-¿Por qué estás tan contento?

-Ah, ayer disfruté de uno de los mejores espectáculos.

-¿Ah sí?

-Sí. Lastima que no estuve en primera fila pero igual me gustó. La próxima vez le pido a Megaman que lo haga de vuelta.

Chaud se detuvo en medio del pasillo de SciLab al oír eso. Imaginándose lo que su navi podría llegar a referirse, preguntó.

-¿Qué? ¿Te hizo un strip?-Protoman rió a carcajadas.

-¡Noo! ¡Eso no!

-¿Entonces?-dijo, y siguió caminando hasta entrar a la sala de control donde estaba Laika jugando a las cartas con Lan que refunfuñó al volver a perder.

-Jeje... –bajó un poco la voz para que nadie más que su operador lo escuchase.-Estaba tan duro que tuvo que liberar sus tensiones él solito.-Chaud sonrió perversamente.

-Jú, con razón estás tan feliz. Hola gatito.-le dijo al castaño, besándolo en la mejilla.-¿Cuántas veces perdiste ya?-el otro le gruñó.

-No te importa.-y lo besó en los labios.-¿Qué hacés acá?

-Vine a ver cómo estabas.-le respondió apoyándose sobre la mesa y el coronel miró lo que no tenía que mirar mientras tiraba una carta.

-¿Y qué tenés pensado hacer el resto del día?-preguntó. El bicolor se encogió de hombros, todavía sin notar que Laika miraba algo.

-No sé. ¿Qué mirás?-preguntó, frunciendo el ceño y el coronel sudó una gotita. Sonrió nerviosamente.

-Nada. ¡OUCH!-exclamó, al sentir la punta dura de la zapatilla del castaño golpear contra su pierna.

-Te pasa por estar viendo lo que no debés.-dijo furioso el castaño con una venita, tirando otra carta.-Ah, hum... después quiero hablar con vos.-le susurró a Chaud y luego miró a Laika.-A solas.

-Ooohhh... –dijo este tristemente, cortando de nuevo.-Que malo sos.-le mostró su mano que tenía un chinchón puro que empezaba del cuatro y terminaba en el diez, las siete cartas de picos.-Volví a ganar.

Enojado, Lan juntó las cartas y las dejó sobre la mesa con un manotazo. Tomó a Chaud de la muñeca y lo arrastró por toda la sala, atrayendo la atención de todos, en especial la de su padre que parpadeó un par de veces. Laika simplemente sonrió y rió con suavidad, juntando y mezclando las cartas.

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-¡ESE LAIKA!-grito Lan, una vez que estuvieron cuatro pisos más arriba, en el baño de hombres.-¡Uno de estos días lo voy a castrar!-gruñó un poco antes de calmarse. Chaud rió suavemente, revolviéndole el cabello.

-Protoman me dijo que Megaman requería de ciertas atenciones ayer.-comenzó, apoyándose sobre el borde de los lavamanos, tratando de verse provocativo. El castaño se sonrojó con sutileza.

-Sí. Y, yo también... –se sonrojó con fuerza.-No sé si tiene algo qué ver con el Neko Virus pero, sólo te lo quería comentar.-el bicolor volvió a reír.

-Sí, tiene que ver con el Neko Virus.-dijo con suavidad, avanzando hacia su compañero.-Y ahora estás entrando en un período bastante natural en los animales.-lo había abrazado por la cintura y besado su cuello.

Lo arrastró hasta uno de los cubículos y cerró la puerta tras ellos, trabándola con el cerrojo. Lo acorraló contra la pared, besando sus labios con ternura. Rió otra vez cuando Lan entrelazó sus piernas con las suyas.

-Nadia dijo que estás entrando en celo.-dijo el bicolor, uniendo sus labios nuevamente.

-¿En celo?-repitió Lan, sonriendo.-Eso explica por qué cada vez que pensaba en vos me daban tantas ganas de acostarme contigo.-dio un gemido, bajando sus orejas en un gesto sumiso.

-¿Tantas ganas tenías?-susurró Chaud, moviendo su mano con delicadeza entre las piernas del castaño.

-Sí... Ayer me desperté duro y mi cuerpo se sentía caliente... –dijo, volviendo gemir.

-Hum... No sé si tener el cuerpo caliente sea parte de estar en celo.-confesó el bicolor, deslizando su mano dentro de los pantalones del chico que se arqueó gimiendo.

-¿Po-Por cuánto tiempo voy a estar así?-su rostro estaba hirviendo. Colocó sus brazos alrededor del cuello del otro chico y se acercó a él lo más que pudo, sintiendo sus deseos aflorar sin poder él detenerlos.

-No sé. Meijin me dijo que era posible que durara sólo dos, tres, cinco o siete días.

-¿¡Qué!-exclamó Lan.-¿¡Siete días! ¡¿Cómo espera que aguante tanto!-ayudándose con la pared, el castaño levantó sus piernas para colocarlas alrededor de la cintura del bicolor que rió.-Mrrrr...

-Estás ronroneado.-Chaud sintió como la garganta y la panza del chico vibraban.

-Ya sé... –le dijo el otro, besándolo.-Tocáme, quiero que me toques...

Acatando lo que su compañero le pidió, el bicolor metió sus manos debajo de la remera del castaño, llevándolas directamente a sus pezones. El híbrido gimió arqueándose de la pared y apretó un poco sus piernas, acomodándose para no caerse al suelo. Chaud volvió a besarlo sin dejar de estimular sus tetillas acto que hizo que el castaño se pusiera duro y no pasó desapercibido para ambos.

-Ahora vas a tener que atender a mi amigo... –le dijo firmemente Lan, con su rostro completamente rojo, mirando a los ojos al bicolor que rió entre besos.

-¿Ah sí?-frotó sus entrepiernas con sutileza, oyendo gemir a su compañero.-¿En estos momentos?

-Sí, ahora.-y enfatizó la última palabra.

-¿Vas a tratar de no hacer mucho ruido?

-Preocupáte por eso en otro momento.-lo besó con salvajismo, mordiendo su labio inferior.-Quiero que me atiendas. Y no me importa que alguien me escuche.

Chaud volvió a reír, desatando las piernas de su compañero de alrededor de su cintura. Se agachó frente a él y lo miró a los ojos marrones de él que estaban aguados y tenían un deseo oculto en ellos. Lan movió su cola impaciente y el bicolor lo notó, abriendo los pantalones del chico.

-¿No vas a armar escándalo?-preguntó, acercándose más para que su aliento golpeara el miembro erecto de Lan que se estremeció y gimió.

-¡No sé!-exclamó, enojado.-¡Sólo hacé lo que te digooooooOOOHHH! Ahhhh Chaaaaaaauuuud...

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Yuichiro estaba preocupado. Habían salido hace algunos minutos y todavía no regresaban. Temiendo que algo le pudo haber pasado a Lan, se volteó hacia Laika que jugaba un solitario sobre la mesa mientras tanto.

-Laika, ¿podrías ir a ver a los chicos? Se fueron hace rato y todavía no regresaron. Me preocupa Lan, en especial. Esta empezando a hacer mucho calor... –el coronel sonrió para sus adentros. Juntó las cartas y se puso de pie, tomando su Pet.

-Claro, no hay problema.

-Gracias.

El hombre salió por la puerta y se cerró detrás de él. Rió suavemente, relamiéndose los labios.

-¿De qué te reís?

-Tengo que buscar a los niños. ¿Dónde te parece que podrían llegar a estar? Conociéndolos, seguro que se fueron al baño a "hablar".-Searchman no pudo no sonreír de lado, cruzándose de brazos.

-E imagino que vas a tratar de ver algo, ¿no?-Laika parecía ofendido.

-¡Oh! ¡Searchman! ¿Cómo vas a pensar semejante cosa de mí? ¡Me ofendiste!-su navi rió. Negó con su cabeza.

-Ay Laika...

Subió al ascensor, y marcó un botón. La caja se movió cuatro pisos hacia arriba. Cuando las puertas se abrieron, una sonrisa lujuriosa se apoderó de él. Volviendo a reírse para sus adentros, el coronel marchó hasta el baño de hombres, donde ya se podía escuchar unos suaves gemidos y maullidos. ¿Maullidos, se dijo. Laika ladeo su cabeza a un lado pero al acordarse, volvió a sonreír.

Caminando en silencio, se acercó a los cubículos escuchando con atención. Al dar con el correcto, entró en el que estaba al lado, abriendo la puerta sin ningún ruido. Tan sólo no podía contener su risa de lo que estaba a punto de hacer.

-Te van a matar.-le advirtió Searchman.

-Ya sé, ya sé. Vos calláte. Esperé mucho por ver esto.

Se subió al inodoro, ayudándose con las paredes del cubículo. Puso una pierna de cada lado y vio que la pared estaba un poco más arriba que él. Gruñó y apoyó sus brazos sobre el borde, para levantarse y poder mirar hacia abajo. Sonrió con lujuria al ver que Lan se arqueaba de la pared, gritando el nombre del bicolor que seguía entre sus piernas. Laika se relamió los labios y rió con suavidad.

-Ahhhh... Chaaaaudd... –gimió, enredando sus dedos en el cabello del nombrado que rió, mirándolo a los ojos. Pero pronto su expresión cambió a una de incredulidad y después a ira pura.

Se levantó y abrazó a su compañero con fuerza, antes de gritar.

-¡¡¡RAJÁ DE ACÁ LAIKA!

El nombrado sonrió antes de desaparecer de la vista de ambos chicos. Se escucharon unos ruidos y el bicolor no perdió tiempo en salir del cubículo para empezar a perseguir al coronel por todos los pasillos, bajando las escaleras de a dos, mientras reía con fuerza.

-¡JAJA! ¡LOS VÍ, LOS VÍ! ¡NIÑOS TRAVIESOS!-Chaud gruñó, con una venita en la cabeza.

-¡CUANDO TE AGARRE NO VIVIRÁS PARA CONTARLO!

Laika simplemente se divertía a lo grande.

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Lan estaba apoyado contra la pared todavía, abrazando su tembloroso cuerpo. Notaba que iba subiendo su temperatura poco a poco y movió su cola lado a lado con furia. Estaba enojado, sí que lo estaba. Se arqueó de la pared gimiendo suavemente, con su rostro rojo.

Necesitaba de su compañero, y lo requería en esos precisos momentos.