Various Storms and Saints

By: viridianatnight


Capítulo 15


Hermione sostuvo su varita entre los dientes mientras subía corriendo los escalones, cargando zapatos y mochila en mano. Se había despertado tarde después de la primera noche de sueño reparador que había tenido en meses y tenía que agradecerle a Draco por eso. El dolor en su brazo no la había molestado durante incontables horas. Más tiempo que después de que intentara curarla, más tiempo que después de haberse emborrachado, más tiempo que después de besarlo. Continuó corriendo por el pasillo, tratando de ponerse los zapatos sin caerse. Su cabello revoloteaba detrás de ella mientras subía los últimos tramos de escaleras en su camino a la torre de astronomía.

—¡Hermione!

Se detuvo a la mitad de las escaleras y se dio la vuelta, sacándose la varita de la boca.

—Hola, Theo. Escucha, se me hace tarde para…

—¿Qué sucedió? —preguntó, subiendo detrás de ella—. Normalmente no soy de los que se entrometen en los asuntos de los demás, pero eso... fue terrible, Hermione.

Sus ojos se apartaron, no queriendo encontrarse con los de él. Recogió su cabello mientras reunía sus pensamientos, metiendo su varita entre sus desordenados rizos.

—Lo sé y ni siquiera sé por dónde comenzar a agradecerte por tu ayuda, en serio. Si hay algo…

—Hermione, no soy un sanador, pero eso —dijo, mirando su brazo cubierto—, no es bueno. ¿No deberías de no sé… buscar ayuda?

—Aprecio tu preocupación, Theo, de verdad, pero estoy bien —insistió, con un tono de severidad y brusquedad en su voz—. Sé lo que estoy haciendo, sólo tienes que confiar en mí. Lamento que hayas tenido que terminar involucrado en esto, pero ahora tengo que irme.

Hermione continuó su camino hacia la torre de astronomía, su anterior estado de ánimo alegre fue reemplazado por la inquietud en el fondo de su mente. Su plan del año, acerca de mantener un perfil bajo como la estudiante perfecta que era, se acaba de arruinar por completo. Como si su brazo no fuera un problema suficiente para ella, tenía a Theo curioseando al respecto. Nadie la había visto así, ni una sola alma viviente. La herida no había sido tan mala durante el verano, pudo controlar la situación y cuidarse, pero al estar de vuelta en Hogwarts pareció volverse más frenética. El estrés del estudio combinado con Ron e inesperadamente, Draco, alimentó su pánico. Estimuló sus complejos e inseguridades, la hizo sentir inútil. Pero todo esto lo podía manejar, porque eran sus problemas, sólo suyos.

¿Se lo dirá a alguien? ¿Tal vez a Ginny? ¿Draco? ¿Acaso intentaría ayudar? No quería su ayuda o preocupación. Podía ocuparse de eso ella sola, siempre lo hizo. Hermione Granger nunca pidió ayuda y no tenía intención de comenzar ahora.


—Ahora que te sientes mejor —comenzó Ginny a hablar mientras caminaban por el pasillo—. Halloween. ¿Cuál es el plan?

—Me sentaré en mi sala común con el libro que he estado tratando de terminar durante los últimos dos años, acompañada de una taza de té y la manta más acogedora que pueda encontrar —dijo Hermione.

Ginny rio.

—Claro que no, hagamos algo que valga la pena recordar.

Hermione alzó las cejas sorprendida.

—Oh, por Merlín.

—¡Una discoteca! —exclamó la pelirroja, ganándose miradas de reojo de otros estudiantes—. ¡Mione, deberíamos ir a un club muggle!

—Gin, no soy el tipo de chica que disfrute ir a discotecas —dijo, empujando las puertas de la enfermería para abrirlas—. Son muy ruidosas y hay demasiada gente.

—Te lo imploro, deja de actuar como una aburrida solterona sólo por una noche.

Ella rodó los ojos cuando se acercaron a los catres con cortinas. Hermione le dijo a su amiga que sólo tardaría un minuto en encontrar a la enfermera Pomfrey. Mirando por encima del escritorio y los gabinetes que cubrían la pared, pensó en tomar algunos frascos de díctamo y esencia de murtlap. Sus propias provisiones se habían agotado y no podía volver a pedirle ayuda a Draco.

—Señorita Granger. —La llamó Madame Pomfrey mientras se acercaba—. ¿Necesitas ayuda, querida?

—Sí, de hecho, he estado investigando un poco sobre el tema de la curación, específicamente sobre heridas mágicas, y esperaba hacer un par de preguntas.

—Por supuesto, pero… ¿es esto algo de lo que deba preocuparme?

—No. —se apresuró a decir—. No, simplemente me he encontrado interesada en la medicina mágica. Estoy considerando varias opciones para después de la graduación y este es una de ellas.

La enfermera sonrió.

—Eso es maravilloso, ¿cuál es tu pregunta?

Hermione abrió un cuaderno que había estado sosteniendo y preparó un bolígrafo.

—Digamos que tengo un paciente inconsciente con una herida causada por la magia, dicha herida sangra constantemente y parece resistirse a la curación mágica, ¿qué tipo de pociones o ungüentos se deben usar?

—Merlín, parece como una pregunta de examen —bromeó—, para el sangrado, usaría una poción para reponer sangre lo más rápido posible, junto con una combinación de esencia de murtlap, díctamo y poción curativa general, debería funcionar bien. Las heridas generalmente no suelen resistirse a la curación a menos que hayan sido afectadas por la licantropía o algún veneno.

El bolígrafo de Hermione dejó de escribir.

—¿Cuáles son los signos del veneno?

—Muchas cosas, depende de lo que se usó. Por supuesto, muchos venenos conocidos tienen antídotos y usar un hechizo diagnóstico sería la única forma de saber qué tipo de veneno es. Los venenos de acción rápida son más evidentes y provocan espuma en la boca, ojos inyectados de sangre, delirios y, a menudo, desmayos. Los venenos de acción lenta son mucho menos comunes, sin embargo, se ha demostrado que el bezoar lo contrarresta.

Hermione continúo escribiendo.

—Y el hechizo de diagnóstico se puede encontrar en «Introducción a la curación» de Mungo Bonham, ¿no? Leí que es difícil de conjurar, ¿cómo puedo solucionarlo?

—Para los sanadores naturales, no es problema. Muchos estudiantes de San Mungo presentan dificultades con esto. Recomendaría práctica constante y una mente clara. Sin distracciones, preferiblemente en un espacio tranquilo, una vez que lo hagas bien la primera vez, será más sencillo.

—¿Cómo se puede saber si eres un sanador natural?

—El linaje familiar tienen una gran influencia. Sin embargo, he descubierto que los mejores sanadores son los oclumantes dotados. Es útil poder bloquear partes de tu mente para una máxima concentración y, por supuesto, suprimir el dolor que inevitablemente experimentarás por casos más severos, es de gran ayuda. —Un grito desgarrador se escuchó desde la habitación contigua—. Muy bien, si no tiene más preguntas señorita Granger, debo atender a mi paciente.

Hermione sonrió y cerró su cuaderno.

—Por supuesto, gracias por su ayuda.

Madame Pomfrey la miró antes de retirarse. La cabeza de Hermione daba vueltas con preguntas. Guardó su cuaderno en su mochila y miró a los gabinetes en la pared del fondo. Se dio la vuelta y no encontró a nadie. En silencio, se acercó a ellos y abrió la primera puerta. Hermione tomó dos viales de esencia de díctamo, dos de murtlap y una poción para limpiar heridas. Justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta, vio una poción color naranja brillante etiquetada como anticonceptivo. Tomó cuatro.

Realizó un hechizo de extensión indetectable en su mochila, metió los viales y frascos y regresó con Ginny. La pelirroja comenzó a hablar de nuevo sobre sus planes de Halloween, pero Hermione sólo escuchaba a medias. Halloween era sólo un día como cualquier otro, y ella lo tomaría como tal, incluso si eso significaba ser arrastrada a una miserable discoteca en el Londres muggle. Su mente estaba llena de pensamientos sobre la posibilidad de que su brazo estuviera infectado con veneno.

Necesitaba descubrir cómo realizar el maldito hechizo de diagnóstico para alguien quien claramente no era un sanador natural. No había nadie que ella conociera que fuera un oclumante.

—¿Crees que Harry vendría? —preguntó Ginny mientras giraban hacia la biblioteca

—Tener resaca en el aniversario de la muerte de tus padres no suena tan mal —dijo Hermione.

—¡Tienes razón, y eso lo obligará a dejarme cuidarlo!

—Tú también tendrás resaca.

—Nunca tengo resaca. —Ginny rio antes de abrir la puerta.

Ubicaron una de las muchas mesas de la biblioteca antes de colocar sus mochilas en ella para después dirigirse hacia uno de los pasillos. Ginny se apoyó en el estante mientras Hermione tomaba todo tipo de libros que consideraba útiles.

—¿Quieres ser medigama? —preguntó Ginny, escogiendo un libro al azar.

Se encogió de hombros mientras tomaba otro.

—Tal vez, estoy considerando diferentes opciones.

—Deberían nombrarte Ministra, eres perfecta para el puesto.

Hermione le dio a Ginny una sonrisa forzada mientras caminaban de regreso a su mesa. No quería ser Ministra, de hecho, no quería tener ninguna responsabilidad por el resto de su vida. No después de pasar siete años cargando con el destino del mundo sobre sus hombros. La idea de dejar su antigua vida por una muggle se deslizó de nuevo en su mente. Siempre había soñado con ir a la universidad, posiblemente a Oxford.

—Ron debería traer una cita, le hará bien —dijo Ginny mientras hojeaba los libros que Hermione había elegido.

—Supongo que sí —murmuró.

—Simplemente no quiero que se sienta incómodo. El asistir juntos hubiera estado bien si es que no hubiesen terminado.

Hermione levantó la vista de su libro, frunciendo el ceño.

—¿Disculpa?

Ginny también levantó la vista.

—¡Oh! ¡No me refería a eso! Simplemente no quiero que ninguno de ustedes dos se sienta como la tercera o cuarta rueda para Harry y para mí, no tienes que hacerme caso, obviamente.

Hermione asintió una vez antes de regresar a su lectura, captando un leve suspiro por parte de Ginny

—¿A quién llevara él?

—Bueno, resulta que Romilda está casi en planes de salir con Parvati —se detuvo—. Se siente como si todos estuvieran saliendo o hablando con alguien

—No tiene que ser una cita, él puede invitar a alguien como amigos.

—Cierto, pero, ¡oye! Deberías llevar a alguien también. Tal vez alguien agradable y soltero —dijo Ginny, moviendo las cejas.

Hermione se sonrojó levemente, no había una sola persona a la que pudiera invitar. Mientras miraba la sonrisa burlona de su amiga, notó un par de ojos brillantes justo detrás de ella.

Plata.

Él estaba mirando. Captó su mirada justo del otro lado de la biblioteca, como siempre lo hacía. No se habían visto desde anoche, Hermione lo había estado evitando por razones obvias. No sólo porque estaba tratando de evitar preguntas sobre su brazo, sino que también estaba preocupada por las cosas que su mente revelara cuando lo viera.

Ahora que sus ojos están sobre ella, su mente pintó una imagen muy definida. Apartó la mirada y se concentró de nuevo en el libro que tenía delante.

—Me parece que Zacharias acaba de terminar con Millicent, deberías invitarlo —sugirió Ginny, apoyando la cabeza entre sus manos.

—Dudo que alguna vez haya hablado con él, Gin.

—De acuerdo, ¿qué hay de Neville? Estoy segura de que a Hannah no le importaría.

Hermione levantó la vista de nuevo, frustrada por la constante distracción de Ginny Weasley.

—¿Neville en un club nocturno muggle?

La pelirroja soltó una risita.

—Sí, tienes razón, olvídalo.

Detrás de Ginny, apareció otra persona a la que había estado evitando, y el cual se dirigía directamente a su mesa. Con una sonrisa encantadora y ojos traviesos, se detuvo en frente de ellas, colocó sus manos sobre la mesa y se inclinó.

—Lamento interrumpirlas, señoritas —Theo se volvió hacia Ginny—, pero ¿podría pedir prestada a tu amiga un segundo?

Hermione vio una chispa encenderse en los grandes ojos marrones de Ginny. Miró a Theo, luego a Hermione, luego de nuevo a Theo mientras una sonrisa entrometida aparecía su rostro.

—Theo, cariño, ¿tienes planes para Halloween?

—Gin —advirtió Hermione.

Ginny pestañeó ante el atractivo Slytherin mientras miraba entre ellos con una ceja arqueada

—Ron se pondrá como loco —comentó entre risas leves— ¿En verdad no te acostaste con él, o sí?

—¡No! —exclamó Hermione, ganándose siseos por parte de todos los presentes en la biblioteca. Rápidamente se levantó de su asiento, alisándose la falda y miró significativamente a su amiga—. Hablaremos más tarde, Ginny.

Hermione tomó por el brazo al castaño llevándolo fuera de la biblioteca hacia un pasillo aislado. Hermione se retorció las manos mientras caminaban, planeando en secreto la conversación en su cabeza. Ella tenía respuestas para todas las preguntas que él podía hacer... al menos, eso esperaba. Tan pronto como salieron del castillo hacia el aire frío, Hermione inmediatamente sintió la piel de gallina en sus piernas.

Theo se apoyó contra la pared y miró a su alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie cerca de ellos.

—¿Qué habrá en Halloween?

—Ginny nos está arrastrando a Ron, Harry y a mí a una discoteca muggle. Ron no quiere ser la tercera rueda conmigo ya que acabamos de terminar, así que estábamos tratando de encontrar a alguien para él.

—Y yo era la opción más lógica. —sonrió Theo.

Ella resopló.

—No, vendrías conmigo. Ginny dijo que también debería preguntarle a alguien, pero no te lo pediría a ti.

—Lastima, me hubiera encantado verte completamente borracha con un sexy disfraz entre un montón de muggles.

—Me temo que «sexy» no está dentro de mi vocabulario —dijo Hermione, apartando un rizo que voló hacia su rostro.

Theo la miró de arriba abajo.

—Conozco a un par de personas que opinan lo contrario.

Hermione rodó los ojos.

—¿Y tú eres una de ellas?

—Lo era, hasta que casi mueres en mis brazos.

—Lo ves. ¿Por qué no puedes simplemente olvidarlo? Obviamente sigo viva y coleando.

—¿Qué hubiera pasado si no te hubiera encontrado? —preguntó, ella se encogió de hombros—. Hermione, simplemente no entiendo por qué tienes esa herida o por qué sangra de ese modo.

—No sé por qué lo hace, pero estoy tratando de averiguarlo, ya te lo dije. Sólo tienes…

—Que confiar en ti, ya lo sé, tú lo dijiste. Escucha, tengo problemas de confianza, así que perdóname por no creerte. Necesitas ayuda, deja que te ayude.

—Agradezco tu oferta, pero no.

—Entonces deja que Draco te ayude.

—No.

—¿Por qué? Ya lo hizo una vez.

—Lo odio.

Theo rodó los ojos.

—Él lo curó, o al menos te devolvió a la vida.

Hermione se mordió el labio inferior mientras pensaba. No sabía nada sobre Theo o su relación con Draco. ¿Cuánto sabía él sobre lo que pasó?

—¿Qué tan bien conoces a Malfoy? —preguntó.

—Diría que bastante bien. Lo conozco desde que éramos niños.

—¿Qué te dijo él? Sobre la guerra ¿Qué sabes de su familia? ¿Sabes sobre lo que les pasó?

—Me contó todo y le evité muchas decisiones estúpidas.

—Esto —dijo ella, extendiendo su brazo—. No sabes cómo obtuve la herida, ¿cierto?

Theo frunció el ceño.

—Obviamente no. Estoy confundido, ¿estás tratando de decirme que él lo sabe?

Ella se encogió de hombros.

—Él estaba allí cuando sucedió y no me ayudó. De hecho, sólo miraba mientras yo gritaba y lloraba, así que tu sugerencia de que deje que me ayude es casi ridícula. Puedo resolverlo yo misma, no lo necesito a él ni a ti ni a nadie más, ¿entendido?

Algo cambio en sus ojos, ella pudo verlo. Theo asintió una vez y ella comenzó a alejarse.

—Oh, y ninguno de mis amigos lo sabe y me gustaría que se quedara así —agregó Hermione antes de regresar al castillo.


Llega un momento en que nuestros errores nos alcanzan. Los secretos que guardamos, las mentiras que hemos dicho; todo regresa en algún punto. Hermione se sentía un blanco fácil para su propio karma, sabiendo que eventualmente todo le explotaría en la cara. Pero su mentira más reciente, una de la cual había estado martirizando en su cabeza, la alcanzó más rápido de lo que pensó. Y esta mentira es:

No necesito a Draco Malfoy.

Y ella no lo necesitaba. Hermione podría encontrar un reemplazo, estaba segura de ello. El haber estado con él en primer lugar había sido un error. Fue la adrenalina lo que la impulsó. Él simplemente la distrajo del dolor, lo alivió, esto se debió a la idea de ser atrapados juntos. Fue emocionante, pero hubo otras cosas mucho más emocionantes. Cosas más seguras. Más seguras que depender de la persona que se decía a sí misma que odiaba más que a nadie. Más seguras que ser atrapada por tus amigos y enfrentar las consecuencias de dichas mentiras.

Cuando entró en su sala común el treinta de octubre, esperando que Ginny la vistiera con un disfraz completamente ridículo, se convenció de que no lo necesitaba. Habían pasado cuatro días desde la última vez que interactuaron. Cuatro días desde que le dijo a Theo que su mejor amigo le había mentido sobre algo. Durante esos cuatro días nada malo parecía que estuviera a punto de suceder. ¿Cuándo la alcanzaría todo?

Su brazo le quemaba y la ponía de mal humor mientras lo frotaba. Cuatro días no era mucho, ya antes había pasado una semana entera sin beber alcohol, y de repente, cuatro días se volvieron casi insoportables. La diferencia era que el alcohol calmaba el dolor, mientras que Draco lo curaba. Una broma cruel.

Hermione abrió su baúl y sacó la última botella de vodka que le quedaba, encontrando una cantidad miserable de líquido en ella, aun así, bebió el resto rápidamente antes de tomar una botella de whisky de fuego que había robado hace unos días. Realizó respiración profunda, preparándose para la horrible quemadura que el alcohol provocaría en su garganta, después bebió dos largos tragos.

—No sabía que eras una alcohólica.

Dejó caer la botella asomándose por la puerta de su dormitorio. Theo estaba apoyado en la isla de la cocina, con un cigarrillo encendido entre sus dedos.

—Valor líquido. —dijo, regresando el whisky de fuego a su baúl—. Lo necesitaré esta noche.

El asintió. La tensión entre ellos era palpable. Durante esos cuatro días, él tampoco le había hablado. Estaba segura de que la estaba evitando porque últimamente no lo había mirado rondar en su sala común. Hermione cruzó las manos detrás de la espalda mientras caminaba hacia la puerta antes de apoyarse contra el marco.

—¿Tienes algún plan interesante esta noche?

Él la miró a través de sus pestañas, mientras tomaba una larga calada de su cigarrillo.

—No he hablado con él.

—¿Lo harás?

Se encogió de hombros.

—¿Lo harías? —Ella arqueó una ceja—, si fuera Ginny, y descubrieras que hizo algo espantoso y nunca te lo contó, ¿la confrontarías?

—Sí —Hermione respondió rápidamente—. Pero siempre lo he hecho y si Ginny me ocultara algo, sabría que se trataría de algo serio porque ella no tiene secretos.

Theo tarareó en respuesta, dejando que el humo flotara hacia el techo.

—Draco está hecho de secretos. Siempre sospeché que había algo que él nunca me contó —La miró fijamente, había algo en esos ojos que la inquietaban—. Debería haber adivinado que tenía algo que ver contigo.

—¿Qué se supone que…?

—¡Estoy más que lista para emborracharme está noche y luego cogerme a mi atractivo novio! —exclamó Ginny entrando a la sala común, cargando con una bolsa grande y mirando a su alrededor—. Oh, lo lamento, mis amores, ¿Interrumpo algo?

Theo le dedicó una sonrisa genuina antes de apagar su cigarrillo contra la isla de la cocina.

—No, sólo estábamos hablando. Diviértanse hoy, saluda a Harry de mi parte, dile que sueño con él.

Ginny le guiñó un ojo cuando se retiró a su habitación.

—Me agrada, deberías salir con él.

Hermione rodó los ojos cuando su amiga se deslizó en su habitación. Casi admiraba a Theo por ser capaz de volver a su estado normal tan rápido cuando Ginny apareció. ¿Cómo podía hacer eso tan fácilmente? ¿Cómo podía ser tan sencillo para él utilizar una máscara?

—Muy bien, esto es para ti —dijo Ginny interrumpiendo sus pensamientos, entregándole a Hermione una bolsa de plástico para disfraces.

Miró adentro, sacando de la bolsa una diadema de halo.

—Gin, ¿dónde conseguiste esto?

La pelirroja sonrió, poniéndose su propia diadema adornada con cuernos rojos, por supuesto.

—Le dije a Harry qué comprar, y tengo que admitir que hizo un excelente trabajo.

Ginny sacó dos artículos más, un par de alas ridículamente pequeñas y un trozo pequeño de tela blanca. Hermione lo levantó, tratando de averiguar qué era.

—Creo que le falta algo.

Ginny se despojó de su ropa, parándose frente a su amiga en tan sólo ropa interior. Tomó la tela blanca y la estiró, luego la acercó al cuerpo de Hermione.

—No, justo así es el vestido.

—Esto no es un vestido —dijo mientras miraba a Ginny ponerse el diminuto traje rojo. Estaba demasiado ajustado a la piel y no era algo que Hermione usaría alguna vez. Pero, por otra parte, ¿quién diablos era Hermione?

Tomó el vestido junto con las alas y se dirigió hacia el baño. Después de encerrarse y quitarse el uniforme, miró su brazo vendado en el reflejo. La sangre se filtraba a través de la gasa, necesitaba ser reemplazado. Ella lo retiró cuidadosamente, exponiendo la sucia herida. Se veía peor. Las venas grises y arácnidas se habían alargado, sobresaliendo por los bordes de su brazo. Las letras parecían infectadas, todavía burbujeantes con magulladuras de color púrpura azulado. Después de tirar la gasa al cesto de basura, abrió el grifo del lavabo y metió el brazo bajo el chorro de agua helada. Hermione tomó el díctamo de donde lo había escondido detrás del inodoro y dejó caer dos gotas. Con delicadeza, frotó la sustancia sobre la herida, siseando por el insoportable dolor.

—¿Estás lista? —llamó Ginny.

—¡Sí, en un segundo!

Hermione envolvió rápidamente su brazo, tirando de la piel tensa esta vez, para después realizar un hechizo de desilusión. Se puso el vestido blanco y se miró en el espejo. Quienquiera que fuera la chica que la miraba en el reflejo, tenía que admitir no se veía tan mal. El vestido era demasiado corto, terminaba en la parte superior de sus muslos, y mostraba un escote pronunciado que dejaba al descubierto demasiada piel desnuda. El blanco destacaba contra su piel aceitunada y cabello castaño. Tomando una respiración profunda frente al espejo, se encogió de hombros, extendió las alas y se colocó el halo en su cabeza, preparándose para lo que sea que le deparara la noche.


¡Hola!

Muchas gracias por seguir leyendo esta traducción, se hace con mucho amor para ustedes, una disculpa que llegara un poco tarde, he tenido mucho trabajo últimamente gracias a dios, por lo cual no he podido darle la dedicación que quisiera a este fic, pero ¡oye! llegamos al fin al capítulo 15, estoy muy feliz de emprender este viaje con ustedes y todo el equipo que somos mi beta y yo para traerles este hermoso fic, igualmente me encanta responder sus comentarios, me animan mucho a seguir.

En respuesta a:

Ingria: ¡Muchas felicidades por tu nuevo hogar! espero que las cosas estén mas tranquilas ahora que te mudaste, y lo se, Hermione en esta historia es muy terca jaja pero con el tiempo ya lo entenderás, muchas gracias como siempre por tu comentario y espero que te guste esta nueva actualización.

Ale Malfoy BlackDagger: Amo a este Draco jaja y ya era hora de que explotara algo entre ellos jajaja

En cuanto a las demás muchas gracias por seguir leyendo y no abandonar la historia, nos vemos en otro capítulo, besos.