Disclaimer: Santa Meyer los crea y yo los lío hasta que se juntan solos. Los personajes que no reconozcáis, son míos.
Advertencia: Aunque me he intentado adherir al mundo Meyeriano casi siempre, no deja de ser una historia alternativa. Lo que ha pasado hasta el final de Eclipse, es lo que Meyer describió, lo demás, libre interpretación de esta chica. Mejor o peor, no lo sé. Ahí está la historia, que no será Breaking Dawn, ya estamos avisados. Los título son canciones para la banda sonora de esta historia, os recomiendo que las escucheis, me parecen preciosas y muy adecuadas.
Dedicatoria especial: Gracias a mi Beta, Gabby Villalba y lectoras cero: Laura Bitrian y Patri Coro. Si hay algún dedazo o falta ortográfica, lo siento, soy humana.
Y este fic, escrito hace tiempo, pero relegado al olvido, tiene una memoria especial para todas aquellas personas que han sufrido el COVID-19 de manera directa o indirecta. Y a todos aquellos, que lucharon contra el dragón (y siguen luchando), y especial para mis compañeros del sector sanitario. Por un 2022 sin pandemia. Esta tonta y humilde autora sólo puede dedicaros unas estúpidas palabras, pero espero que os lleguen.
Como un territorio no descubierto, debo parecer agradablemente intrigante.
Hablas de mi amor como si hubieras tenido experiencias como la mía antes.
Pero esto no está permitido. Tú no estás invitada.
Un desliz desafortunado…
Uninvited—Alanis Morrisette.
Uninvited by Alanis Morrisette.
¿Cómo se definiría el verbo prohibir?
Según el diccionario, prohibir es vedar, impedir una acción u objetivo.
Normalmente, prohibimos lo que no se considera correcto en absoluto. Algo que no debe suceder nunca. Que si se desoye la advertencia que implica aquella palabra, todo tu mundo empieza a seguir el principio de la entropía. Aunque en realidad, si todo tiende al caos, ¿qué sentido tiene esa palabra?
¿Por qué lo prohibido tiene que ser tan malo cuando yo me siento tan bien?
Me gusta enredar mis dedos en sus finos rizos dorados. Me deleito con su tenue risa cuando las yemas de estos pasan por sus pómulos y la sensación de estar ardiendo debido al acumulo de su sangre en esa zona, me es tan gratificante. Mis labios dibujan una involuntaria sonrisa algo petulante sabiendo que soy el causante de que su corazón lata frenéticamente.
Eso no está permitido, pero mis parpados se cierran a la par de los suyos, y lo único que me molesta es no poder ver sus grandes ojos color café brillando expectantes.
Se puede considerar como un desliz desafortunado que mi estómago se encoja, debido de un susurro de emoción, por sentir su cálido aroma quemándote los labios.
Escasos milímetros más y me olvidaré de todas las consecuencias que mis actos puedan desencadenar.
No tengo nada que alegar en mi defensa. Sólo la débil excusa de decir que yo no he buscado esto.
Yo no he querido que esto pasase.
Desde luego que no iba a permitir que aquella muchacha, hermosa y en pleno apogeo de su existencia, hubiese acabado su vida en aquel callejón, por la fatalidad de haber estado en un lugar equivocado, en el momento equivocado, y un bastardo con ínfulas de dios menor, hubiese decidido usarla para saciar sus viles instintos.
Y aun así, no debí haberme involucrado. Tenía que haber dejado que ella misma sanase sus heridas del cuerpo y del alma sin mi presencia.
Habría sido todo mucho más sencillo haberla dejado en aquel hospital, una vez me hubiese asegurado que estaba sana y salva de aquel depravado, y haber desaparecido para siempre de su vida.
Pero ella es vulnerable y fuerte a la vez.
Y he creído que me necesitaba.
He sido un completo ignorante.
He visto el reflejo de mí mismo en ella, mientras la venda de su cuello tapaba las cicatrices de su piel marcada por una navaja.
Y como en un espejo, la realidad se tergiversa y debería haber comprendido que quien necesita curar mis heridas soy yo.
Como criatura fría y egoísta, necesito del calor humano para poder decir: "Mi corazón no late, pero estoy vivo."
Y a partir de entonces, entré en aquella espiral. No había posibilidad de salir de ella, y aún no estoy seguro de que realmente quiera.
Pero con ella todo es demasiado fácil.
Su mordaz e inteligente sentido del humor me hace arrancar una carcajada despreocupada, sin importar el estado que anteriormente pudiese encontrarme.
Sin una palabra de más. Sin ninguna pregunta escapando de sus labios, puede adivinar cada uno de mis más secretos pensamientos, intuir mis estados de humor y decir la palabra apropiada en el momento oportuno. Una extraña conexión se ha creado entre nosotros.
Me gusta sus silencios, escucharla tocar el Cello, oír con su atrayente voz el último éxito emitido en la radio, su sonrisa franca y abierta cuando la sugiero que echemos una carrera de coches para comprobar si mi Aston Martin era más veloz que su Audi R8.
Mi mente racional deja de funcionar y me olvido de toda sensatez y lazo de unión.
Jacob y Bella se quedan en un rincón muy remoto de mis preocupaciones y mientras su lengua roza mis labios, pidiéndome entrar a la cavidad de mi boca, todos mis remordimientos se convierten en polvo.
Sus labios se estampan suavemente sobre los míos, y su naturaleza de humana irreflexiva e impulsiva y mis instintos más primarios se desvanecen para dejar lugar a los maravillosos espejismos de lo que podría llegar a ser.
Ella no está invitada a mi vida. Pero yo la he dejado colarse en ella y no quiero echarla.
¿Un momento para deliberar? No. Yo, Edward Cullen, ya no se me permite pedir tregua en este juego.
Por un instante se separa de mis labios y oigo su voz en mi oído:
— ¿Tienes miedo?
—Sí. No quiero hacerte daño. —En todos los sentidos, aquello es muy cierto.
—No temas—me tranquiliza —. Si tus intenciones son buenas, tus impulsos también lo serán.
Y precipita con fiereza, de nuevo, sus suaves labios sobre los míos.
A falta de argumentos, me dejo guiar por mis instintos y entreabro mi boca para sacar mi lengua, adentrarla en su cálida boca y enredarla con la suya, mientras me rindo y estrecho su sinuoso cuerpo contra cada curva del mío, encajando tan adecuadamente como un puzle, y las corrientes eléctricas me azotan al sentir como sus dedos se enredan en mi cabello y el beso se profundiza.
La pregunta que me haré después de este momento es: ¿Puedo enamorarme de dos personas?
La fascinación puede tener los mismos efectos.
Y juega en mi contra.
Y vuelvo a casa después de tanto tiempo. Me siento ambivalente en muchos sentidos. Ya he explicado que pasa con los fics no acabados, y sé que debo ponerme con ellos. Pero no podía dejar esta historia por más tiempo, la tenía escrita, acabada y olvidada, y tiene que salir a la luz. Fue un reto y merece estar ahí. Sí, al parecer, va a ser un cracking de la pareja de Edward y Bella, pero sólo os puedo decir: Confiad en mí, pase lo que pase.
Ya he hablado con el grupo Elite Fanfiction para que todos los martes haya adelanto, y subiré (si no hay problemas) todos los viernes. Cuando el fic esté acabado, pasaré el pdf o epub a las administradoras para que toda aquella persona que lo quiera, lo pueda tener, pero no me lo pidais antes. No os lo voy a dar.
Si alguien quiere saber algo más, estoy en FB como Maggie Sendra y teneis en mi profile mi correo electrónico. Si tardo más de la cuenta en responderos, paciencia, lo acabaré haciendo, pero mi vida no es sencilla ahora.
Así que, gracias y bienvenidas.
