Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.

Cazadores de Sombras, pertenece a Cassandra Clare.

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54: La Salvaguarda del Grupo de Estudio.

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El conocimiento de que estaban haciendo algo para resistir a Umbridge y el Ministerio y que él era parte crucial en esta rebelión, proporcionó a Janeth un sentimiento de inmensa satisfacción. Continuó reviviendo la reunión del sábado en su mente; todas aquellas personas, acercándosele para aprender Defensa Contra las Artes Oscuras... y la expresión de sus rostros como si hubieran escuchado sobre algunas de las cosas que había hecho...

Sentir a varios de los presentes (si no es que todos ellos), alabando su actuación en el Torneo de los Tres Magos. Saber que ninguna de esas personas creía que fuera una siniestra mentirosa, sino alguien admirado, la alentaba de tal manera que todavía seguía alegre la mañana del lunes, a pesar del inminente prospecto de tener sus clases menos favoritas.

Janeth sintió a Daphne detrás de ella, y sintió como le tomó la mano. La pelinegra, miró a la rubia. La Greengrass le dio una sonrisa. ―Todo está bien, Jan.

―Por supuesto que está bien, cariño ―dijo Janeth. ―Mantén la calma. ―Daphne asintió, y ambas atravesaron el Gran Comedor, yendo a sentarse en la punta de la mesa de Ravenclaw. Apenas se habían sentado, cuando Neville, Dean, Fred, George, Anthony, Luna, Su, Michael, Terry, Susan, Justin, Hannah, y Ginny cayeron sobre ellos. ―Entrégame el pergamino por favor, Daph ―pidió Janeth. Daphne la miró extrañada, mientras que todos pululaban a su alrededor. ―Si Umbridge encuentra el pergamino, esto nos salvará el culo ―contestó ella, mientras sacaba una pluma de entre sus ropas y encantaba la pluma, le daba la vuelta al pergamino y comenzaba a escribir. Todos lo leyeron.

― "Por la presente rindo obediencia incondicional a la Legión de la Estrella y a sus principios... estaré preparado para arriesgar mi vida en cualquier momento por la Legión de la Estrella, con el fin de preservar la Pureza de la Sangre y el Mestizaje razonable, y por el mundo mágico cuya seguridad se nos ha encomendado, en contra de los vampiros, hombres lobos, hadas, centauros y cualquier otra criatura sub-humana" ―leyó Hermione susurrante, todos abrieron los ojos como platos.

― "Cuando Umbridge lo encuentre, —aunque preferiría estar parada de ella, a una distancia de diez metros— nos apoyará indudablemente" ―susurró Janeth.

― "¿Por qué lo haría, si hay Hijos de Muggles en el grupo?" ―preguntó Anthony Goldstein, entendiendo el plan pero viendo la falla.

― "Le he colocado una ilusión al pergamino y cuando ella lo lea, solo encontrará nombres de Sangre Pura y Mestizos, ignorando olímpicamente los otros nombres" ―explicó Janeth, devolviéndolo a Hermione. ― "Ocúltalo lo mejor puedas"

―Apuesto que Umbridge está en Historia de la Magia ―expresó Anthony Goldstein en tono severo, mientras se ponían en camino hacia la clase de Binns. ―Todavía no lo ha inspeccionado, te apuesto cualquier cosa a que está allí.

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Pero estaba equivocado, el único maestro presente cuando ellos entraron era el Profesor Binns, flotando a una pulgada más o menos por encima de su silla como era usual y preparándose para continuar su monótona cantinela sobre la Guerra de los Gigantes.

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La siguiente clase, fue Pociones. Y todos juraban, que jamás habían visto a la Profesora Tonks enfadada. La mujer cerró la puerta de la mazmorra con un resonante golpe, todos callaron de inmediato. ―Notarán ―comenzó Tonks, en burlona voz ―que hoy tenemos una invitada con nosotros. ―Gesticuló hacia una oscura esquina y Janeth vio a la Profesora Umbridge sentada allí, con el portapapeles sobre su rodilla. Echó un vistazo a Daphne y Tracy con las cejas levantadas. Tonks y Umbridge, las dos maestras más severas de Hogwarts (y la más perra del colegio). ―Hoy continuaremos con nuestra Solución Fortificante. Encontrarán sus mezclas tal como las dejaron en la última clase. Si fueron hechas correctamente, deberían haber madurado bien durante el fin de semana. Instrucciones ―agitó la varita nuevamente ―en el pizarrón. Adelante.

Janeth suspiró, y continuó con la poción. Pero no podía evitar escuchar a Granger, hablando (corrigiendo, más bien) a su hermano. ― ¡Sangre de Salamandra, Alex, no jugo de granada! ―gimió Hermione, agarrando su muñeca para impedirle que agregara el ingrediente equivocado por tercera vez.

―Bien ―dijo Alex distraídamente, bajando la botella y continuando su observación de la esquina. Umbridge acababa de ponerse de pie. Entonces, notó algo caliente a su lado, un mensaje de fuego de su hermana: una pequeña llama, que se expandía y dejaba un pergamino con esquinas quemadas y mensaje legible. «Presta atención a tu poción, ignora a la perra» con eso, la nota se deshizo en diminutos restos carbonizados, como si jamás hubiera existido.

―Bien, la clase parece bastante adelantada para su nivel― dijo enérgicamente detrás de Snape―. aunque dudaría si es aconsejable enseñarles una poción como la Solución Fortificante. Creo que el Ministerio preferiría que esto fuese removido del programa de estudios. Snape se enderezó lentamente y se volteó a mirarla. ―Ahora… ¿cuánto tiempo lleva enseñando en Hogwarts? ―le preguntó, con la pluma suspendida sobre su portapapeles.

―Cuatro años ―respondió. Su expresión era insondable. Alex, que la observaba estrechamente, agregó unas pocas gotas en su poción; ésta siseó amenazadoramente y cambió de turquesa a naranja.

Se perdió varias partes de la charla, porque volvió su atención a la Poción, preguntando a Hermione qué seguía, pero ella le hizo reiniciar la Poción, gracias a un hechizo de séptimo año. ― (…) El Ministerio quiere una comprensión cabal de los... eh... antecedentes de los profesores ―alcanzó a escuchar decir a Umbridge, pero él se centró en su poción. Con una instrucción de Hermione, adelantó el tiempo, quedando a la par de ella y de su hermana, en la preparación.

Umbridge dio media vuelta alejándose, caminó hacia Parvati Patil y comenzó a preguntarle acerca de las clases. Tonks miró alrededor y sus ojos y los de Alex se encontraron por un segundo. La maestra abrió los ojos, señaló su poción y caminó a zancadas hasta esta. ―Escribirá un ensayo con la composición correcta de esta Poción, indicando cómo y por qué se equivocó, y lo entregará en la próxima clase, ¿entendió, Potter? ―ordenó ella.

―Sí profesora ―dijo Alex.

―Perfecto estado, perfecto olor y color, Granger ―dijo la Profesora Tonks. ―Ayudará a Potter, por favor.

―Por supuesto ―aseguró Hermione.

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Alex pensó que seguramente su tiempo estaría mucho mejor empleado haciendo el ensayo de castigo de Tonks que sentado aquí, tratando de encontrar significado a un montón de sueños inventados.

Parecía, sin embargo, que no era la única persona en Adivinación que estaba de mal humor. La Profesora Trelawney cerró de golpe una copia del Oráculo y lo lanzó sobre la mesa ubicada entre Ron y Alex, con los labios fruncidos. Lanzó otra copia entre Seamus y Dean, evitando por estrecho margen la cabeza de Seamus y tiró el último hacia el pecho de Neville con tal fuerza que éste se resbaló de su asiento. ― ¡Bien, adelante! ―ordenó la Profesora Trelawney en voz alta, su tono era agudo y algo histérico. Llena de ira, rencor y una furia que nadie le conocía. ― ¡Ya saben qué hacer! ¿O soy una maestra de tan bajo nivel que ni siquiera han aprendido como abrir un libro? ―La clase se quedó mirándola fijamente con perplejidad, luego se miraron entre sí.

Alex, sin embargo, pensó que sabía de qué se trataba todo esto. Mientras la Profesora Trelawney, engalanada con volantes, regresaba a su silla de alto respaldo, sus enormes ojos llenos de lágrimas de furia, inclinó su cabeza más cerca de Ron y murmuró: ― "Creo que ha recibido los resultados de su inspección"

― ¿Profesora? ―llamó Parvati Patil con voz serena (ella y Lavender siempre habían admirado a la Profesora Trelawney) ―Profesora, ¿ocurre algo... eh... malo?

― ¡Malo! ―gritó la Profesora Trelawney con la voz palpitando de emoción. ― ¡Ciertamente no! He sido insultada; ciertas… insinuaciones han sido hechas contra mí... acusaciones infundadas... pero no, no ocurre nada malo. ¡Por supuesto que no! ―Lanzó un trémulo suspiro y alejó la vista de Parvati, lágrimas de furia derramándose bajo sus lentes. ―No diré nada ―se sofocó― de dieciséis años de dedicado servicio... que ha pasado, aparentemente, inadvertido... pero no seré insultada. ¡No, no lo seré!

―Pero profesora, ¿quién la insultó? ―pregunto Parvati tímidamente.

― ¡La Inquisición...! ―contestó con una voz profunda, dramática, vacilante. ―Sí, esos ojos demasiado nublados por lo mundano para poder ver lo que yo veo, saber lo que yo sé... los adivinadores siempre hemos sido temidos, siempre acosados... ―Trago saliva, dio ligeros toques en sus mejillas con la punta de su chal, luego sacó un pequeño pañuelo bordado de su manga y soplo su nariz con fuerza, con un sonido que semejaba a Peeves soplando una frambuesa.

―Profesora ―insistió Parvati―, quiere decir que... es algo relacionado con la Profesora Umbridge...

― ¡NO ME HABLE DE ESA MUJER! ―gritó la Profesora Trelawney lanzándose sobre sus pies, con sus abalorios haciendo un ruido metálico y sus lentes brillando intermitentemente― ¡Tengan la amabilidad de continuar con su trabajo! ―Y se pasó el resto de la clase caminando a grandes pasos entre ellos, las lágrimas todavía filtrándose por debajo de sus lentes y mascullando por lo bajo, lo que parecían amenazas. ―… podría elegir partir… la indignidad de esto… una prueba… veremos… cómo se atreve…

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Umbridge entró en el salón de clases, llevando puesto un lazo de terciopelo negro y una expresión de gran satisfacción de sí misma. ―Buenas tardes, clase.

―Buenas tardes ―corearon perezosamente.

―Varitas guardadas, por favor. ―Pero esta vez no hubo un movimiento agitado como respuesta; nadie se había molestado en sacar la varita. ―Por favor, busquen la página 34 de "Teoría Mágica Defensiva" y lean el tercer capítulo, titulado: Casos para Respuestas no Ofensivas al Ataque Mágico. ―Escuchó un resoplido de risa. Y levantó la cabeza. Enseñando una sonrisa dulce. ― ¿Algo que quiera compartir con la clase, señorita Fairblue?

Antes de levantar su cabeza, Janeth lanzó el hechizo colovaria, sobre sus ojos, volviéndolos verdes, mientras que Sebastian, o lo mínimo que quedaba de él, tomaba el control de su ser. Cuando los ojos castaños y pequeños de Umbridge, se toparon con los ojos normalmente verdes de Umbridge, era retrocedió, fruto de su instinto animal más profundamente alojado en su ser, encontrándose con un extraño sentimiento de amenaza, viniendo de Fairblue. ―Es solo que... encuentro curiosidad, ante lo que nos dirán en el Capítulo de hoy. Es curioso desde mi punto de vista, que se pueda responder a un ataque mágico, sin hacer uso de un contraataque.

Umbridge no dijo nada. Lo único que todos veían, era su rostro de turbación y desconcierto, ante el hecho de que esa alumna, hubiera encontrado interesante la clase de hoy. Además, solo unos pocos. Y en verdad, fueron pocos alumnos, quienes vieron a Umbridge temerosa de decir nada, y volvió a sentarse.

Alex bajó la mirada, ocultando su sonrisa. ― "Usó los ojos negros de Sebastian, para asustarla" ―explicó Alex, a Ron y Hermione.

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Janeth apuntó su varita a la rana mugidora que había estado brincando esperanzada hacia el otro lado de la mesa. ― ¡Accio! ―y la rana pasó volando tristemente de regreso a su mano. Encantamientos siempre era una de las mejores clases para disfrutar de una charla privada; había generalmente tanto movimiento y actividad que el peligro de ser oído por casualidad era muy leve. Hoy, con el aula llena del croar de las ranas mugidoras y el graznar de los cuervos, y con un fuerte aguacero resonando y golpeando contra las ventanas.

Agitó su varita sin concentrarse realmente; su rana mugidora se infló como un globo verde y emitió un silbido agudo. ― ¡Silencio! ―exclamó Daphne apresuradamente, apuntando su varita a la rana de Janeth que se desinfló silenciosamente ante ellos.

¡Silencio! ―El cuervo grande y bello delante de ella graznó con burla. Janeth suspiró. ― ¡Silencio! ―El cuervo continuó abriendo y cerrando su afilado pico, pero ningún sonido salía de él.

― ¡Muy bien, Señorita Fairblue! ―se escuchó la pequeña voz chillona del Profesor Flitwick.

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Era viernes, eran las 17:30, solo un puñado de ellos, estaban allí. Janeth enseñó una sonrisa. ―Bienvenidos a La Legión de la Estrella. Es hora de aprender Defensa Contra las Artes Oscuras.