El Día Después III –"El Día"

Amber Mist

Misty:

Debe parecer muy tonto para cualquiera que a mis 20 años esté escribiendo una carta para explicar mis propias acciones, puedes asumir que no he madurado aún, siendo este un problema repetitivo en mí. Sin embargo, puedo afirmar que he cambiado en varios aspectos, sobre todo en mi forma de pensar, no así en mi manera de actuar.

Sé que me equivoque enormemente al suponer que tal vez tú sentías algo por mí, algo remotamente parecido a lo que yo siento. Fui un tonto, me dejé llevar por la magia, por las sensaciones y por las fantasías que nunca dejaron de ser irreales.

Aún no puedo entender que sucedió ayer, solo sé que compartí una cena a solas con la mujer que amo y que te miraba por encima de mi copa de gaseosa confundiendo tus sonrisas, seguramente amistosas, con respuestas afectuosas que por tanto tiempo esperé ver de tu parte. Imágenes fugaces y poco certeras vuelan por mi mente, me hubiera gustado saber que recuerdas de lo que sucedió, probablemente podríamos unir este rompecabezas.

No te responsabilizo de lo que sucedió, tampoco pienso ser irresistible. Solo creí que tal vez las cosas podían terminar felizmente, tú sabes, como en las películas que tanto te gustan y me haces ver contigo. Creí, por un momento, en un cuento de hadas; la vida es más complicada que eso y para los tontos aún más.

Lamento lo que hice y dije. Sé que nos sería imposible volver a vernos.

Lo que sea que pasó ayer fue completamente culpa mía, no me extrañaría haberte besado, acariciado… lo desee por tanto tiempo… era tan agonizante verte a diario… solo me cuesta pensar que lo haya hecho sin tu consentimiento, la idea me repugna y no encuentro palabras para disculparme ¿Será por esto que no Recordamos¿Habré sido capaz de semejante cosa?... A esta altura del día no encuentro otra respuesta.

-Ash -

La carta temblaba en sus manos mientras sus dedos tensos sujetaban el papel con tanta fuerza que se hundían entre las letras ; sin embargo ella releía una y otra vez aquellas palabras, como si no hubiera otra cosa en su mente. Las palabras comenzaron a salir solas de entre sus labios secos en un mero susurro entrecortado, pero en sus oídos tampoco parecían adquirir sentido, sobre todo aquellas últimas frases del papel. Negó con la cabeza, en un principio con un movimiento leve, después con uno más violento y frenético...

Golpeó la cama con ambas manos, arrugando aún más la carta mientras sus dedos se confundían entre papel, sábanas y lágrimas que caían consecutivamente de sus ojos, bordeando sus mejillas enrojecidas...

-No... no... Él no hizo eso... sé que no... - Murmuró levantándose de su lugar y caminando lentamente frente a la cama. Acarició su largo cabello anaranjado echándose varios mechones hacia atrás y cerró los ojos, aspirando grandes bocanadas de aire, para exhalarlas lentamente, calmándose, buscando el control que la carta se había llevado con cada letra. – Ash sería incapaz de... –

...solo sé que compartí una cena a solas con la mujer que amo...

- ¿Él me ama? – A pesar de haber leído la carta tantas veces, la idea no se le había aferrado totalmente. Él la amaba, él la deseaba... la posibilidad le resultó siempre tan remota, tan lejana, que pensar en una broma era lo más sensato para ella. Después de tantos años de peleas, gritos, insultos, bromas pesadas –mutuas- ¿Cómo podría imaginar que él sentía lo mismo¿Se ocultaba detrás de una máscara de desinterés y falsas agresiones como ella lo hacía? Comenzó a calmarse, cuando esa ínfima posibilidad, que nunca había parecido más que una ilusa esperanza, comenzó a abrirse camino y a transformarse en una certeza.

Habían vivido juntos gran parte de la niñez y adolescencia, crecieron uno al lado del otro, en conjunto y siempre con la misma costumbre de maltratarse, como si la culpa de todo lo que podría pasarles la tuviera el otro, actuando como si se odiaran, pero sufriendo y preocupándose cuando uno de ellos faltara; No es que no se preocuparan por sus otros amigos, es solo que entre ellos había una conexión diferente, una que ella siempre sintió cuando estaba a su lado, pero que no creyó que fuera recíproca. Los años pasaban y poco a poco las peleas se convirtieron en meros juegos de palabras, lejos de la intención de lastimarse o alejarse del otro, como había sido en un principio; ella disfrutaba hacer rabiar al joven entrenador, y la vez se deleitaba al alentarlo en las batallas, un juego de "amor-odio" de nunca acabar...

La chica se dejó caer sobre la cama, sonriendo con las mejillas ardientes y los ojos brillosos. Los recuerdos de sus días de campamento junto a él se proyectaban entre risas divertidas y momentos de tensión, entre escenas de peleas y más aún de reconciliación, en detalles mínimos que Ash demostraba algunas ocasiones y que ella atesoraba en su mente. Los ojos negros y nerviosos del futuro Maestro Pokémon espiándola por sobre las llamas de las fogatas o de reojo por el camino, cuando creía que ella no se daba cuenta, sus mejillas sonrojadas cuando, en discusiones sin sentido, ella se acercaba para reprocharle algo, los celos... las lágrimas inacabables que él había tratado de ocultar el día de la despedida... todo aquello que nunca había tomado en serio, se unía para afirmar lo que la carta decía...

...La Mujer que Amo...

Ella.

Por un momento, se sintió como una niña otra vez, libre de preocupaciones y obligaciones, con un gran futuro esperándola en un camino desconocido por el que debía comenzar a transitar, con esperanzas e ilusiones tan cercanas y difíciles que atraían una pequeña cuota de temor a su casi decidido impulso. Se levantó de la cama, con el ceño fruncido, una sonrisa desafiante y decidida en sus labios. La Líder de Gimnasio, al fin había tomado una decisión y fiel a su naturaleza una vez que esta había llegado, era imposible de detener

...no me extrañaría haberte besado, acariciado… lo desee por tanto tiempo…

... solo me cuesta pensar que lo haya hecho sin tu consentimiento...

Esas frases incrementaban el coraje que había conseguido, aumentó su paso al salir de la habitación, al ritmo de su desbordado ritmo cardíaco. Él deseaba las mismas cosas que ella¿Quién podría saber quien dio el primer paso la noche anterior¿Quién comenzó alguna solitaria caricia que derivó en algo más? No le importó más aquello que le había atormentado toda la mañana, pensando que ese día "El Día" ella sería quien daría el paso inicial hacia algún camino por el que ambos transitarían...

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La señora Ketchum, por su parte, extrañada por el comportamiento de su hijo y el insoportable e incómodo silencio que reinaba en la casa, decidió distraerse viendo un poco de TV. Estaba agotada por su visita a la casa de Oak, pero sentía que al subir las escaleras la tensión sería tan extrema que no podría descansar cómodamente, por lo que preparó una taza grande de relajante Té de Tilo para disfrutar mientras veía alguna serie. Al abrir la alacena para tomar el azúcar, algo llamó su atención desde el tacho de basura, asomando un pico de vidrio trasparente ; agudizó su visión suponiendo que aquello que reconocía no debía ser lo que pensaba...

- ¿Ash ?... ¿Mi Ash ?... - Se acercó al cesto dubitativa, imponiéndose un suspenso molesto que hasta a ella le resultaba irritante, pero el temor de confirmar lo que sospechaba le obligaba a moverse en cámara lenta. Finalmente, cuando acabó de caminar aquellos cinco pasos eternos, abrió la tapa del tacho encontrando la botella de vino vacía...

New Century...

Las letras de la etiqueta, claras e inconfundibles, parecían sonreírle sobre el montón de basura acumulada, con su fino y delicado estilo de letra cursiva grabado en el vidrio. Tomó la botella con mano temblorosa, sentía su pecho frío por la obviedad de la situación ; un fugaz recuerdo del rostro de Ash y Misty cuando entró le ayudó a asociar la gravedad del asunto siendo ella totalmente consciente de los efectos de ese vino... sabiendo que era distinto a cualquier otro... que era único en composición...

New Century...

Nuevo Siglo, Nueva Era... Un cambio...

Así burlaba la botella a los desafortunados que la bebieran. Desafortunados o suertudos, dependiendo de como uno lo interpretara. Para Deliah las cosas no habían salido bien en la residencia Ketchum, el vino había tenido su efecto negativo, o un efecto al menos. Ahora restaba que Oak le confirmara si todo aquello que investigaron era cierto, si los efectos de "New Century" eran los que pensaban, o si para su alivio, todo había sido un invento de Gary para asustar a los que les había regalado una botella. Determinada, la mujer guardó el objeto en una bolsa de papel y salió corriendo de su casa, dispuesta a averiguar...

- Señora Ketchum ! - Se detuvo en seco al reconocer la voz y giró furiosa para ver al muchacho que se le acercaba corriendo. - Señora Ketchum, que bueno que la alcanzo. -

- No va a ser tan bueno, Jovencito. - Replicó la mujer, con expresión seria y tono exigente. Gary la miró sorprendió al detenerse e inclinó la cabeza en un gesto confundido. - ¿Porqué le diste esto a Ash ? - Preguntó, moviendo la botella envuelta hacia los lados frente a los ojos del chico.

- ¿Eso es... ? -

- New Century. ¿Porqué mi hijo tenía esto ? - Gary sonrió levemente, enterneciéndose de la imagen de "Madre sobre-protectora" que la mujer mostraba, pero al reconocer lo que pasaba su rostro se volvió triste y algo amargo.

- No quise perjudicar a nadie con eso... Se lo regalé para festejar que había conseguido ser Maestro Pokémon... solo que... después supe sus efectos... Perdóneme, señora Ketchum... Traté de hablar con ellos, pero no me escucharon... -

- ¿Sabías que lo habían abierto ? - Deliah se mostraba más calmada y comprensiva al notar el arrepentimiento y culpa del joven Oak. Él asintió levemente con la cabeza y miró al suelo respondiendo.

- Los vi ayer por la ventana. No creí que Ash la abriría, siempre pensé que la tendría como un recuerdo o algo así... él nunca bebió y Misty tampoco, así que... -

-Entiendo, Gary... -

- Debería decírselos... Lo que el vino hace... -

- No todavía, Gary... - Le advirtió la mujer. -Tu abuelo no terminó de examinarla... -

- Entonces... ¿No están seguros? -

- No... Pero debemos terminar de investigar pronto, antes que algo grave pase... -

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Escuchó que golpeaban la puerta, pero el sonido le parecía tan distante y distorsionado, que temía que fuera solo su cruel imaginación; prefirió entonces, permanecer allí, en la oscuridad de su habitación en donde se había autocinfinado, avergonzado de sus conductas, las cuales ni siquiera recordaba. Sentado en el suelo, abrazando sus rodillas, presionándolas contra su pecho y apoyando su cabeza en medio de ellas, con su espalda apenas tocando el borde de madera de la cama, había permanecido así por un largo tiempo, observando el leve ondulamiento de sus cortinas cerradas que filtraban, junto con la persiana baja, la luminosidad del día. No podía decir que hora era, ni cuanto tiempo había estado allí, solo sabía que permanecería encerrado deseando que nadie lo moleste, sin intenciones de volver a salir.

Los golpes de la puerta se volvieron más insistentes y, hubiera jurado que oía la voz de Misty del otro lado, quejándose, pidiéndole que abriera...

Pero eso era imposible...

Ella no quería verlo...

Él la había lastimado... La había traicionado... No había perdón para eso.

No había perdón para él...

Los golpes cesaron, pero lentamente un haz de luz consumía la oscuridad de la habitación, mientras unos pequeños y tímidos pasos se deshacían del silencio. Ash se abrazó con mayor fuerza y cerró los ojos hundiendo aún más su rostro en el hueco entre sus rodillas. Adivinó de quien se trataba y por un instante se permitió algo de esperanza, pero la desechó de inmediato suponiendo que solo se acercaba para continuar el reproche que él mismo había comenzado.

Lo miró detenidamente antes de avanzar los restantes pasos que los separaban. Se veía tan avergonzado, castigado y asustado que le hacía olvidar las intenciones con las que había entrado, reemplazándolas con el mero intento de consolarlos, pero, podía hacer ambas cosas, razonó y sonriendo levemente avanzó los pasos que los separaban.

Se arrodilló frente a él, provocando que el joven se aferrara con mayor fuerza a sus rodillas, ocultando totalmente su rostro arrepentido. Ella sonrió tristemente, con una expresión agridulce de comprensión, sintiendo la punzante sensación que la imagen de Ash producía...

-¿Ash ? - Susurró delicadamente, notando la tensión que su voz provocaba en su amigo. Prefirió quedarse quieta en su lugar, sin tocarlo o acercarse más ; el joven no respondió a su primer llamado, permaneció inmóvil en su posición por largos y agobiantes minutos.

-Leí tu carta... - Él siguió sin reaccionar, pese al tono gentil y amable que Misty había elegido. Ella se mordió el labio inferior, resintiendo la dificultad que él le imponía.

Se preguntaba por qué ella tenía que comportarse así¿Porqué no le gritaba ¿Dónde estaban los reproches ¿Los insultos , Se había preparado para ellos, él mismo los había comenzado desde el momento que la idea se hizo luz en su cabeza, la única explicación que podía haber para lo supuestamente sucedido por la noche ; él la amaba, la deseaba... entonces no era tan complicado imaginar el resultado de una noche a solas, con la fantasía presionando contra su conciencia por un minuto de realidad. Resignado, se aferró más a sí mismo, la forma amable y compresiva revestida de cinismo que Misty mostraba en ese momento le resultaba aún peor de lo que él supuso que le esperaba, porque quería mirarla, quería pensar que todo volvería a ser normal entre ellos y que solo habían tenido una tonta pelea como muchas otras... sin embargo, pese a la actitud de ella, sabía que nada sería como antes. Él había arruinado todo, por un arrebato de deseo...

Sintió sus manos frías tomar las suyas con una amabilidad y suavidad casi crueles ; las rechazó escondiendo las propias bajo sus rodillas, mientras lentamente alzaba su cabeza para encontrar los verde-azulados ojos de ella. Su mirada, siempre transparente a sus emociones, jamás mentía ; si ella estaba tan furiosa como él creía que debía estar, las llamas frías de sus ojos traicionarían cualquier falsedad de su voz.

La mirada profunda, con el claro reflejo del temor plasmado en su pupila, se fijó en sus ojos, buscando algo en ella. Sintió su corazón detenerse un instante y retuvo el aliento cuidando sus impulsos, tratando de no decir nada, ni moverse, ni gesticular. Ash parecía fuera de sí, hundido dentro de sí mismo, en un mundo oscuro que había logrado emular en su habitación y que transmitía en su postura y mirada, ella quería que eso cambiara, que el joven entendiera que no había escarmiento alguno por lo que pasó, que ella también lo deseaba tanto como él.

-No entiendo…- Murmuró él, ahogando sus palabras en un extremadamente bajo tono de voz. Misty lo observó fijamente, aún parecía asustado, pero también confundido; se acercó aún más, arrastrando sus rodillas hasta tocar la punta de las zapatillas del joven.

-Es increíble cuanto nos parecemos, Ash. – Contestó ella, sin molestarse en bajar la voz, hablando comúnmente, despreocupada, como si fuese cualquier día. Los ojos de él temblaron, preocupado continuó buscando en la expresión de ella cualquier indicio del enojo, o al menos, algo que le dijera que estaba sumido en alguna fantasía ¿Será que así había empezado la escena borrada de la noche? –Tú… estás inmerso en esta oscuridad castigándote por lo que PIENSAS que me hiciste… y yo… No puedo evitar sentirme culpable al verte así… -

-Pero tú… no me has hecho nada. – Replicó el joven, desviando la mirada al suelo.

-Tu tampoco. – Concluyó ella, volviendo a captar la atención del Maestro, quien volvió a mirarla sorprendido. Misty sonrió al ver un leve cambio en la actitud del muchacho, la cual le sirvió de suficiente incentivo para arriesgarse a mayor acercamiento; apoyó su mano izquierda en el respaldo de la cama y acercó su rostro hasta tocar la nariz de Ash con la suya. –Si es que pasó algo anoche… - Le susurró llevando su mano derecha al pecho del deprimido oyente, cerrando los ojos, moviendo su rostro de la nariz a la oreja izquierda de él; sonrió antes de continuar, permitiéndose aquella pausa como incremento de suspenso, disfrutando la escena que había logrado, suponiendo que llevaba un buen rumbo –…Fue con total consentimiento. – Lo besó en la mejilla, sintiendo la piel estremecerse y tensionarse bajo sus labios; aquella reacción no era la que ella había esperado. Volvió a alejarse de él, para verlo fijamente a los ojos, pero en ellos lejos estaba de reflejarse la expresión que imaginó.

-Estas jugando conmigo. – Afirmó, llevando su voz a un nivel más alto del que estaba usando, pero sin salirse del susurro –Entiendo porque lo haces, pero… - Se detuvo y miró el suelo con una extraña mezcla de emociones. Sentía la mirada constante de ella, la expresión de confusión que inundaba en su sonrojado rostro y algunas lágrimas traicioneras que se abrían paso en sus ojos.

-No estoy jugando… - Respondió, con la voz tan firme como la de él -¿Por qué tenemos que hacerlo tan difícil, Ash? –

-¿De qué hablas? – Por primera vez desde que entró, Misty bajó la mirada y se sentó sobre sus talones, volviendo la distancia que se había animado a cortar.

-Se supone que….. No es complicado…. No hay mucho que pensar en todo esto….. Cuando leí tu carta yo… - Prefirió no seguir hablando, con él en aquel estado todo lo que diga o intente obtendría el mismo resultado.

Al pasar los minutos, observándola en aquella posición, arrodillada, con las manos firmes y los puños cerrados sobre sus piernas, la mirada acuosa clavada fijamente en el suelo, sin decir palabra, comenzó a rever la escena en su mente, a escuchar con mayor atención lo que le ella le había dicho, las acciones que Misty intentó, pero que él rechazó con indiferencia. Sus mejillas pálidas comenzaron a enrojecer y su avergonzada expresión se desplazó por completo dando paso nuevamente al brillo soñador y esperanzado que había tenido horas atrás cuando ella entró en la casa. No quería volver a una ensoñación traicionera que le devuelva una bofetada, ni tampoco enajenarse en una irrealidad que derive en lo sucedido por la noche, optó por alentar a su compañera a que termine de expresar lo que deseaba, intentado no encerrarse en su propio mundo de culpa…

-Misty… - Murmuró, retirando sus manos de donde las había escondido y apoyándolas sobre sus rodillas. Sonrió al notar que ella fruncía el ceño molesta; La terquedad parecía un rasgo infaltable en su personalidad -¿Por qué no terminas¿Qué pasó con mi carta? – Se sobresaltó al escucharlo, pero trató de guardar su compostura y respondió con voz queda…

-Creí que… por una vez todo podía ir bien entre nosotros… - Levantó la mirada y lo observó fijamente –Pero si tú sigues comportándote como un tonto eso no va a pasar. – No pudo evitar la pequeña risa que escapó de sus labios, la chica se veía frustrada y molesta, pero aquello jamás le había parecido tan encantador. Ladeó la cabeza, razonando su respuesta y volvió a su expresión seria.

-Tienes razón… Me comporté como un tonto… Es solo que no puedo entender. – Confesó sintiendo sus músculos tensionarse nuevamente. –Si yo… si yo hice eso… -

-Es que tú ni hiciste nada! – El grito fue inevitable ¿Cuánto tiempo más pensaba seguir con aquella afirmación? Golpeó el suelo con amabas manos y se abalanzó contra él, mirándolo fijamente, evitando el contacto físico, pero acercando tanto sus rostros que podía sentir la respiración entrecortada del joven en su mejilla –Te Amo, Ash…. Lo que pasó anoche de ninguna forma pudo ser forzado¿Comprendes? –

El tiempo se detuvo y solo pudo permanecer allí, quieto, mirándola. Sus oídos se volvieron sordos y su cuerpo tan tenso y rígido que le pareció de piedra; no podía creer lo que oía, ni sabía como responderle, las palabras se le atoraron en la garganta seca y con la boca solo podía tartamudear sílabas sueltas que no llevaban sentido. Tomó aire profundamente y cerró los ojos, sabiendo que ella ansiaba una respuesta.

-¿Tú me Amas, Ash? - Preguntó, luego de esperarlo en una incertidumbre agónica.

La respuesta era tan obvia, tan simple, pero a pesar de ello, seguía sintiendo aquella parálisis en su cuerpo. Comenzó a asentir, lentamente al principio, con timidez, pero mientras todo lo que acontecía se hacía más claro, sus asentimientos se volvían más seguros, firmes, determinados. Misty sonreía, cada vez más al tiempo que él asentía una y otra vez. Relajó sus brazos, los cuales se habían puesto rígidos desde el momento que él había rechazado su beso en la mejilla y un brillo atrevido tomó control de sus ojos, mientras nuevo valor por avanzar le hacía olvidar aquel incómodo instante y le aseguraba que si no tomaba ella iniciativa, podrían permanecer en el suelo sentados por horas.

Fue entonces cuando abandonó los preámbulos y unió sus labios con los de él, en un firme beso que pretendía no solo transmitir lo que sentía por Ash, sino también arrancar de él todas las dudas que podían deambular por su mente. Sin embargo, seguía sin obtener respuestas de su parte; continuaba rígido y tensionado, como si lo que se habían dicho no hubiese valido.

El beso lo tomó por sorpresa; pero más aún la sensación de haber experimentado anteriormente aquel sabor embriagante que se plantificaba en sus labios y el cual quería conservar tanto como le fuera posible. Reconoció que no estaba respondiendo a la afectuosa ofrenda, pues su atención pareció solo desviarse al simple hecho que ella lo estaba besando. Al sentir que Misty comenzaba a abandonar énfasis en su beso y sus suaves labios pretendían separarse de los suyos, un gemido de disconformidad escapó de él y alzó una de sus manos para enredar entre sus dedos el sedoso cabello de ella, mientras delicadamente respondía a las caricias de su boca. En ese momento, que los labios se fundían en el calor de la pasión, olvidó el mundo, olvidó su penumbra, sus conjeturas y miedos; no había razón para ocupar su mente en ello, no cuando lo que siempre quiso estaba sucediendo.

Suspiró, tratando de inhalar y exhalar aire rápidamente, sin dejar escapar la sensación de besarlo. Atrapó con ambos labios el superior de él, solo disfrutando de su suavidad, dedicándole especial trato para luego capturar el inferior con mismo fervor. Sus brazos encontraron su camino alrededor del cuello de él y sus delgadas piernas rodearon la cadera del joven en cuanto él la tomó de la cintura y la atrajo a su pecho, estirando sus piernas para darle suficiente espacio.

Los dedos que acariciaban su cabeza, comenzaron a descender, acariciando cada mechón a su paso, haciéndole sentir vida hasta en el más corto de sus cabellos, hasta que encontraron la piel ansiosa de su cuello. Partió sus labios levemente probando con mayor intensidad el sabor intoxicante de su boca, recibiendo idéntica respuesta de parte de él; la mano que le rodeaba la cintura comenzó a ascender acariciándola por sobre la ropa, aún así sintiendo plenamente la caricia.

Podía sentir su cuerpo temblar y disfrutar de cada toque, mientras se dejaba caer completamente en su pecho, entregada por entero al momento. Apartó de su mente la sensación de familiaridad que, por momentos la atacaba, la sensación de haber sentido esas caricias suaves y adictivas explorar su cuerpo antes, no podía distraerse analizando aquello, ni tampoco deseaba arruinar el momento con aquel absurdo pensamiento, por lo que derivó toda su atención a lo que realmente importaba en ese momento, Él. Los delgados dedos de Misty se abrieron paso por su cabello desde la base de su cuello, ascendiendo lentamente. El no pudo evitar un leve sonido escapar de sus labios aún atrapados en la danza que compartían con los de ella en tanto el ambiente ardía y los sentidos se agudizaban exigiendo con mayor urgencia profundizar el momento, a lo cuál él accedería sin restricciones u objeciones, deslizando sus manos hasta el límite de la tela que los separaban animando las yemas de sus dedos a rozar la piel cubierta, sintiendo la suavidad de su cuerpo con solo la punta de sus dedos.

Lentamente el beso cesó, ambos permanecieron con los ojos cerrados y apoyaron sus frentes una contra la otra, sin intenciones de separar sus cuerpos enlazados por brazos y piernas. Sus respiraciones agitadas y entrecortadas eran los únicos sonidos que cortaban el silencio de la habitación, hasta que un leve susurro de Misty quebró la quietud, hasta ese momento reinante...

-Ash... -

-¿Sí ?... -

-Dime que me amas... - Ash abrió los ojos, casi sorprendido de su petición y del hecho que no se lo hubiera dicho antes. Sus marrones iris se fijaron con seriedad en la verde-azulada mirada que pacientemente lo esperaba.

-Te Amo, Misty. -

Ella sonrió, iluminando su rostro encendido con la felicidad que aquella frase le producía, lo abrazó con mayor fuerza, hundiendo su rostro entre hombro y cuello del joven, quien devolvió el abrazo tan fuertemente como podía, aún con su mano por debajo de la remera de ella.

-Entonces... - Murmuró en su oído -Demuéstramelo. -

No estaba jugando, sabía que lo que ella le pedía era aquello que quería. Sin embargo, tuvo que asegurarse tomándola de la cintura, con ambas manos, apartándola de su cuerpo para poder fijar la mirada en sus ojos y comprobarlo ; No era una broma, realmente lo anhelaba... y él también...

Concentró, como pudo, toda su fuerza en las piernas, trató de levantar él solo el peso de ambos ; Misty intentó contener una carcajada al sentir los torpes movimientos del joven y aferrándose fuertemente a él con brazos y piernas, dejó que continuara. Sus intentos por levantarlos, finalmente, dieron frutos y logró ponerse en pie, abrazó a la chica tan fuerte como pudo, feliz por su "extraordinaria" hazaña, pero en seguida perdió el equilibrio y cayó de espaldas sobre la cama con Misty sobre él.

La risa le fue imposible de contener, aún rodeando la cadera de Ash, pero con las rodillas apoyadas en el colchón, irguió su espalda y una ruidosa carcajada inundó la habitación, mientras el fuego pasional que los había abrigado minutos atrás parecía apagarse levemente, a la vez que el ambiente volvía a parecerles casual, tan amistoso y normal como cualquier otro momento que compartían juntos...

-En las películas parece más fácil... - Se quejó el muchacho sintiéndose ofendido por la constante risa de ella. Misty se esforzó por controlarse y abandonar el exabrupto de humor que había liberado. Lo miró con un brillo de ternura y admiración mientras su risa se acababa y la situación que entre besos armaron volvía a su mente ; el contraste perfecto de situaciones les daba a ambos la sensación que lo que estaban permitiéndose era una evolución de su relación de amigos, podían ser capaces de reír juntos, divertirse, disfrutar de su fuerte lazo de amistad, al tiempo que daban rienda suelta al deseo y pasión que despertaban mutuamente...

-No es una película... - Le corrigió, echándose lentamente sobre él, apoyando sus brazos sobre el colchón, mientras con sus dedos alcanzaba a acariciar algunos de los mechones negros de cabello que caían sobre las sábanas -Es real... -

-Siento que arruiné el momento... - Murmuró, viéndola directo a los ojos.

-No tendría que sorprender. No eres lo que se diría un romántico. -

-Supongo que no... Pero lo intenté... - Bufó mientras, sin advertirlo con ambas manos continuaba las caricias en la cintura de ella. Le sonrió dulcemente admirando la cercanía de la que podía disfrutar, deslizó sus manos hasta su espalda y delicadamente invirtió la posición de ambos, hasta estar él sobre ella.

Se sorprendió al notar que él decidió tomar iniciativa. La miró aún sonriente, con ese brillo especial que la hizo sentir única y hermosa. Rodeó su cuello con los brazos, incitándolo a un nuevo beso que no se hizo esperar, recuperando en él el fuego que habían sentido minutos atrás. Sintió sus fuertes manos comenzar su recorrido por su piel, omitiendo la tela de su remera, acariciándole la cintura, el estómago, deteniéndose antes del grueso borde de sus shorts, mientras sus labios volvían a fundirse en el calor de un apasionado beso. Arqueó su espalda de tal forma que permitiera que él deslizara su prenda superior por sobre su cabeza, hasta caer olvidada junto a la cama ; la diminuta pausa no afectó el ardor de los besos que ahora le parecían más urgentes y sedientos, mientras le dedicaban pasión a la piel expuesta de sus hombros.

Las manos de Misty, que se posicionaban una en su cuello y la otra en su espalda lo acariciaban en una sutil incitación a que prosiguiera con sus besos exploradores. Sus propias manos continuaban el recorrido por las curvas de ella, encontrando, aferradas a su cadera, las delgadas piernas que no eran completamente cubiertas con la tela de sus shorts...

A medida que el tiempo transcurría y el fervor del momento aumentaba, sus prendas decoraban el suelo de la habitación, aún sumergida en las penumbras que Ash había creado, pero que en ese momento quedaron totalmente olvidadas. Las sábanas blancas de la cama los envolvieron hasta llegar a la cima del deseo, cuando la danza de ambos llegaba a su final y sus cuerpos enlazados, fueron el único abrigo que necesitaban al llegar la noche que alzó sus primeras estrellas.

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Al despertar, un intenso sentimiento de alivio y libertad se extendió por todo su cuerpo. Percibió un cálido peso sobre su pecho ; sonrió y estiró su brazo para encender el velador. Abrazada a su él, Misty emitió un sonido quejoso cuando la luz molesta golpeó sus párpados cerrados, Ash inclinó su cabeza a un lado y, esforzándose por no despertarla, se movió hasta quedar casi sentado ; ella volvió a acomodarse, pese al movimiento, apoyando su cabeza sobre el abdomen del muchacho. Cuidadosamente y evitando gestos bruscos que pudieran despertarla, él comenzó a acariciar el suave cabello que yacía sobre sí, para luego continuar el sutil roce sobre el delicado contorno de su rostro. Sonrió dulcemente al llegar a su pequeña nariz y como sumergido en un sueño, continuó recorriendo sus facciones con la yema de sus dedos, sonriendo levemente, con la mirada brillosa y el pecho lleno de emoción

Sintió las suaves caricias sobre su rostro, en un cálido y placentero despertar. Abrió los ojos lentamente, obviando la molestia del velador, encontrando la mirada afectuosa de Ash fija sobre ella y le sonrió dulcemente aferrándose más a su cuerpo...

-Hola... - Susurró él apoyando su mano libre sobre la cabeza de ella.

-Hola... -

-¿Tienes hambre? -

-Sí... - Cerró los ojos y apretó sus brazos al rededor de él -Pero no quiero levantarme... -

Hubo una momentánea pausa; Misty levantó la cabeza preocupada notando la expresión seria en las facciones de su "amigo"...

-¿Sucede algo?... Si tienes hambre... - Él la detuvo antes que se levantara, trató de suavizar su expresión con una sonrisa, pero obviamente había algo perturbándolo -¿Ash¿Que pasa? -

-Solo pensaba que... terminamos el día casi igual que cuando comenzó. -

Ella se incorporó en la cama, sentándose en el colchón, pero sin despegar su cuerpo del de él, con la luz artificial del velador comprobó que las prendas de ambos adornaban desprolijamente la habitación; que ambos estaban desnudos y en el mismo lugar en donde habían despertado...

-Y... todavía no sabemos que... -

-¿Importa eso ahora? - Le interrumpió bruscamente.

-No lo sé... -

-Ash... si pasó algo ayer o no, ya no es un problema, porque hoy sí pasó. - Él se sonrojó levemente y bajó la cabeza, mirando la sábana. -Ash... ¿Realmente quieres torturarte para recordar algo en vez de disfrutar lo que estamos pasando? -

-Es solo que... - Suspiró resignado, inseguro de lo que quería lograr con esa conversación.

-Pudo haber sido el vino, el momento, la noche... O puede ser que No haya pasado nada. - Continuó ella, aún viéndolo fijamente -Pero hoy sí pasó y podemos recordarlo claramente, sabemos como comenzó y porqué... Ayer... Fue solo una noche olvidada... Nada más. -

-Está bien. - Le sonrió, asintiendo levemente. Miró el reloj sobre la mesa de luz, 23 :00 hs y apenado volvió su atención a Misty -Es mejor que nos levantemos. Hagamos algo de cenar... -

-De acuerdo. ¿Cocino yo ? -

-Claro que no-

Con un último beso, Ash corrió la sábana que lo cubría y se levantó tomando del suelo su camisa, la prenda más cercana que tenía. De la misma manera que había recolectado la ropa de ambos por mañana comenzó su recorrido por la habitación, solo que esta vez no estaba confundido ni asustado por encontrarlas, sino que cada ubicación le recordaba uno a uno los arrebatos que impulsaron las prendas hasta sus distintas posiciones. Misty lo observó desde la cama, sonriendo con una leve mueca de picardía en su rostro levemente enrojecido convencida que lo sucedido la noche anterior debió ser igual que la actual, pero eso no debía ser algo para comentarle a Ash, pues no creía que valiera más análisis por el momento...

Continuará...

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HOLA A TODOS!

Después de tantos siglos sin actualizar al fin puedo hacerlo. Espero disculpen mi extensa demora, pero he tenido muchos contratiempos (no creo que sea correcto transcribir una larga lista de tooooodo lo ocurrido en estos meses (cuántos serán? Seis? Creo que más!)

Para no dilatar mucho más la actualización decidí dejar el capítulo así... habrá que esperar algunos meses más para que escriba el resto, es decir la explicación de lo que en realidad les sucedió; pero si seguía esperando a que mi inspiración llegase para que pueda escribirlo... habría pasado mucho tiempo más! Espero que les haya gustado igual (aunque incompleto)... a los pocos que debieron seguir mi historia después de esta espera.

Le agradezco ENORMEMENTE a SUMI-CHAN por toda su ayuda para este capítulo, podría decirse que si no fuera por su ayuda jamás hubiera terminado, así que MUCHAS, MUCHAS GRACIAS!

Sin más que decir, y disculpándome otra vez, me despido hasta el próximo milenio que pueda escribir la continuación. Bye!