Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.

Cazadores de Sombras, pertenece a Cassandra Clare.

25: En la Casa Potter.

Thomas estaba frunciendo el ceño, mientras esperaba a Janeth, quien pronto apareció con su baúl, y caminando junto a Daphne Greengrass y Tracey Davies, las tres muy sonrientes.

—Entonces, ¿Cómo está Hermione? —preguntó Tracey, demostrando su preocupación. Y todos podían darse cuenta de eso, incluso Ron Weasley.

Ron Weasley parpadeó lentamente y abrió la boca, sorprendido. Thomas miró a su amigo, extraño. —Ron, ¿Qué pasa? —preguntó él. — ¿Qué te sorprende tanto?

—Preguntó por Hermione —dijo Ron, ahora pálido, como un fantasma, temblando y señalándola con la mano. En su mente, la cual solo guardaba el recuerdo de que la comida sabía bien; no podía alcanzar a comprender, porqué le importaba tanto, lo que pasara a una Gryffindor. Ellas eran Slytherin, y su compañera era una Gryffindor. En la mente de Ron, para quien las palabras "Slytherin" y "Mortífago", eran sinónimos, no le llegaba un motivo, para preguntar por la salud de su amiga. — ¿Por qué te importa?

—Porque quiero saber si ya está mejor —contestó una calmada Tracey, señalando lo obvio. —Usaron Poción Multijugos, una poción que transforma a una persona, en otra. No una poción como Animalis Anima, que te otorgará rasgos de un animal, mientras todavía eres humano. —Negó con la cabeza, y suspiró. —Eso podría llegar a ser sumamente peligroso, para su salud. Podría haberse envenenado y fallecer, al tratar de transformarse, con su cadáver mutando en una monstruosa masa verde de tumores pulsantes y cancerosos. —Ron y Thomas palidecieron.

—Se... se encuentra bi... bien —dijo Thomas pálido, y parecía estar a punto de vomitar, al escuchar sobre el posible fallecimiento de su amiga, nada más ingerir la poción. —Madame Pomfrey, le está dando una poción... amarilla... fosforecerte. Que bebe a las 8:00 de la noche, todas las noches.

—Y una poción tan blanca como una perla, que bebe a las 6:00 de la mañana y luego desayuna. Pero dice que la poción provoca, que la comida sepa... gelatinosa —añadió Ron, mientras se iban junto a los otros alumnos, hacía el expreso de Hogwarts, donde Alex y Ron se fueron con Dean Thomas.

Muy pocos alumnos, se quedarían en Hogwarts.

Y entre esos pocos que se quedarían, conformaban el sueño húmedo de Voldemort, pues entre los que estaban: Draco Malfoy, Vincent Crabbe, Gregory Goyle, Theodore Nott, Marcus Flint, Millicent Bulstrode, Ernie Macmillan, Neville Longbottom y Lavender Brown. Todos ellos, eran Sangre Pura.

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Cuando Janeth y Thomas bajaron del Expreso de Hogwarts, luego de que cada uno de ellos, se llenara el estómago a dulces y pastelillos, James y Lily los abrazaron, como si las vidas se les fueran en ello.

—Estuvimos entrenando, los primeros días del año —habló Thomas, sonriente. —Pero... dejamos de entrenar, cuando comenzó todo esto de... —se acercó al oído de su padre. — "La Cámara de los Secretos" —James abrió los ojos, con algo de incredulidad.

—Vamos a casa —dijo James, para luego mirar a Janeth, quien asintió, diciendo silenciosamente que quería conocer el hogar de los Potter, cosa que James y Lily agradecieron, dirigiéndose hacía unas chimeneas que estaban en las paredes del King Cross Mágico, para que los Sangre Pura y Mestizos, los usaran. —Bienvenida, a la Mansión Potter, señorita Fairblue.

—Muchas gracias, Lord Potter —dijo Janeth, mirando la sala, las escaleras más allá, los muebles, las mesas, los cuadros. Justo antes de invocar algunas chispas rosadas y negras en sus manos, para invocar otras pertenencias.

— ¡Wow! —dijo Thomas asombrado, al ver algunas armas, bastante ropa, algunas materas con plantas y otras cosas.

— ¿Cómo hiciste eso, Janeth? —preguntó Lily con los ojos muy abiertos. —Eso no es un hechizo de invocación.

—No. Al menos, no el hechizo usual —dijo ella, antes de suspirar. —No quiero hablar sobre ello. Solo... es una magia que he conocido con el tiempo. —Se miró el brazo, las venas, más específicamente. Sabía que esto, era un obsequio misterioso de Raziel, pues aun recordaba la primera vez, que había usado esa magia. —Funciona... exactamente, como la magia que he aprendido con el tiempo. Catalina Ross y Ragnor Fell.

— ¿Quiénes son esos? —preguntó James, amablemente.

Janeth miró a James, y suspiró, diciendo una verdad. —Brujos. Mis maestros. Cuando descubrí, que lo que yo podía hacer, era magia, fue al primer lugar al cual me dirigí: busqué y busqué, hasta toparme con el Mercado de Sombras Londinense, donde hablé con algunos Brujos, como... Adam Ferguson o Guy Lenoxx, quienes me instruyeron un poco y me dijeron como encontrar a Ross y a Fell, para que me auxiliaran con el resto del entrenamiento —Especificó. — ¿Pueden decirme, donde voy a dormir? —Lily asintió, y la guio hacía su habitación, mientras que James hacia que todo levitara, y Janeth la ayudaba, con sus chispas rosadas y negras, hasta la habitación de la pelinegra. Ingresaron en una habitación, la cual tenía los colores de Ravenclaw.

—Esta habitación, perteneció a mi tátara tátara abuela: —dijo James sonriente. —Madeleine Potter, quien fue una Ravenclaw.

—Gracias —dijo Janeth, mientras invocaba las chispas nuevamente en sus manos, chasqueaba los dedos, y todo era organizado en un santiamén, por la magia. Al verla dirigirse a la biblioteca de Madeleine, James pensó que Janeth no tendría ningún problema, así que la dejó sola. Tomó un libro que nunca antes había visto: «Verdades Oscuras y Problemáticas de Hogwarts», sus ojos se abrieron, al leer el autor del libro. — ¿Qué demonios? —Se preguntó — ¿Gabriel Morgonstjärna? —Frunció el ceño, olvidando su deseo de leer el libro, que podría traerle algunas respuestas. — «Morgonstjärna», es el apellido «Morgenstern», llevado del alemán al sueco. ¿Por qué sabría una de las familias más elitistas entre los Cazadores de Sombras, sobre Hogwarts? —pensó en voz alta, antes de suspirar y abrir el libro, comenzando a leerlo. Solo fue interrumpida en dos ocasiones: en la primera ocasión: un Elfo Domestico, preguntó si necesitaba algo, pero ella lo negó y en la segunda ocasión: quizás el mismo Elfo Domestico, le dijo que era la hora del almuerzo.

—Señorita Potter —la interrumpió una voz. Ella se giró, viendo a un Elfina Domestica.

— ¿Sí? —preguntó suavemente, mientras se ponía de pie, se quitaba los lentes, y se acariciaba los ojos. — ¿Qué ocurre?

—Lord Potter y lady Lily, han invitado a lord Black —dijo la Elfina. —Desean que almuerce junto a ellos. A pesar de que son las 15:00 y retrasaron el almuerzo, por usted.

Ella abrió los ojos sorprendida. —Rayos. No creí que me hubiera tomado tanto tiempo, leyendo ese libro —giró la cabeza, para ver el libro —espero no te moleste, guiarme al comedor. Creo que he estado encerrada en esta habitación, casi todo el día.

—Sin ningún problema, señorita Potter —la elfina la llevó por los pasillos y escaleras, hasta el comedor, donde ya la esperaban James, Lily, Sirius, Remus y Thomas.

—Por favor, perdónenme por la demora —dijo Janeth, haciendo una reverencia.

—No hay ningún problema, cariño —dijo Lily sonriente, mientras la veía sentarse.

Cuando James estaba por hundir el tenedor, en su pollo, alcanzó a escuchar: — "Gracias al ángel, por los alimentos que consumiremos" —susurró la pelinegra. Todos se miraron y realizaron una rápida oración, antes de comenzar a comer.

— ¿Qué estabas haciendo, Janeth? —preguntó Sirius de buen humor. La pelinegra lo miró algo extrañado, y a él le costó entender. — ¡Oh, claro! No me conoces —dijo nervioso. —Soy Sirius Orión Black. Soy amigo de James y Lily y.… soy... tu... padrino.

Ella ignoró lo último. Sencillamente, no le importaba lo suficiente. Nada de esto tendría sentido, cuando se fuera. Cuando abandonara Inglaterra, para irse a Estados Unidos, a Brooklyn, a Nueva York, para ayudar a Clary, Alec, Isabelle, Simon y a James, a detener a Valentine y a Sebastian, a futuro. —Encontré un libro sobre Hogwarts, escrito por un tal Gabriel Morgenstern. Estuve a punto de descubrir, cualquier posible información sobre la Cámara de los Secretos, que el libro podría quizás contener, cuando me llamaron a almorzar. —Y con eso dicho, continuó con su comida.

A la mañana siguiente, Janeth salió de la habitación, se fue a bañar, regresó a su habitación, se vistió con ropas deportivas y buscó la cocina, pidiendo solo un café para desayunar. — ¿Está usted segura, señorita Potter? —preguntó una elfina, algo nerviosa. —Anoche, Lady Potter dio instrucciones, para darle un desayuno nutritivo.

—Lo entiendo, pero solo quiero café y una botella de agua, por favor —pidió Janeth, quien sentía que se caería dormida. —La Cámara de los Secretos, fue abierta entre 1942 y 1943, cuando una niña: Myrtle Warren sería asesinada. Y Rubeus Hagrid fue descubierto, y expulsado de Hogwarts. Pero no tiene sentido. —Pensaba ella, solo para encontrarse con su taza de café, a la cual no le añadió azúcar, pues la amargura le ayudaría a despertarse. — ¡Myrtle! —las piezas fueron encajando. — ¿Myrtle la llorona? Una muerte violenta... o te transforma en fantasma, o te transforma en vampiro. Si estás en un lugar con tanta magia, como Hogwarts, entonces el resultado será un fantasma. Necesito volver a Hogwarts, cuando se me presente la oportunidad, y preguntarle. —Agarró la botella de agua, y fue a los jardines, a comenzar su entrenamiento, trotando un poco y luego realizando sus estiramientos. Y continuar su entrenamiento. Cuando regresó al interior de la mansión, un Elfo Domestico utilizó un hechizo, para evaporar su sudor y cansancio. —Gracias. Por favor, ¿podrían trocear algunas fresas, bananos y colocarlas en un plato hondo con yogur de fresa y hojuelas heladas, y llevarlo a la mesa, para mi desayuno?

—De inmediato, señorita Potter —dijo el feliz Elfo Domestico.

Janeth fue a la mesa, encontrándose con James, Lily, Alex y Sirius, ya terminando su desayuno. —Buenos días, Janeth —saludó Lily, sacando su lado más maternal. —Un Elfo Domestico vino a mí, a decirme que solo habías desayunado con un café y un vaso de agua, ¿va todo bien?

—Entrenar con el estómago lleno, es peligroso —explicó Janeth. —Y ya he pedido mi desayuno... —al instante, apareció ante ella, haciéndola sonreír, y comenzar a comer.

— ¡¿Fuiste a entrenar, y no me llamaste?! —preguntó Alex, sintiéndose "traicionado", por su hermana.

Janeth sonrió. —No sabía que querías entrenar, Niño Mágico. De acuerdo, voy a despertarte mañana a las seis, y espero que bañes, antes de las seis y diez, para entrenar. —Él asintió, con una sonrisa en los labios.

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Albus Dumbledore, se había quedado en Hogwarts. Y desde ya un día, que no salía de su oficina. Necesitaba que Alex resolviera el misterio de la Cámara de los Secretos. Él estaba totalmente seguro, de que el culpable de todo esto, era Voldemort. Y Alex, siendo el niño que vivió, tendría que estar buscando las pistas, respecto a la Cámara de los Secretos, hasta enfrentarse a Tom, y liberar a la escuela, del peligro de la Cámara y del peligro de Tom; hasta que llegara el momento, en el cual enfrentaría nuevamente a su descarriado alumno, para derrotarlo y así, poder lograr traer la paz a Inglaterra. —Derrotar a Tom —pensó. —Janeth Potter, ya no es un Horrocrux, eso significa que quedan menos de ellos, por destruir. —Suspiró, al recordar algo que no iba de acuerdo al plan. —Janeth... parece carecer de un fragmento de alma de Tom. Pero no significa que Alex no lo tenga. Y si él lo tiene, entonces es así, como puede hablar Pársel —una lagrima rodó por su mejilla. —Si tan solo... si tan solo hubiera sido Janeth quien hablara Pársel, antes de interesarme por ella. Sí. Es poderosa, puedo guiarla y que ella derrote a Tom, si es que Alex no lo consigue. —Miró los papeles en su mesa. Eran las calificaciones de los alumnos, del año pasado y de este año. —Necesito que James y Lily, le pidan a Alex, que mejore sus calificaciones. Quizás... quizás podría lograr, que Janeth le enseñe algunas cosas. Aunque se supone que ya le está enseñando. ¿Debería yo de pedirle, enseñarle magia más avanzada? No. Necesito ver, si Janeth es luminosa. Si es oscura entonces... —Desenfundó su varita, y mandó una esfera mágica azul cían vaporosa. Ese hechizo No-Verbal, debía de buscar y encontrar a Tom. — ¿Cómo lo estás haciendo, Tom?, ¿Cómo lograste infiltrarte en Hogwarts?, ¿Cómo estás atacando a los alumnos...? —la puerta se abrió, y Madame Pomfrey entró, seguida de la profesora Sprout, entraron en su oficina, diciéndole que otros alumnos, estaban siendo encontrados petrificados: Hermione Granger, Lisa Turpin; además de Percy Weasley y Penelope Clarewater, fueron encontrados de madrugada, seguramente realizando sus vueltas de Prefectos. Albus apretó los labios, pensando. —Maldición. Si tan solo Alex se hubiera quedado en Hogwarts. Entonces seguiría siendo inculpado. Alex tendría que haber visto a los alumnos y al país volverse en su contra. Levantarse una vez más, para así poder llegar a ser el gran héroe que se supone que está destinado a ser. —Otro pensamiento apareció en su cabeza, y apretó los puños. —Y lo mismo iría, para Janeth. ¿Por qué James y Lily tuvieron que ordenarles irse?, ¿Por qué esos mocosos no podían simplemente desobedecerlos, y seguir buscando a Tom, para detener su método, para ocasionar esto? ¡MALDITOS MOCOSOS, Y MALDITOS SEAN LOS POTTER!

(N/A: Al comienzo, los Elfos llamarían a Janeth "Señorita Fairblue", pero ellos sienten que ella tiene sangre Potter, así que se refieren a ella de esa forma. Ella solo tiene los recuerdos de Jonathan Christopher "Sebastian" Morgenstern, pero no deja de ser Janeth Potter)