Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.
Cazadores de Sombras, pertenece a Cassandra Clare.
03: El Trabajo de una Chica.
Janeth aceptó el trabajo, porque le interesaban los desafíos. Y lo que ese brujo le pedía, era algo grande y muy bien pagado. Tomó su pantalón antes blanco y su camiseta, ambos fueron tinturado de color azafrán, tomó sus armas y marchó, hacía la casa del brujo.
...
Llevaba casi tres horas, haciendo frente a los demonios, alejándolos del Brujo, quien intentaba sellar el portal al infierno. Giró sobre sí misma, esquivando la cola del demonio escorpión. Extendió su brazo derecho y le arrojó una ráfaga de viento, que luego combinó con su aliento de chispas, acabando en una llamarada, que rodeó al demonio, quien saltó hacia ella, pero la chica ya lo esperaba con su lucero del alba, conectándole un poderoso golpe, en el rostro, y disolviéndose ante ella.
—Eres todo lo que dice tu pergamino de presentación —dijo el brujo detrás de ella, al verla acabar con el demonio.
La chica se pasó una mano por el cabello, e hizo una reverencia. —De nada. Solo espero, que no vuelvas a tener estos problemas de plagas.
—Espero que no. Eliminar a una legión tan grande de demonios escorpión... Verdaderamente, hice bien en guiarme, por lo que ponías en tu pergamino de información, y no por tu físico —dijo el hombre calvo, de ojos negros. Un hombre como cualquier otro, si se obviaba, su larga cola. Se trataba de un brujo, quien se escuchaba cansado, tras ese largo combate. —Y si lo llego a tener, entonces sé a quién acudir... Señorita Fairblue.
Ella asintió, mientras recibía el pago por sus servicios, en libras esterlinas, que contó, antes de guardarse en el bolsillo, y retirarse de la propiedad del brujo, para luego desvanecerse en el aire, directo hacia su hogar, a pocas calles del Mercado de Sombras de Londres.
Para Janeth, esto era vida: Aceptar trabajos de casi cualquier tipo (dónde a menudo, eran Subterráneos, quienes violaban la ley con los Nefilim y buscaban a otros subterráneos, como ella), y ganar dinero.
Hacer frente a los demonios.
Comprar libros de magias, para incrementar su intelecto.
Sus ropas de trabajo, eran en sí mismas, un recuerdo de su vida pasada (más o menos), pues ella jamás fue totalmente, una Cazadora de Sombras.
Recuerdo
Esa tarde, decidió seguir a una pareja de cazadores de su estatura, sin importarle que fueran hombres, en una noche, especialmente llena de niebla, y los dejó hacer frente a los demonios y vampiros, que les atacaron. Cuando los Cazadores murieron (algo que ella, jamás se hubiera esperado), solo liberó un anillo de fuego plateado y acabó con las vidas de los vampiros, para luego agarrar las ropas de los Nefilim fallecidos.
Le serían útiles.
Fin del Recuerdo
Se cambió de ropas, por algo más mundano, y fue a buscar un restaurante, no muy lejos del edificio dónde ella vivía. Mientras caminaba, una vieja rima infantil, de los Cazadores de Sombras, se abrió paso por su mente. —Negro para cazar en la noche. El blanco para el luto y la muerte. Oro para la novia en su vestido y rojo para deshacer el hechizo. Seda blanca para cuando nuestro cuerpo arda, pendón azul para cuándo regresan los dos, llamas para el nacimiento de un Nefilim y llamas para lavar los pecados. —Suspiró. —Gris para el conocimiento mejor reservado. Hueso para los que no envejecen. Azafrán para iluminar la marcha a la victoria, verde para reparar el corazón roto. Plata para las torres de los demonios y Broce para convocar los poderes del mal. —Pensó en eso último.—Bronce, para convocar los poderes del mal. ¿Por qué usaste el escarlata, en los Cazadores de Sombras Oscurecidos, Sebastian? —Llegó al restaurante, ahora cerrado y una risita, surgió se sus labios. Conocía muy bien, a la clase de hombre, que era Garrett Hilton: Un desgraciado, que solía auxiliar a los Nefilim, cuando estos le pedían ayuda, atendía este camión/restaurante, pero solía robar armas de los Cazadores de Sombras, para luego venderlos en el mercado negro, en el mismísimo Mercado de Sombras. Suspiró y sonrió. No le dolería, robarle algunas Pizzas y Perritos calientes, al desgraciado. Abrir la cerradura, fue simple. Tan simple, como extraer un objeto alargado y cilíndrico, más largo que un bolígrafo; midiendo unos 35cm. Se trataba de una estela, la primera herramienta, que solían empuñar los Nefilim, cuándo se les comenzaba a enseñar, sobre el Mundo de las Sombras y su misión sagrada. Se usaba para grabar el sagrado lenguaje de los ángeles y emplearlo a su favor. Los Cazadores de Sombras, usaban las Runas, para dibujar en su piel y adquirir poderes grandiosos. Ver en la oscuridad, agilidad, velocidad, fuerza y muchísimo más. Pero también, era posible usar las runas, en objetos inanimados, tal y como ella lo estaba haciendo, en esos momentos, al usar una runa de apertura; había tomado la estela, de uno de aquellos cadáveres de esos desdichados Cazadores de Sombras, que vio morir, aquella vez.
Tomó algunas Pizzas y Perritos calientes, además de unos vasos de casi 50 onzas, que llenó de hielo y colocó latas de gaseosas dentro, antes de retirarse, con su botín, y volver a cerrar.
Luego, terminaría por buscar algunas pizzerías, sin mucha vigilancia, y llevaría las pizzas congeladas a Agatha, Holly y Jack.
