Doce. Llamada

Admito que al despertar, me daba un cierto temor abrir los ojos... ¿podría ser que hubiera soñado todo lo que ocurrió ayer, desde lo que le grité a Tsubasa y Genzo y que mi papá me fue a buscar y que me había quedado con él?

-Taro... ¡Taro, se te hace tarde!

-¿Eh?- abrí los ojos y sonreí. No, no había sido sueño (NOTA: Ahí sí que me habría pasado para ser mala¿no creen?)

-Taro...

-Ya desperté- dije

Me levanté de lo más feliz porque estaba nuevamente con mi papá. Éste sería el último día de entrenamiento ya que al siguiente comenzará el torneo

-Taro necesito pedirte un favor- me dijo papá durante el desayuno

-¿Si?

-Hoy vendrán unas personas por la tarde, a buscar unos cuadros. ¿Podrías recibirlos tú?

-Claro¿qué harás tú?

-Llegaré un poco tarde, debo hacer unos trámites- respondió –Ah, y tengo una invitación que hacerte

-¿Invitación¿qué cosa?

-Unos de estos días podríamos ir al Louvre

-¡Ah, genial, papá!- dije, sonriendo. De verdad tenía deseos de conocerlo, pero dudaba que algunos de los chicos me quisiera acompañar (podría ser que Misugi quizás lo considerara... pero los demás no lo creo... sin tener ánimos de ofender, en todo caso, pero conozco a los chicos, y no creo que les apetecería mucho pasar algunas tardes en un museo, siendo que París tiene otros lugares interesantes)

Bueno, después de desayunar me fui al lugar del entrenamiento, pateando mi balón. Llegué un poco antes que comenzara, lo que me dejó tiempo de hablar con mis amigos

-Holas- dije, sonriendo

-Eh, Misaki- me dijo Tsubasa -¿cómo está todo?

-¡Muy bien!- respondí -¿y ustedes?

-Bien, también- respondió Genzo

Durante el entrenamiento (mientras podíamos), Tsubasa y Genzo intentaban sacarme parte de la conversación que había tenido con papá

-¿Así que te quedarás con tú papá?- me preguntó Genzo, después que terminamos y estábamos los junto a Tsubasa, en el campo

-Sí- respondí sonriendo, jugando un poco con el balón que estaba en mis pies

-¿Aunque tengas que quedarte en Francia?- me preguntó esta vez, Tsubasa

-Aunque tenga que quedarme en Francia, o viajando por Europa, o volver a Japón a tener la vida que tenía cuando era niño- dije, muy seguro

Tsubasa y Genzo cruzaron una mirada que quizás, esperaban que no notara

-¿Y tú madre?

Supongo que por la cara que puse, mis amigos debieron suponer que no había pensado mucho en eso aún...

-Bueno...- comencé, mirando al suelo –yo... tendré que decírselo¿no?. Digo, es algo que llegaba a ser lógico

-Pero Misaki- dijo Genzo -¿no has pensado en cómo se sentirá?

-... – bueno, claro que me preocupaba un tanto cómo se sentiría al decírselo, después de todo, es mi mamá –sé que le va a doler, pero... ¡no sé¿por qué siempre debo pensar en los demás antes que en mi?- dije, ya aburrido –quizás por no tener la suficiente voluntad para decir las cosas de frente a mamá, ha pasado todo esto...- me senté en el pasto, al lado de mis amigos

-Misaki- dijo Tsubasa –sé que mi vida comparada con la tuya es muy fácil, pero aún así¿cómo pudo ser tan malo, o sea... estabas con tu madre, no era una extraña

-Cuando mi mamá me dejó era un bebé, de ella no tenía más que una foto en la que salía cargándome... puede ser que sea mi madre, pero después de todo era una desconocida para mí y, además, yo no deseaba separarme de papá para quedarme con ella y su familia que, después de todo, no era la mía. Yo no pertenecía ahí, lo supe cuando los vi a los tres...

-Pero¿intentaste al menos encajar ahí?- me preguntó Genzo

-¿Tú crees que no, si no soy tan antisocial...- le respondí –pero admito que después de un tiempo me aburrí, así que comencé a sentir rabia por todo

-¿Rabia porque tu madre quería estar contigo?

-Rabia porque me daba la impresión que mi papá huía de mi- les dije –tenía once años, era un niño, acostumbrado a un modo de vida distinto; pero eso cambio de la noche a la mañana... a esa edad a uno no le preocupan muchas cosas, yo sólo quería estar con mi papá y jugar al fútbol, me importaba un bledo tener que estar viajando y cambiándome de escuela a cada rato, yo era feliz así... pero, cuando algo falla, sientes que todo cambia

-Es verdad lo que dices, Misaki, pero ponte en la situación de tu mamá

-¿Saben, anoche tuve la misma conversación con mi papá, y al final no logró nada con su sermón. ¿Qué creen¿qué no quiero a mi madre?. ¡Por supuesto que lo hago, pero no la necesito¿ya, su tiempo pasó. Quizás si se hubiera aparecido cuando tenía 6 o 7 años las cosas hubieran sido distintas, pero se acordó de mi cuando ya era tarde...

-Sí, pero...

-¡Misaki!- miré y vi que era Ryo el que me llamaba

-¿Ah!

-¡Tienes teléfono!

Miré extrañado a mis amigos y comencé a caminar. No tenía idea que podíamos recibir llamadas

-¿Aló?- dije, contestando (sí, Genzo y Tsubasa también llegaron, los muy copuchentos)

-¡Hola Taro!- escuché, era una voz que reconocí de inmediato

-¡Hikari!- no me lo creía¿cómo se había enterado la forma de ubicarme? -¡en dónde estás¿¡qué diablos estabas pensando cuando...

-Calma, chico- me dijo, noté un dejo de diversión en su voz

-¿Calma¡Hikari, te fuiste de tu casa!. ¡Cuando llamé tu padre me amenazó de muerte!

-¿Llamaste a mi casa¿por qué?

-¿Será porque tú ficha no es la más sana?

-Jo... cómo eres...

-Ya¿cómo estás?

-Bien...

-¿En dónde estás¿tienes dinero, lugar donde quedarte?

-Mm... me conseguí un pequeño trabajo, por el momento

-¿En dónde te estás quedando?

-Ah... donde una tía...

-¿Tía, no me vengas con mentiras, Ohira

-¡Está bien, no se te escapa una... en una pensión

-¿Y te alcanza?

-Bueno, trabajo para la señora y ella me da un alojamiento al menos digno...

-¿Y qué tienes pensado hacer?

-Continuar con mi vida... no se si es la emoción de la independencia completa, pero me he sentido bastante bien estos días

-¿Por qué no me lo dijiste?

-¿Qué habrías hecho?- me dijo –no me habrías convencido de no hacerlo, y sabes que no aguanto las despedidas...

-Espero que estés bien Hikari, y ni se te ocurra acercarte a tu casa; de seguro cuando tú papá te vea, te va a descuartizar...

-Uh, gracias por tus ánimos... ¡oye, se acaba el tiempo!. ¡Un gusto hablarte, te quiero mucho!

-¡Espera, dame algún...- se cortó la llamada –teléfono...

Bueno, admito que con esta llamada, una parte de mi se siente bastante más tranquila, pero la preocupación no se iba... y creo que en un buen tiempo no se irá...

Sólo espero que Hikari se digne a llamar otra vez...