HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING
Harry Potter, los personajes y todo lo de negrita le pertenecen a
J. K. ROWLING.
Hola espero que les guste el capitulo, por favor voten y comenten que les parecio.
Quién quiere leer ahora_ preguntó el director.
Lo haré_ dijo Kingsley, recibiendo el libro y comenzando la lectura de inmediato.
Navidad en la sala reservada_leyó .
La sala reservada_ preguntó Collin.
Es donde están mis padres_ dijo Neville, frunciendo el ceño, preguntándose si se encontraría con Harry en las vacaciones.
¿Era por eso por lo que Dumbledore ya no miró a Harry a los ojos? ¿Acaso esperaba ver a Voldemort mirando a través de ellos? ¿Temía quizás que el verde intenso de los ojos de Harry se tornara de pronto rojo, y que sus pupilas se convirtieran en dos rendijas felinas?
No es eso Harry_ aseguró el director.
Eso no ayuda_ dijo Harry_ lo único que serviría es que me dijera lo que está pasando_ agregó sin despegar su vista del libro.
Harry grabó cómo en una ocasión la cara de serpiente de Voldemort había salido de la parte de atrás de la cabeza del profesor Quirrell, y se pasó una mano por la nuca, preguntándose qué ocurriría si Voldemort saliera de pronto de su cráneo.
Eso no será posible, verdad_ preguntó Harry alarmado.
Claro que no, Harry_ dijo Remus, con tono tranquilizador, pero parecía que nada de lo que le dijeran a Harry, serviría.
Se sentía sucio, contaminado, como si llevara dentro un germen mortal; no era digno de ir sentado en un vagón de metro, de regreso del hospital, con gente inocente y limpia, cuyas mentes y cuyos cuerpos estaban libres del estigma de Voldemort…
Incluso si Voldemort te estuviera poseyendo, no seria tu culpa_ dijo Sirius con firmeza_ así que deja de pensar tan bajo de ti_ añadió.
Eso no te haría menos digno o sucio o menos inocente_ asintió Blaise, siendo el único que notó la tensión que se apoderó del cuerpo de Ginny.
Él no sólo había visto la serpiente: él era la serpiente, ahora lo sabía… Entonces se le ocurrió algo verdaderamente terrible,
Más terrible_ preguntó Daphne_ qué puede ser peor que lo que has pensado hasta ahora, Harry se encogió de hombros, sin querer saber que se le había ocurrido ahora.
un recuerdo que surgió de su mente y que hizo que las entrañas se le retorcieran como si fueran serpientes. «¿Qué busca, aparte de seguidores?» «Cosas que sólo puede conseguir furtivamente… como un arma. Algo que no tenía la última vez.» «Yo soy el arma —pensó Harry, y fue como si por sus venas corriera veneno en lugar de sangre, un veneno que lo dejó helado e hizo que rompiera a sudar mientras se mecía con el tren por un oscuro túnel—.
Eso mismo pasaba en la sala.
Eso es lo que está pasando_ preguntó Harry empezando a hiperventilar_ yo soy el arma que busca.
No_ dijo Albus_ tu no eres el arma_ aseguró.
Intenta calmarte, Harry_ dijeron Sirius y Remus acariciando su espalda_ tu no eres el arma y todo lo que pasa debe tener una explicación_ Harry asintió, tomando unas cuantas respiraciones.
Voldemort intenta utilizarme, por eso me ponen vigilantes adondequiera que voy, pero no es para protegerme, sino para proteger a los demás; lo que ocurre es que no funciona porque no pueden vigilarme constantemente dentro de Hogwarts…
Estamos intentando protegerte, Harry_ aseguró Tonks.
Tienes razón en que Voldemort intentara llegar a ti_ admitió Albus_ pero no es por las razones que te estás imaginando_ Harry frunció el ceño, pero no pregunto, sabiendo que no habría respuesta.
Anoche ataqué al señor Weasley, seguro que fui yo. Voldemort me obligó a hacerlo, podría estar dentro de mí ahora mismo escuchando lo que pienso…»
Lee más rápido Kingsley_ dijo Harry cortando lo que fueran a decirle, seguro repetirían que él no atacó a nadie.
—¿Te encuentras bien, Harry, querido? —susurró la señora Weasley inclinándose sobre Ginny para hablar con él, mientras el tren traqueteaba por el túnel—. No tienes muy buen aspecto. ¿Estás mareado? Todos lo miraban. Harry movió la cabeza enérgicamente y fijó la vista en un anuncio de una compañía de seguros. —Harry, cariño, ¿seguro que estás bien? —insistió la señora Weasley, preocupada, cuando rodeaban la descuidada extensión de hierba que había en el centro de Grimmauld Place—.
No creo que mantenerte callado sea lo mejor, Harry_ dijo Amelia.
Y con quién voy a hablar_ preguntó Harry_ nadie me dirá nada_ añadió mirando entre el director y los de la orden.
Al menos con tus amigos_ sugirió Dudley_ para que siquiera te desahogues.
Ya veremos_ dijo Harry, no creí que serviría de algo hablar con ellos.
Estás tan pálido… ¿Seguro que has dormido esta mañana? Ahora subes a tu habitación y duermes un par de horitas antes de la cena, ¿de acuerdo? Harry asintió; ya tenía una excusa para no tener que hablar con los demás, y eso era precisamente lo que él quería.
Pero no vas a poder evitarnos todas las vacaciones_ dijo Ron.
Puedo intentarlo_ dijo Harry.
Por supuesto_ Ginny fingió darle la razón.
En cuanto la señora Weasley abrió la puerta de la calle, Harry pasó a toda prisa por delante del paragüero con forma de pierna de trol, subió la escalera y fue al dormitorio que compartía con Ron. Una vez allí empezó a pasearse por la habitación, por delante de las dos camas y del cuadro vacío de Phineas Nigellus.
Así que de él era el cuadro vacío_ dijo Dean asintiendo_ lo mencionaron hace capítulos y me quedé con la duda_ se encogió de hombros cuando todos lo miraron.
En su cerebro bullían preguntas y más ideas espantosas. ¿Cómo se había convertido en serpiente? A lo mejor era un animago… No, no podía ser, lo sabría…
Definitivamente_ asintió Sirius_ requiere mucho esfuerzo.
Lo sé_ dijo Harry.
Quizá Voldemort fuera un animago… «Sí —pensó Harry—, eso encaja: Voldemort puede transformarse en serpiente, y cuando me posee, ambos nos transformamos…
Seguiría siendo tu cuerpo_ dijo Remus_ no sé si podrías transformarte por qué te poseía_ añadió muy pensativo.
Aunque eso sigue sin explicar cómo llegué a Londres y regresé a mi cama en unos cinco minutos… Pero Voldemort es el mago más poderoso del mundo, aparte de Dumbledore; no creo que para él sea difícil transportar a alguien de ese modo.»
No desde Hogwarts_ dijo Albus_ tendría que acercarse a la escuela.
Si usted lo dice_ dijo Harry, sonando como si no le creyera.
Y entonces lo acometió un sentimiento de pánico al pensar: «Pero esto es una locura, ¡si Voldemort me posee, ahora mismo le estoy proporcionando una clara visión del Cuartel General de la Orden del Fénix! Sabrá quién pertenece a la Orden y dónde está Sirius… Y he escuchado un montón de cosas que no debería haber escuchado, todo lo que Sirius me contó la primera noche que pasé aquí…» Una cosa estaba clara: tenía que salir de Grimmauld Place cuanto antes.
Ni se te ocurra_ dijo Sirius.
Seria una tontería Harry_ dijo Molly, Harry asintió, pero realmente no escuchaba, lo bueno es que esta vez no tendría que salir de Grimmauld, simplemente le diría a Sirius que prefería quedarse en la escuela.
Sigue leyendo_ dijo Remus entrecerrando los ojos en dirección a Harry como si supiera lo que pensaba.
Pasaría la Navidad en Hogwarts con los demás; así al menos estarían a salvo durante las vacaciones… Pero no, eso no serviría de nada, en Hogwarts quedaba mucha gente a la que Voldemort podía atacar. ¿Y si la próxima vez les tocaba a Seamus, a Dean o a Neville? Dejó de dar vueltas por la habitación y se quedó contemplando el cuadro vacío de Phineas Nigellus. Notaba un peso cada vez mayor en lo hondo del estómago. No tenía alternativa: debía regresar a Privet Drive y separarse por completo de los otros magos. Bueno, si debía hacerlo, pensó, no había por qué retrasar el momento.
Y como piensas hacer eso_ preguntó Tonks levantando una ceja_ no sabrías como irte de Grimmauld y todos te verían salir_ añadió.
Y en caso de que lograras irte, crees que no te buscaríamos_ preguntó Sirius_ estarías de regreso antes de que te des cuenta.
No se dan cuenta que los pongo en peligro_ preguntó Harry, empezando a molestarte.
Hay que seguir_ dijo los merodeadores dándole miradas de advertencia que Harry fingió no ver.
Hizo un esfuerzo descomunal para no pensar en cómo iban a reaccionar los Dursley cuando lo vieran en la puerta seis meses antes de lo que esperaban; fue hacia su baúl, cerró la tapa y echó la llave. Luego miró alrededor automáticamente buscando a Hedwig, pero entonces recordó que la lechuza se había quedado en Hogwarts. Mejor: así no tendría que cargar con su jaula. Cogió el baúl por un extremo y tiró de él hacia la puerta, cuando una voz sarcástica dijo: —¿Qué haces? ¿Huyes? Harry se dio la vuelta.
Pese que llegarías más lejos_ dijo Sirius_ pero ni siquiera saliste del cuarto_ añadió negando con la cabeza como si estuviera decepcionado.
Un cuadro no podrá detenerme_ dijo Harry, encogiéndose de hombros.
Lo que digas Harry_ dijo Remus como si hablara con un niño, Harry lo fulminó con la mirada, pero pudieron notar el amago de una pequeña sonrisa.
Phineas Nigellus había aparecido en el lienzo de su retrato y estaba apoyado en el marco observándolo con una expresión divertida en la cara. —No, no huyo —respondió Harry con aspereza, y tiró un poco más de su baúl hacia la puerta. —Tenía entendido que para entrar en la casa de Gryffindor debías ser valiente — continuó Phineas mientras se acariciaba la puntiaguda barba—.
Lo es_ dijo Lavender, todos los leones asintieron.
Harry no está huyendo_ dijo Minerva_ está actuando como un Gryffindor.
Así es_ dijo Katie.
Me da la impresión de que habrías estado mejor en mi casa. Nosotros, los de Slytherin, somos valientes, sí, pero no estúpidos.
Exacto_ dijeron las serpientes.
Pueden ser ambas cosas_ dijo Collin encogiéndose de hombros, lo leones asintieron.
Ustedes son la prueba_ dijo Millicent con exagerada dulzura, los de su casa asintieron mientras los leones los miraban indignados, y las otras dos casas intentaban no reír.
Si nos dan a elegir, por ejemplo, siempre preferimos salvar el pellejo.
Es cierto_ dijo Adrián_ puede que les parezca cobarde, pero cuando se trata de nuestras vidas, hacemos lo que tengamos que hacer, eso es valiente_ toda la casa Slytherin asintió.
Eso tendría que evaluarse_ dijo Neville_ si para salvar el pellejo, se esconden detrás de otro, si es cobarde_ su casa asintió.
Un verdadero Slytherin no se esconde_ dijo Blaise_ se mantiene firme y actúa como si tuviera el control.
Nunca le muestra a nadie lo que realmente siente_ asintió Theo.
Si_ preguntaron las otras tres casas, haciendo que las serpientes frunzan el ceño por lo sorprendidos que sonaban.
Creo que es mejor seguir_ dijo Tracy con el ceño fruncido.
Nos están insultando_ dijo Pansy.
Solo se están basando en lo que hemos podido ver con estos libros_ dijo Daphne rechinando los dientes_ hasta la lectura no han tratado con verdaderos Slytherin_ eso hizo que todos entendieran, por desgracia su casa no había quedado nada bien con estos libros.
—No es mi pellejo lo que intento salvar —repuso Harry, lacónico, y arrastró el baúl por encima de un trozo de alfombra muy retorcido y apolillado que había justo enfrente de la puerta. —Ah, ya entiendo —comentó Phineas Nigellus, que seguía acariciándose la barba—, esto no es una huida cobarde, sino un acto noble. —
Típico Gryffindor_ dijo Sproud negando con la cabeza.
No podemos evitarlo_ dijo Harry_ se supone que los Gryffindor son nobles de corazón.
Aunque muchos lo confundan con estupidez_ asintió Cormac.
Harry no le hizo caso. Tenía la mano sobre el picaporte cuando el mago añadió perezosamente—: Por cierto, tengo un mensaje para ti de parte de Albus Dumbledore. Harry se dio la vuelta. —¿Qué mensaje? —«Quédate donde estás.» —¡No me he movido! —exclamó Harry sin levantar la mano del picaporte—. Dime, ¿cuál es el mensaje? —Acabo de dártelo, imbécil —le soltó Phineas Nigellus sin alterarse—. Dumbledore me ha ordenado que te diga: «Quédate donde estás.»
Harry se sonrojó, pero puso una pequeña sonrisa cuando escuchó a sus amigos reír, lo que sea que ayudara en este capítulo, estaba bien.
Es un error que le podía pasar a cualquiera_ dijo Susan con dulzura, tratando de reprimir sus risas.
—¿Por qué? —preguntó Harry con impaciencia, y soltó el baúl—. ¿Por qué quiere que me quede aquí? ¿Qué más ha dicho? —Nada más —respondió el mago, y arqueó una delgada y negra ceja, como si creyera que Harry era un impertinente.
Por supuesto que no diría nada más_ murmuró Harry, pero todos lo escucharon_ seria tanto problema decir, luego te explico lo que está pasando_ preguntó hacia el director.
Si no lo hago es que me pareció lo mejor_ suspiró Albus.
El genio del muchacho afloró a la superficie como la cabeza de una serpiente asoma por encima de la hierba crecida. Estaba agotado, estaba sumamente desconcertado, había experimentado terror, alivio y luego otra vez terror en las últimas doce horas,
Vamos Harry, desquítate_ dijo Sirius_ si lo rompes no me molesto_ aseguró.
Eres el mejor padrino_ dijo Harry rodando los ojos.
Lo sé_ dijo Sirius con arrogancia.
¡y Dumbledore seguía sin hablar con él! —Y ya está, ¿no? —dijo en voz alta—. ¡«Quédate donde estás»! ¡Eso fue lo único que me dijeron después de que me atacaran los dementores! ¡Quédate quieto mientras los adultos se encargan de solucionarlo, Harry! Pero ¡no vamos a molestarnos en explicarte nada porque tu diminuto cerebro no podría asimilarlo!
Harry eso no…_ Albus fue interrumpido.
Eso es lo que están haciendo_ espetó Harry.
Todos estamos haciendo lo que creemos mejor para ti_ dijo Molly.
Todos me suena a manada_ dijo Sirius_ yo soy partidario de que hay que hablar con él.
Y por qué no lo haces_ preguntó Ernie.
Porque tampoco sé lo que está pasando_ dijo Sirius_ realmente nadie de la orden comprende mucho del asunto.
—¡Mira —añadió Phineas Nigellus hablando en voz aún más alta que Harry—, por eso precisamente odiaba ser profesor! Los jóvenes están convencidos de que tienen razón sobre todas las cosas.
No es cierto_ dijeron todos.
Esos son los adultos_ dijo Cho, todos asintieron, sonriendo con inocencia cuando los adultos los miraron.
¿No se te ha ocurrido pensar, miserable engreído, que podría haber un excelente motivo por el que el director de Hogwarts no te confía los detalles de sus planes?
Si Harry está en medio del plan, tiene derecho a saberlo_ dijo Cedric_ sin importar las buenas razones del director_ varios asintieron, el director simplemente suspiró y dejó seguir la lectura.
¿Nunca te has parado a pensar, mientras te sentías tan injustamente tratado, que obedecer las órdenes de Dumbledore todavía no te ha causado ningún daño?
Por pura suerte_ pensaron varios, pero no lo expresaron en voz alta.
No. Claro que no; como todos los jóvenes, estás convencido de que eres el único que siente y piensa, el único que reconoce el peligro, el único lo bastante inteligente para darse cuenta de qué es lo que planea el Señor Tenebroso…
Soy el único que no finge que soy demasiado joven cuando es obvio que de alguna manera estoy en medio de todo_ dijo Harry apretando los puños, haciendo que varios adultos lucieran como si los hubieran golpeado mientras sus amigos lo miraban con simpatía.
—Entonces, ¿es verdad que planea hacer algo relacionado conmigo? —preguntó Harry inmediatamente. —¿He dicho yo eso? —comentó Phineas Nigellus mientras examinaba ociosamente sus guantes de seda—.
Lo dijo_ asintió Charlie.
Lo malo es que no va a decir nada más_ dijo Angelina_ tal vez debiste dejar que siguiera despotricando, a ver que más se le salía.
Para la próxima_ asintió Harry.
Mira, si me disculpas, tengo cosas mejores que hacer que escuchar las elucubraciones de un adolescente… Que tengas un buen día. Y se fue pisando fuerte hasta el borde del cuadro y se perdió de vista. —
Cobarde_ dijeron varios.
La próxima no se nos escapa, Harry_ dijo Ron, Harry asintió.
No está autorizado a decir más_ dijo Albus negando con la cabeza.
¡Muy bien, vete! —gritó Harry al cuadro vacío—. ¡Y dale las gracias a Dumbledore de mi parte! El lienzo permaneció en silencio.
Ahora puedes decírselo tu_ dijo Marcus.
Él ya lo sabe_ dijo Harry, encogiéndose de hombros cuando el director levantó una ceja en su dirección.
Harry, furioso, arrastró de nuevo el baúl hasta el pie de la cama, y luego se tumbó boca abajo sobre la apolillada colcha, con los ojos cerrados. Notaba el cuerpo pesado y dolorido. Tenía la sensación de haber hecho un viaje de kilómetros y kilómetros… Parecía imposible que sólo veinticuatro horas atrás Cho Chang se le hubiera acercado bajo el ramillete de muérdago…
Era necesario recordarlo_ gimió Harry.
Vamos Harry_ dijo Sirius palmeando su espalda_ es normal ese tipo de pensamientos_ todos asintieron, logrando no sonreír sabiendo el mal momento que Harry estaba pasando.
Estaba tan cansado… Le daba miedo dormirse… Pero no sabía cuánto tiempo iba a aguantar… Dumbledore le había dicho que se quedara… Eso debía de significar que tenía permiso para dormir…
No necesitas permiso para dormir_ dijo Remus mirándolo de reojo.
Es mejor estar seguro_ dijo Harry, preguntándose por qué tardaba tanto en salir si estaba siendo poseído o no.
Pero tenía miedo… ¿Y si volvía a ocurrir? Se hundía en las sombras… Fue como si dentro de su cabeza hubiera un rollo de película que había estado esperando hasta ese momento para ponerse en marcha: caminaba por un pasillo vacío hacia una puerta lisa y negra, un pasillo de bastas paredes de piedra donde había colgadas antorchas; dejaba atrás una puerta abierta, a la izquierda, que daba a una escalera que descendía… Estiraba el brazo y cogía el picaporte de la puerta, pero no podía abrirla… Se quedaba mirándola, desesperado por entrar… Detrás de aquella puerta había algo que él deseaba con toda su alma… Un premio que superaba todos sus sueños… Si la cicatriz dejara de dolerle, quizá pudiera pensar con más claridad… —Harry —dijo entonces la voz de Ron desde muy lejos—.
Todos los que habían estado muy atentos al sueño, dejaron escapar un gemido-
Ron_ se quejó Harry.
Lo siento_ dijo Ron, sonriendo a pesar de su sonrojo_ pero ya era hora de comer.
Tal vez fue lo mejor_ dijo Molly, Harry asintió, pero odiaba quedarse con la duda.
Mamá dice que la cena está lista, pero que, si quieres quedarte un rato más en la cama, te guardará un plato. Harry abrió los ojos, pero Ron ya había salido del dormitorio. «No quiere quedarse a solas conmigo —pensó—. Es lógico, después de lo que le ha oído decir a Moody.»
No creo que tenga que ver con eso_ dijo Ron poniendo los ojos en blanco, al ver que Harry lo miraba herido_ tu no quieres hablar, así que supongo que te estoy dando espacio para que decidas si quieres unirte a nosotros.
Eso suena mejor_ dijo Harry.
Dio por hecho que ninguno de ellos querría estar con él ahora que sabían lo que tenía dentro. No bajaría a cenar; no quería imponerles su compañía.
No hemos pasado lo suficiente, Harry_ preguntó Ron, quién ahora era el herido_ crees que esto terminaría nuestra amistad.
No_ dijo Harry después de un rato_ pero en ese momento, no estoy pensando con claridad_ añadió, Ron asintió.
Así que se tumbó sobre el otro costado y, al cabo de un rato, se quedó dormido. Despertó mucho más tarde, a primera hora de la mañana; las tripas le dolían de hambre, y su amigo roncaba en la cama de al lado. Echó un vistazo a la habitación con los ojos entornados y vio la oscura silueta de Phineas Nigellus, que volvía a estar en su retrato, y se le ocurrió pensar que, seguramente, Dumbledore había enviado a Phineas Nigellus para que lo vigilara, por si él atacaba a alguien más. Volvía a sentirse sucio.
Estoy seguro que no lo envié por eso_ dijo Albus con cansancio.
Pues no se me ocurre que otra cosa podría ser_ dijo Harry_ si tanto le interesara mi seguridad, hablaría conmigo para que no me vuelva loco_ espetó, e director abrió mucho los ojos y no supo que decir.
Harry…_ empezó Molly suavemente.
Déjalo_ dijeron Sirius y Remus.
Casi se arrepentía de haber obedecido a Dumbledore… Al fin y al cabo, si la vida en Grimmauld Place iba a ser así a partir de entonces, quizá estuviera mejor en Privet Drive.
Sirius_ dijo Harry cuando su padrino se tensó temiendo haberlo molestado, pero Sirius no pareció escucharlo, estaba mirando al director que mantenía su vista en el libro.
Aquella mañana todos se dedicaron a colgar adornos navideños. Harry no recordaba haber visto jamás a Sirius de tan buen humor: hasta cantaba villancicos, y parecía encantado de tener compañía por Navidad.
Me encanta la idea_ dijo Sirius sonriendo_ no he tenido una verdadera navidad en años_ añadió con un suspiro.
Pero tienes que torturarnos con tus cantos_ preguntó Remus.
Sabes que me encantan los villancicos_ asintió Sirius.
Harry escuchaba la voz de su padrino, que llegaba hasta él desde el piso de abajo a través del suelo del helado salón donde estaba sentado solo, mientras contemplaba por la ventana el cielo, cada vez más blanco, que amenazaba nieve; sentía un sádico placer al dar a los otros la oportunidad de seguir hablando de él, como sin duda debían de estar haciendo.
no es como que podamos hablar contigo_ dijo Fred.
Está bien, Harry_ dijo George cuando Harry parecía querer disculparse_ nadie te culpa.
Cuando oyó que la señora Weasley lo llamaba tímidamente por la escalera, a la hora de comer, Harry subió unos pisos más y no le hizo caso.
Es que piensas pasar todas las vacaciones sin comer_ preguntó Amelia, con disgusto.
Puedo comer cuando todos se vayan a dormir_ dijo Harry_ seguramente eso haré_ añadió rápidamente.
Hacia las seis de la tarde sonó el timbre de la puerta y la señora Black se puso a gritar, como de costumbre. Harry, suponiendo que sería Mundungus o algún otro miembro de la Orden, se limitó a instalarse más cómodamente contra la pared de la habitación de Buckbeak, donde se había escondido, e intentó no prestar atención al hambre que tenía mientras le daba ratas muertas al hipogrifo.
Si fuera animago podría compartir con Buckbeak_ dijo un primer año pensativo, antes de taparse la boca, no había planeado decirlo tan fuerte.
Preferiría no hacerlo_ dijo Harry, el niño le sonrió cuando vio que al menos sonrió un poco.
Sin embargo, se llevó una sorpresa cuando, unos minutos más tarde, alguien golpeó con fuerza la puerta. —Sé que estás ahí dentro —dijo la voz de Hermione—. ¿Quieres salir, por favor? Tengo que hablar contigo. —
Hermione_ preguntaron todos sorprendidos, ella se encogió de hombros con una pequeña sonrisa, se alegraba de pasar la navidad con ellos.
A ver como sigues sin comer, ahora que ella está ahí_ dijo Fred, levantando una ceja hacia Harry.
Seria un caso perdido_ admitió Harry.
¿Qué haces aquí? —le preguntó Harry al abrir, mientras Buckbeak arañaba el suelo cubierto de paja en busca de algún trozo de rata que podría habérsele caído—. ¿No ibas a esquiar con tus padres? —Verás, he de confesar que el esquí no es mi fuerte —le contó Hermione—. Así que he venido a pasar las Navidades aquí.
Ya decía yo, que era muy raro que esquiaras, pero no volaras_ dijo George.
Es tan alto y lo que debe sostenerte no da confianza_ dijo Hermione.
Entonces no puedo contar con que me enseñes_ preguntó Fred, Hermione negó, sonriendo ante el puchero de Fred.
—Tenía nieve en el pelo y la cara sonrosada por efecto del frío—. Pero no se lo digas a Ron. A él le he dicho que esquiar es estupendo porque no paraba de reír.
Ahora lo sé_ dijo Ron y muy maduramente, Hermione le sacó la lengua.
Mis padres están un poco disgustados, pero les he dicho que los alumnos que se toman en serio los exámenes se quedan a estudiar en Hogwarts. Quieren que saque buenas notas, de modo que lo entenderán.
Que más da la razón_ dijo Sirius_ lo importante es que pasaras navidad con nosotros_ añadió recibiendo una sonrisa de Hermione.
Será nuestra primera navidad juntos, como pareja_ dijo Fred besando su mejilla, ella asintió emocionada.
Bueno —añadió con decisión—, vamos a tu dormitorio.
Qué directa_ dijo Lavender, levantando las cejas.
Lavender_ exclamó Hermione muy roja sobre las risas de todos_ normalmente los novios no se ríen de esto_ añadió mirando a Fred que simplemente se encogió de hombros.
La madre de Ron ha encendido la chimenea y te ha subido unos sandwiches.
Espero que te los comas_ dijo Molly tan severa que Harry asintió rápidamente.
Harry la siguió al segundo piso. Cuando entró en el dormitorio, se llevó una sorpresa al ver que Ron y Ginny los estaban esperando sentados en la cama de Ron. —He venido en el autobús noctámbulo —dijo Hermione como quien no quiere la cosa, y se quitó la chaqueta antes de que Harry tuviera ocasión de hablar—. Ayer por la mañana a primera hora Dumbledore me contó lo que había pasado, pero no he podido marcharme del colegio hasta que el trimestre ha terminado oficialmente. La profesora Umbridge está furiosa porque os habéis largado dejándola con un palmo de narices, pese a que Dumbledore le dijo que el señor Weasley estaba en San Mungo y que os había dado permiso para que fuerais a visitarlo.
Lo único que le importa es que no le pidiéramos permiso_ dijo George.
Soy la mayor autoridad, deben ir a mi en esas cosas_ replicó Umbridge, dándose importancia.
Dudo mucho que nos dejara salir_ dijo Ginny.
Aun no empezaban las vacaciones_ dijo Umbridge encogiéndose de hombros, frunciendo el ceño cuando todos pusieron los ojos en blanco.
Así que… —Se sentó al lado de Ginny, y las dos chicas y Ron miraron a Harry—. ¿Cómo te encuentras? —le preguntó Hermione. —Bien —contestó él fríamente. —Vamos, Harry, no mientas —repuso ella con impaciencia—. Ron y Ginny me han comentado que desde que volvisteis de San Mungo te has estado escondiendo de los demás. —¡No me digas! —replicó Harry fulminando con la mirada a Ron y a Ginny.
Me pregunto cuanto tiempo esperaron después de que Hermione llegara para acusarme_ dijo Harry.
Probablemente no mucho_ dijeron Ron y Ginny.
Me imagino a Hermione entrando por la puerta siendo asaltada por los gritos de los chicos sobre lo que estaba haciendo Harry_ dijo Daphne con una risita, varios asintieron.
Estoy segura que no fue así_ dijo Ginny, Ron asintió muy sonrojado.
Ron se contempló los pies, pero Ginny continuó impertérrita y exclamó: —¡Es verdad! ¡Ni siquiera nos miras! —¡Sois vosotros los que no me miráis a mí! —protestó Harry, furioso. —A lo mejor resulta que os turnáis para miraros y no coincidís nunca —sugirió Hermione con el amago de una sonrisa en los labios.
Es pudo pasar_ dijo Fleur muy seriamente, varios asintieron.
No lo creo_ dijo Harry.
Supongo que nunca lo sabremos_ dijo Ron encogiéndose de hombros.
—Muy gracioso —le espetó Harry, y se dio la vuelta. —Deja de hacerte el incomprendido, Harry —dijo su amiga con crudeza—.
Entiendo tu malestar_ dijo Hermione cuando Harry fue a hablar_ pero no podemos entenderte si te niegas a hablar.
No es como que alguno de ustedes pueda ayudar_ dijo Harry, haciendo que Ginny apriete los labios.
Mira, los demás me han contado lo que escuchasteis anoche con las orejas extensibles… —¿Ah, sí? —gruñó Harry con las manos hundidas en los bolsillos mientras observaba cómo fuera caían gruesos copos de nieve—. Habéis estado hablando de mí, ¿no? Bueno, la verdad es que ya me estoy acostumbrando. —
Pasa demasiado_ asintió Harry.
Si te niegas a hablarnos no hay mucho que podamos hacer_ dijo Ginny.
Debimos estar muy preocupados por ti_ asintió Ron.
Queríamos hablar contigo, Harry —dijo Ginny—, pero como desde que llegamos no has hecho más que esconderte… —No quería que nadie hablara conmigo —admitió él, que cada vez se sentía más molesto. —Pues ésa es una postura muy estúpida —replicó Ginny con enojo—,
Estoy intentando…_ Harry fue interrumpido.
Ahora veraz por qué es estúpido_ dijo Ginny.
dado que yo soy la única persona que conoces que ha estado poseída por Quien-tú-sabes, y por lo tanto puedo explicarte lo que se siente. Harry se quedó callado, asimilando el impacto de aquellas palabras.
Lo mismo pasó en la sala, solo que esta vez miraba fijamente a Ginny, pero Harry no era el único, todos habían estado tan preocupados por Harry, que se habían olvidado que Ginny había pasado por lo mismo.
Ginny, yo…_ Harry no sabía cómo decir, después de todo lo que había pensado en el capítulo.
Está bien Harry_ dijo Ginny_ me conformo con que ahora escuches_ suspiró recostándose en el hombro de Blaise, Harry asintió rápidamente.
Entonces se dio la vuelta. —No me acordaba de eso —se excusó.
Lo notamos_ dijo Blaise, Harry se frotó la nuca tímidamente, por lo menos nadie parecía enojado.
—Pues tienes suerte —dijo Ginny fríamente. —Lo siento —se disculpó Harry con sinceridad—. Entonces… ¿creéis que estoy poseído? —A ver, ¿recuerdas todo lo que has hecho? —le preguntó Ginny—. ¿O hay largos periodos en blanco de los que no recuerdas nada? Harry se exprimió el cerebro. —No —contestó tras una pausa. —Entonces Quien-tú-sabes no te ha poseído nunca —dedujo Ginny con simplicidad—. Cuando me poseyó a mí, no recordaba lo que había hecho durante horas seguidas. De pronto me encontraba en un sitio y no tenía ni la más remota idea de cómo había llegado hasta allí. Harry no se atrevía a creerla, y sin embargo, pese a su reticencia, el peso que lo abrumaba empezó a aligerarse.
Ginny, estás hablando en serio_ preguntó Harry.
No te mentiría con esto_ dijo Ginny_ seria un riesgo demasiado grande.
Entonces no estoy poseído_ preguntó Harry, necesitando escucharlo.
No…estás…poseído_ dijo Ginny remarcando cada palabra.
Mejor_ preguntó Sirius.
Un poco_ dijo Harry_ pero esto no explica cómo es que yo era la serpiente..
—Pero ese sueño que tuve sobre tu padre y la serpiente… —Ya has tenido sueños de ésos otras veces, Harry —terció Hermione—. El año pasado tenías visiones de lo que Voldemort se traía entre manos. —Esta vez ha sido distinto —aseguró su amigo moviendo negativamente la cabeza—. Yo estaba dentro de aquella serpiente. Era como si yo fuera ella… ¿Y si Voldemort se las ingenió para transportarme a Londres?
No es posible_ dijo Albus negando.
Está seguro_ preguntó Harry.
Completamente_ dijo el director_ tendría que haber estado en la escuela_ Harry asintió lentamente.
—Algún día leerás Historia de Hogwarts —dijo Hermione con un tono de profundo fastidio—
Después de cinco años, debe ser un poco molesto tener que explicarles lo que dice_ dijo Percy, todos asintieron.
y quizá te enterarás de que dentro del colegio uno no puede aparecerse ni desaparecerse. Ni siquiera Voldemort podría hacerte salir volando de tu dormitorio, Harry.
Pero estamos hablando de Voldemort_ dijo Harry.
Y estamos hablando de Hogwarts_ dijo Albus_ es de los lugares mejor protegidos, Voldemort no podría sacarte.
—No te levantaste de la cama, Harry —intervino Ron—. Yo te vi retorciéndote en sueños, por lo menos durante un minuto, antes de que consiguiéramos despertarte. Harry empezó a pasearse de nuevo por la habitación. Cavilaba. Lo que todos afirmaban no sólo resultaba consolador, sino que tenía sentido… Cogió sin darse cuenta un sandwich del plato que había encima de la cama y, hambriento, se lo metió entero en la boca. «Resulta que no soy el arma», pensó Harry,
Harry se sonrojó, pero rio junto con todos sus amigos, las carcajadas detuvieron un buen rato la lectura, no por qué fuera muy gracioso sino por qué estaban demasiado aliviados de que está situación se hubiera aclarado.
quien de pronto sintió una gran alegría y un gran alivio, y le entraron ganas de ponerse también a cantar cuando oyeron a Sirius, que pasaba en ese momento por delante de su puerta hacia la habitación de Buckbeak, cantando Hacia Belén va un hipogrifo a pleno pulmón.
Qué nombre tan raro_ dijo Dudley.
Es más rara la letra_ dijo Harry.
Es una canción preciosa_ dijo Sirius.
¿Cómo podía habérsele ocurrido la idea de regresar a Privet Drive por Navidad?
Eso mismo me pregunto_ dijo Sirius_ tengo muchos planes para navidad y muchas más canciones, algunas son a dúo_ informó.
A Remus le encantara canta contigo_ asintió Harry, haciendo reír a todos cuando la mirada de Remus dejó claro que no era así.
Buen intento, cachorro_ dijo Sirius_ ya tengo tu traje preparado_ mintió disfrutando la mirada horrorizada que Harry le dio.
La alegría que sentía Sirius por volver a tener la casa llena y, sobre todo, por volver a tener a Harry a su lado, era contagiosa.
Alguien se cree uy importante_ dijo Bill, levantando una ceja.
En casa de Sirius, lo soy_ dijo Harry inflando el pecho_ díselo padrino_ añadió hacia Sirius.
Lo es_ dijo Sirius entre risas.
Había dejado de ser el huraño anfitrión del verano y en esos momentos parecía decidido a que se divirtieran tanto como se habrían divertido en Hogwarts, o quizá más, y por eso trabajó infatigablemente en el periodo previo al día de Navidad; lo limpió y lo decoró todo con la ayuda de los chicos, de modo que, en Nochebuena, cuando fueron a acostarse, la casa estaba irreconocible. De las lámparas de cristal, anteriormente carentes de brillo, ya no colgaban telarañas, sino guirnaldas de acebo y serpentinas plateadas y doradas; había montoncitos de reluciente nieve mágica sobre las raídas alfombras; un gran árbol de Navidad, que había conseguido Mundungus y que estaba decorado con hadas de verdad, tapaba el árbol genealógico de la familia de Sirius;
Suena genial_ dijo Cedric.
Hay que admitir que tienes buen gusto_ dijo Andrómeda_ estoy segura que pasaran una gran navidad.
Sobre todo, si Molly cocina_ dijo Sirius guiñándole un ojo.
Quieres que vayamos en navidad_ preguntó Molly.
No era ese el plan_ preguntó Sirius confundido_ tienes que prestar más atención Molly_ la regañó.
Tonta de mi_ dijo Molly sonriéndole.
y hasta las cabezas reducidas de elfos domésticos de la pared del vestíbulo llevaban gorros y barbas de Papá Noel.
Qué_ preguntó Sirius cuando todos lo miraron inclinando la cabeza_ si no los decoro arruinarían el espíritu_ se encogió de hombros.
La mañana del día de Navidad, Harry despertó y encontró un montón de regalos a los pies de su cama. Ron ya había empezado a abrir los paquetes de su montón, aún más grande. —¡Mira cuántos regalos nos han hecho este año! —exclamó a través de una nube de papel—. ¡Gracias por la brújula para escobas, es fabulosa!
Gracias Harry_ dijo Ron emocionado.
De nada_ dijo Harry_ me alegra que te guste.
Supera el regalo de Hermione: un planificador de deberes…
Lo necesita_ dijo Hermione cuando todos la miraron_ cuando puedas ir a jugar Quidditch sin regresar a hacer tareas, me lo agradecerás_ aseguró.
Gracias_ dijo Ron, sinceramente, Hermione le sonrió.
Entonces Harry buscó entre sus regalos y encontró uno con la letra de Hermione. A él también le había regalado un libro que parecía una agenda, sólo que cada vez que lo abría por cualquier página gritaba cosas como: «¡No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy!»
Suena bien_ dijo Harry con una risita.
Tienes más en tu plato que Ron_ dijo Hermione_ te será muy útil.
Gracias_ dijo Harry negando con la cabeza.
Sirius y Lupin, por su parte, le habían regalado una estupenda colección de libros titulada Magia defensiva práctica y cómo utilizarla contra las artes oscuras, con soberbias ilustraciones móviles en color de todos los maleficios y contraembrujos que describía.
Es una buena colección_ aprobó Moody.
Espero que te ayude_ dijo Remus.
Estoy seguro que si_ dijo Harry con una sonrisa_ aunque ahora los regalos no serán sorpresa.
Harry hojeó el primer volumen con avidez; le encantó porque iba a resultarle muy útil para lo que tenía planeado en las reuniones del ED.
Qué tienes planeado_ preguntó Parvati.
No tengo idea_ respondió Harry, ganándose varios pucheros, todos recordaban que empezaría a enseñarles el patronus y querían saber cómo lo haría.
Hagrid le había enviado una cartera marrón y peluda con unos colmillos que supuestamente eran un sistema antirrobo, aunque en realidad lo que hacían era que Harry se arriesgara a que le arrancaran un dedo cada vez que ponía dinero dentro.
No puedes negar que evitaría que te robaran_ dijo Cedric entre risas.
Es cierto_ dijo Harry_ es un buen regalo_ añadió haciendo sonreír a Hagrid.
El regalo de Tonks era una pequeña maqueta de una Saeta de Fuego; Harry la hizo volar por la habitación y entonces lamentó no tener su escoba de tamaño real.
Pues ahora la tienes_ dijo Padma, Harry asintió más que feliz por eso.
Ron le había regalado una caja enorme de grageas de todos los sabores; el señor y la señora Weasley, el jersey tejido a mano de rigor y unos cuantos pastelillos de frutos secos, y Dobby, un cuadro francamente espantoso que Harry sospechó que había pintado el propio elfo.
Es probable_ dijo Hermione.
No le vayas a decir que es espantoso en su cara_ dijo Ron.
Por quién me tomas_ se indignó Harry, falsamente.
Acababa de colocarlo del revés para ver si de ese modo tenía mejor aspecto cuando, con un fuerte ¡crac!, Fred y George se aparecieron a los pies de su cama. —¡Feliz Navidad! —exclamó George—. Pero no bajéis hasta dentro de un rato. —¿Por qué? —preguntó Ron. —Porque mamá está llorando otra vez —contestó Fred con gravedad—. Percy le ha devuelto el jersey de Navidad. —Sin ninguna nota —añadió George—. No ha preguntado cómo se encuentra papá, ni ha ido a visitarlo ni nada.
Percy_ gimieron sus hermanos.
Lo siento_ dijo Percy, frotándose la nuca.
Está bien_ dijo Molly, luciendo muy herida_ no es como que hayamos hablado en meses.
—Hemos intentado consolarla —prosiguió Fred, y rodeó la cama para ver el cuadro de Harry—. Le hemos dicho que Percy no es más que un montón de excrementos de rata podridos. —Pero no ha funcionado —continuó George, que cogió una rana de chocolate—.
Me pregunto por qué_ dijo Narcissa secamente.
Nosotros también_ asintieron los gemelos, sobre las risas de los demás mientras Percy rodaba los ojos.
Entonces Lupin ha tomado el relevo. Creo que será mejor que dejemos que él intente animarla antes de bajar a desayunar.
Remus es bueno consolando_ dijo Sirius_ además por alguna razón las mujeres lo creen dulce_ añadió pareciendo confundido.
Es dulce_ dijeron varias sonrojando a Remus.
—Oye, ¿qué se supone que representa? —preguntó Fred escudriñando el cuadro de Dobby—. Parece un gibón con dos ojos negros. —¡Es Harry! —exclamó George, y señaló el dorso del cuadro—. ¡Lo pone aquí!
Harry se sonrojó cuando todos estallaron en carcajadas.
La intención es lo que cuenta_ dijo Viktor sin poder dejar de reír.
Qué es un gibón_ preguntó Dudley recibiendo varios encogimientos de hombros.
—Es un buen retrato —opinó Fred sonriendo. Harry le lanzó su nueva agenda de deberes, que chocó contra la pared y cayó al suelo,
Pero si te hubiera regalado algo de Quidditch no lo tirarías_ dijo Hermione indignada.
Lo siento_ dijo Harry_ pero tu novio empezó_ se defendió, Hermione rodó los ojos mientras Fred sonreía.
desde donde gritó alegremente: «¡Si el trabajo has terminado puedes ir a comprarte un helado!»
siii_ exclamaron varios.
Cuando vamos_ preguntó Oliver, el director negó con la cabeza cuando todos lo miraron.
Luego se levantaron y se vistieron. Desde arriba oían a los distintos habitantes de la casa deseándose feliz Navidad unos a otros. Cuando bajaban por la escalera se encontraron con Hermione. —Gracias por el libro, Harry —dijo ella alegremente—. ¡Hacía siglos que buscaba Nueva teoría de numerología!
Gracias, Harry_ se entusiasmó Hermione_ me pregunto cómo lo encontraste_ añadió.
Si te digo, ya no tendré que regalarte_ dijo Harry con una sonrisa inocente.
Y ese perfume es muy especial, Ron.
Gracias Ron_ dijo Hermione, aunque no había esperado ese regalo de Ron, él también parecía confundido.
—Me alegro de que te haya gustado —repuso Ron—. Pero ¿para quién es eso? — añadió señalando el paquete cuidadosamente envuelto que Hermione llevaba en las manos. —Para Kreacher —contestó ella, muy satisfecha.
Él no lo va a apreciar, Hermione_ dijo Sirius_ dudo que te lo agradezca.
No lo hago para que me lo agradezca_ dijo Hermione encogiéndose de hombros.
—¡Espero que no sea ropa! —la previno Ron—. Ya sabes lo que dice Sirius: Kreacher sabe demasiado, no podemos darle la libertad. —No, no es ropa —lo tranquilizó Hermione—, aunque si por mí fuera desde luego que le habría regalado algo para ponerse que no sea ese trapo viejo y mugriento.
Dudo mucho que acepte ponerse otra cosa_ dijo Sirius_ y si lo acepta es por qué planea irse en busca de alguien de la familia, es muy peligroso.
Lo sé_ dijo Hermione.
Es una colcha de patchwork. Pensé que alegraría un poco su dormitorio.
Eso puede que lo acepte_ dijo Narcissa lentamente_ pero lo veo poco probable.
—¿Qué dormitorio? —preguntó Harry bajando la voz al pasar por delante del retrato de la madre de Sirius. —Bueno, Sirius dice que en realidad no es un dormitorio, sino una especie de… guarida —contestó Hermione—. Por lo visto, Kreacher duerme debajo de la caldera que hay en ese armario de la cocina.
Lindo_ dijo Terry secamente.
A él le gusta_ dijo Sirius_ no aceptaría ser trasladado a otro lado_ aseguró.
Cuando llegaron al sótano, sólo encontraron a la señora Weasley. Estaba de pie frente a la cocina, y todos esquivaron la mirada cuando les deseó feliz Navidad con la voz tomada. —¿Así que esto es el dormitorio de Kreacher? —dijo Ron mientras caminaba hacia una deslucida puerta que había en un rincón, frente a la despensa. Harry nunca la había visto abierta. —Sí —confirmó Hermione, que ahora parecía un poco nerviosa—. Esto…, creo que será mejor que llamemos. Ron golpeó la puerta con los nudillos, pero no obtuvo respuesta. —Debe de estar espiando por arriba —comentó, y sin pensárselo dos veces abrió la puerta—. ¡Puaj! Harry se asomó al interior. Gran parte del armario lo ocupaba una enorme y anticuada caldera, pero en el reducido espacio que quedaba debajo de las tuberías, Kreacher se había construido algo que parecía un nido. Había un revoltijo de mantas y harapos viejos y apestosos amontonado en el suelo, y la pequeña marca que había en el centro indicaba el sitio donde el elfo se acurrucaba para dormir por las noches.
Vamos Hermione_ suspiró Sirius_ di lo que estás pensando.
No importa_ dijo Hermione_ tu dices que ese lugar le gusta.
Pero_ la animó Sirius.
Pero podrías ofrecerle otro lugar para dormir_ pidió Hermione_ donde pueda estar más cómodo y menos sucio_ añadió.
Veremos que dice_ concedió Sirius.
Eres el mejor_ dijo Hermione.
Lo sé_ asintió Sirius.
Aquí y allá, entre la tela, había mendrugos de pan y pedazos de queso mohoso. En un rincón brillaban unos pequeños objetos y monedas que Harry imaginó que Kreacher había salvado, como una urraca, de la purga que Sirius había hecho en la casa, y también había conseguido rescatar las fotografías familiares con marco de plata que su padrino había tirado aquel verano.
Él valoraba mucho a la familia_ dijo Andrómeda_ era de esperarse que salvara las fotos que pudiera.
Mientras yo no tenga que verlas, que haga lo que quiera_ dijo Sirius.
Los cristales de los marcos estaban rotos, pero aun así las pequeñas figuras en blanco y negro que había dentro lo miraron con arrogancia, incluida la de la mujer morena de párpados caídos, Bellatrix Lestrange (Harry sintió una breve sacudida en el estómago), cuyo juicio Harry había visto en el pensadero de Dumbledore.
Eso sí que no_ dijo Sirius_ puedo tolerar al resto de la familia, pero esa mujer no se queda en mi casa.
Pero si se va a quedar en el cuarto de Kreacher_ intentó Narcissa.
Ella no, Cissy_ dijo Sirius_ no después de todo lo que ha hecho_ añadió, sin notar la pequeña sonrisa que Neville, le dirigió.
Al parecer, esa fotografía era la favorita de Kreacher, pues la había colocado delante de todas las demás y había hecho una chapuza para arreglar el cristal con celo mágico.
Supongo que ella es su favorita_ dijo Augusta secamente.
Puede ser_ dijo Sirius_ es la más oscura y por eso la más querida por mi madre_ explicó, varios asintieron en comprensión.
—Creo que le voy a dejar el regalo aquí —dijo Hermione. Puso el paquete en medio del hueco de los trapos y de las mantas y cerró la puerta sin hacer ruido—. Ya lo encontrará más tarde. —Por cierto —comentó Sirius al salir de la despensa con un enorme pavo mientras ellos cerraban la puerta del armario—, ¿alguien ha visto a Kreacher últimamente? —Yo no lo he visto desde la noche en que volvimos aquí —contestó Harry—. Le ordenaste que saliera de la cocina. —Sí… —repuso Sirius con el entrecejo fruncido—. Creo que ésa fue también la última vez que lo vi yo… Debe de estar escondido arriba. —No puede haberse marchado, ¿verdad? —añadió Harry—. A lo mejor, cuando le dijiste que se largara, interpretó que querías que se marchara de la casa.
Espero que no_ dijo Adrián preocupado.
No lo creo_ dijo Sirius pensativo_ debe estar por ahí, disfrutando de estar lejos de todos.
Ojalá sea eso_ dijo Lee_ seria muy malo si saliera.
Seria peor que malo_ dijo Minerva.
—No, no, los elfos domésticos no pueden marcharse a menos que les regalen ropa. Están atados a la casa de su familia —respondió Sirius. —Pueden dejar la casa si de verdad quieren hacerlo —lo contradijo Harry—. Dobby se marchó de la casa de los Malfoy hace tres años para avisarme de que corría peligro. Después tuvo que autocastigarse, pero de todos modos lo hizo. Sirius se quedó pensativo un momento, y luego dijo: —Ya lo buscaré más tarde, supongo que lo encontraré arriba llorando a lágrima viva sobre los bombachos de mi madre o algo así.
Es lo más probable_ asintió Sirius con gesto tranquilizador.
De cualquier manera, es mejor que lo encuentres rápido_ dijo Ted.
Lo haré_ dijo Sirius, pero estaba seguro que no había de qué preocuparse.
Aunque podría haberse ahogado en el depósito de agua caliente. Pero no, no caerá esa breva. Fred, George y Ron rieron; Hermione, en cambio, miró a Sirius con expresión de reproche.
Lo mismo pasaba en la sala, la verdad es que Kreacher no se había ganado mucha simpatía, pero había quienes esperaban que el elfo estuviera bien.
Después de la comida de Navidad, los Weasley, Harry y Hermione planearon ir de nuevo a visitar al señor Weasley, escoltados por Ojoloco y Lupin. Mundungus llegó a tiempo para compartir con ellos el pudín de Navidad y los bizcochos borrachos; había «pedido prestado» un coche para la ocasión porque el metro no funcionaba ese día. Mundungus había realizado un hechizo en el coche para agrandarlo (Harry dudaba mucho que lo hubiera cogido con el consentimiento de su propietario),
Yo también_ dijo George.
Pues espero que lo tenga_ dijo Molly frunciendo el ceño.
Mejor seguimos_ dijo Tonks a Kingsley que asintió.
igual que habían hecho con el Ford Anglia de los Weasley.
No es lo mismo_ dijo Fred.
Era necesario que lo recordaras_ Se quejó George, evitando la mirada de su madre, Harry asintió muy seriamente.
Aunque por fuera tenía las proporciones normales, dentro cabían cómodamente diez personas, incluido Mundungus, que iba al volante. La señora Weasley se lo pensó antes de entrar (Harry se dio cuenta de que ella seguía teniéndole poca simpatía a Mundungus y de que no le hacía ninguna gracia viajar sin magia),
Definitivamente debe ser ambos_ asintió Molly.
Mundungus no es tan malo_ dijo Arthur_ los llevara bien hasta San Mungo.
pero finalmente se impusieron el frío que hacía en la calle y las súplicas de sus hijos, y se sentó en el asiento trasero entre Fred y Bill de buen talante. El viaje hasta San Mungo fue rápido porque había muy poco tráfico. Asimismo, había un discreto goteo de magos y de brujas que iban con disimulo por la calle desierta hacia el hospital. Harry y los demás salieron del coche y Mundungus aparcó en la esquina y se quedó esperándolos. Fueron caminando con toda tranquilidad hasta el escaparate donde estaba el maniquí vestido con el pichi de nailon verde, y una vez allí, uno a uno, atravesaron el cristal.
Eso fue rápido_ dijo Arthur_ ves que no fue tan malo_ le preguntó a su esposa.
Supongo que no_ dijo Molly, pero apretaba los labios, mostrando que no estaba muy contenta.
En la recepción reinaba una agradable atmósfera festiva: habían pintado de rojo y dorado las esferas de cristal que iluminaban San Mungo para que parecieran gigantescas y relucientes bolas de Navidad;
Por qué rojo_ preguntó Millicent_ el verde también es navideño_ las serpientes asintieron.
El rojo luce mejor_ respondió Cormac encogiéndose de hombros_ y es más llamativo_ sus compañeros de casa asintieron.
había acebo colgado alrededor de las puertas, y en todos los rincones resplandecían unos relucientes árboles de Navidad blancos, cubiertos de nieve mágica y carámbanos de hielo y adornados con una brillante estrella de oro en lo alto. El vestíbulo no estaba tan abarrotado como la última vez que estuvieron allí, aunque hacia la mitad de la sala Harry tuvo que esquivar a una bruja que llevaba una mandarina metida en el orificio izquierdo de la nariz. —
Aunque sabían que no deberían, nadie pudo evitar reír.
Me pregunto cómo consiguió eso_ dijo Charlie, pensativo.
Que nadie le diga_ dijeron todos los hermanos, cuando vio que varios hablarían, no necesitaban que le den ideas a Charlie.
Pelea familiar, ¿verdad? —dijo la bruja rubia que había detrás del mostrador con una sonrisita de suficiencia—. Son ustedes los terceros que veo hoy…
Por qué tienen que elegir navidad para pelear_ preguntó Oliver, negando con la cabeza.
Es cuando están todos juntos_ sugirió Alicia.
Daños Provocados por Hechizos, cuarta planta. Encontraron al señor Weasley sentado en la cama con los restos del pavo en una bandeja sobre el regazo y con expresión avergonzada. —
Por qué avergonzado_ preguntó Angelina.
Qué hiciste ahora, Arthur_ preguntó Molly, Arthur se encogió de hombros intrigado.
¿Va todo bien, Arthur? —le preguntó la señora Weasley cuando todos lo hubieron saludado y le hubieron dado sus regalos. —Sí, sí, todo bien —contestó él, aunque no muy convencido—. Oye, no habéis… No habréis visto al sanador Smethwyck, ¿verdad? —No —dijo la señora Weasley con recelo—. ¿Por qué? —Por nada, por nada —contestó el señor Weasley quitándole importancia, y empezó a abrir los regalos—.
Me suena sospechoso_ dijo Hagrid.
A mi igual_ asintió Kingsley_ algo me dice que Arthur estará en muchos problemas.
Estoy seguro que no es nada_ dijo Arthur nerviosamente.
Bueno, ¿lo habéis pasado bien? ¿Qué os han regalado por Navidad? ¡Oh, Harry, esto es maravilloso! —Acababa de abrir el regalo de Harry: un rollo de alambre fusible y un juego de destornilladores.
Solo el señor Weasley podría considerar eso un regalo genial_ dijo Justin, agitando la cabeza, todos, incluso Harry, asintieron con risitas.
No lo es_ preguntó Arthur luciendo emocionado.
Los que crecieron con muggles están demasiado acostumbrados a eso_ explicó Harry, Arthur asintió en comprensión.
La señora Weasley no pareció quedar muy satisfecha con la respuesta de su marido, y cuando éste se inclinó para estrechar la mano de Harry, ella le miró el vendaje que llevaba debajo del pijama. —Arthur —dijo con tono cortante, y su voz sonó como el chasquido de una ratonera—, te han cambiado los vendajes. ¿Por qué lo han hecho un día antes, Arthur? Me dijeron que no te los cambiarían hasta mañana.
Si, papá_ dijo Bill_ por qué te los cambiaron antes_ preguntó.
Como voy a saberlo_ dijo Arthur_ imagino que los ensucie demasiado.
Puede ser_ asintió Molly.
—¿Qué? —dijo el señor Weasley, asustado, y se tapó con las sábanas hasta la barbilla—. No, no, no es nada, es que…
Creo que es hora de que todos salgan_ dijo Remus a los jóvenes, ellos asintieron, parecía que se iba a poner feo.
—El señor Weasley se desinfló bajo la penetrante mirada de su esposa—. Mira, Molly, no te enfades, pero Augustus Pye tuvo una idea… Es el sanador en prácticas, ¿sabes?, un joven encantador, y muy interesado en la… humm… medicina complementaria… Ya sabes, esos remedios muggles… Bueno, se llaman «puntos»,
Señor Weasley_ lo regañaron los nacidos de Muggles.
No debería aceptar tratamientos que no comprende_ lo regañó Hermione.
Qué son puntos_ preguntó Molly, ninguno se atrevió a responderle.
Molly, y dan muy buenos resultados en… en los muggles. La señora Weasley emitió un ruido amenazador, entre un chillido y un gruñido.
Seguro que no pasa nada_ dijo Arthur rápidamente.
Los puntos son muy útiles_ dijo Dean_ pero si su herida no puede dejar de sangrar, no creo que sea tan buena idea_ los que sabían de que hablaban asintieron.
Entonces ya no lo haré_ aseguró Arthur.
Lupin se alejó de la cama del señor Weasley y se acercó a la del hombre lobo, que no tenía visitas y contemplaba con nostalgia el corro que se había formado alrededor de su vecino.
Tal vez tu puedas ayudarlo_ dijo Tonks.
Espero que si_ dijo Remus, apenado, esperaba que ese hombre tuviera algún amigo o familiar que lo apoyara.
Bill murmuró que iba a ver si podía tomarse una taza de té, y Fred y George, sonriendo, se ofrecieron rápidamente para acompañar a su hermano.
Chicos inteligentes_ dijo Sirius_ ustedes que esperan para salir_ le preguntó al trio.
Espero que no mucho_ murmuraron los tres, sonriendo con inocencia cuando Molly los miró.
—¿Me estás diciendo que has estado tonteando con remedios muggles? — masculló la señora Weasley subiendo la voz con cada palabra que pronunciaba, sin darse cuenta, al parecer, de que las personas que la acompañaban se escabullían para ponerse a cubierto. —
No era necesario ponerlo así_ se quejó Molly sonrojada cuando todos se rieron.
Pero eso es lo que están haciendo_ se defendió Harry.
Nosotros solo fuimos por té_ dijeron los gemelos, Bill asintió.
Tonteando no, Molly, querida —respondió el señor Weasley con tono suplicante—, no es más que… algo que a Pye y a mí nos pareció oportuno probar… Sólo que, desgraciadamente… Bueno, con este tipo de heridas… no parece funcionar tan bien como esperábamos… —¿Y eso qué quiere decir con exactitud? —Pues…, bueno, no sé si sabes qué son los puntos… —Suena como si hubieras intentado coserte la piel —repuso la señora Weasley, y soltó una risotada amarga—, pero no creo que tú seas tan estúpido, Arthur… —Yo también me tomaría una taza de té —dijo Harry, y se puso en pie. Hermione, Ron y Ginny casi echaron a correr
Ya era hora_ dijo Astoria entre risas, aunque no tenía idea de que eran los puntos.
Por qué corren en ese momento_ preguntó Molly.
Lo mejor es seguir leyendo, querida_ dijo Arthur, riendo nerviosamente.
hacia la puerta con él. Cuando ésta se cerró tras ellos, oyeron gritar a la señora Weasley: —¿QUÉ QUIERE DECIR QUE MÁS O MENOS ES ESO? —
Arthur_ gritó Molly, sobresaltando a su pobre (y muy imprudente) esposo.
Entonces es verdad que se cosen_ preguntó Theo horrorizado, varios asintieron.
No es como lo están imaginando_ dijo Seamus_ es una buena forma de cerrar una herida.
Típico de papá —comentó Ginny, moviendo la cabeza, cuando enfilaron el pasillo—. Puntos, ya me dirás… —Pues funcionan muy bien con heridas no mágicas —dijo Hermione, imparcial
Gracias Hermione_ dijo Arthur_ ves querida, valía la pena intentar_ añadió, pero Molly no se aplacó ni un poquito.
—. Supongo que el veneno de la serpiente los disuelve o algo así.
Dijeron que su veneno era especial_ asintió Charlie.
¿Dónde estará el salón de té? —En la quinta planta —indicó Harry al recordar el directorio que había detrás del mostrador de recepción. Recorrieron el pasillo, pasaron por unas puertas dobles y encontraron una desvencijada escalera, a cuyos lados había otros retratos de sanadores de aspecto brutal. Mientras subían por ella, varios les dirigieron la palabra para diagnosticarles extrañas dolencias y proponerles espantosos remedios. Ron se ofendió muchísimo cuando un mago de la época medieval le gritó que era evidente que sufría un caso grave de spattergroit.
Ron gimió y puso su cara entre sus manos cuando todos estallaron en carcajadas.
Nunca me van a dejar olvidar esto_ dijo Ron en el oído de Astoria.
Estoy segura que para cuando acabemos en libro, no se acordarán.
—¿Y se puede saber qué es eso? —le preguntó enfadado al sanador, que lo siguió pasando por seis retratos al mismo tiempo que apartaba a sus ocupantes. —Una afección gravísima de la piel, joven amigo, que te la dejará más marcada y fea de lo que ya la tienes.
Eso provocó otra ronda de carcajadas, aunque para crédito de muchos, intentaron no hacerlo.
Si se dan cuanta que todos tenemos la piel similar, verdad_ preguntó Ron, acabando de inmediato con la risa de sus hermanos y aumentando la de los demás.
Su piel no tiene nada de malo_ aseguró Fleur, besando la mejilla de Bill.
—¡Mucho cuidado con quien te metes! —le espetó Ron.
No es como que puedas hacerle nada_ dijo Angelina.
Puedo intentarlo_ respondió Ron encogiéndose de hombros.
Se le estaban poniendo las orejas coloradas. —El único remedio que existe consiste en coger el hígado de un sapo, atárselo con fuerza alrededor del cuello, quedarse desnudo bajo la luna llena en un barril lleno de ojos de anguila…—
Eso hizo que todos pusieran algunas miradas horrorizadas.
Pagaría por ver eso_ dijo Draco, que había estado bastante callado.
Quieres ver a i novio desnudo_ preguntó Astoria levantando una ceja, Draco se puso muy rojo mientras Ron la miraba escandalizado.
¡Yo no tengo spattergroit! —Pues esas antiestéticas manchas que tienes en el rostro, joven amigo… —¡Son pecas! —gritó Ron furioso—.
Las pecas no son antisépticas_ dijeron todos los Weasley.
A mi me gustan_ dijo Angelina, las demás novias Weasley asintieron, haciéndolos sonreír.
¡Vuelve a tu cuadro y déjame en paz! Entonces miró a los demás, que hacían un esfuerzo por poner cara seria. —¿Qué planta es ésta? —Me parece que es la quinta —dijo Hermione. —No, es la cuarta —rectificó Harry—, todavía nos queda una por… Pero al llegar al rellano se paró en seco y se quedó mirando la pequeña ventana que había en las puertas dobles que señalaban el inicio de un pasillo que llevaba el letrero de «DAÑOS PROVOCADOS POR HECHIZOS». Un hombre los miraba con la cara pegada contra el cristal. Tenía el cabello rubio y ondulado, unos brillantes ojos azules y una amplia sonrisa ausente que dejaba ver unos dientes asombrosamente blancos. —¡Vaya! —exclamó Ron, que también había visto a aquel individuo. —¡Por las barbas de Merlín! —dijo de pronto Hermione, perpleja—. Pero ¡si es el profesor Lockhart!
No me acordaba que perdió la memoria_ dijo Percy.
El daño debió ser irreversible_ dijo Alicia.
Fue un obliviate_ dijo Flitwick.
Se lo merecía_ dijo Sproud_ intentó borrarles la memoria dos niños_ todos asintieron.
Su antiguo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras abrió las puertas y echó a andar hacia ellos. Llevaba una larga camisa de dormir de color lila. —¡Hola, muchachos! —los saludó—. Habéis venido a pedirme un autógrafo, ¿verdad? —No ha cambiado mucho, ¿eh? —le susurró Harry por lo bajo a Ginny, que sonrió.
Parece que no_ dijo Blaise.
Al menos le alegrara un poco el día, poder dar autógrafos_ dijo Poppy.
—¿Cómo…, cómo está, profesor? —le preguntó Ron. Parecía que se sentía un poco culpable, porque había sido su varita estropeada la que había dañado hasta tal punto la memoria del profesor Lockhart que lo habían enviado a San Mungo.
Un poco_ aceptó Ron.
Pero tu no lanzaste el hechizo_ dijo Tracy.
Lo sé_ dijo Ron.
Pero Harry no sentía mucha lástima por el profesor, pues, antes de que eso ocurriera, Lockhart había intentado borrarles permanentemente la memoria a Ron y a él.
Así es_ dijeron varios.
Siempre es bueno un poco de compasión_ dijo el director_ no necesitan perdonarlo, pero al menos compadézcanlo_ sus alumnos asintieron muy lentamente.
—¡Muy bien, gracias! —respondió Lockhart, desbordante de entusiasmo, y sacó una maltratada pluma de pavo real de su bolsillo—. A ver, ¿cuántos autógrafos queréis? ¡Ahora ya puedo escribir con letra cursiva! —Esto…, ahora no queremos ninguno, gracias —contestó Ron, y miró arqueando las cejas a Harry, que preguntó: —Profesor, ¿lo dejan pasearse por los pasillos? ¿No debería estar en una sala? La sonrisa del rostro de Lockhart se esfumó poco a poco. El hombre se quedó mirando fijamente a Harry, y luego dijo: —¿Nos conocemos? —Pues… sí. Usted nos daba clases en Hogwarts, ¿no se acuerda? —¿Clases? —repitió Lockhart un tanto agitado—. ¿Yo? ¿En serio? —Entonces la sonrisa volvió a aparecer en sus labios, tan de repente que los chicos casi se asustaron—. Seguro que os enseñé todo cuanto sabéis,
Por supuesto_ asintieron varios.
Hay que dejarlo creer lo que quiera_ dijo Molly_ es navidad, al menos por esa ocasión sean amables con él.
Dudo que seamos desagradables, aunque no sea navidad_ dijo Ron, Harry y Hermione, tuvieron que admitir que era cierto.
¿verdad? Bien, ¿y qué hay de esos autógrafos? ¿Os parece bien que os firme una docena? ¡Así podréis regalar unos cuantos a vuestros amiguitos y nadie se quedará sin uno! Pero entonces una cabeza asomó por una puerta que había al fondo del pasillo y una voz dijo: —Gilderoy, niño travieso, ¿ya te has escapado otra vez? —Una sanadora de aspecto maternal, que llevaba una corona de espumillón en el pelo, echó a andar por el pasillo sonriendo cariñosamente a Harry y a los demás—.
Niño travieso_ preguntó Pansy, levantando una ceja.
Parece que está en el trabajo adecuado_ dijo Albus_ se necesita un buen corazón y gran paciencia para trabajar con esas personas_ añadió con una pequeña sonrisa.
¡Oh, Gilderoy, pero si tienes visitas! ¡Qué maravilla, y el día de Navidad! ¿Sabéis qué? Nunca recibe visitas, pobrecillo, y no me lo explico porque es un encanto, ¿verdad, corazón?
La verdad es que si da algo de ternura_ dijo Demelza_ a pesar de mantener su obsesión con los autógrafos_ varios asintieron a regañadientes.
—¡Les estoy firmando autógrafos! —explicó Gilderoy a la sanadora con una amplia sonrisa—. ¡Quieren un montón de autógrafos, dicen que no se irán sin ellos! ¡Espero tener suficientes fotografías! —
Parece que sigue oyendo lo que quiere escuchar_ dijo Oliver.
Al menos pasara una navidad feliz_ dijo Lee, el trio asintió.
¿Habéis visto? —dijo la sanadora, y cogió a Lockhart por el brazo y le sonrió afectuosamente, como si fuera un niño precoz de dos años—. Antes era muy famoso; creemos que su afición por firmar autógrafos es una señal de que empieza a recuperar la memoria. ¿Queréis venir por aquí? Está en una sala reservada, ¿sabéis?; ha debido de escaparse mientras yo repartía los regalos de Navidad porque normalmente la puerta está cerrada… Pero ¡no es peligroso! En todo caso… —bajó la voz hasta reducirla a un susurro— podría ser un peligro para sí mismo, pobre angelito… No sabe quién es, y a veces sale y no recuerda el camino de regreso… Habéis sido muy amables al venir a visitarlo. —Esto… —dijo Ron señalando en vano el piso de arriba—, en realidad nosotros sólo… —Pero la sanadora les sonreía con expectación, y el débil murmullo de «íbamos a tomarnos una taza de té» se perdió en el aire.
Como decirle que no a esa dama tan encantadora_ dijo Hermione.
Supongo que no nos matara estar un rato con él_ dijo Ginny, con una pequeña sonrisa.
Y podemos conseguirle un autógrafo a mamá_ dijo Ron, sonriendo cuando su madre se sonrojó, al saber que todos recordaron que era fan.
Los chicos se miraron sin poder hacer nada, y luego siguieron a Lockhart y a su sanadora por el pasillo—. No nos quedemos mucho rato, por favor —imploró Ron en voz baja. La sanadora apuntó con la varita a la puerta de la Sala Janus Thickey y murmuró: «¡Alohomora!» La puerta se abrió, y la sanadora entró en la sala, precediendo a los demás y llevando sujeto con firmeza a Gilderoy por el brazo hasta que lo hubo sentado en una butaca, junto a su cama. —Ésta es nuestra sala para los pacientes que tienen que pasar una larga temporada en el hospital —explicó a Harry, Ron, Hermione y Ginny en voz baja—. Es decir, para los que han sufrido daños por hechizos. Con un tratamiento intensivo de pociones y encantamientos curativos, y con algo de suerte, conseguimos que mejoren un poco, desde luego.
La gente que va ahí, puede curarse_ preguntó Collin.
Por supuesto_ dijo Albus_ pero todo depende de cuanto daño hayan recibido.
Es bueno que algunos tengan una esperanza_ dijo Dennis, varios asintieron.
Gilderoy, por ejemplo, empieza a recordar vagamente quién es; y también hemos apreciado una notable mejoría en el señor Bode: parece que está recobrando muy bien la capacidad del habla, aunque todavía no se expresa en ningún idioma que hayamos podido reconocer.
Mientras esté mejorando_ suspiró Amelia_ tal vez pronto sepamos qué le pasó.
Bueno, tengo que seguir repartiendo los regalos de Navidad. Os dejo con él para que podáis charlar tranquilamente. Harry miró la sala, en la que había indicios inconfundibles de que era un hogar permanente para los enfermos. Alrededor de las camas se veían muchos más efectos personales que en la sala del señor Weasley; el trozo de pared que abarcaba la cabecera de la cama de Gilderoy, por ejemplo, estaba empapelado con fotografías suyas en las que sonreía mostrando los dientes y saludaba con la mano a los recién llegados. Gilderoy había firmado muchas de aquellas fotografías con una letra deshilvanada e infantil. En cuanto la sanadora lo sentó en la butaca, Gilderoy cogió un montón de ellas y una pluma, y empezó a estampar su firma febrilmente. —Puedes meterlas en sobres —le dijo a Ginny, y fue echándoselas en el regazo, una a una, a medida que terminaba de firmarlas—.
No se puede negar como le gustaban sus fans_ dijo Katie_ no muchos famosos se toman el tiempo de firmar un autógrafo.
Lockhart incluso se tomaba fotos_ asistió Angelina.
No me han olvidado, qué va, todavía recibo muchas cartas de admiradores… Gladys Gudgeon me escribe una cada semana… Me encantaría saber por qué… —Hizo una pausa, con gesto de desconcierto; luego volvió a sonreír y siguió firmando con renovada energía—. Supongo que será sencillamente por lo guapo que soy…
Es posible que muchos le escriban por eso_ dijo Susan.
Creo que de eso no hay duda_ asintió Tracy, todos le dieron la razón.
En la cama de enfrente, un mago de rostro amarillento y un aire de profunda tristeza estaba tumbado contemplando el techo; murmuraba para sí y parecía que no se había dado cuenta de que alguien había entrado en la sala. Dos camas más allá había una mujer cuyo rostro estaba cubierto de pelo; Harry recordó que algo similar le había pasado a Hermione durante el segundo curso, aunque, por fortuna, en su caso los daños no habían sido permanentes.
Me pregunto que le hará pasado a la señora_ dijo Hermione con una mueca de simpatía.
Esperemos que no sea nada que no se puede arreglar_ dijo Luna.
Al fondo de la sala, unas cortinas con estampado de flores tapaban dos camas para que los ocupantes y sus visitas tuvieran un poco de intimidad. —Toma, Agnes —le dijo la sanadora alegremente a la mujer con la cara cubierta de pelo, y le entregó un montoncito de regalos de Navidad—. ¿Lo ves? ¡No se han olvidado de ti! Además, tu hijo ha enviado una lechuza para decir que esta noche vendrá a visitarte. ¿Estás contenta? —Agnes soltó unos fuertes ladridos—.
Espera, qué_ preguntó Luna parpadeando rápidamente.
Supongo que se cree un perro_ dijo Sirius_ la pregunta seria como llegó a eso_ varios asintieron, pero como no obtendría respuesta, Kingsley siguió leyendo.
Y mira, Broderick, te han enviado una planta y un calendario precioso con bonitas ilustraciones de un hipogrifo diferente en cada mes. Seguro que te animarán, ¿verdad? —afirmó la sanadora mientras se acercaba al hombre que yacía murmurando por lo bajo; puso una planta feísima con largos y oscilantes tentáculos en su mesilla de noche y colgó el calendario en la pared con un movimiento de su varita mágica—. Y… ¡Oh, señora Longbottom! ¿Ya se marcha? Harry giró la cabeza con rapidez.
Esa debe ser usted_ dijo Adrián a Augusta, que asintió.
Parece que conoceremos a tus padres Neville_ dijo Ginny, Neville le sonrió, aunque no estaba seguro de si quería escuchar los pensamientos de Harry al respecto.
Habían descorrido las cortinas que ocultaban las dos camas del fondo de la sala, y dos visitantes iban por el pasillo: una anciana bruja de aspecto imponente, que llevaba un largo vestido verde, una apolillada piel de zorro y un sombrero puntiagudo decorado con un buitre disecado;
Qué elegante, madame_ dijo Sirius.
Gracias querido_ dijo Augusta, todos habían pensado que Sirius estaba jugando, pero al parecer fue sincero.
y detrás de ella, con aire profundamente deprimido, iba… Neville. De pronto Harry comprendió quiénes debían de ser los pacientes de las camas del fondo. Miró alrededor con urgencia en busca de algo con lo que distraer a los demás, para que Neville pudiera salir de la sala sin ser visto y sin que le hicieran preguntas, pero Ron también había levantado la cabeza al oír el apellido «Longbottom», y antes de que Harry pudiera impedírselo, gritó: «¡Neville!»
lo agradezco de todos modos_ dijo Neville con una pequeña, pero sincera sonrisa, Harry le correspondió.
Lo siento_ dijo Ron.
No hay por qué_ aseguró Neville.
Éste dio un brinco y se encogió, como si una bala hubiera pasado rozándole la cabeza. —¡Somos nosotros, Neville! —exclamó Ron, muy contento, poniéndose en pie —. ¿Has visto…? ¡Lockhart está aquí! ¿A quién has venido a visitar tú?
Estaba emocionado de verlo en las vacaciones_ dijo Ron sonrojado.
Nadie dijo nadad, Ron_ dijo Percy, negando con la cabeza.
—¿Son amigos tuyos, Neville, tesoro? —preguntó gentilmente la abuela de Neville, y se acercó a ellos. Parecía que Neville deseaba estar en cualquier otro sitio. Un intenso rubor se estaba extendiendo por sus rollizas mejillas, y no se atrevía a mirar a los ojos a ninguno de sus compañeros. —
Probablemente por qué me llamaste tesoro delante de ellos_ dijo Neville cuando su abuela levantó una ceja.
No tiene nada de malo que tu abuela te llame así_ dijo Augusta_ verdad, Adrián_ preguntó.
Por supuesto_ dijo Adrián rápidamente.
¡Ah, sí! —exclamó su abuela mirando fijamente a Harry, y le tendió una apergaminada mano con aspecto de garra para que él se la estrechara—. Sí, claro, ya sé quién eres. Neville siempre habla muy bien de ti. —Gracias —repuso Harry, y le estrechó la mano. Neville no lo miró: se quedó observándose los pies mientras el rubor de su cara se iba haciendo más y más intenso.
No tiene nada de malo que hables de tus amigos_ dijo Harry_ mientras sea bueno.
A veces lo es_ dijo Neville, sonriendo ante la mala mirada que Harry le dio.
—Y es evidente que vosotros dos sois Weasley —continuó la señora Longbottom, y ofreció majestuosamente su mano primero a Ron y luego a Ginny—. Sí, conozco a vuestros padres, no mucho, desde luego, pero son buena gente, son buena gente… Y si no me equivoco, tú debes de ser Hermione Granger. —A Hermione le sorprendió mucho que la señora Longbottom supiera su nombre, pero de todos modos también le dio la mano—. Sí, Neville me lo ha contado todo sobre ti.
No de esa manera_ dijo Neville sonrojado cuando varios movieron las cejas en su dirección.
También hablaba de Harry_ les recordó Hermione rodando los ojos_ deberían molestarlo con él_ añadió, ganándose una mirada traicionada de Harry mientras Neville soltaba una risita.
A mí no me invitó al baile_ le recordó Harry_ nos estamos desviando de la lectura_ añadió rápidamente.
Sé que lo has ayudado a salir de unos cuantos apuros, ¿verdad? Mi nieto es buen chico —afirmó mirando a Neville con severidad, como si lo evaluara, y lo señaló con su huesuda nariz—, pero me temo que no tiene el talento de su padre. —
Solo necesita practica_ dijo Adrián.
Lo sé_ dijo Augusta.
Solo quiere que sea mejor_ dijo Neville encogiéndose de hombros.
Y esta vez señaló con la cabeza las dos camas del fondo de la sala, lo que provocó que el buitre disecado oscilara peligrosamente. —¿Cómo? —dijo Ron, perplejo. A Harry le habría gustado darle un pisotón, pero eso es algo que resulta mucho más difícil hacer sin que los demás se den cuenta cuando llevas vaqueros en lugar de túnica—. ¿Ese de allí es tu padre, Neville? —¿Qué significa esto? —preguntó la señora Longbottom con brusquedad—.
No puedo imaginar estar nada contenta con que no lo supieran_ asintió Augusta.
Acá no lo parecía_ dijo Hanna.
Han pasado muchas cosas en estos días_ fue todo lo que dijo Augusta.
¿No has hablado de tus padres a tus amigos, Neville? —Éste inspiró hondo, miró al techo y negó con la cabeza. Harry jamás había sentido tanta lástima por alguien, pero no se le ocurría ninguna forma de ayudar a Neville para salir de aquel apuro—.
No te preocupes_ dijo Neville_ aunque lástima resume bastante buen lo que debes sentir por mi en cuanto legue a casa_ aseguró con exagerado sufrimiento.
No exageres_ dijo Augusta, rodando los ojos.
¡No tienes nada de que avergonzarte! —exclamó la señora Longbottom con enojo—. ¡Deberías estar orgulloso, Neville, muy orgulloso! Tus padres no entregaron su salud y su cordura para que su único hijo se avergüence de ellos, ¿sabes?
No me avergüenzo_ dijo Neville con firmeza.
Eso espero_ dijo Augusta_ yo me siento muy orgullosa de ellos.
Lo sé_ dijo Neville.
—No me avergüenzo —dijo Neville con un hilo de voz. Seguía sin mirar a Harry y a los demás. Ron se había puesto de puntillas para mirar a los pacientes de las dos camas. —¡Pues tienes una forma muy peculiar de demostrarlo! —le reprendió la señora Longbottom—. A mi hijo y a su esposa —prosiguió volviéndose con gesto altivo hacia Harry, Ron, Hermione y Ginny— los torturaron hasta la demencia los seguidores de Quien-vosotros-sabéis. —Hermione y Ginny se taparon la boca con las manos. Ron dejó de estirar el cuello para mirar a los padres de Neville y puso cara de pena—. Eran aurores, y muy respetados dentro de la comunidad mágica —continuó la señora Longbottom—. Ambos tenían dones extraordinarios, y…
Eran increíblemente buenos en su trabajo_ dijo Augusta.
De los mejores_ dijo Sirius.
Fabian y Gideon hablaban bien de ellos_ dijo Molly con una pequeña sonrisa.
Sí, Alice, querida, ¿qué quieres? La madre de Neville, en camisón, se acercaba caminando lentamente por el pasillo. Ya no tenía el rostro alegre y regordete que Harry había visto en la vieja fotografía de la primera Orden del Fénix que le había enseñado Moody.
No_ dijo Augusta con tristeza_ ya no se ve así.
Sigue siendo hermosa_ dijo Neville.
No dije lo contrario_ contestó su abuela.
Ahora tenía la cara delgada y agotada, los ojos parecían más grandes de lo normal y el pelo se le había vuelto blanco, ralo y sin vida. Tal vez no quisiera decir nada, o quizá fuera incapaz de hablar, pero le hizo unas tímidas señas a Neville y le tendió algo con la mano. —¿Otra vez? —dijo la señora Longbottom con un deje de hastío—.
Pasa demasiado_ dijo Augusta.
A mí me gusta_ dijo Neville_ mientras más mejor_ augusta puso una pequeña sonrisa mientras todos fruncían el ceño, confundidos.
Muy bien, Alice, querida, muy bien… Neville, cógelo, ¿quieres? —Pero Neville ya había estirado el brazo, y su madre le puso en la mano un envoltorio de Droobles, el mejor chicle para hacer globos—. Muy bonito, querida —añadió la abuela de Neville con una voz falsamente alegre, y dio unas palmadas en el hombro a su nuera.
Una envoltura_ preguntó Lee frunciendo el ceño.
Mamá me da uno cada vez que voy a verla_ dijo Neville con una pequeña sonrisa.
Eso es dulce_ dijo Daphne, Neville le sonrió.
Sin embargo, Neville dijo en voz baja: —Gracias, mamá. Su madre se alejó tambaleándose por el pasillo y tarareando algo. Neville miró a los demás con expresión desafiante, como si los retara a reírse, pero Harry no creía haber visto en su vida nada menos divertido que esa situación. —
Todos estaban de acuerdo con Harry, pero prefirieron no decir nada para no hacer sentir a Neville más incómodo de lo que ya debe estar, a pesar de las pequeñas sonrisas que estaba poniendo.
Bueno, será mejor que volvamos —dijo la señora Longbottom con un suspiro, y se puso unos largos guantes verdes—. Ha sido un placer conoceros. Neville, tira ese envoltorio a la papelera, tu madre ya debe de haberte dado suficientes para empapelar tu dormitorio.
De verdad_ preguntó Oliver.
Son muchos años de envolturas_ asintió Neville.
Pero cuando se marchaban, Harry vio que Neville se metía el envoltorio del chicle en el bolsillo. La puerta se cerró detrás de ellos. —No lo sabía —comentó Hermione, que parecía a punto de llorar. —Yo tampoco —dijo Ron con voz ronca. —Ni yo —susurró Ginny. Todos miraron a Harry. —Yo sí —admitió él con tristeza—. Me lo contó Dumbledore, pero prometí que no se lo revelaría a nadie…
Gracias por cumplir_ dijo Neville, Harry hizo un ademan sin importancia, no había nada que agradecer.
Por eso fue por lo que enviaron a Bellatrix Lestrange a Azkaban, por utilizar la maldición Cruciatus contra los padres de Neville hasta que perdieron la razón. —¿Eso hizo Bellatrix Lestrange? —susurró Hermione, horrorizada—. ¿Esa mujer cuya fotografía Kreacher guarda en su cubil?
Esa misma_ dijo Sirius.
Y es difícil entender como alguien podría hacer algo como eso_ Ted_ pero Bellatrix siempre fue bastante especial_ los que la conocían asintieron.
Se hizo un largo silencio que Lockhart interrumpió con voz enojada: —¡Eh, no he aprendido a escribir con letra cursiva para nada!
Eso aligeró un poco el ambiente cuando todos se echaron a reír.
Es el final del capítulo_ dijo Kingsley cerrando el libro.
