera que se portara bien y fuera un buen chico;
Ese es mi trabajo_ dijo Sirius_ así que tendrás que aguantarlo mucho tiempo_ Harry asintió resignado.
o resistir la tentación de escribir a esos ineptos de El Profeta y explicarles que Voldemort había vuelto?
Debiste hacerlo_ dijo Astoria.
Y al día siguiente habría habido un titular nada agradaba con Harry_ dijo Viktor.
No habría diferencia con los que estaban publicando_ dijo Viktor encogiéndose de hombros.
Aquel torbellino de ideas daba vueltas en la cabeza de Harry, y las tripas se le retorcían de rabia, mientras una noche aterciopelada y sofocante iba cerrándose sobre él; el aire olía a hierba seca y recalentada, y lo único que se oía era el débil murmullo del tráfico de la calle, más allá de la valla del parque. No sabía cuánto tiempo llevaba sentado en el columpio cuando unas voces lo sacaron de su ensimismamiento y levantó la cabeza.
Hay no_ gimió Dudley sabiendo todo lo que se venía.
Las farolas de las calles de los alrededores proyectaban un resplandor neblinoso lo bastante intenso para distinguir la silueta de un grupo de personas que avanzaban por el parque. Una de ellas cantaba a voz en grito una canción muy ordinaria. Las otras reían. Al poco rato empezó a oírse también el débil ruidito de varias bicicletas de carreras caras, que aquellas personas llevaban cogidas por el manillar. Harry sabía de quiénes se trataba. La figura que iba delante era, sin lugar a dudas, su primo Dudley Dursley, que regresaba a casa acompañado de su leal pandilla.
Imagino que esa interacción no fue buena_ dijo Cho.
Fue de las peores que hemos tenido_ dijo Harry.
Y terminó muy mal_ dijo Dudley.
Podría haber sido peor_ dijo Harry con una mirada seria que preocupó a su primo.
Estaba más enorme que nunca, pero un año de riguroso régimen y el descubrimiento de un nuevo talento del muchacho habían operado un cambio considerable en su físico.
Dudley se sonrojó cuando voltearon a verlo.
No es tan malo como las descripciones anteriores_ dijo Romilda dándole una mirada evaluadora, aumentando su sonrojo.
Hago mucho ejercicio_ dijo Dudley.
Como tío Vernon explicaba encantado a todo el que estuviera dispuesto a escucharlo, desde hacía poco Dudley ostentaba el título de Campeón de los Pesos Pesados de la Liga de Boxeo Interescolar Juvenil del Sudeste.
Felicidades_ dijeron varios con sinceridad.
Gracias_ dijo Dudley, con una pequeña sonrisa.
El «noble deporte», como lo llamaba tío Vernon, había conseguido que Dudley pareciera todavía más imponente de lo que a Harry le parecía en los tiempos de la escuela primaria, cuando Dudley lo utilizaba a él de punching ball.
Siento eso_ dijo Dudley, haciendo que Harry lo mire sorprendido al notar que lo decía de verdad, eso le hizo preguntarse que había pasado con su primo, parecía muy diferente de la ultima vez que lo vio.
Harry ya no temía a su primo, pero aun así no creía que el hecho de que Dudley hubiera aprendido a golpear más fuerte y con mayor puntería fuera motivo de celebración.
Buen punto_ murmuraron varios.
Los niños del vecindario le tenían pánico, más pánico incluso que el que le tenían a «ese Potter» que, según les habían contado, era un gamberro empedernido e iba al Centro de Seguridad San Bruto para Delincuentes Juveniles Incurables.
Ambos primos hicieron muecas ante eso.
Harry vio cómo las oscuras figuras cruzaban el césped y se preguntó a quién habrían estado pegando aquella noche. «Mirad alrededor —pensó Harry sin proponérselo mientras los observaba—. Vamos… Mirad alrededor… Estoy aquí sentado, solo… Venid y atreveos…»
Qué planeabas hacer_ preguntó Ernie.
Ahora sale_ dijo Harry_ realmente estaba frustrado en ese momento.
Si los amigos de Dudley lo veían allí sentado, seguro que se iban derechitos hacia él, ¿y qué haría entonces Dudley? No querría quedar mal delante de la pandilla, pero le daba pánico provocar a Harry… Sería muy divertido plantearle ese dilema a Dudley, hostigarlo, mirarlo con atención, sin que él pudiera reaccionar…
Deberías dejar en paz a mi hijo_ dijo Petunia.
Yo solo reaccionaria si ellos iban a molestar_ dijo Harry_ lo han hecho desde que éramos niños.
Solo vamos a seguir_ dijo Dudley antes que su madre dijera algo.
Y si alguno de los demás tenía la intención de pegar a Harry, él estaba preparado: llevaba su varita. Que lo intentaran… Harry estaría encantado de descargar parte de su frustración sobre los chicos que en otros tiempos habían hecho de su vida un infierno.
Así es_ asintió Harry.
Así que en ese momento planeo hacer magia_ dijo Umbridge_ y luego inventó absurdas historias sobre dementores_ añadió con burla.
Piense lo que quiera_ dijo Harry cansado, sabiendo que ya no faltaba mucho para que saliera.
Pero no se dieron la vuelta, así que no vieron a Harry, y ya estaban llegando a la valla. Harry dominó el impulso de llamarlos…, pero provocar una pelea no habría estado bien… No debía emplear la magia…, volvería a exponerse a la expulsión.
Debí saber que nada impediría que intentaran expulsarme_ bufó Harry.
Usted hizo magia fuera de la escuela_ dijo Umbridge.
Si seguimos sabremos exactamente lo que pasó_ dijo Amelia terminando con la discusión.
Las voces de la pandilla de Dudley fueron apagándose; iban hacia la avenida Magnolia, y Harry ya no los distinguía. «Ya lo ves, Sirius —pensó Harry con desánimo—. No hago nada con precipitación. No me meto en líos. Exactamente lo contrario de lo que hiciste tú.»
En serio Harry_ preguntó Sirius, mientras con burla Remus lo miraba.
Hay que decir las cosas como son_ dijo Harry encogiéndose de hombros, ganándose una mala mirada de su padrino.
Se puso en pie y se desperezó. Por lo visto, tía Petunia y tío Vernon consideraban que la hora a la que Dudley aparecía en casa era la hora correcta de llegar, pero el tiempo que sobrepasara a esa hora ya era demasiado tarde. Tío Vernon había amenazado con encerrar a Harry en el cobertizo si volvía a llegar después que Dudley, así que, conteniendo un bostezo y todavía con el entrecejo fruncido, Harry echó a andar hacia la verja del parque.
Encerrarlo en el cobertizo_ repitió Amelia_ escucharon, aurores_ preguntó, Tonks y Kingsley asintieron.
No lo hice_ dijo Vernon, cada vez más nervioso.
Pero si lo encerró en una alacena_ dijo Percy, mientras todos, aunque disfrutaban la incomodidad de ese hombre, se preguntaban si solo lo estaban molestando o si realmente podían mandarlo preso.
La avenida Magnolia, al igual que Privet Drive, estaba llena de grandes y cuadradas casas con jardines perfectamente cuidados, cuyos propietarios también eran grandes y cuadrados y conducían coches muy limpios parecidos al de tío Vernon. Harry prefería Little Whinging por la noche, cuando las ventanas, con las cortinas echadas, dibujaban formas de relucientes colores en la oscuridad, y él no corría el peligro de oír murmullos desaprobadores sobre su aspecto de «delincuente» cuando se cruzaba con los dueños de las casas. Caminaba deprisa, pero cuando estaba hacia la mitad de la avenida Magnolia, la pandilla de Dudley volvió a aparecer ante él: estaban despidiéndose en la esquina de la calle Magnolia. Harry se detuvo a la sombra de un gran lilo y esperó. —… chillaba como un cerdo, ¿verdad? —decía Malcolm entre las risotadas de los demás. —Buen gancho de derecha, Big D —dijo Piers.
Venían de golpear a alguien_ dijo Ginny muy segura.
Seguramente estuvieron entrenando_ dijo Vernon_ Dudley boxea.
No creo que un boxeador, "chille como un cerdo" _ dijo Seamus, era obvio que se habían aprovechado de algún inocente.
Ahora verán que están equivocados_ dijo Petunia, volviendo a mirar el libro.
—¿Mañana a la misma hora? —preguntó Dudley. —En mi casa. Mis padres no estarán —respondió Gordon. —Hasta mañana entonces —se despidió Dudley. —¡Adiós, Dud! —¡Hasta luego, Big D! Harry esperó a que el resto de la pandilla se pusiera en marcha antes de seguir andando. Cuando sus voces se hubieron apagado de nuevo, dobló la esquina de la calle Magnolia y, acelerando el paso, no tardó en situarse a escasa distancia de Dudley, que caminaba tan campante, tarareando de forma poco melodiosa. —¡Eh, Big D! Dudley se dio la vuelta. —¡Ah! —gruñó—. Eres tú. —¿Desde cuándo te llaman «Big D»? —preguntó Harry. —Cállate —le espetó Dudley, y giró la cabeza. —Qué nombre tan fardón —dijo Harry, sonriendo y situándose junto a su primo —. Aunque para mí siempre serás «Cachorrito». —
Dudley se sonrojó cuando todos estallaron en carcajadas.
Solo sigue tu camino, Harry_ dijo Remus_ no te convenia meterte en problemas con tu primo.
Ahora desearía haber ido directo a casa_ suspiró Harry.
De alguna manera dudo que eso hubiera cambiado las cosas_ dijo Poppy, varios asintieron.
¡He dicho que te calles! —gritó Dudley, que había cerrado aquellas manos suyas que parecían jamones. —¿No saben tus amigos que así es como te llama tu madre? —Cierra el pico. —A ella nunca le dices que cierre el pico. ¿Qué me dices de «Peoncita» y «Muñequito precioso»? ¿Puedo usarlos? Dudley no replicó. El esfuerzo que tenía que hacer para no golpear a Harry parecía exigir todo su autocontrol.
Te lo habrías merecido_ dijo Dudley.
Después de tanto tiempo, ya era hora de que me defendiera_ respondió Harry encogiéndose de hombros, Dudley suspiró y no contestó.
—¿A quién habéis estado pegando esta noche? —preguntó Harry, y la sonrisa se borró de sus labios—. ¿A otro niño de diez años? Ya sé que hace un par de noches le diste una paliza a Mark Evans.
Diez años_ preguntaron varios mirando a Dudley con horror, este no contestó.
Son inventos de ese niño_ gruñó Vernon.
—Se la había buscado —gruñó Dudley.
Siguen creyendo que es mentira_ preguntó Molly.
Ya escucharon que se lo había buscado_ dijo Petunia.
Estamos hablando de un niño de diez años_ dijo Amelia_ si hizo algo, debieron decírselo a los padres_ todos asintieron, no había excusa.
Ah, ¿sí? —Me contestó mal. —¿En serio? ¿Qué te dijo? ¿Qué pareces un cerdo al que han enseñado a caminar sobre las patas traseras? Porque eso no es contestar mal, Dud, eso es decir la verdad.
Dudley miró mal a su primo cuando escucho a todos intentar ahogar sus carcajadas.
Yo no sabía que eso saldría en un libro_ se defendió Harry, escondiendo su sonrisa.
Un músculo palpitaba en la mandíbula de Dudley. A Harry le produjo gran satisfacción comprobar lo furioso que estaba poniendo a su primo; sentía que estaba desviando toda su frustración hacia Dudley; era la única válvula de escape que tenía. Torcieron a la derecha por el estrecho callejón donde Harry había visto por primera vez a Sirius y que formaba un atajo entre la calle Magnolia y el paseo Glicinia. Estaba vacío y mucho más oscuro que las calles que unía porque allí no había farolas. El ruido de sus pasos quedaba amortiguado entre las paredes del garaje que había a un lado y una alta valla que había al otro. —Te crees muy mayor porque llevas esa cosa, ¿verdad? —dijo Dudley pasados unos segundos. —¿Qué cosa? —Eso… Esa cosa que llevas escondida. Harry volvió a sonreír.
Soy muy poderoso, primo_ dijo Harry inflando el pecho.
Lo que digas_ dijo Dudley rodando los ojos.
En realidad, si yo fuera tú, tendría cuidado de no enojarlo_ dijo Collin_ un día podrá hechizarte sin repercusiones_ todos asintieron.
Lo tendré en cuenta_ dijo Dudley mirando la sonrisa inocente de Harry.
—No eres tan tonto como pareces, ¿verdad, Dud? Claro, supongo que si lo fueras no serías capaz de andar y hablar al mismo tiempo. Harry sacó su varita mágica. Vio que Dudley la miraba de reojo. —Lo tienes prohibido —se apresuró a decir Dudley—. Sé que lo tienes prohibido. Te expulsarían de esa escuela para bichos raros a la que vas. —¿Cómo sabes que no han cambiado las normas, Big D? —No las han cambiado —aseguró Dudley, aunque no parecía del todo convencido. Harry soltó una risita—. No tienes agallas para enfrentarte a mí sin esa cosa, ¿verdad que no? —gruñó Dudley. —Y tú necesitas tener a cuatro amigos detrás para pegar a un niño de diez años.
Lo mejor es que se mantengan alejados el uno del otro_ dijo Remus.
No es tan fácil_ dijeron ambos.
Mejor acabemos con esta parte, rápido_ dijo Sirius.
Esta es la parte más tranquila_ dijo Harry.
¿Te acuerdas de ese título de boxeo del que tanto alardeas? ¿Cuántos años tenía tu oponente? ¿Siete? ¿Ocho? —Tenía dieciséis, para que lo sepas —protestó Dudley—, y cuando terminé con él estuvo veinte minutos sin conocimiento, y pesaba el doble que tú. Ya verás cuando le cuente a papá que has sacado esa cosa… —¿Vas a ir a papi? ¿Le da miedo a su campeoncito de boxeo la horrible varita de Harry?
Para alguien que no estuviera en contexto, la conversación sería muy preocupante_ dijo Draco, haciendo que todos lo miren raro, antes de que los que entendieron empezaran a reír.
En serio, Malfoy_ preguntó Harry.
Solo di mi opinión_ dijo Draco encogiéndose de hombros.
—Por la noche no eres tan valiente, ¿verdad? —dijo Dudley con sorna. —Ahora es de noche, Cachorrito. Se llama así cuando el cielo se pone oscuro. —¡Me refiero a cuando estás en la cama! —le espetó Dudley, que se había parado. Harry se paró también y miró fijamente a su primo. Pese a que no veía muy bien la enorme cara de Dudley, distinguió en ella una extraña mirada de triunfo. —¿Qué quieres decir con eso de que cuando estoy en la cama no soy tan valiente? —preguntó Harry desconcertado—. ¿De qué quieres que tenga miedo? ¿De las almohadas? —Anoche te oí —replicó Dudley entrecortadamente—. Hablabas en sueños. ¡Gemías! —¿Qué quieres decir? —insistió Harry, pero notaba algo frío y pesado en el estómago. La noche pasada había vuelto a ver en sueños el cementerio. Dudley soltó una fuerte carcajada y luego puso una vocecilla aguda y quejumbrosa: —«¡No mates a Cedric! ¡No mates a Cedric!» ¿Quién es Cedric? ¿Tu novio?
Solo somos amigos_ dijo Cedric, levantando una ceja, mientras todos miraban con ira a Dudley, al parecer eso seguía siendo el límite de muchos, pero antes que hicieran algo, Dudley habló.
Lo siento, Harry_ dijo Dudley_ y lo siento Cedric, no debí burlarme de eso, lo lamento_ repitió, Cedric asintió, pero Harry no parecía muy convencido.
El muchacho te provocó_ dijo Vernon.
Mencionar a Cedric, fue cruzar la línea_ dijo Dudley, todos asintieron.
—Mientes —dijo Harry como un autómata, pero se le había quedado la boca seca. Sabía que Dudley no mentía; si no, ¿cómo podía saber algo de Cedric? —«¡Papá! ¡Ayúdame, papá! ¡Me va a matar, papá! ¡Buuaaah!» —Cállate —le dijo Harry en voz baja—. ¡Cállate, Dudley! ¡Te aviso! —«¡Ven a ayudarme, papá! ¡Mamá, ven a ayudarme! ¡Ha matado a Cedric! ¡Ayúdame, papá! Va a…» ¡No me apuntes con esa cosa! Dudley retrocedió hacia la pared del callejón.
Dime que lo hechizaste_ suplicaron varios.
Claro que lo hizo_ dijo Umbridge, antes que Harry hablara_ sabemos que hizo magia ilegal_ les recordó.
Creo que tiene miedo de llegar al final del capítulo_ murmuró Adrián, los que estaban cerca, asintieron.
Harry apuntaba directamente con la varita hacia el corazón de su primo. Sentía latir en sus venas los catorce años de odio hacia él. Habría dado cualquier cosa por atacarlo en aquel momento, por lanzarle un conjuro tan fuerte que tuviera que volver a su casa arrastrándose como un insecto, mudo, con antenas… —No vuelvas a hablar de eso —lo amenazó Harry—. ¿Me has entendido? —¡Apunta hacia otro lado! —Te he preguntado si me has entendido. —¡Apunta hacia otro lado! —¿ME HAS ENTENDIDO? —¡APARTA ESA COSA DE…! Dudley soltó un extraño y estremecedor grito ahogado, como si le hubieran echado encima un cubo de agua helada.
Eso fue lo que sentí_ dijo Dudley.
Qué le hiciste_ preguntó Petunia con enojo.
Yo no le hice nada_ dijo Harry.
Parece que llegaron los dementores_ dijo Hermione, todos asintieron.
No es posible_ dijo Umbridge y a muchos les pareció oír desesperación en su voz.
Deja seguir la lectura_ ordenó Fudge.
Algo le había pasado a la noche. El cielo, de color añil salpicado de estrellas, se quedó de pronto completamente negro, sin una sola luz: las estrellas, la luna y el resplandor de las farolas que había en ambos extremos del callejón habían desaparecido. El murmullo de los coches y el susurro de los árboles también habían cesado. Un frío glacial se había apoderado de la noche, hasta entonces templada y agradable. Estaban rodeados de una oscuridad total, impenetrable y silenciosa, como si una mano gigante hubiera cubierto el callejón con un grueso y frío manto, dejándolos ciegos. Al principio Harry creyó que había hecho magia sin darse cuenta,
Eso puede ser_ dijo Umbridge_ hay que recordar su tercer año.
Ya es suficiente, Dolores_ espetó Amelia_ quiero saber que fue exactamente lo que pasó esa noche_ dijo con voz severa.
Vas a dejar que me hable así_ preguntó Umbridge al ministro, que fingió no escucharla, también quería saber que había pasado.
pese a que se había estado conteniendo con todas sus fuerzas; pero entonces cayó en que él no tenía el poder de apagar las estrellas.
Claro que no_ dijo Tonks mirando con burla a Umbridge, que apretó los labios para no espetarle una contestación.
Giró la cabeza hacia uno y otro lado, intentando ver algo, pero la oscuridad se le pegaba a los ojos como un ingrávido velo. La aterrorizada voz de Dudley sonó en los oídos de Harry. —¿Q-qué ha-haces? ¡Para! —¡No hago nada! ¡Cállate y no te muevas! —¡N-no veo nada! ¡M-me he quedado ciego! —¡He dicho que te calles!
Qué está pasando_ preguntó Petunia, tomando la mano de su esposo, todo ese tiempo pensó que lo que había pasado a su hijo, era culpa de su sobrino, pero parecía que no.
Es el efecto que causan los dementores_ dijo Remus_ por suerte Harry está ahí_ todos asintieron.
Harry permaneció allí plantado, inmóvil, dirigiendo los ojos a derecha e izquierda sin ver nada. El frío era tan intenso que temblaba de pies a cabeza; se le puso la carne de gallina en los brazos y se le erizó el vello de la nuca. Abrió los ojos al máximo, mirando alrededor, pero no pudo ver nada. Era imposible… No podía ser que estuvieran allí…, en Little Whinging…
En efecto, no debería ser_ dijo Amelia intercambiando una mirada con el ministro, que asintió, mientras Umbridge pensaba en una manera de negar eso.
Aguzó el oído… Los oiría antes de verlos… —¡S-se lo diré a papá! —gimoteó Dudley—. ¿D-dónde estás? ¿Q-qué haces? —¿Quieres callarte de una vez? —susurró Harry—. Estoy intentando escu… Pero se quedó callado. Acababa de oír justo lo que temía. Había algo en el callejón además de ellos dos, algo que respiraba, produciendo un ruido ronco y vibrante. Harry seguía de pie, temblando de frío, y notó una fuerte sacudida de terror. —¡B-basta! ¡Para ya! ¡Te voy a pe-pegar un puñetazo! ¡Te juro que te voy a pegar! —Cállate, Dudley… ¡ZAS! Un puño chocó contra un lado de la cabeza de Harry y lo levantó del suelo.
Muy inteligente_ dijo Anthony secamente_ golpea a la única persona que puede hacer algo.
Estaba asustado_ se defendió Dudley_ no entendía lo que estaba pasando y pensé que lo hacia él.
Pero, aun así, debiste escucharlo, si lo hubieras noqueado, las cosas habrían terminado muy mal_ dijo Michael.
Qué habría pasado_ preguntó Vernon, Harry señaló el libro.
Ante sus ojos aparecieron unas lucecitas blancas. Por segunda vez en una hora, tuvo la impresión de que la cabeza se le había partido por la mitad, y un momento después aterrizó en el duro suelo y su varita salió volando. —¡Eres un imbécil, Dudley! —gritó Harry, y el dolor hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas. Se puso a cuatro patas y empezó a tantear con desesperación a su alrededor, en la oscuridad. Oyó a Dudley, que se alejaba dando tumbos, chocando contra la valla del callejón, tambaleándose. —¡VUELVE, DUDLEY! ¡VAS DIRECTO HACIA ÉL!
No puede ser_ gimieron varios.
Digan de una vez qué está pasando_ se alteró Petunia_ que están haciendo esos dementores_ preguntó.
Se oyó un chillido espantoso y entonces cesó el ruido de los pasos de Dudley. Al mismo tiempo, Harry sintió un frío espeluznante detrás de él que sólo podía significar una cosa: había más de uno. —¡DUDLEY, MANTEN LA BOCA CERRADA! ¡HAGAS LO QUE HAGAS, MANTEN LA BOCA CERRADA!
No entendí eso_ dijo Dudley.
Los dementores succionan el alma_ explicó Sirius, con un ligero estremecimiento, que solo notó su novia.
Como_ preguntó Petunia.
Si lo besaban, Dudley habría estado peor que muerto_ dijo Harry, horrorizando a sus tíos, mientras Dudley palidecía.
¡Varita! —farfulló Harry desesperado, agitando las manos por la superficie del suelo como si fueran arañas—. ¿Dónde está? Varita…, vamos... ¡Lumos! Pronunció el conjuro automáticamente, pues necesitaba con urgencia luz para encontrar la varita; con gran alivio, y casi sin poder creerlo, vio aparecer un resplandor a pocos centímetros de su mano derecha.
Eso es impresionante_ dijo Fred.
Debió ser por la urgencia del momento_ dijo Harry.
Aun así, es increíble que lo lograras_ dijo George.
La punta de la varita se había encendido. Harry la agarró, se puso en pie y se dio la vuelta. Se le revolvió el estómago. Una figura altísima y encapuchada se deslizaba con suavidad hacia él, suspendida encima del suelo; no se le veían los pies ni la cara, tapados por la túnica, y a medida que se acercaba se iba tragando la noche. Harry retrocedió, tambaleándose, y levantó la varita. —¡Expecto patronum! Una voluta de vapor plateada salió de la punta de la varita mágica y el dementor aminoró el paso, pero el conjuro no había funcionado bien;
Vamos Harry_ alentaron sus amigos.
Tú puedes_ dijo Hermione llena de preocupación, aunque sabía que todo había salido bien.
En ese momento no tenia los mejores pensamientos_ dijo Harry_ así que tardó un poco.
Harry, tropezando de nuevo, retrocedió un poco más al mismo tiempo que el dementor se le echaba encima. El pánico le nublaba la mente… «Concéntrate…» Un par de manos grises, viscosas y cubiertas de costras salieron de debajo de la túnica del dementor y se dirigieron hacia Harry, mientras un ruido de avidez le penetró en los oídos. —¡Expecto patronum! Su voz sonó débil y distante.
Concéntrate, Harry_ suplicó Daphne_ has hecho el hechizo antes.
Todo salió bien_ la tranquilizó Harry.
Otra voluta de humo plateado, más débil que la anterior, salió de la varita: ya no podía hacerlo, ya no podía lograr que el conjuro funcionara. Oyó una risa dentro de su cabeza, una risa aguda y estridente… Percibió el olor del aliento putrefacto, de un frío mortal, del dementor, que le llenaba los pulmones y lo ahogaba… «Piensa… algo alegre…» Pero no había alegría dentro de él… Los helados dedos del dementor se acercaban a su cuello, la aguda risa cada vez era más fuerte, y sonó una voz dentro de su cabeza: «Inclínate ante la muerte, Harry…
No_ gritaron varios, sobresaltando a Harry.
Esos pensamientos no ayudaran_ dijo Fred, acercando a su novia más a él.
No duraron mucho_ aseguró Harry.
Quizá ni siquiera sea dolorosa… Yo no puedo saberlo… Yo no he muerto nunca…» Jamás volvería a ver ni a Ron ni a Hermione… Y sus caras aparecieron dibujadas con claridad en su mente mientras intentaba respirar. —¡EXPECTO PATRONUM! Un ciervo, enorme y plateado, salió de la punta de la varita de Harry y con la cornamenta golpeó al dementor donde éste habría tenido el corazón.
Oh Harry_ dijo Hermione, separándose de Fred y envolviendo a Harry en un abrazo.
Yo también quiero un abrazo_ dijo Ron uniéndose a sus amigos, Harry soltó una risita mientras los demás sonrieran ante la imagen que formaban.
El dementor se echó hacia atrás, ingrávido como la oscuridad, y cuando el ciervo lo embistió, se alejó revoloteando como un murciélago, derrotado.—¡Por aquí! —le gritó Harry al ciervo. Luego giró sobre los talones y echó a correr a toda velocidad por el callejón, manteniendo en alto la varita encendida—. ¡Dudley! ¡Dudley! Apenas había dado una docena de pasos cuando los alcanzó: Dudley estaba acurrucado en el suelo, tapándose la cara con los brazos.
Bien_ aprobaron varios.
Eso fue bueno_ dijo Lee_ mientras no se acerquen a tu boca, estarás bien.
No muy bien, pero al menos no me besaron_ dijo Dudley, sus padres asintieron.
El segundo dementor estaba inclinado sobre él, sujetándole las muñecas con sus pegajosas manos, tirando de ellas poco a poco, separándolas casi con ternura, y bajaba la encapuchada cabeza hacia la cara de Dudley como si fuera a besarlo.
Por favor, haz algo_ suplicó Petunia.
Dudley está aquí_ dijo Vernon suavemente, intentando calmarla.
—¡A por él! —bramó Harry, y con un fuerte estrépito el ciervo que había hecho aparecer pasó al galope por su lado. El rostro sin ojos del dementor estaba apenas a dos centímetros del de Dudley cuando los cuernos plateados lo golpearon; el dementor salió despedido por los aires y, al igual que su compañero, se alejó volando y quedó absorbido por la oscuridad;
Así se hace_ aplaudieron todos
Ya pasó todo_ preguntó Vernon, todos asintieron.
Gracias, Harry_ dijo Petunia, tan bajo que casi no la escucharon, Vernon le dio un asentimiento, parecía que a ambos les había costado eso.
Está bien_ dijo Harry sin saber que hacer con un agradecimiento.
después el ciervo fue a medio galope hasta el final del callejón y se disolvió en una neblina plateada. La luna, las estrellas y las farolas volvieron a cobrar vida. Una tibia brisa recorrió el callejón. En los jardines del vecindario, los árboles susurraban, y volvió a escucharse el prosaico murmullo de los coches que circulaban por la calle Magnolia. Harry se quedó de pie, quieto, con todos los sentidos en tensión, intentando asimilar el brusco regreso a la normalidad. Pasados unos instantes se dio cuenta de que tenía la camiseta pegada al cuerpo: estaba empapado en sudor. No podía creer lo que acababa de pasar: dementores allí, en Little Whinging.
Es que no debería haber_ dijo Amelia_ sabes lo que esto significa, Cornelius_ preguntó, el ministro asintió.
Qué intentar expulsar a Harry, no tenía sentido porque solo se defendía_ preguntó luna, los del ministerio negaron.
Que hay que cambiar a quien regula la magia en menores, por qué tenemos derecho a defendernos, pero ni siquiera se molesta en averiguar cual es el motivo de la magia fuera de la escuela_ preguntó Harry_ un día algo realmente malo pasará.
Solucionaremos eso_ dijo Amelia_ pero tampoco es eso.
Lo que Amelia quiere decir_ empezó a explicar el ministro_ es que hay alguien del ministerio que intentó dañar al señor Potter.
solo una persona importante podría haberlos mandado_ asintió Moody.
Y es su trabajo averiguarlos_ dijo Amelia mirando a Tonks y Kingsley, que asintieron.
Nadie notó lo pálida que se puso Dolores Umbridge.
Dudley seguía acurrucado en el suelo, gimoteando y tembloroso. Harry se agachó para comprobar si estaba en condiciones de levantarse, pero entonces oyó unos fuertes pasos que corrían detrás de él. Volvió a levantar la varita mágica instintivamente y giró sobre los talones para enfrentarse al recién llegado. La señora Figg, la vecina vieja y chiflada, apareció jadeando. El canoso cabello se le había salido de la redecilla, y llevaba una cesta de la compra, que hacía un ruido metálico, colgada de la muñeca y los pies medio fuera de las zapatillas de gruesa tela de cuadros escoceses. Harry se apresuró a esconder su varita mágica, pero… —¡No guardes eso, necio! —le gritó la señora Figg—. ¿Y si hay alguno más suelto por aquí? ¡Oh, voy a matar a Mundungus Fletcher!
Por qué_ preguntó Marcus.
Por qué le correspondía estar ahí ese día_ dijo Albus.
La señora Figg sabe de magia_ preguntó Petunia frunciendo el ceño.
Sus padres eran magos_ dijo Minerva, pero por alguna razón, ella no lo heredó.
Es el final del capitulo_ dijo Neville cerrando el libro.
