Nota: Un post-canon con M-preg y drama... Además de corto, será esta historia. De antemano, perdón por fueras de personaje y cosillas así.


— Mierda...

Fue lo que profirió de sus labios ante la sexta prueba de embarazo tras desconfiar de las primeras dos, pues no creía en absoluto cuando estas marcaban «Positivo».

Pero ahora quedaba más que claro que, estaba esperando un bebé. Por muy poco realista que eso sonara.

Dejó caer la prueba al piso, pasándose inquieto las manos sobre el cabello con los latidos alterados. Ahora entendía a lo que llamaban "embarazo no planeado", pues en sus planes no estaba el ser padre o tener hijos.

Y tampoco creía que Ken-chin quería ser padre.

Tragó saliva y respiró hondo y profundo, calmándose. Ambos eran un par de adultos, ya no los adolescentes de 15 años que fueron; debían hablar de este tema y llegar a algo.

Sobre si tener al niño o niña, lo que fuera, o... Abortarlo.

Ambas opciones le ponían de los nervios porque cualquiera que fuese su decisión, traía consigo sus pros y sus contras.

Si tenían al bebé, él tendría que lidiar con los síntomas del embarazo y conforme pasaran los meses sus acciones se verían más limitadas. Además de que, ¿Cómo carajos iba a hacerle para alumbrar? ¿Parto natural o cesárea?

Y sobre todo, ¿Estaría bien tener un hijo siendo que él todavía estaba recibiendo tratamiento psicológico?

Porque a pesar de ya no haber recaído anímicamente por las sesiones con la psicóloga y las atenciones que recibía de parte de sus amigos, y también el estar escribiendo en una libreta el cómo se sentía. No estaba seguro de si la llegada de un bebé a su vida, era correcto.

No contando los cuidados, atención y gastos que un hijo implicaba. Y la educación que le fuese inculcada.

Y ahora, si él abortaba... Se estaría ahorrando todas las molestias, atenciones y cuidados que un bebé requería. Podría a una clínica y realizarlo, además de que era mejor hacerlo pronto para que la criatura no sufriera y fuese indoloro.

Pero el sólo hecho de ponerle fin a la vida que comenzaba a crecer dentro de él, le generaba un sentimiento de vacío y tristeza. Uno que hacía tanto tiempo no sentía.

Sin contar que, las lágrimas se estaban desbordando y caían sin parar a las losas del piso del baño donde estaban las pruebas de embarazo.

Lo más seguro es, que la decisión recaería en sus manos. Pues pese a que llegase a discutir o pelear con su dragón, él siempre respetaría sus decisiones.

Por lo que levantándose del retrete, se secó las lágrimas y acomodó sus calzoncillos y pantalón. Para después suspirar y recoger las pruebas de embarazo del piso, decidiendo si botarlas o meterlas todas en una bolsa para enseñárselas a Ken-chin.

Al final eligió la segunda opción, y tras tenerlas todas en una bolsa chica y lavarse las manos, fue a por su libreta a escribir.

Necesitaba desahogarse y pensar bien lo que iba a hacer.


Cuando escuchó a Ken-chin ingresar a la casa, saludando con un «Estoy en casa», él estaba sentado en el sofá de la sala con la mirada fija en las pruebas de embarazo que estaban en la bolsa y en la libreta que estaba al lado de esta.

Para él no pasó desapercibido que su novio estaba extrañado al no ser recibido con un usual saludo afectuoso donde se le trepaba y le decía «Bienvenido a casa, Ken-chin» con una sonrisa suave.

Y sabía que sentía que algo no andaba bien, por lo que cuando Ken-chin entró a la sala —escuchando sus pisadas apresuradas—, él levantó la mirada y en silencio le instó a sentarse a su lado en el sofá.

Y cuando su novio se sentó a su lado, él le entregó su libreta en la página que había escrito recientemente y le mostró las pruebas de embarazo.

—... Así que es por esto — fue lo primero que dijo Draken luego de terminar de leer (a regañadientes) lo que Mikey le dio. Antes de tomar la bolsa con las pruebas de embarazo y mirarlas con curiosidad —. Creo que exageraste un poco.

— Sólo fueron seis, no todas las de la tienda, Ken-chin.

— Ya — suspiró, volviendo a dejar la bolsa en la mesa. Y mirando a Mikey, lo invitó a sentarse en su regazo donde lo abrazó y le permitió esconder su rostro y buscar un refugio; además de que también se había acostumbrado a que Mikey se le pegase como lapa y le gustaba ahora más que nunca —... ¿Y qué quieres hacer?

—... Quiero tu opinión.

— Mi opinión — repitió, mirando el techo de la sala, pensando mientras se acomodaba mejor en el sofá y sostenía con cuidado a su novio —... Estoy nervioso, casi como tú asustado, Mikey. Nunca pensé que un día me convertiría en padre y mucho menos, esperé que mi mejor amigo, confidente y novio fuese el que me hiciera padre — bufó ligeramente, sonriendo ladino —. Aunque no estoy molesto contigo, sólo... sorprendido.

— Yo tampoco pensé o quise embarazarme... Pero si eres tú el padre de mi hijo, creo que, está bien.

— ¿Entonces quieres tenerlo? — lo sintió asentir contra su hombro —. ¿Aunque ninguno sepa lo que es ser padre?

— Yo creo que Ken-chin sería mejor padre que yo.

— Mikey, estar al pendiente de ti y estar al pendiente de un niño... No, olvídalo, creo que eso fue un buen entrenamiento para este momento.

— Te dije — rió, más tranquilo que antes. Haciendo sonreír a Draken por un instante, antes de enseriarse.

— Y respecto a lo del tratamiento psicológico... hay que checar eso. Aparte de investigar todo sobre el embarazo, y espero que tú también lo hagas.

Manjiro hizo un puchero que obviamente Draken no vio pero supo, estaba haciendo.

— No voy a hacer todo yo solo, Mikey. También es tú hijo, es lo justo.

— Sí, sí, ya sé — suspiró resignado a tener una obligación más, aunque Ken-chin tenía razón. Pese a que ser responsable nunca había sido lo suyo.

— Y vamos a empezar ahora.

— Pero Ken-chin...

— Después de comer vas a empezar, y no quiero quejas Manjiro.

Manjiro volvió a poner un puchero, no le gustaba que Ken-chin usara su nombre para regañarlo o instarlo a hacer las cosas que sabía, debía hacer.

— Te odio.

— Ambos sabemos que no es cierto — fue lo último que dijo, poniéndole fin a la conversación a la vez que se levantaba del sofá con Manjiro en sus brazos, yendo a su cuarto.

Con una sonrisa en sus labios.