NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.
•
Relato 6. La mariposa amatista.
GIYUSHINO WEEK 2022.
DÍA 4: Birthday.
:.:
Rated: K+.
Géneros: romance, humor, familiar.
Advertencias: Apto para todo público.
...
Para cuando sucedió esto, Shinobu Kochō apenas se había imaginado un par de veces durante ese mes cómo podría llegar a ser Giyū Tomioka como el novio de alguien, sin siquiera pensar que en poco tiempo en un futuro, comenzaría a descubrirlo por sí misma.
En estos días del mes, ella se preguntaba si el sujeto al menos podría a llegar a sentir ese tipo de afecto.
También se preguntaba, sintiendo mucho nerviosismo, si él sabía qué día era hoy.
¿Tendría que saberlo?
«Somos compañeros» se respondió a sí misma, «yo recordé el suyo».
Unos cupones de descuento de ramen, no son un obsequio ni siquiera medio decente, tonta.
Shinobu frunció el ceño.
«A él pareció no importarle, además no lo conozco lo suficiente como para saber sus malditos gustos...»
—¡Feliz cumpleaños, hermanita! —exclamó Kanae cuando Shinobu, inmersa en sus pensamientos (o más bien, discutiendo consigo misma) abrió la puerta corrediza que llevaba al comedor y se encontró con todas las habitantes de la finca aplaudiendo para ella mientras, sobre la mesa, la aguardaban platillos distintos para comer.
—¿Es mi cumpleaños? —musitó ella la primera estupidez que se le ocurrió.
Claro que sabía que era su cumpleaños, pero su cerebro no calculó mejor la frase a decir.
—Qué despistada eres —se rio Kanae abrazando a Shinobu—, te quiero mucho. Un año más que estamos juntas.
Sólo por eso, valía la pena celebrar.
Shinobu correspondió el gesto con un poco de pena.
No.
Seguro él no sabía qué día era hoy.
¿Insistes?
Sí.
¡Le daba curiosidad, es todo!
Es decir, si Tomioka tuviese una novia, ¿él recordaría la fecha de su cumpleaños o como muchos hombres sería malo en ese sentido?
Luego del abrazo, Kanae acompañó a su hermana hasta dejarla donde se supone, debía sentarse.
—Todo se ve delicioso —comentó agradecida.
—Esperemos que le guste, señorita Shinobu —dijo Aoi Kanzaki sonriendo.
—Hicimos todo muy rápido, pero te aseguro que está más que bien, ¿verdad Kanao? —Kanae miró a la joven a su lado, esta asintió con la cabeza en silencio.
A la pobre chica aún costaba un poco hablar. Al menos, el truco de lanzar la moneda estaba sirviendo de maravilla.
—Entonces, ¿qué esperamos? Empecemos a comer —apremió Shinobu.
—Primero la cumpleañera —dijo Kanae.
Después del desayuno, las chicas se turnaron para darle unos humildes obsequios.
Para empezar, Kanae le había dado dos cosas:
Uno, un pequeño presente que venía de Sanemi, quien según Kanae no pudo venir ya que tenía un asunto con su propio hermano menor; pero, a través de su novia, hizo llegar a su cuñada una caja de madera rectangular, la cual contenía una pluma nueva y un frasco de tinta negra.
Qué bien, así no se quedaría sin tinta a la hora de tener que hacer cartas extra para recordarle a Tomioka que debía ir a verla si es que tenía complicaciones con sus próximas heridas.
También era algo muy útil para escribir sus nuevos descubrimientos médicos, por supuesto.
Y hablando del tema, Kanae le entregó como siguiente obsequio, que iba de su parte; era un libro nuevo que había adquirido en Ōtsu a manos de unos respetables médicos que supuestamente habían viajado a China, trayendo consigo valiosos conocimientos de aquel gran país.
Afortunadamente todo estaba escrito en japonés. Shinobu no podía esperar para echarle un vistazo.
¿Habría algo en ese libro qué podría poner en práctica con Tomioka?
«Lo averiguaré luego» pensó emocionada.
¿Es en serio?
«Sí, además, él es un buen sujeto de pruebas».
Eres mala con él. Basta ya.
¡Nah! ¡Tonterías!
Por mucho tiempo Shinobu ha pensado en el pilar del agua como su conejillo de indias personal.
Ayudaba bastante que Tomioka fuese poco expresivo y nada chillón; claro, ella jamás le haría algo que pudiese en peligro su vida, pero era un buen sujeto de pruebas humano cuando llegaba herido o enfermo a la finca y de alguna forma u otra, Shinobu tenía que poner todo su ingenio para que el idiota descuidado no muriese.
«Si tan solo él cuidase mejor de su salud o integridad yo no...»
Eso no te da el derecho de experimentar con él, y menos sin su consentimiento.
«Ya cállate, hablaré con él de eso luego».
Pero para variar, como hoy (¡vaya mierda!), últimamente comenzaba a sentirse culpable por hacerle eso a Tomioka y pensar de ese modo al respecto.
Al final, Tomioka recurría a ella cuando se sentía mal o estaba adolorido. Que en ocasiones ella se aprovechase de eso para proba en él, ya no estaba siendo "divertido".
Nunca fue divertido.
«Todavía recuerdo muchas ocasiones en las que me arranqué varios mechones por no saber cómo tratar sus heridas. Por alguna razón es como si él se hiriese a propósito sólo para poner a prueba mi intelecto bajo presión. ¡Y justamente lo hace cuando Kanae no está ayudándome!» pensaba en todas aquellas ocasiones en las ella sola, tuvo que encargarse de él y estuvo a punto de perderlo.
Ya sea porque en una ocasión volvió (casi arrastrándose) con una hemorragia severa a la finca, o porque en otra, pescó no solo un resfriado sino una infección de estómago que lo dejó en cama por casi un mes...
Al menos durante ese último suceso, Kanae sí estuvo cerca para auxiliarla.
El punto era: ¿cuántas veces Giyū Tomioka había estado al borde de la muerte siendo Shinobu la que debía mantenerlo en el mundo de los vivos a costa de sus nervios?
Ella ya no las contaba.
Aun así, experimentar brebajes y medicinas con él, no es ético.
«Lo sé» suspiró tragándose el malestar.
Shinobu volvió a la realidad con el presente de Aoi; ella le dio un pintalabios rojo, el cual le dio mucha curiosidad usar.
Si él te viese usándolo...
De pronto se encontró reprendiendo a su subconsciente otra vez.
«¿Y a quién diablos le importa si a Tomioka le gustan las chicas que se maquillan o no?» Shinobu se enfadó un poco.
El pintalabios era bonito. No podía esperar para probárselo.
¡Al diablo lo que pensara ese idiota!
Las niñas más pequeñas, al parecer, juntaron sus ahorros y adquirieron para Shinobu una humilde horquilla plateada con 3 mariposas de distintos colores: azul, rojo y amarillo.
De nuevo...
¡¿A quién carajos le importaba si a Tomioka le gustaban esas cosas en una chica?! ¡Shinobu la usaría de todas formas!
Kanao por su lado (sin decirle nada) le extendió una cajita de madera con 20 varitas de incienso con olor a jazmín.
Mmm...
¿Debería dejarle una a Tomioka para que dejase de pavonearse por ahí con esa cara muerto? ¡Sí, eso dijo! ¡Muerto!
Sintiéndose un poco mareada por la cantidad de pensamientos en su cabeza, Shinobu sonrió para las habitantes de la finca.
—Yo... les agradezco mucho —musitó viendo conmovida, y un poco apenada, sus obsequios.
Apenada parcialmente porque recibir regalos no era lo suyo, y porque le costaba alejar a Giyū Tomioka de su cabeza.
—¿Y? —Kanae le sonrió pícara.
—¿Mmm?
—¿No quisieras probarte estos dos ahora y usar uno de tus bonitos kimonos para dar un paseo? —ansiosa, tomó con delicadeza la horquilla y el pintalabios.
—Hermana —Shinobu se sonrojó—, ¿ahora? ¿No tenemos que ir con el Patrón?
—Vamos, no pongas excusas —Kanae no perdió la paciencia—, sabes que veremos al Patrón mañana. Hoy, es tu día.
Comenzando a sentir sus mejillas acaloradas, Shinobu trató de dejar eso para otro día.
¿Qué tal si se ponía todo eso y alguien la veía?
—Pero...
—La señorita Shinobu se verá muy hermosa —dijo Sumi ilusionada.
—Seguro atraerá muchas miradas —apoyó Naho.
—Por favor, nos honraría que usase nuestros regalos, señorita Shinobu —remató Kiyo.
—Creo que en verdad les haría ilusión verla, señorita Shinobu —comentó Aoi, riendo.
Kanao no muy lejos, pasaba de una chica a otra con la mirada; cuando Shinobu la vio y los ojos de ambas se encontraron, la menor asintió con su cabeza.
Suspiró derrotada. No podía decirles que no si la veían así.
—De acuerdo.
Las niñas celebraron, Kanae sonrió todavía más y Aoi se levantó primero para preparar todo.
Aoi y Kanae eligieron un kimono amarillo tipo Furisode.
—¿No creen que es muy... llamativo? —preguntó Shinobu sonriendo lo menos nerviosa que pudo—. No quiero gritar a los cuatro vientos que estoy soltera.
Ella usualmente vestía su uniforme de cazadora, los kimonos estaban reservados para festivales o cualquier otro evento especial que los requiriese, y eso si Kanae tenía éxito en hacerla vestirlos.
—Tonterías —dijo Kanae, más bien divertida—. Es hora de ir a bañarte, cuando vuelvas tendremos todo listo.
Sí, eso era lo que le preocupaba, pero no es como si pudiese decirle "no" a Kanae y menos cuando ella hacía complicidad con Aoi, las pequeñas y la propia Kanao.
Shinobu se bañó con Naho, Kiyo y Sumi. Fue relajante y divertido porque las niñas hablaban como lo debería hacer alguien de su edad. Eso la distrajo demasiado de seguir pensando... en otras cosas.
Cuando salieron, Aoi y Kanao esperaban para entrar también, cuando Shinobu volvió a su cuarto, resulta que Kanae tenía algunos kimonos puestos sobre su cama.
Al menos no pasaría vergüenza ella sola.
—Tal vez te sientas más cómoda si vamos todas juntas a dar un paseo —dijo Kanae con ese temple tan cálido que no era de extrañar que lograse cautivar a la bestia del viento.
Debía admitirlo, Shinobu al oír eso se calmó mucho.
Vistiendo unas yukatas simples, todas esperaron a que la mayor de la finca saliese del baño. Aoi ayudó a Kiyo a ponerse su kimono, Kanae a Sumi, y Shinobu a Naho. Luego, Kanae se acercó a Kanao para ayudarla a vestirse; Aoi ayudó a Shinobu; luego entre Aoi y Shinobu auxiliaron a Kanae.
Realmente ponerse un kimono era un arte que llevaba mucho tiempo y esfuerzo, para cuando terminaron de vestirse y llegó la hora de arreglarse el cabello, todas tenían hambre otra vez, así que evitaron los peinados ostentosos salvo por Shinobu, a quien incluso maquillaron solo con el pintalabios y le pusieron la horquilla luego de hacerle un amarrado simple.
—Listo, vamos a comer —aplaudió Kanae luciendo bellísima con su kimono rosado con flores de sakura adornando la zona inferior.
—Yo quiero ramen —pidió Naho.
—No, mejor... —Kiyo no pudo terminar esa frase.
—Es cumpleaños de la señorita Shinobu —las interrumpió Aoi—, qué ella decida qué desea comer.
Por cómo iban vestidas, Shinobu prefirió tomar la sugerencia de su hermana mayor con respecto al sitio más adecuado para ir a comer.
Claramente, Kanae no tenía problemas en moverse y caminar con su atuendo, a diferencia de Aoi, Kanao y Shinobu.
«Como alguno de esos idiotas nos vea y se burle...» pensaba Shinobu, viendo por todos lados que nadie conocido, sobre todo, algún compañero pilar, estuviese cerca.
Las niñas corrían, jugando entre ellas, sin importar nada; se divertían juntas en el camino.
Ciertamente, a Shinobu le daba cierta pena que los hombres en el camino la mirasen. Ella, sin quererlo realmente, le sostuvo la mirada a un joven que andaba en bicicleta, este perdió el control y chocó contra un montón de cajas, cosa que irritó mucho al dueño de estas.
—Si fueses una maiko... —o sea, un aprendiz de geisha—, serías toda una sensación —comentó Kanae casi orgullosa.
—¿Has estado hablando con las esposas de Uzui? —le susurró Shinobu con la cara ardiendo. La risita de Kanae respondió por ella.
Kanao tropezó un par de veces siendo ayudada por Aoi, quien tampoco se le daba bien andar con kimonos. Rosa oscuro y azul zafiro, sin duda ellas nacieron para vestir esos colores.
Al llegar a un pequeño restaurante donde servían diferentes platillos y podrían darse cierto lujo sin temer por sus ingresos (algo dicho por la propia Kanae) las tres niñas fueron las primeras en buscar asientos.
—Allá —señaló Naho hacia el centro.
—Mejor por allá —Kiyo apuntó hacia una esquina.
—No, allá —Sumi indicó otra esquina.
—Niñas —Aoi les llamó la atención—, hoy no eligen ustedes.
Un poco desanimadas, pero sin quejarse, las tres bajaron la mirada.
—¿Dónde nos sentamos, Shinobu? —preguntó Kanae.
Sin embargo, Shinobu estaba un poco acalorada; un chico al fondo la veía, otro no muy lejos también, incluso un anciano y un hombre mayor; ambos seguramente casados o viudos, pero estaba claro, ambos le doblaban la edad.
—¿Shinobu? —Kanae la llamó.
—No suelo venir a estos sitios, hermana, por favor, elige tú —pidió desviando la mirada a cualquier sitio menos a donde estaban esos hombres.
—Entiendo.
Al final, terminaron sentándose al lado de una de las ventanas. Eligieron un guisado grande para las siete; pasaron una buena tarde hablando entre ellas hasta que llegó la hora de pagar y marcharse, para entonces las pequeñas terminaron tan cansadas que tuvieron que ser cargadas durmiendo por Kanae, Kanao y Aoi. Shinobu quiso ayudar, pero era su cumpleaños y no la dejarían hacerlo.
Para cuando salieron del restaurante, el sol estaba a punto de caer.
—Se siente un poco extraño no llevar mi katana ahora mismo —musitó Shinobu algo inquieta.
—Tranquila —dijo Kanae—, todo estará bien.
Y como siempre, su hermana tuvo razón. Su regreso a casa fue tranquilo. Las siete estaban algo cansadas, así que de nuevo, felicitaron a Shinobu y se fueron todas a dormir.
Por la mañana siguiente, a primera hora, Kanae y Shinobu ya estaban reunidas junto a los otros pilares, en espera de lo que el Patrón les diría.
Nadie parecía recordar que ayer había sido el cumpleaños de Shinobu, y siendo honesta, a ella le daba igual. La única persona que importaba en ese sentido para ella, estaba a su lado, y le dio un día tranquilo.
Shinobu se impidió por todos los medios mirar hacia un extremo; hacia el idiota que su cuñado odiaba con ganas.
Ni siquiera una mirada te dirigió. ¿No estás triste por eso?
¿Y eso qué?
Ya suficiente había tenido de Giyū Tomioka ayer, estorbando en sus pensamientos, como para que ahora, también lo estuviese haciendo durante esta importante reunión... sin siquiera saberlo.
Pero, hoy sus ojos eran estúpidos y parecían no querer colaborar con Shinobu; a cada rato se desviaban hacia la espalda del pilar del agua, que estaba junto a sus dos mejores amigos.
El Patrón les habló de misiones de reconocimiento que deberían realizar en equipos de dos pilares.
Primero, Kanae y Sanemi irían al oeste. Cuando volviesen, Tokito y Gyōmei partirían al este. Kyōjurō y Tengen al norte. Y por último Shinobu y Giyū al sur. Los otros aguardarían en sus respectivos hogares en alerta por si se llegaba a notificar la presencia de una luna superior o el mismo Kibutsuji.
Este proceso llevaría tiempo y era muy peligroso ya que ellos como pilares no deberían estar haciendo trabajo de campo tan seguido porque debían estar en forma ante una verdadera emergencia; pero eran tareas que debían hacerse.
Mientras los cazadores de niveles inferiores deberían seguir matando demonios de baja categoría alrededor del país, era su deber como pilares buscar y neutralizar a todas las lunas demoniacas que pudiesen estar estorbando en la búsqueda del rey de los bastardos.
Tan solo una de las lunas superiores (tal vez incluso una o dos de las inferiores) podría eliminar a varios cazadores de niveles inferiores, incluso a algunos pilares si es que estos se confiaban. Esas podrían ser bajas que ellos no podían permitirse.
También, esto serviría para averiguar el paradero de Muzan Kibutsuji a como diese lugar.
Una vez dada por terminada la reunión del día, el equipo se separó.
Kanae fue llamada por Sanemi, a quien Shinobu agradeció por su presente, él sólo asintió con la cabeza sin decirle nada.
Viéndolos irse luego de que Kanae se despidiese de ella diciendo que la vería más tarde en la finca, Shinobu se dijo que esos dos estarían bien, ambos eran fuertes y se cuidarían mutuamente ante cualquier enemigo. Aunque, bueno, Shinobu siempre se preocupaba cuando su hermana salía sin ella a una misión. Era inevitable.
—Kochō.
Ay, no.
Esa voz.
—¿Sí, Tomioka? —ella giró la cabeza con algo de fingida indiferencia hacia su compañero.
La débil máscara que se puso se quebró en mil pedazos dando paso a la sorpresa al ver que él le extendía una cajita de madera pintada de morado.
—Ayer fue tu cumpleaños, ¿verdad? —dijo con esa cara inexpresiva que, ahora, ya no le parecía tonta.
—Eh... sí... lo fue. Eso es... —con sus ojos señaló la cajita.
—Iba a dártelo ayer, pero te vi saliendo con tu hermana y las otras niñas de la finca. No quise interrumpirlas.
Sintiendo algo de calor en su cara ante el hecho de que él la hubiese visto con ese kimono, la horquilla y el pintalabios, Shinobu tomó la cajita, abriéndola. Adentro, una mariposa tallada en una gema, la saludó.
—Bueno, eso era todo —continuó él sin emoción aparente en su voz—, nos vemos después para hablar de nuestra misión, aunque falte mucho para ella.
Recuperando la habilidad de parpadear con normalidad, Shinobu separó su vista del obsequio, mirando la espalda de Tomioka.
—¡Oye!
Los pies de él se detuvieron, pero no le devolvió la mirada.
—Gracias —dijo ella cerrando la cajita, sonriendo—, es linda. Me gusta.
—Por nada.
Como si unos sutiles nervios se apoderasen de Giyū, él pareció inhalar profundo y tomarse su tiempo para decirle algo más:
—Por cierto, ayer te veías bien.
En silencio, mirándolo irse, Shinobu apretó con fuerza la caja sobre su pecho. Su cara estaba demasiado roja, lo sabía, ¡la sentía arder!
Al volver a la finca y entrar rápidamente a su cuarto, ella sacó de la cajita aquella mariposa.
Fue grata su sorpresa al darse cuenta de que esa no era sólo una figurita, sino un collar de plata con la mariposa tallada en piedra amatista.
Wow... era impresionante.
Shinobu no esperó más, se la puso y se miró por un tiempo en el espejo. Hizo varias poses, muecas y movimientos.
Le encantaba, ¡le encantaba!
«Es muy linda» pensó acostándose sobre su cama, mirándola detalladamente. Recordando una y otra vez lo que él le había dicho. «Debo disculparme con él» se dijo borrando esa sonrisa, porque ahora sí, estaba sintiéndose muy culpable de sus experimentos con Giyū Tomioka... y básicamente por todo lo malo que le haya hecho hasta hoy.
Su actitud debía cambiar sí o sí.
En cuanto a la pregunta que Shinobu se hizo ayer, sobre si Giyū sería un buen novio...
«¿Se puede sentir celos hacia alguien que ni siquiera conozco?» pensó cerrando su mano derecha sobre la mariposa.
No es que ella estuviese... enamorada de Giyū Tomioka; es decir, sí, lo consideraba un chico atractivo físicamente, era un poco aburrido y callado, pero cuando hablaba no era para expresar tonterías... por otro lado, el que fuese capaz de dar tan lindos detalles en los momentos más inesperados... era algo... encantador, de su parte.
Cuando Giyū encontrase a una chica que le gustase, sería ella la afortunada.
...
•
La idea de que Shinobu haga "experimentos" con Giyū no me gusta mucho, francamente, creo que ella sí debe disculparse con él por eso. Aunque como se menciona, no ha hecho algo demasiado grave como para poner en riesgo su vida. ¿Creen que él la perdone? :(
Bueno, aquí tienen la historia de cómo Giyū le dio el collar de mariposa, espero que les haya gustado.
Nos leeremos en otro relato.
Saludos.
Muchas gracias por leer y comentar a:
Yume no Kaze y Jair937.
Reviews?
Si quieres saber más de este y/u otros fics, eres cordialmente invitado(a) a seguirme en mi página oficial de Facebook: "Adilay Ackatery" (link en mi perfil). Información sobre las próximas actualizaciones, memes, vídeos usando mi voz y mi poca carisma y muchas otras cosas más. ;)
