Treinta. Sueños y Pesadillas

Estaba en el sofá sentado, con el balón en mis pies, moviéndolo de vez en cuando...

-¿Te piensas quedar todas tus vacaciones sentado?- me preguntó papá, pasando en frente mío

-¿Vacaciones?- le digo –sólo me estoy dando un "descansito"

-¿Descansito?- repitió, riéndose –ya, no seas flojo, acompáñame

-¿Dónde?

-Afuera... y trae el balón- agregó, saliendo

Me quedé unos momentos sentado y después salí también. Lo vi en el patio, de pie, esperándome

-Sí que te demoraste- me dijo

-Me tomó por sorpresa- respondí, y le tiré suavemente el balón a los pies, él lo detuvo y me miró, sonriéndome

-¿Te he dicho alguna vez que estoy muy orgulloso de ti?- me preguntó, lanzándome ahora el balón

Sus palabras me toman con demasiada sorpresa. Tanto así, que el balón se detuvo a mi lado...

-Cuando naciste- continuó mi padre, quizás ignorando la cara que puse –con tú madre pensamos que serías la solución a nuestras diferencias. Es algo que tú no sabes, hijo, pero desde antes que nacieras ambos ya teníamos nuestros problemas. Por distintas circunstancias, las cosas no salieron bien, tú ya sabes que tuve problema con el alcohol... quizás lo que no sabes es porqué tú mamá decidió dejarte conmigo...

Silencio de mi parte

-Es verdad que ella se fue, pero gracias a Dios que te dejó conmigo, tú eres el que me sacó del alcoholismo, por ti... aún recuerdo las tardes que pasábamos juntos, los dos, yo pintando y tú jugando con el balón. Te miro ahora, ya grande, y en ocasiones no logro evitar compararte con el niño que fuiste... has crecido mucho, hijo, y eres un gran muchacho

Lo miraba... le sonreí y volví a darle el balón

-Todo lo que he logrado, es gracias a ti...- le dije –yo también estoy orgulloso de ti, papá, siempre lo he estado. Además, tú fuiste el que me enseñó fútbol, gracias a ti he conocido a muchísima gente, y también muchos lugares...

Y así... comenzamos a jugar, tal como lo hacíamos cuando yo era un niño...

-¿A qué vino Hikari?- me preguntó, mientras yo recibía el balón... ya me parecía raro que no se hubiera presentado el tema...

-A verme- respondí –se enteró por Takeshi lo que pasó

-Ya... oye Taro¿no has pensado en olvidar a Hikari?

El balón llegó a mis pies, y lo detuve

-No- respondí –no lo he pensado...

Mi padre me miró unos momentos y, contrario a lo que me habría gustado, no pude interpretar su rostro ni su mirada

-¿No crees que ya has esperado mucho?- me preguntó, yo reí

-No exageres, papá- dije –además... aunque te cueste creerlo, sí tengo un límite de espera por Hikari

-¿Y cuál es, Taro¿cuándo ella se case?

-No- dije, escondiendo el dolor que me causó su comentario –yo sabré cuando es suficiente y, si es que se da... sabré perder

-¿Cómo podré enterarme?

-Fácil... cuando estábamos en Francia prometí que alguna vez volvería a jugar fútbol ahí... cuando lo haga, será para comenzar de nuevo... a penas tenga la posibilidad, lo haré, en serio, papá

-Entiendo... buena manera de enterarse uno...

-Jejeje, gracias, papá- sonreí

Jugamos un poco más y entramos a la casa. Fui al sofá a ver televisión y, contrario a lo que deseaba, me quedé profundamente dormido, viendo un programa deportivo que analizaba las posibilidades de la selección juvenil de Japón en el próximo mundial...

Era de día y, aunque había sol, el calor que daba no era mucho...

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-Taro...

-¡Mi nombre no es Yamaoka Taro, es Misaki Taro!- dijo el niño

-Pero...

-¡Ya llegaron!- escucharon ambos, y vieron salir de la casa Yamaoka a Yumiko, la madre de Taro

Se acercó a ellos y Taro, inconscientemente, retrocedió un paso. Ella lo abrazó...

Fue algo extraño que sintió... el calor de una madre. Su abrazo era distinto a todos los que había sentido anteriormente, se sentía cálido, lleno de cariño, amor...

-Mi niño...- escuchó que Yumiko murmuraba, haciéndole cariño en la espalda. Luego, se separó de él. Taro notó que tenía los ojos llenos de lágrimas, a pesar de su gran sonrisa -¡qué ganas tenía de verte, hijo, no tienes idea la ilusión que te quedes con nosotros!

Por unos momentos, se dejó llevar por las suaves caricias que Yumiko le hacía, ya sea en la cara, o corriéndole algunos cabellos porfiados que se empeñaban en estar en su cara. Él también tenía los ojos con lágrimas... pero olvidó los motivos de ello

-¿Así que tú eres Taro!- escuchó que el señor Yamaoka le decía –Mira, ella es tú hermanita, se llama Yoshiko- Misaki los miró, él la traía en brazos...

"Familia Yamaoka" decía el cartelito (NOTA¿era un cartelito, se le puede llamar así ?)

No... él no pertenecía ahí...

Él no era Yamaoka, él era Misaki. Él mismo se lo había dicho a su padre...

Miró a los lados, buscando a Ichiro Misaki, pero no lo vio

-¿Papá?- preguntó, buscando más desesperado. Se separó de su madre, que lo miraba sin comprender su actitud

-¿Qué ocurre, Taro?- le preguntó ella, preocupada

Por su parte, continuaba buscando... se había ido, lo había dejado, sin importarle las palabras que le había dicho...

No, ninguno quería separarse, lo sabía...

-¡Taro!

Comenzó a correr, sin importarle ni su madre, ni ninguno de los Yamaoka. Él deseaba continuar con su padre... corría a todo lo que podía, rehaciendo el camino que ambos habían hecho después de bajarse del bus

Sentía rabia, miedo, impotencia, frustración... ¿qué haría él solo ahí?. No estaba acostumbrado a ser sedentario, a él le gustaba viajar, conocer gente y lugares distintos. No podría aguantar mucho en ese lugar, así...

Cansado llegó a la esquina de la parada y, logró ver a su padre, subiendo al bus. Se asustó

-¡Papá!- gritó, corriendo hacia allá

Pero él ya se había subido, y no lo había visto

-¡Papá espera!- gritó, intentando alcanzar al bus -¡papá, no me dejes aquí, papi!

Podía sentir las lágrimas que habían comenzado a salir, y la mirada de la gente sobre él... y también lo vio a él a través de la ventana...

Pero el bus se alejó finalmente... él lo vio con lágrimas en los ojos y, de pronto, se sintió solo en ese lugar... su único apoyo se había ido

-¡Taro!- escuchó a su madre, que llegaba a su lado y lo abrazaba -¿estás bien¿qué ocurrió?

La miró con rabia, pero no le contestó. ¿Cómo no podía darse cuenta que no quería estar con ella?

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Al despertar, me senté...

Ese sueño... ¿por qué soñé lo que ocurrió cuando mi papá me fue a dejar con mamá?

Me siento triste... vacío...

Fui al baño a lavarme la cara y me dirigí a la cocina

-¿Cómo estuvo tú siesta?- me preguntó papá

-Mal- respondí

-¿Por qué?

-... Soñé algo muy feo... no quiero recordarlo, no importa, papá

-Estás demasiado flojo

-Eso no viene al caso, papá... además, mañana comenzamos a entrenar

-Que bien...- me respondió

Me serví cena y comencé a cenar (mi papá ya lo había hecho)

De pronto, en frente mío cayó una libreta...

No, era un pasaporte

-¿Y esto?- le pregunté a papá, extrañado y mirándolo

-Tú pasaporte...

-Eso lo se, pero... ¿por qué?

-Cuando eras niño, tus viajes por Japón eran los que te daban tú técnica para el fútbol. Podríamos

decir que Japón ahora te quedó chico, así que lo que pensé que era necesario para animar tú espíritu, un viaje por el mundo te ayudará a encontrar aquello que has olvidado estos años, y que cuando eras niño tenías tan presente

Admito que eso me dejó "para adentro" (NOTA: sorprendido, anonadado, de una pieza...), nunca se me habría ocurrido algo así

-¿Y, Taro?- me pregunté

Tomé el pasaporte en mis manos y sonreí

-¡Gracias papá!- exclamé

Esto de superarme no era sólo por mi, sino también por mi padre; por él, que prácticamente me ha dado todo, desde la vida, hasta el deseo de superarme

-¿Mañana parto?

-Claro, el tiempo se acaba, hijo...

-Ya... ¡voy a arreglar mi bolso!

Me levanté rápidamente y me fui a mi cuarto, sintiendo la risa de mi papá tras de mi

Este viaje fue algo maravilloso, único...

Asia, Europa, África, América... lugares fantásticos, culturas distintas

Aprendí muchísimas cosas en todos los países, sobretodo de fútbol. Desarrollé mucho mi habilidad y, lo más importante, recordé lo más importante...

Disfrutar...

El fútbol se debe amar, disfrutar, vivir... es algo que, con el tiempo y debido a las presiones que yo mismo me imponía, fui olvidando...

Volví a ver el fútbol como lo vía cuando era niño: como un juego

Si se toma con presión, se vuelve una carga, y el fútbol no lo puede ser o si no pierde su verdadero sentido, su gran sentido

Ya no tengo que demostrarle nada a nadie, comprendí mis habilidades y sé muy bien de lo que soy capaz... el once de la selección es mío, y lo voy a recuperar... y de paso vamos a pagarle con la misma moneda a Gamo

-¡Hola, ya llegué!- grité, entrando a mi casa

-¿Taro?- mi papá se asomó

-¡Hola, papá¿cómo has estado?- le pregunté alegremente

-Muy bien, hijo¿y cómo te fue a ti?

-Excelente...

-¿Puedo confiar que no mientes?

-¡No tendría porqué hacerlo, papá!

-¿Quieres almorzar?

-Ya, gracias...

Mañana... mañana era la hora de la verdad, en que demostraría mis habilidades...

-

NOTA: Holas!. Bueno, cuando empecé a pensar en este fic, había un versión que había hecho que era de un capítulo, pero que luego deseché. El sueño de Taro es parte de eso, cuando su papá lo deja con su mamá.

Samael, a Taro y a los otros seis si los echan de la selección. Se puede ver en el manga World Yuth, y tambien en la serie Capitan Tsubasa J.

Espero les haya gustado el cap