N/A:hola lectores XD ando muy feliz ultimamente...bueno disfruten mi felicidad XP ahora pongo una nueva historia donde veremos a los Elric vivir en Munich junto con Heiderich y les pasaran un buen de cosas...bueno, los dejo leer ;) ...espero ke dejen review X3

La sangre que nos llama

Por: Xelli

Cáp.1: Esperanzado en encontrarte

Las calles se veían grises y tristes, la guerra los había dejado mal, ese tratado de Versalles les puso todo el mundo de cabeza, sí, Alemania no sería la misma. La ciudad de Munich se encontraba llena de penurias, poca gente conservaba el ánimo de antes, no había gran apogeo y mucho menos dinero, el marco se había ido al suelo y sólo les quedaba vivir del oro que aún poseían algunos. Por estas deprimentes construcciones caminaba un chico, no podía tener más de 17 años, se veía pensativo y algo perdido.

-…No sé que hacer..-se dijo en voz baja.

Las personas lo veían inquietas y algo distantes, sus ropas eran peculiares, eran algo coloridas para lo que estaban acostumbrados, se les hacía especialmente raro el saco rojo que portaba. Él notó como se lo comían con la mirada, decidió que lo mejor sería, antes que nada, tratar de parecer "normal". Antes de caer en esa ciudad, él había adquirido un poco de oro, pensó acertadamente que al menos el oro debería representar algún valor considerable en ese mundo, y así era, por ello no tuvo el mayor problema al comprarse todo un nuevo atuendo, más acorde a los lugareños. Ahora sí estaba listo para buscar, no sabía muy bien como lo haría, pero buscaría en cada rincón de ese mundo de ser necesario, pero encontraría a esa persona.

Por casi más de una semana exploró la ciudad, visitó cada edificio importante de esta para ver si encontraba algún indicio que lo ayudara, este día en particular caminó sereno hasta la universidad de Munich, no era que esperara encontrar algo ahí, pero un lugar con esa gran cantidad de libros de seguro llamó la atención de su hermano. Recorrió las instalaciones sin mucho éxito, pero pensó hacer algunas preguntas concretas.

-Disculpe..-llamó Al a la señorita en la oficina principal.

-Si jovencito, ¿en que té puedo ayudar?-dijo amable la mujer.

-Necesito saber si hay un Elric en la universidad-habló algo nervioso

-Lo lamento…-habló algo conmovida al ver el brillo en los ojos de Al, este quedo algo decepcionado, creyó que encontraría algo, pero la mujer le sonrió-…Apenas hace unos meses que se dio de baja.

-¡¿Entonces estuvo aquí!-su mirada se llenó de alegría

-Sí, fue profesor algún tiempo…pero, ¿a cuál buscas, al padre o al hijo?-recordó la señorita que habían dos Elric en los archivos

-Papá..-musitó Alphonse y luego salió de su asombro-ah... ¡al hijo!-aclaró al fin.

-Te tendré la información para mañana, se supone que es confidencial pero se ve que es muy importante para ti, así que te ayudaré-sonrió cálidamente

Alphonse se mostró muy agradecido y se despidió, no sólo había dado con el paradero de su hermano, también encontró a su padre, jamás había visto a su padre fuera de las fotos, o al menos no que recordara…

Salió corriendo del lugar para sacar toda esa emoción que lo invadía, pero en lo que andaba inmerso en sus pensamientos doblo una esquina y se estrelló estrepitosamente con alguien más, ambos cayeron al suelo seguidos del sonido de varios rollos, probablemente planos o algo por el estilo.

-...Lo lamento, fue mi culpa...-habló primero Al

-Yo también estaba...-pero se quedó sin habla. Los dos se quedaron atónitos, Alphonse no salía de su asombro cuando el muchacho enfrente suyo comenzó a reír a carcajadas.

-…¿Pasa...algo?-fue lo único que se le ocurrió decir al joven Elric.

-Jaja..-se calmó un poco- ¡adivino!...te llamas Alphonse Elric y dices ser "alquimista"..-logró decir divertido el hombre

-Sí…-susurró incrédulo-pero ¿cómo lo sabes?…¿conoces a mi hermano...o a mi padre?-dijo por último, entusiasta, ignorando el hecho de que ese sujeto era idéntico a él

-A Edward…¡desde luego!-contestó recogiendo sus planos-mmm…me presento, soy Alfonse Heiderich-dijo alegre extendiendo su mano.

-Pero…-balbuceó de nuevo impresionado-No importa…yo soy Alphonse Elric, tal y como ya dijiste.

-¡Je! De seguro Edward se caerá de espaldas cuando te vea-Alfonse sonaba entre divertido y asombrado.

-¿Podemos ir con mi hermano?-casi suplicó Al

-Me temo que en este momento esta ocupado, tendrás que esperar hasta la noche-Alfonse sonaba tan amable, tan…como él mismo.

-No importa, si ya esperé siete años un día más no importa..-ambos coincidieron en su expresión calmada

Una vez que recogieron los planos de cohetes de Heiderich caminaron platicando por una de tantas avenidas desoladas, hablaron de su parecido, de cómo Alfonse no creía ni una reverenda palabra de las "historias" de Ed y ahora probablemente le reprocharía el que tenía razón después de todo. Al cabo de una hora y media llegaron a un barrio de clase media algo acogedor comparado con el resto de la ciudad, por un momento se detuvieron en lo que Alfonse abría la puerta de un pequeño edificio.

-Bien…pues bienvenido a casa, supongo que te quedarás con nosotros, no es muy acogedor que digamos…pero no es tan difícil de pagar la renta..-habló cordialmente Hei

-Gracias..-dijo entrando Alphonse

Lo primero que vio fueron las escaleras, abajo sólo había una pequeña bodega y una puerta que parecía conducir al local cerrado de junto, luego siguió al muchacho hasta el primer piso, en éste encontró el primer apartamento, de nuevo espero a que quitara el cerrojo y luego entraron.

-Este es mi departamento, el de arriba es de Edward…pero no tengo la llave así que te quedarás hasta entonces aquí-explicó tranquilamente dejando las cosas sobre la mesa.

-¿Llegará muy tarde mi hermano?-preguntó algo distraído husmeando un poco

-Seguramente…-esta vez sonó algo apesadumbrado, y desvió su mirada topándose con el reloj en la pared-¡Dios mió, es tardísimo…te dejo, estas en tu casa, es que se me hace tarde para ir a mi trabajo…¡lo siento!-dijo rápidamente al tiempo que tomaba su chaqueta y salía de igual manera

Tras cerrase la puerta y escuchar el estruendo del hombre bajando por las escaleras se quedo en silencio total, por dentro se sentía sumamente ansioso de ver de nuevo a Ed, no podía imaginar como sería, solo lo recordaba de niño y tenía algunas imágenes de adolescente de él, pero nada de lo que pensara podría compararse de seguro. Tomó asiento en una de las delgadas sillas de madera, el lugar era pequeño, solo podía divisar un par de puertas más, seguramente el cuarto y el baño, supuso. Miró la estufa y posteriormente la nevera. Y algo llamó su atención, los rollos que cargaron todo el camino, curioso los observó, eran planos de algo, no entendía mucho pero parecían artefactos voladores o algo parecido, él no había visto algo como eso en Amestris.

Casi sin darse cuenta se quedó dormido, pasaron varias horas en lo que estaba recostado en la mesa, pero, un pesado ruido lo despertó, escuchó el subir algo cojo de alguien, se quedó expectante con su mirada fija en la puerta, lo oyó llegar al primer piso y luego seguir subiendo, algo le decía que debería de ser Edward, para terminar percibió como se abría la puerta de arriba y luego algunas pisadas justo sobre de él. Algo nervioso salió del departamento, miró hacia arriba con una mano en el barandal de la escalera, notó que no había más pisos que el siguiente, definitivamente debió ser Ed, Heiderich dijo que vivía arriba. Subió lentamente, sentía que el corazón le explotaría, y al fin se poso frente a la puerta, tocó levemente, y la puerta se abrió…era Ed, si, no cabía duda, aún si no lo hubiera visto en años lo reconocía. Ninguno hizo nada, la mandíbula de Ed casi caía al suelo de la impresión, pero en vez de eso el que cayó fue el mismo muchacho, Al se alarmó, al cabo de unos segundos, recogió a su hermano y se introdujo por completo cerrando la puerta tras de sí.

-...¡Hermano!-llamó agitándolo un poco para que despertara

-…-abrió sus ojos, no salía del asombro-…¿Alphonse?...

-Sí, te encontré hermano..-dijo cálidamente el joven.

El instinto de Edward fue abrazarlo, aún si era una más de sus alucinaciones no la dejaría escapar, lo sintió, era la calidez de su hermanito, la misma que su madre le expresaba, no era una visón más por el exceso de trabajo, era real, estaba junto a su hermano que no creyó volver a ver o tocar, o inclusive saber si estaba vivo.

-pero..¿cómo?-espetó sin más el mayor

-Te busqué…y encontré la manera de atravesar la puerta..y..aquí estoy-explicó simplemente Al.

-Yo también traté de regresar…pero es imposible sin alquimia desde este mundo…me alegro tanto de que estés bien-lo abrazó otra vez

Los dos se sentaron a la mesa, no era muy diferente a la de Heiderich, hablaron un tiempo casi por reflejo, aún no se lo podían creer, después trataron el tema de cómo Al llegó hasta ahí, recordando que al menos iría mañana a agradecerle a la oficinista, Ed le dijo que trabajo un rato investigando para la universidad y le confirmó que su padre investigó con él, al tiempo que ejercía de profesor, al parecer habían hecho las paces. Luego Alphonse le contó que tenía sólo 17 años y no 21 como debería, y el desafortunado hecho de no recordar los 4 años de su vida de armadura, pero Ed dijo que no se preocupara, que estaría bien mientras estuviera sano y feliz.

-…Bueno, ya es muy tarde, debemos dormir..-comentó Ed al miar al reloj dar las 2 de la mañana

-Sí…tengo tanto que platicarte y preguntar, pero imagino que estas cansado…-Alphonse esbozó una sonrisa comprensiva

-No te mentiré, ¡estoy agotado!-aceptó con una gran sonrisa estirándose un poco en la silla y se paró de ésta-Ven, durmamos…tendrás que dormir conmigo, no hay otra cama..lo siento-se disculpó abriendo una de las tres puertas que habían en el departamento, era ligeramente más grande que el de Hei.

-Está bien…creo que te lo hubiera pedido de todas formas-lo tranquilizó Al

-Es como cuando niños…-recordó en voz alta Ed-…solíamos dormir juntos cuando teníamos miedo-

-…Te extrañé - le susurró Al sentándose en la cama al tiempo que Ed se quitaba sus prótesis.

-Y yo que pensé que me darían por muerto y ya…y la incertidumbre de no saber si lo conseguí, pero ahora me has quitado un peso de encima…-le palmeó la espalda con la zurda.

-Te quiero hermano, eres mi única familia, tú y papá..-Alphonse se acostó y lo abrazó tiernamente.

-…No la única-musitó Ed y Al lo miró curioso-...No me hagas caso, ya mañana te llevarás unas cuantas sorpresas…-le sonrió, esa sonrisa que sólo hacía cuando tramaba algo.

Continuará…