HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING
Harry Potter, los personajes y todo lo de negrita le pertenecen a
J. K. ROWLING.
Espero que les guste el capítulo, es bastante largo, por favor voten y comenten que les parece. R ecuerden que a los que escriben como invitados les contesto en la misma sección de comentarios.
Quién quiere leer_ preguntó el director.
Lo haré_ dijo Daphne, levantando una ceja cuando leyó el titulo
La profesora Umbridge_ leyó, haciendo que todos se miraran.
Parece que por fin sabremos sus lecciones, profesora_ dijo Moody, mientras Umbridge se acomodaba en su asiento, luciendo orgullosa.
Creen que se dé cuenta que nadie va a aprobar sus métodos_ preguntó Hermione en voz baja.
Lo dudo_ respondió Fred_ solo hay que ver su expresión orgullosa.
Qué te pasa Harry_ preguntó Ron.
Creen que sea en este capítulo_ preguntó Harry sin necesidad.
Puede ser, pero por qué te vez tan mal_ preguntó Ron.
No les va a hacer ninguna gracia_ dijo Harry_ se van a enojar por no decírselos y no quiero pensar en lo que pasara cuando estalle.
Pasara lo que tenga que pasar_ dijo Hermione_ quieres que ella lo pague, verdad_ preguntó Harry asintió con determinación, y tenía que admitir que una gran parte de él estaba emocionada porque se descubra.
A la mañana siguiente, Seamus se vistió a toda velocidad y salió del dormitorio antes de que Harry se hubiera puesto los calcetines. —¿Qué le pasa? ¿Teme volverse loco si está demasiado tiempo en una habitación conmigo? —preguntó Harry en voz alta en cuanto el dobladillo de la túnica de Seamus se perdió de vista. —
Podría ser contagioso_ bromeó Seamus.
Lo es_ informó Lavender_ Ron y Hermione son la prueba.
Cierto_ murmuraron varios, ganándose malas miradas del trio.
No te preocupes, Harry —dijo Dean colgándose la mochila del hombro—. Lo que le pasa es que… Pero al parecer no sabía decir con exactitud lo que le sucedía a Seamus, y tras una pausa un tanto violenta, salió también del dormitorio. Neville y Ron miraron a Harry como diciendo «Es problema suyo, no le hagas caso», pero eso no lo consoló demasiado. ¿Tendría que aguantar muchas situaciones semejantes? —¿Qué os ocurre? —les preguntó Hermione cinco minutos más tarde, cuando se reunió con sus dos amigos en la sala común antes de que bajaran todos a desayunar —. Estáis completamente… ¡Vaya!
Qué pasó_ preguntó Bill, esperando que esa mañana no estuviera llena de problemas.
Ahora sale_ dijo Hermione apretando los labios.
No es nada_ dijo Harry negando con la cabeza_ lo que pasa es que Hermione se toma muy en serio su puesto_ explicó.
Así debe ser_ dijo Molly, Hermione asintió.
Se había quedado mirando el tablón de anuncios de la sala común, donde habían colgado un gran letrero. ¡GALONES DE GALEONES! ¿Tus gastos superan tus ingresos?
Si_ gritaron todos.
Como lo arreglamos_ preguntó Ernie,
Ya sale_ dijo Fred entendiendo por qué estaba molesta su novia.
¿Te gustaría ganar un poco de oro? Si te interesa un empleo sencillo, a tiempo parcial y prácticamente indoloro, ponte en contacto con Fred y George Weasley, sala común de Gryffindor.
Prácticamente indoloro_ preguntó Charlie, levantan do una ceja.
Siempre hay riesgo de que algo falle_ explicó George.
(Lamentamos decir que los aspirantes tendrán que asumir los riesgos del empleo.)
Y qué lo digan_ murmuró un primer año con una mueca.
Solo un primer año aceptaría trabajar para ellos_ dijo Demelza negando con la cabeza.
—Se han pasado —comentó Hermione con gravedad, y descolgó el letrero que Fred y George habían clavado encima de un póster que anunciaba la fecha de la primera excursión a Hogsmeade, que sería en octubre—.
Hermione_ se quejaron los gemelos.
Va contra las reglas_ se defendió Hermione.
Vamos a tener que hablar con ellos, Ron. Ron se mostró muy alarmado.
No lo culpo_ dijo Percy, varios asintieron.
—¿Por qué? —¡Porque somos prefectos! —exclamó Hermione mientras trepaban por el agujero del retrato—. ¡Es tarea nuestra impedir este tipo de cosas! Ron no dijo nada, pero, por la apesadumbrada expresión de su amigo, Harry comprendió que la perspectiva de evitar que Fred y George hicieran lo que les gustaba no lo ilusionaba.
Mejor habla con los gemelos sola, Hermione_ dijo Astoria.
Ron es el prefecto_ dijo Percy_ yo los regañé todo el tiempo.
Pero tú eres el hermano mayor_ dijo Alicia_ y no te hacían caso, imagínate a Ron siendo el menor.
Cierto_ asintieron varios.
—¿Qué te pasa, Harry? —continuó Hermione mientras bajaban un tramo de escalera cuya pared estaba cubierta de retratos de viejos magos y brujas que no les hicieron ni caso, pues se hallaban enfrascados en sus propias conversaciones—. Te veo de muy mal humor. —Seamus cree que Harry miente acerca de Quien-tú-sabes —contestó brevemente Ron al comprobar que Harry no respondía. La chica suspiró, lo cual sorprendió al muchacho, que esperaba que su amiga manifestara indignación. —Ya, Lavender también lo cree —comentó Hermione con tristeza.
Entonces, sabias que no te creí_ preguntó Lavender, bajito.
Claro que lo sabía, Lavender_ dijo Harry.
Lo siento_ dijo Lavender haciéndole ojos de cachorrito.
Está bien_ dijo Harry con una sonrisa.
—Seguro que has tenido una interesante charla con ella sobre si soy o no soy un mentiroso y un presumido que sólo busca llamar la atención, ¿no? —dijo Harry en voz alta.
No creo que eso haya pasado, Harry_ dijo Sirius.
Lo sé_ asintió Harry.
—No —repuso Hermione con calma—. La verdad es que le he dicho que cierre su sucia boca y que no hable mal de ti.
Y se calló_ preguntó Daphne.
Por supuesto_ dijo Lavender.
Y haz el favor de dejar de lanzarte a nuestro cuello a cada momento, Harry, porque, por si no lo sabías, Ron y yo estamos de tu parte.
Tiene razón_ dijo Remus_ entiendo como te sientes, Harry, pero ir contra tus amigos no es lo mejor que puedes hacer en estos momentos_ Harry asintió.
Hubo una breve pausa. —Lo siento —se disculpó Harry en voz baja. — Así me gusta —dijo Hermione con dignidad.
Muy bien, Hermione_ dijo Parvati_ hazte respetar_ varias asintieron.
Luego hizo un gesto negativo con la cabeza y añadió—: ¿No os acordáis de lo que dijo Dumbledore en el banquete de final de curso del año pasado? —Harry y Ron la miraron sin comprender, y la chica volvió a suspirar—. Sí, habló sobre Quien-vosotros-sabéis. Dijo que su «fuerza para extender la discordia y la enemistad entre nosotros es muy grande. Sólo podemos luchar contra ella presentando unos lazos de amistad y mutua confianza igualmente fuertes». —¿Cómo consigues acordarte de esas cosas? —preguntó Ron mirando a Hermione con admiración. —
Tienes una memoria muy buena_ dijo Dean, varios asintieron, no podían recordar todo lo que el director había dicho.
Sabía que esas palabras eran importantes_ explicó Hermione.
Escucho, Ron —respondió ella con un deje de aspereza. —Yo también, pero sería incapaz de decirte con exactitud qué… —El caso es —prosiguió Hermione, imponiéndose— que a eso es precisamente a lo que se refería Dumbledore. Sólo hace dos meses que Quien-vosotros-sabéis ha regresado y ya hemos empezado a pelearnos entre nosotros.
Eso es lo pero que pueden hacer_ dijo Sirius_ así que Harry, al menos con ellos contrólate, están firmemente de tu lado.
Lo sé_ dijo Harry intercambiando una sonrisa con sus amigos.
Y la advertencia del Sombrero Seleccionador era la misma: permaneced juntos, estad unidos… —Y Harry ya dijo anoche —replicó Ron— que si eso significa que tenemos que hacernos amigos de los de Slytherin…, lo tiene claro.
Esto es más grande que los problemas de las casas_ dijo Albus.
Lo sé_ dijo Ron_ pero en Slytherin están los hijos de los mortifagos que Harry conoció esa noche.
No se les puede culpar por no confiar_ dijo Kingsley lentamente_ aunque los hijos no tienen por qué pagar por lo que hacen sus padres, es un tema bastante complicado_ varios asintieron, mientras los hijos de mortifagos se removían en sus asientos, sabiendo que muchos habían considerado un honor ser marcado.
—Bueno, pues yo creo que es una lástima que no fomentemos la unidad entre las casas —dijo Hermione con enfado.
Lo es_ dijo Albus sin poder evitar una pequeña sonrisa al ver a tantos Slytherin sentados con los leones.
En ese momento llegaron al pie de la escalera de mármol. Una fila de alumnos de cuarto de Ravenclaw cruzaba el vestíbulo; al ver a Harry se apresuraron a apiñarse, como si temieran que él pudiera atacar a los rezagados.
Harry miró mal a los que soltaron algunas risitas.
Perdón, Harry_ dijo Tonks_ pero la forma en que lo dices…-
Entiendo_ murmuró Harry, pero siguió lanzando malas miradas.
—Sí, deberíamos intentar trabar amistad con gente como ésa —comentó Harry con sarcasmo. Siguieron a los de Ravenclaw al interior del Gran Comedor, y al entrar miraron instintivamente hacia la mesa del profesorado. La profesora Grubbly-Plank hablaba con la profesora Sinistra, de Astronomía, y Hagrid, una vez más, brillaba por su ausencia. El techo encantado del recinto reflejaba el estado anímico de Harry: tenía un triste color gris, como el de las nubes de lluvia. —Dumbledore ni siquiera mencionó durante cuánto tiempo vamos a tener a la profesora Grubbly-Plank —comentó Harry mientras los tres se dirigían hacia la mesa de Gryffindor. —A lo mejor… —insinuó Hermione pensativa. —¿Qué? —preguntaron Harry y Ron a la vez. —Bueno…, a lo mejor no quería llamar la atención sobre la ausencia de Hagrid. —
Así era_ dijo Albus_ quería evitar que hicieran preguntas al respecto.
Por la misión_ dijeron varios, Albus asintió.
Si intentaba explicar la ausencia de Hagrid, se podrían causar más preguntas_ dijo Albus_ era mejor no decir nada y esperar el regreso de Hagrid.
¿Qué quieres decir? —preguntó Ron medio riendo—. ¿Cómo no íbamos a fijarnos en que no está aquí? Antes de que Hermione pudiera contestar, una muchacha alta y negra, que llevaba el pelo peinado en largas trencitas, se había acercado a Harry. —¡Hola, Angelina! —¡Hola! —contestó ella con brío—. ¿Qué tal las vacaciones? —Y sin esperar respuesta, añadió—: Me han nombrado capitana del equipo de quidditch de Gryffindor.
Esa es mi chica_ dijo Oliver con orgullo_ no seas celoso, George_ añadió cuando George se aclaró la garganta.
Te lo mereces_ dijo todo el equipo.
Lástima que sea solo este año_ dijo Angelina con una sonrisa_ también debí serlo el anterior_ añadió haciendo un puchero.
—¡Qué bien! —dijo Harry sonriéndole; se imaginó que las charlas de Angelina para infundir ánimo no serían tan densas como las de Oliver Wood, lo cual suponía una mejora.
A ella si dan ganas de escucharla_ dijo George, besando su mejilla, haciéndola reír, mientras Oliver rodaba los ojos.
—Sí, bueno… Necesitamos un nuevo guardián ahora que Oliver se ha marchado. Las pruebas serán el viernes a las cinco y quiero que venga todo el equipo. Tenemos que ver quién encaja mejor en esa posición.
Muy bien pensado_ aprobó Oliver.
Pero no pudimos tener a todo el equipo_ murmuró Angelina.
—De acuerdo —contestó Harry. Angelina le sonrió y se fue. —Ya no me acordaba de que Wood se marchó —comentó Hermione con vaguedad
Auch_ dijo Oliver_ soy tan olvidable_ preguntó.
Así parece_ dijo Vitor dándole una sonrisa inocente, Oliver le dio una mala mirada.
mientras se sentaba junto a Ron y se acercaba un plato de tostadas—. Supongo que el equipo lo notará, ¿no? —Supongo —contestó Harry, y se sentó en el banco de enfrente—. Era un buen guardián… —De todos modos, no irá mal un poco de sangre nueva, ¿verdad? —observó Ron.
Vaya amigo_ dijo Viktor con sarcasmo_ ya sé quién intentara reemplazarte_ añadió, Ron se sonrojó mientras Oliver intentaba no reír.
Saben lo quién quise decir_ se defendió Ron.
De repente se oyó como un rugido, y cientos de lechuzas entraron volando por las ventanas más altas. Bajaron hacia las mesas del comedor y llevaron cartas y paquetes a sus destinatarios, a quienes rociaron con gotas de agua; evidentemente, fuera estaba lloviendo. Harry no vio a Hedwig, pero eso no le sorprendió: su único corresponsal era Sirius, y dudaba mucho que su padrino tuviera algo nuevo que contarle ya que sólo llevaban veinticuatro horas sin verse. Hermione, en cambio, tuvo que apartar con rapidez su zumo de naranja para dejar sitio a una enorme y chorreante lechuza que llevaba un empapado ejemplar de El Profeta en el pico. —¿Todavía recibes El Profeta? —le preguntó Harry con fastidio,
No me hace más feliz que a ustedes_ dijo Hermione cuando la miraron_ pero era necesario.
Mejor suscríbete al quisquilloso_ aconsejó Luna_ te pondrá de mejor humor.
Lo pensare_ dijo Hermione sonriéndole.
Si publicaran la receta del pastel de duendes que hace Fudge, yo me suscribiría_ dijo Cormac.
Le diré a papá_ dijo Luna con una sonrisa, haciendo que varios repriman sus risas mientras el ministro rodaba los ojos.
acordándose de Seamus, mientras Hermione ponía un knut en la bolsita de piel que la lechuza llevaba atada a la pata y el ave volvía a emprender el vuelo—. Yo ya no me molesto en leerlo. Sólo cuentan tonterías. —Conviene saber lo que dice el enemigo —respondió ella misteriosamente;
eso es muy cierto_ dijo Moody con aprobación_ así evitan ser sorprendidos.
Entonces debemos seguir suscritos al profeta_ preguntó Susan con un puchero.
Podrías burlarte de los reporteros_ sugirió Tracy, varios asintieron.
luego desplegó el periódico y desapareció tras él, y no volvieron a verla hasta que Harry y Ron terminaron de desayunar—. Nada —se limitó a decir; enrolló el periódico y lo dejó junto a su plato—. No hace ningún comentario sobre ti, ni sobre Dumbledore ni sobre nada.
No sé si eso es mejor a que hablen mal de ustedes_ dijo Adrián.
Al menos así no tenemos que aguantar todas las tonterías que dicen_ dijo Harry, Albus asintió imperceptiblemente.
En ese momento la profesora McGonagall pasó por la mesa repartiendo horarios. —¡Mirad lo que tenemos hoy! —gruñó Ron—. Historia de la Magia, clase doble de Pociones, Adivinación y otra sesión doble de Defensa Contra las Artes Oscuras… ¡Binns, Snape, Trelawney y Umbridge en un solo día!
Eso si es mala suerte_ dijo Katie mirándolos con simpatía.
Fue el peor día de todos_ asintió Ron.
Qué clase fue peor_ preguntó Cedric.
Umbridge_ dijeron todos los leones de quinto, haciendo que ella rechine los dientes, pero ya vería lo buena profesora que era.
Espero que Fred y George se den prisa y se pongan a fabricar ese Surtido Saltaclases… —¿He oído bien? —dijo Fred, que llegaba en ese instante con George.
Siempre tan oportunos_ dijo Angelina.
No podemos perder ningún cliente_ dijo George encogiéndose de hombros.
Los gemelos se sentaron junto a Harry—. ¡No es posible que los prefectos de Hogwarts intenten saltarse clases! —¡Mirad lo que tenemos hoy! —repitió Ron de mal humor, y le puso el horario bajo la nariz a Fred—. Es el peor lunes que he visto en mi vida. —Tienes razón, hermanito —le dijo Fred leyendo la lista—. Si quieres puedo darte un turrón sangranarices; te lo dejo barato. —¿Por qué barato? —preguntó Ron con recelo.
Buena pregunta_ dijo Bill.
Seguro es porque es su hermano_ sugirió Fleur.
Ellos no darían descuento por eso_ dijo Bill.
Claro que no_ dijo Fred.
Con la cantidad de hermanos que tenemos, nos iríamos a la quiebra_ asintió George, haciendo reír a todos mientras Molly y Arthur se sonrojaba.
—Porque sangrarás hasta quedarte seco. Todavía no hemos conseguido el antídoto —respondió George mientras se servía un arenque ahumado.
Ahí está la respuesta_ dijo Bill cuando todos se rieron.
Al menos no le mienten al cliente_ dijo Charlie entre risas.
—Gracias —repuso Ron de mal humor, y se guardó el horario en el bolsillo—, pero creo que iré a las clases. —Por cierto, hablando de vuestro Surtido Saltaclases —dijo Hermione mirando a Fred y a George con sus redondos y brillantes ojos—,
Redondos y brillantes ojos_ preguntó Daphne levantando una ceja, sonrojando a Harry.
Así era como los miró_ dijo Harry_ supongo que jugaba a ser inocente_ explicó.
O tal vez era porque Fred estaba cerca_ dijo Ron, pensativo, Fred miró a Hermione que se sonrojó, pero negó con la cabeza.
no podéis poner anuncios en el tablón de Gryffindor para contratar cobayos. —¡¿Ah, no?! —exclamó George con sorpresa—. ¿Quién ha dicho eso? —Lo digo yo —contestó Hermione—. Y Ron. —A mí no me metas —se apresuró a apuntar éste.
Ellos no te dirán nada por cumplir con tu deber_ dijo Molly.
No conoces a nuestros hijos, querida_ preguntó Arthur_ Hermione tiene as posibilidades de que la escuchen.
Aunque no demasiadas_ dio Fred, sin mirar a Hermione, que sabía que lo estaba fulminando en ese momento.
La chica le lanzó una mirada fulminante y los gemelos rieron por lo bajo. —No tardarás en cambiar de actitud, Hermione —vaticinó Fred mientras untaba un buñuelo con mantequilla—. Vas a empezar quinto, y dentro de poco vendrás a suplicar que te vendamos un Surtido Saltaclases. —
Es cierto_ dijeron todos los de sexto y séptimo.
Los surtidos ya están listos_ preguntó Charlie, Fred y George le sonrieron, pero no contestaron.
¿Y qué tiene que ver que empiece quinto con que quiera comprar un Surtido Saltaclases? —preguntó Hermione.
No puedo imaginar a Hermione comprando eso_ dijo Hanna, varios asintieron.
Solo esperen_ dijo George.
—Quinto es el año de los TIMOS —le recordó George. —¿Y? —Que llegarán los exámenes, ¿no? Vais a tener que hincar los codos hasta que se os queden en carne viva —dijo Fred con satisfacción. —La mitad de los de nuestro curso sufrieron pequeñas crisis nerviosas cuando se acercaban los exámenes del TIMO —añadió George la mar de contento—. Lágrimas, rabietas… Patricia Stimpson se desmayaba a cada momento…
De verdad_ preguntó Justin más que asustado_ solo fingías tus desmayos, verdad_ le preguntó a la chica.
Eran muy reales_ dijo Patricia_ no saben los que les espera_ todos los de quinto palidecieron sin esperar la llegada de sus TIMOS.
—Kenneth Towler se llenó de granos, ¿te acuerdas? —dijo Fred con nostalgia. —Eso fue porque le pusiste polvos Bulbadox en el pijama —aclaró George.
Como_ preguntó Kenneth fulminando a Fred con la mirada.
Fue un accidente_ dijo Fred con inocencia.
Si claro_ dijo Kenneth rodando los ojos.
—¡Ah, sí! —admitió Fred, sonriente—. Ya no me acordaba… A veces resulta difícil llevar la cuenta de todo, ¿verdad? —
Tanto trabajo y solo nosotros dos_ suspiró Fred.
Vamos a necesitar personal, hermano_ dijo George, Fred asintió.
En fin, quinto es un curso de pesadilla —concluyó George—. Si te importan los resultados de los exámenes, naturalmente. Fred y yo conseguimos no desanimarnos.
Hay algo que los desanime_ preguntó Ginny.
Nada_ dijeron Fred y George al mismo tiempo.
—Sí, claro… —intervino Ron—. ¿Qué sacasteis, tres TIMOS cada uno? —Sí —afirmó Fred con indiferencia—. Pero nosotros creemos que nuestro futuro está fuera del mundo de los logros académicos.
Para dirigir una tienda no los necesitamos_ asintió George.
Pero nunca están de más_ suspiró Molly.
—Nos planteamos muy seriamente si íbamos a volver a Hogwarts este año para hacer séptimo —comentó George alegremente—
Disculpa_ preguntó Molly.
Estamos aquí o no_ preguntó George, pero su madre no dejó de mirarlos, para ayudarlos Daphne siguió leyendo.
ahora que tenemos… Se interrumpió al captar la mirada de advertencia de Harry, que se había dado cuenta de que George estaba a punto de mencionar el premio en metálico del Trofeo de los tres magos que les había entregado. —… ahora que tenemos nuestros TIMOS —se apresuró a añadir George—. No sé, ¿de verdad necesitamos los ÉXTASIS? Pero creímos que mamá no soportaría que abandonáramos los estudios tan pronto, sobre todo después de que Percy resultara ser el mayor imbécil del mundo.
Percy suspiró mientras Molly ponía una pequeña sonrisa.
Al menos son considerados con su madre_ dijo Molly_ es importante que terminen la escuela.
Lo sabemos_ dijeron los gemelos, pero todos notaron que realmente no creían lo que decían.
—Pero no vamos a malgastar nuestro último año aquí —prosiguió Fred echando un afectuoso vistazo al Gran Comedor—. Vamos a utilizarlo para hacer un poco de estudio de mercado. Nos interesa saber con exactitud qué le exige el alumno medio de Hogwarts a una tienda de artículos de broma para luego evaluar meticulosamente los resultados de nuestra investigación y crear productos que satisfagan la demanda.
Qué_ preguntaron los gemelos ante las miradas sorprendidas de los adultos.
Realmente no hacen esto por qué sea el camino fácil_ dijo Severus muy sorprendido_ saben lo que hacen.
Fácil_ preguntó George, indignado.
No tienen idea de cómo trabajamos_ asintió Fred igual de indignado que su hermano.
—Pero ¿de dónde pensáis sacar el oro necesario para montar una tienda de artículos de broma? —inquirió Hermione con escepticismo—. Necesitaréis muchos ingredientes y materiales, y también permisos, supongo… Harry no miró a los gemelos. Notó que estaba ruborizándose, de modo que dejó caer a propósito el tenedor y se agachó para recogerlo.
Harry se sonrojó cuando todos se rieron.
No entiendo como no nos dimos cuenta_ dijo Ron, negando con la cabeza.
No estábamos mirando a Harry_ dijo Hermione.
Cuando todavía no se había incorporado oyó que Fred decía: —No nos hagas preguntas y no tendremos que decirte mentiras, Hermione.
Ahora que es tu novia ya no puedes decirle eso_ dijo Ginny.
Eso depende_ dijo Fred_ hablaré con mi novia o con la prefecta_ preguntó.
Puedes tener tus secretos hasta que salgas de la escuela_ dijo Hermione, haciendo sonreír a Fred.
Vamos, George, si llegamos pronto quizá podamos vender unas cuantas orejas extensibles antes de que empiece la clase de Herbología. —¿Qué habrá querido decir con eso? —dijo Hermione mirando primero a Harry y luego a Ron—. «No nos hagas preguntas…» ¿Significa que ya tienen dinero para montar la tienda?
No investigues nuestro negocio Hermione_ dijo George misteriosamente.
Lo dices como si hicieran algo ilegal_ dijo Hermione rodando los ojos.
Pero no puedes enterarte_ dijo Fred.
—Mira, yo ya lo había pensado —repuso Ron frunciendo el entrecejo—. Este verano me compraron una túnica de gala nueva y no sé de dónde sacaron los galeones…
Ya no te vamos a dar las demás_ dijo George.
Ya no me meteré en sus negocios_ aseguró Ron.
Harry decidió que había llegado el momento de desviar aquella conversación tan peligrosa.
Harry si entiende_ dijo Fred con aprobación.
Eso es por qué Harry está metido en el negocio_ dijo Daphne.
—¿Creéis que es cierto que los exámenes de este año serán muy duros? —¡Oh, ya lo creo! —exclamó Ron—. Los TIMOS son muy importantes, y del resultado dependerá el tipo de ofertas de empleo a las que puedas presentarte más adelante. Además, este año podemos pedir consejo sobre las diferentes carreras. Me lo ha dicho Bill. Así puedes elegir qué ÉXTASIS quieres hacer el año que viene.
De los TIMOS depende todo_ asintió Arthur_ no necesitas aprobar todos, solo los que necesitaras para la carrera que quieras.
Realmente son importantes_ asintió Sirius.
De verdad_ preguntó Lee levantando una ceja hacia Sirius.
Les informó que tuve excelentes calificaciones_ dijo Sirius.
Las tuvo_ asintió Remus cuando lo miraron_ tanto Sirius como James tuvieron buenos TIMOS_ aseguró sorprendiendo a varios.
—¿Vosotros ya sabéis qué os gustaría hacer cuando salgáis de Hogwarts? — preguntó Harry a sus dos amigos poco después, cuando salían del Gran Comedor y se dirigían hacia el aula de Historia de la Magia. —Pues no —contestó Ron—. Salvo…, bueno… —añadió un tanto avergonzado. —¿Qué? —lo animó Harry. —Bueno, no me importaría ser auror —declaró Ron con brusquedad.
No es motivo para avergonzarse_ dijo Tonks_ es una gran meta.
Lo sé_ dijo Ron_ es solo que parece muy difícil.
Lo es_ dijo Kingsley_ pero vale la pena cada noche sin dormir_ aseguró.
—A mí tampoco —repuso fervorosamente Harry. —Pero los aurores son… la élite —comentó Ron—. Para ser auror tienes que ser muy bueno.
Nadie entra siendo un experto_ dijo Amelia_ lo importante es que la dedicación que le pongas_ explicó.
¿Y tú, Hermione? —No lo sé. Creo que me gustaría hacer algo que valga la pena.
No quise decir que ser auror no valga la pena_ dijo Hermione cuando la miraron_ solo que tenía que pensarlo, por que quiero poder ayudar_ explicó.
—¡Ser auror vale la pena! —exclamó Harry. —Sí, ya lo sé, pero no es lo único que vale la pena —dijo Hermione con aire pensativo—.
Exactamente_ dijo Hermione.
Es bueno saber que no nos insultabas_ dijo Tonks.
No sé, si pudiera seguir trabajando en la PEDDO… —añadió,
Control y regulación de las criaturas mágicas, seria un buen lugar para empezar_ dijo Remus, Hermione le sonrió y asintió.
Leyes mágicas, tampoco vendría mal_ dijo Amelia, mirando mal a Remus.
y Harry y Ron evitaron mirarse. Todos los alumnos de Hogwarts estaban de acuerdo en que Historia de la Magia era la asignatura más aburrida que jamás había existido en el mundo de los magos. El profesor Binns, su profesor fantasma, tenía una voz jadeante y monótona que casi garantizaba una terrible somnolencia al cabo de diez minutos (cinco si hacía calor).
Con frio es un poco más difícil acurrucarse en los escritorios_ dijo Blaise, todos asintieron, mientras sus profesores negaban con la cabeza.
Nunca alteraba el esquema de las lecciones y las recitaba sin hacer pausas mientras los alumnos tomaban apuntes o contemplaban el vacío con aire amodorrado. Hasta entonces, Harry y Ron habían conseguido unos aprobados justos en esa asignatura copiando los apuntes de Hermione antes de los exámenes;
Buena manera de asegurar la nota_ dijo Luna, mientras Harry y Ron evitaban la mirada de Hermione.
No deberían depender de Hermione para eso_ dijo Molly.
ella era la única capaz de resistir el efecto soporífero de la voz de Binns. Aquel día tuvieron que soportar tres cuartos de hora de una inalterable perorata sobre las guerras de los gigantes. Harry oyó lo suficiente en los diez primeros minutos para comprender que, en manos de otro profesor, esa asignatura habría podido resultar un poco más interesante;
a mi me gusta historia_ dijo Dudley_ la historia mágica debe tener aún más cosas datos interesantes.
Los tiene_ dijo Astoria_ pero Binns no sabe compartirlos_ todos asintieron.
sin embargo, desconectó el cerebro y pasó los treinta y cinco minutos restantes jugando con Ron al ahorcado, utilizando una esquina de su pergamino, mientras Hermione les lanzaba con disimulo miradas asesinas.
Pues no era muy disimulada_ dijo Padma con una sonrisa.
Al menos deberían intentar escuchar_ dijo Hermione.
Lo hicimos_ dijeron Harry y Ron.
—¿Qué pasaría —les preguntó con frialdad cuando salieron del aula a la hora del descanso (Binns se perdió a través de la pizarra)— si este año me negara a prestaros mis apuntes? —
Hazlo y veamos_ dijo Theo, varios asintieron.
Gracia amigos_ dijo Ron con sarcasmo.
Que suspenderíamos el TIMO —contestó Ron—. Si quieres cargar con eso en tu conciencia, Hermione…
Me costaría tanto vivir con la culpa_ dijo Hermione secamente.
—Pues os lo merecéis —les espetó—. Ni siquiera intentáis escuchar al profesor, ¿verdad? —Sí lo intentamos —dijo Ron—. Lo que pasa es que no tenemos tu cerebro, ni tu memoria, ni tu capacidad de concentración.
Oh Hermione, eres tan perfecta_ dijo Marcus.
La más inteligente de todas_ asintió Blaise.
Y nosotros nunca llegaremos a tu nivel_ añadió Lee, todos estallaron en carcajadas mientras Ron se ponía muy rojo y se escondía en el cabello de Astoria.
Eres más inteligente que nosotros, pero no hace falta que nos lo recuerdes continuamente. —No me vengas con cuentos —repuso Hermione, pero las palabras de Ron la habían aplacado un poco, o eso parecía cuando los precedió en dirección al mojado patio.
Caíste en eso_ preguntó Terry levantando una ceja.
Ron sabe cómo alagarla_ dijo Harry cuando Hermione no contestó_ lástima que no aproveche ese talento_ añadió siendo fulminado por Hermione, mientras Ron se encogía.
Caía una débil llovizna, y el contorno de los alumnos, que estaban de pie formando corros en el patio, se veía difuminado. Harry, Ron y Hermione eligieron un rincón apartado, bajo un balcón desde el que caían gruesas gotas; se levantaron el cuello de las túnicas para protegerse del frío aire de septiembre y empezaron a hacer conjeturas sobre lo que Snape les tendría preparado para la primera clase del curso. Ya se habían puesto de acuerdo en que probablemente sería algo muy difícil, para pillarlos desprevenidos tras dos meses de vacaciones, cuando alguien dobló la esquina y fue hacia ellos. —¡Hola, Harry! Era Cho Chang,
Cho se puso roja cuando todos la miraron.
Hay algo que quieras decir antes de que leamos_ preguntó Cedric.
Solo quiera hablar un rato con él_ dijo Cho_ no se revelará nada_ aseguró
Por qué la conversación se interrumpió_ murmuró Hermione a Fred, que ocultó una sonrisa para seguir escuchando que pasó.
y curiosamente volvía a estar sola. Eso era muy raro, pues Cho casi siempre iba rodeada de un grupo de chicas que no paraban de reír como tontas;
oye_ se ofendieron las amigas de Cho.
Lo siento_ mintió Harry.
Harry recordaba lo mal que lo había pasado cuando intentaba hablar un momento a solas con ella para invitarla al baile de Navidad.
Solo para que me dijera que ya la habías invitado_ dijo Harry sonrojado cuando Cedric lo miró, sacándole una sonrisa.
—¡Hola! —dijo Harry, y notó que se ponía colorado. «Al menos esta vez no estás cubierto de jugo fétido», se dijo.
Es una mejora_ asintió Luna.
Creo que nunca te va a perdonar_ dijo Adrián a Neville, que soltó una risita.
Cho parecía estar pensando algo parecido. —Veo que ya te has quitado aquella… cosa. —Sí —afirmó Harry intentando sonreír, como si el recuerdo de su último encuentro fuera divertido en vez de vergonzoso—. Bueno…, y tú… ¿has pasado un buen verano?
Y se supone que tu eres el sensible de mis hermanos_ dijo Ginny, recibiendo malas miradas de dichos hermanos, aunque ninguno refutó.
Así es como suelen empezar las conversaciones de inicio de curso_ se defendió Harry sonrojado.
Lamentó haber pronunciado esas palabras en cuanto salieron por su boca, pues Cedric había sido el novio de Cho, y recordar su muerte debía de haberla afectado durante las vacaciones tanto como a él.
Así fue_ dijo Cho, pegándose más a Cedric.
Ahora tenemos una segunda oportunidad_ dijo Cedric, besando su cabeza, cho asintió, sin despegarse de él_ aunque aun no entiendo del todo como_ añadió, varios asintieron.
Con cierta tensión en el rostro, Cho dijo: —Sí, no ha estado mal… —¿Qué es eso? ¿Una insignia de los Tornados? —preguntó de pronto Ron señalando la túnica de Cho, donde llevaba una insignia de color azul cielo con la doble T dorada—.
Ron_ se quejaron varias.
Qué_ preguntó Ron sorprendido.
Nada Ron_ dijo Daphne_ tu sigue así_ pidió, haciendo reír a muchos.
No serás admiradora suya, ¿verdad? —Pues sí —contestó Cho. —¿Lo has sido siempre, o sólo desde que empezaron a ganar la liga? —inquirió Ron con un tono de voz que Harry consideró innecesariamente acusador. —Soy admiradora de los Tornados desde que tenía seis años —concretó la chica con serenidad—. Bueno, hasta luego, Harry.
Lo arruinaste todo, Ron_ dijo Astoria, negando con la cabeza, mientras su hermana la miraba mal.
Lo siento_ preguntó Ron.
Deberías_ dijo Ginny.
Hermione esperó a que Cho se alejara por el patio antes de volverse contra Ron. —¡Qué poco tacto tienes! —
Díselo, Hermione_ dijo Fleur.
¿Qué? Pero si sólo le he preguntado si… —¿No te has dado cuenta de que quería hablar con Harry?—¿Y qué? Podía hablar con él, yo no se lo impedía… —¿Por qué demonios te has metido con ella por su equipo de quidditch? —¿Meterme con ella? No me he metido con ella, sólo he… —¿Qué importa que sea seguidora de los Tornados? —
Cho no necesita que la defiendas tanto_ dijo Daphne entre risas, mientras Cho miraba a Hermione, sin creer que la defendiera para acercarse a Harry.
Yo defiendo la felicidad de Harry_ dijo Hermione_ y en ese momento, Cho lo era_ añadió haciendo sonreír a Harry.
Mira, Hermione, la mitad de la gente que ves con esas insignias se las compró la temporada pasada… —Pero ¿a ti qué te importa? —Significa que no son verdaderos admiradores, sino unos simples oportunistas…
No soy una oportunista_ dijo Cho.
Y si lo fuera, no es asunto tuyo_ dijo Draco_ ella no tiene la culpa que los cannos nunca ganen_ Ron le dio una mirada de muerte, pero no contestó.
—Ha sonado la campana —dijo Harry sin ánimo, porque Ron y Hermione discutían en voz tan alta que no la habían oído. No dejaron de pelearse hasta que llegaron a la mazmorra de Snape, lo cual dio tiempo a Harry para pensar que, gracias a Neville y a Ron, podría considerarse afortunado si conseguía hablar dos minutos con Cho y no recordar esa breve conversación deseando que la tierra se lo tragase.
Ron y Neville se sonrojaron cuando todos estallaron en carcajadas.
Para eso están los amigos_ dijo Sirius entre risas.
Lo siento_ dijo Ron, empezando a darse cuenta de su error.
Ya no importa_ aseguró Harry.
Mientras se unían a la fila que se había formado delante de la puerta del aula de Snape, Harry pensó que, sin embargo, Cho había ido por voluntad propia a hablar con él… Cho había sido la novia de Cedric, y habría sido comprensible que odiara a Harry por haber salido con vida del laberinto del Torneo de los tres magos, mientras que Cedric había muerto; pero a pesar de todo hablaba con él en un tono normal y amistoso, y no como si creyera que estaba loco, que era un mentiroso o que en cierto modo era responsable de la muerte de su novio…
Nunca te culparía_ dijo Cho sinceramente_ además s tuvieras algo que ver con lo que pasó, no habrías traído su cuerpo_ añadió con mucha dificultad, parecía que todavía le costaba hablar de eso.
Me alegra que entendieras que Harry no era responsable_ dijo Cedric.
Sí, estaba claro que había ido a hablar con él porque había querido, y era la segunda vez que lo hacía en dos días… Ese pensamiento le subió la moral.
Mientras no se te suba a la cabeza como alguien que conozco…_ dijo Remus.
A quién te refieres_ preguntó Sirius.
A Tonks_ dijo Remus secamente, sabiendo que sirius solo fingía no comprender.
Ni siquiera el amenazador chirrido que la puerta de la mazmorra de Snape hizo al abrirse consiguió que estallara la pequeña y optimista burbuja que había crecido en su pecho.
Awww_ dijeron varios con burla mientras Harry evitaba la mirada de su novia.
Entró en el aula detrás de Ron y Hermione, los siguió hasta la mesa donde se sentaban siempre, al fondo, y fingió que no oía los sonidos de irritación que ambos emitían. —Silencio —ordenó Snape con voz cortante al cerrar la puerta tras él. En realidad, no había ninguna necesidad de que impusiera orden, pues en cuanto los alumnos oyeron que la puerta se cerraba, se quedaron quietos y callados. Por lo general, la sola presencia de Snape bastaba para imponer silencio en el aula.
Así es_ dijo Severus con suficiencia.
Eso es por qué los aterras_ dijo Remus, Severus se encogió de hombros sin darle importancia.
—Antes de empezar la clase de hoy —dijo el profesor desde su mesa, abarcando con la vista a todos los estudiantes y mirándolos fijamente—, creo conveniente recordaros que el próximo mes de junio realizaréis un importante examen en el que demostraréis cuánto habéis aprendido sobre la composición y el uso de las pociones mágicas. Pese a que algunos alumnos de esta clase son indudablemente imbéciles, espero que consigan un «Aceptable» en el TIMO si no quieren… contrariarme.
Preocupado, Severus_ preguntó Sirius.
Claro que no_ dijo Severus.
Un gran número de alumnos que reprueben no te dejaría bien_ dijo Remus.
Si reprueban es por qué no sirven para pociones_ dijo Severus, encogiéndose de hombros.
—Esa vez su mirada se detuvo en Neville, que tragó saliva—. Después de este curso, muchos de vosotros dejaréis de estudiar conmigo, por supuesto —prosiguió Snape—.Yo sólo preparo a los mejores alumnos para el ÉXTASIS de Pociones, lo cual significa que tendré que despedirme de algunos de los presentes. Entonces miró a Harry y torció el gesto. El muchacho le sostuvo la mirada y sintió un sombrío placer ante la perspectiva de librarse de Pociones al acabar quinto. —
Si no rindes pociones, no puedes ser auror_ dijo Amelia_ así que será mejor que te esfuerces mucho, si realmente lo consideras.
Lo haré_ aseguró Harry_ Snape no califica los TIMOS, verdad_ preguntó, los del ministerio negaron.
Pero antes de que llegue el feliz momento de la despedida tenemos todo un año por delante —anunció Snape melodiosamente—. Por ese motivo, tanto si pensáis presentaros al ÉXTASIS como si no, os recomiendo que concentréis vuestros esfuerzos en mantener el alto nivel que espero de mis alumnos de TIMO. »Hoy vamos a preparar una poción que suele salir en el examen de Título Indispensable de Magia Ordinaria: el Filtro de Paz, una poción para calmar la ansiedad y aliviar el nerviosismo.
Nos vendría bien eso antes de los exámenes_ dijo Neville, varios asintieron.
Tienen algo como eso_ preguntó Anthony a los gemelos.
Es posible_ respondieron Fred y George.
Pero os lo advierto: si no medís bien los ingredientes, podéis provocar un profundo y a veces irreversible sueño a la persona que la beba, de modo que tendréis que prestar mucha atención a lo que estáis haciendo. —Hermione, que estaba sentada a la izquierda de Harry, se enderezó un poco; la expresión de su rostro denotaba una concentración absoluta—.
Tú también deberías concentrarte_ lo regañó Hermione.
Lo intento_ dijo Harry.
Los ingredientes y el método —continuó Snape, y agitó su varita— están en la pizarra. — En ese momento aparecieron escritos—. Encontraréis todo lo que necesitáis —volvió a agitar la varita— en el armario del material. —A continuación, la puerta del mueble se abrió sola—. Tenéis una hora y media. Ya podéis empezar. Como habían imaginado Harry, Ron y Hermione, Snape no podía haber elegido una poción más difícil y complicada.
Al menos intenta explicárselas_ dijo Minerva exasperada.
Si se equivocan les haré saber sus errores_ aseguró Severus, Minerva lo miró un rato más , pero siguió escuchando la lectura.
Había que echar los ingredientes en el caldero en el orden y las cantidades precisas; había que remover la mezcla exactamente el número correcto de veces, primero en el sentido de las agujas del reloj y luego en el contrario; y había que bajar el fuego, sobre el que la pócima hervía lentamente, hasta que alcanzara los grados adecuados durante un número determinado de minutos antes de añadir el último ingrediente. —Ahora un débil vapor plateado debería empezar a salir de vuestra poción — advirtió Snape cuando faltaban diez minutos para que concluyera el plazo. Harry, que sudaba mucho, echó un vistazo alrededor de la mazmorra, desesperado. Su caldero emitía grandes cantidades de vapor gris oscuro;
Eso no es bueno_ dijo Kingsley_ debes haber olvidado algo.
Así fue_ dijo Severus_ la poción era muy delicada.
Ahora lo sé_ dijo Harry.
el de Ron, por su parte, escupía chispas verdes.
Eso como pasó_ preguntó Augusta inclinando la cabeza.
No tengo idea_ dijo Ron sinceramente.
Seamus intentaba avivar con la punta de la varita las llamas sobre las que estaba colocado su caldero, pues amenazaban con apagarse.
Eso es nuevo_ dijo Lavender mirando a Seamus con diversión, él se encogió de hombros.
La superficie de la poción de Hermione, en cambio, era una reluciente neblina de vapor plateado, y al pasar a su lado, Snape acercó su ganchuda nariz al interior sin hacer ningún comentario, lo cual significaba que no había encontrado nada que criticar.
Era perfecta_ admitió Severus a regañadientes cuando todos lo miraron.
Gracias_ dijo Hermione emocionada.
Al llegar junto al caldero de Harry, sin embargo, Snape se detuvo y miró su contenido con una espantosa sonrisa burlona en los labios. —¿Qué se supone que es esto, Potter? Los estudiantes de Slytherin que estaban sentados en las primeras filas del aula levantaron la cabeza, expectantes; les encantaba oír cómo Snape se burlaba de Harry.
Claro que lo hicieron_ dijo Sproud secamente, los Slytherin se encogieron de hombros sin disculparse, haciendo que Harry rodara los ojos.
—El Filtro de Paz —contestó el chico, muy tenso. —Dime, Potter —repuso Snape con calma— ¿sabes leer? Draco Malfoy no pudo contener la risa. —Sí, sé leer —respondió Harry sujetando con fuerza su varita.
Era necesario Severus_ preguntó Albus.
Era necesario_ dijo Severus_ eso le enseñará a leer con cuidado las instrucciones.
—Léeme la tercera línea de las instrucciones, Potter. El muchacho miró la pizarra con los ojos entornados, pues no resultaba fácil descifrar las instrucciones a través de la niebla de vapor multicolor que en ese instante llenaba la mazmorra. —«Añadir polvo de ópalo, remover tres veces en sentido contrario a las agujas del reloj, dejar hervir a fuego lento durante siete minutos y luego añadir dos gotas de jarabe de eléboro.» Entonces se le cayó el alma a los pies. No había añadido el jarabe de eléboro y había pasado a la cuarta línea de las instrucciones tras dejar hervir la poción a fuego lento durante siete minutos.
Es algo que le puede pasar a cualquiera_ dijo Remus.
Pero no debería pasar_ dijo Severus.
No todos podemos nacer con un don para las pociones_ dijo Charlie_ algo de apoyo no vendría mal.
Lo pensaré_ dijo Severus.
—¿Has hecho todo lo que se especifica en la tercera línea, Potter? —No —contestó él en voz baja. —¿Perdón? —No —repitió Harry elevando la voz—. Me he olvidado del eléboro. —Ya lo sé, Potter, y eso significa que este brebaje no sirve para nada. ¡Evanesco! —La pócima de Harry desapareció y él se quedó plantado como un idiota junto a un caldero vacío—.
Había que deshacerse de la poción_ dijo Severus ante las miradas que recibía.
No me importaría si le diera el mismo trato a todos los que se equivocan_ dijo Harry encogiéndose de hombros.
Los que hayáis conseguido leer las instrucciones, llenad una botella con una muestra de vuestra poción, etiquetadla claramente con vuestro nombre y dejadla en mi mesa para que yo la examine —indicó luego Snape—. Deberes: treinta centímetros de pergamino sobre las propiedades del ópalo y sus usos en la fabricación de pociones, para entregar el jueves. Mientras los otros estudiantes llenaban sus botellas, Harry, muerto de rabia, recogió sus cosas. Su poción no era peor que la de Ron, que ahora desprendía un desagradable olor a huevos podridos; ni peor que la de Neville, que había adquirido la consistencia del cemento recién mezclado, y que el muchacho intentaba arrancar de su caldero; y, sin embargo, era él, Harry, quien recibiría un cero.
Eso es cierto_ dijo Sirius_ Harry merecía al menos parte de la nota.
No es como si realmente importara_ dijo Severus_ en quinto solo valen los TIMOS.
Ese no es el punto_ dijo Minerva dándole una mirada severa.
Guardó la varita en su mochila y se dejó caer en el asiento mientras observaba a los demás, que desfilaban hacia la mesa de Snape con sus botellas llenas y tapadas con corchos. Cuando por fin sonó la campana, Harry fue el primero en salir de la mazmorra, y ya había empezado a comer cuando Ron y Hermione se reunieron con él en el Gran Comedor. El techo se había puesto de un gris todavía más oscuro a lo largo de la mañana. La lluvia golpeaba las altas ventanas. —¡Qué injusto! —exclamó Hermione intentando consolar a Harry. Luego se sentó a su lado y empezó a servirse pudin de carne y patatas—. Tu poción era mucho mejor que la de Goyle; cuando la puso en la botella, el cristal estalló y le prendió fuego a la túnica.
Como es eso posible_ preguntó Amos mirando al chico.
Como voy a saberlo_ contestó Goyle.
Tu la hiciste_ le dijo Pansy, Goyle se encogió de hombros.
Si no estuvieras empeñado en perjudicar a Harry, habrías evitado una situación potencialmente riesgosa_ dijo Albus_ algo pudo pasarle a Goyle_ Severus suspiró y asintió.
—Ya, pero ¿desde cuándo Snape es justo conmigo? —dijo Harry sin apartar la vista de su plato.
Esperemos que empiece a serlo_ dijo Flitwick, Severus asintió muy lentamente.
Nadie contestó, pues los tres sabían perfectamente que la enemistad mutua que había entre Snape y Harry había sido absoluta desde el momento en que éste puso un pie en Hogwarts. —Yo creía que este año se comportaría un poco mejor —comentó Hermione con pesar—. Ya sabéis… —miró alrededor, vigilante; había media docena de asientos vacíos a ambos lados, y nadie pasaba cerca de la mesa—, ahora que ha entrado en la Orden y eso.
No estuviste en nuestros encuentros_ preguntó Sirius.
Se vale tener esperanza_ se defendió Hermione.
Pero no tanta_ dijo Bill.
—Las manchas de los hongos venenosos nunca cambian —sentenció Ron sabiamente—.
Severus le lanzó una mirada fulminante a Ron que parecía orgulloso mientras todos reían.
En fin, yo siempre he pensado que Dumbledore está loco por confiar en Snape. ¿Qué pruebas tiene de que dejara de trabajar en realidad para Quien-vosotros-sabéis? —Supongo que Dumbledore debe de tener pruebas de sobra, aunque no las comparta contigo, Ron —le espetó Hermione.
Las tengo_ dijo Albus_ los libros me darán la razón_ aseguró.
Esperemos que si_ dijeron todos, que no podían confiar del todo a su profesor.
—¿Queréis parar de una vez? —dijo Harry con fastidio al ver que Ron abría la boca para replicar. Hermione y Ron se quedaron callados, con aire enfadado y ofendido—. ¿Tenéis que estar siempre igual? No paráis de chincharos el uno al otro, estáis volviéndome loco —añadió, y apartó su pudin de carne y patatas, se colgó la mochila del hombro y los dejó allí plantados. Subió de dos en dos los escalones de la escalinata de mármol, cruzándose con los alumnos que bajaban corriendo a comer. Todavía sentía aquella rabia que había surgido inesperadamente en su interior, pero al ver las caras de asombro de sus amigos había experimentado una profunda satisfacción. «Les está bien empleado —pensó—. Siempre están como el perro y el gato… No lo soporto.»
Es la verdad_ dijo Harry cuando sus amigos lo miraron.
Ya deberías estar acostumbrado_ dijo Michael.
Dudo mucho que alguna vez me acostumbre_ dijo Harry.
No todo tenía que ver con nosotros_ dijo Hermione_ Harry estaba de mal humor.
Entonces llegó al rellano donde estaba colgado el retrato del caballero sir Cadogan, quien desenvainó su espada y la blandió, exaltado, contra Harry, pero éste no le hizo caso. —¡Ven aquí, perro sarnoso! ¡Ponte en guardia y pelea! —gritó sir Cadogan
Qué hace Black ahí_ preguntó Severus, haciendo que tuvieran que esconder sus carcajadas mientras Sirius le daba una mirada fulminante.
Ya llegara tu momento_ dijo Amelia con dulzura a su novio, aunque ella también reía.
con una voz amortiguada por la visera, pero Harry siguió caminando, y cuando el caballero intentó seguirlo trasladándose al cuadro de al lado, su ocupante, un corpulento y fiero hombre lobo, lo rechazó. Harry pasó el resto de la hora de la comida solo, sentado bajo la trampilla que había en lo alto de la torre norte. Por eso fue el primero en subir por la escalerilla de plata que conducía al aula de Sybill Trelawney cuando sonó la campana. Después de Pociones, Adivinación era la asignatura que menos le gustaba a Harry, debido sobre todo a la costumbre de la profesora Trelawney de vaticinar, de vez en cuando, que él moriría prematuramente. Era una mujer delgada, envuelta siempre en varios chales y con muchos collares de cuentas; a Harry le recordaba a una especie de insecto por las gruesas gafas que llevaba, que aumentaban de tamaño sus ojos.
Hasta cuando hará esa comparación_ preguntó Sybill.
No tengo idea_ contestó Harry_ quien escribió el libro tendrá que dar muchas explicaciones.
Lo hará_ dijeron todos los que habían sido descritos de mala manera.
Cuando Harry entró en el aula, ella estaba ocupada repartiendo unos viejos libros, encuadernados en cuero, por las mesitas de finas patas que llenaban desordenadamente la habitación; pero la luz que proyectaban las lámparas cubiertas con pañuelos, y la del fuego de la chimenea, que ardía con lentitud y desprendía un desagradable olor, era tan tenue que pareció que la profesora Trelawney no se había dado cuenta de que Harry se sentaba en la penumbra. Los demás alumnos llegaron al cabo de unos cinco minutos. Ron entró por la trampilla, miró con detenimiento a su alrededor, vio a Harry y fue derecho hacia él, o todo lo derecho que pudo, pues tuvo que abrirse camino entre las mesas, las sillas y los abultados pufs.
Yo pensé que no podía andar derecho porque o dejaste solo con Granger_ dijo Draco.
Yo no le haría nada a Ron_ dijo Hermione poniendo los ojos en blanco.
Lo cual es injusto_ se quejó Draco_ él te hace enojar más que yo.
No lo suficiente para golpearlo_ dijo Hermione encogiéndose de hombros.
—Hermione y yo ya hemos dejado de pelearnos —aseguró al sentarse junto a su amigo. —Me alegro —gruñó Harry. —Pero Hermione dice que le gustaría que dejaras de descargar tu mal humor sobre nosotros —añadió Ron. —Yo no… —Sólo te repito lo que ella me ha dicho —aclaró Ron sin dejar que Harry acabara —. Pero creo que tiene razón. Nosotros no tenemos la culpa de cómo te traten Seamus o Snape. —Yo nunca he dicho que…
No necesitas decirlo_ dijeron Ron y Hermione.
Pues si parece que cada vez que te enojas ellos lo pagan_ dijo Cedric, varios asintieron.
Lo siento_ dijo Harry tímidamente, sus amigos le sonrieron.
—Buenos días —saludó la profesora Trelawney con su sutil y etérea voz, y Harry se interrumpió; volvía a estar enfadado y un poco avergonzado a la vez—. Y bienvenidos de nuevo a Adivinación. Como es lógico, durante las vacaciones he ido siguiendo con atención vuestras peripecias, y me alegro mucho de ver que habéis regresado todos sanos y salvos a Hogwarts, como yo, evidentemente, ya sabía que sucedería.
Evidentemente_ dijeron todos, logrando sonar sinceros.
Me preocupaba mucho que les pasara algo en el verano_ dijo Sybill_ por suerte pude ver que todos estarían bien.
»Encima de las mesas encontraréis vuestros ejemplares de El oráculo de los sueños, de Inigo Imago. La interpretación de los sueños es un medio importantísimo de adivinar el futuro, y es muy probable que ese tema aparezca en vuestro examen de TIMO. No es que crea que los aprobados o los suspensos en los exámenes tengan ni la más remota relevancia cuando se trata del sagrado arte de la adivinación, porque si tenéis el Ojo que Ve, los títulos y los certificados importan muy poco. Con todo, el director quiere que hagáis el examen, así que… Su frase quedó en suspenso, y los alumnos comprendieron que la profesora Trelawney consideraba que su asignatura estaba muy por encima de asuntos tan insignificantes como los exámenes.
Lo está_ dijo Sybill_ hay que saber cómo revisar una evaluación de adivinación.
Te aseguro que los que toman el examen están más que calificados_ dijo Albus.
Eso espero_ dijo Sybill, haciendo que sus alumnos negaran con la cabeza.
—Abrid el libro por la introducción, por favor, y leed lo que Imago dice sobre el tema de la interpretación de los sueños. Luego sentaos en parejas y utilizad el libro para interpretar los sueños más recientes de vuestro compañero. Podéis empezar. Lo único bueno que tenía aquella clase era que no duraría dos horas. Cuando todos terminaron de leer la introducción del libro, apenas les quedaban diez minutos para la interpretación de los sueños. En la mesa contigua a la de Harry y Ron, Dean había formado pareja con Neville, quien de inmediato emprendió un denso relato de una pesadilla en la que aparecían unas tijeras gigantes que se habían puesto el mejor sombrero de su abuela;
Neville se sonrojó cuando todos lo miraron antes de estallar en carcajadas.
Espero que no el mejor_ dijo Augusta con seriedad_ es muy caro.
Qué cree que eso signifique_ preguntó Adrián a la profesora.
qué el señor Longbotom quiere cortar los sombreros de su abuela_ dijo Sybill_ supongo que no le gustan.
No es así_ dijo Neville demasiado rápido para el gusto de su abuela.
Harry y Ron se limitaron a mirarse con desánimo. —Yo nunca me acuerdo de lo que sueño —dijo Ron—. Cuéntame tú algún sueño que hayas tenido. —Seguro que recuerdas alguno —replicó Harry con impaciencia. Él no pensaba compartir sus sueños con nadie. Sabía perfectamente qué significaba su recurrente pesadilla sobre el cementerio; no necesitaba que Ron, la profesora Trelawney o ese estúpido libro se lo explicara.
Pero has tenido otros sueños_ dijo Oliver_ esos podrías compartir.
En ese momento no recordaba ninguno_ dijo Harry encogiéndose de hombros.
—Bueno, la otra noche soñé que jugaba al quidditch —confesó Ron haciendo muecas mientras intentaba rescatar aquel sueño de su memoria—. ¿Qué crees que significa? —Pues que te va a comer un malvavisco gigante, o algo así —sugirió Harry mientras pasaba distraídamente las páginas de El oráculo de los sueños.
Qué tiene que ver una cosa con la otra_ preguntó Viktor, Harry se encogió de hombros.
Yo creo que Ron quiere mucho jugar en el equipo_ dijo Percy.
Así es_ asintió Ron.
Buscar fragmentos de sueños en el libro era un trabajo aburridísimo, y a Harry no le hizo ninguna gracia que la profesora Trelawney les mandara escribir durante un mes un diario de los sueños que tenían. Cuando sonó la campana, Harry y Ron fueron los primeros en salir del aula y bajar la escalera; Ron gruñía sin parar. —¿Te das cuenta de la cantidad de deberes que tenemos ya? Binns nos ha puesto una redacción de medio metro sobre las guerras de los gigantes; Snape quiere que le entreguemos otra de treinta centímetros sobre las propiedades y los usos del ópalo; ¡y ahora Trelawney nos manda redactar un diario de sueños durante un mes! Fred y George no andaban equivocados sobre el año de los TIMOS, ¿no crees?
Lo que dijimos fue suave_ dijo Fred.
Las cosas se pondrán peor_ asintió George.
Dejen de asustarlos_ los regañó Angelina, cuando varios tragaron saliva_ si se mantienen al día en las lecciones, les irá bien_ aseguró, relajándolos un poco.
Espero que la profesora Umbridge no nos ponga… Cuando entraron en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la profesora Umbridge ya estaba sentada en su sitio.
Al fin llegaron tus clases, Dolores_ dijo Amelia, mientras Umbridge se acomodaba en su asiento.
Ya era hora_ dijo Umbridge, aunque estaba algo nerviosa, pero luego agitó la cabeza, sus lecciones habían sido aprobadas por gente competente en el asunto.
Llevaba la suave y esponjosa chaqueta de punto de color rosa que había lucido la noche anterior, y el lazo de terciopelo negro en la cabeza. A Harry volvió a recordarle a una gran mosca posada imprudentemente en la cabeza de un sapo aún más descomunal.
Umbridge se sonrojó y le mandó a Harry su peor mirada cuando todos volvieron a estallar en carcajadas.
Los alumnos guardaron silencio en cuanto entraron en el aula; la profesora Umbridge todavía era un elemento desconocido y nadie sabía lo estricta que podía ser a la hora de imponer disciplina.
Hace que Snape parezca inofensivo_ dijeron varios.
Algún ejemplo_ pidió Amelia, pero nadie le contestó, haciéndola intercambiar una mirada con los profesores que no tuvieron respuesta.
—¡Buenas tardes a todos! —saludó a los alumnos cuando por fin éstos se sentaron. Unos cuantos respondieron con un tímido «Buenas tardes»—. ¡Ay, ay, ay! —exclamó—. ¿Así saludáis a vuestra profesora? Me gustaría oíros decir: «Buenas tardes, profesora Umbridge.» Volvamos a empezar, por favor. ¡Buenas tardes a todos! —Buenas tardes, profesora Umbridge —gritó la clase. —Eso está mucho mejor —los felicitó con dulzura—. ¿A que no ha sido tan difícil?
Eso hizo que varios adultos intercambiaran miradas y reprimieran sus carcajadas.
No me extraña que la odien_ murmuró Dudley sin poder contener su diversión mientras los alumnos parecían deprimidos ante eso.
Eso se volverá irritante muy rápido_ dijo Andrómeda, los que la escucharon asintieron.
Guardad las varitas y sacad las plumas, por favor. Unos cuantos alumnos intercambiaron miradas lúgubres; hasta entonces la orden de guardar las varitas nunca había sido el preámbulo de una clase que hubieran considerado interesante.
Mi clase es interesante_ dijo Umbridge indignada.
Claro que sí, Dolores_ dijo Fudge_ ahora saldrá toda la clase_ Umbridge asintió, sin notar a los aurores frunciendo el ceño ante el hecho de que no usen varitas, pero no es la primera que pide eso, así que no dijeron nada, todavía.
Harry metió su varita en la mochila y sacó la pluma, la tinta y el pergamino. La profesora Umbridge abrió su bolso, sacó su varita, que era inusitadamente corta, y dio unos golpecitos en la pizarra con ella; de inmediato, aparecieron las siguientes palabras: Defensa Contra las Artes Oscuras: regreso a los principios básicos
Disculpa_ preguntó Amelia_ son alumnos TIMO_ le informó.
Sé perfectamente que son alumnos timo_ dijo Umbridge rodando los ojos, eso la hizo apretar los labios, pero prefirió espera a escuchar más de la clase.
—Muy bien, hasta ahora vuestro estudio de esta asignatura ha sido muy irregular y fragmentado, ¿verdad? —afirmó la profesora Umbridge volviéndose hacia la clase con las manos entrelazadas frente al cuerpo—. Por desgracia, el constante cambio de profesores, muchos de los cuales no seguían, al parecer, ningún programa de estudio aprobado por el Ministerio, ha hecho que estéis muy por debajo del nivel que nos gustaría que alcanzarais en el año del TIMO.
Eso suena bien_ dijo Kingsley.
Veamos qué es lo que el ministerio considera apropiado para los TIMO_ dijo Moody mirando a Amelia.
A mi no me pidieron mi opinión_ dijo Amelia.
Tal vez no te consideraron cualificada_ dijo Susan, haciendo que los alumnos estallaran en carcajadas, pero los adultos los veían confundidos.
Sin embargo, os complacerá saber que ahora vamos a rectificar esos errores. Este año seguiremos un curso sobre magia defensiva cuidadosamente estructurado, basado en la teoría y aprobado por el Ministerio.
Basado en la teoría_ repitió Moody muy lentamente.
No necesitan más para pasar los timos_ dijo Umbridge con dignidad.
Copiad esto, por favor. Volvió a golpear la pizarra y el primer mensaje desapareció y fue sustituido por los «Objetivos del curso». 1. Comprender los principios en que se basa la magia defensiva. 2. Aprender a reconocer las situaciones en las que se puede emplear legalmente la magia defensiva. 3. Analizar en qué contextos es oportuno el uso de la magia defensiva. Durante un par de minutos en el aula sólo se oyó el rasgueo de las plumas sobre el pergamino.
Eso es todo_ preguntó Amelia_ creo que falta la base de la asignatura.
Creí que yo era la profesora_ dijo Umbridge tratando de mantener una sonrisa en su rostro_ ahora se explica todo_ aseguró.
Eso espero_ dijo Kingsley, viendo como su jefa empezaba a apretar los puños.
Cuando los alumnos copiaron los tres objetivos del curso de la profesora Umbridge, ésta preguntó: —¿Tenéis todos un ejemplar de Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard? —Un sordo murmullo de asentimiento recorrió la clase—. Creo que tendremos que volver a intentarlo —dijo la profesora Umbridge—. Cuando os haga una pregunta, me gustaría que contestarais «Sí, profesora Umbridge», o «No, profesora Umbridge». Veamos: ¿tenéis todos un ejemplar de Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard? —Sí, profesora Umbridge —contestaron los alumnos al unísono. —Estupendo.
Creo que está obsesionada con ser llamada profesora_ dijo Remus.
Debe saber que el titulo no la hace una profesora de verdad_ dijo Tonks.
Yo tengo una pregunta_ dijo Sirius muy seriamente, haciendo que todos lo miraran.
Si, señor Black_ preguntó Fudge.
Sabe la profesora Umbridge qué está con chicos de quince años_ preguntó Sirius.
Claro que lo sé_ espetó Umbridge.
Pero qué carácter_ dijo Sirius_ ahora ni una pregunta puedo hacer_ se quejó.
Quiero que abráis el libro por la página cinco y leáis el capítulo uno, que se titula «Conceptos elementales para principiantes».
No son principiantes_ dijo Amelia entre dientes.
Han tenido una educación defectuosa_ explicó Umbridge.
En tercer y cuarto aprendieron_ informó Moody, pero Umbridge negó mostrando su desacuerdo.
En silencio, por favor. La profesora Umbridge se apartó de la pizarra y se sentó en la silla, detrás de su mesa, observándolos atentamente con aquellos ojos de sapo con bolsas. Harry abrió su ejemplar de Teoría de defensa mágica por la página cinco y empezó a leer. Era extremadamente aburrido, casi tanto como escuchar al profesor Binns. El muchacho notó que le fallaba la concentración, pues al poco rato se dio cuenta de que había leído la misma línea media docena de veces sin entender nada más que las primeras palabras.
Ven_ dijo Umbridge_ no están listos para nada más difícil_ añadió con suficiencia.
Tal vez no perdería la concentración si tuvieran libros aptos para adolescentes_ dijo Tonks.
No deberían poner excusas por ellos_ dijo Umbridge, por su parte el ministro parecía darse cuenta de los problemas que le esperaban debido a esas clases.
Pasaron unos silenciosos minutos. A su lado, Ron, distraído, giraba la pluma una y otra vez entre los dedos con los ojos clavados en un punto de la página. Harry miró hacia su derecha y se llevó una sorpresa que lo sacó de su letargo. Hermione ni siquiera había abierto su ejemplar de Teoría de defensa mágica y estaba mirando fijamente a la profesora Umbridge con una mano levantada.
Ya sale_ dijo Hermione cuando todos la miraron.
No vas a interesarte en lo que ella enseña, verdad_ preguntó Fred.
No Freddy_ aseguró Hermione.
Pero pasados unos minutos más, Harry dejó de ser el único que observaba a Hermione. El capítulo que les habían ordenado leer era tan tedioso que muchos alumnos optaban por contemplar el mudo intento de Hermione de captar la atención de la profesora Umbridge, en lugar de seguir adelante con la lectura de los «Conceptos elementales para principiantes».
Ella era más interesante_ asintió Seamus.
Yo también preferiría verla_ dijo Cormac guiñándole un ojo, sonrojándola.
Espero que lo digas solo porque los libros son malos_ dijo Fred dándole un amala miradas, Cormac se encogió de hombros, ocultando una sonrisa divertida.
Cuando más de la mitad de la clase miraba a Hermione en vez de leer el libro, la profesora Umbridge decidió que ya no podía continuar ignorando aquella situación. —¿Quería hacer alguna pregunta sobre el capítulo, querida? —le dijo a Hermione como si acabara de reparar en ella.
No_ dijo Gerald con sarcasmo_ solo le gusta tener la mano en el aire_ añadió rodando los ojos, Umbridge se sonrojó, peor no se atrevió a decirle nada.
—No, no es sobre el capítulo. —Ahora estamos leyendo —repuso la profesora Umbridge mostrando sus pequeños y puntiagudos dientes—. Si tiene usted alguna duda podemos solucionarla al final de la clase. —Tengo una duda sobre los objetivos del curso —aclaró Hermione.
Bien_ dijo Amelia_ me alegra que notaras el problema en los objetivos_ añadió.
Es tan grave_ preguntó Fudge.
Claro que si_ dijeron todos los aurores, exasperados.
La profesora arqueó las cejas. —¿Cómo se llama, por favor? —Hermione Granger. —Mire, señorita Granger, creo que los objetivos del curso están muy claros si los lee atentamente —dijo la profesora Umbridge con decisión y un deje de dulzura.
Ese no es el problema_ dijo Remus con dulzura, no toleraba que le hablara a Hermione como si fuera idiota, Umbridge iba a decir algo, pero el ministro se lo impidió.
—Pues yo creo que no —soltó Hermione sin miramientos—. Ahí no dice nada sobre la práctica de los hechizos defensivos.
Exacto_ gruñó Moody_ la práctica es más importante que todas las tonterías que está diciendo.
Ahora verán que no_ dijo Umbridge.
Se produjo un breve silencio durante el cual muchos miembros de la clase giraron la cabeza y se quedaron mirando con el entrecejo fruncido los objetivos del curso, que seguían escritos en la pizarra. —¿La práctica de los hechizos defensivos? —repitió la profesora Umbridge con una risita—. Verá, señorita Granger, no me imagino que en mi aula pueda surgir ninguna situación que requiera la práctica de un hechizo defensivo por parte de los alumnos. Supongo que no espera usted ser atacada durante la clase, ¿verdad? —
Y qué pasara cuando no estén en clase_ preguntó Amelia_ con la teoría no basta para defenderse.
Difiero_ dijo Umbridge_ y una vez más te recuerdo que yo soy la profesora_ espetó.
Dolores_ gritó el ministro, tentado a silenciarla_ recuerda que Amelia es la encargada de la seguridad mágica, sus consejos no deben ser ignorados, está claro_ preguntó Umbridge asintió, pero era obvio que no era cierto.
¡¿Entonces no vamos a usar la magia?! —exclamó Ron en voz alta. —Por favor, levante la mano si quiere hacer algún comentario durante mi clase, señor… —Weasley —dijo Ron, y levantó una mano. La profesora Umbridge, con una amplia sonrisa en los labios, le dio la espalda.
Como se atreve_ preguntó Molly indignada_ para qué lo hace levantar la mano si lo va a ignorar.
Para que aprenda la manera correcta de dirigirse a un docente_ dijo Umbridge encogiéndose de hombros.
Pues yo no veo que haya una docente en esa aula_ dijo Arthur, varios asintieron.
Harry y Hermione levantaron también las manos inmediatamente. La profesora Umbridge miró un momento a Harry con sus ojos saltones antes de dirigirse de nuevo a Hermione. —¿Sí, señorita Granger? ¿Quiere preguntar algo más? —Sí —contestó ella—. Es evidente que el único propósito de la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras es practicar los hechizos defensivos, ¿no es así? —¿Acaso es usted una experta docente preparada en el Ministerio, señorita Granger? —le preguntó la profesora Umbridge con aquella voz falsamente dulce. —No, pero… —Pues entonces me temo que no está cualificada para decidir cuál es el «único propósito» de la asignatura que imparto.
Y usted si es una docente_ preguntó Percy, notando cuanto se equivocó con esa mujer_ por qué la última vez que comprobé era secretaria.
La asignatura se llama DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS_ dijo Amelia levantando la voz antes de respirar apara clamarse_ creo que no es necesario estar "cualificada" para saber cuál es el propósito de la asignatura.
Magos mucho mayores y más inteligentes que usted han diseñado nuestro nuevo programa de estudio. Aprenderán los hechizos defensivos de forma segura y libre de riesgos…
Esos magos deberían ser despedidos_ dijo Amelia_ porque es obvio que no saben dónde están parados_ varios asintieron rápidamente.
Amelia_ se escandalizó Umbridge_ no deberías decir esas cosas aquí_ le aconsejó y para muchos parecía una amenaza, sin embargo, Amelia se limitó a hacerle señas a Daphne para que siguiera.
—¿De qué va a servirnos eso? —inquirió Harry en voz alta—. Si nos atacan, no va a ser de forma… —
Exactamente, Albus sabias de esto_ preguntó Moody, rogando que dijera que no, pero Albus asintió_ entonces por qué no has hecho nada_ preguntó.
Tengo las manos atadas_ dijo Albus, haciendo que todos miren al ministro que se encogió en su asiento.
¡La mano, señor Potter! —canturreó la profesora Umbridge. Harry levantó un puño. Una vez más, la profesora Umbridge le dio rápidamente la espalda, pero otros alumnos también habían levantado la mano.
Maldito sapo_ gruñó Sirius_ con mi ahijado no se meta_ le advirtió en un tono que la hizo temblar de miedo, pero, sin embargo, se atrevió a ignorarlo.
—¿Su nombre, por favor? —le preguntó la bruja a Dean. —Dean Thomas. —¿Y bien, señor Thomas? —Bueno, creo que Harry tiene razón. Si nos atacan, no vamos a estar libres de riesgos.
Me alegra que piensen_ dijo Kingsley_ al menos los alumnos tienen cerebro.
Auror_ gritó Umbridge_ ese comportamiento le puede costar su puesto.
Estoy segura que eso no fue una amenaza a mi auror_ dijo Amelia_ verdad Dolores_ preguntó.
Claro que no_ dijo Fudge fulminado a Umbridge con la mirada por no contestar.
—Repito —dijo la profesora Umbridge, que miraba a Dean sonriendo de una forma muy irritante—: ¿espera usted ser atacado durante mis clases?
Siii_ gritó Susan_ ahora podemos recibir otra respuesta.
Mira niña…_ empezó Umbridge, pero se detuvo cuando Amelia la miró.
—No, pero… La profesora Umbridge no le dejó acabar: —No es mi intención criticar el modo en que se han hecho hasta ahora las cosas en este colegio —explicó con una sonrisa poco convincente, estirando aún más su ancha boca—,
Claro que no_ dijo Minerva, apretando los labios, ahora entendía por qué Harry había estallado en esa clase, ella misma no se habría aguantado.
pero en esta clase han estado ustedes dirigidos por algunos magos muy irresponsables, sumamente irresponsables; por no mencionar —soltó una desagradable risita— a algunos híbridos peligrosos en extremo…
a quien se refiere_ preguntó Sirius_ no a mi amigo, Remus, espero_ añadió.
Señor Black…_ empezó Umbridge en un tono que molestó a Sirius.
Cuando se dirija a mi lo hará como "lord Black" o "mi lord" _ dijo Sirius_ quedó claro profesora Umbridge_ preguntó.
Si_ dijo Umbridge_ lord Black_ añadió rechinando los dientes cuando Sirius levantó una ceja, nadie pudo evitar sentir satisfacción ante eso.
—Si se refiere al profesor Lupin —saltó Dean, enojado—, era el mejor que jamás… —
Gracias, Dean_ dijo Remus.
Es la verdad_ dijo Dean sonriéndole.
¡La mano, señor Thomas! Como iba diciendo, los han iniciado en hechizos demasiado complejos e inapropiados para su edad, y letales en potencia. Los han asustado y les han hecho creer que podrían ser víctimas de ataques de las fuerzas oscuras en cualquier momento… —Eso no es cierto —la interrumpió Hermione—. Sólo nos… —¡No ha levantado la mano, señorita Granger! Hermione la levantó y la profesora Umbridge le dio la espalda. —
Quiere dejar de humillar a los alumnos, solo por que no le gusta que le digan sus verdades_ preguntó Flitwick.
Eso no es lo que estoy haciendo_ dijo Umbridge.
Si lo es_ dijeron todos los profesores, incluso Severus sentía indignación ante esa clase.
Tengo entendido que mi predecesor no sólo realizó maldiciones ilegales delante de ustedes, sino que incluso las realizó con ustedes. —Bueno, resultó que era un maniaco, ¿no? —terció Dean acaloradamente—. Y aun así, aprendimos muchísimo con él. —
Qué se siente_ preguntó Severus qué un mortifago pueda llevar la asignatura mejor que usted.
No es así_ dijo Umbridge_ será mejor que cuide lo que dice.
No le permito que amenace a mis maestros_ dijo Albus, había querido ponerla en su sitio todo el curso_ solo está diciendo la pregunta que todos nos hacemos.
¡No ha levantado la mano, señor Thomas! —gorjeó la profesora Umbridge—.
Olvídese de la mano_ espetó Pomfrey_ de todas formas las ignora.
Ahora resulta que usted es maestra_ dijo Umbridge.
Eso no tiene nada que ver con lo que le está diciendo_ dijo Sproud_ y Poppy tiene toda la razón.
Bueno, el Ministerio opina que un conocimiento teórico será más que suficiente para que aprueben el examen; y al fin y al cabo para eso es para lo que vienen ustedes al colegio.
Vienen al colegio a prepararse para el futuro_ dijo Minerva_ no solo a pasar unos exámenes.
Son importantes_ espetó Umbridge.
La profesora no ha dicho lo contrario_ le gritó Harry, mientras los leones la miraban por cómo le hablaba a su jefa de casa.
¿Su nombre? —añadió mirando a Parvati, que acababa de levantar la mano. —Parvati Patil. Pero ¿no hay una parte práctica en el TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras?
La hay_ asintió Amelia_ la practica es la parte más importante.
Y estarán preparados para ella_ aseguró Umbridge.
¿No se supone que tenemos que demostrar que sabemos hacer las contramaldiciones y esas cosas? —Si habéis estudiado bien la teoría, no hay ninguna razón para que no podáis realizar los hechizos en el examen, en una situación controlada —explicó la profesora Umbridge quitándole importancia al asunto. —¿Sin haberlos practicado de antemano? —preguntó Parvati con incredulidad—. ¿Significa eso que no vamos a hacer los hechizos hasta el día del examen? —Repito, si habéis estudiado bien la teoría… —
No es suficiente_ dijo Amelia_ conocer la teoría no significa que el hechizo saldrá a la primera.
Los está preparando para fracasar_ asintió Remus_ y qué pasará cuando todos reprueben, que les dirá a los examinadores_ preguntó.
Obviamente culpara a los profesores anteriores_ dijo Tonks_ aunque no me sorprendería que arreglaran los exámenes, para hacerla parecer mejor maestra_ añadió pensativa.
Eso no va a pasar_ aseguró el ministro.
¿Y de qué nos va a servir la teoría en la vida real? —intervino de pronto Harry, que había vuelto a levantar el puño. La profesora Umbridge lo miró y dijo: —Esto es el colegio, señor Potter, no la vida real. —¿Acaso no se supone que estamos preparándonos para lo que nos espera fuera del colegio? —No hay nada esperando fuera del colegio, señor Potter.
No sabía que la vida acababa cuando salías de Hogwarts_ dijo Lee_ de haberlo sabido, no habría desperdiciado tiempo estudiando_ informó.
Sabe que no es eso lo que quise decir_ le gritó Umbridge.
Entonces explíquese bien_ dijo Marcus en defensa de Lee.
—¿Ah, no? —insistió Harry. La rabia que sentía, que parecía haber estado borboteando ligeramente durante todo el día, estaba alcanzando el punto de ebullición. —¿Quién iba a querer atacar a unos niños como ustedes? —preguntó la profesora Umbridge con un exageradísimo tono meloso.
Cuando acaben la escuela no serán niños_ dijo Ted_ y si no pueden lanzar un simple hechizo, algo está muy mal.
—Humm, a ver… —respondió Harry fingiendo reflexionar—. ¿Quizá… lord Voldemort? Ron contuvo la respiración, Lavender Brown soltó un grito y Neville resbaló hacia un lado del banco.
Eso provocó algunas risitas, pero no fue suficiente para aligerar el ambiente.
Supongo que las cosas se pondrán peor_ dijo Luna, los leones asintieron.
La profesora Umbridge, sin embargo, ni siquiera se inmutó: simplemente miró a Harry con un gesto de rotunda satisfacción en la cara. —Diez puntos menos para Gryffindor, señor Potter —dijo,
Por decir Voldemort_ preguntó Sirius.
Por decir mentiras_ explicó Harry_ a la profesora no le gustan_ informó, Ron y Hermione asintieron.
Cállate Potter_ gritó Umbridge, al ver que varios se preocupaban por el tono que usó Harry.
y los alumnos se quedaron callados e inmóviles observando tanto a la profesora Umbridge como a Harry—. Y ahora, permítanme aclarar algunas cosas. —La profesora Umbridge se puso en pie y se inclinó hacia ellos con las manos de dedos regordetes abiertas y apoyadas en la mesa—. Les han contado que cierto mago tenebroso ha resucitado… —¡No estaba muerto —la corrigió un Harry furioso—,
andaba de parranda_ gritó Justin, haciendo que los nacidos de muggles rieran y asintieron.
No creo que se haya divertido mucho_ dijo Albus permitiéndose una sonrisita, al menos por un momento_ pero digamos que sí, andaba de parranda.
pero sí, ha regresado! —Señor-Potter-ya-ha-hecho-perder-diez-puntos-a-su-casa-no-lo-estropee-más — recitó la profesora de un tirón y sin mirar a Harry—.
No te calles_ dijeron los merodeadores, Harry les sonrió por el apoyo.
Como iba diciendo, les han informado de que cierto mago tenebroso vuelve a estar suelto. Pues bien, eso es mentira. —¡No es mentira! —la contradijo Harry—. ¡Yo lo vi con mis propios ojos! ¡Luché contra él! —¡Castigado, señor Potter! —exclamó entonces la profesora Umbridge, triunfante—. Mañana por la tarde. A las cinco. En mi despacho. Repito, eso es mentira.
Estaba en mi derecho de castigarlo_ dijo Umbridge antes de que alguien más hablara.
No de la manera que lo hizo_ murmuró Harry, mientras todos veían enojados al sapo.
Qué hizo_ preguntó Daphne, en voz baja, pero Harry no contestó.
El Ministerio de Magia garantiza que no están ustedes bajo la amenaza de ningún mago tenebroso. Si alguno todavía está preocupado, puede ir a verme fuera de las horas de clase. Si alguien está asustándolos con mentiras sobre magos tenebrosos resucitados, me gustaría que me lo contara. Estoy aquí para ayudar. Soy su amiga.
Mis amigos no están tan empeñados en que levante la mano para hablar_ dijo Lavender.
Ni son tan insoportables_ dijo Seamus.
No se pasen mocosos_ dijo Umbridge, peor la ignoraron.
Y ahora, ¿serán tan amables de continuar con la lectura? Página cinco, «Conceptos elementales para principiantes». Y tras pronunciar esas palabras la profesora Umbridge se sentó. Harry, en cambio, se levantó. Todos lo miraban expectantes, y Seamus parecía sentirse entre aterrado y fascinado.
Lo hacía_ dijo Seamus.
Te falta participar en clase_ dijo Remus_ puedes hacerlo mejor, Seamus.
Lo haré_ aseguró Seamus.
—¡No, Harry! —le advirtió Hermione con un susurro mientras le tiraba de la manga; pero su amigo dio un tirón del brazo para soltarse. —
Ya estaba en muchos problemas_ dijo Hermione.
No poda callarme_ dijo Harry_ negar a Voldemort, era negar a Cedric_ añadió, recibiendo una sonrisa de Cedric.
Entonces, según usted, Cedric Diggory se cayó muerto porque sí, ¿verdad? — dijo Harry con voz temblorosa.
Espero que no esté diciendo eso_ dijo Amos.
Por supuesto que no_ dijo Fudge, pero los leones de quinto asintieron.
Todo el mundo contuvo la respiración, pues ningún alumno salvo Ron y Hermione había oído hablar a Harry sobre lo sucedido la noche en que murió Cedric. Ávidos de noticias, miraron a Harry y luego a la profesora Umbridge, que había arqueado las cejas y observaba al muchacho muy atenta, sin rastro de una sonrisa forzada en los labios. —La muerte de Cedric Diggory fue un trágico accidente —afirmó con tono cortante. —
Disculpe_ preguntó Amos_ como se atreve_ preguntó levantándose, pero Cedric lo retuvo.
Por favor explique madame_ pidió Cedric_ sostuve la varita al revés y me mate o Harry tropezó y en lugar de matar al monstruo me mató.
O pasó de otra forma_ preguntó Amos con ira_ explíquese_ gritó.
Yo… no quise…. Me refería a…_ Umbridge no sabía dónde meterse_ ministro…_
Les pido que disculpen a la profesora_ dijo Fudge sinceramente, Amos no parecía aplacado.
Disculpas no aceptadas_ dijo Cedric_ pero vamos a seguir_ le dijo a Daphne, que asintió.
Fue un asesinato —le discutió Harry, que entonces se dio cuenta de que estaba temblando. No había hablado con casi nadie de aquel tema, y menos aún con treinta compañeros de clase que escuchaban ansiosos—. Lo mató Voldemort, y usted lo sabe. El rostro de la profesora Umbridge no denotaba expresión alguna. Durante un momento Harry creyó que iba a gritarle, pero ella, con la más suave y dulce voz infantil, dijo: —Venga aquí, señor Potter. Harry apartó su silla de una patada, dio unas cuantas zancadas, pasando al lado de Ron y de Hermione, y se acercó a la mesa de la profesora.
Y eso fue lo que pasó en esa clase_ dijo Harry_ cree que hice mal, profesora_ le preguntó a Minerva.
Creo que debes tratar de controlar tu temperamento hay momentos y lugares para enojarse_ contestó Minerva_ pero estoy muy orgullosa de usted, estoy orgullosa de todos_ aseguró_ esos son mis leones_ gritó.
Gracias profesora_ dijeron los leones, sonrojados, pero viéndose muy complacidos.
Era consciente de que el resto de la clase seguía conteniendo la respiración, pero estaba tan furioso que no le importaba lo que pudiera ocurrir. La profesora Umbridge sacó de su bolso un pequeño rollo de pergamino rosa, lo extendió sobre la mesa, mojó la pluma en un tintero y empezó a escribir encorvada sobre él para que Harry no viera lo que ponía. Nadie decía nada. Aproximadamente después de un minuto, la profesora enrolló el pergamino, que, al recibir un golpe de su varita mágica, quedó sellado a la perfección para que Harry no pudiera abrirlo. —Lleve esto a la profesora McGonagall, haga el favor —le ordenó la profesora Umbridge tendiéndole la nota. Harry la cogió sin decir nada, salió del aula sin mirar siquiera a Ron y a Hermione y cerró de un portazo.
Imagino que las cosas no mejoraron_ dijo Augusta.
Para nada_ dijo Harry.
Qué hiciste Minnie_ preguntó Sirius.
Le di un consejo, pero no le hizo gracias_ suspiró Minerva_ sigo creyendo que es lo mejor_ Harry asintió.
No me gusta como suena eso_ murmuraron varios.
Echó a andar a buen ritmo por el pasillo, con la nota para la profesora McGonagall fuertemente agarrada con una mano; al doblar una esquina tropezó con Peeves, el poltergeist, un hombrecillo con boca de pato que flotaba en el aire, boca arriba, haciendo malabarismos con unos tinteros. —¡Hombre, pero si es Potter pipí en el pote! —dijo Peeves
No es momento Peeves_ gruñeron todos.
No le hice caso_ dijo Harry_ en ese momento ya nada me importaba.
Lo notamos_ dijo Sirius, pero cuando Harry lo miró le sonrió con orgullo.
riendo con voz aguda al mismo tiempo que dejaba caer al suelo dos de los tinteros, que se rompieron y salpicaron las paredes; Harry se apartó de un brinco y le gruñó: —Déjame, Peeves. —¡Oh! El chiflado está de mal humor —replicó el poltergeist, y se puso a perseguir a Harry por el pasillo, sonriendo burlonamente mientras volaba por encima de él—. ¿Qué ha pasado esta vez, Potty, amigo mío? ¿Has oído voces? ¿Has tenido visiones? ¿Te has puesto a hablar en… —Peeves hizo una gigantesca pedorreta— idiomas raros? —¡Te he dicho que me dejes en paz! —gritó el chico, y echó a correr hacia la escalera más cercana; pero Peeves, impasible, se tumbó sobre la barandilla y se deslizó por ella, siguiéndolo. —«Ladra el pequeño chiflado / porque está malhumorado. / Los más clementes opinan / que sólo está un poco amargado. / Pero Peeves os asegura / que es un perturbado…»
es demasiado imaginativo_ dijo Fred, peor no parecía nada divertido.
No es momento para esa actitud_ dijo George.
Voy a hablar muy seriamente con él_ dijo Albus.
No sé qué tanto ayudara_ dijo Remus.
De algo servirá_ dijo Albus, tuvieron que aceptar que era cierto.
—¡Cállate! Entonces se abrió una puerta en la pared de la izquierda y la profesora McGonagall salió de su despacho con aire severo y un tanto nervioso. —¿Qué demonios significan esos gritos, Potter? —le espetó mientras Peeves reía socarronamente y se alejaba volando a toda velocidad—.
Peeves empezó_ dijeron todos.
Eso escuché_ dijo Minerva, negando con la cabeza.
¿Por qué no estás en clase? —Me han enviado a verla —le explicó Harry en un tono glacial. —¿Enviado? ¿Qué quiere decir que te han enviado? Como respuesta le tendió la nota de la profesora Umbridge. La profesora McGonagall, frunciendo el entrecejo, cogió el rollo de pergamino, lo abrió con un golpe de su varita, lo desenrolló y empezó a leer. Detrás de sus cuadradas gafas, sus ojos recorrían el pergamino rápidamente y con cada línea se estrechaban más.
Buena suerte_ dijo George.
No fue tan malo_ dijo Minerva.
Bueno…_ empezó Harry.
Tu temperamento fue el problema_ dijo Minerva_ no es que te culpe_ añadió.
—Pasa, Potter. —Harry la siguió a su despacho, cuya puerta se cerró automáticamente detrás de él—. ¿Y bien? —dijo la profesora McGonagall, volviéndose hacia Harry—. ¿Es verdad? —¿Si es verdad qué? —preguntó él con un tono mucho más agresivo de lo que era su intención—… profesora —añadió en un intento de suavizar su primera reacción.
No fue un buen intentó_ informó Minerva.
Lo siento_ dijo Harry con una sonrisita
No puedes desquitarte con todos, Potter_ dijo Moody_ controlar las emociones es un requisito importante para ser auror_ le advirtió.
Trabajare en ello_ aseguró.
—¿Es verdad que has gritado a la profesora Umbridge? —Sí. —¿La has llamado mentirosa? —Sí. —¿Le has dicho que El-que-no-debe-ser-nombrado ha vuelto? —Sí. La profesora McGonagall se sentó detrás de su mesa y se quedó mirando a Harry con el entrecejo fruncido. Tras una pausa, dijo: —Coge una galleta, Potter. —Que coja… ¿qué? —Coge una galleta —repitió ella con impaciencia señalando una lata de cuadros escoceses que había sobre uno de los montones de papeles de su mesa—.
No me miren como si lo fuera a envenenar_ dijo Minerva.
No es una actitud normal_ dijo Sirius_ cual es el truco_ preguntó.
Solo quería ayudar a mi alumno_ dijo Minerva, rodando los ojos.
Y siéntate. En ese momento Harry recordó aquella otra ocasión en que, en lugar de castigarlo con la palmeta,
La profesora, jamás a usado una palmeta_ dijo Albus_ ni siquiera con los merodeadores_ añadió, haciendo que lo miraran ofendidos, pero los demás sonreían.
O los gemelos Weasley_ añadió Minera, ahora los ofendidos eran dos pelirrojos.
la profesora McGonagall lo había incluido en el equipo de quidditch de Gryffindor. El muchacho se sentó en una silla delante de la mesa y cogió un tritón de jengibre, tan desconcertado y despistado como aquella vez. La profesora McGonagall dejó la nota de la profesora Umbridge sobre la mesa y miró con seriedad a Harry. —Debes tener cuidado, Potter.
Linda forma de empezar_ dijo Tracy.
Era la verdad_ dijo Minerva.
Ella es el ministerio, no puede simplemente gritarle cuando se le antoje_ dijo Minerva_ no terminara bien…_
Exactamente_ la interrumpió Umbridge, Minerva apretó los dientes, pero dejó que la lectura siguiera.
Harry se tragó el trozo de tritón de jengibre y la miró a los ojos. El tono de voz de la profesora McGonagall no se parecía en nada al que él estaba acostumbrado a oír; no era enérgico, seco y severo, sino lento y angustiado,
Claro que estaba angustiada_ dijo Minerva_ solo había que estar en el banquete para saber que ella se impondría sobre los demás_ varios asintieron en comprensión.
y mucho más humano de lo habitual. —La mala conducta en la clase de Dolores Umbridge podría costarte mucho más que un castigo y unos puntos menos para Gryffindor.
Lo sabemos_ dijeron muchos.
Qué_ preguntó Tonks con dulzura.
Solo tratan de causar alboroto_ dijo Umbridge lanzando miradas furiosas.
—¿Qué quiere…? —Utiliza el sentido común, Potter —lo atajó la profesora McGonagall, y volvió rápidamente al tono al que tenía acostumbrados a sus alumnos—. Ya sabes de dónde viene, y por lo tanto también debes saber bajo las órdenes de quién está.
Meterse con el ministro, no es una sabía decisión_ dijo Umbridge mientras Fudge gemía.
Dolores basta_ dijo Fudge_ todo este tiempo, ellos tuvieron razón.
Aun así, no debe tolerar la falta de respeto hacia mi_ dijo Umbridge_ eso ofende también al ministerio_ ante eso Fudge no dijo nada, solo dejó que la lectura siguiera.
En ese instante sonó la campana que señalaba el final de la clase. Por todas partes se oía el ruido de cientos de alumnos que se movilizaban como una manada de elefantes. —Aquí dice que te ha impuesto un castigo todas las tardes de esta semana, y que empezarás mañana —
Toda la semana_ preguntaron varios, Harry asintió.
Y las pruebas_ preguntó Oliver.
Se las perdió_ dijo Angelina_ por suerte no necesitó estar presente_ tranquilizó a Oliver, pero no impidió que mirara mal a Umbridge.
prosiguió la profesora McGonagall, y miró de nuevo la nota de la profesora Umbridge. —¡Todas las tardes de esta semana! —repitió Harry, horrorizado—. Pero profesora, ¿no podría usted…? —No, no puedo —dijo la profesora McGonagall con rotundidad. —Pero… —Ella es tu profesora y tiene derecho a castigarte. Debes ir a su despacho mañana a las cinco en punto para recibir el primer castigo. Y recuerda: ándate con cuidado cuando estés con Dolores Umbridge. —
es lo mejor que puedes hacer_ dijo Kingsley_ sé que es difícil, pero no puedes contra ella.
Pero ustedes si, verdad_ preguntó Harry, todos miraron a los aurores esperanzados, haciendo que Umbridge palideciera, en el próximo descanso se aseguraría que ninguno de los mocosos intentara hablar con los aurores.
Pero ¡si yo sólo he dicho la verdad! —protestó Harry, indignado—. Voldemort ha regresado, usted lo sabe; el profesor Dumbledore también lo sabe… —¡Por favor, Potter! —lo interrumpió la profesora McGonagall con enojo, colocándose bien las gafas, pues había hecho una mueca espantosa al oír el nombre de Voldemort—. ¿De verdad crees que esto es una cuestión de verdades o mentiras?
No lo es_ dijo Flitwick_ hasta que la verdad se pruebe no hay anda que puedas hacer.
Ahora sí, puedes gritarlo todo lo que quieras_ dijo Sybill.
Planeo hacerlo_ asintió Harry.
¡Lo que tienes que hacer es mantenerte al margen y controlar tu temperamento!
Imposible_ dijo Sirius_ le viene de familia.
Papá _ preguntó Harry.
Tu madre_ informaron Remus y Severus, Harry se sorprendió, pero sonrió.
La mujer se levantó, con las aletas de la nariz dilatadas y los labios muy apretados, y Harry también. —Coge otra galleta —dijo la profesora McGonagall con irritación acercándole la lata. —No, gracias —repuso Harry fríamente. —No seas ridículo —le espetó ella.
Ella solo te está cuidando_ dijo Remus_ hace lo mejor para todos.
Lamento no haberlo apreciado en ese momento_ dijo Harry.
El enojo, nos nubla el juicio_ dijo Albus, varios asintieron.
Entonces el muchacho cogió una galleta y dijo a regañadientes: —Gracias.—¿No oíste el discurso de Dolores Umbridge en el banquete de bienvenida, Potter? —Sí. Sí, dijo que… iban a prohibir el progreso o… Bueno, lo que quería decir era que… el Ministerio de Magia intenta inmiscuirse en Hogwarts. La profesora McGonagall se quedó mirándolo un momento; luego resopló, pasó por el lado de su mesa y le abrió la puerta a Harry. —Bueno, me alegra saber que al menos escuchas a Hermione Granger —comentó haciéndole señas para que saliera de su despacho.
Eran palabras de la señorita Granger_ dijo Minerva cuando se escucharon algunas risitas.
Es el final de capítulo_ dijo Daphne cerrando el libro.
Ya podemos tomar un descanso_ preguntó el director, todos negaron, pero los Slytherin estaban muy confundidos.
Amor_ preguntó Sirius a Amelia, que pasaba su mirada de Moody a Remus y luego a Severus_ qué pasa_ cuestionó.
Tu novia tiene una idea_ informó Amelia con una sonrisita.
Por supuesto que si_ dijo Sirius sonriéndole.
