Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.

Cazadores de Sombras, pertenece a Cassandra Clare.

04: Tour Express por la Ciudad de Cristal.

Un grupo de cuatro siluetas, se desplazaban, en medio de la seguridad de la noche.

Saltaban de un edificio a otro.

A Harry no le sorprendió, cuando supo que Agatha, era buena con las maquinarias y la chatarra, llegando a poder crear, pistolas gancho, como las de las películas, cómics o videojuegos; y la usaba ella misma, en el uso permanente de un collar de plata, alrededor de su cuello, que, a pesar de lastimarla, le permitía no transformarse, en las noches de luna llena.

El grupo había decidido, hacer de las calles de Londres, un lugar mejor, y realizaban ataques contra Mundanos...

Siempre y cuándo, se tratará de malas personas: asesinos, violadores, ladrones, vendedores ambulantes de droga, etc.

Los rastreaban, los espiaban por un tiempo, y después, caían sobre ellos.

A veces, buscaban hacer creer, que la persona en cuestión, sufrió un muy desafortunado accidente.

En otras ocasiones, si es que Holly bebiera de la sangre de la persona, hasta la muerte, entonces, usaban cuchillos, y cortaban alrededor de dónde ella había mordido y luego, cortaban el cuello (o directamente, lo desgarraban, en el caso de Agatha.

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En muy pocas ocasiones, llegaron a hacer frente a demonios. Pero hubo ocasiones, dónde tuvieron que hacerlo.

Y ante eso, Janeth se encargó de que sus amigos, contarán con las armas necesarias, para luchar en su contra. Ya fuera con armas de metales preciosos o con maderas sagradas, pero se encargó de enseñarles tanto como pudo, sobre los demonios.

Cuando Janeth les pidió un favor, ninguno de los tres, dudó en acompañarla. Así que fueron a comprar (o robar), ropas azules, para camuflarse en la noche, y luego, cuando tuvieron armas y provisiones.

Entonces, y solo entonces, llegaron a realizar un viaje, hasta Alacante, la ciudad de los Cazadores de Sombras, en el diminuto país de Idris, que se encuentra entre Alemania, Francia y Suiza. Ingresaron a la así llamada Ciudad de Cristal, a través de la puerta norte, única puerta de la ciudad, que podía ser atravesada por los Subterráneos, como ellos cuatro. Usando ropas azules, e implementos de seguridad y supervivencia, se infiltraron en medio de la noche, acercándose a la Llanura de Brocelind, encontraron la Casa Solariega de los Morgenstern, lugar dónde Sebastian/Jonathan, creció, y motivo por el cual, habían ido.

—Entonces, ¿Cuál es el trabajo, de nuevo? —preguntó Jack, pasándose una mano por el cabello, sin encontrarse cansado, ni nada.

—Sacaremos, todo aquello, que pueda ser de valor —declaró ella. —Especialmente, libros. Y luego, incendiamos el cuchitril.

Patearon la puerta principal, y comenzaron a recorrerlo.

Usando runas, encima de unas bolsas de tela que encontró, Janeth comenzó a sacar, fotos de Oskar y Seraphina Morgenstern, sus abuelos...

En otra vida.

Sus amigos, extrajeron diarios y libros.

Pero ella supo, que la biblioteca más importante, estaba en el sótano de la casa. Y, para abrirlo, tuvo que tomarse muchas molestias, usando la Estela y marcando las runas, en la puerta, hasta que, finalmente, la puerta hizo clic, permitiéndoles entrar, teniendo a Holly, liderando el grupo, y quién por ser una vampiresa, entonces podía ver en la oscuridad; la llevaron en frente, mientras descendían al sótano, y solo al encontrar piedras de luz, entonces le permitieron un minuto a Holly.

En esa misma bolsa, guardaron todos los libros, todos los diarios de Valentine, y guardaron algunas fotos o álbumes.

Cuando salieron, le prendieron fuego a la mansión.

Volvieron a Londres, y Janeth comenzó a pensar, en cómo hacer llegar algunos de los diarios, al instituto de Nueva York. Solo algunos, dónde se nombraba a los dos hijos de Valentine.

Dónde se nombraba al hijo de Stephen y Céline Herondale, a quien le dio sangre del Ángel Ithuriel, y decía como decidió desecharlo, al fingir su muerte, y encargarse de que lo enviaran con los Wayland.

Si pudiera enviarles esto, y permitirles sacar sus propias conclusiones, respecto a que Jace no es, el hijo de Michael Wayland, ni el biológico de Valentine... Qué de hecho soy yo misma —pensó divertida. —Podría decididamente, ayudar al chico ángel. Piensa Janeth... ¡Piensa!