Mientras observaba a Kojiro Hyuga hacer el juramento para el inicio del campeonato, no puedo evitar pensar que mi oportunidad para hacerlo ya pasó... el Nankatsu durante varios años fue campeón prácticamente invicto y, en esos momentos, lo mejor que puede hacer es llegar a la final... no es poco, es verdad, pero... en ocasiones me pregunto si soy o no el responsable directo de ello... por más que Sanae me rete cuando pienso así, es algo que no puedo evitarlo
Sólo se fue Tsubasa, ¡un solo jugador!. Es increíble lo tanto que el Nankatsu llegó a depender de él... y, además, el hecho que yo llegara, no iba a implicar que yo me adecuara a su juego
Se supone que llegué al equipo a reemplazar a Tsubasa, a tomar su lugar entre nuestros compañeros; pero me he dado cuenta que eso es imposible (al menos en mi), y no lo pienso porque él sea mejor que yo, sino por nuestros estilos de juego. Ozora es más individual para jugar, yo no. De una u otra forma, mi paso a través de los equipos como el Nankatsu y el Meiwa fue de apoyo a Tsubasa y Kojiro, no para guiar al equipo... quizás fue perjudicial para mi acostumbrarme a ello.
Bueno, las cosas ya están hechas y, aunque finalmente descubrí en qué estaba fallando, ya no vale la pena mejorarlo (al menos de momento)... además, es algo que lleva tiempo y, lamentablemente, me di cuenta un poco tarde
Sonrío, tranquilo, observando a Hyuga
Tras él distingo a Hikari... no puedo decir que tiene la misma cara que cuando me vio, hace un rato... la noto preocupada
Ahora bien, debo centrarme en los partidos en vez de mi querida Ohira, que por más que intento, no logro sacarla de mi cabeza
-¿Estás bien, te noto distraído
-No, para nada- respondo, sonriendo a Izawa –sólo que tengo muchas cosas en la cabeza...
-Pues concéntrate, Misaki, es importante que nuestro capitán esté bien
... Quizás de verdad no sirvo para capitán
El Nankatsu quedó en distinto grupo que el Toho... se podría decir que se vuelve a repetir la misma historia que hace años
Pues bien, nuestro primer partido sería el tercero y lo ganamos sin esforzarnos mayormente... una vez terminado, descansaba sentado en el banquillo. Se acercó a mi Sanae
-¿Toalla o gaseosa?- me preguntó
-¿No hay una tercera opción que las incluya a ambas?- le dije, sonriendo
-¡Ja, por supuesto, capitán
-¡Eh!- comenzaron los demás, mientras Sanae me entregaba la toalla -¡Cuidadito, Misaki,
Nakazawa sólo tiene miras altas!- dijo Izawa. Yo me largué a reír ante el comentario y la cara que mi amiga ponía
-¡¿Quieren dejar de molestar!- les gritó, enojada
-Ya, no les hagas caso, Sanae- le dije, intentando calmarla –sólo bromean
-Claro, como a ti no te importa...- me replicó
-A ti tampoco debería importarte... ya sabes como son los chicos
-Sí... lo sé... en todo caso, ¡pobre de ustedes que sigan molestando!
Todos se quedaron en silencio, era increíble toda la influencia que tenía Sanae sobre mis amigos
-¿Y mi gaseosa?- le reclamé, fue Ryo el que me la lanzó
-¡Hey!- gritó Taki -¡el partido del Toho va a comenzar!
-¿Vienes?- le pregunté a Sanae, mientras los demás iban a ver el juego de Kojiro
-Claro, vamos
A fin de cuentas y, como era de suponer, no éramos los únicos que estábamos viendo al Toho... Hikaru y Jun también estaban ahí (junto a Yayoi y Yoshiko)
-Holas- los saludé
-¿Qué tal, Misaki?- respondió (¿o preguntó?) Jun –felicidades por su victoria
-Gracias
-Oye, ¿quién era esa chica?- me preguntó Hikaru
-¿Chica?- pregunté, aunque sabía que se refería a Hikari
-Sí... sabes a quien me refiero, Misaki, no te hagas el tonto
Río un poco antes de contestar, mientras veía que Wakashimazu atajaba un muy buen tiro de uno de los hermanos Tachibana
-Es una amiga...
-¿Amiga?- intervino Yayoi (no tengo idea en qué momento escucharon) –vamos, Misaki, los amigos no se saludan de manera tan efusiva
-¡No me vengan con eso!- me defiendo, aunque no se de qué –eso del saludo no tiene nada que ver...- dije. Noto que mis dos amigos sonríen divertidos
-Entonces- se metió Yoshiko -¿entre ustedes hubo algo?
-¿Qué les hace pensar eso?
-Digamos que... como ocurrió su reencuentro
Miré a Yayoi y a Yoshiko queriéndoles decir que mejor se callaran
-Mejor déjenlo- intervino Sanae a mi favor (¡grande, Sanae!) –no le pregunten esas cosas, que ya vieron que es la novia de Wakashimazu –hum... hubiera preferido que se quedara callada
-Ah... lo siento, Misaki- se apresuró a decirme Yayoi. Noto que se pone algo colorada (quizás de la vergüenza)
-Sí- la apoyó Yoshiko – se nos había olvidado
Sólo las miro. Mejor para mi es que se queden calladas...
-¿Taro?- miro y veo cerca mío a Hikari, de pie
-Hola Hikari- le dije, sonriéndole e intentando parecer de lo más normal
-¿Podemos hablar?- me preguntó
Para ser sincero, yo no quería hablar con ella, porque dentro de mi intuía lo que ocurriría: uno de los dos perdería la paciencia
-Bueno- terminé por decir (... en ese momento, me odié). Me puse de pie –adiós, amigos- dije, no se porqué Sanae me miró con esos ojos... me da la impresión que no le tiene confianza a Hikari
Salimos del estadio y nos sentamos en el pasto de un pequeño parquecito que había cerca y, sin querer, recuerdo nuestras tardes en el parque, intentando escapar de nuestra tristeza y soledad
-¿Lo recuerdas?- me preguntó ella, parece que pensaba en lo mismo que yo –todas esas tardes en el parque...
-Por supuesto...- respondí
Nos quedamos en silencio... no se quien debía comenzar hablando
-Ha pasado mucho tiempo- dije -¿qué has hecho?- le pregunté, intentando evitar la pregunta de cómo llegó a ser la novia de Wakashimazu
-Bueno...
-¿Cómo fue que te escapaste de tú casa?
-Por la ventana- dijo, sonriendo –agarré unas cuantas cosas y me fui por la ventana... ¿recuerdas que era una experta en eso?
-Claro... de algo que te sirviera- dije, y ella rió
-Y sí que me ha servido... una señora de una pensión, la señora Matsumoto, se puede decir que me dio trabajo
-¿Ella te dio todo?
-Le debo muchísimo... techo, comida, una casa agradable... y sin hacer preguntas. Taro, con ella conocí por fin lo que era un hogar... no rea ningún familiar mío, pero me trataba tan bien
-¿Trabajabas para ella, cierto?
-Sí... ella era ya anciana, le costaba mucho subir las escaleras y arreglar los cuartos, así que yo me encargaba de eso
-¿Y tus padres?- le pregunté. Noté que su mirada cambiaba bastante e, incluso, su actitud también
-No lo sé...
-¿Cómo que no lo sabes?- le dije -¿acaso nunca los llamaste?
-Bueno... llamaba cuando mi papá no estaba, lógicamente, pero hace tiempo que dejé de hacerlo...
la voz de mamá se notaba demasiado apagada por teléfono
-¿No has pensado volver?- le pregunté, me miró como si estuviera loco
-¿¡Qué, ¿y por qué habría de volver?
-Por...- debía pensar en una buena razón –porque sí- uh, genial mi buena razón –Hikari, es tú familia. ¿Y si en una de esas las cosas cambiaron?; mira, pienso en tú mamá...
-¡Pero yo no quiero pensar en ella porque me da rabia! ¡Al menos yo sí tuve la iniciativa de salir de esa maldita casa!
-¿Y si ella se quedaba ahí por ti?- dije, me miró con sorpresa –sí, Hikari, ¿y si tú mamá se quedó por ti?. Si se iba contigo a otra parte, ¿cómo te alimentaría, ¿dónde vivirían?
-¡No, esa no es excusa para aguantar todo lo que ocurría
-Sabes que sí lo es... tú eres lo más importante para tú madre
-¡Ya cállate!- me gritó -¿¡Por qué no piensas alguna vez en mi?
-Por supuesto que lo hago, todos los días...
Ella abrió los ojos, y yo la continué mirando seriamente. ¿Acaso habría entendido que mis sentimientos por ella no han cambiado?
-Me conoces- dijo, desviando la vista –sabes que no volveré- dijo, de seguro cambiando el tema
-... Bueno, como quieras, en todo caso...
-¡Hikari!- era Wakashimazu, que nos miraba bastante molesto. Hikari se puso de pie y me miró
-No se qué es lo que siempre haces, Taro, que logras que me sienta muy mal de las cosas que me hacen feliz
Comienza a alejarse, y yo la miro sin terminar de digerir lo que acababa de decirme. Me puse de pie
-¿De qué hablas?- le reclamé
-Después hablamos- me dijo, continuando con su camino. Pero, yo no iba a dejar las cosas así
-¡No!- me puse en frente de ella -¡me vas a decir ahora por qué me dijiste eso!
-Taro...- intentó evitarme, pero estaba decidido a no dejarla ir
