Treinta y nueve. Sueños y realidades

El primer tiempo del partido terminó y escuché cuando mis amigos entraban a los vestidores. Los escuchaba hablar, mientras terminaba de ponerme el buzo

Los sentía bastante desanimados... cuando entré en los vestidores, todos me miraron con sorpresa y se quedaron en silencio durante unos momentos

-¡Misaki!- exclamaron, sonrientes. Yo también sonreí

-Pero... ¿podrás jugar?- me preguntó Tsubasa, aún dudoso. Le asentí, sin titubear

Noté, sin embargo, que Gamo me miraba seriamente, sobretodo cuando mis compañeros mostraban la alegría que les causaba la noticia que podría ayudarlos

-¡Ahora si!- decía contento Ryo -¡el triunfo es nuestro!

No pude evitar preocuparme cuando noté que Gamo continuaba mirándome de la misma forma en que lo hizo cuando le contesté a Tsubasa. Contra el doctor podía luchar, pero si él no me dejaba, seria algo definitivo... para ser sincero, por unos momentos pensé que de verdad, no podría jugar...

-¡Señor Gamo!- en ese momento entraba corriendo un asistente con una hoja en sus manos -¡Le llegó un fax del doctor Shibazaki!

¡Demonios, de seguro era para recordarle que no puedo jugar aún... sentí que mi estómago se retorció por dentro, por la sola idea que no podría jugar...

Gamo leyó la carta durante unos momentos que me parecieron eternos, pero luego me miró, y sonrió

-Entrarás durante el segundo tiempo

Sonreí, sintiendo alegría y tranquilidad dentro de mi

Los ánimos de mis compañeros subieron inmediatamente, lo noté. Yo también me contagié de su entusiasmo

El segundo tiempo comenzó y durante todo el rato que estuve en la banca me dediqué a observar el juego de Brasil... claro, hasta que Carlos Santana metió un gol... demonios, con esto todo se hace más difícil

Sólo espero que mis amigos aguanten hasta que entre... y también que yo pudiera aguantar hasta que el partido terminara

Impaciente, escucho como la gente les da ánimos a mis amigos, que hacían todo lo posible por intentar ganarle a un Brasil que, a ratos, parecía que crecía y que era mucho más grande que Japón, por consiguiente, que mis amigos

En eso, escuché lo que tanto había esperado...

-Misaki, entras- me dijo Gamo, sin mirarme. Me puse de pie y me acerqué a la orilla del campo... podía sentir que los ánimos aumentaban... de pronto, y mientras esperaba que sano se acercara para entrar al juego, escuchaba una voz conocida que me llamaba con insistencia

Busqué y la encontré ahí... me alegró verla, quizás de verdad la necesitaba apoyándome... quizás en el fondo sabia muy bien que ella no me dejaría solo

-¡Taro, cuídate, porfiado!- me gritó Hayakawa a todo pulmón desde el publico... se había cortado el cabello y, lo admito, se veía muy bien

-¡Descuida!- sonreí

Entré por fin al juego... gracias a Azumi y su gran apoyo, al doctor Shibazaki que, a pesar de todo, igual me está apoyando (aunque no quería, y con razón)... por mi papá, Hikari (que debe estar maldiciéndome porque entré a jugar), por mi mamá... daré lo mejor de mi...

Y ganaremos

Aunque debo admitir que me cuesta... me cuesta bastante mantener el ritmo de Tsubasa, y cada vez se nos hace más difícil

Pero no hay que rendirse...

Con Tsubasa avanzo rápidamente y sin decirnos ni una palabra, comprendemos que es lo que debemos hacer

Un tiro doble (si nos resultó hace bastantes años en contra del Meiwa... ¿por qué no ahora?... aunque hay que admitir que en esa ocasión nos salió de chiripa)

Y lanzamos... ante la sorpresa de todas las personas...

Pero, para ser sincero, los sorprendidos fuimos Tsubasa y yo, puesto que el portero de Brasil, Salinas, logró detener el disparo

Admito que me sorprendió muchísimo... que bueno era, ahora comprendo de verdad lo bueno que era (bien, todos sabemos que las cosas son distintas vistas desde una banca o por la tele). Pero aún así Tsubasa insiste y logra meter el gol, siendo empujado por los demás... (extraño... pero gol igual)

Momentos después, nuevamente se presentaría la oportunidad de anotarle a Brasil... y como se dieron las cosas, era imposible que Salinas atajara

Kojiro fue el que nos mandó el pase, era su Raiyju Shoot... era imposible que Tsubasa y yo falláramos con ese tiro de base

Por un momento, admito que dudé. ¿Cómo no hacerlo, sabia muy bien las consecuencias que el tiro junto a Tsubasa podían traer en mi pierna lastimada. Era lógico que saldría lastimado, pero... reaccione ante las palabras que Kojiro nos gritó...

Japón lo valía, la Copa del Mundo lo valía...

Y lancé junto a Tsubasa, aunque de inmediato sentí que la herida de mi pierna se abría, a pesar del vendaje

Ni siquiera pude mantenerme en pie. Caí con la rodilla buena y noté con preocupación que la herida estaba sangrando otra vez... y dolía... mucho...

Pero... el dolor fue aplacado (un poco) por el gol de Japón

-¡Misaki!- mis compañeros me rodearon, preocupados

-Lo hicimos...- le sonreí a Tsubasa, para que cambiara la cara de preocupación que tenia. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios

-Ven, te llevaré a que te revisen...- me dijo

Me ayudó a ponerme de pie y, apoyándome en él, nos dirigimos a la orilla del campo... toda esa situación me recordaba a la final contra el Meiwa

-¿Te acuerdas?- me preguntó, sonriendo un poco

-Si... tú me llevaste igual que ahora a que me revisaran, en la final contra el Meiwa- dije, con algo de esfuerzo, puesto que me dolía mucho. Pero aún así, noté que dudaba un poco -¿qué ocurre?

-Quizás no deberías volver a salir- me dijo, lo miré con cierta sorpresa

-No me vengas con eso tú también- le dije, mientras me ayudaba a sentarme a orillas del campo –voy a volver... sólo aguanten, estamos cerca de ganar

Tsubasa me sonrió y se alejó, mientras me sacaban el vendaje

-¿Podría apurarse?- le dije al doctor, que me miró con sorpresa

-¿Acaso piensa volver al juego?- me preguntó

-¡Por supuesto!- contesté, mirando al jugador de Brasil que salía a la cancha. Su nombre era Naturezza y... tuve un mal presentimiento...

Y no me equivocaba... en cuestión de segundos, minutos, logró meter un gol...

Para que negarlo, todos estábamos más que sorprendidos (y no es para menos... Japón estaba nuevamente en problemas)

El equipo aguantó y nos tuvimos que ir a tiempos extras. Wakabayashi tendría que salir... y yo... no lo haría, no me rendiría ante el dolor

Durante el descanso, nada más me senté y traté de recuperar el aliento, para tener energías renovadas para lo que se venía

La siguiente parte del juego fue igual de difícil que el partido en si, Ken Wakashimazu reemplazó a Genzo y nosotros dimos lo mejor de cada uno para lograr el gol de la victoria

La lesión ya no dolía, los vendajes que me pusieron estaban muy firmes...

Después de una gran jugada en equipo, el balón llegó a mi... debía dar el pase y nuevamente no me importó tener que arriesgarme por la victoria... lo haría una y mil veces por Japón... por mis amigos

Y ganamos

Todo lo siguiente es como un sueño... las premiaciones y todo eso fueron excelentes... que feliz me sentí en esa ocasión

Este día, lo más seguro, es que será inolvidable. A la distancia, veo al doctor Shibazaki, que me sonríe, negando con la cabeza a la vez. No puedo evitar sonreír también...

Pensando bien, no había pensado en las consecuencias que traían ese partido para mi lesión, y era algo que debía afrontar... pero lo vería en su momento, ahora, sólo me preocuparía de disfrutar el sabor de la victoria