Prompt: Let me take care of you/ Déjame cuidarte.
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Un universo en expansión
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Es en el País del Sonido en que Sasuke se da cuenta de que Sakura ya no le quiere.
Ocurre de pronto una tarde perezosa de septiembre. Los dos sentados en la mesa baja de la cocina, té verde recién servido y la cena hirviendo a fuego lento. Ocurre de pronto y sin aviso, sin llamar la atención, como ocurren las cosas que transforman la vida. Hay un silencio dichoso tras la ventana, la luz dorada del otoño ilumina las tazas secándose en el escurridor, y un mechón de pelo rosa juguetea con la mejilla de Sakura y le hace cosquillas mientras responde a las cartas que le han ido llegando de Konoha. Sasuke la observa de vez en cuando, apenas elevando los ojos del mapa de la zona que está analizando, y se pregunta en qué pensará. Si, como él, reflexiona sobre lo que han descubierto últimamente en su misión y las ramificaciones que puede tener; o si su mente está inmersa en uno de esos avances médicos sobre los que habla apasionadamente, o si, por el contrario, le dedica sus pensamientos a la familia y amigos que tanto añora después de más de un año lejos de la aldea.
Este es el segundo otoño que pasan de viaje juntos y los grandes arces de las montañas de Oto se recortan contra el cielo como hogueras vivientes. A Sasuke le gusta salir temprano después de entrenar, e ir al pueblo cercano a comprar comida saltando entre las hojas rojas y doradas y volver a la cabaña en la que se alojan justo a tiempo para hacer la comida, preguntarle a Sakura si ha llegado el halcón de Kakashi con las siguientes instrucciones para su misión y juzgar con sus propios ojos si esa mañana se encuentra mejor. Sakura le suele responder despreocupada y sonriente, levantando la cabeza de los libros que esté estudiando en ese instante: hierbas medicinales de los alrededores, medicina tradicional de las poblaciones autóctonas. Insiste en que se encuentra bien. Insiste en que no se preocupe, que ya ha recuperado fuerzas, y que es ella la médico, que no es su trabajo cuidarla. Pero Sasuke ignora la petición cada vez: el virus que le había afectado unas semanas antes aún la tenía debilitada. Por mucho que lo oculte y finja que no ocurre, Sasuke sabe que tiene insomnio, que los ojos de un verde brillante están un poco apagados y que la intensidad de su chakra es más tenue de lo habitual. Hay cosas que aún no puede comer y la piel habitualmente lozana del rostro tiene un color cenizo. Sasuke está, aunque no lo verbalice, preocupado por ella. Angustiado, incluso, y agradece la posibilidad de estar en esa silenciosa tranquilidad doméstica para que su novia se recupere plenamente antes de retomar su viaje.
Quizá, pensará Sasuke tiempo después, si hubiera sabido leer mejor la situación se habría dado cuenta antes de lo que ocurría realmente.
Porque pasa, como decíamos, un poco de improviso. La sopa está ya preparada, el olor intenso de apio llena el salón, y Sakura se disculpa para ir al baño, pasos cortos por el pequeño pasillo, y la voz urgida y cantarina: ¡no hace falta sirvas, Sasuke-kun, enseguida vengo! Y Sasuke sonríe levemente, dobla el mapa y decide que manco o no, puede hacer perfectamente tareas básicas de casa. No es fácil, por supuesto, llenar los cazos con una sola mano. Necesita dos intentos para que no se derrame nada del líquido, pero se siente satisfecho cuando ve que logra su cometido: que el plato de Sakura esté más lleno y tenga más carne y menos fideos, más proteína y menos hidratos. Con bien de sustancia para recuperarse pronto, que le habría dicho su madre cuando se ponía enfermo y le llevaba la comida a la cama.
Sasuke intenta cuidar a Sakura aunque no se deje, y lo hace con lo poco que sabe y todo lo que tiene.
Los cuencos queman más de lo que espera y cuando deja el de Sakura en su lado de la mesa, la sopa rebasa el borde y unas gotas ambarinas mojan algunas de las cartas de SakuraMierda. Viendo la tinta del último reporte emborronada, Sasuke se apresura a coger un trapo de la cocina e intenta que absorba el líquido. Con lo que le queda del otro brazo, mueve los rollos hacia el borde de la mesa para salvarlos de la catástrofe hasta que uno cae, y se abre dejando expuesto el contenido. Se agacha para recogerlo mascullando por su inusual torpeza y Sasuke reconoce la letra de Tsunade y el membrete del hospital de Konoha encabezando el texto.
Frunce el ceño. Hasta donde sabe, Tsunade nunca se comunica con Sakura si no es por Katsuya. Y, también hasta donde sabe, la Quinta ha vuelto a vagabundear por los casinos del mundo y antes de su marcha había dejado claro que sólo volvería en caso de extrema necesidad. Así si escribe a Sakura debe de ser algo oficial, ¿quizá relacionado con su salud?
Muchos años después, cuando su cabeza vuelva a este momento, recordará el peso del rollo en sus manos. Recordará pensar: no debo, pero hacerlo igualmente. Recordará agudizar el oído esperando escuchar a Sakura abriendo la puerta del baño. Recordará haberse fijado en el fondo del caldo, los trozos de pollo hundidos en el fondo y la pulsión la pulsión de su corazón martilleando dentro de sus orejas.
Muchos años después culpará a su propio ego. Y se arrepentirá de sus acciones, pero no podrá volver atrás en el tiempo.
Son solo cinco frases, pero las lee como si fueran una sentencia de muerte:
"Habla con Sasuke de inmediato y márchate. Vuestra situación sólo empeorará. No puedes seguir a su lado. Te ayudaremos con lo que necesites. Vuelve a casa."
Recordará, sobre todo, quedarse sin aire, sus pulmones colapsando sobre la caja de las costillas y en la cabeza, apelotonadas, miles de preguntas con una bien grande, subrayada en fosforescente: ¿De qué demonios habla Tsunade?
Parece claro que hay algo que Sakura no le ha contado. Un secreto que ha compartido con Tsunade y no con él y que tiene que ver con su situación, sea esta cual sea. Y tiene que ser grave porque, aunque Sasuke es consciente de que no es la persona favorita de la Senju, esta jamás intervendría en la felicidad de Sakura. Y Sakura es feliz con él, aunque sea en esa vida nómada que llevan juntos. ¿No? Es decir, ella parece feliz. Quizá no sea el hombre más afectuoso sobre la faz de la tierra y no lance poemas al sol sobre sus ojos como hace Naruto con Hinata, pero Sakura tiene que saber que para él, ella es lo más importante. Solo con ella habla, solo a ella le ha contado sus más oscuros secretos y sus más íntimos sueños. Le ha ofrecido la poca luz que queda en su interior y le ha abierto de par en par las ventanas de su corazón. Y además juntos se divierten: tienen conversación, compenetración e intereses comunes y está bastante seguro de que ambos disfrutan más que satisfactoriamente de su vida sexual. Él es feliz con ella como nunca habría sido capaz de imaginar y su presencia al otro lado de la cama cada mañana es más que suficiente para él. Ella jamás le ha pedido más. Pero - hay un voz en su cabeza que suena por algún motivo a Kakashi - quizá Sakura necesita más.
Sasuke la ve entrar en la habitación, el rostro más pálido que antes, y ella se sienta con un reproche por haber servido sin esperarla y una sonrisa escueta. ¡Qué aproveche! dice y Sasuke ve por la mueca de su cara que se encuentra mal. Es la manera de poner los labios, el rosa palido de sus mejillas. Le ocurre algo. Y si no fuera tan cabezota, le diría qué le pasa. Pero Sakura, se repite, nunca ha dejado que otros se preocupen por ella. Llámalo orgullo o sacrificio desinteresado, ella nunca le ha exigido nada en los últimos años. Ni amor, ni compromiso, ni nada así. Y puede que lo necesite. Al fin y al cabo, su conocimiento de las féminas es, tiene que admitirlo, exiguo, pero tiene cierta idea de que llegada a una edad las mujeres buscan estabilidad y un hogar y una familia y todas esas cosas. Y ¿qué le ha dado él? Carreteras eternas, caminos polvorientos, noches al raso y la compaía de un hombre con un apellido tan maldito como su biografía.
Sasuke se da cuenta de que le ha dado más motivos para llorar que para reír así que tampoco puede ponerse exigente.
- ¿Sasuke-kun? - palabras suaves que le sacan de su ensimismamiento y su sadomasoquismo mental - ¿Estás bien? Pareces… absorto.
- Hn. Sí. Pensaba en la misión. - Una mentira piadosa.
- ¿Quieres que nos movamos pronto? - dice, dejando la cuchara a un lado y Sasuke está convencido de que en realidad no ha comido nada. - Podríamos estar en Nube para el fin de semana si salimos mañana.
- No. - Por encima de su cadáver - No hasta que mejores.
Sakura rueda los ojos.
- Estoy bien.
- No lo estás. No intentes disimularlo.
Y la médico no se atreve a rebatir y agarrando de nuevo los cubiertos lanza un suspiro largo.
Y Sasuke, entonces, se da cuenta de que últimamente la ha estado oyendo suspirar muy a menudo. Ahora que reflexiona sobre, Sakura ha estado, de hecho, rara estas últimas semanas. Más silenciosa y menos combativa. Esquivando su mirada. Postergando sus encuentros íntimos. Escribiendo muchas, demasiadas cartas a Konoha. Dando largos paseos en soledad por los bosques.
Evitándole, en resumen.
Y la realidad se le aparece, pues, en aquel momento. Clara y nítida, la idea se cuela en su cabeza. Junta piezas y ve que Sakura ya no le quiere. Que el amor no es suficiente. Que su pasado, sus esfuerzos, su historia compartida y el tiempo juntos ha sido bueno pero no excelente. Que están ahí, al final de todas las cosas, dos personas que pudieron tener una historia de amor épica y se quedaron con ser notas a pie de página.
Y le quema la sensación como el sarmiento en verano.
A esta conclusión le sigue otra que maldice por no haber visto antes: Sakura no será capaz de dejarle. La sabe incapaz de hacerle daño. Sabe que el cariño por él es demasiado fuerte y que no hará nada que pueda herirle. Será desgraciada y miserable toda su vida con tal de no detener el bombeo endeble de su corazón. Tiene él, por tanto, la tarea en sus manos. Será el ejecutor de su sentencia. La dejará libre, y asumirá la oscuridad que deje su ausencia como la más grande de las muchas penitencias que cumple por sus pecados.
Suena la madera cuando deja la madera de un golpe y Sakura levanta la vista, asustada.
- Creo que es mejor que vuelvas a Konoha. - dice y mantiene un tono serio y frío, cortante y asesino - Yo puedo seguir solo de aquí en adelante.
Al otro lado de la mesa, sobre el caldo de pollo, Sakura abre un poco la boca y suspira con cierto temblor. Los ojos verdes bajan hasta quedarse fijos en el caldo de la sopa.
- ¿A qué viene esto, Sasuke-kun?
- He leído la carta de Tsunade. - dice, y aparta la culpabilidad a un lado, demasiado ocupado en no tener el corazón roto. - Tiene razón: no podemos seguir así.
Sakura no le recrimina haberla leído y, Sasuke oye con angustia cómo le da la razón:
- Sí. - Dice con un hilillo de voz - Supongo que sí.
Le mira con los ojos vidriosos pero la cabeza alta.
- ¿No te importa?
- Puedes hacer lo que quieras, Sakura. Eres libre.
Sakura asiente, compungida. Pero se repone, fiera y segura de sí misma y Sasuke sabe en ese instensa que no de haberla conocido desde que son niños, de habérsela cruzado en otro momento, en otra vida, se habría enamorado de ella igualmente.
- ¿Desde cuándo sabes que…?
¿Que ya no me quieres? la mente de Sasuke completa la pregunta. 5 minutos, piensa, los peores 5 minutos en mucho, mucho tiempo.
- No mucho.
Sakura vuelve a asentir y Sasuke traga saliva, incapaz de pensar con claridad pero decidido a acabar con este espantoso proceso cuanto antes.
- ¿Por qué no me dijiste nada?
Sakura se muerde el labio antes de hablar.
- Porque era difícil de asimilar. No pensaba que nos pudiera pasar a nosotros... Y luego no sabía cómo sacar el tema: nunca era el momento adecuado. Y más tarde me encontraba tan mal… y ahora parecía que la cosa iba mejor, pero supongo que no tiene sentido seguir en esta situació. - Exhala y clava sus ojos verdes en Sasule, que nota como un velo de alquitrán le va cubriendo la mirada. - ¿De verdad que no quieres hacer nada al respecto?
¿Hacer? Sasuke no es Naruto. Él no puede obligar a nadie a que se quede a su lado. ¿Como podría? ¿Qué tiene que darle a Sakura? Nada. Ella es mejor que él, y ha sido bencedido con pasar unos meses a su laod y saberse amado. Su mejor regalo, el único perdón que le importaba realmente.
- Es tu decisión Sakura, puedes hacer lo que quieras. - Repite, convenciéndose a sí mismo. Intenta sonar clínico para no desbordarse. - Respetaré cualquier camino que tomes.
Tiene que hacer de tripas corazón para no echarse a gritar cuando ve que Sakura contiene las lágrimas. Quiere consolarla, se niega a perder la luz alegre de su sonrisa. Pero es mejor una herida limpia que un infección, y no habrá nada que le haga cambiar su plan.
Nada, claro, excepto lo que nunca se hubiera imaginado.
- Gracias… por respetarlo. Pero la decisión ya está tomada. - Dice Sakura y en su mirada hay una determinación diferente, como si todo las fuerzas del mundo se hubieran concentrado tras los párpados. Habla deprisa y atropellada. - Espero que la entiendas. Al principio me sentí aterrada. Era algo que no me habría esperado en absoluto: siempre había pensando que estaba protegida, pero vi tu cumpleaños y nos pasamos con el sake y… bueno, quizá me dejé llevar, creo que olvidé hacer el jutsu. Lo que no quiero es que pienes en que esto fue una trampa, en absoluto. Si voy a seguir adelante es porque es algo que quiero, ¿sabes? Me ha costado llegar a esta conclusión: pensaba que lo quería porque me acercaría más a ti, pero en realidad es algo que quiero por mí misma. No quiero un apellido, no quiero ser una Uchiha a toda cosa, ni un kekkei genkkai o algo así. Solo quiero a este bebé, y si no lo quieres tú: está bien. Bueno, no creo que esté bien porque eres el padre, pero entiendo que para ti la idea de una familia es… dolorosa. Pero podemos buscar una solución que nos convenga a ambos. Como estas noches no he dormido muy bien he aprovechado para pensar cómo hacerlo. Quizá podrías implicarte cuadno estuvieras en la idea, como te venga bien, siempre y cuando sea bueno para él o para ella. Porque no permitiré que le ocurra nada malo- aprieta los puños, no aparta la mirada. Y es fuego, fuego y furia y amor convertido en el arma más poderosa jamás vista. - Porque lo protegeré con mi vida. Nadie, ni si quiera tú, podrá hacerle daño. Porque pero yo lo cuidaré, le daré mi apellido, seré su madre. Me da igual lo demás. - Y un poco melancólica, ahora más lento. - Será difícil, pero con ayuda de Tsunade, y de Ino, y Shizune… y quizá Naruto... y mis padres también podrán echar una mano. y si algún día despierta el sharingan, Kakashi-sensei le podrá enseñar a manejarlo. Supongo. Lo qye quiero decir es que haré cualquier cosa por ti, ya lo sabes, pero esto no: este bebé será mío y daré mi vida por cuidarlo y quererlo, y en esta ocasión no priorizaré tus sentimientos por su bienestar.
Esa es mi línea roja.
Dice.
Y luego añade inclinando la cabeza:
Lo siento mucho, Sasuke-kun.
Y Sasuke, oh Sasuke. Sasuke no tiene ni puta idea de qué responder.
Porque de pronto no hay corazón roto que valga, ni autocomplaciencia, ni malentendido que justifique sus sentimientos ni su silencio.
Hay, eso sí, un bebé dentro de Sakura.
Un bebé.
Suyo.
Es decir: de los dos.
Nuestro.
Con los ojos de su padre y la sonrisa de su madre.
Un bebé nuevo y puro al que no le importa nada si es un Uchiha si hubo una guerra un golpe de estado o lo que sea.
Un bebé que estrena un mundo y lo hará mejor, simple y llanamente, por existir.
Con manitas diminutas y muslitos gordos.
Le cuesta un rato que se produzca la conxión entre sus pensamientos y su boca y cuando lo consigue le sale primero un balbuceo indigno.
- ¿Estás embarazada?
Y Sakura le mira con auténtica y genuina sorpresa, cejas rosadas alzadas contra la línea del pelo y ojos verdes aclarados por la luz.
- ¿No es de lo que estábamos hablando todo este rato?
Sasuke se siente tremendamente tonto al confesar:
- Tu comportamiento estas semanas... pensaba que no me querías y que ibas a dejarme.
Suena patético dicho en voz alta y Sakura lo debe de encontrar simplemente absurdo porque parpadea rápido, y abre la boca para decir algo pero las frases se transformar en una risa. ¿No quererte? - cuestiona divertida y resignada - Eso es imposible, Sasuke-kun, creo que quererte es casi como una enfermedad genética. Pero la prioridad ahora es el bebé.
Sí, por supuesto. La prioridad: tener un plan, reducir los riesgos, exponerlo menos. A Sasuke de pronto le da un ataque de negligencia y estrés. ¿No estuvieron luchando con unos bandidos hace un mes? ¿De cuánto está Sakura? ¿Es segura está cabaña? ¿No debería hacerse unos análisis? ¿No deberían casarse? ¿Está alimentándose bien? ¿Ha pensado Sakura todo esto? ¿Cuándo va a nacer el bebé? Él podría haber hecho algo para protegarles. Algo más que ir a hacer la compra y poner jutsus. ¿Acaso Sakura pensaba que...?
- ¿Pensabas que no iba a a hacerme cargo del bebé? ¿De mi hijo?
Sakura le corrige en automático: nuestro hijo y asiente despacio. Se arremolian rosetones en lo alto de sus mejillas.
- Nunca parecías especialmente feliz con la idea de una familia y…
No termina la frase, pero baja los ojos, arrepentitda. Sasuke no la culpa. Lo entiende. Maldice su falta de delicadeza y su propio hermetismo. Desde aquel día en que la besó hace muchos meses y terminaron desnudos en su cama, la idea de una familia con Sakura ha reptado por su mente hasta convertirse en un paraíso feliz al que escapar las noches de pesadillas. ¿Cómo lo iba a saber ella si no se lo explica?
Se levanta de golpe. Rodea de un paso la mesa y se acuclilla al lado de la pelirrosa, y posa la mano sobre el vientre de Sakura. Está caliente, ligeramente abombado y supone que es por eso que no la ha dejado ver desnuda todo este tiempo. Vaya chica tonta, pensar que no querría ese trocito de ellos que está creciendo en su interior. Se le enciende algo al pensar en que carita tendrá y hay fuegos artificiales que le iluminan por dentro.
- Este bebé lo hemos hecho tú y yo. Es nuestro futuro. - dice y se le encarnar las mejilals - Es algo que nunca podría haber soñado tener.
Se encuentra con los ojos de Sakura y los ve cambiados. Su amor sigue ahí, perfectamente visible, pero ahora ha mutado. Hay otro al lado, uno que ilumina el verde hoja como un fuego fatuo y Sasuke se ve de pronto compartiendo ese mismo sentimiento. Crece dentro de él como un flor de primavera y ya no importan ellos. No importa la misión. Importa que ese corazoncito que late poco a poco esté a salvo.
- Podemos hacer lo que quieras, Sakura. Podemos volver a Konoha si…
- No. - Corta - No quiero volver a Konoha.
Sasuke levanta una ceja y la anima a seguir explicándose.
- Si tú quieres estar a mi lado, podemos seguir viajando. Unos meses más. Tsunade insiste en que vuelva de inmediato, pero me gustaría… - se sonroja y entrelaza sus dedos con los de Sasukem - me gustaría seguir contigo. Los dos solos, viviendo juntos lo que pase… bueno - se señala la barriga con la otra mano - con esto. Ver cómo crece. Será incómodo, e iremos más lentos pero estaremos juntos. Aún nos queda mucho por conocer el uno del otro y la misión aun no ha terminado. ¿Qué opinas, Sasuke-kun?
Sasuke no opina. No aún. Hay mucho que considerar. Por un lado él no se ve capaz de volver a Konoha todavía: hay demasiadas heridas abiertas, cierto rencor dentro de él. Pero por el otro lado se lo tienen que comunicar a Kakashi que no estará, de ningún modo, contento con la idea de que se paseen embarazados por el País del Fuego y aledaños. Le escribirá una carta furioso, no descarta que incluso les envíe un par de ANBU para convencerle. O peor: puede que envíe a Naruto. Pero no es decisión suya como cuidan a su hijo, ¿no? Y será peligroso, lo mire por donde lo mire, pero han sobrevivido a una guerra y cosas peores. Son listos, son jóvenes, Sakura es la mejor médico del mundo y él sigue siendo el mejor shinobi de las 5 naciones. Podrán hacerlo y él podrá estar ahí, a su lado. Como una familia.
- Tendrás que dejar que os proteja.
Sakura le censura el gesto con una sacudida de cabeza.
- No necesito que me protejas.
- Que te cuide, entonces. - No quiere ceder pero se niega a no pelear. - Déjame que te cuide. Las náuseas y lo que te pase… - se detieene - ¿qué es lo que te pasa, exactamente?
Sakura le mira y se lo explica con dulzura.
- Vómitos, mucho sueño, debilidad, mareos, me repugnan ciertos olores... y sobre eso… mmm ¿podemos dejar de ponerle apio a la sopa? Sé que a ti te gusta, pero el aroma me resulta insoportable.
A Sasuke le raspa una risa y asiente. Puede vivir sin apio, sin tomates si es necesario. Se levanta lo justo para darle un beso suave a Sakura en los labios y da un paso para atrás, buscando rastro de cambios que pueda señalar que ahí dentro hay un pequeño ser humano en desarrollo. Sakura le sonríe y le entiende sin palabras. Se pone en pie también para que la pueda observar en su plenitud.
- Se me nota un poco, - dice Sakura apretando la tela del quipao contra su barriga - Vestida se ve menos que desnuda, pero ahí está, es un bultito. Estoy de unas 10 semanas, según los análisis que ha hecho Tsunade. Ahora tiene el tamaño de una aceituna.
Sasuke lo mira, aun intentando entenderla idea de que vaya a ser padre. Ahí dentro, un trocito de él puro, sin mácula. Ahí dentro está el verdadero regalo que le hizo Itachi: la opción de enemdedar sus errores y empezar de nuevo. Ahí dentro está todo por lo que va a luchar a partir de ahora.
Un universo entero que está expandiéndose. Galaxias en forma de tejidos musculares. Supernovas como pequeños órganos. Planetas en extremedidades. Estrellas que serán ojos, y dientes, y nariz, y pies rematados en uñas minúsculas.
Baja la mano hacia el vientre de Sakura y el dedo índice y el corazón dan un golpecito suave. La piel se eriza en respuesta.
NA:
Espero que os haya gustado! Como veréis, no estoy siguiendo el orden de los promt porque estoy un poco laida, pero tenía muchas ganas de escribir este. Sasuke-papá es LO MEJOR que nos ha dado el canon.
Muchas gracias por todos los comentarios. Sois fantásticos. Se agradece cada gesto y me encanta que os guste mi estilo. ¡Es un poco peculiar pero intento mejorar cada día!
