Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.

Cazadores de Sombras, pertenece a Cassandra Clare.

30: Los Recuerdos del Niño Demonio.

Janeth despertó en medio de la noche, sobresaltada, sudando y con el sudor pegado al rostro y nuca, mientras sentía su corazón latiendo como un tambor. — ¡NO LO HAGAS!

Su grito se escuchó, en toda la mansión Potter, y pronto, la puerta se abrió violentamente, dejando entrar a Lily y James Potter. — ¡Janeth! —gritó James, entrando en la habitación de su hija, quién acababa de salir de su pesadilla, y estaba sudando y transpirando. Lily usó su varita, para cubrirla de viento frío, y con un segundo hechizo, le quitó el sudor. —Aquí, cariño —dijo James, suavemente, pasándole un vaso de agua, que la chica de doce años, agarró y bebió lentamente, mientras sentía la reconfortante mano de Lily, en su hombro. — ¿Mejor?

Ella frunció el ceño. —No exactamente —dijo por fin, mientras su ceño se fruncía —No fue una pesadilla... Fueron recuerdos de... Algunos crímenes de Sebastian —aclaró, y tanto James, como Lily, asintieron, mientras que su hija miraba la bella luna llena, en lo alto.

James miró la luna, y suspiró. —Mala noche para Lunático.

Janeth miró a su padre, levantando una ceja, y mirándolo con una sonrisa curiosa. — ¿Lunático?

—Remus John Lupin, un... Un amigo mío, al igual que lo es Sirius —aclaró su padre.

— ¿Y qué pasa con él? —preguntó ella, mientras se levantaba, e iba al baño, a mojarse la cara.

—Remus... Él... Es un Hombre Lobo, pero... a diferencia de los que conviven en el Mercado de Sombras, Lunático, no tiene control sobre su lado lobo —dijo James.

—Bestia Lobo, entonces —sentenció ella sencillamente, y volvió su mirada a su padre, quién parecía herido, por su elección de palabras. Ante eso, ella suspiró. —Así se les llama. Eres un Hombre Lobo, cuando controlas la transformación, y una Bestia Lobo, cuando careces de control.

—Bueno: Remus... Es el segundo tipo —dijo James nervioso.

Janeth suspiró. Sintió las ascuas de la personalidad maldita de Sebastian, buscando salir de aquel rincón de su mente, dónde ella lo había encerrado. Ya no era lo suficientemente poderoso, como para dañarla a ella, o a alguien más. Ya no podría quemar este mundo, pero todavía existía allá afuera, en algún lugar, un Jonathan Christopher Morgenstern, que en realidad era Sebastian, y quién deseaba destruirlo todo, y quemarlo hasta sus cimientos.

En los días siguientes, Daphne, Astoria, Tracey y Alex, volvieron a entrenar bajo la fija mirada de Janeth Cristal Fairblue, quién los entrenaba como si fueran Cazadores de Sombras, enseñándoles sobre criaturas mágicas, mostrándoles cuales tenían una ascendencia más demoníaca, y cuáles eran los Subterráneos.

Aunque claro: se guardaba cierta información para sí misma.

En las noches, solía recordar los crímenes de Sebastian, y sabía cuales podría evitar, y cuáles ya era muy tarde para evitarlos.

Sabía cuándo y cómo serían las cosas: Y una de todas esas cosas, estuvo más que clara para ella: evitar las muertes de Sebastian Verlac, Max Lightwood, evitar que Lilith resucitara a Sebastian, luego de que Jace lo venciera en combate... — "Para evitar esa resurrección" —susurró ella — "lo mejor sería apoyar a Jace, durante el combate y tener a Heosphoros a la mano, usar la runa de Fuego Celestial, atravesar a Sebastian con ella..." —el fantasma de una sonrisa, apareció en sus labios — "que sea Jonathan... Que sea yo... En esos últimos instantes..."

Y su familia muy pronto, notó que se perdía más, en sus pensamientos. Daphne lo notaba, y siendo la más cercana a ella, besaba su hombro, su mejilla o la abrazaba. — ¿Hay algo, que te gustaría hacer? —preguntó Daphne, durante un almuerzo. — ¿Alguna idea que tengas? —odiaban que tuviera recuerdos tan oscuros, momentos tan oscuros en su mente, que no pudiera dejar ir. Para ella, era como el pasado que debía dejar atrás... pero era el futuro que se avecinaba.

— ¿Evitar muertes que causará el Sebastian de esta línea de tiempo? —preguntó ella, con una sonrisa de disculpas a su novia. Al menos, Daphne comenzó a referirse a sí misma, como la novia de Janeth. La rubia se abrazó uno de los bíceps a la pelinegra, y recostó su cabeza en el hombro de la reencarnada.

Lily tuvo una idea, sus ojos se iluminaron y una sonrisa, apareció en sus labios. — ¿Los Cazadores de Sombras celebran la Navidad o Sanhaim?

—Se llama... La Fiesta del Ángel —eso hizo aparecer una sonrisa en sus propios labios, y sus ojos brillaron —Desearía... Poder ir a Alacante, la ciudad y capital de los Cazadores de Sombras, ubicada en el país de Alacante, creado por Raziel, para todos los Cazadores de Sombras. Es una fiesta desde el 21 de diciembre, al 21 de marzo, pero no hay nada más bello, que Alacante cubierta de nieve.

— ¿Qué se celebra? —preguntó Alex.

—Se celebra la obtención de los Tres Instrumentos Mortales, de manos del Ángel Raziel, a Jonathan Shadowhunter. —Dijo ella con cierto orgullo, hacía los Cazadores de Sombras, hasta que notó las miradas de su familia; y una sonrisa de cariño, apareció en su rostro. Ellos no sabían sobre eso. —La Copa Mortal (si eres digno), al beber de su contenido inagotable te convertirás en un Nefilim. La Espada Mortal: te obligará a decir la verdad al sujetarla y.… el Espejo Mortal. —Sonrió, pero la sonrisa pronto murió y entristeció... Demasiado. —Estuvo perdido, desde... Desde siempre. —Agarró un pergamino, una pluma y un pote de tinta, y entonces comenzó a dibujar: una figura humana, con una copa en una mano, una espada en otra, y pronto le dibujó alas, y lo que parecía ser un lago a sus pies. —No hay ni un solo niño Cazador de Sombras, que no haya visto aquel grabado y escuchado la historia, al menos un millón de veces: El Ángel Raziel, saliendo del lago Lyn, con la Copa en una mano y la Espada en la otra.

—La Copa y la Espada... ¿Qué fue del Espejo? —preguntó Sirius, viendo el dibujo. — ¿Por qué no lo dibujante? El Ángel sale del lago, y sigue faltando un Instrumento Mortal, ¿Qué hacía? Uno te transforma, otro te obliga a decir la verdad, y falta un espejo.

Janeth negó con la cabeza, pero pronto entristeció, cuando los recuerdos cruzaron por su mente. —Un desertor del Círculo: Hodge Starkweather, tras el ataque al Instituto Neoyorquino, volvió arrastrándose ante Valentine, para que él le quitará una maldición que la Clave: el gobierno de los Nefilim, le puso encima. —Dijo ella. —Pero ni siquiera Valentine lo aceptó de vuelta, sino que lo abandonó y entonces, él empezó a seguir los pasos de Valentine, preguntándose cuales eran sus planes, mientras que buscaba como detenerlo, y cuál era la ubicación del Espejo.

—Hodge era un... Mortífago... —dijo Sirius —Un villano —se corrigió.

—Lo era. Intentó redimirse, quería contarle al Consejo de la Clave (el Wizengamot de los Cazadores de Sombras), sobre su descubrimiento: la ubicación del Espejo Mortal —explicó. —Pero había un problema: Un máximo de diez miembros, fueron en el pasado miembros del Círculo. —dijo de hablar. Todos entendieron lo que eso significaba. Ella suspiró, y miró el techo. —Por favor... Un vaso de agua —un Elfo apareció, y se lo entregó. Al instante, ella le dio un sorbo, calmando su garganta. —Ni lo dejaron hablar, sino que lo encerraron en el Gard (Azkaban sin Dementores), de inmediato. Parecido a Sirius, pero... Nadie quería confiar en aquel que invocaba demonios, ángeles y atraía a Subterráneos, para luego torturarlos, con algún tipo de... Experimento. —Enseñó odio en su rostro, mientras los recuerdos de un pasado aún más lejano, que el recuerdo de Fudge y su asesinato, llegaban a la mente de la chica serpiente, y apretaba las manos a la altura de las rodillas. Dejó de hablar de los Instrumentos Mortales y del destino de Hodge. —Cuando yo... Cuando Sebastian, tenía 8 años, desde los 8 años, lo hizo estar presente, mientras realizaba sus experimentos más retorcidos. Un vampiro... cuyo rostro había sido sumergido en agua bendita, hasta que el pobre, ya no pudo seguir regenerando su rostro y murió —inconscientemente, llevó sus piernas a su pecho. —Hombres lobo con el cuerpo disuelto por polvo de plata; hadas a las que crucificó con hierro frío... Realizaba experimentos, más que torturas, pues incluso tenía libros con anotaciones sobre las criaturas. —Suspiró, la historia pronto tomaría otro camino, pero quería que su familia supiera aquello. Creía que necesitaban saberlo. Que necesitaban saber, como fue en otra época, lo que Valentine le hizo, por lo que ella quería venganza, aunque ahora, era una niña más o menos normal (o tan normal, como podría serlo una niña con sangre de hada-serpiente, en las venas, que asistía a un colegio de magia) —A su propio hijo, su primogénito... A mí... en el vientre de su esposa. A ella le dio a polvo de icor... polvo de sangre de la princesa demoníaca Lilith, espolvoreada en su comida, afectando a su hijo Jonathan, volviéndolo un agente de la destrucción absoluto. —Eso horrorizó a los presentes, y sintieron una gran pena, por Janeth. —Mientras que, a otro niño, Jace... O Jonathan Herondale... a él; que era hijo de un perro del Círculo y... De una mujer inocente, que fue... torturada, más que "entrenada", por su padre, para ser una Cazadora de Sombras, y quien tenía una gran falta de confianza y de amor; a ese niño... Le dio sangre de un ángel, llamado Ithuriel. Ambos eran igualmente fuertes, pero su hijo tenía apatía y deseos de destruirlo todo. El otro niño era... Un niño inocente y mucho más empático, que veía el dolor de otros, y que lloró la muerte de su Halcón mascota, por semanas. —Suspiró. —Hace ya varios años, fui a Idris, le robé un montón de libros de hechizos y demonología a Valentine, y quemé esa casa maldita.

— ¿Qué pasó contigo? —preguntó James, con sus ojos humedecidos, por las lágrimas, que no quería dejar escapar.

—Yo soy... Bueno: La historia... El hijo demoníaco de Valentine, fue entrenado hasta la saciedad. Le enseñó a su hijo Magia Oscura y magia de ilusiones, pues quería que fuera su espía —continuó ella. —Pero no puedes ser un espía, si espantas a todos, siendo un maldito genocida o siendo un psicópata. Entonces, le enseñó magia negra, a su hijo que tenía sangre de Lilith. Pequeños Glamoures.

— ¿Glamoures? —preguntó Alex, confundido.

—Ilusiones —aclaró Janeth, sonriendo —como las del Mercado de Sombras. Glamoures, para hacer creer a otros, que... Aquel que causará un genocidio, es buena gente. El tiempo pasó, y en mocoso estaba descontrolado, y asesinaba niños, realizando macabros experimentos, ¿Moriría un niño de cinco años, al ser arrojado desde el puente Merryweather? —el tono con el que lo decía, era alegre... Pero no había sonrisa en su rostro. Había dolor y arrepentimiento. —Entrenó cuervos... A muchos cuervos, para fines nefastos, como perseguir a los inocentes Hombres Lobos del bosque Brocelind... No muy diferente, a lo que ellos le hicieron a él, como parte de los "entrenamientos" a los que Valentine le sometió, solo con calzoncillos y en pleno invierno. Valentine lo torturaba, lo hacía dormir por semanas y meses, lo despertaba, lo entrenaba, descubría que seguía controlado, lo torturaba y lo volvía a hacer dormir —los ojos de todos, se abrieron, ella les dio una sonrisa extraña. —No se sientan mal, por alguien cuyo único pensamiento y deseo, era la existencia de mundanos, con sangre de una princesa demoníaca, corriéndoles por las venas. Por alguien cuyo deseo, era tener Cazadores de Sombras Oscurecidos, los cuales más que felices, bebieron de una Copa creada con metal demoníaco y Adamas negro, en cuyo interior estaba la sangre del primogénito de Valentine Morgenstern y el Icor de Lilith. —Negó con la cabeza. —Pasó... Sebastian fue entrenado como un Cazador de Sombras y un espía en el Círculo. Pero cuando murió, seguramente Valentine no derramó ni una lágrima por él. Y... Luego, fue resucitado por Lilith y la voluntad de Jace Herondale, fue atada a la suya. —Negó con la cabeza, y miró a su familia, quienes la miraban con una mezcla entre temor hacia Sebastian y dolor y pena hacía ella. Les enseñó una sonrisa. —Solo quedan los recuerdos de los actos de Sebastian. Clary... Ella usó una Runa en su espada —y enseñó una espada de plata negra. —Heosphoros... Fue... marcada con una Runa que rodeó Fuego Celestial la hoja, y con ella, le atravesó el pecho a Sebastian, matándolo a él. Y permitiéndome vivir. Vivir lo suficiente, para disculparme con mi madre, mi hermana, mi hermanastro y... Con un hombre maravilloso, un hombre lobo, que podría haber sido un padrastro amoroso para mí, si es que yo no hubiera muerto, en ese momento —suspiró —Raziel salvó lo poco que había de Jonathan Christopher Morgenstern, del niño... humano, y aquí estoy. Como Janeth Cristal Fairblue. Aquí estoy... Para corregir los errores de otra vida.

Sirius le colocó una mano en el hombro, a la pequeña pelinegra. —Janeth, no puedes creer que Raziel solo te salvó, para que combatas y persigas a Valentine y a Sebastian, hasta el fin del mundo. —Dijo el Animago. —No quiero creer, que solo te resucitó, para que revivas episodios tan oscuros de tu historia, buscando evitarlo todo.

— ¿Y dices que le devolvió a una niña de seis años, sus escabrosos recuerdos de otra vida, como Sebastian, solo para congraciarse con la reencarnación de Jonathan? —preguntó ella. —Raziel fue... bastante apático, hacía Valentine, cuando él logró invocarlo en el Lago, pero no creo que hiciera esto, solo para mofarse un poco. De ser así, yo sería solo el alma purificada de Jonathan Christopher Morgenstern Farichild, en un nuevo cuerpo y género, pero no sería consciente de haber sido Jonathan, ni tendría conocimientos del Mundo de las Sombras, y solo sería una niña mágica, que asiste a un colegio mágico.

En los días siguientes, Alex, Daphne, Astoria, Hermione y Ron, se reunieron en la casa de los Potter, para que Janeth siguiera entrenándolos, y pronto se encontraron en el patio, en medio de la nieve.

—Ahora: Valentine nos entrenó a Sebastian y a mí, llevándonos a un bosque lleno de hombres lobos —dijo ella, haciéndolos palidecer y temblar del temor por sufrir algo así, pero ella les enseñó una cálida sonrisa. Amaba poder sonreír al alegrarse, llorar al entristecerse... tener emociones. —No haré algo tan drástico, pero, aun así, tendrán que escapar de estas criaturas, porque si los tocan, sentirán mucho, pero mucho frio. —Agitó su varita mágica y habló en Amhárico. —Wirich'i Tekulawochi (Lobos Gélidos) —diez lobos traslucidos, como si fueran fantasmas azules, aparecieron. — ¡Yemayitawek'i Gulilati! (Domo Indetectable) —algo pasó, y estaban seguros de eso, pero no notaban nada. —Gracias a esto, nadie fuera de la casa, sabrá que los estoy entrenando. Cuando terminemos aquí, entraremos y beberemos mucho, pero en verdad mucho chocolate caliente.

Y ellos empezaron a escapar, a esquivar a los lobos, y cuando los tocaban, gritaban del frio.

Luego de ese entrenamiento de casi una hora, sintieron el ambiente calentarse, y Janeth les devolvió sus ropas, les entregó sus varitas y estuvieron practicando esgrima, por una hora.

Cuando esa hora finalizó, hicieron un repaso de los encantamientos aprendidos en primer y segundo año, en Encantamientos y en Defensa Contra las Artes Oscuras: Wingardium Leviosa (Encantamiento levitatorio), Lumos, Nox, Incendio.

Les colocó su espada en frente sobre la cual tenían que usar el encantamiento Spongify (encantamiento de ablandamiento).

Recorrieron la mansión, hasta pedirles abrir una puerta con el Alohomora.

Les hizo cerrar esa misma puerta Fermaportus.

Quebró un jarrón y les hizo repararlo un millón de veces Reparo.

Janeth hacía que una silla bailara con el Tarantallegra y ellos lo detenían con Finite Incantatem.

Janeth los atacó con el Rictusempra (encantamiento de cosquillas) y ellos tenían que usar el Finite Incantatem o el Protego.

Ella usó el Engorgio (encantamiento de hinchamiento) en un busto de Conrad Potter y ellos tenían que usar el Reducio.

Transformaron cerillas en agujas, ratones en cajas de rape, el encantamiento Permutador, aves en copas, escarabajos en botones y el hechizo Reparifarge para contrarrestar una transformación.