Silencio...
No se, en realidad, para quien era más difícil esa situación. Nos encontrábamos sentados a la mesa, en silencio... no esta sólo mamá, sino también Yoshiko y el señor Yamaoka
¿Cómo podía comenzar a hablar?... quizás si sólo hubiera estado presente mi mamá las cosas serían más fáciles y no había tanto silencio en el lugar... quizás...
-¿Tienes pensado volver a Francia?- fue mamá la que comenzó... y con un tema bastante distinto al que de verdad nos interesaba y debías tomar...
-Eh... bueno... yo creo que si- respondí, sonriendo –tengo deseos de volver a Francia a jugar fútbol. Aunque por el momento, mi única prioridad es el mundial
-¡Jugaron muy bien durante la Copa Asiática!- dijo de pronto el señor Yamaoka –merecían ganar y nos alegra mucho que tú también estuvieras
-Gracias...- murmuré, evitando el tener que mirarlo
Silencio... otra vez...
-Yoshiko, acompáñame¿si?- dijo de pronto el señor Yamaoka, poniéndose de pie
-¿Dónde?- le preguntó ella. Noté que en su voz había extrañeza
-A... a...- ¿por qué dudaba, todo me parecía algo extraño –a... buscar pastelitos a la cocina
-Si- dijo ella, poniéndose de pie también y saliendo del cuarto junto a su padre, dejándonos solos a mamá y a mi... y logrando que el silencio volviera a reinar en el lugar
Me avergonzaba un poco el no tener que conversar con ella... pero de pronto, la miré y noté que ella estaba llorando
-¿Mamá?
-Perdóname, Taro...- dijo, entre lágrimas, y hablando otra vez. La miré durante unos momentos
-No... yo... no tengo nada que perdonarte, mamá...
-¿Eh?- me miró de frente por primera vez desde que había llegado. Sus ojos llorosos mostraban extrañeza ante mis palabras
-Es verdad... ya no vale la pena preguntarse ciertas cosas, es mejor dejarlas pasar. Además, durante el tiempo que estuve aquí, yo te traté muy mal, me desquitaba contigo, siendo que no lo merecías...
-Hijo...- comenzó ella –digas lo que digas, igual me porté mal, aunque no quieras decirlo. No era mi intención hacerte sufrir teniéndote a mi lado. Sólo pensé que estaba haciendo lo correcto. No juzgo a Ichiro por la forma en que te crió, porque el verte aquí hoy me hace ver que lo hizo de maravilla, pero en ese momento pensé que era lo correcto, lo mejor para ti...
-Lo sé... ahora lo entiendo- respondí –pero creo que lo que más me daba rabia en esos momentos era que ni tú ni mi papá me preguntaron que era lo que yo de verdad quería... mamá, yo siempre te he querido, aunque no te conociera y no estuviera a tú lado. A veces cuando niño intentaba imaginarte y, en ocasiones, sentí que de verdad te necesitaba... pero las cosas ocurrieron tan de prisa, mi papá me dejó y se fue y ni siquiera fue capaz de despedirse... me dejó a pesar que yo le dije que...
-Dilo, Taro- me dijo ella después de unos momentos de silencio
-A pesar que yo le dije que quería quedarme con él –continué, sin mirarla a los ojos –supongo que eso me frustró y, eso era lo que me llevaba a actuar de la manera en que lo hice...
Silencio...
-Yo...- dijo ella en un susurro –pensé que podías llegar a quererme...
Otra vez con eso...
-Mamá¿es que piensas que no lo hago?- le repliqué, algo molesto porque pareciera que nadie me cree que DE VERDAD quiero a mi madre –yo siempre te he querido... y no te juzgo por nada, no tengo derecho. Si estoy aquí es porque quiero que estemos bien...
-¿De verdad?
-¡Claro mamá!... creo que me demoré un poco en decidirme, pero estoy aquí¿no, para que hagamos de una vez por toda, las cosas bien...
-Por supuesto- me dijo, y sonrió, secándose las lágrimas
-¡Aquí están los pastelitos!- exclamó Yoshiko, entrando con una gran sonrisa. Sabía perfectamente que estaba escuchando lo que hablábamos... bueno, no la puedo culpar. Detrás venia el señor Yamaoka
Nos sentamos los cuatro a conversar... ya todo el ambiente estaba más liviano y la conversación mucho más fluida
-... el otro día vi a tú amiga, Hikari- me dijo mamá
-¿Si¿y cómo está?- le pregunté
-¿La has visto este tiempo?
-... Si, algo... después que me fui a Francia perdimos contacto, hasta hace un tiempo, en que nos
reencontramos en uno de los torneos nacionales
-¿Y cómo está su relación con su padre?
-Muy bien
-¿Si?
-Aja. Hikari se fue de su casa y, al parecer, eso le hizo ver a su padre que la necesitaba, porque al verla, le pidió que volviera con ellos...
-Me alegro por ella...
Me quedé bastante rato y, al irme, Yoshiko se ofreció a acompañarme hasta la parada del bus, cosa que acepté
Íbamos caminando tranquilamente, ella llevaba su bicicleta para volverse en ella a la casa
-Muchas gracias por venir- me dijo, sonriendo
-¿Gracias de qué?- le pregunté –era algo que de hace tiempo necesitaba hacer, sólo que por fin, hoy me atreví
-Me alegra mucho que lo hicieras, en serio
-¿Si, pues tú también podrías ir a verme a mi casa uno de estos días
-¡Claro, muchas gracias, Taro. Uno de estos días caeré por allá, aunque tendrás que ir a buscarme a la parada
-Ningún problema- le dije –además, tú visita podría coincidir con el mundial, me gustaría verte en el estadio animándonos
-¿De verdad¡estaría genial!- exclamó –tendré que decirle a papá que me debe comprar todas las entradas para los partidos de Japón
La miré bastante divertido... su alegría y entusiasmo por las difíciles pruebas que tendrá que pasar la selección también me contagiaban
-Oye Taro...- dijo de pronto, después de caminar un poco en silencio
-¿Si?
-Hum...- noté que dudaba mucho en continuar con lo que me iba a decir
-¿Qué cosa?- la animé
-Yo...- respiró profundo -¿no te molesta que le diga a mis compañeros de escuela que tú eres mi hermano?
-¿Eh?
-¡Si, seria fantástico, no me podrán creer que Taro Misaki, el jugador de la selección juvenil de Japón, sea mi hermano mayor
Me quedo unos momentos en silencio, algo sorprendido por la importancia que Yoshiko le da al hecho que yo sea su hermano
-¡Claro!- le dije, sonriendo
-¿Si¡gracias Taro!
Llegamos a la parada... lamentablemente se me había hecho algo tarde para ir a ver a Hikari... bueno, después la llamare por teléfono
-Bueno, gracias por acompañarme, Yoshiko- le dije a ella
-De nada, nos vemos otro día. ¡Qué te vaya muy bien!
-Adiós...
Yoshiko se subió a la bicicleta y se fue; yo me quedé de pie, esperando al bus...
Pero un ruido extraño me llamó la atención... miré y vi a Yoshiko en el suelo y, acercándose a ella, un camión
... Las típicas cosas que uno no termina por entender...
Sin pensarlo dos veces, me lanzo a sacarla del camino. Como pude, la tomé en mis brazos y la saqué, lanzándola a la vereda... el problema es que el camión ya estaba demasiado cerca de mi... aún no entiendo como fue que pude llegar a ella
Y, de pronto, todo se oscureció
