HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING
Harry Potter, los personajes y todo lo de negrita le pertenecen a
J. K. ROWLING.
Hola espero que les guste el capitulo, por favor voten y comenten que les parecio.
A la mañana siguiente, todos se dirigieron al gran comedor para continuar la lectura, no podían creer que ya habían terminado con su pasado.
Muy, bien_ dijo el director después del desayuno_ quién quiere leer_ preguntó.
Lo haré_ dijo Poppy, recibiendo el libro.
El ojo de la serpiente_ leyó frunciendo el ceño.
Qué significa_ preguntó Daphne frunciendo el ceño.
Tal vez, le dejamos un ojo morado a Malfoy_ dijo Ron, pareciendo esperanzado.
No creo que sea eso_ dijo Harry con una risita.
El domingo por la mañana, Hermione volvió a la cabaña de Hagrid caminando con dificultad por la capa de medio metro de nieve que cubría los jardines. A Harry y a Ron les habría gustado acompañarla, pero la montaña de deberes había vuelto a alcanzar una altura alarmante, así que se quedaron de mala gana en la sala común e intentaron ignorar los gritos de alegría provenientes de los jardines, donde los alumnos se divertían patinando en el lago helado, deslizándose en trineo y, lo peor de todo, encantando bolas de nieve que volaban a toda velocidad hacia la torre de Gryffindor y golpeaban con fuerza los cristales de las ventanas.
Suena genial_ dijo Sirius_ pero es mejor que se queden haciendo los deberes, para tener las vacaciones libres.
Supongo_ suspiraron Harry y Ron resignados a perderse la diversión.
Al final valdrá la pena_ dijo Percy.
—¡Ya está bien! —estalló Ron, que finalmente había perdido la paciencia, y sacó la cabeza por la ventana—. Soy prefecto, y si una de esas bolas de nieve vuelve a golpear esta ventana… ¡Ay! —Metió la cabeza rápidamente.
Ron se puso colorado cuando todos estallarlo en carcajadas.
Pero que autoridad impones_ dijo Remus entre risas.
Casi tanto como Lupin cuando quería castigar a Black_ dijo Severus, recibiendo una mirada fulminante de Remus, mientras Sirius intentaba no reír.
Tenía la cara cubierta de nieve—. Son Fred y George —dijo con amargura, y cerró la ventana—. ¡Imbéciles!
Obviamente tenían que ser ellos_ dijo Angelina negando con la cabeza.
No eraos solo nosotros_ dijo Fred.
Solo tuvimos la suerte de que arrojamos justo cuando Ron salió_ asintió George.
Vamos Ron, nunca quisiste hacerle eso a un prefecto_ preguntó Ginny, Ron negó, pero nadie le creyó.
Hermione volvió de la cabaña de Hagrid poco antes de la hora de comer, temblando ligeramente y con la túnica mojada hasta las rodillas. —¿Y bien? —le preguntó Ron, que levantó la cabeza al verla llegar—. ¿Ya le has programado las clases?
Espero que si_ dijo Hermione.
Dudo mucho que lo hayas conseguido_ le dijo Fred.
Mi clase será interesante_ dijo Hagrid_ ya lo verán.
Eso es lo que nos preocupa_ pensaron varios.
—Bueno, lo he intentado —contestó ella con desánimo, y se sentó en una butaca al lado de Harry. Luego sacó su varita mágica e hizo un complicado movimiento con ella. Del extremo salió un chorro de aire caliente que Hermione dirigió hacia su túnica, y ésta empezó a despedir vapor hasta que se secó por completo—Ni siquiera estaba en la cabaña cuando he llegado, y he pasado media hora llamando a la puerta. Hasta que he visto que venía del bosque… Harry soltó un gemido. El Bosque Prohibido estaba lleno del tipo de criaturas que podían hacer perder el empleo a Hagrid.
así es_ dijo Umbridge_ ve ministro, la criatura que llevará pondrá en riesgo a los alumnos.
La única criatura que es un riesgo para los alumnos es usted_ replicó Hagrid.
Como se atreve_ dijo Umbridge indignada.
Si no quiere que le digan sus verdades, mejor cállese_ aconsejó Tonks.
—¿Qué tiene guardado allí? ¿Te lo ha dicho? —inquirió. —No —respondió Hermione tristemente—. Dice que quiere que sea una sorpresa. He intentado explicarle qué clase de persona es la profesora Umbridge, pero él no lo entiende. Insiste en que nadie en su sano juicio preferiría estudiar los knarls a las quimeras.
Define sano juicio_ dijo Remus.
Las quimeras son geniales_ dijo Hagrid, haciendo que sus alumnos nieguen con la cabeza resignados a las ideas de Hagrid.
No, no creo que tenga una quimera —añadió al ver las caras de horror de Harry y de Ron—, pero no será porque no lo haya intentado, pues ha hecho un comentario sobre lo difícil que es conseguir sus huevos.
Así que solo por eso no hay quimeras_ dijo Fudge.
Si_ respondió Hagrid con tristeza_ usted tiene alguna que me preste_ preguntó.
Vere que puedo hacer_ dijo Fudge, negando con la cabeza, mientras Umbridge lo miraba horrorizada.
No sé cuántas veces le habré dicho que haría mejor siguiendo el programa de la profesora Grubbly-Plank. Francamente, creo que ni siquiera me escuchaba. Está un poco raro, la verdad. Y sigue sin querer explicar cómo se hizo esas heridas. La reaparición de Hagrid en la mesa de los profesores al día siguiente no fue recibida con entusiasmo por parte de todos los alumnos. Algunos, como Fred, George y Lee, gritaron de alegría y echaron a correr por el pasillo que separaba la mesa de Gryffindor y la de Hufflepuff para estrecharle la enorme mano;
Ya era hora de que regresara_ dijo Lee, los gemelos asintieron mientras Hagrid les daba una gran sonrisa.
Me alegra que les guste que haya vuelto_ dijo Hagrid sinceramente.
otros, como Parvati y Lavender, intercambiaron miradas lúgubres y movieron la cabeza. Harry sabía que muchos estudiantes preferían las clases de la profesora Grubbly-Plank, y lo peor era que en el fondo, si era objetivo, reconocía que tenían buenas razones: para la profesora Grubbly-Plank una clase interesante no era aquella en la que existía el riesgo de que alguien acabara con la cabeza seccionada.
Ninguno de ustedes está en riesgo de eso_ dijo Hagrid_ pueden perder unos dedos, pero solo eso_ añadió quitándole importancia, sonriendo ante las malas miradas que le enviaron.
Eso es re reconfortante_ dijeron varios secamente, mientras Hagrid reía.
El martes, Harry, Ron y Hermione, muy atribulados, se encaminaron hacia la cabaña de Hagrid a la hora de Cuidado de Criaturas Mágicas, bien abrigados para protegerse del frío. Harry estaba preocupado no sólo por lo que a Hagrid se le habría ocurrido enseñarles, sino también por cómo se comportaría el resto de la clase, y en particular Malfoy y sus amigotes, si los observaba la profesora Umbridge.
Se comportarán como suelen hacerlo_ dijo Blaise_ solo que ahí si crearan un verdadero problema.
Realmente esa clase no tiene forma de salir bien_ dijo Susan_ seguro dirán exagerarán las cosas ante Umbridge
Ese es el futuro_ dijo Draco_ no pueden saber lo que voy a hacer_ añadió.
Con todo, no vieron a la Suma Inquisidora cuando avanzaban trabajosamente por la nieve hacia la cabaña de Hagrid, que los esperaba de pie al inicio del bosque. Hagrid no presentaba una imagen muy tranquilizadora: los cardenales, que el sábado por la noche eran de color morado, estaban en ese momento matizados de verde y amarillo, y algunos de los cortes que tenía todavía sangraban. Aquello desconcertó a Harry; la única explicación que se le ocurría era que a su amigo lo había atacado alguna criatura cuyo veneno impedía que las heridas que producía cicatrizaran.
Lo habrían hecho si fiera a buscarme_ dijo Poppy mirando con molestia a Hagrid.
La próxima vez lo haré_ aseguró Hagrid.
Saben es raro_ dijo Luna_ Hagrid aquí no luce así_ todos fruncieron el ceño.
Tal vez fue la gente del futuro_ dijo Hagrid encogiéndose de hombros.
La gente del futuro empieza a ponerme nervioso_ murmuró Dennis.
Para completar aquel lamentable cuadro, Hagrid llevaba sobre el hombro un bulto que parecía la mitad de una vaca muerta. —
No sé si quiero saber que pasara en esa clase_ le dijo Parvati a Lavender que asintió, pero ella no eran las únicas preocupadas.
¡Hoy vamos a trabajar aquí! —anunció alegremente a los alumnos que se le acercaban, señalando con la cabeza los oscuros árboles que tenía a su espalda—. ¡Estaremos un poco más resguardados! Además, ellos prefieren la oscuridad. —¿Quién prefiere la oscuridad? —preguntó Malfoy ásperamente a Crabbe y a Goyle con un deje de pánico en la voz—.
No hay por qué_ dijo Hagrid_ a menos que se te ocurra molestarlos_ añadió.
Si claro_ bufó Draco, peor dejó que la lectura siguiera.
¿Quién ha dicho que prefiere la oscuridad? ¿Vosotros lo habéis oído? Harry recordó la única ocasión en que Malfoy había entrado en el bosque; aquella vez tampoco demostró mucha valentía.
Su padre no estaba_ dijo un león encogiéndose de hombros, pero nadie pudo ver quién era.
Es cierto_ asintieron varios.
Sonrió; después del partido de quidditch, a Harry le parecía magnífica cualquier cosa que produjera malestar a Malfoy.
Comprendo el sentimiento_ dijeron los gemelos, varios asintieron.
—¿Listos? —preguntó Hagrid festivamente mirando a sus estudiantes—. Muy bien, he preparado una excursión al bosque para los de quinto año. He pensado que sería interesante que observarais a esas criaturas en su hábitat natural. Veréis, las criaturas que vamos a estudiar hoy son muy raras, creo que soy el único en toda Gran Bretaña que ha conseguido domesticarlas. —
Vamos, Hagrid_ dijo Dean_ dino que es_ pidió.
Ya sale_ dijo Hagrid_ les encantará_ aseguró con una sonrisa.
¿Seguro que están domesticadas? —preguntó Malfoy, y el deje de pánico de su voz se hizo más pronunciado—. Porque no sería la primera vez que nos trae bestias salvajes a la clase.
Es cierto_ dijo Draco.
Estas son pacificas_ dijo Hagrid.
Los de Slytherin murmuraron en señal de adhesión, y unos cuantos estudiantes de Gryffindor también parecían opinar que Malfoy tenía razón. —Claro que están domesticadas —contestó Hagrid frunciendo el entrecejo y colocándose bien la vaca muerta sobre el hombro. —Entonces, ¿qué le ha pasado en la cara? —inquirió Malfoy. —¡Eso no es asunto tuyo! —respondió Hagrid con enojo—. Y ahora, si ya habéis acabado de hacerme preguntas estúpidas, ¡seguidme! Se dio la vuelta y entró en el bosque, pero nadie se mostraba muy dispuesto a seguirlo.
Es el bosque prohibido_ dijeron los estudiantes.
Los alumnos no…_ Umbridge fue interrumpida.
Dolores, deja que descubramos que criaturas llevó_ dijo Fudge, sonando fastidiado, no haberse dejado convencer por ella, había sido una buena decisión.
Harry miró a Ron y a Hermione, que suspiraron y asintieron con la cabeza, y los tres echaron a andar detrás de su amigo, precediendo al resto de la clase. Caminaron unos diez minutos hasta llegar a un sitio donde los árboles estaban tan pegados que no había ni un copo de nieve en el suelo y parecía que había caído la tarde. Hagrid, con un gruñido, depositó la media vaca en el suelo, retrocedió y se volvió para mirar a los alumnos, la mayoría de los cuales pasaban sigilosamente de un árbol a otro hacia donde estaba él, escudriñando nerviosos los alrededores como si fueran a atacarlos en cualquier momento. —Agrupaos, agrupaos —les aconsejó Hagrid—. Bueno, el olor de la carne los atraerá, pero de todos modos voy a llamarlos porque les gusta saber que soy yo.
Esto se está poniendo aterrador_ dijeron varios.
Pero no se puede negar que es emocionante_ dijo Alicia, luciendo muy intrigada.
Eso si_ dijeron varios, que habían empezado a inclinarse en sus asientos.
Sigue leyendo Poppy_ dijo Sirius_ queremos saber que los llevó a ver_ Poppy asintió y continuó.
Se dio la vuelta, movió la desgreñada cabeza para apartarse el cabello de la cara y dio un extraño y estridente grito que resonó entre los oscuros árboles como el reclamo de un pájaro monstruoso. Nadie rió: la mayoría de los estudiantes estaban demasiado asustados para emitir sonido alguno. Hagrid volvió a pegar aquel chillido. Luego pasó un minuto, durante el cual los alumnos, inquietos, siguieron escudriñando los alrededores por si veían acercarse algo. Y entonces, cuando Hagrid se echó el cabello hacia atrás por tercera vez e infló su enorme pecho, Harry le dio un codazo a Ron y señaló un espacio que había entre dos retorcidos tejos. Un par de ojos blancos y relucientes empezaron a distinguirse en la penumbra, poco después la cara y el cuello de un dragón, y luego el esquelético cuerpo de un enorme y negro caballo alado surgió de la oscuridad.
Oh, son Thestrals_ dijo Remus_ eso es genial.
Y aquí todos preocupándose_ dijo Luna_ ellos no harán nada.
Es peor de lo que imagine_ dijo Umbridge_ ellos son.
Criaturas encantadoras_ dijo Hagrid_ al menos los que están en Hogwarts los son.
Pero…_ Umbridge no pudo continuar.
Esos animales no han lastimado a ninguno de los alumnos_ dijo Albus_ así que esta discusión se acabó_ añadió con firmeza.
El animal se quedó mirando a los niños unos segundos mientras agitaba su larga y negra cola; a continuación, agachó la cabeza y empezó a arrancar carne de la vaca muerta con sus afilados colmillos. Harry sintió un alivio inmenso. Por fin tenía pruebas de que no se había imaginado aquellas criaturas, de que eran reales: Hagrid también las conocía.
Una preocupación menos para ti_ dijo Molly.
Me alegra que mi yo del libro, vaya a descubrir que son_ dijo Harry_ es bueno saber que no estoy loco.
Bueno…_ empezó Ron, sonriendo ante la mirada fulminante que su amigo lo mandó.
Miró ansioso a Ron, pero su amigo seguía observando entre los árboles, y pasados unos segundos dijo en un susurro: —¿Por qué no sigue llamando Hagrid? El resto de los alumnos de la clase ponían la misma cara de aturdimiento y de nerviosa expectación que Ron, y miraban en todas direcciones menos al caballo que tenían delante. Al parecer, sólo había otras dos personas que podían verlo: un muchacho nervudo de Slytherin,
Eso hizo que todos miraran a Blaise y Theo pues solo podía ser uno de ellos, pero como dignos Slytherin ninguno dio algún indicio de cuál de los dos podría ser, los únicos que lo sabían eran la mayoría de los Slytherin y Luna, que se esforzaba en no hacer una mueca por lo fuerte que Theo le apretaba la mano.
Mejor hay que seguir_ dijo Harry mirando a la enfermera.
que estaba detrás de Goyle y contemplaba al caballo con una expresión de profundo disgusto en la cara, y Neville, que seguía con la mirada los movimientos oscilantes de la larga cola negra del animal. —
tú también Neville_ preguntó Adrián, preocupado, Neville asintió, pero no explicó por lo que Adrián decidió que era mejor esperar, a ver si salía en la lectura.
¡Ah, aquí llega otro! —exclamó Hagrid con orgullo cuando otro caballo negro salió de entre los oscuros árboles. El animal plegó sus coriáceas alas, las pegó al cuerpo, agachó la cabeza y también se puso a comer—. A ver, que levanten la mano los que puedan verlos. Harry la levantó. Estaba muy contento porque por fin iban a desvelarle el misterio de aquellos caballos. Hagrid le hizo una seña con la cabeza. —Sí, claro, ya sabía que tú los verías, Harry —dijo con seriedad—.
Una pregunta_ dijo un primer año_ no recuerdo si lo explicaron, pero por qué Harry no pudo ver los Thestrals desde su primer año_ preguntó, no tuvo que explicar a que se refería, todos lo entendieron.
Por qué Harry era muy pequeño para entender_ dijo Albus con suavidad_ no se dio cuenta de lo que significaba_ añadió, varios asintieron en compresión.
Y tú también, ¿eh, Neville? Y… —Perdone —dijo Malfoy con una voz socarrona—, pero ¿qué es exactamente eso que se supone que tendríamos que ver? Por toda respuesta, Hagrid señaló el cuerpo de la vaca muerta que yacía en el suelo. Los alumnos la contemplaron unos segundos; entonces varios de ellos ahogaron un grito y Parvati se puso a chillar. Harry entendió por qué: lo único que veían eran trozos de carne que se separaban solos de los huesos y desaparecían, y era lógico que lo encontraran muy extraño.
Más que extraño, debió ser perturbador_ dijo Lavender, varios asintieron.
Pero no se puede negar que es una clase de lo más interesante_ dijo Katie.
Es cierto_ asintió Charlie_ los Thestrals son buenas criaturas para estudiar.
—¿Quién lo hace? —preguntó Parvati, aterrada, retirándose hacia el árbol más cercano—. ¿Quién se está comiendo esa carne? —Son thestrals —respondió Hagrid con orgullo, y Hermione, que estaba al lado de Harry, soltó un débil «¡Oh!» porque sabía de qué se trataba—.
Claro que si_ dijo Bill_ ves Harry, solo debías preguntarle.
No quería que me mirara como si estuviera loco_ dijo Harry encogiéndose de hombros.
Hay una manada en Hogwarts. Veamos, ¿quién sabe…? —Pero ¡si traen muy mala suerte! —lo interrumpió Parvati, alarmada—. Dicen que causan todo tipo de desgracias a quien los ve. Una vez la profesora Trelawney me contó… —¡No, no, no! —negó Hagrid chasqueando la lengua—. ¡Eso no son más que supersticiones! Los Thestrals, no traen mala suerte.
Pero quienes los ven…_ empezó la profesora.
Coincidencia_ dijo Hagrid encogiéndose de hombros_ no todas las personas que los ven tienen mala suerte.
Son inteligentísimos y muy útiles. Bueno, estos de aquí no tienen mucho trabajo, sólo tiran de los carruajes del colegio, a menos que Dumbledore tenga que hacer un viaje largo y no quiera aparecerse. Mirad, ahí llega otra pareja… Dos caballos más salieron despacio de entre los árboles; uno de ellos pasó muy cerca de Parvati, que se estremeció y se pegó más al árbol, diciendo: —¡Me parece que noto algo! ¡Creo que está cerca de mí! —
Ahora sabemos que está ahí_ dijo Dean.
Vamos a poder acariciarlos_ preguntó Parvati, ahora que sabía que no harían nada, esperaba poder tocarlos.
No veo por qué no_ dijo Hagrid sonriéndole.
No te preocupes, no te hará ningún daño —le aseguró Hagrid con paciencia—. Bueno, ¿quién puede decirme por qué algunos de vosotros los veis y otros no? Hermione levantó la mano. —Adelante —dijo Hagrid sonriéndole. —Los únicos que pueden ver a los thestrals —explicó Hermione— son los que han visto la muerte. —Exacto —confirmó Hagrid solemnemente—. Diez puntos para Gryffindor.
No creen que la clase tal vez pueda ser dura para los alumnos que puedan verlos_ preguntó Fudge.
Voy a manejarlo con mucho cuidado_ aseguró Hagrid_ hacerlo lo menos incómodo posible, Fudge asintió.
Veréis, los thestrals… —Ejem, ejem. La profesora Umbridge había llegado.
No puede ser- gimieron varios.
Va arruinar lo que pudo ser una buena clase_ dijo Arthur
Deberían agradecer que yo esté ahí, para que a los niños no les pase nada_ dijo Umbridge.
Estaba a unos palmos de Harry, luciendo su capa y su sombrero verdes, y con el fajo de hojas de pergamino preparado. Hagrid, que nunca había oído aquella tosecilla falsa de la profesora Umbridge, miró preocupado al thestral que tenía más cerca, creyendo que era el animal el que había producido aquel sonido.
Umbridge se puso roja de rabia mientras todos estallaban en carcajadas.
Es un error que le puede pasar a cualquiera_ dijo Dudley riendo con fuerza.
Definitivamente_ dijo Romilda.
—Ejem, ejem. —¡Ah, hola! —saludó Hagrid, sonriendo, cuando por fin localizó el origen de aquel ruidito. —¿Ha recibido la nota que le he enviado a su cabaña esta mañana? —preguntó la profesora Umbridge hablando despacio y elevando mucho la voz, como había hecho anteriormente para dirigirse a Hagrid.
Creen que se de cuenta que lo único que hará es que los demás cuestionen su inteligencia_ preguntó Seamus.
Lo dudo_ dijo Ernie viendo la mirada que Umbridge le dirigía a Seamus.
Era como si le hablara a un extranjero corto de entendimiento—. La nota en la que le anunciaba que iba a supervisar su clase. —Sí, sí —afirmó Hagrid muy contento—. ¡Me alegro de que haya encontrado el sitio! Bueno, como verá…, o quizá no… No lo sé… Hoy estamos estudiando los Thestrals. —¿Cómo dice? —preguntó la profesora Umbridge en voz alta, llevándose la mano a la oreja y frunciendo el entrecejo. Hagrid parecía un poco confundido. —¡Thestrals! —gritó—. Esos… caballos alados, grandes, ¿sabe? Hagrid agitó sus gigantescos brazos imitando el movimiento de unas alas. La profesora Umbridge lo miró arqueando las cejas y murmuró mientras escribía en una de sus hojas de pergamino: —«Tiene… que… recurrir… a… un… burdo… lenguaje… corporal.»
Solo para las personas que no entienden a la primera_ dijo Andrómeda_ pues si Harry entendió, estoy segura que los demás también.
Completamente de acuerdo_ dijeron varios, disfrutando de los cambios de color en la cara de Umbridge, que no podía negar lo avergonzada que estaba.
Parece que será difícil que los alumnos puedan aprender algo ahí_ dijo Minerva apretando los labios.
—Bueno…, en fin… —balbuceó Hagrid, y se volvió hacia sus alumnos. Parecía un poco aturullado—. Esto…, ¿por dónde iba? —«Presenta… signos… de… escasa… memoria… inmediata» —murmuró la profesora Umbridge lo bastante alto para que todos pudieran oírla.
Lo que demuestra que…_ Umbridge fue interrumpida.
Eso puede pasarle a cualquiera que tiene a alguien cuestionándolo ante cada cosa que intenta explicar_ dijo Fudge, Umbridge se quedó tan sorprendida que no dijo más.
Draco Malfoy estaba exultante, como si las Navidades se hubieran adelantado un mes. Hermione, en cambio, estaba roja de ira reprimida. —¡Ah, sí! —exclamó Hagrid, y echó una ojeada a las notas de la profesora Umbridge, inquieto. Pero siguió adelante con valor—. Sí, os iba a contar por qué tenemos una manada. Pues veréis, empezamos con un macho y cinco hembras. Éste —le dio unas palmadas al caballo que había aparecido en primer lugar— se llama Tenebrus y es mi favorito. Fue el primero que nació aquí, en el bosque… —¿Se da cuenta de que el Ministerio de Magia ha catalogado a los thestrals como criaturas peligrosas? —dijo Umbridge en voz alta interrumpiendo a Hagrid.
Se da cuenta que intenta dar una clase_ preguntó Sproud_ puede preguntarle lo que quiera cuando los alumnos se hayan ido.
Solo cumplía mi trabajo_ espetó Umbridge_ y es la verdad están catalogados como…
Solo vamos a seguir_ dijo Albus.
A Harry se le encogió el corazón, pero Hagrid se limitó a chasquear la lengua. —¡Qué va, estos animales no son peligrosos! Bueno, quizá te peguen un bocado si los fastidias mucho… —«Parece… que… la… violencia… lo motiva» —murmuró la profesora Umbridge, y continuó escribiendo en sus notas. —
Cualquier animal ataca cuando los molestas_ dijo Flitwick_ todos lo saben.
Es cierto_ asintieron muchos.
¡En serio, no son peligrosos! —dijo Hagrid, que se estaba poniendo un poco nervioso—. Mire, los perros muerden cuando se los molesta, ¿no?
Exacto_ dijo Sirius_ está defendiendo la clase por nada_ todos le dieron la razón.
Lo que pasa es que los thestrals tienen mala reputación por eso de la muerte. Antes la gente creía que eran de mal agüero, ¿verdad? Porque no lo entendían, claro. La profesora Umbridge no hizo ningún comentario más; terminó de escribir la última nota, levantó la cabeza, miró a Hagrid y volvió a hablar lentamente y en voz alta: —Continúe dando la clase, por favor. Yo voy a pasearme —con mímica hizo como que caminaba y Malfoy y Pansy Parkinson rieron a carcajadas, aunque sin hacer ruido— entre los alumnos —señaló a unos cuantos estudiantes— y les haré preguntas —añadió,
Veamos que dicen_ dijo Ted suspirando.
Realmente ya no importa_ dijo Pansy_ Umbridge ya se va.
Es cierto_ concedieron varios, pero eso no significaba que pudieran mantenerse callados.
señalándose la boca mientras movía los labios. Hagrid se quedó mirándola; no se explicaba por qué la profesora Umbridge actuaba como si él no entendiera su idioma. Hermione tenía lágrimas de rabia en los ojos. —¡Eres una arpía! —dijo por lo bajo mientras la bruja se acercaba a Pansy Parkinson—. Ya sé lo que pretendes, asquerosa, retorcida y malvada… —
completamente de acuerdo_ dijo Fred pasándole un brazo por los hombros_ pero no vale la pena que te enojes, ella no le hará nada a Hagrid.
No podemos saberlo_ murmuró Hermione sin notar la pequeña sonrisa que Hagrid le dirigía.
Bueno… —continuó Hagrid haciendo un esfuerzo por recuperar el hilo de sus ideas—. Thestrals. Sí. Veréis, los thestrals tienen un montón de virtudes… —¿Te resulta fácil —le preguntó la profesora Umbridge a Pansy Parkinson con voz resonante— entender al profesor Hagrid cuando habla? Pansy, como Hermione, tenía lágrimas en los ojos, pero las suyas eran de risa. Cuando contestó, apenas se la entendió porque, al mismo tiempo que hablaba, intentaba contener una carcajada. —No…, porque…, bueno…, no pronuncia muy bien… La profesora Umbridge escribió más notas.
Eso no es cierto_ dijo George_ no cuesta entender a Hagrid.
Y cuando la verdad ha importado_ preguntó Ginny con sequedad.
Aunque, con suerte no tomaran en cuenta lo que Umbridge ponga en sus notas_ dijo Blaise_ después de todo, el ministro nunca ha tenido problemas para entender a Hagrid.
Pero sabemos que eso no es lo que importa_ dijo Theo_ Hagrid es el mayor aliado de Dumbledore, eso es lo único que miraran_ tuvieron que admitir que era cierto.
Las pocas zonas de la cara de Hagrid que no estaban amoratadas se pusieron rojas, pero intentó fingir que no había oído la respuesta de Pansy.
En esos casos es lo mejor_ dijo Hagrid, los profesores asintieron mientras Pansy se removía en su asiento.
—Esto…, sí, son muy buenos chicos, los thestrals. Bueno, una vez que estén domados, como éstos, nunca volveréis a perderos. Tienen un sentido de la orientación increíble, sólo hay que decirles adónde quieres ir… —Lo increíble es que esos caballos lo entiendan a él, desde luego —observó Malfoy en voz alta, y Pansy Parkinson tuvo otro ataque de risa.
Como dijo Hagrid, los Thestrals son inteligentes_ dijo Harry con una sonrisa exageradamente dulce, dejando bastante claro que no creía que Malfoy lo fuera.
Cállate_ espetó Draco, queriendo evitar un problema, Poppy siguió leyendo.
La profesora Umbridge les sonrió con indulgencia y luego se volvió hacia Neville. —¿Tú puedes ver a los thestrals, Longbottom? —inquirió. Neville asintió con la cabeza—. ¿A quién has visto morir? —preguntó nuevamente con indiferencia. —
No es asunto suyo_ espetó Augusta.
No vale la pena, abuelita_ dijo Neville de forma tranquilizadora.
A… mi abuelo —contestó Neville. —¿Y qué opinas de ellos? —continuó la profesora Umbridge, señalando con una mano pequeña y regordeta a los caballos, que ya habían arrancado una gran cantidad de carne a la res, dejándola reducida a los huesos. —Pues… —dijo Neville, acongojado, y miró a Hagrid—. Pues… están… muy bien. —«Los… alumnos… están… demasiado… intimidados… para… admitir… que… tienen… miedo» —murmuró la profesora Umbridge tomando otra nota en sus pergaminos. —¡No! —protestó Neville—. ¡No, yo no tengo miedo! —No pasa nada —dijo la profesora Umbridge,
Sapo estúpido_ dijo Adrián entre dientes_ es obvio, que se siente incómodo para expresar lo que siente de una criatura que le recuerda a quién perdió_ todos asintieron.
Pues a mi me parece miedo_ dijo Umbridge iba hacerle caso.
Sigue madame Pomfrey_ dijo Augusta, apretando fuertemente su varita.
y le dio unas palmaditas en el hombro a Neville mostrando una sonrisa que pretendía ser de comprensión, aunque a Harry le pareció maliciosa—. Bueno, Hagrid —se volvió hacia él una vez más, y elevó el tono de voz—, creo que ya he recogido suficiente información. Recibirá — mediante signos hizo como que cogía algo que estaba suspendido en el aire— los resultados de su supervisión —señaló sus notas— dentro de diez días.
Estaré atento a ellos_ dijo Hagrid poniendo los ojos en blanco.
Debería preocuparse más_ dijo Umbridge_ dudo mucho que pase mi evaluación.
Como diga_ dijo Hagrid poniendo los ojos en blanco.
Y levantó ambas manos, extendiendo mucho los dedos, y a continuación amplió más que nunca aquella sonrisa de sapo bajo el sombrero verde, se abrió paso entre los alumnos y dejó a Malfoy y a Pansy desternillándose de risa, a Hermione, temblando de ira, y a Neville, muy confundido y disgustado.
Si ella me tocara también lo estaría_ dijo Adrián dándole palmaditas como si lo consolara, haciéndolo sonreír.
—¡Es una repugnante, mentirosa y retorcida gárgola! —vociferaba Hermione media hora más tarde cuando regresaban al castillo por los senderos que habían abierto en la nieve a la ida—
Es la verdad_ dijo Hermione sonrojada cuando todos voltearon a verla con diversión.
Nadie lo negó_ dijo Fred besando su cabeza intentando dejar de reír.
Habéis visto lo que pretende, ¿no? Es esa fobia que les tiene a los híbridos. Intenta que parezca que Hagrid es una especie de trol idiota, y sólo porque tenía una madre giganta. ¡No hay derecho!
Claro que no_ dijo Albus sonando bastante molesto.
Si dije que no se le entendía, es por qué no lo hacía_ dijo Umbridge, varios rodaron los ojos, pero prefirieron no decirle nada.
La clase no ha estado nada mal. De acuerdo, si hubiera vuelto a traernos escregutos de cola explosiva… Pero los thestrals son prácticamente inofensivos; de hecho, tratándose de Hagrid, están muy bien. —La profesora Umbridge dice que son peligrosos —apuntó Ron.
La profesora Umbridge piensa que respirar es peligroso_ dijo Lee encogiéndose de hombros.
Realmente no creo que dure mucho en el libro_ dijo Marcus_ tarde o temprano se darán cuenta que no pueden tomarla en serio_ varios asintieron.
—Bueno, ya lo ha dicho Hagrid, saben cuidarse ellos solitos —repuso Hermione, impaciente—, y supongo que alguien como la profesora Grubbly-Plank no nos los enseñaría hasta que preparáramos los ÉXTASIS, pero lo cierto es que son interesantes, ¿verdad? Eso de que algunas personas puedan verlos y otras no… Me encantaría poder verlos. —¿Ah, sí? —dijo Harry en voz baja. Hermione comprendió que había metido la pata.
Lo siento_ Hermione arrugó la nariz.
Está bien_ dijo Harry_ supongo que es intrigante lo que deben parecer_ varios asintieron, se habían preguntado muchas veces como se verían los Thestrals.
—Perdona, Harry… Lo siento mucho… No, claro que no… Qué estupidez acabo de decir. —No pasa nada —replicó él—, no te preocupes. —A mí me ha sorprendido que pudiera verlos tanta gente —comentó Ron—. Tres personas en una clase…
Pues, si es bastante_ dijo Hanna.
Realmente tienen suerte de no verlos_ dijo Neville, los que podían verlos asintieron.
—Sí, Weasley, ¿y sabes qué hemos pensado nosotros? —preguntó una sarcástica voz. Malfoy, Crabbe y Goyle caminaban detrás de ellos, pero la nieve amortiguaba el ruido de sus pasos y no se habían dado cuenta—. Que, a lo mejor, si contemplaras cómo alguien estira la pata, podrías ver mejor la quaffle. ¿Qué te parece? Malfoy, Crabbe y Goyle rieron a carcajadas y se separaron de ellos, encaminándose hacia el castillo.
No tiene ninguna gracia_ dijo Minerva apretando los dientes.
Realmente alguien tiene que hablar con ese muchacho_ dijo Kingsley_ ver la muerte de alguien no es motivo de risa.
Aun, está a tiempo de cambiar, verdad_ preguntó Sirius en voz baja.
Seguro que si_ dijo Amelia, Remus asintió.
Cuando ya se habían alejado un poco se pusieron a cantar «A Weasley vamos a coronar». A Ron se le pusieron las orejas coloradas. —No les hagáis caso. Ignoradlos —les aconsejó Hermione; a continuación, sacó su varita mágica y volvió a hacer el encantamiento que producía aire caliente para abrir con él un camino en la capa de nieve intacta que los separaba de los invernaderos.
Algún día se cansarán de esa cancioncita_ dijo Justin.
Pero ese día tardara mucho en llegar_ dijo Ron_ Malfoy nunca parece darse cuenta cuando el chiste muere.
Es cierto_ asintió Astoria.
Llegó diciembre, y dejó más nieve y un verdadero alud de deberes para los alumnos de quinto año. Las obligaciones como prefectos de Ron y Hermione también se hacían más pesadas a medida que se aproximaba la Navidad. Los llamaron para que supervisaran la decoración del castillo («Intenta colgar una tira de espumillón por una punta cuando Peeves sujeta la otra y pretende estrangularte con ella», contó Ron),
Eso hizo que todos estallaran en carcajadas.
Es muy difícil decorar para navidad_ asintió Cedric entre risas.
Los prefectos hacen las decoraciones_ preguntó un primer año, los profesores asintieron.
para que vigilaran a los de primero y a los de segundo, que tenían que quedarse dentro del colegio a la hora del recreo porque fuera hacía demasiado frío («Hay que ver lo descarados que son esos mocosos; nosotros no éramos tan maleducados cuando íbamos a primero», aseguró Ron),
Oye_ se quejaron los mocosos mientras todos volvían a reír.
Ustedes no tenían que ser descarados_ dijo Dennis_ tenían una capa de invisibilidad_ los menores asintieron.
No estamos hablando de nosotros_ dijo Ron.
y para turnarse con Argus Filch para patrullar por los pasillos, pues el conserje sospechaba que el espíritu navideño podía traducirse en un brote de duelos de magos («Tiene estiércol en lugar de cerebro», dijo Ron, furioso).
Parece que Ron está en racha_ dijo George entre risas.
Creo que todos estamos de acuerdo en esto_ dijo Fred.
Estaban tan ocupados que Hermione tuvo que dejar de tejer gorros de elfo, y estaba muy nerviosa porque sólo le quedaba lana para hacer otros tres. —¡No soporto pensar en esos pobres elfos a los que todavía no he liberado y que tendrán que quedarse aquí en Navidad porque no hay suficientes gorros!
Dobby necesita más gorros_ dijo Hermione.
Estoy seguro que lograras hacerle más_ dijo Fred, imaginando como se sentía al saber lo que pasaba con sus gorros.
Harry, que no había tenido valor para explicarle que Dobby cogía todas las prendas que ella hacía, se inclinó aún más sobre su redacción de Historia de la Magia.
Creo que eso fue lo mejor_ dijo Padma.
Lo fue_ estuvo de acuerdo, Harry.
De todos modos, no le apetecía pensar en la Navidad. Por primera vez desde que estudiaba en Hogwarts, le habría encantado pasar las vacaciones lejos del colegio. Entre la prohibición de jugar al quidditch y lo preocupado que estaba por si ponían a Hagrid en periodo de prueba, le estaba cogiendo manía al colegio. Lo único que de verdad le hacía ilusión eran las reuniones del ED, y durante las vacaciones tendrían que suspenderlas, pues casi todos los miembros del grupo pasarían las Navidades con sus familias.
No vas a ir con Sirius_ preguntó Tracy.
Claro que si_ dijo Sirius.
Pero en ese momento no teníamos ningún plan_ dijo Harry.
Ron_ preguntó Molly, Ro miró a la enfermera que siguió leyendo.
Hermione se iba a esquiar con sus padres, lo cual a Ron le hizo mucha gracia, porque no sabía que los muggles se atan unas estrechas tiras de madera a los pies para deslizarse por las montañas.
Hacen eso_ preguntó Millicent frunciendo el ceño.
Suena genial_ dijeron varios.
Lo es_ dijo Collin, que había ido varias veces.
Puedes tirarte de una montaña, pero no vuelas_ preguntó Fred levantando una ceja, Hermione se encogió de hombros.
Ron se iba a La Madriguera. Harry pasó varios días tragándose la envidia que sentía, hasta que, cuando le preguntó cómo iría a su casa aquella Navidad, su amigo exclamó: «Pero ¡si tú también vienes! ¿No te lo había dicho? ¡Mi madre me escribió hace semanas y me dijo que te invitara!»
Oh honestamente_ gimió Molly.
Con tantas cosas se me olvidó_ dijo Ron frotándose la nuca tímidamente mientras Harry se veía muy sorprendido.
Hermione puso los ojos en blanco, pero a Harry la noticia le levantó mucho los ánimos. La perspectiva de pasar aquellos días en La Madriguera era verdaderamente maravillosa, aunque la estropeaba un poco el sentimiento de culpa que tenía por no poder pasar las vacaciones con Sirius.
No te preocupes, ya veremos que hacer_ dijo Sirius_ estoy seguro que ya te tengo tu regalo_ informó.
De verdad_ preguntó Harry emocionado_ que podría ser_ quiso saber.
Es una sorpresa_ dijo Sirius sonriendo, haciendo que Harry se pregunte si ya le tenía un regalo y solo se hacia el loco.
Mientras no sea otro cuchillo_ dijo Flitwick, todos los maestros se preocuparon cuando Sirius simplemente sonrió.
Se preguntaba si conseguiría convencer a la señora Weasley de que invitara a su padrino durante las fiestas. Sin embargo, había demasiados factores adversos: dudaba que Dumbledore permitiera a Sirius salir de Grimmauld Place,
Pero pueden pasar la navidad en Grimmauld_ dijo Amelia.
Seria genial_ dijo Sirius_ hay bastante espacio, podríamos….
Después se planea_ dijo Remus, calmándolo_ hay mucho tiempo.
y no estaba seguro de que la señora Weasley quisiera invitar a su padrino porque ellos dos siempre estaban en desacuerdo. Sirius no había vuelto a comunicarse con Harry desde su última aparición en la chimenea, y a pesar de que el chico sabía que habría sido una imprudencia intentar ponerse en contacto con él, ya que la profesora Umbridge vigilaba constantemente, no le hacía ninguna gracia imaginar que Sirius estaría solo en la vieja casa de su madre,
no te preocupes por mí, Harry_ dijo Sirius_ quiero que pases la navidad, contento_ le sonrió, Harry le correspondió la sonrisa.
quién sabe si tirando del extremo de uno de esos regalos sorpresa que estallan al abrirlos, mientras Kreacher tiraba del otro.
Harry se encogió de hombros cuando Sirius lo miró con la cabeza inclinada.
No creo que Kreacher quiera hacer eso_ dijo Sirius.
Nunca se sabe_ dijo Harry.
Harry llegó con tiempo a la Sala de los Menesteres para la última reunión del ED antes de las vacaciones, y se alegró de ello porque, cuando las antorchas se encendieron, vio que Dobby se había tomado la libertad de decorar la sala con motivo de las Navidades; y se dio cuenta de que lo había hecho el elfo porque a nadie más se le habría ocurrido colgar un centenar de adornos dorados del techo, cada uno de los cuales iba acompañado de una fotografía de la cara de Harry y la leyenda «¡FELICES HARRY-NAVIDADES!».
Harry se puso muy colorado cuando todos lo miraron antes de estallar carcajadas.
Voy a tener que hablar con Dobby_ dijo Harry.
Por qué_ dijo Daphne_ la decoración suena genial_ aseguró intentando no reír.
Me pregunto de dónde sacó las fotos_ dijo Ginny, haciendo que todos miraran a Collin.
No tengo tantas fotos de Harry_ dijo Collin sonrojado.
Cuando Harry descolgó el último adorno, la puerta se abrió con un chirrido y entró Luna Lovegood con su aire soñador de siempre. —¡Hola! —dijo distraídamente, y echó una ojeada a lo que quedaba de la decoración—. Qué adornos tan bonitos. ¿Los has puesto tú? —No —contestó Harry—, ha sido Dobby, el elfo doméstico. —Muérdago —comentó Luna en el mismo tono soñador, señalando un ramito lleno de bayas blancas que Harry tenía casi encima de la cabeza.
Vamos Harry, ahora debes besar a Luna_ dijo Sirius.
Luna no estaba bajo el muérdago_ dijo Remus.
No arruines el momento_ dijo Tonks.
No voy a besar a Luna_ dijo Harry, mientras Luna soltaba una risita.
Él se apartó enseguida—. Bien hecho —comentó Luna muy seria—. Suele estar infestado de nargles.
Así_ preguntó Theo, Luna asintió_ entonces no conseguiré este año.
Para qué quieres muérdago_ preguntó Luna.
Es divertido_ dijo Theo, besando su mejilla.
Harry se libró de tener que preguntar a Luna qué eran los nargles porque en ese momento llegaron Angelina, Katie y Alicia. Las tres jadeaban y estaban muertas de frío. —Bueno —dijo la primera sin mucho ánimo, quitándose la capa y dejándola en un rincón—, por fin os hemos reemplazado. —¿Reemplazado? —inquirió Harry sin comprender. —A ti, a Fred y a George —aclaró Angelina, impaciente—.
Ya_ preguntaron Harry y los gemelos.
Ha pasado un mes chicos_ dijo Angelina_ pero ya no será necesario.
Bueno_ murmuró George_ veamos quienes son los reemplazos.
¡Tenemos otro buscador! —¿Quién es? —Ginny Weasley —dijo Katie. Harry la miró boquiabierto.
Si_ gritó Ginny emocionada, mientras sus hermanos la miraban con sorpresa.
Felicidades, Gin_ dijo Blaise besando su mejilla.
Ginny, juega_ preguntó Charlie.
Claro que si_ dijo Ginny_ aunque prefiero ser cazadora_ informó.
—Sí, ya… —comentó Angelina, que luego sacó su varita y flexionó el brazo—, pero es muy buena, la verdad.
Parece que después de todo, tendremos posibilidades_ dijo Oliver dándole una sonrisa deslumbrante a Ginny, que no pudo evitar devolverla.
Si recuerdas que ya no estás en el equipo, verdad_ preguntó Viktor.
Siempre será mi equipo_ contestó Oliver encogiéndose de hombros.
No es que tenga nada contra ti, desde luego —añadió lanzándole una mirada asesina—, pero como tú no puedes jugar…
Harry es el mejor_ dijo Fleur_ pero seguro que Ginny estará a la altura de lo que se necesite.
Eso espero_ dijo Ginny sonriéndole.
Harry se calló la respuesta que estaba deseando darle: ¿acaso se imaginaba que él no lamentaba su expulsión del equipo cien veces más que ella? —¿Y los golpeadores? —preguntó intentando controlar su voz. —Andrew Kirke y Jack Sloper —dijo Alicia sin entusiasmo—.
Si_ se emocionaron ambos chicos, aunque ya no podrían jugar.
No es que sean muy buenos, pero comparados con el resto de inútiles que se han presentado…
Gracias_ preguntaron ambos, mirando desconcertados a Alicia.
Puede que sea un cumplido_ dijo Alicia.
La llegada de Ron, Hermione y Neville puso fin a aquella deprimente conversación, y unos minutos más tarde la sala estaba lo bastante llena para impedir que Harry recibiera las incendiarias miradas de reproche de Angelina.
Parece que no se le pasara pronto_ dijo George con una risita.
Ya lo sabias_ dijo Angelina_ nosotros merecemos la copa.
Lo sabemos_ dijo su equipo mientras Oliver asentían con fuerza.
—Bueno —dijo Harry, y llamó a sus compañeros al orden—. He pensado que esta noche podríamos repasar lo que hemos hecho hasta ahora, porque ésta es la última reunión antes de las vacaciones, y no tiene sentido empezar nada nuevo antes de un descanso de tres semanas…
Es cierto_ dijo Sproud_ lo más probable es que se les olvide con la falta de práctica.
Me alegra que lo apruebe_ dijo Harry.
—¿No vamos a hacer nada nuevo? —preguntó Zacharias Smith en un contrariado susurro, aunque lo bastante alto para que lo oyeran todos—. Si lo llego a saber, no vengo. —Pues mira, es una lástima que Harry no te lo haya dicho antes —replicó Fred. Varios estudiantes rieron por lo bajo.
Lo mismo pasaba en el gran comedor, haciendo sonrojar a Zacharias.
Tal vez deberías empezar a dar un cronograma de clases_ dijo Daphne.
Harry observó que Cho también reía y volvió a notar aquella sensación de vacío en el estómago, como si se hubiera saltado un escalón al bajar por una escalera.
Por qué tiene que ser tan descriptivo cuando aparece Cho_ se quejó Harry.
Tal vez estuviste fastidiando al autor mientras escribía el libro_ dijo Terry, Harry asintió, era posible.
—Practicaremos por parejas —siguió—. Empezaremos con el embrujo paralizante durante diez minutos; luego nos sentaremos en los cojines y volveremos a practicar los hechizos aturdidores. Los alumnos, obedientes, se agruparon de dos en dos; Harry volvió a formar pareja con Neville. La sala se llenó enseguida de gritos intermitentes de ¡Impedimenta! Uno de los integrantes de cada pareja se quedaba paralizado un minuto, y durante ese tiempo el compañero miraba alrededor para ver lo que hacían las otras parejas; luego recuperaban el movimiento y les tocaba a ellos practicar el embrujo. Neville había mejorado hasta límites insospechables. Al cabo de un rato, Harry, después de recuperar la movilidad tres veces seguidas, le pidió a Neville que practicara con Ron y Hermione para que él pudiera pasearse por la sala y observar cómo lo hacían los demás.
Dentro de poco será todo un guerrero_ dijo Adrián palmeando la espalda de Neville.
Eso espero_ dijo Neville.
Con lo mucho que estás avanzando, no hay duda_ dijo Augusta_ lo único que necesitabas era un buen maestro_ añadió mirando a Harry con una sonrisa discreta.
Al pasar junto a Cho, ella le sonrió; Harry resistió la tentación de pasar por su lado más veces.
Se van a reír cada vez que pase algo así_ preguntó Harry.
No queremos reírnos_ dijo Suan_ es que simplemente no se puede evitar.
Vamos Harry, si fuera cualquiera de nosotros, tú también te reirías_ dijo Ron, Harry no podía negar eso, así que simplemente miró el libro.
Tras diez minutos de practicar el embrujo paralizante, esparcieron los cojines por el suelo y se dedicaron al hechizo aturdidor. Como no había suficiente espacio para que todos practicaran a la vez, la mitad del grupo estuvo observando a la otra un rato, y luego cambiaron. Harry se sentía muy orgulloso mientras los contemplaba. Ciertamente, Neville aturdió a Padma Patil en lugar de a Dean, al que estaba apuntando, pero tratándose de Neville podía considerarse un fallo menor,
Y así es como Harry se venga por reírnos de él_ dijo Neville sonrojado sobre las risas de los demás.
Yo no puedo ser el único avergonzado_ dijo Harry riendo.
y todos los demás habían mejorado muchísimo. Al cabo de una hora, Harry les dijo que pararan. —Lo estáis haciendo muy bien —comentó, sonriente—. Cuando volvamos de las vacaciones, empezaremos a hacer cosas más serias; quizá el encantamiento patronus.
Si_ gritaron todos los del ED.
Al fin_ dijo Lavender emocionada.
Hubo un murmullo de emoción y luego la sala empezó a quedarse vacía; los estudiantes se marchaban en grupos de dos y de tres, como de costumbre, y al salir por la puerta deseaban a Harry feliz Navidad. Éste, muy animado, ayudó a Ron y a Hermione a recoger los cojines, que amontonaron en un rincón. Ron y Hermione se fueron antes que Harry, que se rezagó un poco porque Cho todavía no se había ido, y él suponía que también le desearía unas felices fiestas.
No se puede ir sin eso_ dijo Cedric.
Sigue leyendo Poppy_ dijo Sirius_ creo que a Harry y cho les gustaría pasar eso cuanto antes_ añadió, Harry asintió con un nuevo cariño hacia su padrino.
—No, ve tú primero —oyó que le decía a su amiga Marietta, y el corazón le dio tal vuelco que pareció que se lo enviaba a la altura de la nuez. Harry fingió que enderezaba el montón de cojines. Estaba casi seguro de que se habían quedado solos, y esperó a que Cho dijera algo. Pero lo que oyó fue un fuerte sollozo. Se dio la vuelta y vio a Cho, plantada en medio de la sala, con lágrimas en los ojos. —¿Qué…? —No sabía qué hacer. Cho estaba de pie y lloraba en silencio—.
Eso no lo esperaba_ dijo Remus, varios también estaban desconcertados.
Han sido tantas cosas últimamente_ dijo Cho_ supongo que la llegada de la navidad no ayuda.
Es comprensible_ dijo Cedric, acercándola más a él, queriendo acabar esa parte, Poppy siguió leyendo.
¿Qué te pasa? —le preguntó Harry débilmente. Cho movió la cabeza y se secó las lágrimas con la manga. —Lo siento… —se excusó—. Supongo que… es que… aprender todas estas cosas… Me imagino… que si él las hubiera sabido… todavía estaría vivo.
Nada podría haber cambiado el resultado_ dijo Cedric_ ni siquiera hubo tiempo a reaccionar.
Ahora lo sé_ dijo Cho, pero no parecía ver a nadie, simplemente se recostó en el pecho de Cedric, por lo que la lectura continua.
El corazón de Harry volvió a dar un vuelco más violento de lo habitual, y fue a parar a un punto situado más o menos a la altura de su ombligo. Debió haberlo supuesto. Cho sólo quería hablar de Cedric.
Lo siento_ dijo Cho con una pequeña sonrisa.
Ceo que deberíamos hacer la regla de no disculparnos por el futuro_ dijo Harry, todos asintieron, pero muchos sabían que no seria fácil, la disculpa simplemente se les saldría.
—Él sabía hacer estas cosas —comentó Harry con aplomo—. Era muy bueno en defensa; si no, no habría llegado al centro de aquel laberinto.
Es cierto_ dijo Cedric_ ya sé hacer la mayoría de los hechizos que deben estar aprendiendo.
Pero si Voldemort se propone matarte, lo tienes muy difícil. Al oír el nombre de Voldemort, Cho hipó bruscamente, pero siguió mirando a Harry a los ojos, sin pestañear. —Tú sobreviviste cuando sólo eras un crío —dijo con un hilo de voz. —Sí, tienes razón —admitió Harry cansinamente, y fue hacia la puerta—. Pero no sé por qué, no lo sabe nadie, de modo que no es nada de lo que pueda estar orgulloso. —
Yo no hice nada para sobrevivir_ dijo Harry_ no podría haber hecho nada.
Lo sabemos, Harry_ dijo Tonks.
Es solo que, es tan difícil entender como es que lo hiciste_ dijo Cho, Harry asintió.
¡No, no te vayas! —exclamó Cho adoptando de nuevo una expresión llorosa—. Perdona que me haya puesto así… No me lo esperaba… —Volvió a hipar.
Tienes derecho a llorar si es que lo necesitas_ dijo Amos_ y no debes avergonzarte de que tus emociones se desborden.
Gracias_ dijo Cho al ver a varios asentir_ pero desearía no haber hecho sentir incómodo a Harry.
Estaba muy guapa pese a que tenía los ojos rojos e hinchados.
Gracias_ dijo Cho dándole una pequeña sonrisa, que Harry devolvió, a pesar de haberse sonrojado.
Harry se sentía inmensamente desgraciado. Se habría contentado con un simple «Feliz Navidad»—. Ya sé que tiene que ser horrible para ti que yo mencione a Cedric, porque tú lo viste morir… — continuó Cho, y volvió a secarse las lágrimas con la manga de la túnica—. Supongo que te gustaría olvidarlo. —Harry no dijo nada; Cho tenía razón, pero le parecía cruel confirmárselo—.
Es de esperarse que quieras hacerlo_ dijo Cedric.
Todavía es demasiado duro recordar lo que pasó_ dijo Harry, deseando acabar esa parte pronto.
Eres un profesor estupendo, Harry —añadió ella forzando una débil sonrisa—. Yo nunca había podido aturdir a nadie. —Gracias —dijo él, abochornado. Se miraron el uno al otro largo rato. Harry sentía un deseo incontrolable de salir corriendo de la sala, y al mismo tiempo era incapaz de mover los pies. —Mira, muérdago —dijo Cho con voz queda, y señaló el techo.
Oh oh_ dijeron varios lanzándole miradas picara a Harry más que nada para aligerar el ambiente.
Puedo saltarme esa parte_ preguntó Poppy, Harry y Cho asintieron.
Me temo que no_ dijo Albus.
—Sí —afirmó Harry. Tenía la boca seca—. Pero debe de estar lleno de nargles. —¿Qué son nargles? —No tengo ni idea —confesó Harry.
Eso no es lo que dices cuando estás bajo el muérdago con la chica que te gusta_ dijo Sirius, agitando la cabeza con diversión.
Qué es lo que dices_ preguntó Harry.
Nada, Harry_ dijo Remus, intentando no reír_ no dices nada_ Harry frunció el ceño, mientras sus amigos soltaban risitas.
Solo acabemos con esto rápido_ pidieron Daphne y Cedric.
Cho se le había acercado un poco más, y él sintió como si tuviera el cerebro bajo los efectos de un hechizo aturdidor—. Tendrás que preguntárselo a Luna. Cho hizo un ruidito raro, entre un sollozo y una risa.
Ahora mencionas a otra chica_ dijo Bill, negando con la cabeza_ creo que necesitas lecciones intensivas sobre estos temas.
No lo hace_ dijo Daphne_ logró hacerla reír o no_ preguntó.
Cierto_ concedieron varios, mientras Harry sonreía a su novia.
Se había acercado todavía un poco más a él. Harry habría podido contar las pecas que tenía en la nariz. —Me gustas mucho, Harry. Él no podía pensar. Un cosquilleo se extendía por todo su cuerpo, paralizándole los brazos, las piernas y el cerebro.
Te sentiste así por mi_ preguntó Daphne en el oído de Harry.
Lo que siento por ti es incluso más fuerte_ respondió Harry, besando su mejilla.
Cho estaba demasiado cerca, y Harry veía las lágrimas que pendían de sus pestañas… ··· Media hora más tarde, Harry entró en la sala común y encontró a Hermione y a Ron en los mejores sitios junto a la chimenea;
Espera, qué_ preguntó Michael.
Parece que no sabremos que pasó_ dijo Antony.
Me parece bien_ dijo Cedric_ hay algunos que ya sabemos más de lo que quisiéramos_ añadió, Cho asintió.
casi todos los demás se habían acostado. Hermione estaba escribiendo una carta larguísima; ya había llenado medio rollo de pergamino, que colgaba por el borde de la mesa. Ron estaba tumbado sobre la alfombrilla de la chimenea intentando terminar sus deberes de Transformaciones. —¿Por qué has tardado tanto? —preguntó Ron cuando Harry se sentó en la butaca que había al lado de la de Hermione. Harry no contestó. Estaba conmocionado. Por una parte, quería contarles a sus amigos lo que acababa de suceder, pero por otra prefería llevarse aquel secreto a la tumba.
Mientras estes bien, puedes tener los secretos que quieras_ dijo Hermione.
Si no quieres contar, solo di, estoy bien_ asintió Ron_ o estuve con Cho.
Lo tendré en mente_ dijo Harry, sonriéndoles_ aunque ahora seria estuve con Daphne_ añadió pensativo.
Será mejor que lo sea_ advirtió Daphne, ganándose una risita.
—¿Estás bien, Harry? —preguntó Hermione mirándolo con ojos escrutadores por encima del extremo de la pluma. Harry se encogió de hombros con poco entusiasmo. La verdad era que no sabía si estaba bien o no. —¿Qué pasa? —inquirió Ron, y se incorporó un poco apoyándose en el codo para verlo mejor—. ¿Te ha ocurrido algo? Harry no estaba seguro de por dónde empezar, y tampoco estaba seguro de que quisiera explicárselo. Cuando por fin decidió no decir nada, Hermione tomó las riendas de la situación. —¿Es Cho? —preguntó con seriedad—. ¿Te ha abordado después de la reunión? Harry, muy sorprendido, asintió con la cabeza.
Cuando nos fuimos ella todavía estaba ahí_ dijo Hermione_ es fácil suponer que tenía que ver con ella.
Les vas a contar a ambos_ preguntó Marcus_ no solo a Ron.
No suelo guardarles secretos_ dijo Harry.
Pero no sería más incómodo hablar con Hermione_ preguntó Blaise_ siendo ella una chica y todo eso.
No creo_ dijo Harry, no me ha incomodado cuando ella menciona a Cho.
Ron rió por lo bajo, pero paró cuando Hermione lo miró con severidad. —¿Y… qué quería? —preguntó Ron fingiendo indiferencia. —Pues… —empezó a decir Harry con voz ronca; luego se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo—. Pues… ella…—¿Os habéis besado? —inquirió Hermione bruscamente.
Eso creo_ dijo Harry_ tienes que saberlo todo_ preguntó.
Por como actúas en el libro, era eso o ella te arrojó un aturdidor_ respondió Hermione.
Ron se incorporó tan deprisa que derramó el tintero sobre la alfombra. Ignorando por completo el desastre, miró con interés a Harry.
No es para tanto_ dijo Theo con una risita.
Es el primer beso de Harry_ dijo Sirius_ si es para tanto.
—Bueno, ¿qué? —dijo. Harry miró a Ron, que lo miraba a su vez entre risueño y curioso; luego dirigió la vista hacia Hermione, que tenía el entrecejo ligeramente fruncido, y asintió con la cabeza. —
Estabas celosa_ preguntó Alicia.
Claro que no_ dijo Hermione_ al menos no solo celos que se están imaginando_ añadió pensativa.
¡Toma! Ron hizo un ademán de triunfo con el puño y se puso a reír a carcajadas; unos estudiantes de segundo año de aspecto tímido que estaban más allá, junto a la ventana, se sobresaltaron. Harry esbozó una sonrisa de mala gana al ver que Ron se revolcaba sobre la alfombra.
qué maduro Ron_ dijo Astoria con sarcasmo.
Fue muy inesperado_ se defendió Ron completamente sonrojado, sobre las risas de todos.
Hermione, por su parte, lanzó a Ron una mirada de profundo disgusto y siguió escribiendo su carta. —¿Y qué? —preguntó Ron por fin mirando a su amigo—. ¿Cómo ha sido? Harry reflexionó un momento. —Húmedo —respondió sinceramente.
Ante eso Cho se puso increíblemente roja y se escondió en el pecho de Cedric.
Saben por qué_ dijo Harry sonrojado cuando sus amigos movieron las cejas en su dirección.
Pero ellos no_ dijo Fred, que parecía tener lágrimas de risa.
Tienes que explicarte mejor_ asintió George.
Ron hizo un ruido que podía interpretarse tanto como expresión de júbilo como de asco, no estaba muy claro—.
Probablemente ambos_ dijo Ron.
Porque ella estaba llorando —aclaró Harry. —¡Ah! —dijo Ron, y su sonrisa se apagó un poco—. ¿Tan malo eres besando? —No lo sé —contestó Harry, que no se lo había planteado, e inmediatamente lo asaltó la preocupación—. Quizá sí.
No eres malo besando_ dijo Daphne, dándole un beso rápido.
Padre presente_ dijo Gerald aclarándose la garganta.
—Claro que no —intervino Hermione distraídamente sin dejar de escribir. —¿Cómo lo sabes? —le preguntó Ron. —
Hermione se puso muy roja cuando todos voltearon a verla.
Eso me gustaría saber_ dijeron Daphne y Fred.
El curso anterior pasamos mucho tiempo juntos_ dijo Harry encogiéndose de hombros.
Harry_ gimió Hermione.
Porque últimamente Cho se pasa el día llorando —respondió Hermione con toda tranquilidad—.
Ven, eso era_ dijo Hermione.
Solo nos aseguramos_ dijo Fred, sonriendo cuando su novia lo fulminó con la mirada.
En las comidas, en los lavabos… En todas partes. —Y tú, Harry, creíste que unos besos la animarían, ¿no? —preguntó Ron, y sonrió burlonamente.
Ron_ gimió Molly, mientras muchas chicas lo miraban mal.
Qué_ preguntó Ron, haciendo que los chicos, aprieten los labios para no reír del problema en el que se estaba metiendo.
—Ron —dijo Hermione con gravedad mientras mojaba la punta de la pluma en el tintero—, eres el ser más insensible que jamás he tenido la desgracia de conocer. —¿Qué se supone que significa eso? —replicó Ron, indignado—.
Exactamente como suena_ dijo Lavender negando con la cabeza.
Mejor deja de hablar Ron_ aconsejó Charlie.
Está bien_ dijo Ron, lentamente.
¿Qué clase de persona llora mientras están besándola? —Sí —dijo Harry con un deje de desesperación—. ¿Quién? Hermione los miró a los dos como si le dieran lástima.
A mi si me dan_ dijeron varias chicas, ganándose miradas indignadas de ambos.
Por suerte Hermione está ahí_ dijo Ginny_ les ayudara a entender.
—¿Es que no entendéis cómo debe de sentirse Cho? —No —contestaron Harry y Ron a la vez. Hermione suspiró y dejó la pluma sobre la mesa. —A ver, es evidente que está muy triste por la muerte de Cedric.
Así_ asintió Cho.
Eso lo sabemos_ dijeron Harry y Ron.
Supongo que, además, está hecha un lío porque antes le gustaba Cedric y ahora le gusta Harry, y no puede decidir cuál de los dos le gusta más. Por otra parte, debe de sentirse culpable, porque a lo mejor cree que es un insulto a la memoria de Cedric besarse con Harry y esas cosas, y también debe de preocuparle qué dirá la gente si empieza a salir con Harry.
Tiene razón en todo_ asintió Cho.
Pues, no es extraño que lloraras_ dijo Seamus_ es demasiado_ varios asintieron, Cho se encogió de hombros con una sonrisita.
De todos modos, lo más probable es que no esté segura de lo que siente por Harry, porque él estaba con Cedric cuando éste murió, así que todo es muy complicado y doloroso. ¡Ah, y por si fuera poco, teme que la echen del equipo de quidditch de Ravenclaw porque últimamente vuela muy mal!
Lo resumiste demasiado bien_ asintió Cho.
Que tu mejor amiga sea una chica, ayuda más de lo que imaginé_ dijo Neville_ Harry y Ron podrán entender a todas sus futuras novias_ varios le dieron la razón.
Cuando Hermione terminó su discurso, se produjo un silencio de perplejidad. Entonces Ron dijo: —Nadie puede sentir tantas cosas a la vez. ¡Explotaría!
Lo hizo_ dijo Tracy suavemente_ por eso no pudo evitar llorar.
Entiendo_ dijo Ron.
—Que tú tengas la variedad de emociones de una cucharilla de té no significa que los demás seamos iguales —repuso Hermione con crueldad, y volvió a coger su pluma.
Es la verdad_ dijo Hermione_ Ron necesita trabajar en esa sensibilidad.
Lo haré_ dijo Ron.
—Fue ella la que empezó —explicó Harry—. Yo no habría… Vino hacia mí y… cuando me di cuenta, estaba llorando desconsoladamente. Yo no sabía qué hacer… —No me extraña, Harry —comentó Ron, alarmado sólo de pensarlo. —
Es difícil saber que hacer_ dijo Kingsley.
Solo hay que ser amable_ dijo Sirius_ si tienes chocolate, mejor_ informó.
Lo único que tenías que hacer era ser cariñoso con ella —aclaró Hermione levantando la cabeza con impaciencia—. Lo fuiste, ¿verdad? —Bueno —contestó Harry, y un desagradable calor se extendió por su cara—, más o menos… Le di unas palmaditas en la espalda… —
Harry_ gimieron sus hermanas (Hermione, Ginny, Luna).
Cuando estemos libres, empiezan las lecciones_ dijo Sirius_ sin objeción, para ti también Ron_ advirtió.
Si, Sirius_ dijeron Harry y Ron.
Parecía que Hermione estaba conteniéndose con muchísima dificultad para no poner los ojos en blanco. —Bueno, supongo que pudo ser peor.
Si_ preguntó Harry, esperanzado.
Si, Harry_ dijo Hermione_ podrías haberlo hecho peor.
¿Vas a volver a verla? —Me imagino que sí. En las reuniones del ED, ¿no? —Ya sabes a qué me refiero —contestó Hermione, impaciente. Harry no dijo nada. Las palabras de su amiga le abrían un nuevo mundo de aterradoras posibilidades. Intentó imaginar que iba a algún sitio con Cho (a Hogsmeade, quizá) y que estaba a solas con ella durante varias horas seguidas. Después de lo que había pasado, lo lógico era que Cho esperase que le pidiera salir con él… Aquella idea hizo que el estómago se le encogiera dolorosamente.
Si tienes suerte, será Cho quien te pida salir_ dijo Remus.
Podría pasar_ dijo Cho encogiéndose de hombros_ pero solo lo sabremos leyendo.
—No te preocupes —continuó Hermione, que volvía a estar enfrascada en la redacción de su carta—, tendrás oportunidades de sobra para pedírselo. —¿Y si Harry no quiere? —insinuó Ron, que había estado observando a su amigo con una expresión de perspicacia poco habitual en él. —No seas tonto —repuso Hermione distraídamente—. Hace siglos que a Harry le gusta Cho, ¿verdad, Harry? Él no contestó. Sí, Cho le gustaba desde hacía siglos, pero siempre que se había imaginado una escena en la que aparecían los dos, ella estaba divirtiéndose, y no llorando desconsoladamente sobre su hombro. —
Entonces, se acabó lo de nosotros_ preguntó Cho.
No creo_ dijo Harry pensativo_ peor realmente no puedo estar seguro.
Solo esperemos que no haya muchos momentos_ pensaron Cedric y Daphne, si bien no les molestaba lo que salía, podía llegar a ser muy incómodo.
Oye, ¿para quién es esa novela que estás escribiendo? —le preguntó Ron a Hermione mientras intentaba leer lo que había escrito en el trozo de pergamino que ya llegaba al suelo.
Debiste tener mucho que contar_ dijo George sorprendido.
Supongo_ dijo Hermione.
Ella lo subió para que Ron no pudiera ver nada. —Para Viktor —contestó. —¿Viktor Krum? —¿A cuántos Viktor más conocemos? Ron no dijo nada, pero parecía contrariado.
Estoy ansioso por esa carta_ dijo Viktor.
Ya no creo que te llegue_ dijo Hermione.
Al menos no una tan larga_ dijo Fred_ tantas cosas Tenías que decirle_ preguntó.
No habíamos hablado en meses_ respondió Hermione.
Permanecieron en silencio durante otros veinte minutos: Ron terminaba su redacción de Transformaciones entre resoplidos de impaciencia y tachaduras; Hermione escribía sin parar hasta que llegó al final del pergamino, que enrolló y selló con mucho cuidado; y Harry contemplaba el fuego deseando más que nunca que la cabeza de Sirius apareciera entre las llamas y le diera algún consejo sobre cómo comportarse con las chicas.
De verdad_ preguntó Sirius conmovido.
Imagino que sabes mucho de chicas_ dijo Harry.
Sabe demasiado_ dijo Remus, Sirius asintió orgulloso, fingiendo no ver la ceja levantada de su novia.
Pero las llamas sólo crepitaban, cada vez más pequeñas, hasta que las brasas quedaron reducidas a cenizas; entonces Harry giró la cabeza y vio que, una vez más, se habían quedado solos en la sala común. —Buenas noches —dijo entonces Hermione bostezando, y se marchó por la escalera de los dormitorios de las chicas. —No sé qué habrá visto en Krum —comentó Ron cuando Harry y él subían la escalera de los chicos.
Es Viktor Krum_ dijeron varias.
A Hermione no le gustaba por eso_ dijo Harry.
Viktor es encantador_ dijo Hermione_ realmente sabe tratar a una chica_ añadió, Viktor le sonrió.
—Bueno —dijo Harry deteniéndose a pensarlo—. Es mayor que nosotros, ¿no? Y es un jugador internacional de quidditch… —Sí, pero aparte de eso… —continuó Ron, que parecía exasperado—. No sé, es un protestón y un imbécil, ¿no?
No es un imbécil_ dijo Oliver.
Qué quieres decir con protestón_ preguntó Viktor, Ron se encogió de hombros, mientras Fred reía y Hermione ponía los ojos en blanco.
—Un poco protestón sí es —admitió Harry, que seguía pensando en Cho.
Creí que nos llevábamos bien_ dijo Viktor, Harry se encogió de hombros dándole una pequeña sonrisa.
Se quitaron las túnicas y se pusieron los pijamas en silencio. Dean, Seamus y Neville ya dormían. Harry dejó sus gafas en la mesilla y se acostó, pero no cerró las cortinas de su cama adoselada, sino que se quedó contemplando el trozo de cielo estrellado que se veía por la ventana que había junto a la cama de Neville. Si la noche anterior a aquella misma hora hubiera sabido que veinticuatro horas más tarde iba a besar a Cho Chang…
Probablemente no habría podido dormir_ dijo Harry_ habría estado muy nervioso.
Como cualquiera_ dijo Fred.
Mientras más lo piensas, peor es_ asintió George.
—Buenas noches —gruñó Ron, que dormía a la derecha de Harry. —Buenas noches —repuso él. Quizá la próxima vez…, si es que había una próxima vez…, ella estaría un poco más contenta. Debería haberle pedido salir; seguramente ella estaría esperando que lo hiciera, y en esos momentos debía de estar furiosa con él… ¿O estaría tumbada en la cama llorando por la muerte de Cedric? Harry no sabía qué pensar.
Tal vez ambos_ sugirió Anthony.
No creo que esté molesta con Harry_ dijo Cho, aunque no parecía muy segura.
Puedes invitarla al día siguiente_ dijo Susan, Harry asintió.
Las explicaciones que le había dado Hermione sólo habían conseguido que todo pareciera más complicado en lugar de ayudarlo a entender lo que sucedía.
Es que es complicado_ dijo Ginny.
Expliqué lo mejor que pude_ dijo Hermione, negando con la cabeza.
«Eso es lo que deberían enseñarnos aquí —pensó, y se giró hacia un lado—, cómo funciona el cerebro de las chicas… Sería mucho más útil que lo que nos enseñan en Adivinación, desde luego…»
Concuerdo_ dijeron varios chicos mientras la chicas reían y la profesora le daba una mirada ofendida a Harry.
Neville gimoteaba en sueños. Se oyó el lejano ulular de una lechuza. Harry soñó que estaba otra vez en la sala del ED. Cho lo acusaba de haberla obligado a ir allí mediante engaños; decía que había prometido regalarle ciento cincuenta cromos de ranas de chocolate si se presentaba. Harry protestaba…
En ese momento nadie pudo contener sus carcajadas, la que más reía era Cho mientras, incluso Harry reía a pesar de haberse puesto muy rojo.
No necesitas engañar a las chicas, cachorro_ dijo Sirius_ no sé por qué soñarías eso_ Harry se encogió de hombros.
Cho gritaba: «¡Mira, Cedric me dio cientos de cromos de ranas de chocolate!» Y sacaba puñados de cromos de la túnica y los lanzaba al aire.
No le he dado cientos_ dijo Cedric intentando dejar de reír, no será muy difícil juntarlos.
Eso me tranquiliza_ dijo Harry secamente, aunque sonreía.
Entonces Cho se volvía hacia Hermione, que decía: «Es verdad, Harry, se lo prometiste… Creo que será mejor que le regales otra cosa a cambio… ¿Qué te parece si la obsequias con tu Saeta de Fuego?»
Yo nunca haría eso_ dijo Hermione dándole a Harry una mirada rara.
Pero siempre me haces cumplir mis promesas_ dijo Harry, encogiéndose de hombros.
Y Harry respondía que no podía darle su Saeta de Fuego a Cho porque la tenía la profesora Umbridge, y que todo aquello era absurdo, que él sólo había ido a la sala del ED para colgar unos adornos navideños que tenían la forma de la cabeza de Dobby…
Creo que esa es tu venganza por lo de tus fotos_ dijo Theo.
Puede ser_ dijo Harry con una risita_ aunque Dobby probablemente se sentiría alagado.
Entonces el sueño cambió… Harry notaba su cuerpo liso, fuerte y flexible. Se deslizaba entre unos relucientes barrotes de metal, sobre una fría y oscura superficie de piedra… Iba pegado al suelo y se arrastraba sobre el vientre…
Como_ preguntaron varios, confundidos.
Será mejor seguir leyendo_ dijo Albus, sin perder detalle de lo que salía.
Estaba oscuro, y, sin embargo, él veía a su alrededor brillantes objetos de extraños y vivos colores. Giraba la cabeza… A primera vista el pasillo estaba vacío, pero no… Había un hombre sentado en el suelo, enfrente de él, con la barbilla caída sobre el pecho, y su silueta destacaba contra la oscuridad… Harry sacaba la lengua… Percibía el olor que desprendía aquel hombre, que estaba vivo pero adormilado, sentado frente a una puerta, al final del pasillo… Harry se moría de ganas de morder a aquel hombre…
Suena a una serpiente o no_ dijo Charlie, inclinando la cabeza.
Estás soñando que eres una serpiente_ preguntó Remus.
Tal vez_ dijo Harry muy confundido_ el capítulo se llama el ojo de la serpiente_ añadió pensativo, mientras Albus le hacía señas a Poppy para que siguiera leyendo.
Pero debía contener el impulso…, tenía cosas más importantes que hacer… No obstante, el hombre se movía… Una capa plateada resbalaba de sus piernas cuando se ponía en pie de un brinco, y Harry veía cómo su oscilante y borrosa silueta se elevaba ante él; veía cómo el hombre sacaba una varita mágica de su cinturón… No tenía alternativa… Se elevaba del suelo y atacaba una, dos, tres veces, hundiéndole los colmillos al hombre, y notaba cómo sus costillas se astillaban entre sus mandíbulas y sentía el tibio chorro de sangre… El hombre gritaba de dolor… y luego se quedaba callado… Se tambaleaba, se apoyaba en la pared… La sangre manchaba el suelo…
Yo… acabo de…_ Harry fue interrumpido.
Tu no has hecho nada_ dijo Albus, parecía haber envejecido_ seguramente ya se explica_ suspiró.
Pero…_ Harry no sabía cómo continuar.
Es un sueño, Harry_ dijo Sirius_ tu estás en tu cama_ le recordó con suavidad, cuando Harry volvió a mirar el libro, los merodeadores miraron al director, que los miró haciéndoles saber que dejaran que el libro explicara.
A Harry le dolía muchísimo la cicatriz… Le dolía como si su cabeza fuera a estallar… —
Harry se llevó una mano a la frente y apretó los dientes ante el dolor que sintió_ vamos a seguir_ dijo cuando notó que todos lo miraban.
¡Harry! ¡HARRY! —Abrió los ojos. Estaba empapado de pies a cabeza en un sudor frío, las sábanas de la cama se le enrollaban alrededor del cuerpo como una camisa de fuerza, y notaba un intenso dolor en la frente, como si le estuvieran poniendo un atizador al rojo vivo—. ¡Harry! Ron lo miraba muy asustado de pie junto a su cama, donde había también otras personas. Harry se sujetó la cabeza con ambas manos; el dolor lo cegaba…
Por lo menos ya estás despierto_ dijo Daphne.
No entiendo que está pasando_ dijo Bill_ será como cuando vio la muerte del señor en el libro anterior_ preguntó.
Pero ahí no era yo quién atacaba_ dijo Harry, logrando hablar a pesar del dolor.
Deja de pensar que lo atacaste_ dijo Albus_ tu no hiciste nada.
Como lo sabe_ preguntó Harry, el director señaló el libro, esperando que no tardara mucho en salir algo que tranquilizara a Harry.
Giró hacia un lado y vomitó desde el borde del colchón. —Está muy enfermo —dijo una voz aterrada—. ¿Llamamos a alguien? —¡Harry! ¡Harry! Tenía que contárselo a Ron, era muy importante que se lo contara… Respiró hondo con la boca abierta y se incorporó en la cama. Esperaba no vomitar otra vez; el dolor casi no le dejaba ver. —Tu padre —dijo entre jadeos—. Han… atacado… a tu padre. —¡Qué! —exclamó Ron sin comprender. —¡Tu padre! Lo han mordido.
Qué_ exclamaron todos los Weasley.
El hombre era papá_ preguntó Harry horrorizado.
Pero es solo un sueño, verdad_ preguntó Percy.
Creo que lo mejor es seguir leyendo_ dijo Molly, aferrándose al brazo de su esposo, que había palidecido considerablemente, pero intentaba mantenerse fuerte.
Es grave. Había sangre por todas partes… —Voy a pedir ayuda —dijo la misma voz aterrada, y Harry oyó pasos que salían del dormitorio. —Tranquilo, Harry —lo calmó un Ron titubeante—. Sólo…, sólo era un sueño… —¡No! —saltó Harry, furioso; era fundamental que su amigo lo entendiera—. No era ningún sueño…, no era un sueño corriente… Yo estaba allí… y esa cosa… lo atacó. Oyó que Seamus y Dean cuchicheaban, pero no le importó. El dolor de la frente estaba remitiendo un poco, aunque todavía sudaba y temblaba como si tuviera fiebre. Volvió a vomitar y Ron se apartó dando un salto hacia atrás.
Será mejor que alguien llegue pronto_ dijo Sirius, levantándose para darle un poco de agua a Harry, pero este se negó a tomarla, temía vomitar si lo hacía.
Tienen que llegar_ dijo Harry_ papá está en peligro…_
Estoy aquí_ dijo Arthur_ van a ver que todo estará bien_ intentó tranquilizar a todos sus hijos, pero no tuvo mucho éxito, todo lo miraban con miedo mientras intentaban que Harry se tranquilizara.
—Estás enfermo, Harry —insistió con voz temblorosa—. Neville ha ido a pedir ayuda. —¡Estoy bien! —dijo él con voz ahogada, y se limpió la boca con el pijama. Temblaba de modo incontrolable—. No me pasa nada, es por tu padre por quien tienes que preocuparte. Tenemos que averiguar dónde está… Está sangrando mucho… Yo era… Había una serpiente inmensa. Intentó levantarse de la cama, pero Ron lo empujó contra ella; Dean y Seamus seguían hablando en susurros, allí cerca. Harry no supo si había pasado un minuto o diez; seguía allí sentado, temblando, y notaba que el dolor de la cicatriz remitía lentamente. Entonces oyó pasos que subían a toda prisa por la escalera y volvió a distinguir la voz de Neville. —¡Aquí, profesora! La profesora McGonagall
Al fin llegas_ dijo Molly_ verán que todo resultara bien_ añadió, respirando muy hondo para calmarse.
No lo creo_ dijo Harry_ están perdiendo el tiempo conmigo cuando deberían ir a buscarlo.
Harry, tienes que calmarte_ dijo Remus_ lo que sea que pase, los profesores lo resolverán.
Si, Harry_ dijo Hermione, bastante pálida_ veras que el director sabrá que hacer_ Harry asintió lentamente.
Lea más rápido_ le suplicaron los gemelos a Poppy, que asintió leyendo lo más rápido que podía.
entró corriendo en el dormitorio con su bata de cuadros escoceses y con las gafas torcidas sobre el puente de la huesuda nariz. —¿Qué pasa, Potter? ¿Dónde te duele? Harry nunca se había alegrado tanto de verla, pues lo que necesitaba en ese momento era a alguien que perteneciera a la Orden del Fénix, y no que lo mimaran ni le recetaran pociones inútiles. —Es el padre de Ron —afirmó, y volvió a incorporarse—. Lo ha atacado una serpiente y está grave. Lo he visto todo. —¿Qué quieres decir con eso de que lo has visto? —preguntó la profesora McGonagall juntando las oscuras cejas. —No lo sé… Estaba durmiendo y de pronto estaba allí… —¿Quieres decir que lo has soñado? —¡No! —gritó Harry, enojado; ¿es que nadie lo entendía?—.
Es un poco difícil de entenderlo, Potter_ dijo Minerva_ pero estoy segura que tratare de ayudarte.
Eso espero_ dijo Harry, en ese momento era la única que podía hacer algo al respecto.
Al principio estaba soñando, pero era un sueño completamente diferente, una tontería… Y de pronto esa imagen lo ha interrumpido. Era real, no me lo he imaginado. El señor Weasley estaba dormido en el suelo y lo atacaba una serpiente inmensa, había mucha sangre, se desmayaba, alguien tiene que averiguar dónde está… —La profesora McGonagall lo miraba a través de sus torcidas gafas como si le horrorizara lo que estaba viendo—. ¡Ni estoy mintiendo ni me he vuelto loco! —insistió Harry a voz en grito—. ¡Le digo que lo he visto todo! —Te creo, Potter —dijo la profesora McGonagall, cortante—. Ponte la bata. Vamos a ver al director.
Eso quiere decir que si pasó_ preguntó George, angustiado, eso era lo que creían, pero tenerlo confirmado era mucho más difícil.
Estaré bien, niños_ dijo Arthur_ todavía me tendrán para rato_ Arthur.
Pero papá…_ la voz de Percy se apagó.
Siga leyendo_ dijo Charlie.
Es el final del capítulo_ dijo Poppy cerrando el libro.
Qué alguien tome el libro rápido_ dijo Bill.
Muchachos, tiene que calmarse_ dijo Albus.
Como podemos calmarnos cuando…_ Fred nunca había estado tan asustado.
Eso aun no ha pasado_ dijo Arthur_ y ahora podemos evitarlo, así que respiren hondo para seguir con la lectura_ ordenó, todo sus hijos asintieron solo para poder seguir la lectura.
