Propuesta: post-war rehabilitation/ rehabilitación después de la guerra.


Lluvia de noviembre


Lluvia de noviembre

De la antigua prisión de Konoha ya no queda nada tras las guerra. Donde antes había roca sólida y jutsus de protección centenarios, ahora sólo hay unos barracones de madera custodiados por ANBU, muchos sellos de papel estratégicamente situados y la voz amenazante de Ibiki Morino, serpenteando por el mínimo haz de luz que sale de su despacho.

Es la primera vez que Sakura entra ahí desde que los soldados de Konoha volvieran a casa hace ahora 6 semanas.

- Vengo a ver al prisionero 504.

El jounin que hace guardia en la garita de entrada la observa por encima de las gafas. Sakura se sabe estudiada y supone que ojerosa, pálida, y con el barro fresco hasta las rodillas no hay nada que juegue a su favor ni que infunda confianza, así que le da lo único que tiene: una sonrisa tímida de disculpa bajo el paraguas.

Ese noviembre está lloviendo mucho más de la normal. Los meteorólogos dicen que es por la enorme cantidad de energía que se alzó hacia la atmósfera durante la batalla final, electrones y rayos que quebraron el cielo, las llamaradas y explosiones que evaporaron lagunas y riachuelos enteros, peces muertos sobre el fango seco, y que en habían ido formando nubarrones oscuros sobre las Cinco Naciones ninja. Los sacerdotes de los pocos templos que quedaron en pie, sugieren que es la manera en la que el mundo reequilibra sus fuerzas: el yang del fuego, el ying del agua; intentando paliar las cicatrices abiertas sobre un mundo que estuvo a punto de convertirse en polvo, en cenizas, en nada. Los abuelos dicen que es un castigo divino, y Sakura cree que simple, y llanamente, es la manera en la tierra intenta limpiar la sangre derramada sobre los campos y los pueblos, el consuelo furioso de un cielo que ha observado que bajo sus dominios, la esperanza intenta arraigar en tierras yermas y necesita un empuje para echar raíces.

A veces sale del hospital y entrena bajo la lluvia durante horas, intentando frotar así las manchas en su alma: los heridos que buscan su ayuda en la luz verde del chrakra y a los que tiene que rechazar porque el protocolo de triaje así lo establece; los cuerpos que van llegando a una morgue desbordada, cadáveres sin nombre; los recuerdos de todos aquellos que murieron en su guardia y cuyos nombres canturrea cuando se pregunta para qué demonios sirve lo que está haciendo.

Sakura cree que aunque lloviera un año seguido no podrían terminar de purgar el dolor que han infligido y que han padecido.

- Me temo que necesita un permiso del Hokage para poder visitar a ese prisionero.

Asiente, el pelo rosa mojado en las puntas, y extiende el rollo con el salvoconducto y el jounin de gafas rompe el lacre para comprobar que todo está en orden. Un vistazo rápido, y la determinación de los ojos verdes es lo todo lo que necesita para arrebujarse en la capa color gris oscuro y guiarla a través del patio y hasta los pasillos de la cárcel.

Si le extraña que una chica de a penas 17 años tenga autorización directa del Hokage para ver al que se supone prisionero más peligroso de Konoha, no lo dice. Sakura quiere pensar que es un signo de los tiempos que las nuevas generaciones vayan ganando peso, pero lo cierto es que un de las primeras órdenes de Kakashi fue hacerla jounin y desde entonces hay cierta reverencia a la alumna del Sexto, discípula de la Quinta y heroína de la guerra. Hay niñas que quieren ser como ella y ancianos que se inclinan levemente cuando pasa a su lado en el mercado. Nadie cuestiona ya su papel, ni se extrañan de que tenga acceso directo al despacho del Hokage y entre sin llamar, a veces por motivos profesionales, otras veces sólo porque Kakashi se aburre y le pide que se pase. En algunas ocasiones, como la de esa mañana, es la propia Sakura la que se ha asomado para informar a Kakashi de la nueva colaboración médica con Suna, hasta que Kakashi había decidido aprobar todo con una firma rápida y cambiar de tema con una pregunta clara en los labios: ¿por qué no has ido a verle aún?

Con un hmmm de estudiada despreocupación había tratado de ignorarle. Hacer como que no sabía de qué hablaba. El Sexto insistió. Optó entonces por responder con una media verdad: que estaba cansada, y luego al ver que Kakashi no la creía decirle una verdad total: que no tiene tiempo, que no tiene ganas, que el hospital es su primera y única prioridad ahora mismo y que Sasuke ya tenía a Naruto.

- Pero también te necesita a ti.

No la convenció. Había otra gente que la necesitaba, le respondió con firmeza y los ojos verdes perdidos en la lluvia tras la ventana.

El Hatake intentó entonces una nueva treta:

- No era él. Cuando te atacó. No era él. - repite - No ha cambiado tanto desde que le conociste.

Era mentira, claro. Sakura lo sabía y Kakashi lo sabía. Todos habían cambiado. Todo el mundo se había llevado algo de la guerra, quisieran o no. El olor a carne pútrida, la sangre infectada, el pánico de los que iban a morir y caían en el campo de batalla se habían prendido en ella como un broche de muerte. Lo llevaba consigo cuando erraba la puerta de casa y se ponía la bata del hospital, y para olvidarlo vivía en una realidad anestesiada en horarios de trabajo inhumanos a los que se entrega hasta que se le adormecen los sentidos, y sobre se desvanecen los recuerdos, hasta que no le queda ni un espacio para que le ataquen mientras duerme.

Sakura volvió de la guerra más cínica, más sabia y más fría. Remendada por dentro en pliegues que aún sangraban a borbotones, tenía ahora pocas certezas en su vida por las que seguir adelante y no queda nada, apenas un recuerdo, de aquella chica que hacía honor a su nombre llevando entre sus manos un trocito de primavera.

Kakashi se equivocaba en su análisis: no es de Sasuke de quien tiene miedo, sino de ella misma. De lo que se ha transformado y de lo que pensará Sasuke de ello ahora que ya no puede darle ni el consuelo de su alegría.

Finalmente, Kakashi cerró los ojos y suspiró bajo la máscara "no me has dejado más remedio" con un tono que no dejaba lugar a rebatirle. Le había dicho, no, ordenado, que fuera a ver a Sasuke.

- Serás su médico.

- Tiene a Shizune. Y Tsunade-sama también podr

- No deja que nadie le trate desde que le apresamos. Quiere que seas tú.

Sakura había fruncido el ceño.

- ¿Y por qué conmigo sería diferente? - un hilillo de voz, una duda amarga - ¿Cree que conmigo será más fácil escapar?

Las cejas de Kakashi habían caído en un gesto triste

- Eso piensa Ibiki. Yo tengo otra teoría. Simplemente quiere que vayas tú porque eres tú.

No había podido negarse, claro. Todo lo lejos que había podido llevar la negociación había sido a posponer el encuentro por la noche. "Prefiriría que fueras cuanto antes" "Después de acabar el hospital" "Sakura: lleva 6 semanas sin tratarse. Es fundamental que muestre mejoría física para que pueda tener el juicio cuanto antes." "Hay otros pacientes"

No cedió en esto último. Había otros heridos que no eran Uchiha. No haría excepciones. Había mutilados. Había niños sin padres que lloran e hipan por los pasillos atestados de camillas; había mujeres cargando bebés en brazos que acudían diariamente y sin excepción a la recepción del hospital buscando un nombre entre la lista de muertos que habían llegado aquel día a la morgue. Había terrores nocturnos que provocaban brotes psicóticos. Había cirugías que solo ella podía hacer. Antídotos que llevaba horas preparar. Medicaciones que no llegaban porque los caminos están anegados, los puentes rotos, las ciudades sin recursos.

Había tanto que hacer que lo último que necesita Sakura era pensar en aquel chico que una vez amó con todas sus fuerzas y que ahora sólo podía querer con las fuerzas que le quedaban.

Sin embargo, cuando le ve en la celda, la lluvia rebotando con fuerza sobre el tejado de chapa y la luz tintineante de una bombilla solitaria, el corazón se le hace migas de pan duro.

Tiene que reconocer que Naruto le había avisado. Le había explicado con detalle cómo habían abrochado a Sasuke cuando se lo llevaron. Cómo hubo una discusión: Kakashi había querido mediar, pero una orden directa del Raikage de atarle con cinchas y rodearle de cadenas de supresión de chakra; y fue Tsunade quien abogó por cubrirle los ojos para que no pudiera usarlos. Naruto había protestado, le explicó una tarde ventosa, pero no había podido hacer nada. Tendremos que conformarnos con que esté vivo y en casa, Sakura-chan.

En casa.

Sakura contempla las paredes húmedas de la celda, y se pregunta si eso es el tipo de casa que buscaban para Sasuke, si es ese el lugar y la manera en la que querían que volviera. Vulnerable, humillado, privado de su fuerza. Sakura le ve y la parte de su pulmones que se estira y se encoge cuando piensa en él se mueve frenética.

- Sasuke.

No tiene mucho sentido seguir usando -kun entre dos personas que se han intentando asesinar varias veces la una a la otra.

- Sakura.

La pelirroja le pide al jounin que abra la puerta y le indica que se retire con un gesto suelto de la mano, entrando en la oscuridad espesa de la celda. Un ventanuco deja ver la luz de una farola cerca sacudida por la lluvia e ilumina el bulto que ocupa el último de los Uchiha. Hay una admirable dignidad en su figura, a pesar de la ropa sucia y los supresores de chakra que le rodean. De una belleza trágica, y ahora la hermosura es coraje.

El habitáculo huele a moho, el colchón del camastro tiene agujeros y Sakura frunce el ceño porque así no es como Konoha debería tratar a sus prisioneros. Hay tratados y protocolos que regulan estrictamente el trato de los acusados, y hay leyes de la aldea que establecen sin ambajes que cualquier debe mantener sus derechos incluso si son acusados de los crímines más atroces. Pero eso era antes, supone, en la Konoha luminosa que había marcado su camino. Ahora Sakura ya no cree demasiado en su ciudad, ha perdido la fe después de tanta muerte y tanta mentira. A veces se descubre pensando que Obito tenía razón, y el sistema no es más que una máquina de hacer shinobis que terminarán en brazos de la muerte más pronto que tarde. Sakura descubre después de la guerra lo que Sasuke había sabido siempre: que eso que llaman patria era la tumba de los hombres y mujeres buenos.

- ¿Cómo te encuentras? - pregunta - ¿Te duele el brazo? ¿Los ojos?

A Sakura lesorprende que no le tiemble la voz. Hace mucho tiempo desde la última vez en que estuvieron solos. Con Naruto ausente, no les queda demasiado en común más que los sentimientos adolescente de una chica que confundía el amor abnegado con la posibilidad de salvación.

Frente a frente, es una extraña energía animal la que invocan, incapaces de decirse nada.

- Bien. - Y luego un pequeño matiz, dubitativo. - Es manejable.

Sakura intuye que está mintiendo, pero no se lo echa en cara y se pone frente a él para verle mejor. La piel de la cara de Sasuke parece azúcar glas y los ojos verdes recorren con profesionalidad todo su cuerpo buscando heridas y lesiones hasta que se detienen finalmente en el muñón de la extremidad ausente. El hombro izquierdo está levemente encogido y tiene el brazo lo tiene levemente separado del cuerpo, en un acto involuntario para alejar el dolor.

- ¿Es el brazo derecho, no? Te duele. Probablemente tengas un inicio de infección. - Se acerca a él y siente el cuerpo de Sasuke tensado. Sakura suspira y detiene su mano justo cuando empezaba a salir energía verde de ella, cerrándola con fuerza hasta que las uñas se clavan en la piel. - Kakashi dice que no quieres que Shizune te trate. ¿Por qué?

Los shinobis son muy creativo scuando se trata de buscar razones para no ir al hospital. Sakura se ha encontrado con excusas variopintas para evitar tratarse pero en general compartían motivos más o menos similares: muchos tienen que ver con el orgullo, para que nadie piense que son débiles; otros eran por una cuestión más materialista: temían una baja larga que redujera su salario. En otras ocasiones, había un motivo casi místico, la idea absolutamente ridícula de que había cierta trascedencia en el sufrimiento, una especie de reto personal que te hacía mejor por padecer más. Pero Sasuke le responde con una razón totalmente diferente:

- No me lo merezco.

Bajo la luz débil, Sakura solo puede ver de su cara la parte baja de la nariz y la mandíbula. Así que cuando habla solo puede fijarse en cómo los labios forman sonidos y cómo la piel del principio del cuello se pliega levemente bajo el peso de las cadenas. Su corazón bufa de indignación porque si Sakura no creyera que todo el mundo, incluso los más abyectos se merecen un trato justo y una nueva oportunidad, no podría hacer su trabajo correctamente y si no creyera que, no importa qué hiciera en el pasado, Sasuke se mereciera ser cuidado como cualquier otro herido, no le temblarían tanto las pestañas ni se le acumularía el enfado en la garganta.

- Todo el mundo merece tener una buena salud, Sasuke. Y Shizune-san es una gran médico, deberías dejar que...

- No quiero que me trate.

Sakura suspira y presintiendo una conversación larga, se sienta al lado de Sasuke, que no se mueve en absoluto. El agua sigue cayendo, esta vez acompañada de un viento que agita las ramas desnudas a los lejos.

- Entiendo las razones por las que has rechazo que se reconstruya el brazo, pero no querer aliviar el dolor es simplemente ridículo

El silencio que sigue lo llenan las risas de los guardias al final del pasillo.

- No es eso. SImplemente no quiero que me trate Shizune. - Las cadenas tintinean cuando se gira hacia ella, el sello sobre los ojos pegado al sudor de la frente - Me gustaría que me tratases tú. - La médico se gira hacía él, sorprendida. Así que Kakashi tenía razón. - Pero has estado evitándome.

Sakura exhala hondo, se recuesta contra la pared fría y se aprieta el puente de la nariz suavemente. Tiene los dedos llenos de ampollas, ásperos por el desinfectante, y una cicatriz en los nudillos de cuando le pegó un puñetazo a una diosa y que le hace las veces de medalla de guerra.

-No es que te haya evitado. - Sakura se da cuenta de que cuando habla así, racional y un poco brusca, Sasuke presta mucha más atención. - Es que no tengo tiempo para tratarte. Hay muchos heridos aún. Heridos sin tu chakra, Sasuke, que necesitan mi ayuda. Pero si no te curas tú no podrás acudir al juicio y no podremos escribir un informe favorable. Además, hay riesgo de que la infección se extienda a otros tejidos y Shizune-san es una médico fantástica, de verdad que...

- No me gusta su chraka.

La voz de Sasuke siempre había sido grave para ser la de un niño de 12 años, pero la pubertad la ha hecho aún más profunda. Es casi la voz de un hombre, una caricia que recorre los curvas crecientes de Sakura y que despierta algo en las hormonas porque al fin y al cabo solo son unos chicos de 17 años que han cambiado los primeros besos por las primeras muertes: demasiados rasgados, demasiado rotos, golpeados y amoratados por el destino que se le stenía reservados.

- ¿Qué significa que no te gusta su chakra?

Sasuke tarda un poco en encontrar la palabra.

-Hn. Pica.

- ¿Pica? - Sakura se ríe un poco, una risa baja y clara, corta pero honesta, y no tiene claro cuándo se rió por última vez, y sobre todo no tiene claro cuando se rió con Sasuke si es que alguna vez ocurrió ese evento.- ¿Cómo pica?

- Como un curry. Escuece un poco. - Y entonces hace un declaración que electriza el aire. - Me gusta tu chakra. Es suave. - Añade y Sakura nota que se sonroja el cuello - No ha cambiado desde que éramos pequeños.

Sakura juguetea con el bajo de su falda y se muerde el interior de las mejillas, turbada. Probablemente Sasuke no tenía más intención que defender su postura, pero siente que algo en el ambiente ha cambiado. De pronto hay cierta paz, y sus ojos centellean y se iluminan ante la mención del pasado. Quizá hay cosas de la Sakura de antes que permanecen, quizá hay esperanza, después de todo.

-¿Quieres que te cure ahora?

- No.

Sakura le mira de reojo, intentando descifrar qué pasará a continuación. Todo entre ellos es, ahora mismo, un misterio que tardarán un tiempo en aclarar.

- Pero...

- No te queda casi chakra. - Constata, perceptivo como siempre - ¿Vienes de trabajar?

Sakura asiente con la cabeza hasta que se da cuenta de que él no la puede ver y lo dice en voz alta, sonrojada.

- Lo siento, Sasuke. Quizá mañana por la mañana pueda hacerte un tratamiento completo.

Hubo un tiempo en que Sakura habría hecho lo que fuera por ayudar a Sasuke. Habría comido bichos, se habría dejado asesinar, habría bajado la luna y el sol y habría caminado sobre el fuego, habría sido negligente consigo misma hasta la extenuación. Pero ahora hay otras personas que depende de ella y sobre todo, ella ya no depende de Sasuke para ser quien quieres ser.

- No. - Sasuke por primera vez cambia de postura. Tira la cabeza hacia atrás y parece más relajado. Un hombro se roza con el de Sakura. - Necesitas descansar. Naruto dice que te sueles quedar sin chakra.

Le resulta un poco díficil imaginar a Naruto hablando con Sasuke de ella.

- Puedo venir antes de mi turno. A mediodía. Podemos comer juntos.

Es el turno de Sasuke de reír con una media risa suave y la piel de Sakura se pone de gallina.

- Haz lo que quieras. - dice, cortando la risa de pronto e intentando sonar distante - No creo que te guste la comida de aquí. No suelen servir dulces.

Sakura tiembla un poco ante el recuerdo rescatado: es la única prueba que tiene de que una vez Sasuke y ella alguna vez tuvieron algo en común. Es una sensación antigua que viene a llamar a la puerta, y para evitar caer en los viejos hábitos se levanta del banco rápidamente y llama al guardia para que abra la puerta.

- No te preocupes por la comida, la traeré yo. Prometo que no será de Ichiraku's. ¿Te siguen gustando los tomates?

Cuando Sasuke asiente con algo parecido a una sonrisa, el corazón de Sakura se agita como una hoja movida por la brisa. No les queda nada en el presente, peor tienen cosas pequeñas y esenciales a las que amarrarse: un chakra conocido, los dulces de Sakura, los tomates de Sasuke, el ramen de Naruto.

Quizá con eso es suficiente para empezar de nuevo.

Algún día, supone Sakura cuando se ha despedido de los guardias y el aguacero cae sobre ella, volverá a salir el sol.

Será cuestión de tiempo y paciencia.


Hola :) Se me ocurrió escribir una serie de one-shots sasusaku con las propuestas de su mes. Iré subiéndolas a lo largo del verano.

¡Ya sabéis que tood feedback es bien apreciado!