Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.
Cazadores de Sombras pertenece a Cassandra Clare.
06: Abuela y nieto.
Imogen Herondale-Whitelaw, era una mujer de 42 años de edad. Era una Cazadora de Sombras, de gran nivel, y se decía que sería la próxima Inquisidora. Su cabello era rubio y sus ojos eran grises. En esos momentos, llevando su uniforme de Cazadora, estaba ante la puerta del Instituto de Nueva York. Los Institutos, son refugios para los Cazadores de Sombras, también en algunos casos, para subterráneos e incluso Mundanos/Muggles (esto último, en el caso de los Magos Ingleses), bajo su protección, además de ser lugares destinados a albergar y ayudar a los Nefilim de todo el mundo en su tarea de matar demonios, encontrándose en todas las grandes ciudades del mundo.
Como una Cazadora de Sombras que era, entonces podía simplemente, ingresar en el Instituto, pero lo consideraba, comenzar con el pie izquierdo. Así que, usando su estela, se marcó con una runa de fuerza, para luego llamar a la puerta, logrando causar un eco, en el interior del edificio.
Pronto, la puerta se abrió, revelando un rostro que Imogen no quería ver, en lo que le quedaba de vida. Una mujer de largo cabello negro y ojos también negros, era baja y delgada. La mujer e Imogen, se miraron a los ojos. Se quedaron en silencio. —Por favor, pasa Imogen. Él, ya tiene su mochila lista. —Imogen asintió, y dio solo un paso en el interior, mientras que la puerta detrás de ambas mujeres, se cerraban. Bastó una mirada de la rubia, para que la pelinegra, empezara a caminar, siendo seguida de cerca. Los minutos, se volvieron agonizantes, y el pasillo se sintió, interminable. —Cuando él llegó aquí, nos hicieron creer, que era el hijo de Michael Wayland.
—Michael Wayland, tenía castaño y de ojos azules. Su esposa, Josiah, tenía el cabello...
—Rubio y ojos azules —asintió Maryse Lightwood. —Sí. Muy parecida a Stephen y a Céline, por esto fue que creíamos que era el hijo de Michael. Pero... —frunció el ceño. —Aunque el cabello de Jace, si es rubio como se puede esperar, sus ojos no son ni azul como los de Stephen, ni verde oscuro como los de Céline. Son dorados.
Finalmente, llegaron hasta donde ya los esperaban los dos hijos de los Lightwood. Un niño de ojos azul oscuro, junto a una niña de cabello también negro, pero de ojos marrón oscuro; un hombre de cabello negro y ojos azul oscuro, era Robert Lightwood, esposo de Maryse.
Imogen no pudo evitar sonreír y acercarse mucho más, a aquel niño de cabello rubio que se rizaba detrás de las orejas, de cara angulosa, mirada estrecha y ojos dorados. —Es un placer conocerte por fin. Mi nombre, es Imogen soy tu... —se le fue la voz, y sus ojos se llenaron de lágrimas. El niño se acercó a la mujer, y apoyó una mano en su mejilla, para retirar las lágrimas, que amenazaban con caer por sus ojos. —Soy... soy tu... abuela... paterna. Tu padre... cuando él murió, yo lo descubrí días después y.… tu madre se suicidó, y desconocí que estabas vivo, sino hasta ahora.
— ¿Quién te avisó a ti, Imogen? —preguntó Maryse, con sospecha.
—Una tal Janeth C. Fairblue, por medio de una carta —informó Imogen, levantándose y enseñándole una carta, junto a un manojo de documentos. —Esto que estoy sosteniendo, son...
—Parte de un libro de experimentos del fallecido esposo, de Jocelyn Morgenstern —dijo Robert, de brazos cruzados. —Sí. Nosotros recibimos la misma información. Los mismos documentos, sobre los experimentos de Valentine, sobre su propio hijo, sobre el joven Jonathan, en nuestro hijo Alexander y sobre el hijo de Michael Wayland, hace poco tiempo.
—Vine tan pronto, como lo supe. —Dijo Imogen, mientras delicadamente, movía la camiseta de su nieto, sonriendo ante lo que vio. —Tan pronto, como pude entender, lo que estaba escrito en esos documentos, y lo que intentaban decirnos. Jake —el niño la miró fijamente, y pensó en que ese se parecía mucho, al apodo cariñoso, que Maryse, le había dado, cuando él llegó a ese Instituto, siento incluso más joven. — ¿En algún momento, has prestado atención a la cicatriz en tu clavícula? —preguntó la mujer, casi susurrándolo, acariciando la cicatriz, provocándole un escalofrío al pequeño niño rubio. — "Una antigua leyenda de la familia Herondale, dice que un ángel visitó al primer Mundano que tomó ese apellido para sí en un sueño, y le tocó el hombro. Ese contacto, se manifestó como una marca que apareció en la piel del Cazador de Sombras cuando se despertó"
— ¿Significa entonces, que no soy el hijo de Michael Wayland? —preguntó el niño, quien sabía gracias a Valentine, que los Herondale, eran una importante familia de Cazadores de Sombras, y muchos de ellos, eran herreros destacados.
—Así es —dijo Imogen asintió, tratando de no llorar. —Eres mi nieto. Eres el hijo de Stephen Marcus Herondale, y Céline Montclaire. Yo... creí que habías fallecido... yo... lamento mucho, no haber estado allí para ti... Jace —Imogen abrazó al niño, como si temiera que desapareciera. Cerró los ojos, y lloró con fuerza, sosteniendo su nuevo pilar. Ahora, su pilar de cordura, ya no sería el ansia de venganza, contra los miembros fugitivos del Círculo, sino criar a su nieto, en la familia amorosa, que debería de haber tenido.
—Gracias, abuela —fue todo lo que pudo expresar el niño, abrazándola.
Ese mismo día, en la noche, Imogen y Jace, abrieron un portal hacía el Instituto de Londres, donde convivirían con la bruja Theresa Starkweather.
