GOLOSINAS
Por Maytelu
Disclaimer: Los personajes de la serie de libros de Harry Potter, pertenecen a la maestra J.K. Rowling y demás compañías con derechos. Sueño con que Ronald Weasley sea mío, pero me conformo con que sea de Hermione Granger. Utilizo los personajes para esta historia, es cierto, pero sin algún fin de lucro.
DEDICADO A: BLANCA, que hace poco descubrió que debía unirse a la fila de las que están enamoradas de Sirius Black. ¡Feliz cumpleaños adelantado!
ADVERTENCIA: Aleje a su mascota de este fanfic, sobre todo si se trata de un canino.
PERSONAJES: Sirius Black, acompañado de los demás merodeadores.
GOLOSINA III.- "INSTINTO ANIMAL"
¡Que aburrimiento!
Sirius Black llevaba toda la mañana y parte de la tarde, sin hacer nada. Y cuando digo nada, me refiero a que no había tenido la oportunidad de hacer rabiar a Snape, Malfoy o algún otro Slytherin que se cruzara en su camino, parecía que a propósito aquella semana se hubiesen desaparecido de su vista. Para su desesperación, ni siquiera Evans le había propinado la bofetada diaria a su buen amigo James (ese era una espectaculo muy entretenido)
¡Que aburrimiento!
Nada podía haber peor para un merodeador que dedicarse solo a las clases, ni siquiera tendrían entrenamiento de Quidittch porque se habían suspendido por esa semana.
Bufó con enfado. Peter lo miró con los ojos bien abiertos y Remus le sonrió a medias –¿Sigues aburrido Canuto? –preguntó el último.
-Es que no hay justicia Lunático. Las serpientes no me han dado motivos para probar lo que compré en Zonko, Quejicus no sale de la biblioteca y Malfoy parece no tener tiempo mas que para mi adorable prima Narcisa –contestó Sirius haciendo un mohín.
James Potter, quien parecía haberse perdido un momento de la conversación mirando a cierta pelirroja de ojos verdes, se giró hacia su mejor amigo –Calma Canuto, calma, ya veras que pronto hacemos algo. Si quieres podemos dar una vuelta por Hogsmeade con mi capa invisible –Remus rodó los ojos.– De cualquier forma, se acerca luna llena y Lunático necesitara que lo ayudemos con su pequeño problema peludo.
–¡Eso es verdad! –Exclamó Peter exaltado, en una mezcla de emoción e inseguridad. Remus Lupin sonrió agradecido.
Pero Sirius no necesitaba que James le recordara eso, ni siquiera ocupaba ver su calendario, ya que Remus no era el único que tenia síntomas previos a su transformación. Claro, no era igual, él se transfiguraba por decisión propia y con toda su consciencia, lo de Remus era una maldición, pero eso no le restaba efectos a su animagia. Tenia el conocimiento, lo había leído en un libro, que cuando un animago utilizaba su transformación de forma más o menos cíclica, tendía a tener ciertos INSTINTOS del animal en cuestión, días antes a ello.
Y era bien cierto.
Por ejemplo, durante las comidas, Remus y él preferían las carnes, de todo tipo, incluso desataban discusiones de si era mejor la carne a termino medio o bien cocida. James tomaba los vegetales que el resto del mes ignoraba y Peter se escabullía a las cocinas del colegio para pedir a los elfos toda la variedad de quesos en existencia.
Otro ejemplo se presentó mientras Sirius cavilaba acerca de esto. Los cuatro merodeadores recorrían los pasillos, dirigiéndose al haya para pasar su hora libre, cuando la señorita Norris (madre de la que sería la señora Norris) se atravesó en su camino. James apenas pudo sostener a Sirius de la túnica, antes que este ultimo saliera corriendo tras la gata después de haberle gruñido. Si hasta Filch habia castigado a Sirius una vez por acosar a su gata.
Pero habían otras cosas más penosas.
–Canuto –le llamó James seriamente a Sirius mientras los cuatro seguían caminando fuera del castillo.
–¿Qué quieres Cornamenta? –contestó fastidiado el aludido, por supuesto, parte de ser un Black, no es que estuviese enojado.
–A Longbottom no le va a gustar nada que estés olfateando a Alice –le respondió James en un susurro travieso. Remus y Peter se rieron por lo bajo.– Mucho menos si lo que intentas olfatear es su falda. O te enderezas o fingiré que yo te he doblado así. –agregó aparentando seriedad.
Sirius parpadeo un par de veces y antes de atreverse a reclamar algo, se dio cuenta que REALMENTE estaba intentando olfatear a Alice ¡Y ni siquiera lo estaba haciendo de forma discreta y seductora! No, estaba yendo tras su falda, como cualquier perr… Ahem, suerte que nadie le estaba mirando en ese momento y más suerte que Frank Longbottom no estaba cerca.
Ni siquiera le gustaba Alice.
–¡No se atrevan a decir nada! –Los otros tres merodeadores rieron.
–¿Sabes Canuto? Ahora que lo pienso, tal vez la perrita que ha traído la amiga de Lily, te simpatice –le dijo James.
–No, no lo creo –contestó Remus haciendo rabiar más a Sirius.– Es macho, no hembra.
–Y yo que siempre habia pensado que era una especie rara de Crup, ya saben, como que no tiene mucha simpatia por los muggles –dijo Peter.
–Fluffy' no tiene simpatia por casi nadie y los Crups no se ven asi, colagusano. -aclaró James
–Bueno, ya se burlaron, ahora dejen de organizar mi vida personal y amorosa, que para eso me basto solo –gruñó Sirius. Claro que si no hubiese sido por el brillo en sus ojos grises, los demás merodeadores no se hubiesen reído. Sirius Black podría ser poco tolerante, a veces hasta engreído, pero no dejaba de ser un Griffyndor y un merodeador, no podía pelear con sus amigos por cosas así.
La tarde transcurrió tranquila, demasiado para el gusto de James y Sirius. Así que con el breve sermón de Remus, que realmente no dejaba de ser un 'tengan cuidado', y la profunda admiración de Peter, habían salido a dar un paseo con la capa invisible de Potter por el Bosque prohibido.
Hagrid ni se dio por enterado.
El paseo estuvo sereno, excepto cuando encontraron un par de centauros que a punto estuvieron de descubrirlos, por lo que tuvieron que huir en retroceso y a paso lento, aunque a penas estuvieron alejados prudentemente, echaron a correr a todo lo que daban sus piernas.
Al menos habían obtenido algo de emoción ese día y ya podían descansar tranquilos.
Algunos matices oscuros comenzaban a pintar en el cielo, era hora de regresar al castillo, pero se detuvieron casi a la salida del bosque, cerca del lago donde el calamar gigante chapoteaba.
–Oye Cornamenta, sé que se ven apetitosas, pero no vayas a comerte las hojas de ese árbol –se burló Sirius al ver como James miraba con fervor una rama con abundantes hojas.
O al menos eso parecía.
–No Canuto, mira eso. –James señaló un collar que se hallaba al pie del árbol y lo recogió observándolo cuidadosamente –Es de 'Fluffy', la mascota de…
–¡Sé de quien es! –exclamó Sirius furioso. Sus ojos estaban entrecerrados y su ceño fruncido.
Pero no lo malentiendan, su enojo no era contra James, no. Lo que sucede es que Sirius se había dado cuenta de algo que su amigo por supuesto no: una mancha a la orilla del árbol, una mancha grande hecha por algún liquido derramado y NO era jugo de calabaza, de eso estaba seguro.
–¿Puedes adelantarte un momento James? Te alcanzo enseguida.
¿James?
Como Sirius casi ya no lo llamaba por su nombre, el chico Potter decidió hacer caso y caminar de frente. A veces no entendía del todo a su amigo Black y eso que él podía considerarse casi su hermano.
En un segundo Sirius era un enorme perro negro, casi del tamaño de un oso y su nariz no dejaba de olfatear por todos lados, pero sobre todo, aquella enorme mancha. Solo era para confirmar su sospecha. Y cuando lo hizo, gruñó fuertemente.
–¡Ese maldito perro! –Gritó una vez que regresó a su estado normal –NO voy a tener consideración cuando lo vea.
¡Es que no era posible!
El tal 'Fluffy', había tenido la osadía de manchar el árbol. SU árbol. Y eso no lo iba a permitir, por supuesto que no. Por su valentía de Gryffindor que eso no se iba a quedar así. Le iba a demostrar quien era el lider ahí.
Y casi como si lo hubiese invocado con un Accio, el aludido canino, que era un Schnauzer, movió su corta cola con alegría y alzó una pata junto al tronco del mismo árbol. Sirius no pudo pensar otra cosa, lo estaba retando.
–¡Oye tu, bola de pelos! Búscate tu propio árbol, tu propio bosque y tu propio colegio, porque este es MIO –'Fluffy' solo lo miró de reojo, despectivamente y regresó a lo que estaba. Sirius apretó sus puños hasta desaparecer el color de sus nudillos –Solo lo voy a repetir una vez más: Lárgate de aquí y no vuelvas a hacer eso, estos son mis territorios, yo llegué antes que tu, deberías saberlo. –El perro se giró, ignorándolo nuevamente. Y cuando termino de hacer lo que debia, se giró graciosamente plantandose frente a Sirius.
:AGHFTT:
–¿Cómo, te atreves a ladrarme! No me digas que piensas retarme a duelo. A mi, Sirius Black III. Aquí no hay jaurías novato.
'Fluffy' ni se amedrento, solo entrecerró los ojos (si es que un perro puede hacer eso)
:AGHFTT, AGHFTT:
–No, no, no. Ni siquiera lo pienses. Soy muchas veces más grande que tú, te ganaría en un segundo. Evita terminar lastimado. –Dijo Black con aires de autosuficiencia
:AGHFTT, AGHFTT, AGHFTT:
–Escuchame bien, intento de Crup, solo hay un canino con el que comparto MI territorio y él me cae bien. Tu no eres Remus ¡Te exijo respeto!
:GRRRR:
–¡AH! Me muestras los dientes. Muy bien, tú lo quisiste. ¡Prepárate!
El gran Hocicos apareció con su pelaje negro y sus ojos grises, superando por supuesto, el tamaño de 'Fluffy' quien dio varios pasos atras, no huyendo, sino preparandose para atacar.
James esperó bastante tiempo a Sirius a la entrada del castillo para que pudieran irse bajo la capa invisible y Filch no lo atrapara, pero dado que este no aparecía, prefirió confiar en que llegaría a la sala común de Gryffindor. Después de todo si no confiaba en Sirius ¿en quién?
Efectivamente, después de una media hora llegó Sirius Black a la habitación que compartian los merodeadores y Frank Longbottom.
Sin embargo James, Remus y Peter no pudieron evitar mirarle con sorpresa.
-Canuto ¿Qué te pasó? –preguntó Peter anonadado.
-Ahora no colagusano, necesito un baño.
Nadie parpadeaba. Hasta Frank, que normalmente era indiferente, no pudo evitar alzar ambas cejas.
El cabello de Sirius estaba completamente revuelto, no cuidadosamente peinado como solía tenerlo. Su túnica estaba rasgada y su rostro mostraba algunos rasguños, sin contar un par de heridas ¿de dientes? en el brazo izquierdo, que no eran profundas, pero se notaban. Aunque pese a todo, algo en su rostro, no cuadraba con lo demás...
-¡Sirius, no me digas que te alcanzaron los centauros¿O te encontraste con alguna otra criatura? –El que preguntaba ahora era James.
-No, no. Esas mordidas son de… ¿un perro? –dijo Remus alzando una ceja.
Y pese a cualquier pronostico imaginable, Sirius Black mostró su blanca y perfecta dentadura al resto de sus amigos y sus ojos brillaron mostrando orgullo. Si, lo que no cuadraba con el resto de su apariencia era su rostro de eterna felicidad. –Así es lunático, uno que debe haber aprendido la lección y que JAMAS volverá a meterse con el gran Canuto. Y si sabe lo que le conviene, advertirá a cualquiera que ose hacer algo parecido, que mi territorio es sagrado –terminó de decir y se metió al baño.
Ninguno de los otros merodeadores nunca supo exactamente lo que Sirius había querido decir, pero 'Fluffy' no volvió a acercarse al dormitorio de los chicos, ni estuvo en la sala común en presencia de ellos, es más, la amiga de Lily había preferido regresarlo a casa, ya que el pobrecito se la pasaba escondido bajo su cama.
Lo único que Sirius había dicho al respecto, es que eran cosas de instinto.
FIN DE GOLOSINA III
POR
MAYTELU
Notas de la autora (11 de Septiembre de 2006): Esta golosina es de mis preferidas. No tuve la idea hasta que comencé a notar que a mi amiga Blanca le gustaba Sirius Black y decidí que podía hacer una historia para ella, por su cumpleaños (que es este 15 de septiembre). Luego recordé una de las ideas que se me ocurrió mientras leía el quinto libro, durante la escena del pensadero de Snape y los merodeadores ¿Qué tantas aventuras tuvieron con sus transformaciones los merodeadores¿Qué tanto como animales actuaban Sirius, James y Peter? Y así surgió esta golosina.
Para los que no recuerden que es un Crup (información obtenida de El diccionario en wwwharrylatinocom):
El crup surgió en el sudeste de Inglaterra. Se parece mucho a un terrier Jack Russell, salvo por la cola bífida. Parece claro que el crup es un perro creado por un mago, ya que es totalmente leal a los hechiceros, mientras que con los muggles es feroz. Es un gran carroñero, come de todo: desde gnomos hasta llantas viejas. Las licencias para tener crups pueden obtenerse en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas; sólo hay que contestar a un sencillo test para demostrar que el solicitante es capaz de controlar al animal en las zonas habitadas por muggles. Los dueños del crup están legalmente obligados a cortarles la cola con un encantamiento seccionador indoloro cuando la criatura tiene de seis a ocho semanas: así se evita que los muggles se fijen en él (AF).
Espero que les haya gustado. Sus comentarios, como siempre, son gustosamente recibidos aquí o en maytelu15hotmailcom
