Veinte. Visitas
Sin importarme que, aparte de algunos jugadores del Toho (Ken, Takeshi, Kojiro, Sorimachi, entre otros), venían mis amigos, no dejé que Hikari se fuera
-¡Córtala!- me gritó
-¡Quiero que me expliques!- le dije –dímelo, Hikari¿por qué dijiste eso?
-¡Porque es la verdad¡siempre logras que me sienta mal con las cosas que hago!
-¡De dónde sacas eso?
-¿Acaso es mentira?
Me quedé en silencio unos momentos...
-... En parte- dije –porque quizás no has sabido hacer las cosas bien
-¿Ves, a eso me refiero!- me reclamó –siempre estás dispuesto a embarrarme todo...
-¡Ya basta, Hikari, sabes que es mentira!- le grité... es algo que no pude evitar, sentía mucha rabia con sus palabras -¡todo el tiempo que estuve junto a ti no hice más que ayudarte¿eso para ti es hacer mal?. ¡Por estar contigo todos los días tenía una discusión con mi mamá!
-¡Pues fíjate que yo también tuve muchos problemas por ser amiga tuya!- me gritó -¡Y sí, te lo agradezco¿pero no te has puesto a pensar que quizás hubiera sido mejor que no nos conociéramos?
Me quedé en silencio... ese fue otro de los tantos golpes bajos de Ohira.
-¿Ah si!- digo, sin pensar -¡quizás tengas razón¿sabes, porque no sabes los problemas de los que me habría salvado –continué -¡y si tanto daño te hago, mejor será que no me busques más, porque no estoy dispuesto a volver a tener problemas por alguien como tú!
Ignorando la cara que Hikari puso al escuchar mis palabras, me voy, caminando muy rápido y con los puños apretados
Hikari era experta en hacer sentir mal, siempre lo lograba
¿Era necesario que termináramos discutiendo, quizás eso era lo que creía, pero nunca pensé que Hikari terminara diciéndome algo así
-¡Misaki, espera!
Sanae... mi gran amiga Sanae venía corriendo tras de mi
-¿Estás bien?- me preguntó, una vez que llegó a mi lado
-Sí...- respondí, sonriéndole
Me imagino que debe ser la misma sonrisa que usaba cuando era niño, porque Sanae no se lo tragó
-No deberías estar así por alguien como ella- me dijo
-Sanae...- no sabía que decir. A pesar de todas las palabras de Ohira, yo sabía que no eran verdad, la conocía... además, la quiero mucho
-Ella no tiene derecho a hacerte daño- continuó, y sí que le encontré razón
-Ha sufrido mucho...- le dije
-Eso no tiene nada que ver- replicó –no conozco su historia, pero independiente de lo que haya sufrido, no puede venir y largarte cosas sólo porque anda de mal humor
Me quedo en silencio...
-Es verdad, Sanae... ¿tienes deseos de hacer pañuelo de lágrimas hoy?
-Ja, todo un placer si eres tú el afectado, Taro- dijo, guiñándome el ojo –te la debo, por todas las veces que me has aguantado a mi
-Uh, quedaremos a mano
Nos dirigimos a un banquillo que había cerca y nos sentamos ahí
Son contados con los dedos de la mano las personas a quienes les he contado todo... primero, Hikari; segundo, Azumi; a Tsubasa y a Genzo les conté muchas cosas, pero hace tiempo que no los veía (bueno, me vieran así y no me dejarían tranquilo, igual que la otra vez)... la otra, es ahora, Sanae Nakazawa
Necesitaba hablar con alguien, ya sentía que todo se me estaba acumulando sin mayor remedio
Sanae me escuchaba con atención, y podía notar su expresión de extrañeza, por algunas cosas que le contaba, pero aún así, me dejó terminar antes de preguntar...
-¿Sabes, eso que me contaste... sí que me sorprendió
-¿Qué cosa?
-Lo de tú amiga, Hikari. Debió de sufrir mucho
-Pues sí... y yo también, en parte. Éramos los incomprendidos de la escuela. A ella nadie la aguantaba... yo igual tenía más conocidos porque intentaba ser un tanto agradable... pero ella nada
-Quizás era su manera de desquitarse
-¡Ja, buen punto...
-¿Y de verdad se cortaba?
-Sí- dije, suspirando –era su manera de "desquitarse", decía que le ayudaba a olvidar el dolor... siendo sincero, no lo entiendo
-¿Y cómo te dabas cuenta?
-Mm...- pensé unos momentos¿cómo me daba cuenta, normalmente era por casualidad, Hikari sabía disimular bien –bueno... a veces ella misma se delataba... otras era bastante obvio, puesto que usaba manga larga en verano...
-Pobre...- suspiró Sanae, mirando al frente
-No lograba entenderla- dije –además, me daba mucha rabia que se hiciera daño... siempre la retaba, y terminábamos discutiendo...
-Hay gente así... que le hecha la culpa a los demás de sus desgracias
-Bueno... no sé... se supone que ahora está mejor, supongo que ya no lo hace... ¿tú lo harías?
-¿Qué¿cortarme?- asiento -¡ni loca, con lo cobarde que soy... con el sólo hecho de pensarlo, me da escalofríos
No puedo evitar reír por la cara que Sanae ponía
-¡Misaki!- Ishizaki viene corriendo hacia nosotros
-¿Pasa algo?- pregunto
-¡Tú papá te busca!- dijo. Eso me extrañó un tanto...
-¿Por teléfono?
-¡No, porfiado, está aquí
-¿Qué?- de lo más extrañado me pongo de pie y voy a ver... en efecto, ahí estaba mi papá... y un poquito más allá, vi a Hikari junto a Ken (¿la tendré que ver durante todo el torneo, a cada momento?)
-¿Papá?- dije, acercando
-Hola, Taro
-Hola... ¿qué haces aquí?
-Vine a verte...
-¿Si¿y para qué?- no es que le estuviera dando la cortada, pero insisto que era de lo más extraño que estuviera ahí
-Para encargarte a alguien- me dijo –anda comprando gaseosa
-¿Y quién es?
-Ella
Me doy vuelta, siguiendo la indicación de mi padre. Para mi gran sorpresa, Azumi Hayakawa se acercaba a nosotros. Sonreí, hacía cerca de tres años que no la veía
-¡Azumi?
La aludida miró (daba la impresión que se había perdido), y corrió hacia mi, abrazándome
-¡Taro¡mira nada más, estás muy alto!- me dijo
-Y tú muy linda- le respondí –pero¿qué haces aquí?
-¡Vine a verte, ingrato!- me dijo, separándose de mi y dándome unos golpes en el brazo -¡eres un chueco, Taro Misaki, cuesta un mundo que escribas una carta y, cuando lo haces, es la tontera más fome que ha visto uno en la vida!
-Ya...- no podía dejar de reírme, mientras ella continuaba dándome golpes –ya, Azumi, comprendí que estás enojada, perdóname¿si?
-No- me dijo, pareciendo molesta (aunque noté en sus ojos un dejo de diversión) –para compensarme todo lo de estos años, tendrás que ser de lo más considerado
-Está bien, si no hay de otra... ¿ya sabes dónde te quedarás?
-Sip, aunque debo ir a dejar las cosas
-Entonces, lo primero que haré es ir a dejarte... aunque tendrás que esperar un rato
-Ningún problema...
-Dame tú bolso, te lo llevo
-Gracias
-Chicos- dijo papá –yo ya me voy. Nos vemos
-Muchas gracias por todo, señor Misaki
-De nada, Azumi. Pásenla bien, y Taro, suerte en los partidos
-Gracias papá, y cuídate
Mi papá se fue, y nos quedamos unos momentos en silencio
-¿Por qué no me avisaste que vendrías a Japón?
-Quería que fuera una sorpresa- respondió, sonriendo –pero como cuando llegué, ya no estabas, tú papá me trajo. Los vi jugar, las haces buena de capitán
-Si¿tú crees¿viste el juego completo?
-Ajá- respondió –me iba a acercar a ti pero te fuiste, luego te fuiste otra vez con esa chica que no deja de mirarte...
-¿Chica?- busco con la mirada y veo que se refiere a Hikari... aunque claro ahora ella desvió la mirada
-¿Le gustas?- preguntó -¿la conoces, quién es, cómo se lla...?
-¡Azumi, Azumi!- la corté, riéndome –ya, de a una pregunta, amiga...
-Bueno... ¿la conoces?
-Si... ella es Hikari...
-¿Ella!- Azumi me miró sorprendida y luego, sin disimulo, dio media vuelta y observó a Ohira
-¡Oye!- le dije, haciéndola que me mirara -¿podrías disimular un tantito?
-Claro- sonrió -¿por qué no me la presentas?
-Está enojada conmigo...
-¡Nah¿y por qué?
-Larga historia que no vale la pena... ven, acompáñame con mis amigos del equipo
-Bueno, como quieras...
