Los personajes de Ranma ½ no me pertenecen, son de la gran mangaka Rumiko Takahashi. Hago este fic sin fines de lucro, sólo para el entretenimiento del fandom.

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LA ÚNICA

Desperté a las seis de la mañana antes de que sonara el despertador, no pude dormir bien por tantos pensamientos que me acosaron por la noche. Me levanto lentamente de la cama para no despertar a mi esposo, lo observo un largo rato antes de salir de la recámara rememorando todo lo vivido con él desde que nos conocimos; nuestra relación ya no es como antes, siento que la chispa que teníamos cuando éramos novios se fue apagando poco a poco después de nuestra boda.

Me dirijo a la cocina para empezar con el desayuno y con algunas labores de la casa, después de una hora comienzo a escuchar movimiento en la planta alta, lo que me indica que él ya está despierto y no tardará en bajar a desayunar. Me apresuro a poner la mesa y servir todo lo que preparé, lo veo bajar las escaleras y pienso que siempre me ha parecido bastante guapo y los años le han favorecido.

–Buenos días –se acerca y me da un rápido beso en los labios.

–Buen día cariño, el desayuno está listo –comento con una sonrisa

–Todo se ve delicioso pero hoy debo llegar temprano al trabajo –se apresura a decir –comeré algo por ahí, trataré de llegar temprano – agrega y sólo logro asentir.

Lo acompaño hasta la puerta de la casa y lo veo alejarse por la calle. Regreso a mis labores con lágrimas en los ojos, sé a donde se dirige y sé porque llega tarde después del trabajo. Hace unos meses descubrí que se ve con Ukyo, la duda empezó a surgir en mí, sé que son amigos desde hace tiempo, pero estoy segura que algo tienen ellos dos.

El dolor que siento es muy grande y prefiero irme a recostar un rato, lloro largamente, justo hoy es nuestro aniversario y parece que no lo recordó. Me pregunto en qué fallé, qué hice mal para que él se alejara de mí. Siempre lo apoyé, lo acepté con su maldición ya que eso nunca me importó, era otra faceta de él que también amaba a pesar de que él siempre renegó de ella, estuve a su lado cuando obtuvo la cura, día con día trato de hacer mi mayor esfuerzo en preparar la comida que más le gusta y las labores domésticas, trato de ser una buena esposa.

Me levanto furiosa, frustrada y tomo la foto de nuestra boda que tengo en mi mesita de noche, la observo mientras mis lágrimas caen en ella, la aprieto fuertemente contra mi pecho para después lanzarla contra la puerta, dejo salir un grito de dolor mientras el cristal del portarretratos se quiebra en pedazos al igual que mi corazón. Abro el armario y alcanzo la caja donde tengo guardado mi vestido de novia, lo saco con cuidado recordando aquel día donde éramos felices.

Bajo a la cocina por una caja de fósforos y después me dirijo al jardín con mi vestido en los brazos; lloro un poco más sobre él y lo lanzo al césped con determinación, enciendo un fósforo y el color del fuego hace que me recorra una electricidad en todo el cuerpo, antes de que se apague lo arrojo hacia mi vestido, pero no es suficiente para que este comience a incendiarse. Entro nuevamente a la cocina en busca de una botella de sake, en el camino hacia el jardín decido darle un sorbo, el sabor es fuerte y raspa mi garganta pero me grada. Me coloco al lado del vestido y le vacío la botella completa de sake, enciendo otro fósforo y lo dejo caer, lentamente el fuego empieza a avivarse y empieza a consumir poco a poco la fina tela blanca. Caigo de rodillas llorando mientras es consumida por el fuego. Pronto no queda nada más que cenizas.

Después de un largo rato seco mis lágrimas y comienzo a levantar lo que quedó de aquel vestido. Subo a mi habitación y levanto la fotografía que horas atrás tiré, recojo los pedazos del portarretratos y limpio todo impecablemente, me arreglo para salir y trato de poner mi mejor cara en la calle.

Compro ingredientes en el mercado para la cena, de regreso a casa veo en una tienda un lindo portarretratos con detalles grabados, decido comprarlo para colocar de nuevo mi foto al lado de mi cama. Paso al lado del local de Ukyo y la encuentro barriendo su entrada, trato de fingir lo mejor que puedo una sonrisa amable cuando me saluda.

–Hola querida, cuánto tiempo.

–Hola Ukyo, quisiera quedarme a platicar pero llevo algo de prisa –trato de acabar mi breve plática lo más cortés posible.

–No te entretengo más, se ve que estarás ocupada –dice mirando las bolsas que llevo cargando.

–Así es, hoy es nuestro aniversario y quiero preparar algo especial, nos vemos después.

–Que la pasen de maravilla querida y felicidades –se despide con la mano mientras me alejo lo más rápido que puedo.

Llego a casa y comienzo a preparar la cena, fingiendo que nada pasó. Pongo toda mi dedicación en aquello aunque no sé si valga la pena. Horas más tarde escucho la puerta abrirse, corro a recibir a mi esposo y lo veo con un enorme ramo de rosas. Me jala por la cintura para besarme, lo abrazo fuertemente, pero siento un aroma distinto en él, sé a quien pertenece. Las lágrimas me traicionan y comienzan a bajar por mi rostro.

–¡Feliz aniversario amor! –me aleja para entregarme el ramo –¿Pero por qué lloras?

–Pensé que lo habías olvidado –sé que lo hizo, pero de seguro Ukyo se lo dijo.

–Jamás lo olvidaría.

–¿Cenamos? –lo invito a pasar al comedor.

–Lo siento pero estoy muy cansado, descansa Akari.

–Lo entiendo Ryoga, me quedaré a recoger todo, descansa.

Me quedo de nuevo sola, las lágrimas ya se niegan a salir, tengo que tomar una decisión, y sé cuál es.

Si tan sólo fuera la única.

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Si han llegado hasta aquí, gracias por leer.

En esta ocasión les traigo una historia que salió en una noche de insomnio, un poco diferente a lo que he escrito anteriormente.

Agradezco como siempre a la bella Sweetsimphony por todo su apoyo, a los que me han agregado a sus favoritos, siguen mis historias y me dejan sus reviews.

Nos leemos pronto