Catorce. Partidas y Despedidas

¿Cómo explicar todo lo que significó para mí este torneo?...

Volver a jugar con aquellos quienes son mis amigos...

Italia, Argentina, Francia, Alemania... cada partido fue especial, y deja dentro de mi un grato recuerdo de ayudar a llevar a mi país, Japón, a la victoria de un campeonato que nadie pensaría jamás que ganaríamos... tanta emoción a cada gol, desilusión, en ocasiones...

Es algo que nunca podré olvidar... hacía tiempo que no me sentía tan feliz... fue como cuando ganamos la final con el Nankatsu, me sentí parte de un equipo, estaba bien

Y ganamos, ganamos la final contra la poderosa Alemania de Schneider y e tantos otros... Japón les cerró la boca a muchos que no ponían un peso a nuestro equipo

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Bien, y así como se terminó el campeonato, también se terminaban otras cosas... creo, que a pesar de tener bien en claro que iba a quedarme con mi padre en Francia, una parte de mi dudaba mucho... y sentía que debía ir a Japón, al menos darle una explicación decente a mi madre...

¿O será que me está dando miedo herirla?

No lo sé... pero después de despedirme en el aeropuerto de mis amigos, y ver como el avión se iba, algo dentro de mi me decía que yo también debía estar ahí...

-No estés triste- me dijo Azumi, mirándome con una sonrisa quizás apenada

-No sé, Azumi... siento que yo también debería ir ahí... quizás no debería quedarme en Francia

-¿Lo dices por tú mamá, cierto?

La miré unos momentos... no sé por qué me siento raro al tenerla cerca

-Sí...

-Bueno, no soy quien para decírtelo, pero... es tú decisión quedarte en Francia, como también lo sería irte a Japón con ella. Mira, no sé si deba decírtelo, pero yo se mucho de ti

-¿Qué?...- eso me tomó por sorpresa

-Sí... tú padre hablaba mucho de ti con los míos, y yo casi siempre estaba presente- dijo, seria, yo sólo atinaba a mirarla –él ha sufrido mucho, y se preocupaba de lo que tú madre le decía de ti; parece que no eran cosas muy buenas. Decía que estabas cambiando mucho, que quizás lo odiabas porque te había dejado ahí y tenía miedo de que lo rechazaras si es que te iba a buscar

No se que cara tenía, que Azumi se quedó en silencio, mirándome...

No es justo esto... ¿por qué siempre tengo que estar decidiendo entre dos cosas importantes?. Si me quedo con algunos de mis padres, siempre el otro va a sufrir, porque lo que estoy haciendo es rechazarlo... no es justo

Me quedo en silencio... bueno, ya no puedo hacer que el avión vuelva por mi, y sé que no dejaré a mi papá nuevamente... Azumi tiene razón, mi decisión ya está tomada, y nadie me obligó a aceptarla (como ocurrió hace años). Tendrán que aguantarse los que no les guste

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Bien, siendo sincero, tengo cierto temor de lo que pasará... sobretodo porque mamá aún no sabía que yo no iba en el avión que se dirigía a Japón... y el momento de decírselo se acercaba

-¿Quieres que se lo diga yo?- me dijo papá, al ver la cara que tenía cuando estaba parado en frente del teléfono (llevaba como cinco minutos ahí...)

-No, es algo que debo hacer yo, ¿no?

-Si quieres...

Es algo que debo hacer yo, lo sé. Marco rápidamente, antes de que me arrepintiera

-¿Hola?- escucho del otro lado

-¿Señor Yamaoka?

-Sí, ¿quién?

-Taro, señor. ¿Está mi mamá?

-Sí, espera un momento...

Bueno, esos momentos se me hicieron eternos...

-¿Taro?

-¡Hola mamá, ¿cómo estás?

-Bien...- se quedó en silencio unos momentos, ¿se habrá dado cuenta? -¿en dónde estás?- sí, si se dio cuenta

-... En... en Francia

Silencio... creo que era la única respuesta que mamá necesitaba para comprender todo

-... ¿Francia?

-Sí...

-¿Está tú padre ahí?

-Eh... sí...- no supe qué decir -¿quieres hablar con él?

-Sí- dijo, la noté bastante seria –adiós Taro, después hablamos

-Sí...- dije, algo shokeado por la cortada que me dio mamá

Debo admitir que lo que hablarían me encantaría saberlo. Llamé a papá y muy directo él, me dijo inmediatamente que me fuera para que lo dejada hablar tranquilo

Eso no me hizo gracia, en serio. ¿Por qué no podía escuchar, ¡era el más afectado y lo primero que hacían, era sacarme del medio, ya no soy un niño...

Salí de la sala y en la cocina intenté escuchar... bueno, lo intenté, porque mi padre hablaba lo bastante bajo como para asegurarse que yo no escucharía nada (sí, me conoce bastante bien).

Derrotado, fui a mi cuarto y me tiré sobre la cama, pensando... mi mirada cayó sobre un

portarretratos que estaba sobre mi cómoda... ese que me regaló Hikari para mi cumpleaños

¿Qué sería de Hikari, ¿estaría tan bien como lo estoy yo?. Esperaba de todo corazón que sí.

Pensando... tengo cierto temor de no poder verla nuevamente, no tengo idea cómo comunicarme con ella, y no volvió a llamar al hotel...

Escuché el timbre y me senté sobre la cama... a la segunda sonada decidí ir a abrir yo. Noté que papá seguía hablando por teléfono, y no tenía muy buena cara

-Hola Azumi

-Hola Taro- sonrió ella -¿qué tienes?

-Nada... ¿por qué?

-Te notas triste...- vaya, cada vez me convenzo más que esta chica es bruja. Me encogí de hombros –oye, te venía a buscar. Los chicos están abajo, iremos al cine. ¿Quieres venir?

-Bueno, espérame un momento- dije, y entré...

-¡Entiende, Yumiko, no quiere ir contigo!

Las palabras de mi padre me dejaron de piedra. Lo sabía, ¿por qué todo tenía que ser tan difícil?. Bueno, él notó mi presencia y, supuso por mi cara, que algo había escuchado...

-¿Qué quieres?- me preguntó

-Eh... voy a salir... con Azumi y los chicos

-Bien, no vuelvas tarde

-Sí...

La salida no la disfruté mucho. La sensación de culpabilidad tomaba cada vez más fuerza sobre mi

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El tiempo que me quedé en Francia fue bastante agradable, aunque echaba mucho de menos mi país...

De Hikari no volví a tener noticias, algo que me mantuvo siempre preocupado. Pero tampoco tenía manera de comunicarme con ella. Llamé a su casa (claro, asegurándome que su padre anduviera trabajando) y su madre no supo decirme nada...

Con mamá hablé un par de veces, pero la encontraba un tanto extraña, distinta... ¿o acaso era yo?

Después que mis padres hablaron por teléfono, mi padre estuvo varios días extraño, y de verdad tuve miedo de que se hubiera arrepentido de haberme ido a buscar... ¿qué podía hacer, yo no quería volver con mamá...

Supongo que se dio cuenta de mi preocupación, porque un día que estudiaba francés, me miró y me sonrió...

-No te preocupes, Taro, lo último que sentiría es algún tipo de arrepentimiento por irte a buscar

Bueno, desde ese día sentí un gran alivio dentro de mi

Hicimos varios viajes a otros países de Europa, en donde conocí a muchos chicos también; pero, después de estar un tiempo algo largo viviendo en Francia, mi papá decidió volver a Japón, algo que me sorprendió un tanto

-... ¿A Japón, ¿por qué?- le pregunté

-Porque sé que es lo que quieres

-Pero papá... no...

-No te preocupes, hijo, es algo que venía pensando de hace meses

-Bueno, papá, yo feliz- dije, sonriendo y sintiendo una gran alegría -¿y ya sabes dónde viviremos?

-Sí, en Shizuoka

Lo miré, sonriendo

Otra ida, otra despedida... a los chicos logré conocerlos mucho y apreciarlos también...

-Debes escribirnos- me dijo Azumi esa tarde

-Sí...- respondí... ojalá y no se me olvide, jejeje

-Te portas, ¿eh, Misaki?- me dijo Michael –y no dejes de practicar fútbol

-Descuida, y tú tampoco

-Tenlo por seguro

Cuando ya era hora de irnos, me despedí de los chicos dándoles la mano. Michelle me abrazó

-Que esto no sea un adiós, sino un hasta luego- me dijo, sonriéndome –y acuérdate de vez en cuando de nosotros

-Por supuesto- respondí. Azumi se acercó a mi y me abrazó... aunque con los demás llegué a tener una relación algo cercana, ninguna llegó a ser como la que tuve con Hayakawa. En ocasiones, me recordaba tanto a lo que tenía con Hikari...

-Si es que voy a Japón a ver a algún familiar te aviso- me dijo, sonriéndome y dándome un golpecillo en el hombro

-Estaré feliz de verte- dije... y escuchamos varias risas mal contenidas y algunas toses bastante falsas. Noté que ella se sonrojó, y yo sólo le sonreí –muchas gracias por todo, amigos...

-Adiós Taro, que estés bien

Y volví a Japón...

A pesar que han sido muchas despedidas las que he tenido en mi vida, todas son difíciles a su manera

Después de algunos años volví a Shizuoka... y para quedarme

Ya lo tengo decidido, entraré al Nankatsu y haré lo posible por llevarlo a la victoria en el Torneo nacional

Y, quien sabe, quizás vuelva a ver a Ohira Hikari. Buscar aquí en Japón a una persona debe ser mucho más fácil que buscarla desde Francia... sólo espero que mi búsqueda no sea infructuosa...

Porque siento que a Hikari la quiero de verdad y, en ocasiones, los deseos de verla se hacen casi incontrolables

Ahora, que llevo una vida con lo que más deseaba, quisiera que ella también estuviera aquí conmigo; quizás ella también está muy bien ahora. Tantas veces que lo deseamos y, una vez que lo tenemos, no podemos estar juntos para compartirlo...

Sí estoy bien ahora...

Sólo me faltas tú, Ohira...