CAPITULO 1:
Las cuatro de la madrugada. Volvia a despertarse sobresaltado. No habia dormido por mas de tres horas seguidas desde hacia una semana.
"Ni modo, ya estoy despierto" se dijo a si mismo y se levantó.
Afuera todavia estaba oscuro. El silencio era abrumador. Vió el lago desde su ventana, la luna se reflejaba en el agua dibujamdo figuras alargadas.
"Que diablos fue lo que me desperto?", se preguntó para si. Sabía que todas las noches lo despertaba el mismo sueño, pero no podia recordarlo. Aunque se despertaba con la sensación de haber estado haciendo un gran esfuerzo.
Tomó su tunica y se vistió.
A pesar de lo que muchos decian, Severus Snape no era tan desordenado y sucio. Hizo su cama y acomodó su pijama debajo de la almohada. Fue al baño y lavó su cara. Se mir´al espejo. Sus ojeras delataban el sueño pertubado de la semana. Podría preparar una poción para dormir, pero los sueños seguirían apareciendo y prefería despertarse antes del desenlace, que, creía, era la razón de la profunda angustia que lo acompañaba al abrir los ojos.
Salió del cuarto. Los pasillos eran tan tranquilos durante las vacaciones. Caminó por un timepo recorriendo las mazmorras y trayendo recuerdos a su mente.
Le gustaba estar solo. En cierta forma las personas le molestaban e irritaban. Era así desde que tenia uso de la memoria.
"Severus, querido, ve a jugar con esos niños" le decia su madre. Pero los niños lo miraban como al bicho raro (y ciertamente el se esmeraba en serlo), y él solo se escondia detrás del grueso tronco de un viejo roble en el patio de su casa. Tenia solo cuatro años
Su madre se rehusaba a creer en la naturaleza ermitaña de su hijo. Su padre,... mejor seria no recordarlo.
Sacudió la cabeza alejando los pensamientos. Ya estaba amaneciendo.
Tenia por delante un dia muy agitado. Primero tenia que pasar por azkaban para ver a Lucius Malfoy. No tenia ganas de verle la cara. Y luego se veria con Dumbledor y los demas en el cuartel.
Faltaba poco para que empezaran las clases. Le gustaba enseñar, aunque no lo pareciera, pero no a esos chiquillos ineptos que creian llevarse el mundo por delante, como Potter o Granger.
- No has tenido noticias de Harry todavia?- le preguntaba Remus a Dumbledore sentados tomando cfe negro con unas gotas de rosa mosqueta y licor.
- Todavia nada. Pero se que esta seguro mientras permanezca en la casa de los Dursley- Contesto Albus con total serenidad.
- Me parece conveniente irlo a buscar la semana que viene.- le dijo Remus, a lo que Dumbledore contestó asintiendo con la cabeza.
- Severus, pasa.- se dirigió Dumbledore al verlo entrar en la habitación. – Alguna noticia?.-
- Ninguna. Creo que empiezan a sospechar algo. O estan tramando algo demasiado grande como para ventilarlo por ahi.- dijo Snape resignado.
- Deberiamos ser mas reservados. Dejar de hacer tantas visitas y recopilar datos.- opino Remus.
- Tal vez...- dijo Dumbledore.
Tonks entraba a la habitación.
- Llegó la profesora, Albus.- le dijo.
- Que pase Tonks..- le contestó él.
Una mujer delgada y blanca como la nieve, de pelo negro y largo. Sus ojos eran tan grandes como negros, su boca era carnosa y roja. Su figura estilizada entró a la habitación con mucha elegancia. Verla caminar era como ver por la ventanilla de un barco, viendo sus caderas moverse de un lado a otro, sus brazos a los costados siguiendo el compas.
- Pase profesora.- le dijo Dumbledore. (dirigiendose a Severus): - Snape ella es la srita. Ipekci Aida, la recuerdas?.- le preguntó.
Claro que la recordaba. Habia estudiado en Hogwarts en su época por dos años. Era amiga de Lily Evans y ciertamente la unica chica que le habia quitado el aliento cada que se le acercaba.
- Vagamente.- contestó él.
- Un gusto volver a verte...- Aida olvidaba su nombre... una vez mas.
- La srita. Ipekci dictará Defensa contra las artes oscuras este año.- explicó Dumbledore.
- Y a que te dedicas ahora?- le preguntó Aida a Severus.
" Que se cree, me trata como si me conociera de toda la vida"
Un rdo. Le volvia a la mente como un flash.
- Te esta mirando...- decia una chica rubia a la jóven Aida sin para de reirse.
- Lo que me faltaba – diojo Aida, y dirigiéndose a Snpe agregó: - Se te perdió algo?... "como te llames"...- Aida lanzó una risotada. Snpae apartó la vista con rapidez.
- Doy clases de pociones... srita. Ipekci.- le contestó él arrastrando las palabras.
- Oh, eras bueno en eso, no?.- le dijo ella como perdida.
- Quieres un poco de café Aida?.- le pregntó Remus.
- Claro.- exclamo ella.
- Y que hace ella aqui, si es la profesora?.- pregunto Snape.
- Ja, bueno, es que staba yo en Turquía, de paseo, conociendo mas de ese hermoso lugar, viajo mucho..., bueno, como te decia Severus, estaba yo en Turquia y Tonks me escribió para avisarme de todo esto, no pude venir de inmediato, alla tambien habia problemas... pero ya estoy aca, para alivio de todos.- le dijo con una sonrisa falsa en la boca. Severus no se lo cria, "para alivio de todos... era tan... tan..."
Aida pestañeó con sus inmensas y tupidas pestañas y le volvio a sonreir dejando ver sus blancos y parejos dientes, movió la cabeza para sacar su lacio y brillante pelo de encima de sus hombros.
Si la recordaba, y cada vez que ella movia la cabeza haciendo bailar su melena, en las clases, sentada justo delante de él, podia sentir el perfume a jazmines desprenderse de sus gruesos cabellos, justo como lo sentia ahora. Una súbita alegría lo invadio, como en las tardes de verano cuando a uno le sube una inmensa sensación de bienestar y luego se va tan rápido como llegó dejando un helado vacio.
- Estoy impaciente por volver a Hogwarts. Cuantos recuerdos, no?.- dijo Aida mirando a Remus y despues a Severus. Remus esbozo una timida sonrisa.
Snape se levantó.
- Nos vemos luego...- dijo y miro a Aida. – Srita. Ipekci.- le dijo haciendo un gesto caballerezco de despedida con la cabeza.
- Hasta luego... – Aida chasqueó con la lengua. (Volvia a olvidar su nombre)
Severus se sintió extremadament exasperado, ela seguia con el jueguito de no recordar su nombre, Pero si lo habia oido unas cinco veces en toda la charla, maldita hipócrita.
El sueño siguió interrumpiendose durante la semana siguiente. Pensó en cmentarselo a Dumbledore, pero luego no lo creyó conveniente. Todavía no estaba tan desesperado.
